Artículos Producto de Investigación

Guardianes de la laguna y del manglar en riesgo Puerto Marqués, entre violencias, turismo y desastres*

Guardians of the Lagoon and Mangrove at Risk: Puerto Marqués amidst Violence, Tourism, and Disasters

Beatriz Adriana Méndez Torres **
Universidad Autónoma de Guerrero, México

Análisis Jurídico – Político

Universidad Nacional Abierta y a Distancia, Colombia

ISSN: 2665-5470

ISSN-e: 2665-5489

Periodicidad: Semestral

vol. 6, núm. 12, 2024

revista.analisisjuridico@unad.edu.co

Recepción: 24 febrero 2024

Aprobación: 25 mayo 2024



DOI: https://doi.org/10.22490/26655489.7866

Los autores que publican con la revista Análisis Jurídico - Político aceptan los siguientes términos: Los autores ceden los derechos patrimoniales a la Universidad Nacional Abierta y a Distancia – UNAD de manera gratuita, dentro de los cuáles se incluyen: el derecho a editar, publicar, reproducir y distribuir tanto en medios impresos como digitales y otorgan a la revista Análisis Jurídico - Político el derecho de primera publicación el trabajo licenciado simultáneamente bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License la cual permite a otros compartir el trabajo con un reconocimiento de la autoría de la obra y la inicial publicación en esta revista, sin fines comerciales.

Resumen: Este estudio es una reflexión sobre los conflictos resultantes del turismo depredador en Acapulco, México, en específico la Bahía de Puerto Marqués, una zona con ecosistema de manglar, laguna costera y población originaria, que debido a la invasión de la industria turística se encuentra en riesgo, tanto de violencias, como de desastres. Nuestro interés es visibilizar las transformaciones espaciales locales a las que se ha enfrentado la población del lugar y reconocer su importancia para recuperar los ecosistemas degradados por el capital y la indiferencia del Estado. La memoria biocultural es una alternativa ante la catástrofe socioambiental que se vive en este territorio. Nuestro estudio se apoya en la geografía crítica y en los estudios sociales y alternativos de desastres, así como también, de una metodología cualitativa que identifica las transformaciones territoriales y rescata algunos testimonios y vivencias de los afectados en diferentes momentos históricos, tanto en desastres mediados por ciclones y durante la pandemia por COVID-19, a partir de lo cual hacemos una comparativa para encontrar puntos de contraste y vislumbrar alternativas.

Palabras clave: Acapulco, espacio social, desastres, pandemia, turismo, violencia.

Abstract: This study is a reflection on the conflicts resulting from predatory tourism in Acapulco, Mexico, specifically the Bay of Puerto Marqués, an area with a mangrove ecosystem, coastal lagoon, and native population, which due to the invasion of the tourist industry is at risk, both violence and disasters. Our interest is to make visible the local territorial processes that the local population has faced and recognize their importance in recovering ecosystems degraded by capital and the indifference of the State. Biocultural memory is an alternative to the socio-environmental catastrophe that is being experienced in this territory. Our study is based on critical geography and social and alternative disaster studies, as well as a qualitative methodology that identifies territorial transformations and rescues some testimonies and experiences of those affected at different historical moments, both in disasters mediated by cyclones and during the COVID-19 pandemic, from which we make a comparison to find points of contrast and glimpse alternatives.

Keywords: Acapulco, disasters, pandemic, social space, tourism, violence.

1. Introducción

Puerto Marqués, localizado en la costa del Pacífico al oriente del puerto turístico de Acapulco, en el estado de Guerrero, México, ha sido desde mediados del siglo XX un territorio en disputa. Enclavado en una pequeña bahía rodeada de una vegetación de selva y manglar, ha sufrido los embates y presiones de los grupos hegemónicos acaparadores de tierras que han transformado la geografía original en beneficio de los empresarios-hoteleros y de una economía estatal dependiente del turismo (Méndez, 2021).

A pesar de estar en las periferias, en el siglo XXI la mancha urbana atrapó por completo al pequeño puerto, esto como resultado de la expansión turística de Acapulco hacia el oriente, conocida como zona Diamante. Rodríguez y colaboradores (2012) reportan que entre 2004 y 2006 la tasa de población en esa área se incrementó en un 445.3 % debido al boom inmobiliario. El proyecto Zona Diamante se construyó sobre la expropiación de tierras ejidales. Muchos ejidos de la zona empezaron a desdibujarse, al mismo tiempo que el antiguo paisaje rural se transformaba con la construcción de hoteles y departamentos de lujo, centros comerciales y desarrollos habitacionales. Con esta explosión del sector de la construcción, muchos pobladores no solo perdieron sus tierras de cultivo, sino también un lugar donde vivir (Hernández et al., 2009, p. 2).

Fueron pocos los poblados que resistieron esta expansión turística, tal es el caso de Puerto Marqués, cuyos pobladores originarios fueron pescadores y campesinos que durante muchas décadas se mantuvieron unidos en cooperativas y lucharon para resistir el despojo y las violencias de las autoridades y empresarios en turno (Méndez, 2021; Hernández et al., 2009; comunicación personal 2015, 2023). Durante el trabajo de campo, se nos informó que la primera cooperativa fue de “canoeros” en el año 1932, la cual desarrolló una economía local para ofrecer un turismo alternativo y popular (Hernández et al., 2009), al mismo tiempo que se organizaban para resguardar su territorio lacustre y de manglares (Trabajo de campo, julio 2015). Las personas de mayor edad decían que eran los guardianes de la laguna, la protegían, pues reconocían su valor ecológico; también se veía a los manglares como los guardianes de Acapulco, pues es sabido que son barreras que mitigan desastres en una zona con presencia de ciclones anuales (Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad [Conabio], 2008).

La población del Marqués no era dependiente de la industria turística y gracias a su organización tenían espacios para sembrar y derechos para pescar en la bahía. Esto se observó durante la pandemia de COVID-19. Los lugareños mencionan que el mar sirvió como fuente de alimento y no padecieron hambre, a pesar de que el turismo en esta época disminuyó demasiado. Esto se remonta a principios del siglo XX, donde nos cuentan los habitantes que el mar siempre les ha brindado alimento (Trabajo de campo, julio 2023).

Sin embargo, la historia del estado de Guerrero ha sufrido revueltas, guerrillas, guerra sucia y violencias continuas a lo largo de todo el siglo XX (Bartra, 2000). Martínez menciona que, en vez de disminuir en el siglo XXI, esto se ha incrementado:

La irrupción de las organizaciones criminales en su territorio no ha sido homogénea, puesto que inició en las áreas urbanas y después se extendió a las rurales. Esta situación es resultado de la pugna por el poder de los grupos que buscan poner al Estado a su servicio con la finalidad de imponer sus intereses económicos. Así, la llamada guerra contra el narcotráfico esconde tras de sí acciones de contrainsurgencia de baja intensidad que persiguen generar un permanente estado de excepción que garantice la desarticulación de la protesta social y favorezca la entrada del gran capital. (2021, p. 76)

Esto se pudo corroborar en el último trabajo en campo (julio, 2023). Los testimonios obtenidos por la población entrevistada revelaron que los abuelos que lucharon ya han fallecido y sus hijos y nietos temen seguir con la resistencia, pues Guerrero es un estado en donde el narcotráfico ha ido ganando muchos espacios y las personas ya no se sienten libres de actuar y de organizarse como antes (Martínez, 2021; Pantoja, 2016; Alarcón et al., 2024). La violencia es una constante, convirtiendo a la ciudad de Acapulco en la décima más violenta del planeta (Barbosa M., 20231).

Esto ha repercutido en el cuidado de la ecología, generando el abandono de la laguna. El manglar ha sido asfixiado y deteriorado por la mancha urbana, y se encuentra en un estado delicado a punto de desaparecer al igual que sus “guardianes”2. La población vive dentro de una zona de injusticia ambiental: con miedo ante las violencias. Además, en el territorio se han filtrado los grupos delictivos, las instituciones locales han perdido autoridad (Martínez, 2021) y paradójicamente se sigue promocionando el turismo masivo como salida ante la crisis (Méndez, 2021).

El pueblo originario, su cultura, al igual que su manglar agonizan ante el terricidio3 inminente; los desastres medioambientales se incrementan, como el reciente huracán Otis que en octubre de 2023 afectó fuertemente a la bahía previamente vulnerable.

El objetivo de la investigación es reflexionar sobre la importancia de conocer los procesos territoriales y los conocimientos locales de la población como medida de protección ambiental y mitigación ante catástrofes socioambientales en una zona de violencia y despojo, pero también de sismos y huracanes; que ha priorizado al turismo y la mercantilización de la tierra y que hoy sufre de desastres recurrentes (Méndez, 2018).

2. Metodología

En este trabajo se recurre a una metodología cualitativa, se apoya en recorridos en campo, revisión de literatura sobre la conformación del territorio y entrevistas abiertas. Estas últimas, se realizaron a la población en dos etapas: la primera se lleva a cabo en 2014 y 2015, después de las tormentas Ingrid y Manuel en el puerto de Acapulco; la segunda etapa se realizó en 2023 antes del huracán Otis, de categoría 5, acontecido en octubre del mismo año.

La relación entre hacer trabajo de campo durante momentos de etapas críticas (eventos naturales) está acorde con el marco teórico, donde los desastres y las vulnerabilidades del territorio van de la mano; no puede existir un desastre si no hay vulnerabilidad previa (Calderón, 2000); la magnitud de la catástrofe será proporcional a la vulnerabilidad de la zona, a tal grado que se considera que un desastre es la expresión de un Estado en crisis (Quarentelli et al., 2005). Por tal motivo, hacer trabajo de campo durante, antes o después de una crisis nos da luz de las condiciones de la vulnerabilidad del territorio.

El trabajo de campo consistió en hacer recorridos por la zona de estudio, tener pláticas informales con diversos habitantes, fotografiar el territorio, visitar las zonas de manglar y la zona costera, visitar algunas viviendas, y hacer entrevistas a profundidad. La población entrevistada es originaria de Puerto Marqués y por motivos de privacidad decidimos evitar poner los nombres reales.

A partir del marco teórico, de la revisión de la literatura y del trabajo en campo se elaboró el contexto histórico de la zona y se identificaron los factores que han contribuido en la construcción de un territorio vulnerable a desastres. Para estos fines, nos apoyamos de un marco teórico que retomó conceptos de la geografía crítica, como la construcción social de espacio, el concepto de espacio, territorio, acumulación por desposesión y segunda naturaleza. Para el tema de desastres nos remitimos a los estudios sociales y alternativos sobre la construcción social del riesgo-desastre. Por último, retomamos algunas aportaciones de la ecología política para resaltar la importancia de los saberes locales y los derechos de la naturaleza.

La importancia de rescatar este marco teórico es porque consideramos que es necesaria una visión crítica para comprender al territorio y poder darle un contexto social e histórico, y no quedarnos en una descripción ahistórica, sin causas de fondo, desenraizada de los procesos espaciales que obedecen a una lógica económica y mercantil. Además de ello, creemos fundamental conocer la percepción de la población sobre estas transformaciones para vislumbrar posibles soluciones. A continuación, describimos cada uno de estos conceptos.

3. Marco teórico

3.1. Antecedentes investigativos

Algunos estudios realizados sobre Puerto Marqués, que nos aportan luz sobre los cambios territoriales a lo largo del tiempo, corresponden al trabajo de Almonte (2011), donde se aborda el tema de planeación de conjuntos habitacionales y su viabilidad en esta zona de Puerto Marqués. También, es de resaltar el escrito de Hernández y colaboradores (2009) sobre la organización social al interior de Puerto Marqués. Otro trabajo desarrollado desde las ciencias naturales y que da luz sobre el problema es el de Gil y su equipo de investigadores (2005), que aborda la migración de vertebrados como resultado del crecimiento urbano-turístico. También es importante destacar los trabajos periodísticos sobre la destrucción del manglar en esta zona realizados por Galarce en diferentes periodos (2013, 2018 y 2021).

Respecto a los trabajos previos sobre desastres y construcción del espacio en Puerto Marqués conviene resaltar la investigación de Méndez en 2021, que se enfoca en la elevación del mar debido a un ecocidio perpetuado por una empresa turística para ampliar su infraestructura en zonas no aptas. El presente trabajo retoma mucha información de este artículo para ahondar en los desastres en diferentes temporalidades, incluyendo al huracán Otis que se presentó en 2023. Además de Méndez (2021), no existen trabajos que relacionen los desastres socioambientales como resultado del turismo depredador en la bahía de Puerto Marqués.

3.2. Producción de espacio social, acumulación por desposesión y segunda naturaleza

A partir de los postulados de la geografía crítica, se hace hincapié en que el espacio geográfico no es neutro, sino que está configurado o producido intencionalmente por grupos hegemónicos que obedecen a intereses económicos en diferentes escalas. De acuerdo con Milton Santos:

[…] la producción racional de un espacio en el que cada fracción de territorio es llamado a tener características precisas en función de los actores hegemónicos, cuya eficacia depende, en gran medida, de la productividad espacial, fruto de una ordenación intencionada y específica. (1993: p. 70)

Desde esta lógica, el espacio social es organizado para beneficiar a los dueños de los medios de producción, lo que genera acumulación o ganancias exorbitantes para la hegemonía y desposesión de bienes materiales y culturales para las clases trabajadoras. De acuerdo con Harvey (2004), esta lógica de acumulación-desposesión es lo que ha mantenido al sistema económico actual:

[…] la mercantilización y privatización de la tierra y la expulsión forzosa de las poblaciones campesinas; la conversión de diversas formas de derechos de propiedad común, colectiva, estatal, en derechos de propiedad exclusivos; la supresión del derecho a los bienes comunes; la transformación de la fuerza de trabajo en mercancía y la supresión de formas de producción y consumo alternativas; los procesos coloniales, neocoloniales e imperiales de apropiación de activos incluyendo los recursos naturales; la monetización de los intercambios y la recaudación de impuestos, particularmente de la tierra; el tráfico de esclavos; y la usura, la deuda pública y, finalmente, el sistema de crédito. El estado, con su monopolio de la violencia y sus definiciones de legalidad, juega un rol crucial al respaldar y promover estos procesos. (p. 113)

De esta manera se llega a una desposesión mediante la mercantilización de la naturaleza, pero también se mercantilizan las formas culturales, las historias y las creaciones intelectuales, lo que supone una total desposesión (Harvey, 2004, p. 114).

La creación del espacio se produce mediante la destrucción de los ecosistemas originales. Esto no ha sido un proceso reciente, sino que viene de larga data con la invasión colonial. Como lo menciona Alimonda (2011), para el caso latinoamericano el trauma de la colonización viene desde 1492; la naturaleza originaria ha sido modificada, alterada y apropiada completamente por los intereses económicos mediante la colonización, lo cual conlleva violencia, despojo, imposición, destrucción natural y cultural. A toda esta alteración, Smith (2006) lo llama segunda naturaleza.

El autor hace referencia a Marx, al hablar de una naturaleza construida a partir del modo de producción fundamentado en el capital, el cual intenta consumar: “La apropiación universal de la naturaleza como apropiarse del mismo vínculo social que une a los miembros de la sociedad” (Smith, 2006, p. 44). El capital, y su apropiación de la naturaleza, constituye una etapa actual de la sociedad, frente a otra etapa en donde existió una naturaleza primigenia, que es todo aquello que se conoce como una naturaleza inalterada en equilibrio perfecto con sus ciclos, una etapa que ahora es inexistente.

Se busca observar hasta qué punto la naturaleza ha sido alterada por la mano capitalista. Donde la naturaleza sobrevive inalterada, kilómetros bajo tierra o años luz, lo hace porque aún resulta inaccesible para el capital; por lo tanto, la estructura económica se presenta a sí misma como una segunda naturaleza (Smith, 2006, p. 46). Desde esta lógica, el capital acecha al planeta entero buscando la ganancia y, por lo tanto, este influirá en el destino de la naturaleza.

3.3. Construcción social de la vulnerabilidad y del riesgo-desastre

La construcción social del riesgo-desastre va ligada con la postura de producción de espacio mencionada anteriormente, pues como consecuencia de la alteración espacial por mano capitalista el espacio es alterado y destruido con el fin de obtener la mayor ganancia: “el capital, en su proceso de expansión geográfica y desplazamiento temporal que resuelve la crisis de sobreacumulación a la que es proclive, crea necesariamente un paisaje físico a su propia imagen y semejanza en un momento, para destruirlo luego” (Harvey, 2004, p. 103).

Desde esta lógica, con la destrucción mercantilista, los territorios quedan vulnerables o frágiles. Al hablar de territorio, se incluye la parte natural, social y cultural; como lo menciona Porto-Gonçalves (2009), en el territorio habita la simultaneidad. Este no es solo un espacio físico, neutro o sin vida, por lo tanto, la agencia capitalista modifica el espacio original generando vulnerabilidades. Entre mayor sea la vulnerabilidad territorial, el riesgo de desastres se incrementa y el impacto será mayor que en zonas con poca o nula vulnerabilidad, más aún si existe algún agente natural de por medio como: sismos, ciclones, tormentas, tsunamis, virus o bacterias, entre otros (Blaikie et al., 1996).

De acuerdo con Blaikie (1996) y Calderón (2001), la vulnerabilidad es producto de causas de fondo diversas y en su origen está el sistema económico y las relaciones desiguales de poder que se generan y se expresan espacialmente. Los desastres, por lo tanto, no son causados por la naturaleza, sino que son procesos sociales que tienen origen en la acumulación, desigualdad, despojo y destrucción; es decir, vulnerabilidades que se han generado desde antaño por el colonialismo y el capitalismo, recientemente intensificado en su etapa neoliberal.

Desde el proceso de acumulación, el desastre se debe estudiar como parte de la producción de espacio, donde el capital organiza el territorio. Con el paso del tiempo, las repercusiones de ver a la naturaleza como mera mercancía sale a la luz, la depredación natural es evidente y, con ello, se generan zonas de riesgo, puesto que es en esta apropiación que se genera desigualdad de acceso a espacios dignos. Este sistema de acumulación es el mismo que otorga o quita derechos a sus propios miembros, y la manera en cómo enfrentan desafíos como desastres (Calderón, 2001; Macías, 1992).

3.4. Ecología política y diálogo de saberes

En cuanto al tema de ecología política, retomamos a varios autores como Leff (2020), Toledo y Barrera-Bassols (2008) y Alimonda (2011), quienes resaltan la importancia de los saberes locales frente a la crisis civilizatoria para construir un mundo más sustentable:

La valorización de los saberes locales desplaza la supremacía del conocimiento científico, de la relación objetiva del conocimiento y su pretensión de universalidad, hacia los saberes arraigados en las condiciones ecológicas del desarrollo de las culturas, en las formas culturales de habitar un territorio y en el sentido existencial del ser cultural. El diálogo de saberes, más allá de su relación con todo proyecto intercultural, es una propuesta fundada en una ética de la otredad y en una política de la diferencia. (Leff, 2020, p. 1)

Durante muchos siglos la ciencia occidental olvidó otras formas de existir en el mundo, desestimándolas o ignorándolas. Hoy, desde la academia, en específico desde la ecología policía, se hace un llamado a recuperar los saberes ancestrales para enfrentar una crisis que ha sobrepasado a la ciencia tradicional.

El diálogo de saberes abre así una nueva perspectiva para comprender y construir un mundo global —otro mundo posible— fundado en la diversidad cultural, en la coevolución de las culturas en relación con sus territorios biodiversos, en una proliferación del ser y una convivencia en la diferencia. (Leff, 2020, p. 1)

4. Geografía: leyendo el territorio

Acapulco está al sur de México en las costas del océano Pacífico. Es una bahía rodeada de cerros, desde los cuales se conforman cinco microcuencas, además de estar rodeado de grandes lagunas, como la de Coyuca al oeste, y al este por la Laguna Negra y Laguna de Tres Palos (Figura 1 y Figura 2). Sumado a ello, en esta área se encuentra la cuenca del río Papagayo y el río la Sabana; es decir, es una zona con importantes cuerpos de agua, producto de intensas lluvias anuales ocasionadas, en su gran mayoría, por tormentas y ciclones tropicales que se presentan desde el 15 de mayo hasta el 30 de noviembre (Méndez, 2018). Al respecto, un habitante nos cuenta que, a principio del siglo pasado, hubo un ciclón que fue memorable: “Aquí cada año hay ciclones, recuerdo, era chiquito, nos afectó el ciclón Dolores, ¿por qué cree que la laguna se llama tres palos? Porque llegó ese ciclón y dejó tres palos, es lo que dejó el ciclón” (Comunicación personal, junio de 2015).

La vegetación originaria de la zona es de selvas subtropical y de manglar en las amplias zonas de lagunas. Actualmente la población asciende a 779 566 habitantes, lo que constituye al municipio de Acapulco como el más poblado de todo el estado de Guerrero. El territorio original está estrechamente ligado con la presencia de ciclones tropicales, que han dejado su huella en la conformación de la geografía local. Otro fenómeno que se registra anualmente son sismos, ya que la localización del puerto está enfrente de la placa tectónica de cocos, por lo cual también hay registro de tsunamis, del fenómeno de mar de fondo, así como de deslizamientos y caídas de roca de los cerros colindantes a la bahía (Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática [Inegi], 2022).

Localización de la bahía de Acapulco y lagunas cirucundantes
Figura 1
Localización de la bahía de Acapulco y lagunas cirucundantes
Fuente: Google (s. f.-a).

Se observa, al centro, la bahía de Acapulco; al oeste la laguna de Coyuca; en el este la bahía del Marqués y la laguna negra, junto a la enorme Laguna de Tres Palos, ya invadida por la mancha urbana. También se puede observar las dimensiones de las lagunas respecto a la bahía central de Acapulco, factor indicativo de una clara presencia de zonas de manglar y ciclones tropicales.

Localización de la Bahía de Puerto Marqués
Figura 2
Localización de la Bahía de Puerto Marqués
Fuente: Google (s. f.-b).

Al observar el territorio nos percatamos de una zona inminentemente ciclónica. De igual modo, las lagunas e intensos ríos dan cuenta del paso de huracanes anuales, algo que los empresarios del turismo no contemplaron en la planeación hotelera de impacto masivo a largo plazo.

5. La naturaleza como fuente de enriquecimiento: acumulación mediante despojo y destrucción del territorio

En sus orígenes, el turismo prometió progreso, desarrollo y crecimiento, a costa del destierro de poblaciones originarias y la transformación de la naturaleza primigenia (Valenzuela, 2008). A través de la colonización del territorio y de los saberes por parte de las élites hoteleras, la importancia de los elementos naturales se puso en segundo plano. Para el caso de Acapulco, hacia la década de 1950, la naturaleza desempeñó un papel importante en la etapa turística del jet set, como un atractivo exótico (Ramírez-Sáiz, 1987), del cual se obtenían enormes ganancias y prometía —mediante su excesiva explotación— progreso económico (GómezJara, 1974), trabajo, modernización, urbanización para la región de Acapulco, perteneciente al estado de Guerrero, caracterizado por ser el segundo más pobre de todo México (Coneval, 2020).

Miles de campesinos sin tierra de otras regiones de Guerrero, empobrecidos y maltratados por caciques inhumanos (Bartra, 2000 y Gómezjara, 1974), vieron en el puerto una oportunidad de emplearse a través de mano de obra barata y obtener un espacio en las periferias como vivienda. En relación con este proceso, Moore (2017) habla de la naturaleza barata mediante la apropiación de trabajo no remunerado —incluyendo los “regalos gratuitos” de la naturaleza— y la explotación del trabajo asalariado. En este sentido, forman una unidad dialéctica.

De esta manera, como lo documenta Gómezjara (1974), Acapulco creció de manera improvisada, desorganizada y con un desarrollo desigual. La mancha urbana producto de un turismo expansivo fue ejerciendo una fuerte presión sobre el territorio. Por un lado, se obtuvieron ganancias económicas importantes para los empresarios del turismo que invadieron la zona, construyendo cientos de hoteles y diversas infraestructuras. Por otro lado, el desarrollo fue a costa del despojo de miles de pobladores locales, asesinatos y persecuciones de quienes protestaron por las injusticias; la invasión y contaminación de ríos y mares fue una constante, al igual que la desaparición de zonas de manglares y selvas, con sus impactos en la flora, fauna y clima local (Méndez, 2018). Principalmente esta relación de desigualdades con el territorio responde a los cacicazgos de la región. En entrevista con DW, la investigadora Quintero menciona lo siguiente:

Guerrero tiene una larga historia de "control y violencia caciquil"[…] La consolidación de cacicazgos regionales ligados a la política condujo a la marginación de gran parte del territorio, donde se apostó al turismo como la principal fuente de ingresos y desarrollo […] Para muchas zonas empobrecidas, el cultivo de amapola para producir goma de opio fue la única posibilidad de subsistencia, explica Quintero, y agrega que, por otro lado, se fortaleció una industria turística altamente permisiva ligada al consumo y la distribución de la droga, que ahora ha pasado a ser el espacio propicio para el lavado de dinero […] "el uso de la política” como vehículo de control también ha permitido generar alianzas con grupos criminales. (Trader, 2023)

En este punto hacemos una reflexión sobre el valor e importancia de la naturaleza y de los saberes locales para la cultura de la paz y para proteger a los ecosistemas ante la barbarie de violencia, que tiene como raíz la acumulación por desposesión capitalista (Harvey, 2004).

El mundo está en una crisis ambiental, civilizatoria (Leff, 2020), en donde se habla de un cambio climático global. Pero esto no parece hacer eco en las autoridades locales de Acapulco, que siguen empecinadas en impulsar el turismo a como dé lugar; buscan regresar a las épocas doradas del jet set, en donde la naturaleza estaba conservada y la mancha urbana no era un problema. Sin embargo, el camino que siguen no es protegiendo a la naturaleza, sino invadiéndola y depredando lo poco que aún queda para ofertarlo a turistas que buscan segundas residencias (Hiernaux, 2011). Al respecto, un entrevistado de la zona comenta que, hacia 1932, él conocía el campo y vivían en armonía y en paz:

[…] yo nunca fui a la escuela, no sé leer, mi escuela fue el campo […] Esta zona ha cambiado bastante. Antes aquí eran ramaditas de palapa, se dormía muy a gusto para los calores, se vivía muy tranquilo[…] había casitas de palapa, de coco, de madera, las cercábamos con raíz de mangle, del árbol candelilla, los cercábamos con palapa por el aire, pasábamos una vida bonita, todo abastecido de comida, y hasta la fecha, estamos bien abastecidos de comida (con el mar), era todo natural […] también teníamos gallinas, sembrábamos jamaica[…] Aquí hay cocodrilos todavía, tortugas salían mucho[…] mapaches, conejos, liebres, había mucho animal, había mucho pescado, camarón, pichiche, pájaros […] había faisán, ahora ya no hay […] Antes […] tanta vegetación que había […] ahora es un gran hotel y condominios que hay ahí. Hoy hay mucho maliante. (Comunicación personal, junio de 2015)

A través del testimonio se percibe un paisaje natural, con abundante vegetación y fauna, del cual ellos eran conocedores.

El desastre social en Acapulco, como ya ha sido documentado desde el siglo pasado (Bartra, 2000; Gómezjara 1974; Ramírez-Sáiz, 1987) ha sido una realidad: pobreza, marginación, contaminación, tráfico de drogas, desigualdad social, sobrecrecimiento urbano, invasión de áreas naturales, depredación de bienes naturales, dependencia económica hacia la industria del turismo, construcciones en zonas de riesgo, etc. Desde hace varios años es una de la ciudades con mayor violencia a nivel mundial (Verificado, 2023).

Los desechos de miles de personas y turistas son arrojados al mar (Díaz-Garay et al., 2018), haciendo que este aumente sus temperaturas, además la capa de vegetación ha sido deforestada fuertemente desde el siglo pasado. Si sumamos a ello que es una zona de huracanes no es raro tener ciclones de categoría 5, como el caso más reciente de ‘Otis’, cuya evolución de ser tormenta tropical a ser ciclón de máxima categoría lo alcanzó en menos de 24 horas. Debido al inusual calentamiento del océano (Nasa, 2023), Otis arrasó con un territorio ya vulnerable, el impacto fue proporcional al deterioro previo del puerto, pero Otis no es un huracán “extraordinario o fuera de lo común”. Acapulco ya tiene historia de huracanes y tormentas que han desencadenado desastres, como el ocurrido en el año 2013 por las tormentas Ingrid y Manuel (Méndez, 2015, 2018).

Aunado a lo anterior, en Acapulco la diversificación económica en casi nula. La economía del estado de Guerrero depende en más del 60 % al sector turístico (Segob, 2019). En casos de pandemias u otros desastres, es difícil recuperarse con otro tipo de alternativas. Tal es el caso del reciente desastre del 25 de octubre de 2023, donde hasta el momento la recuperación ha sido lenta y los pobladores aún sufren los estragos y pérdidas; muchas viviendas y negocios aún no han logrado recuperarse (De la O, 2023).

5.1. Revalorar y recuperar el territorio: importancia del manglar, los cuerpos de agua, la vegetación y los saberes locales

Como se ha documentado, hay un sinfín de atrocidades que han marcado al territorio acapulquense en favor del acaparamiento de espacios por parte de los empresarios del turismo y autoridades locales o cacicazgos (Trader, 2023 y Gómezjara, 1974). Como lo menciona Blaikie y colaboradores (1996), son causas de fondo o presiones dinámicas lo que va a construir un territorio vulnerable a desastres. Aquí las causas de fondo son abrumadoras: violencia, despojo, cacicazgos, cambios del uso del suelo, sobreexplotación y sobrepoblación, entre otros aspectos. Existen ejemplos bastos y bien documentados como los de Bartra (2000), Díaz-Garay y colaboradores (2019), Gómezjara (1974), Méndez (2018), Ramírez-Sáiz (1987) y Valenzuela (2008).

Una de las cuestiones clave para entender este territorio es el grado de deterioro de los ecosistemas originarios, selvas y manglares, lagunas y océanos, así como de sus guardianes: los pobladores originarios. En Acapulco hay muchos ejemplos en relación con la insensibilidad y falta de respeto hacia la naturaleza originaria, como lo narra Briseño (2023) y Méndez (2021). En este caso, nos enfocaremos en la zona de Puerto Marqués, una localidad que se encuentra al oriente, dentro de lo que se denomina zona diamante. La población de Puerto Marqués se localiza en la inmediación de la laguna Negra, zona de manglares y selvas bajas.

Durante 2014 y 2015 se realizaron los primeros acercamientos al área de estudio, lo cual quedó documentado Méndez (2018, 2021). Se recorrió toda la bahía de Acapulco y la bahía del Marqués. Durante este trabajo nos llamó mucho la atención que los líderes de la cooperativa de pescadores se llamaran a sí mismos: “Los guardianes del territorio”, y también comentaban que los manglares eran “Los guardianes de Acapulco4”.

El líder principal de la cooperativa, cuya edad alcanzaba los 92 años en 2015, nos narró cómo se conformó ese territorio en el cual había habitado desde siempre:

Yo soy campesino, me gustó mucho el campo […] desgraciadamente con Miguel Alemán Valdés5 nos expropió el ejido, nos quitó las tierras donde nosotros teníamos sorgo, ajonjolí, maíz, calabaza. Nosotros teníamos parcela para sembrar, pero nos las quitaron… para venderlos a los grandes funcionarios […] nos quitaron la parte donde ahora está el hotel Acapulco Marqués, el Princess, ese era el ejido que nos dio en (el año) 1931 Lázaro Cárdenas. (Líder de la cooperativa de pescadores de Puerto Marqués, comunicación personal, junio de 2015)

A pesar de que les quitaron sus ejidos, los campesinos lucharon y lograron que se les reubicara en pequeños lotes cercanos a la zona de manglares “Laguna Negra”, donde pudieron sembrar pequeños huertos para el autoconsumo:

Para el entrevistado fue difícil recordar que después tuvo que trabajar de peón en las tierras que alguna vez fueron suyas:

[…] nos vinieron a buscar los nuevos dueños para que les trabajáramos en sus ejidos, yo me puse a llorar al ver mi ejido […] después seguí cultivando tierras prestadas, estuvimos gestionando la regresión, pero pura negativa, pero pudimos agarrar algunos terrenitos por ahí lejos en donde siembro mango, limón, anonas, marañona […] es como una bolita amarilla, sandía […] también coco […] ahí sigo sembrando cositas para comer, porque no recibo ningún ingreso. (Líder de la cooperativa de pescadores de Puerto Marqués, comunicación personal, junio de 2015)

5.2. El manglar y su importancia para la prevención de desastres y cambio climático

Es de vital relevancia analizar la zona de manglar que está siendo gravemente deteriorada en la zona de Acapulco y áreas colindantes. Los manglares son un tipo de humedal con formaciones vegetales en las que predominan distintas especies conocidas como mangle, un árbol o arbusto con ramas descendentes que llegan al suelo y arraigan en él, y tienen la particularidad de ser plantas resistentes a la salinidad del agua (Conabio, 2008, p 7).

Muchos manglares se desarrollan alrededor de las lagunas costeras, esteros y desembocadura de ríos y arroyos, donde confluye agua dulce y marina. Allí se realizan importantes actividades pesqueras artesanales que aportan alimento y desarrollo local a comunidades asentadas en la costa. La importancia de estos ecosistemas es algo reconocido por su labor, a través de sus raíces protegen a diversas especies de flora; además, actúan como filtro biológico y purifican la calidad del agua. También representan una barrera que atenúa el impacto de mareas, vientos, caudal de ríos, ciclones tropicales en las zonas costeras y son atenuantes del cambio climático. Representan una fuente protectora de un hábitat megadiverso de especies (Calderón, 2009; Conabio, 2008).

Los ecosistemas de manglar son altamente productivos y generan una gran cantidad de nutrientes, los cuales son exportados por las mareas a las aguas marinas de la franja litoral más cercana a la costa, donde son aprovechados por pastos marinos y una variedad de peces que tienen importancia comercial.

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cerca del 80 % de la captura mundial de peces marinos se realiza en la franja costera. Además, muchas poblaciones de aves acuáticas utilizan los manglares como zonas de reposo o reproducción. La pérdida de manglar se debe principalmente a las actividades humanas relacionadas con la industria, el turismo, la ganadería y los cultivos que compiten por el uso del suelo, así como también a los accidentes industriales, derrames o contaminación por minerales tóxicos. Para el caso específico de Puerto Marqués, el deterioro está directamente relacionado con el turismo.

Distintos estudios internacionales señalan que recuperar un manglar que ha sido severamente dañado puede tornar muchos años, cuando es posible; en muchas ocasiones la pérdida es total e irreversible (Conabio, 2008, pp. 7-9).

5.2.1 Manglares en Acapulco y zonas aledañas

Actualmente, existen tres zonas en donde aún podemos encontrar manglar en Acapulco: al poniente, dentro de varios puntos de la Laguna de Coyuca de Benítez; al oriente, dentro de la Laguna Negra que colinda con Puerto Marqués; y dentro de la Laguna de Tres Palos hay varios puntos en especial la zona de Barra Vieja. De acuerdo con datos de Conabio, para el 2020, el estado de Guerrero contaba con una superficie de 7730 hectáreas de manglar; el 43 % de la línea de costa está ocupada por este ecosistema (Conabio 2020). Sin embargo, solo existen siete sitios prioritarios. La laguna de Coyuca pertenece a uno de estos sitios prioritarios de conservación, pero la Laguna Negra y la zona de Tres Palos no están incluidos como sitios prioritarios, lo cual se puede corroborar en el mapa digital de sitios prioritarios de manglar en Guerrero (CONABIO, 2023). Pareciera que la mancha urbana ha absorbido a estos importantes ecosistemas. Para el presente trabajo solo nos enfocaremos en el área de la Laguna Negra en el Marqués.

En 2013, tras el paso de las tormentas Ingrid y Manuel, la zona del Marqués se vio afectada. La laguna se desbordó debido al crecimiento urbano excesivo en la zona oriente de Acapulco y a la mala planeación que construyó vías de comunicación y canales que invadieron la laguna (Rodríguez et al., 2012, p. 430). Los drenajes obstruyeron el paso del agua, provocando inundaciones. Tras las tormentas, se realizaron varias visitas a campo. En 2015, se tuvo la oportunidad de entrevistar al líder de la cooperativa de pescadores y canoeros (Figura 3).

Manglar en Laguna Negra Puerto Marqués, 2014
Figura 3
Manglar en Laguna Negra Puerto Marqués, 2014
Fuente: tomada por la autora, año 2014, Puerto Marqués.

El líder comentó que en 1932 se formó la asociación de canoeros, quienes usaban lanchas y/o canoas para transportarse ya que no había carreteras. Además, estaban bien familiarizados con la laguna y siempre hacían paseos, conocían el mar, la pesca y sus ciclos, al igual que los ciclos de las cosechas. Eran personas cuya escuela era la naturaleza. Después de la Tormenta de Ingrid y Manuel, en 2013, ellos solicitaban que se les restituyeran sus canoas para poder seguir dando servicio y cuidar la zona de manglar:

Yo pedí cinco canoas, tenemos un embarcadero para cuidar[…] Pedimos una cabaña nos la negaron […] [era] en beneficio del turismo para hacer recorridos en canoa por la laguna, si usted viera la laguna cómo está por dentro hay hartos pájaros, nidos de pericos, palomas, iguanas, bastante bonito; pero ahora con los ciclones, no tengo canoas, me dejaron sin servicio, yo era el presidente de la cooperativa […] tengo mi tarjeta, pero ya no se nos apoyó, queremos que nos apoyen con recuperar cinco canoas, ya que el ciclón Manuel se las llevó, por eso mi servicio está parado, quedaron en mal estado […] nada que nos ayudan, pero cuando quieren el voto sí vienen. (Líder de la cooperativa de pescadores de Puerto Marqués, comunicación personal, junio de 2015)

El líder nos mencionó que ya se habían construido algunos búngalos al interior de la laguna y que eran de personas extrañas, y que la laguna estaba siendo muy agredida:

Para vigilar la laguna, hicimos un puente de tablas, el nivel de la laguna nunca está estable, en tiempo de secas baja el nivel y con la época de lluvias sube, pero con el tiempo empezamos a buscar otro medio de trabajo y se fue olvidando eso. Los gobiernos no se levantan de su oficina a investigar […] hicieron otra cabaña…sin que nos diéramos cuenta… por medio del gobierno se van metiendo, no se vale que hemos pedido al gobierno, somos los auténticos canoeros, somos los que tenemos los papeles, tenemos los permisos de la laguna. (Líder de la cooperativa de pescadores de Puerto Marqués, comunicación personal, junio de 2015)

En la entrevista, el líder de la cooperativa de Puerto Marqués nos narró todos los problemas que habían enfrentado desde 1948, cuando fueron despojados de sus tierras. Más de 600 hectáreas les fueron expropiadas de manera violenta para la construcción de la exclusiva zona turística “Diamante”. Sin embargo, habían dado una lucha y se organizaron por la defensa del territorio, logrando que se les otorgaran pequeños lotes para construir viviendas y el derecho a pescar y cuidar la laguna: “Nosotros siempre luchábamos por los niños, para que ellos tuvieran un futuro, luchábamos por más terrenos, pero era negativo, siempre hemos solicitado apoyos para nuestros jóvenes, esos terrenos se los dieron a los banqueros” (Líder de la cooperativa de pescadores de Puerto Marqués, comunicación personal, junio de 2015).

Con el paso del tiempo, las cooperativas de pescadores y canoeros lograron ser relevantes y habían dado frutos, pues hasta ese momento continuaban como propietarios de pequeñas casas y negocios frente a la laguna y a la bahía, lo cual ha quedado documentado (Almonte, 2011; Méndez, 2021). Como lo menciona Hernández (2009), otros poblados en los alrededores no tuvieron el mismo destino y fueron despojados; sin embargo, los problemas e invasiones de espacios naturales por parte de empresarios continuaban.

Los conocimientos sobre su geografía local y su relación con el campo, el mar y la pesca les permitió sobreponerse una y otra vez ante las presiones capitalistas. Además de los cultivos que realizaban en sus casas y zonas aledañas que utilizaban para el autoconsumo, tenían derechos para pescar en la bahía, donde la pesca es bastante buena. Ellos nos mencionaban que eran pobres, pero que no se morían de hambre, pues esa zona les proveía de alimento y protección, por lo que buscaban resguardarla y protegerla: “Nuestra alimentación puro pescado, tengo 92 años no me duele nada. Todo era natural, ahora es comida artificial” (Líder de la cooperativa de pescadores de Puerto Marqués, comunicación personal, junio de 2015).

También, los conocimientos sobre el clima eran importantes para prevenirse ante los temporales anuales de tormentas y ciclones. Un poblador de la zona nos contó que ellos tenían conocimientos del clima:

[…] sale en la tele cuando va a haber una marejada, o la capitanía del puerto pone banderas rojas, nosotros ya más o menos sabemos ya conocemos cuando se va a poner feo, la naturaleza la conocemos […] el aire siempre entra por acá (el entrevistado señala hacia el sur), pero cuando entra de aquí para allá es lluvia, ya sabemos, el aire que viene del norte es lluvia; los antiguos nos decían eso y era cierto, a veces nos decían el 24 de junio va a llover, y sí llovía siempre […] Ahora en agosto y septiembre son las lluvias más fuertes, octubre todavía es mes duro. (Habitante de Puerto Marqués, comunicación personal, 2015)

En México, existe una importante tradición de los especialistas meteorológicos, quienes son personas de campo que a través de la observación meticulosa de los cambios estacionales del clima han aprendido a pronosticar el temporal para mejorar sus cosechas. Este conocimiento ha pasado de generación en generación desde épocas prehispánicas, como lo documenta Albores y Broda (1997) y Juárez (2010). En este sentido, los pobladores de la bahía del Marqués conocen de estos cambios y pueden contribuir para pronosticar los estados del tiempo atmosférico.

Recientemente, en julio de 2023, se realizó un trabajo de campo para conocer cómo esta zona había enfrentado el desastre de la pandemia por COVID-19. El entrevistado[6] nos comentó que el mar los salvó. No padecieron hambre, pues el mar se limpió y la pesca fue abundante, además de que aparecieron delfines, ballenas, mantarrayas y otras especies como bioluminiscencia que ellos no presenciaban desde hace tiempo (Villagómez, 2020). Como no había turismo el mar se regeneró muy rápido y fue su aliado para enfrentar el desastre de la pandemia.

Además de ello, varias viviendas cuentan con algunos sembradíos de plantas comestibles y frutas tropicales. Sumado a ello en la zona abundan las plantaciones de coco, fruta que les brinda diversos beneficios nutrimentales y medicinales. Estas alternativas fueron clave para enfrentar una pandemia en una zona con tradición turística, y nos muestran la importancia de apoyar otras formas de economía local, más allá de la dependencia absoluta al turismo.

Sin embargo, fue desalentador darnos cuenta de que la cooperativa de pescadores ya no existe. La mayoría de sus integrantes por edad avanzada han fallecido, y los hijos y los nietos ya no quieren dar la lucha, pues la inseguridad y violencia en la zona son fuertes. Hay miedo y prefieren pasar desapercibidos, porque el crimen se ha filtrado y controla varios espacios. Un poblador nos dijo lo siguiente:

Nuestros abuelos y padres eran aguerridos, ellos se manifestaban. Gracias a ellos conservamos estas casas […] se iban hasta la capital para hacer bulla […] cerraban carreteras […] ahora nosotros, hijos y nietos no decimos nada, por temor a que nos den un balazo. (Habitante de Puerto Marqués, comunicación personal, julio de 2023)

Por tal motivo, la laguna y el manglar están en un total abandono, indiferencia, muriendo lento, asfixiados por la mancha urbana que avanza y por las invasiones de casas y edificios que se adueñan poco a poco de las zonas de los márgenes de la laguna (Figuras 4 y 5).

Laguna Negra, julio de 2023
Figura 4
Laguna Negra, julio de 2023
Fuente: tomada por la autora, julio de 2023

Se observa una fuerte contaminación de la zona de manglar. La laguna se usa como desagüe de la zona urbana. Hay una indiferencia hacia el cuidado y protección de la zona de laguna.

Contaminación e indiferencia hacia la laguna Negra
Figura 5.
Contaminación e indiferencia hacia la laguna Negra
Fuente: tomada por la autora, julio de 2023.

La importancia del manglar pareciera un asunto invisible para todos los actores, en especial para las autoridades locales, que continúan con la mentalidad de impulsar el turismo masivo y regresar a la época del jet set. Estas autoridades otorgan permisos para construir segundas residencias, conjuntos inmobiliarios en zonas de humedales, rellenando las lagunas, invadiendo el manglar y la vegetación, provocando calentamiento del océano, la deforestación y el cambio climático.

Existe una cegue

Existe una ceguera que pocos se atreven a denunciar, pues el estado de Guerrero ha sido abandonado por las autoridades nacionales, ocupando el segundo puesto en pobreza a nivel nacional y el primero en acceder a la canasta básica (Coneval, 2020); el crimen organizado pareciera que ha remplazado a este Estado ausente e indiferente (González, 2024; Martínez, 2021; Pantoja, 2017). No es raro que un huracán, como el de Otis, se presente en esta zona tan alterada, y tampoco será raro que se sigan presentando más desastres, pues la zona en sí ya es una catástrofe provocada por la mala planeación turística y el enriquecimiento sin respeto mínimo por el territorio. Sin la presencia de los guardianes del manglar y de la laguna, este territorio peligra aún más.

A pesar de ello, la población y sus prácticas locales se logran vislumbrar en medio de la catástrofe. La pandemia fue un claro ejemplo de esperanza para que este territorio se regenerara, y también es un llamado para que concientice más a las autoridades y a los empresarios del turismo. La importancia de preservar estos espacios naturales es por el bien de todos, pues el futuro climático a nivel global requiere de guardianes del territorio y más aún en zonas costeras que es donde el impacto será más intenso.

De igual manera, el reciente desastre materializado por el huracán Otis, pareciera otro llamado a recuperar las zonas naturales y a revalorar a los guardianes del territorio. Ante un deterioro constante, las resistencias invisibles de los pobladores todavía persisten. Pareciera que este es un territorio que se niega a desaparecer (Figura 6), pues los desastres han sido respiros para frenar políticas depredadoras, como lo documenta Méndez (2021).

El huracán Otis de octubre de 2023 también debe ser advertencia para repensar la organización de un territorio más sostenible, armonioso y respetuoso con sus habitantes y naturaleza originaria; buscar otros caminos más allá del turismo depredador. Recuperar la memoria biocultural es una alternativa que debe ser vital tenerla en consideración en la crisis ecológica actual (Toledo y Barrera-Bassols, 2008).

Virgen del Mar en la Zona de Puerto Marqués, resistiendo después del huracán Otis, octubre 2023
Figura 6.
Virgen del Mar en la Zona de Puerto Marqués, resistiendo después del huracán Otis, octubre 2023
Fuente: Álvarez (2023, 2 de noviembre)

En la imagen se observa a una virgen de Guadalupe intacta tras el paso del huracán Otis, categoría 5. Esta virgen es un símbolo de protección para los lugareños, y este suceso es una muestra de esperanza para ellos ante la catástrofe acontecida.

El respecto por los simbolismos locales y por el patrimonio biocultural debe ser resguardado para el beneficio de la comunidad, como lo sugiere Enrique Leff:

La crisis ambiental es pues un problema del conocimiento, de las formas de conocimiento con las cuales hemos construido la civilización moderna en tránsito a una cierta posmodernidad y de las formas como hemos destruido la naturaleza, degradado los ecosistemas y contaminado el ambiente, al tiempo que hemos subyugado los saberes que se fueron construyendo en el proceso de co-evolución de las culturas con sus naturalezas, con sus territorios y sus mundos de vida. (2020, pp. 380-381)

Respecto a este comentario de Leff y a la figura 6, en el año 2015 recabamos un testimonio:

[…] mire ahí tenemos a la virgen de Guadalupe que es la reina de todos los mares (señala la imagen de una virgen, la misma de la figura 6), vela por nosotros, la festejan el 12 de diciembre, hay una gran fiesta, con castillo de fuego, toritos, música toda la noche, natación, regatas de veleros, hay una procesión de lanchas por toda la bahía, una procesión bonita […] es un homenaje a la virgen. (Comunicación personal, 2015)

El hecho de que esta virgen tan apreciada haya permanecido casi intacta tras el huracán Otis es una representación de esperanza, de volver a salir adelante, como lo han hecho desde tiempo remotos.

6. Conclusiones

El desastre social se ha perpetuado en la bahía de Acapulco y zonas aledañas. El turismo ha dejado una cicatriz honda en el territorio. A pesar de ello, todas las autoridades están cegadas y siguen apostando por activar el turismo, ignorando la importancia del rescate del patrimonio biocultural. Como lo menciona Toledo y Barrera-Bassols (2008), la memoria biocultural es indispensable para vivir en mayor equilibrio. Guerrero está lleno de tradiciones y cultura que deben ser resguardadas y revaloradas para salvar a los territorios más vulnerables. Como lo mencionamos en este escrito, en tiempos de pandemia no fue el turismo lo que salvó a la gente en la bahía, sino fue el mar y los recursos naturales propios de la región. El turismo depredador no fue, no es, ni será el salvador para la economía Guerrerense.

Hay que reinventar, abrir horizontes hacia otras alternativas locales, el conocimiento local y el respeto del territorio es un camino real que puede ayudar bastante a encontrar armonía y paz. Como lo platican los entrevistados, su escuela era el campo, la Tierra y de ahí aprendían el respeto por el territorio. Hoy, es urgente activar caminos armónicos con la naturaleza, pues el manglar está muriendo y la indiferencia, el miedo y las violencias se están apropiando del paraíso.

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Notas

1 Verificado es un medio de comunicación basado en el periodismo de investigación y verificación de datos (conocida como fact checking), con fundamento en la consulta de distintas fuentes estadísticas, documentales y especializada. Puede consultarse en https://verificado.com.mx/staff/
2 Por “guardianes” nos referimos a las personas mayores, en especial al grupo de personas que conformaron las cooperativas que surgen en 1932 y que fueron encargados de gestionar su territorio, cuidar la laguna, realizar pesca y paseos en canoa, entre otras actividades.
3 El Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir plantea que el Terricidio es un concepto transversal, que sintetiza genocidio, ecocidio, epistemicidio y feminicidio. Es “el exterminio sistemático de toda forma de vida tangible y espiritual”; comprende el asesinato a todas las formas de vida, como una forma de exterminio que se manifiesta a lo largo y ancho del territorio del país, que incluye: la falta de agua, la contaminación, explotación de los recursos naturales, fumigación con agrotóxicos, incendios forestales y todas las prácticas que arrasan la tierra y afectan la salud y la vida.
4 Testimonios recabados de los líderes de la cooperativa de pescadores (2014 y 2015)
5 Miguel alemán Valdés, fue un expresidente de México en el periodo 1946-1952
6 Entrevista realizada en julio de 2023 a un habitante de Puerto Marqués
* Artículo de investigación en estancia posdoctoral financiada por el CONAHCYT, México, cuyo título del proyecto es: Evaluación de la Resiliencia y Sustentabilidad del Turismo por la pandemia COVID-19 en el Estado de Guerrero. La fecha de su realización abarca los años 2023 y 2024.

Notas de autor

** Especialista en el estudio de desastres desde una visión social y alternativa, en donde la pandemia por COVID-19 también se aborda en este enfoque social sobre catástrofes. Estancia Posdoctoral CONAHCYT en el Centro de Investigación y Posgrado en Estudios Socioterritoriales (CIPES) de la Universidad Autónoma de Guerrero, sede Chilpancingo, Guerrero. Correo electrónico: terrerose335@gmail.com ORCID: https://orcid.org/0009-0004-3104-832X
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