Cambios y transformaciones en las familias latinoamericanas
Re-circular el cuidado en (post)pandemia: (in)movilidad e hiperconexión en las familias transnacionales chinas entre Zhejiang y España
Re-circulating care in (post)pandemic: (im)mobility and hyperconnection in Chinese transnational families between Zhejiang and Spain
Revista Latinoamericana de Estudios de Familia
Universidad de Caldas, Colombia
ISSN: 2145-6445
ISSN-e: 2215-8758
Periodicidad: Semestral
vol. 15, núm. 2, 2023
Recepción: 21 Marzo 2023
Aprobación: 18 Septiembre 2023
Resumen: Este artículo aborda el impacto de la pandemia de Covid-19 en la circulación del cuidado en las familias transnacionales chinas. Con base en una etnografía multisituada entre la provincia de Zhejiang y España (2016-2019) y posterior desarrollo de una etnografía virtual (marzo 2020-marzo 2022), los resultados apuntan a las cambiantes demandas productivas, las restricciones de movilidad internacional y trabas económicas y burocráticas adicionales, así como a las percepciones de seguridad en los diferentes contextos nacionales, como factores clave en la reconfiguración de la (in)movilidad física relacionada con el cuidado. En paralelo, se da una creciente movilidad virtual e hiperconexión que revela el rol clave de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en este contexto. Las conclusiones enfatizan la alteración de algunos patrones de circulación de cuidado habituales y la necesidad de abordar una investigación longitudinal para conocer el alcance real de los efectos de la pandemia.
Palabras clave: migración, familia transnacional, cuidados, pandemia, China.
Abstract: This article addresses the impact of the Covid-19 pandemic on the circulation of care in Chinese transnational families. Based on a multi-sited ethnography between the province of Zhejiang and Spain (2016-2019) and subsequent development of a virtual ethnography (March 2020 - March 2022), the results point to changing productive demands, international mobility restrictions, additional economic and bureaucratic barriers, as well as changing perceptions of security in different national contexts as key factors on the reorganization of physical (im) mobility related to care. In parallel, there is growing virtual mobility and hyperconnectivity that unveils the key role of information and communication technologies (ICT) in this context. The conclusions emphasize the alteration of some usual care circulation patterns and the need to undertake longitudinal research to understand the real scope of the effects of the pandemic.
Keywords: migration, transnational family, care, pandemic, China.
Introducción
La migración continuada y cuantitativamente significativa desde China hacia España se inició en la década de los 80. Pese a una creciente diversidad geográfica y socioeconómica documentada desde el inicio del siglo XXI, la población china asentada en el país procede, en su mayoría, del distrito de Qingtian y la vecina ciudad de Wenzhou —ambos en la provincia de Zhejiang— y se caracteriza por su origen mayoritariamente rural, su carácter familiar ligado a la actividad empresarial y la dispersión geográfica derivada de esta (Beltrán, 2003; Beltrán y Sáiz, 2013; Sáiz, 2005, 2012). Asimismo, es habitual que estas familias cuenten con miembros de la familia extensa distribuidos en diferentes países europeos (Beltrán, 2003; Ceccagno, 2003) y que, pese a su asentamiento en Europa, mantengan fuertes lazos con sus áreas de origen.
El concepto de ‘espacio social transnacional’ hace referencia a la dimensión espacial de la vida social más allá de las fronteras nacionales y a cómo a través de distintos grados de institucionalización, se denota, y a la vez se conforma, la circulación de flujos de personas, bienes, informaciones y símbolos (Faist, 1998). Cabe destacar que en este contexto migratorio (Zhejiang-España) ha sido documentado un alto nivel de contacto transnacional, así como la circulación de flujos de diversa naturaleza: negocios, objetos o cuidados, entre otros (Beltrán, 2003; Lamas-Abraira, 2021; Masdeu, 2014).
En la actualidad, la china figura como la quinta nacionalidad extranjera mayoritaria en España, tratándose de una población joven, con una media de edad de tan solo 35 años (OPI, 2023). Es habitual que las personas migrantes chinas, así como sus descendientes, mantengan estratégicamente el pasaporte de origen, ya que China no permite la doble nacionalidad. Los motivos de concesión de permiso de residencia de la población china en España están ligados al ámbito laboral, en primer lugar, y a la reunificación familiar, en segundo. La migración china en España está fuertemente vinculada al autoempleo, siendo el nicho económico mayoritario en la década de los 80 la restauración (restaurantes chinos), empezando a diversificar (tiendas multiprecio y de conveniencia, zapaterías, venta al por mayor e importación, entre otros) a finales de los 90 y a otros negocios de hostelería (como bares de tapas) y servicios destinados a coétnicos (autoescuelas, gestorías, etc.) más recientemente (Beltrán, 2003; Beltrán y Sáiz, 2013; Sáiz, 2005). Fruto del carácter empresarial de la migración china en España y su esfuerzo continuado, la movilidad social para la generación de los/as descendientes es generalizada. Asimismo, la progresiva diversidad en el origen geográfico y sociocultural de los/as migrantes, así como la propia lógica de un asentamiento a largo plazo y su reproducción generacional han propiciado su inclusión en otros sectores y como asalariados.
Pese a las diferentes circunstancias sociales y crisis económicas que han azotado a España durante las últimas cuatro décadas, la inmigración china había mantenido una tendencia creciente hasta el estallido de la pandemia. Asimismo, en línea con lo ocurrido en otros países europeos durante 2020, las actitudes y ataques xenófobos hacia la población de origen chino aumentaron (Beltrán y Sáiz, 2023; Gao y Sai, 2021; Wang et al., 2020). Sin embargo, poco se sabe sobre cómo la pandemia ha impactado en las familias transnacionales chinas cuyos miembros viven divididos entre la provincia de Zhejiang y España. Así, este artículo explora cómo el nuevo e incierto escenario ha afectado la circulación de los cuidados en estas familias.
Este trabajo se estructura como sigue. Primero, se hace una breve introducción teórica sobre las familias transnacionales y la circulación del cuidado. Segundo, se expone la metodología utilizada en la investigación. Tercero, se presentan y discuten los resultados a través de distintos ejes temáticos y, finalmente, se plantean algunas reflexiones finales a modo de conclusión.
Marco teórico: familias transnacionales y circulación del cuidado
El cuidado puede ser definido como una orientación y práctica que permea la vida de las personas, siendo esencial para su mantenimiento, tanto en el presente, como desde una perspectiva intergeneracional (Fisher y Tronto, 1990; Glenn, 2000), que busca proveer de bienestar o reparar (Fisher y Tronto, 1990), pudiendo incluir diferentes tipos de tareas, tales como: las domésticas, aquellas focalizadas en los cuerpos o emociones y tareas mentales, estando estas interrelacionadas entre sí (Pérez, 2014). Conlleva capacidad de agencia (agency) y una dimensión de poder, tanto en la esfera del trabajo formal, como informal, en la que la relación entre cuidado y género prevalece, siendo atravesada por otros factores como origen y clase social (Glenn, 2000). Con base en el nexo migración-cuidado, dos líneas de investigación principales coexisten: las cadenas de cuidado global (Hochschild, 2000), por un lado, y la perspectiva de la circulación del cuidado (Baldassar y Merla, 2014), por el otro. La primera, pone el foco sobre las desigualdades entre el Norte y Sur global como resultado de la cosificación y mercantilización del cuidado en el marco de la globalización, enfatizando sus repercusiones negativas en la vida de las mujeres migrantes. El marco de la circulación del cuidado, sin embargo, se presenta más adecuado para entender las lógicas de otras familias transnacionales, como es el caso de las familias chinas.
Bryceson y Vuorela (2002) definen a las familias transnacionales como aquellas cuyos miembros:
(…) viven parte o la mayor parte del tiempo separados unos de otros, pero se mantienen unidos y crean algo que puede ser visto como un sentimiento de bienestar colectivo y unidad, es decir, ‘familia’, incluso más allá de las fronteras nacionales. (p. 3)
La perspectiva transnacional conlleva una comprensión del fenómeno migratorio como algo que va más allá de una movilidad linear de un origen a un destino, enfatizando las relaciones y procesos que se mantienen a través de las fronteras (Glick-Schiller et al., 1992; Levitt, 2001). El marco de la Circulación del cuidado (Baldassar y Merla, 2014) sugiere que el cuidado o los cuidados circulan “entre los diferentes miembros de la familia a través del tiempo y la distancia” (Baldassar y Merla, 2014, p. 7), siendo estos flujos de naturaleza recíproca y asimétrica. La circulación transnacional del cuidado incorpora a miembros de la familia extensa que participan, en diferentes grados, en la supervivencia y el mantenimiento de esta, independientemente de si migran o permanecen en el país de origen.
Asimismo, el concepto de cuidado que incorpora esta perspectiva teórica es multidimensional (incluyendo el cuidado físico, cuidado emocional y moral, cuidado práctico, cuidado financiero y vivienda) y puede ser intercambiado mediante copresencia física, a distancia o a través de prácticas de delegación de cuidado (Baldassar y Merla, 2014). El foco en la circulación permite superar la visión de la dislocación familiar como una barrera insalvable, de modo que estas familias ya no son automáticamente conceptualizadas como disfuncionales (Merla y Baldassar, 2016), sino que han de ser pensadas en sus contextos específicos y a través de procesos de reorganización y redefinición concretos (Menjívar, 2006).
En este sentido, cabe destacar los avances en las tecnologías de la comunicación, así como su progresiva generalización y democratización en su acceso, en el mantenimiento de las relaciones y en la creación nuevas formas de presencia a distancia (Madianou, 2016; Madianou y Miller, 2012; Nedelcu y Wyss, 2016). Sin embargo, ello no quiere decir que la distancia no sea un asunto menor, ni que las relaciones familiares sean inherentemente equilibradas y armónicas. Por el contrario, luchas de poder y asimetrías son parte integral de las relaciones familiares y condicionan los roles y responsabilidades de los cuidados también a distancia. Pese a que el contexto migratorio a menudo sirve para cuestionar y reelaborar ciertos roles de género, el rol de la mujer como cuidadora prevalece (cuidando como hijas, madres y abuelas) y, a menudo, implicando una doble carga y una continuidad entre el ámbito productivo y reproductivo (Hochschild, 2000; Lamas Abraira, 2022; Michel y Peng, 2017; Rajan y Neetha, 2019).
El contexto es un factor altamente importante para comprender cómo el cuidado circula en las familias transnacionales. Kilkey y Merla (2014) acuñaron el concepto transnacionalismo situado (situated transnationalism) para enfatizar cómo los diversos contextos institucionales pueden afectar la capacidad de los diferentes miembros de la familia para participar en la circulación del cuidado a nivel transnacional. Así, la capacidad para cuidar, al igual que la posibilidad de acceder a servicios de cuidado fuera del ámbito familiar, se encuentran altamente influenciadas por los regímenes de migración, bienestar, género y trabajo de las sociedades de origen y destino. Por tanto, tal y como apuntan Baldassar y Merla (2014), para una comprensión total del fenómeno de la circulación transnacional del cuidado, es necesario una exploración en diferentes niveles: local, nacional y global. Incluyendo, además de los regímenes anteriormente mencionados, las políticas de transporte y comunicación como factores altamente influyentes.
En una edición especial del Journal of Intergenerational Relationships lanzada en septiembre de 2020 (Transnational Family Care ‘On Hold’? Intergenerational Relationships and Contex of Inmobility Regimes), Brandhorst et al. (2020) anticipaban las dificultades para gestionar las obligaciones de cuidado intergeneracional en un contexto de restricciones de movilidad crecientes, recuperando para ello el concepto de ‘regímenes de inmovilidad’. Glick-Schiller y Salazar (2013) proponen el marco conceptual de los ‘regímenes de movilidad’ como perspectiva para explorar la interrelación entre movimiento y estasis, enfatizando la necesidad de incorporar la óptica del poder desigual a través de la cual estas categorías son construidas y negociadas (movimientos deseados/privilegiados vs movimientos marginales, prohibidos, estigmatizados e incluso obligados).
De este modo, movimiento y estasis ya no son definidos en relación con los límites geográficos —se aleja la naturalización entre persona y territorio— sino a relaciones socioeconómicas (Glick-Schiller y Salazar, 2013). Pese a los avances en la comunicación y formas de presencia a distancia, la copresencia física proporciona un tipo de experiencia diferente altamente valorada por las personas que forman parte de familias transnacionales (Hoang y Yeoh, 2012; Merla y Baldassar, 2016; Sun, 2017). Sin embargo, la capacidad para desplazarse internacionalmente es altamente desigual dependiendo de factores económicos y de lugar de origen (país que emita el pasaporte y los derechos y privilegios asociados a este), y la crisis global del Covid-19 no ha hecho sino agravar las desigualdades en el acceso a un recurso clave para las familias transnacionales como es la movilidad (Brandhorst et al., 2020; Cabezón-Fernández y Oso, 2022; Kempny, 2023; Merla et al., 2020; Simola et al., 2023; Skovgaard-Smith, 2023).
Metodología
Con base en una etnografía multisituada sobre la circulación del cuidado en las familias transnacionales chinas entre la provincia de Zhejiang y España (2016-2019) y posterior seguimiento a través del desarrollo de una etnografía virtual tras el estallido de la pandemia (marzo 2020-marzo 2022), este artículo explora los efectos de esta en la circulación de los cuidados en estas familias.
En la primera parte de la investigación (2016-2018) se realizó trabajo de campo presencial tanto en China como en España, con una duración de 13 meses en la provincia de Zhejiang (eje Lishui-Qingtian-Wenzhou) y seis meses, más sucesivos periodos cortos de seguimiento, en España, principalmente en Madrid y Barcelona. Las técnicas de recogida de datos utilizadas incluían la observación participante intensiva, siendo esta la fuente de información principal. El acceso estrecho y continuado a tres unidades familiares en China y su extensión en España permitió la observación/participación en sus rutinas diarias, así como en ocasiones especiales, permitiendo la interacción con numerosos miembros de la familia extensa, que incluían tres o cuatro generaciones familiares, enfatizando la importancia de las dinámicas intergeneracionales y la necesidad de visibilización de las generaciones mayores (incluyendo bisabuelos/as) y sus contribuciones a nivel familiar y social (Lamas-Abraira, 2019, 2021).
El trabajo etnográfico se complementó con la realización de 54 entrevistas semiestructuradas, realizadas en español o mandarín dependiendo del caso, a miembros de tres generaciones familiares1 y un número compensado de hombres y mujeres. Finalmente, se distribuyó un cuestionario distribuido a 77 descendientes de migrantes chinos en España que participaban en un campamento de verano en Zhejiang en el verano de 2018.
La metodología utilizada en la segunda parte de la investigación se vio condicionada por las restricciones derivadas del control de la pandemia. Entre marzo de 2020 y marzo de 2022 se llevó a cabo una etnografía virtual, entendiendo esta como una participación continuada en diversos escenarios virtuales y entornos de comunicación e interacción a distancia mediados por tecnologías de la información y la comunicación (Ruiz y Aguirre, 2015). Se realizó un seguimiento a distancia, mediante conversaciones a través de WeChat: "(微信)", aplicación de llamada y mensajería y red social china, aunque también en persona a partir de la segunda mitad de 2021, con tres de las familias incluidas en la investigación original. Además, se realizó observación participante en la red social de WeChat (con un funcionamiento similar al muro de Facebook), así como en foros de Weibo, plataforma de microblogging china, aunque esta última no resultó relevante para el presente trabajo.
Finalmente, en 2022 se envió a las personas participantes en la primera parte de la investigación un cuestionario online sobre las implicaciones de la pandemia en sus patrones de movilidad internacional y dinámicas de cuidado familiar. Se recibieron 35 respuestas de las cuales solo 30 estaban completas, siendo utilizadas en este artículo. Como fuentes de investigación secundaria se han consultado las páginas web de la Embajada China en España, así como de la embajada y oficinas consulares españolas en China, incluyendo una petición formal de información a través del Portal de Transparencia del Ministerio de Asuntos Exteriores de España. Se han consultado también fuentes estadísticas oficiales como el INE (Instituto Nacional de Estadística) o el OPI (Observatorio Permanente de la Inmigración).
La información resultante de las entrevistas, observación participante y cuestionarios fue analizada a través de un proceso doble. Primeramente, mediante un proceso de codificación orgánica y, a continuación, a través de la búsqueda de patrones temáticos (Braun y Clarke, 2012) que sirven para estructurar los resultados a través de cuatro ejes temáticos: 1) Efectos económicos y demográficos de la pandemia, 2) Cambios en los patrones de visitas rutinarias y de crisis, 3) Dinámicas de reunificación familiar en pausa y 4) Experiencias conectadas y percepciones cambiantes; precedidos por una breve introducción a la circulación del cuidado en las familias transnacionales chinas, fruto de la primera parte de la investigación. Debido a la multiplicidad de puntos a explorar y a las limitaciones en la extensión del artículo, las voces en primera persona de los/as informantes aparecen solo de forma puntual, privilegiando el relato en tercera y, en particular, en tercera persona del plural, siempre que los datos lo permitan.
Resultados
Circulación del cuidado prepandemia
Como se adelantaba en la introducción de este artículo, la migración de Zhejiang en España tiene un fuerte carácter familiar a menudo ligado a un proyecto empresarial. Dadas las altas demandas productivas, las parejas deben decidir entre contratar o transnacionalizar el cuidado (Sáiz, 2012). En esta transnacionalización del cuidado los abuelos, y principalmente las abuelas, tienen un papel clave, ejerciendo de cuidadores principales, ya sea en China o en España. El abuelazgo2 transnacional es un fenómeno bien documentado en las familias migrantes chinas (Bohr y Tse, 2009; Da, 2003; Lie, 2010; Neysmith y Zhou, 2013; Xie y Xia, 2011). Estas personas pueden cuidar de la generación menor viajando a España3 donde residen un periodo indeterminado de tiempo dependiendo de las necesidades específicas del momento o de las restricciones burocráticas. De este modo, se da una movilidad relacionada con el cuidado de China hacia España.
Es habitual también que estas abuelas puedan cuidar de la generación menor en China. Así, la práctica de los bebés satélites está integrada en las lógicas de cuidado en las familias transnacionales chinas en el contexto estudiado4. Se designa como bebés satélites a aquellas personas, hijos/as de familias migrantes chinas nacidas en el extranjero, que son enviadas a China a una edad muy temprana para ser criadas parcial o totalmente allí (Bohr y Tse, 2009; Wong, 2015). Por otro, cuando las madres y padres emigran y los/as menores se quedan en China5 acostumbran a permanecer al cuidado de la familia extensa. En ambos casos, la generación menor suele vivir en China hasta que los progenitores han logrado estabilizar su situación en España, coincidiendo con la escolarización en el segundo ciclo de educación infantil (3-6 años) o con el ciclo inicial de educación primaria (6-8 años). Así, se prioriza una inmersión temprana en el sistema educativo español y es menos habitual que la reunificación familiar se dé de forma tardía. Pese a la tradicional preferencia por cuidado por línea paterna prevalente en China, en el contexto estudiado tanto el lado materno como el paterno participan en el cuidado, sin que exista una diferencia notable entre ambas.
En el caso de que el ‘abuelazgo’ transnacional no sea una alternativa viable, ya sea porque aparecen varias demandas en conflicto (ej., solo una abuela para cuidar a nietos/as en países o ciudades diferentes) o por trabas burocráticas (tiempos de espera o dificultades para obtener visa turista/reunificación familiar), el cuidado a la generación menor puede ser subcontratado en España. En este caso, las cuidadoras pueden ser españolas o chinas, dándose incluso casos de circulación informal/ transferencia temporal a otra unidad familiar (adaptación de una estrategia local en contexto transnacional) (Lamas-Abraira, 2021).
En cuanto a las necesidades de cuidados de adultos dependientes, es poco habitual que estas personas trasladen a España su residencia, aunque durante el trabajo de campo se han documentado algunos casos. Por lo general, la persona dependiente permanece en China, en el hogar familiar, y la gestión de los cuidados que requieren copresencia física se hace mediante la combinación de delegación del cuidado diario y visitas que pueden ser categorizadas como visitas rutinarias y visitas de crisis (Baldassar, 2007). El cuidado presencial suele ser delegado en cuidadoras contratadas o ayis (阿姨., que residen con la persona cuidada o no, dependiendo del grado de cuidados que necesite. La ética confuciana continúa teniendo un fuerte arraigo social en la China contemporánea, condicionando las dinámicas de cuidado intergeneracional. El concepto confuciano de piedad filial o xiao (孝) se basa en la idea de interconexión generacional y establece una fuerte obligación de cuidado por parte de los descendientes a sus ascendientes, como repago o devolución por su cuidado durante la infancia.
Sin embargo, los fuertes cambios sociales ocurridos en China durante las últimas décadas han modelado la percepción de lo que constituye una actitud filial. Así, en línea con lo documentado en otros contextos (Lan, 2002), en las familias transnacionales incluidas en esta investigación, la subcontratación del cuidado dentro del propio hogar está socialmente aceptada y es percibida como constitutiva de una actitud filial. Del mismo modo, las hijas también ejercen de cuidadoras de sus madres y padres, frente al tradicional rol de cuidadora como nuera, aunque ambos roles no son excluyentes. Por el contrario, el cuidado institucional en residencias es reprobado a nivel discursivo y completamente residual a efectos prácticos.
Las visitas de cuidado a China son altamente dependientes de las posibilidades económicas y los ritmos de trabajo (ej., suele viajar solo un miembro de la pareja o se deja el negocio a cargo de otro familiar). Sin embargo, los avances en las tecnologías de comunicación a distancia y su abaratamiento han supuesto un cambio cualitativo y cuantitativo en la gestión del cuidado a distancia. En particular, WeChat (Weixin/微信), red social y aplicación de mensajería y (video) llamada gratuita, tiene un papel clave en el control y la gestión del cuidado delegado, así como del cuidado emocional, permitiendo una experiencia conectada. Dicha experiencia se construye a través de la comunicación directa (mensajes audio/texto, llamada voz/video) así como de otras interacciones a través del muro de WeChat (revisar publicaciones, dar un ‘me gusta’) permitiendo un conocimiento periférico de las vidas de las personas que están geográficamente alejadas (Madianou, 2016) y generando nuevos espacios de intercambio generacional entre las generaciones mayores y las menores.
Dadas las limitaciones en la extensión del artículo, solo se han indicado aquellos flujos de circulación de cuidado más relevantes desde el punto de vista del presente trabajo. No obstante, cabe destacar que estos han de ser entendidos en una dinámica de circulación mayor, en la que otras dimensiones de cuidado deben ser tenidas en cuenta, muy particularmente desde una perspectiva intergeneracional (Lamas-Abraira, 2019, 2021).
Efectos económicos y demográficos de la pandemia
Tras la declaración del Estado de alarma decretado en España el 11 de marzo de 2020 siguieron tres meses de confinamiento estricto, en el que se permitían solo las actividades esenciales, a los que se sumaron casi un año más de aplicación de fuertes medidas preventivas a nivel nacional, autonómico y local (cierres, horarios y aforo restringidos, etc.), provocando una profunda crisis económica. El cierre de negocios y la pérdida de empleo conllevó una mayor vulnerabilidad e incertidumbre, particularmente para aquellas personas que en 2020 se encontraban en una etapa migratoria temprana. Según los datos oficiales, en 2020 un total de 10.227 personas de nacionalidad china residiendo en España perdieron sus empleos. Y solo en 2022 se ha recuperado (y superado)6 el nivel de personas de nacionalidad china afiliadas al sistema de seguridad social que había en España de 2019 (MISSM, 2021, 2023).
De las 30 personas informantes que participaron en la primera parte de la investigación y que respondieron al cuestionario sobre el impacto de la pandemia, 21 de ellas son dueñas de su propio negocio (en su mayoría un restaurante o un bazar). De entre todas ellas, 24 personas vieron sus ingresos reducidos, extendiéndose para ocho de ellos durante un periodo superior a seis meses. Asimismo, un total de 12 personas han necesitado pedir ayuda para pagar el alquiler de su vivienda (préstamo o aplazamiento) y tres de ellos han tenido que dejarla y buscar una más barata o volver a China.
En este sentido, cabe repensar el dato apuntado al inicio de este artículo con respecto al cambio de tendencia del flujo migratorio desde China hacia España. En 2021 decrece por primera vez la población con nacionalidad china en España. Es decir, no solo no dejan de llegar más personas desde China, sino que además disminuyen en número. En 2022 había en España 8.248 personas de nacionalidad china menos que en 2020 (INE, 2023). Aunque no supone un porcentaje importante sobre el volumen total de la población china en España, que ascendía a 223.999 personas en 2022 (INE, 2023), la continuación de la tendencia decreciente es relevante.
Asimismo, cabe destacar que no hay una obligación legal de informar de que ya no se reside en España, pudiendo tratarse de una cifra mucho mayor. De hecho, este es el caso de dos personas con las que se ha contactado durante la investigación y que han cambiado su residencia a China, pero no han informado a las instituciones españolas. Dado que se trata de personas con permiso de residencia de larga duración, cuya solicitud de renovación de la tarjeta de identidad de persona extranjera se realiza cada cinco años, figurarán como residentes hasta ese momento. Asimismo, en la primera fase de la investigación se documentó el caso de personas en situación similar que, pese a haber trasladado su residencia habitual a China, regresaban regularmente a España para renovar su permiso de residencia y no perder sus derechos asociados y que estas personas o sus descendientes pudiesen regresar a España si las circunstancias lo requerían. Por tanto, las cifras oficiales pueden no reflejar una tendencia de movilidad hacia China mucho mayor.
Cambios en los patrones de visitas rutinarias y de crisis
Existen varios patrones con respecto a las vistas a China que se repiten. El primero de ellos, personas que viajaron a China a principios de 2020 para celebrar la entrada del año nuevo lunar con sus familias y que, debido al cierre de fronteras, no pudieron tomar sus vuelos de vuelta hasta meses después. Pese a que al disponer de un permiso de residencia en España su entrada al país estaba garantizada, durante meses no hubo la posibilidad de regresar, ya que no operaban vuelos. Asimismo, cuando volvieron a operar estos eran escasos y muy caros, por lo que un regreso inmediato fue imposible. En el lado opuesto, se encuentran aquellas personas para las cuales el contexto pandémico ha impedido sus visitas rutinarias a China.
De igual manera que algunas personas visitan China durante el año nuevo, ya sea con una regularidad anual, bianual o mayor dependiendo de cada caso, para otras personas la época de verano supone el mejor momento para viajar, pudiendo conciliar los ritmos escolares y laborales. Por ejemplo, la familia Lan vive en Barcelona y es propietaria de un bazar. Desde que se compraron un piso en Qingtian en 2016, bien la madre o el padre visita China cada verano, mientras el otro se queda a cargo del negocio. También los hijos (entre 20 y 30 años) hacen visitas cada uno o dos años, principalmente en verano. Desde 2019 ninguno de ellos ha vuelto debido a la pérdida de ingresos económicos a raíz de la pandemia, sumado a un mayor coste del viaje y, en su momento, a la pérdida del tiempo por la cuarentena obligatoria en China.
Mientras las visitas rutinarias pueden ser pospuestas, existen situaciones de crisis en las que el tiempo es un factor determinante. Por ejemplo, Bohai y su esposa regentan un bar de tapas en Barcelona y suelen viajar a China una vez al año. A principios de 2021 la madre de Bohai tuvo un accidente. Por suerte, en este caso, aunque la lesión revestía gravedad, su vida no corría peligro. Para Bohai, a pesar de tener un pasaporte chino y, por lo tanto, no tener que solicitar visado, su viaje estuvo condicionado a: 1) tener que pagar un billete por un coste muy superior a la media de mercado en años anteriores, 2) tener que presentar una prueba PCR negativa previa al viaje, 3) permanecer durante tres semanas en un hotel de cuarentena dispuesto por las autoridades sanitarias chinas y 4) viajar desde Tianjin, donde se encontraba el único aeropuerto operativo para vuelos internacionales en China en ese momento hasta su hogar en Zhejiang (a 1.470 km).
Afortunadamente, Bohai no dio positivo en Covid-19 a su llegada a China. De otro modo, se habría tenido que hacer cargo de los gastos de hospitalización de un mínimo de 28 días que marcaba el protocolo sanitario chino en ese momento. En cualquier caso, implicó cargas económicas que no hubiesen podido ser asumidas por una persona en una situación económica peor que la suya, que lleva más de una década asentado en España con un negocio rentable. Asimismo, es importante destacar el consumo de tiempo adicional. Por un lado, para aquellas crisis más graves puede implicar que la persona haya muerto antes de que el/la familiar llegue a su destino en China. Por otro, implica poder disponer de una cantidad importante de días no laborables. Por tanto, en el contexto pandémico la desigualdad en el acceso a la movilidad con base en el factor de clase social se agudizó.
Teniendo en cuenta que los viajes en este contexto suponían restricciones o dificultades adicionales, la tendencia generalizada ha sido la reducción en el número de viajes y el aumento de la duración de estos. Por ejemplo, de las 30 personas que contestaron al cuestionario, 19 de ellas viajaban a China al menos una vez al año, con una estancia de duración media de dos meses. Durante 2021 el número de personas que viajó a China se redujo a solamente cuatro y la duración media de sus estancias se duplicó (4,3 meses).
Volviendo al caso de Bohai y a su viaje a China tras el accidente de su madre, cabe destacar que la duración de su estancia (casi medio año) fue posible gracias a la baja demanda de trabajo y las numerosas restricciones a la hostelería (cierre, horarios, capacidad, etc.) en Barcelona. Cuando se acercaba el inicio de la temporada alta, Bohai anunció que volvía a España para hacerse cargo de las demandas productivas. Con base en los casos documentados en la primera fase de la investigación, en otras circunstancias la alternativa a su estancia extendida habría pasado por estancias más cortas, secuencias de viajes acomodadas a ritmos laborales (ej., volviendo a España en Semana Santa), juntamente con la subcontratación a largo plazo del cuidado, total o parcial, en China. Esta reconfiguración temporal de las unidades familiares, en China y España respectivamente, sirvió también para que fuera Bohai y no una mujer de dentro o fuera de la familia (por ejemplo, una nuera que vive en China) la persona que ejerció el papel de cuidador principal durante el periodo de cuidado intensivo tras el accidente, pudiendo acometer en primera persona las obligaciones derivadas de la ideología de la piedad filial. Cabe destacar cómo este parón forzoso permitió un reequilibrio entre la esfera productiva y reproductiva. Además de pasar tiempo con su madre y su padre, también pudo convivir de forma excepcional con su hijo mediano y su hija menor, quienes permanecen en China al cuidado de la generación mayor. Esta posibilidad de una mayor convivencia generacional se dio también en otras familias, apuntando a la naturaleza flexiva de estas a la hora de acomodar capacidades, necesidades y recursos de cuidado.
Dinámicas de reagrupación familiar en pausa
La abuela y el abuelo Zhang han cuidado de varios de sus nietos/as en Qingtian durante las últimas décadas. El penúltimo llegó a España por reagrupación familiar en 2016. En ese momento, su hermano menor no quiso mudarse a España y pidió a su familia retrasar la reagrupación familiar, contradiciendo así el patrón general de reunificación familiar temprana. Esta debería haberse tramitado, como muy tarde, en 2021, pero dadas las circunstancias la familia ha optado por descartar esa opción y que permanezca en China, porque es —dicen— un contexto “más seguro”. De este modo, la vía de reunificación familiar se cierra, ya que solo es posible reunificar a descendientes menores de 18 años. En el caso de querer trasladarse a España habría de hacerlo por otra vía (visa de estudios/lucrativa/de trabajo), dificultándose su tramitación, ya que no se parte del supuesto de tener un derecho, como ocurre en el caso de la reunificación familiar.
Sin embargo, la relación entre pandemia e interrupción de los planes de reunificación familiar no se da solo en esta familia. En 14 de las 30 familias de las personas que contestaron al cuestionario sobre el impacto del Covid-19 se planteaban la reagrupación familiar (tres de ellas a ascendientes y 11 a descendientes) y en 11 casos han cambiado de opinión debido a la pandemia. Esta tendencia aparece reflejada también en las estadísticas oficiales de concesión de residencia por reunificación familiar en España. Aunque ya existía un progresivo descenso en los años anteriores, en paralelo a una ralentización en la llegada de inmigrantes chinos a España, este se vuelve abrupto en 2020 y 2021 con un descenso de prácticamente un 60% en el número de personas reunificadas entre 2019 y 2021 (OPI, 2022). Si bien en 2020 la situación en cuanto a movilidad y atención en los consulados españoles en China fue complicada durante la primera mitad del año, en 2021 China mantenía un fuerte control de movilidad internacional, pero la situación interna se normalizó, por lo que no se podría atribuir este descenso a factores institucionales.
Al igual que en el caso expuesto al inicio de la sección, las entrevistas informales y las respuestas obtenidas en el cuestionario apuntan a que la incertidumbre generalizada y las dudas sobre la seguridad en un contexto tan incierto como el resultante de la pandemia han propiciado que los procesos de reunificación familiar se pospongan. Sin embargo, a diferencia del nieto de la familia Zhang anteriormente expuesto, esta situación de suspensión indefinida no necesariamente condiciona el futuro a medio y largo plazo de los/as menores, ya que siempre que haya margen hasta los 18 años puedes ser reunificados/as. Por otro lado, pese a que las personas informantes indican que no es el mejor momento para realizar cambios y que es mejor esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos, el factor económico es apuntado por varias personas como elemento clave en el cambio de preferencia sobre si vivir en España o en China.
Experiencia conectada y percepciones cambiantes
Esta ha sido la primera pandemia de la historia caracterizada por una conexión a nivel global con flujos de información en tiempo real. La multiplicidad, velocidad y simultaneidad han sido destacadas por las personas informantes como clave en la circulación de información en el contexto pandémico. En línea con la primera parte de la investigación (prepandémica) WeChat aparece como herramienta canalizadora para la gestión y despliegue del cuidado en estas familias. Para empezar, la conectividad transnacional permitió que cuando la pandemia se recrudeció en China, pero todavía no había agitado Europa, los familiares afincados en España gestionaran el envío de mascarillas y otro material sanitario. Esta circulación del cuidado material no era diferente de otras ocasiones previas a la pandemia: había una crisis familiar a la que hacer frente y la dislocación espacial permitía acceder a cierto tipo de recurso7. Sin embargo, estas prácticas fueron tildadas de egoístas por parte de los medios de comunicación españoles.
Por otro lado, WeChat ha permitido un contacto continuo, un asesoramiento y verificación del estado de salud en tiempo real y recurrente. Por ejemplo, durante los meses más duros de la pandemia en España, la abuela Lin solo se quedaba tranquila si realizaba una videollamada tres o cinco veces al día a sus hijas en Madrid. Con la frase “没办法” (mei banfa) o “no hay alternativa”, hacía referencia a que la situación era la que era: ellas no podían volver a China. Sin embargo, indicaba, a través de las videollamadas diarias podía verlas y saber dónde y cómo estaban, comprobar su estado anímico, si tosían, si el color de su piel era el adecuado, etc. Si las hijas de la abuela Lin se hubiesen negado a realizar al menos una videollamada al día, la sospecha hubiese sido inmediata.
Cabe destacar que, mientras otras formas de cuidado están fuertemente atravesadas por el factor de género, en el caso del cuidado a distancia, si bien prevalece el rol de la mujer como mediadora, este es compartido. Por ejemplo, el propio abuelo Lin mantenía contacto multimodal con sus hijas a diario, mediante videollamadas individuales o compartidas con su esposa, pero también mediante interacciones virtuales con distinto grado de interacción directa: desde revisión de perfiles de redes sociales, acciones de dar “me gusta” a envío de noticias y otros contenidos digitales. Siendo este tipo de interacción más habitual con las generaciones menores (nietos/as). En cualquier caso, destaca el alto grado de conectividad durante el periodo, reportando todas las familias tener contacto diario más intensivo durante 2020 y una progresiva relajación en 2021. Si bien es cierto que existe un alto grado de interacción habitual en estas familias y las videollamadas transnacionales forman parte su rutina.
La mayor dificultad para seleccionar la información a transmitir, la posibilidad de hacer un filtro previo, es incluso mayor cuando pasamos de una situación individual a un fenómeno global como ha sido la crisis del Covid-19. A través de diferentes redes sociales y medios de comunicación masiva, las familias en China se han mantenido informadas sobre la pandemia y sus consecuencias socioeconómicas (creciente sinofobia, España como país líder en los rankings de mortalidad, consecuencias de la fuerte crisis económica, etc.). Con base en los testimonios recabados durante el trabajo de campo las fuentes de información utilizadas se multiplican (familiares, embajadas, periódicos, canales de televisión, foros de internet, etc.). Como indicaba un informante, un joven adulto descendiente de inmigrantes chinos en España, él recibía más información sobre la pandemia en España y Europa a través de sus familiares y redes chinas que de manera directa a través de los medios en España. Sin embargo, miembros de familias asentados en España reportan también haber tenido que dedicar esfuerzos a desmentir noticias que creían incorrectas o exageradas con respecto a la gestión y el alcance de la pandemia en España en sus diferentes fases, ya sea por convencimiento o para evitar una preocupación aún mayor para los familiares que permanecían en China.
Discusión
Los resultados expuestos permiten una visión contextualizada de la circulación de los cuidados en las familias transnacionales chinas desde marzo de 2020, en la cual los efectos económicos y demográficos de la pandemia son dos de los elementos a tener en cuenta. La llegada del Covid-19 supone un cambio de tendencia, con un descenso en el número de personas chinas residiendo en España. Existe un cambio en la dirección de los flujos de movilidad, en este caso hacia China, aunque ello no implique necesariamente la idea de retorno como hecho permanente, sino como un movimiento más dentro del amplio abanico de movilidades características de la vida en el espacio social transnacional (Carling y Erdal, 2014). En esta realidad transnacional, la movilidad no está instigada únicamente por factores económicos, teniendo los cuidados un papel clave. Sin embargo, el contexto pandémico ha conllevado un cambio, tanto cualitativo como cuantitativo, en las visitas rutinarias y de crisis (Baldassar, 2007), influenciado, en parte, por las cambiantes demandas productivas que, a su vez, han permitido un reequilibrio temporal entre la esfera productiva y reproductiva.
Los esfuerzos por controlar la pandemia han propiciado trabas burocráticas y restricciones económicas y temporales adicionales que han tenido un impacto directo en la capacidad para poder realizar visitas, con una mayor afectación para aquellas personas en situación económica desfavorecida. Así, en línea con los resultados documentados en otros contextos, la pandemia ha contribuido a aumentar las desigualdades en el acceso a un recurso clave, particularmente en un escenario tan incierto, como es la movilidad (Cabezón-Fernández y Oso, 2022; Kempny, 2023; Merla et al., 2020; Simola et al., 2023; Skovgaard-Smith, 2023), reforzando así los regímenes de inmovilidad cimentados con base en factores socioeconómicos (Brandhorst et al., 2020; Glick y Salazar, 2013). Además, esta situación ha contribuido a visibilizar, aún más si cabe, el peso de los Estados a la hora de estructurar o desestructurar la vida transnacional (Bell et al., 2023; Hu et al., 2022), y la importancia de la movilidad física en la circulación del cuidado en las familias transnacionales (Baldassar y Merla, 2014; Brandhorst et al., 2020; Merla et al., 2020; Simola et al., 2023). En este sentido, cabe destacar la importancia de retener el pasaporte chino en momentos en los que las fronteras nacionales se volvieron menos permeables, posibilitando la entrada a China cuando había vuelos disponibles.
Por otro lado, los planes de reunificación familiar se han visto condicionados por la irrupción de la pandemia quedando, en la mayoría de los casos, suspendidos indefinidamente. En contraposición a las visitas de cuidado, y en contraste con el peso habitual de las leyes y políticas públicas en la inmovilización de personas y la consecuente disrupción de las relaciones intergeneracionales (Brandhorst et al., 2020; Merla et al., 2020), la movilidad relacionada con la reunificación familiar no se ha visto alterada principalmente por trabas estructurales o burocráticas adicionales, sino por la percepción de seguridad y fiabilidad de los diferentes contextos nacionales, unidas a preocupaciones de orden económico. En un contexto como el pandémico, que ha servido para revalorar el rol de la movilidad e inmovilidad en nuestras vidas (Salazar, 2021), en este caso, la inmovilidad deviene un recurso clave en la gestión del cuidado familiar, tratándose de una condición elegida, aunque no por ello totalmente libre de condicionamientos (Mata-Codesal, 2015; Salazar, 2021).
En este sentido, mientras es de esperar que las visitas de cuidado rutinario a China retomen sus patrones habituales (aunque condicionadas por la crisis económica), la posibilidad de que los patrones de reunificación familiar se restituyan se plantea como un interrogante que solo el tiempo despejará. En cualquier caso, esa reorientación podría ser entendida en el marco más general de un cambio en la percepción social de la migración del área hacia Europa. Esta reorientación ha sido documentada en investigaciones anteriores (Lamas-Abraira, 2021; Masdeu, 2014), apuntando a que, si bien la migración hacia Europa constituía un imperativo social a finales del siglo XX, en la última década se ha producido una desidealización de la migración y la realidad migratoria en destino. La mejora en la calidad de vida en China y su desarrollo como potencia económica, en paralelo a la crisis económica continuada de países como España, ha conllevado a un cuestionamiento sobre la necesidad o idoneidad de migrar. El criticismo con respecto a la gestión de la pandemia en España vendría a reforzar esta percepción.
Si bien la pandemia ha alterado los planes y patrones de movilidad física relacionada con el cuidado, reduciéndolos al mínimo, ha intensificado la movilidad virtual que posibilita la copresencia a distancia (Baldassar et al., 2016). A nivel individual, los dispositivos móviles y, muy particularmente la aplicación WeChat, han permitido una hiperconexión e hipervigilancia caracterizada por la inmediatez y la simultaneidad, en un contexto en el que la salud física y anímica devino clave. La videollamada es destacada como herramienta imprescindible en el cuidado y la gestión emocional de una pandemia mediada por 10.000 km de separación geográfica. En un contexto en el que, como apuntaba la abuela Lin, no había otra alternativa a la distancia física, la sincronicidad visual y auditiva permitía una experiencia más cercana que cualquier otro medio de comunicación disponible (King-O’Riain, 2015). Por otro lado, es importante señalar que, a diferencia de otras pandemias o grandes crisis ocurridas décadas atrás, la información genérica sobre contextos geográficamente lejanos ya no puede ocultarse o minimizarse como una forma de evitar preocupar a los familiares (Baldassar, 2007; Sampaio, 2020). A través de distintos medios de comunicación y redes sociales, familiares a ambos lados de las fronteras nacionales, se han mantenido al tanto y han monitoreado los avances y retrocesos en el control de la pandemia, tanto a nivel sanitario como económico, contribuyendo a su vez a modelar la percepción sobre los distintos contextos nacionales.
En línea con los casos documentados por Hu et al. (2022), la realidad pandémica en ambos países y las aclaraciones o desmentidos de informaciones contradictorias o sesgadas formaban parte de su comunicación diaria. En este sentido, cabe señalar la generalización de las habilidades en el uso del móvil y de la aplicación WeChat, entre otras, para las generaciones mayores (Guo, 2017), posibilitando el acceso a diferentes canales y fuentes de información. Este hecho es relevante también para entender las dinámicas intergeneracionales a distancia en las familias chinas, posibilitando una conexión intergeneracional y multimodal, mediante interacción directa e indirecta. En resumen, en este contexto, la alta conectividad y la multiplicación de canales y flujos de información a nivel individual y colectivo, así como de alcance local y global, han condicionado la circulación física y virtual del cuidado en el espacio social transnacional.
Conclusiones
Este artículo ha explorado las repercusiones de la pandemia en la circulación del cuidado en las familias transnacionales chinas entre Zhejiang y España. En el nuevo e incierto escenario ciertas dinámicas se han visto alteradas. El cuidado transnacional, en tanto que es parte integral de la idiosincrasia de estas familias, se ha mantenido, aunque reformulado a través de patrones cambiantes de movilidad física y virtual. El seguimiento de casos particulares desde 2016 a 2022 ha permitido ilustrar con ejemplos concretos los cambios y tendencias documentados a través de fuentes de información primarias y secundarias, por lo que este artículo aporta una visión contextualizada sobre el fenómeno estudiado y no se limita a realizar una fotografía fija sobre un momento determinado.
Desde el ámbito de los estudios de familia, destaca la flexibilidad y la capacidad de adaptación de estas familias a circunstancias cambiantes en las que factores de orden económico, cultural e ideológico dialogan, así como el rol esencial de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en las dinámicas familiares en un contexto de incertidumbre. Desde la perspectiva de los estudios migratorios, la (in)movilidad relacionada con el cuidado familiar emerge como recurso clave en el contexto (post)pandémico.
A raíz de los resultados, se hace patente la necesidad de un estudio longitudinal para conocer si realmente las consecuencias de la pandemia han supuesto un punto y aparte o simplemente una reconfiguración temporal en la circulación del cuidado en estas familias. Finalmente, sería necesario un trabajo de mayor extensión para poder hacer referencia a otros flujos de cuidado material (circulación de objetos, dinero y vivienda) que, pese a implicar cambios de menor calado y mucho menos generalizados, resultan interesantes y no han podido ser abordados en este artículo.
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Notas
Notas de autor