Interseccionalidad en los estudios de familia: género, raza y sexualidad
Mentalidad machista, estilos parentales y vulnerabilidad social en Argentina. Un estudio asociativo*
Macho mentality, parental styles and social vulnerability in Argentina. An associative study
Revista Latinoamericana de Estudios de Familia
Universidad de Caldas, Colombia
ISSN: 2145-6445
ISSN-e: 2215-8758
Periodicidad: Semestral
vol. 14, núm. 2, 2022
Recepción: 28 Octubre 2020
Aprobación: 21 Septiembre 2021
Resumen: Objetivo. Analizar las relaciones que existen entre el machismo, la vulnerabilidad social y los estilos parentales. Metodología. Se utilizó la subescala de Machismo de la Evaluación Multifásica de las Culturas, la Escala de Nivel Socioeconómico y la Escala de Relaciones Padres-Infante. Se evaluó una muestra de 190 cuidadores primarios de niños, niñas y adolescentes de 4 a 16 años (M.edad= 6.98, DS= 4.12), de diferentes países de Latinoamérica. Resultados. Se encontró que a mayores niveles de machismo y vulnerabilidad social, los estilos parentales positivos tendían a disminuir. A su vez, el machismo se asoció de forma negativa con algunas variables socioeconómicas. Conclusión. Es necesario realizar intervenciones desde las políticas públicas para disminuir estos fenómenos, en pos de garantizar estilos parentales de calidad que promuevan el desarrollo óptimo de niños, niñas y adolescentes.
Palabras clave: machismo, roles de género, vulnerabilidad social, estilos parentales.
Abstract: Objective. To analyze the relationships that exist between macho mentality, social vulnerability and parental styles. Methodology. To carry out this analysis, the Machismo of Multiphasic Assessment of Cultural Constructs subscale, the Socioeconomic Level Scale and the Parent-Infant Relationship Scale were used. A sample of 190 primary caregivers of boys, girls and adolescents aged 4 to 16 years (M.age= 6.98, SD= 4.12), from different Latin American countries was evaluated. Results. It was found that at higher levels of male chauvinism and social vulnerability, positive parenting styles tended to decrease. In turn, machismo was negatively associated with some socioeconomic variables. Conclusion. It is necessary to carry out interventions from public policies to reduce these phenomena in order to guarantee quality parenting styles that promote the optimal development of children and adolescents.
Keywords: macho mentality, machismo, gender roles, social vulnerability, parental styles.
Introducción
En los últimos años, el interés general hacia los estudios de género y su impacto en la vida de las personas ha aumentado significativamente a nivel regional (América Latina) y específicamente, en Argentina (Audran, 2017). Dan cuenta de esto los movimientos de “Ni una menos” en 2015 (Sciortino, 2018), “Mirá cómo nos ponemos” en 2018 (Camezzana, 2020), ambos surgidos en Argentina y la performance Chilena del grupo Las Tesis denominada “Un violador en tu camino” (2019). Estos han logrado expresar el descontento social hacia las violencias ejercidas sobre las mujeres, visibilizar reclamos históricos de los feminismos y otros sectores de la sociedad para el abordaje de las mismas, y poner en la agenda pública la relevancia de considerar la perspectiva de género en la planificación de las políticas públicas (Bermúdez, 2019; Castro, 2018). Un ejemplo es la creación del “Ministerio de las mujeres, géneros y diversidad” en diciembre de 2019 en Argentina y la reactualización de los debates acerca de la Ley de Educación Sexual Integral (2008).
La principal denuncia alude a que se vive en una sociedad con marcadas desigualdades de género. Según la OMS (2018), el género se refiere a los conceptos sociales de las funciones, comportamientos, actividades y atributos que cada sociedad considera apropiados para hombres y mujeres (Messina, 2017). Las desigualdades mencionadas se producen al privilegiar ciertas características asociadas a los varones por sobre las mujeres y otras identidades de género. Esto se traduce en diferencias en el ejercicio del poder que impactan en la vida cotidiana en distintos niveles, como la crianza y las relaciones familiares, las dificultades de acceso y permanencia en ciertos entornos laborales, el ámbito de la justicia, la política y la economía (Messina, 2017; Pérez, 2018). En su cara más extrema, se evidencia en el ejercicio de diversos tipos de violencias hacia las mujeres. Entre 2013 y 2018 se han registrado más de medio millón de casos, que incluso pueden llegar a su femicidio, cuyas cifras en el país son preocupantes (Instituto Nacional de Estadística y Censos [INDEC], 2019).
En la mayoría de las sociedades el género provee un fuerte marco organizacional acerca de cómo los individuos son tratados y cómo se espera que se comporten. Si bien hay una variación considerable entre familias latinas, las atribuciones al género femenino están relacionadas con ser sumisa, casta, cariñosa y dependiente; mientras que el rol de género masculino se asocia a ser dominante, viril e independiente (Lupano-Perugini y Castro-Solano, 2019, Monreal-Gimeno et al., 2019). Es posible afirmar entonces que la masculinidad se construye a través de un proceso cultural de transferencia de ciertas características que se interiorizan psíquicamente (Harris, 1995).
En este sentido se puede definir al machismo como un conjunto de suposiciones, accionares y formas de comportarse basadas en la premisa que lo masculino es superior a lo femenino (Castañeda, 2007) y que puede ser ejercido por cualquier persona. Harris y Sánchez (1998), lo definen como un sentimiento que nace de la naturaleza agresiva del hombre, expresado como una superioridad natural hacia la mujer, lo que les permite posicionarse en un rol dominante en ámbitos públicos y privados. En el mismo sentido, el concepto de sexismo también se asocia a las desigualdades de género y se puede dividir en a) ambivalente: el cual comprende dos tipos de actitudes sexistas: hostil (abierto, visible y explícito), y b) benevolente (sutil e invisible, que de igual manera refuerza la idea de la mujer como débil y necesitada de protección) (Glick & Fiske, 1996; Lee et al., 2010a, 2010b). Ambas formas de sexismo sirven para legitimar los roles tradicionales de género (Brandt, 2011; Chen et al., 2009; Shnabel et al., 2016).
Además de estudiar los roles asignados a cada género, es de gran relevancia analizar el tipo de prácticas de crianza, por su influencia en el desarrollo infantil, lo cual se abordará desde el constructo estilos parentales. A partir de esto, se evaluará su relación con las creencias sexistas y su influencia en el desarrollo de niños, niñas y adolescentes (en adelante, NNyA). La conducta parental se ve definida a partir de dos dimensiones, por un lado, el grado de apoyo (que incluye la comunicación, el compromiso y sensibilidad con las necesidades del NNyA) y por el otro, el control (i.e., exigencias) de los padres hacia los hijos e hijas, dando lugar a la clasificación de cuatro estilos parentales. Es así que aquellas prácticas parentales vinculadas a un grado de aceptación y control equilibrado, se encuentran delimitadas dentro del estilo democrático, encontrando en el otro extremo el estilo autoritario, caracterizado por menores niveles de aceptación y un control estricto y patológico. De otra parte, aquellas conductas de los cuidadores que abarcan mayor aceptación y autonomía extrema se encuentran vinculadas a un estilo permisivo y en aquellas crianzas donde haya menor aceptación y control, como también baja demanda y respuesta a los NNyA, se vinculan a prácticas de mayor estilo negligente (Baumrind, 1978, 1996; Maccoby & Martin, 1983; Richaud de Minzi, 2005).
Las prácticas de crianza son de gran importancia para regular las demandas y estresores del ambiente, específicamente en contextos de mayor adversidad. Por lo tanto, otro fenómeno de importancia dentro de la región es el de vulnerabilidad social, el cual es considerado un factor multidimensional (Hauser & Labin, 2018), debido a que posee múltiples aspectos distintos al del ingreso económico. Algunas dimensiones de la vulnerabilidad social están relacionadas con el tipo de vivienda y la zona de la misma, el hacinamiento, el acceso a la educación y a un mínimo de tres comidas diarias (Biggeri & Karkara, 2014; Boltvinik, 2000).
Resulta menester considerar que en aquellos casos en los que se manifiesta este fenómeno de deprivación, ocurren a su vez factores que se articulan de manera aditiva y sinérgica (Mazzoni et al., 2014), los cuales conllevan un efecto negativo en el desarrollo socioemocional y cognitivo, debido a que abarca cuestiones vinculadas a los estilos de crianza autoritarios o negligentes (Vargas et al., 2017), así como también arriesgarlos a sentir estrés y vivenciar violencia y someterlos a bajos niveles de alimentación nutritiva y de salud (Meléndez y Solano, 2017). En esta línea, Kaiser et al. (2017), encontraron que una crianza severa puede funcionar como mediadora entre la vulnerabilidad social y las conductas problemáticas de los y las niñas.
En Latinoamérica, aproximadamente el 31 % de la población se encuentra por debajo de la línea de pobreza (Comisión Económica para América Latina y el Caribe [Cepal], 2019), y se espera que crezca drásticamente en el próximo año debido a los diversos inconvenientes que trajo aparejada la pandemia por el COVID-19 (Cepal, 2020; ODSA-UCA, 2020). Se ha encontrado que la vulnerabilidad social se asocia y predice variables cognitivas (Ferroni et al., 2019; Gago-Galvagno et al., 2019), de interacción padre e infante (Gálvez & Farkas, 2017; Ribeiro-Accioly et al., 2018), y los estilos parentales (Clerici et al., 2020; Simaes et al., 2019) en NNyA.
El contexto presenta un rol fundamental en el desarrollo humano, siendo así que ambientes de mayor adversidad, privaciones sociales, violencia y negligencia exponen a los miembros de la familia a mayores estresores. Es por esto que las prácticas parentales juegan un rol crucial como moduladores de las demandas del entorno, incluyendo aquellas experiencias de amenazas, inseguridad y abuso en la crianza de los NNyA (Lupien et al., 2016; Sobolewski et al., 2018). Sin embargo, se han encontrado diversos factores que actúan como protectores ante privaciones sociales, en consecuencia, ante mayor educación materna se ha registrado un aumento de las estrategias de afrontamiento y mayores verbalizaciones prosociales, lo cual impacta en el modo en que se regulan las tensiones del contexto, repercutiendo en el desarrollo social y emocional de los NNyA (Schoenfelder et al., 2015; Bingham & Mason, 2018; Pinquart & Kauser, 2018).
En relación con lo mencionado, se explica que a mayor nivel educacional del jefe o jefa de hogar y mayor ingreso per cápita, se presentan conductas parentales más asertivas (Bornstein et al., 2010; Rowe, 2018). Sin embargo, hay resultados contradictorios, ya que mayores niveles educativos de los padres y madres, también se encuentran asociados a estilos de crianza autoritarios, además de hallarse diferencias en distintas culturas (Anton et al., 2015). Es así que, independientemente del nivel socioeconómico de la familia, diversos estudios han comprobado que aquellas prácticas de crianza caracterizadas por un control patológico y conductas punitivas, contribuyen a una mayor agresividad e inestabilidad emocional en los NNyA (Richaud de Minzi et al., 2013). Por otro lado, la negligencia y la permisividad por parte del adulto también se encuentran asociadas a una disminución en las competencias sociales, cognitivas y emocionales de los NNyA (Hermida et al., 2010; Pascoe et al., 2016).
A su vez, el modo en que los cuidadores distribuyen el rol de crianza según género predice significativamente la conducta de los NNyA (Trenas et al., 2012). En investigaciones previas se ha encontrado que el machismo contribuye a las prácticas de crianza y al desarrollo del lenguaje de los NNyA (Vásconez Rivera, 2017), siendo de gran relevancia delimitar el modo en que las madres y padres distribuyen el rol de género en sus prácticas y sus efectos en el desarrollo.
La relación entre los estilos parentales y el machismo ha sido estudiada en diversas partes del mundo, sin embargo, se cuenta con pocos estudios al respecto en Latinoamérica. Adams & Govender (2008), han encontrado que hay una correlación entre las expectativas parentales y la ideología de la masculinidad tradicional asociada a estilos autoritarios, y también hallan que los padres varones asumen un rol activo para incentivar a sus hijos varones a que participen en un deporte, mientras que toman un rol menos activo a la hora de brindar un acompañamiento personal o brindarles consejos. También se ha encontrado que los estilos parentales de los hombres (tanto los duros como los de aceptación) inciden en algunas conductas prosociales de los adolescentes, p. ej. la aceptación de los padres está asociada positivamente a la ayuda compuesta, ayudar en situaciones de crisis, emocionales y de forma complaciente (Streit et al., 2021).
Por su lado, Vázquez Miraz (2017), encuentra que cuando se da mayor ideología de rol, mayor grado de cultura del honor y mayor sexismo, los progenitores tienen un estilo parental mayormente autoritario en la educación de sus hijos e hijas. Por otro lado, Raffaelli & Ontai (2004), encontraron una crianza diferenciada por género, ya que las mujeres latinas son disuadidas para que no se relacionen de manera romántica mientras viven en casa de sus cuidadores primarios y que estos limitan el contacto de las hijas adolescentes con posibles parejas. En su estudio, también se halla que los padres latinos son más estrictos y se preocupan más por la seguridad de sus hijas que de sus hijos.
Lin & Billingham (2014) en su estudio sobre estilos parentales y la identidad de género en estudiantes universitarios, hallaron que el autoritarismo de los padres hacia sus hijos varones es significativamente más alto en comparación con sus hijas, lo cual concuerda con lo planteado por Kuhn & Laird (2011), respecto a que se espera mayor autonomía conductual y psicológica de los varones generada por las expectativas de los roles de género y por la presión de los pares de ser independientes (Fleming, 2005). A su vez, el estilo parental maternal y el paternal son percibidos por los participantes de manera similar (Rinaldi & Howe, 2012; Winsler et al., 2005).
La importancia de continuar profundizando en el estudio de los estilos parentales, radica en que es un factor determinante en el desarrollo cognitivo y emocional de los infantes, como también su relación con el machismo. Es menester continuar investigando aquellas variables que intervienen en el modo en que los cuidadores se relacionan con sus hijos e hijas, a fin de identificar y prevenir, en un segundo momento, conductas disfuncionales y poco favorables para el crecimiento de los infantes. A partir de las investigaciones revisadas, se observa que los estilos parentales democráticos predicen el desempeño académico, habilidades sociales y variables cognitivas de los NNyA, razón por la cual se vuelve importante estudiar los factores asociados a esta variable. A su vez, el machismo y la vulnerabilidad social son fenómenos que afectan en gran porcentaje a la población Argentina.
Sin embargo, debido a la contradicción en los resultados, y a la escasa investigación en la región (Latinoamérica), se vuelve importante estudiar la relación de estos fenómenos sociales y los estilos parentales. Se espera encontrar que: a) mayor cantidad de criterios de necesidades básicas insatisfechas y más nivel de machismo se relacionen de forma positiva con prácticas parentales más autoritarias y de forma negativa con los estilos de crianza democráticos, b) una asociación positiva entre cantidad de criterios de pobreza y niveles de machismo, y c) ante mayor grado de apoyo social y emocional, mayores niveles de satisfacción hacia la paternidad/ maternidad, un mayor compromiso, comunicación y autonomía promovida por los padres hacia los infantes.
Método
Diseño
El diseño de la siguiente investigación fue cuantitativo, no experimental (la variable independiente fue asignada y no se controlaron todas las variables contaminadoras) con alcance descriptivo y asociativo, y de corte transversal.
Participantes
Los participantes consistieron en 190 cuidadores primarios (M.edad= 36.39, DS= 6.84) de NNyA entre 4 y 16 años (M.edad= 6.98, DS= 4.12). Los cuidadores reportaron que el 50 % de los NNyA era del género femenino, el 48 % del género masculino, y el 1 % restante otro. 180 NNyA eran de Argentina, mientras que 4 eran de Uruguay, 3 eran de Chile, 2 de Perú, y 1 de Bolivia. Específicamente, la mayoría de la muestra eran de grandes ciudades de Argentina, como Ciudad Autónoma de Buenos Aires (65 %), Provincia de Buenos Aires (10 %), Ciudad de Córdoba (9 %), Rosario (6 %) y Mar del Plata (4 %). Los sujetos de Uruguay eran de Montevideo, los de Perú de Lima, y una persona de Bolivia de Sucre.
En cuanto al nivel educativo, el 70 % de cuidadores primarios que componían la muestra presentó aunque sea un nivel de terciario completo o superior. Solo el 8.5 % de cuidadores no terminó la escuela secundaria. A su vez, es necesario destacar que el 51 % de los cuidadores eran profesionales, el 25 % eran empleados de distintos sectores, 12 % eran técnicos, 8 % tenían trabajos no calificados, el 3 % restante amo/a de casa, y el 1 % estaba desempleado.
A pesar de que se convocó a madres, padres y cuidadores primarios de los infantes, en su mayoría (91 %) las respuestas fueron de las madres. El resto de la muestra estuvo conformada por 12 padres, una tía, un tío, una hermana, una abuela y un cuidador.
Debido a la dificultad de acceso a la muestra, el tipo de muestreo fue no probabilístico de tipo intencional. Los criterios de inclusión de la muestra fueron que los NNyA fueran de 4 a 16 años, de Latinoamérica, y tuviesen español como lengua nativa.
Instrumentos
Subescala de Machismo (Cuellar et al., 1995). Para medir la variable “machismo” se utilizó la subescala de Machismo de la Evaluación Multifásica de las Culturas adaptada a México. El instrumento consta de 17 afirmaciones con opciones de respuesta dicotómica (0= Falso; 1= Verdadero) y mide diversos aspectos del machismo como el dominio de las mujeres que consideran ser responsables de la crianza de sus hijos y de servir a su pareja masculina. Los autores reportaron una consistencia interna de .75 (Cuellar et al., 1995). Se determinó la fiabilidad de esta escala a través de la fórmula 20 de Kuder-Richardson (KR-20), la cual arrojó un índice de consistencia interna de .81 para esta muestra.
Cuestionario de Crianza Parental. PCRI-M, Roa y Del Barrio, 2001). Es un instrumento adaptado en España del Inventario de Relaciones Padres-Hijos (Gerard, 1994), que se utiliza para evaluar las actitudes de los padres hacia la crianza de sus hijos e hijas, a través las de siguientes escalas: Apoyo (9 ítems) que incluye el afecto, la sensibilidad, el apoyo social, emocional y económico recibido por un cuidador; Satisfacción con la crianza (10 ítems) la cual abarca el sentimiento de satisfacción obtenido por un cuidador a través de la maternidad o paternidad; Compromiso (14 ítems) incluyendo el nivel de interacción y conocimiento de los cuidadores sobre su hijo/a y el grado de participación en la crianza; Comunicación (9 ítems) como la percepción sobre la efectividad de la comunicación con su hijo/a; Disciplina (l2 ítems) entendida como el nivel de exigencia en la obediencia de reglas, normas y límites establecidos por los padres; Autonomía (l0 ítems) definida como la capacidad de dar independencia al hijo/a; Distribución de roles (9 ítems) conformada por actitudes sobre el papel que desempeña evaluando si los roles deberían ser compartidos por ambos padres para la crianza de los hijos/as; y por último, 5 ítems que evalúan la Deseabilidad social para medir el grado de conveniencia social en relación al machismo. Es así que, por medio de 78 ítems totales, se logra medir el grado de control y apoyo de los cuidadores primarios, dos variables fundamentales para definir el tipo de interacción que se establece entre cuidadores primarios e hijos/as. El instrumento está conformado por una escala Likert de 4 puntos que va desde “muy de acuerdo” hasta “total desacuerdo”. La escala demostró niveles adecuados de validez de constructo medidos a través de las correlaciones entre las subescalas (entre .48 y .68). La consistencia interna de la prueba, para todas las escalas del cuestionario, obtenida mediante el alfa de Cronbach, osciló entre .48 y .68 (Roa y Del Barrio, 2001). Para esta muestra, la consistencia interna obtenida mediante el alfa de Cronbach osciló entre .59 y .72.
Escala de Nivel Socioeconómico (NES, INDEC, 2000). La escala de Nivel Socioeconómico (INDEC, 2000) se utiliza para clasificar a los participantes en grupos de Necesidades Básicas Satisfechas (NBS) y Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), y fue utilizada en investigaciones previas (Elgier et al., 2017; Gago-Galvagno et al., 2019). Se contabilizó la cantidad de “Necesidades Básicas Insatisfechas” que presentaba la familia a partir de los siguientes criterios: a) la vivienda no cuenta con baño propio, b) hay presencia de hacinamiento (3 o más personas por dormitorio), c) los niños y niñas de primaria en el hogar no asisten a colegio primario, d) ambos cuidadores no presentan educación secundaria completa, e) ambos cuidadores se encuentran desempleados, f ) ausencia de acceso a alimentos (3 o 4 comidas diarias), g) ausencia de ingreso a sistema de salud. La escala tiene una puntuación que va de 0 a 7.
Procedimiento
Las baterías fueron administradas de forma voluntaria y anónima a los cuidadores primarios de NNyA mediante Google Formularios®. Los/las evaluados/ as debían dejar su correo electrónico de contacto para que los/las investigadores/as se comunicasen con ellos/ellas en los casos de que algún dato quedase incompleto.
Al comienzo de los formularios se otorgó el consentimiento informado, el cual consistía en la notificación de los objetivos y los instrumentos utilizados en la investigación. Para poder continuar debían completar y firmar dicho documento aceptando su participación. Los cuestionarios mantuvieron siempre la misma disposición a fin de establecer un control por equiparación y de repartir de manera ecuánime los efectos de aprendizaje y fatiga en todos los y las participantes.
La muestra de cuidadores primarios fue reclutada por medio de redes sociales (Facebook, WhatsApp e Instagram). Los datos se procesaron por medio del software IBM-SPSS (Statistical Package for the Social Sciences) en su versión Nº 24.
Resultados
Análisis de datos
Se realizó un preprocesamiento de los datos para detectar la posible presencia de outliers. A su vez, con el fin de inquirir la distribución de las variables se calculó la homogeneidad de varianzas, ejecutando una prueba de normalidad de Kolmogorov Smirnov y la prueba de Levene. Si bien las variables presentaron homogeneidad de varianzas (p> .05), en su totalidad se distribuyeron de forma anormal (p< .05) por lo que, en análisis posteriores, se utilizaron estadísticos no paramétricos.
Primero se describieron las variables utilizadas. Luego se realizó una prueba de correlación de Rho de Spearman para evaluar la asociación entre el machismo, la sensibilidad parental, las variables socioeconómicas y la edad de los infantes (Tabla 2). Por último, se realizó una prueba de regresión para evaluar el efecto conjunto del machismo y la cantidad de necesidades básicas insatisfechas en las distintas subdimensiones de la sensibilidad parental.
Estadísticas descriptivas del machismo, sensibilidad parental y nivel socioeconómico
Los niveles de machismo fueron bajos para esta muestra. Solo un sujeto (masculino) presentó el puntaje máximo de 17 (de Lima), y dos sujetos presentaron un puntaje de 8 (de Buenos Aires). La mayoría de los sujetos (70 %) presentó puntajes en torno a 0 y 1, produciéndose un efecto piso. Esto se vio corroborado por el alto índice de asimetría positiva encontrada para esta variable (.34). El único ítem que recibió respuestas equilibradas (59 % verdadero, 41 % falso) fue el que afirmaba: “Es importante para un hombre ser fuerte”.
Los niveles de sensibilidad parental fueron los promedios, en relación con la investigación de Roa y Del Barrio (2001) utilizando una muestra española y norteamericana.
Por último, la cantidad de indicadores NBI fue baja para esta muestra, solo un sujeto presentó los 7 criterios (el mismo que presentó el puntaje máximo de machismo), y luego solo 3 presentaron 5 criterios. La mayoría de la muestra (79 %) presentó puntajes entre 0 y 1, encontrándose un efecto piso también para esta variable.
La totalidad de la muestra respondió todos los ítems, por lo que no hubo pérdida de valores. En la Tabla 1 se resumen los resultados de los estadísticos descriptivos para las variables medidas.
Measurements | M (SD) | 95% CI | Range |
Machismo | 1.30 (1.99) | [1.02, 1.59] | 0-17 |
Sensibilidad Parental | |||
Apoyo | 23.63 (2.96) | [23.20, 24.05] | 17-33 |
Satisfacción Crianza | 32.37 (3.53) | [31.86, 32.87] | 22-37 |
Compromiso | 40.05 (3.00) | [39.62, 40.49] | 31-46 |
Comunicación | 25.73 (1.81) | [25.47, 25.99] | 15-27 |
Disciplina | 33.74 (4.05) | [33.16, 34.32] | 24-44 |
Autonomía | 29.98 (3.25) | [29.52, 30.45] | 21-39 |
Distribución de Roles | 25.11 (1.87) | [24.84, 25.38] | 19-29 |
Deseabilidad Social | 12.87 (1.45) | [12.66, 13.08] | 8-17 |
NBI | 0.76 (1.25) | [0.58, 0.94] | 0-7 |
*Edad | 6.98 (4.12) | [6.22, 7.74] | 0-16 |
Asociaciones entre machismo, sensibilidad parental, nivel socioeconómico y edad
Se encontró que el machismo se asoció de forma negativa con algunas subescalas de la sensibilidad parental. Específicamente, a mayores niveles de machismo, los niveles de apoyo, disciplina, autonomía y distribución de roles tendían a disminuir, aunque los coeficientes de correlación fueron bajos (entre .14 y .19). Esto quiere decir que a medida que el machismo aumentaba en el cuidador, su sensibilidad parental relacionada con apoyar, disciplinar de forma positiva, brindar autonomía suficiente a los NNyA a la vez que distribuir los roles en el hogar según los géneros, tendían a disminuir.
Por otro lado, se encontraron correlaciones positivas bajas a medias (entre .17 a .55) entre las diferentes subescalas de la sensibilidad parental. Sin embargo, la distribución de roles no se asoció con ningún puntaje de la escala de estilos parentales (p> .05).
En cuanto a las variables socioeconómicas, se encontró que el nivel educativo y el tipo de ocupación de ambos cuidadores se asoció de forma negativa con el machismo, y positiva con la mayoría de las subdimensiones de la sensibilidad parental positiva. Es decir, que a mayor nivel educativo y mayor calidad en las ocupaciones de los cuidadores primarios, menor eran sus niveles de machismo y mayor nivel de estilos parentales positivos durante la crianza reportados por los cuidadores. En cuanto a la cantidad de NBI, se encontró que se relaciona de forma negativa con el apoyo y la satisfacción en la crianza. Esto significa que a mayor cantidad de indicadores NBI en el hogar, menos apoyo brindaban los cuidadores a sus NNyA y menos satisfacción sintieron durante el proceso de crianza. Los coeficientes de correlación fueron bajos para estas asociaciones (entre .18 a .26).
Por último, la edad de los NNyA se asoció de forma positiva con el apoyo que los cuidadores le brindaban durante la crianza. No se encontraron asociaciones entre la edad del cuidador con el machismo y los estilos parentales (p> .05).
Discusión
En la siguiente investigación se trabajó acerca de las asociaciones entre la mentalidad machista, la vulnerabilidad social y las prácticas parentales en cuidadores primarios de NNyA. Se encontraron relaciones negativas entre los estilos de crianza con el machismo y con el nivel socioeconómico.
Específicamente, se encontraron asociaciones negativas entre el machismo y la parentalidad positiva, siendo que a mayores niveles de machismo son menores los niveles de apoyo, autonomía y disciplina positiva que brindan los cuidadores primarios a NNyA. En el mismo sentido, se encontró en investigaciones anteriores, que a una mayor exposición al sexismo ambivalente y a la violencia entre los padres, menor era el bienestar psicológico de los hijos/as (Ibabe et al., 2017). Esto podría deberse a que aquella conducta parental caracterizada por mayor violencia, relacionada con el machismo y el sexismo tanto benevolente como hostil, podría coartar el pleno desarrollo de las competencias sociales y emocionales en los NNyA o incluso establecer un contexto de mayores privaciones y en consecuencia, mayor sufrimiento psicológico. De ahí la importancia de promover la perspectiva de género con el fin de fomentar crianzas más saludables.
En cuanto a la distribución de roles, a mayor nivel de machismo de los cuidadores se evidenció una mayor fijeza en torno a los roles de género socialmente asignados; lo cual se condice con otras investigaciones, en donde se encontró que esta mayor fijeza tiene un gran peso en la predicción del sexismo tanto en varones como en mujeres (Malonda et al., 2017), favoreciendo así la perpetración de las desigualdades de género, que se evidencia aún más en el ámbito privado de la familia (Dema, 2004). Esta distribución desigual sumada a una crianza más punitiva ha apoyado actitudes sexistas en los hijos (Malonda et al., 2017). Por ejemplo, Mendoza González et al. (2020) encontraron que los NNyA que no participan del bullying son aquellos que menos se identifican con el estereotipo masculino tradicional, y poseen bajos niveles de maltrato, sobreprotección parental, control y crianza sin liderazgo, asociados al estilo parental autoritario.
En este sentido, es importante mencionar que los y las hijas tienen a la vista el modelo parental que su cuidador lleve a cabo, lo que puede ayudar a reforzar y fortalecer los roles tradicionales de género (Wood & Eagly, 2010) como así también reproducir las relaciones asimétricas originadas en una estructura patriarcal establecida en la división de roles (Chen et al., 2009). Por lo tanto, resulta de gran relevancia generar políticas públicas que promuevan prácticas parentales que favorezcan una distribución equitativa de roles entre los cuidadores, por su influencia en el desarrollo integral de NNyA.
Por otro lado, el ítem de la escala de machismo que mayor puntaje obtuvo fue “El hombre tiene que ser más fuerte”. Esto podría estar relacionado con el concepto de sexismo benevolente (Brandt, 2011; Chen et al., 2009; Díaz-Loving et al., 2019; Shnabel et al., 2016), uno de cuyos factores es el paternalismo protector, referido a la creencia de que las mujeres tienen menos capacidades y fuerza que los hombres, por lo que estos deben cuidar de aquellas (Cárdenas et al., 2010; Glick & Hilt, 2000).
En cuanto a la segunda hipótesis sobre las asociaciones entre machismo y vulnerabilidad, la misma se corrobora parcialmente. Si bien no se hallaron asociaciones significativas con la cantidad de NBI, sí se encontraron con el nivel educativo y tipo de ocupación de los cuidadores primarios. A su vez, el cuidador primario que demostró los mayores niveles de machismo, poseía el mayor grado de vulnerabilidad. Esto concuerda con otras investigaciones que demuestran que las variables socioeconómicas de los cuidadores explican la mayoría de los comportamientos en las investigaciones en psicología (Conway et al., 2018; Gago- Galvagno et al., 2019; Lawson et al., 2018). A su vez, estas variables de la familia presentaron mayor variabilidad para esta muestra, mientras que los criterios NBI fueron en general bajos, alcanzando un efecto piso. En este sentido, Garaigordobil & Aliri (2012) encontraron una correlación negativa entre el nivel educativo de los padres y el sexismo, lo cual coincide con los resultados hallados en la presente investigación. Herrera Hidalgo (2015), encontró que hombres con un nivel educativo bajo presentan mayores niveles de sexismo benevolente, ataque físico y coerción sexual. A su vez, aquellas personas con un nivel educativo alto tienen mayores posibilidades de acceder a un mejor trabajo, lo que disminuye la brecha entre los roles de género, coincidiendo con la correlación negativa hallada entre los niveles de machismo y el tipo de ocupación de los cuidadores primarios.
La educación brinda la posibilidad a la mujer de insertarse en el mercado laboral y empoderarse con respecto a sus relaciones sociales, a la vez que brinda actitudes negativas con respecto a los roles tradicionales de género (Rivera-Garrido, 2018). Por ende, se podría pensar que mejorar la calidad educativa, es una política efectiva para disminuir los niveles de machismo en la sociedad. Asimismo, en estudios previos se encuentra que existe una relación entre el nivel educativo de la mujer y la violencia de género en la pareja (Do Nascimento Paixão et al., 2019), considerándose como un factor de riesgo. Si la mujer tiene un nivel educativo bajo, es frecuente que dependa económicamente de su pareja, en consecuencia, la independencia económica genera menos probabilidades de violencia conyugal, generando que el dinero deje de ser un factor con el cual el marido pueda manipular o controlar a la mujer (violencia económica), posicionándose en un lugar más equitativo dentro de la pareja.
En cuanto al bajo nivel general de NBI y machismo, los sujetos de la investigación afirmaron vivir en ciudades capitales de país o provinciales (Buenos Aires, Córdoba, Montevideo, Lima y Santiago de Chile), las cuales concentran una gran cantidad de población, mayores niveles de escolarización (Bréville, 2020) y suelen ser más progresistas y cosmopolitas (Benza y Kessler, 2020). La mayoría de los sujetos manifestó vivir en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (65 %), una ciudad progresista con presencia del Estado (Gago-Galvagno et al., 2020), independientemente del estrato social de pertenencia. A su vez, la muestra posee mayormente un nivel educativo terciario o superior. Esto se podría interpretar como que un mayor nivel educativo provee un mayor acceso a la información, lo cual podría explicar la mejor distribución de roles, generando un menor grado de machismo.
Con respecto a la tercera hipótesis, los resultados la corroboran, ya que se observa que el grado de apoyo de los padres hacia los infantes se correlaciona positivamente con los niveles de satisfacción en la crianza, el grado de compromiso en los cuidados y también con el establecimiento de límites de forma asertiva y democrática (representada bajo la dimensión de disciplina). Otros estudios coinciden con la hipótesis de la presente investigación, afirmando una asociación positiva entre el apoyo parental, satisfacción con la crianza, compromiso y disciplina (Roa & Del Barrio, 2001).
A su vez, el presente estudio arroja que ante un mayor grado de compromiso se observa una mayor distribución de roles, autonomía y disciplina. Esto coincide con la literatura previa, ya que se ha encontrado que las dimensiones del cuestionario de crianza parental asociadas a conductas positivas se correlacionan con el estilo parental democrático (Cortés et al., 2014; Del Rio et al., 2016; Roa & Del Barrio, 2001; Yamuza et al., 2019).
Por lo tanto, la satisfacción de los cuidadores en su rol, la percepción de los padres respecto a la efectividad de la comunicación e interacción con sus hijos, la consistencia de normas y límites en la crianza y la flexibilidad se asocian entre sí, contrarrestando la posibilidad de ejercer un estilo de crianza autoritario, caracterizado por mayor control, rigurosidad y castigos (Raya et al., 2009; Roa & Del Barrio, 2001). Asimismo, el presente estudio establece una correlación significativa entre el sostenimiento de normas y límites dentro del hogar y el grado de autonomía, a la vez que la capacidad de los cuidadores de dar independencia al hijo/a se asocia positivamente con una mayor distribución de roles dentro del hogar.
Estudios previos arrojan que el apoyo y sostén propiciado por los cuidadores, la comunicación y el establecimiento de límites crean una base de apego segura que contribuye en el desenvolvimiento de las competencias sociales y el desarrollo de autonomía (Seibert & Kerns, 2015). Por lo tanto, se podría interpretar que ante mayor equidad en la distribución de roles, una mejor distribución de las tareas del hogar y cuidados asignados a cada miembro de la pareja, como también así mayores pautas de asertividad en la comunicación y mejores resultados en el establecimiento de límites seguros para el desarrollo de los NNyA.
Conclusiones
Los resultados de la siguiente investigación demuestran que existen relaciones negativas entre los estilos de crianza parentales con el machismo y con el nivel socioeconómico. Se halló que a mayores niveles de machismo son menores los niveles de apoyo, autonomía y disciplina positiva que brindan los cuidadores primarios a NNyA. También se encontraron asociaciones negativas entre machismo, nivel educativo y el tipo de ocupación de cuidadores primarios. Por último, se corrobora que con mayor grado de apoyo social y emocional se presenta un mayor compromiso por parte de los cuidadores primarios, comunicación, y satisfacción hacia la paternidad/ maternidad, como también una mayor autonomía promovida por los cuidadores primarios hacia los infantes.
Esto es importante para Argentina y Latinoamérica porque permite pensar en políticas públicas que fomenten la perspectiva de género en los distintos ámbitos de crianza y una mejor distribución de roles entre los cuidadores primarios. A su vez, demuestra que es menester mejorar la calidad educativa a fin de disminuir niveles de machismo en las sociedades latinoamericanas.
De otra parte, el siguiente estudio presenta una serie de limitaciones. Por un lado, están basados en autoinformes, con las implicaciones que esto conlleva, como la percepción subjetiva de la realidad vivida o la honestidad en las respuestas. A su vez, la muestra misma fue obtenida por muestreo no probabilístico y solo de parte de las madres, lo cual disminuye la posibilidad de generalización de los datos, ya que se pierde validez interna. Sin embargo, es necesario recalcar que la muestra fue heterogénea y obtenida de diferentes países de Latinoamérica.
Se espera, para futuras investigaciones, realizar un muestreo probabilístico, y realizar observación directa de comportamientos, de modo tal que se pueda evitar el sesgo del autorreporte, de forma tal que se puedan generar posteriormente intervenciones que permitan disminuir los niveles de machismo de la población y así generar roles de género igualitarios.
Referencias bibliográficas
Adams, L. A. & Govender, K. (2008). “Making a Perfect Man”: traditional masculine ideology and perfectionism among adolescent boys. South African Journal of Psychology, 38(3), 551-562.
Argentina. Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). (2000). Hogares particulares con poblaciones objetivo: Perfil sociodemográfico (Documento de Trabajo N° 36). Buenos Aires: Instituto Nacional de Estadística y Censo, Ministerio de Economía de la Nación. https://bit.ly/3ADl06Z.
Argentina. Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). (2019). Registro único de casos de violencia contra las mujeres. Buenos Aires: Ministerio de Hacienda. https://www.indec.gob.ar/uploads/informesdeprensa/rucvm_03_19.pdf.
Argentina. (2008). Ley 26.150. Ley de Educación Sexual Integral. Buenos Aires: Consejo Federal de Educación.
Anton, M. T., Jones, D. J. & Youngstrom, E. A. (2015). Socioeconomic status, parenting, and externalizing problems in African American single-mother homes: A person-oriented approach. Journal of Family Psychology, 29(3), 405.
Audran, M. (2017). Resistencias corpo políticas en Argentina: monstruos femeninos levantándose contra la desaparición. REVELL: Revista de Estudos Literários da UEMS, 3(17), 76-96.
Baumrind, D. (1978). Parental disciplinary patterns and social competence in children. Youth and Society, 9(3), 239-276.
Baumrind, D. (1996). The discipline controversy revisited. Family relations, 9(3), 405-414.
Benza, G. y Kessler, G. (2020). La ¿nueva? estructura social de América Latina: Cambios y persistencias después de la ola de gobiernos progresistas. Siglo XXI Editores.
Bermúdez, G. M. (2019). Ni una más, ni una menos, manifestaciones de mujeres como fuente del derecho. Revista Inventio, 4(1), 5-12.
Biggeri, M. & Karkara, R. (2014). Transforming Children‘s Rights into Real Freedom: A Dialogue Between Children‘s Rights and the Capability Approach from a Life Cycle Perspective. In D. Stoecklin & J. M. Bonvin (eds.), Children’s Rights and the Capability Approach Challenges and Prospects (pp. 115-142). Springer.
Bingham, G. E. & Mason, A. (2018). Contexts of African American children’s early writing development: Considerations of parental education, parenting style, parental beliefs, and home literacy environments. In Sonnenschein, S., Sawyer, B. (eds) Academic Socialization of Young Black and Latino Children. Springer, Cham. https://doi.org/10.1007/978-3-030-04486-2_4.
Boltvinik, J. (2000). Métodos de medición de la pobreza. Conceptos y tipología. Revista Socialis, 1, 35- 74.
Bornstein, M. H., Cote, L. R., Haynes, O. M., Hahn, C. S. & Park, Y. (2010). Parenting knowledge: Experiential and sociodemographic factors in European American mothers of young children. Developmental Psychology, 46(6), 1677.
Brandt, M. J. (2011). Sexism and gender inequality across 57 societies. Psychological Science, 22(11), 1413-1418.
Bréville, B. (2020). Cuando las grandes ciudades emprenden su propio camino. Le Monde diplomatique en español, 23(293), 22-23.
Camezzana, D. (2020). Mirá cómo luchamos. Avatares de la Comunicación y la Cultura, 4(19), 12-27.
Cárdenas, M., Lay, S. L., González, C., Calderón, C. y Alegría, I. (2010). Inventario de sexismo ambivalente: adaptación, validación y relación con variables psicosociales. Salud & Sociedad, 1(2), 125-135.
Castañeda, M. (2007). El machismo invisible regresa. Taurus.
Castro, L. C. (2018). La acción colectiva feminista ¿de la lucha de clases a la lucha de géneros? Apuntes para la comprensión/práctica de los movimientos sociales, en torno al caso “Ni Una Menos”. Ciencia Política, 13(26), 19-61.
Chen, Z., Fiske, S. T. & Lee, T. L. (2009). Ambivalent sexism and power-related gender-role ideology in marriage. Sex Roles, 60(11-12), 765-778.
Clerici, G. D., Elgier, Á. M., Gago-Galvagno, L. G., García, M. J. y Azzollini, S. C. (2020). La contribución del entorno socioeconómico al autoconcepto y percepción infantil de las pautas parentales de crianza. Revista de Psicología y Educación, 15(1), 87-97.
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). (2019). Panorama Social de América Latina 2018. Cepal Latinoamérica.
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). (2020). Personas con discapacidad ante la enfermedad por coronavirus (COVID-19) en América Latina y el Caribe: situación y orientaciones. Cepal Latinoamérica.
Conway, A., Waldfogel, J. & Wang, Y. (2018). Parent education and income gradients in children’s executive functions at kindergarten entry. Children Youth Service Review, 91, 329-337. Doi: 10.1016/j.childyouth.2018.06.009.
Cortés, M. R., Cantón-Duarte, J. y Cantón-Cortés, D. (2014). Desarrollo socioafectivo en el contexto familiar. En M. R. Cortés Arboleda, J. Cantón Duarte y D. Cantón Cortés (eds.), Desarrollo socioafectivo y de la personalidad (pp. 213-257). Alianza.
Cuellar, I., Arnold, B. & Gonzalez, G. (1995). Cognitive referents of acculturation: Assessment of cultural constructs in Mexican Americans. Journal of Community Psychology, 23(4), 339-356.
Del Rio, J. M., Martínez, D. A., Becerra, V. H. G. y Santana, C. M. R. (2016). Relación entre los comportamientos asociados con el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad y los estilos de crianza desde la apreciación de los adultos. Avances en Psicología, 24(2), 149-157.
Dema, S. (2004). La desigualdad y las relaciones de poder en el ámbito privado. Análisis de las parejas con dos ingresos desde una perspectiva de género. (Tesis doctoral). Universidad de Oviedo. Oviedo, España.
Díaz-Loving, R., González-Rivera, I. y Baeza-Rivera, M. J. (2019). Sexismo: una configuración a partir de las premisas histórico-psicosocioculturales. Enseñanza e Investigación en Psicología, 1(3), 287- 293.
Do Nascimento Paixão, G. P., Gomes, N. P., Diniz, N. M. F., Pereira, Á. & Mota, R. S. (2019). Características sociodemográficas e conjugais de mulheres com história de violência conjugal. Revista de APS, 22(1), 12-23.
Elgier, A. M., Galvagno, L. G., Clerici, G., Tortello, C. y Azzolini, S. C. (2017). Seguimiento del gesto de señalar y de la mirada en estadios tempranos del desarrollo. Apuntes de Ciencia & Sociedad, 7(1), 1-14.
Ferroni, M. V., Barreyro, J. P., Mena, M. y Diuk, B. G. (2019). Perfiles cognitivos de niños de nivel socioeconómico bajo con dificultades en la velocidad lectora: análisis de los resultados de una intervención. Interdisciplinaria, 36(1), 273-288.
Fleming, M. (2005). Gender in adolescent autonomy: Distinction between boys and girls accelerates at 16 years of age. Journal of Research in Educational Psychology, 6(2), 33-52.
Gago-Galvagno, L. G., De Grandis, M. C., Clerici, G. D., Mustaca, A. E., Miller, S. E. & Elgier, A. M. (2019). Regulation during the second year: Executive function and emotion regulation links to joint attention, temperament and social vulnerability in a Latin American sample. Frontiers in Psychology, 10, 1473.
Gago-Galvagno, L., Clerici, G. y Elgier, A. (2020). ¿Contribuyen los subsidios estatales al desarrollo cognitivo temprano? La Asignación Universal por Hijo en el contexto argentino. Psicología Unemi, 4(7), 8-20.
Gálvez, A. P. y Farkas, C. (2017). Relación entre la mentalización y sensibilidad de madres de infantes de un año de edad y su efecto en su desarrollo socioemocional. Psykhe (Santiago), 26(1), 1-14.
Garaigordobil, M. & Aliri, J. (2012). Parental Socialization Styles, Parent’s Educational Level, and Sexist Attitudes in Adolescence. The Spanish Journal of Psychology, 15(2), 592-603.
Gerard, A. (1994). Parent-Child Relationship Inventory: Manual. Western Psychological Services.
Glick, P. & Fiske, S. T. (1996). The ambivalent sexism inventory: Differentiating hostile and benevolent sexism. Journal of Personality and Social Psychology, 70(3), 491.
Glick, P. & Hilt, L. (2000). From combative children to ambivalent adults: The development of gender prejudice. In T. Eckes & M. Trautner (eds.), Developmental Social Psychology of Gender (pp. 243- 272). Lawrence Erlbaum Associates.
Harris, I. M. (1995). Messages men hear: Constructing masculinities. Taylor & Francis.
Harris, M. y Sánchez, J. O. (1998). Vacas, cerdos, guerras y brujas. Alianza.
Hauser, M. P. & Labin, A. (2018). Evaluación cognitiva de niños: un estudio comparativo en San Luis, Argentina. Revista Costarricense de Psicología, 37(1), 27-40.
Hermida, M. J., Segretin, M. S., Benarós, S., Lipina, S. J. & Colombo, J. A. (2010). Abordajes neurocognitivos en el estudio de la pobreza infantil: consideraciones conceptuales y metodológicas. International Journal of Psychology & Psychological Therapy, 10(2), 13-27.
Herrera Hidalgo, M. A. (2015). Relación entre el sexismo ambivalente y violencia de pareja íntima según nivel educativo (Tesis de Grado). Pontificia Universidad Católica de Perú, Lima, Perú.
Ibabe, I., Elgorriaga, E. & Arnoso, A. (2017). The role of violence between parents on the sexism and well-being of their children/El papel de la violencia entre progenitores en el sexismo y bienestar de los hijos e hijas. Estudios de Psicología, 38(1), 258-268.
Kaiser, T., Li, J., Pollmann-Schult, M. & Song, A. (2017). Poverty and Child Behavioral Problems: The Mediating Role of Parenting and Parental Well-Being. International Journal of Environmental Research and Public Health, 14(9), 981.
Kuhn, E. S. & Laird, R. D. (2011). Individual differences in early adolescents’ beliefs in the legitimacy of parental authority. Developmental Psychology, 47(5), 1353.
Lawson, G. M., Hook, C. J. & Farah, M. J. (2018). A meta-analysis of the relationship between socioeconomic status and executive function performance among children. Developmental Science, 21(2).
Lee, T. L., Fiske, S. T. & Glick, P. (2010a). Next gen ambivalent sexism: Converging correlates, causality in context, and converse causality, an introduction to the special issue. Sex Roles, 62(7-8), 395-404.
Lee, T. L., Fiske, S. T., Glick, P. & Chen, Z. (2010b). Ambivalent sexism in close relationships: (Hostile) power and (benevolent) romance shape relationship ideals. Sex Roles, 62(7-8), 583-601.
Lin, Y. C. & Billingham, R. E. (2014). Relationship between parenting styles and gender role identity in college students. Psychological Reports, 114(1), 250-271.
Lupano-Perugini, M. L. y Castro-Solano, A. (2019). Estereotipos de género, sexo del líder y del seguidor: su influencia en las actitudes hacia mujeres líderes. Estudio realizado con población argentina. Revista de Psicología, 9(17), 87-104.
Lupien, S. J., Ouellet-Morin, I., Herba, C. M., Juster, R. & McEwen, B. S. (2016). From vulnerability to neurotoxicity: A developmental approach to the effects of stress on the brain and behavior. In S. J. Lupien (ed.), Epigenetics and Neuroendocrinology (pp. 3-48). Springer.
Maccoby, E. E. & Martin, J. A. (1983). Socialization in the context of the family: parent-child interaction. In P. H. Mussen (ed.), Handbook of Child Psychology, Vol. 4. (pp. 1-101). Wiley.
Malonda, E., Tur Porcar, A. & Llorca, A. (2017). Sexism in adolescence: Parenting styles, division of housework, prosocial behaviour and aggressive behaviour/Sexismo en la adolescencia: Estilos de crianza, división de tareas domésticas, conducta prosocial y agresividad. Revista de Psicología Social, 32(2), 333-361.
Mazzoni, C. C., Stelzer, F., Cervigni, M. A. y Martino, P. (2014). Impacto de la pobreza en el desarrollo cognitivo: un análisis teórico de dos factores mediadores. Liberabit, 20(1), 93-100.
Meléndez, L. y Solano, V. (2017). La desnutrición y el estrés van a la escuela: pobreza infantil y neurodesarrollo en América Latina. Innovaciones educativas, 19(27), 55-70.
Mendoza González, B., Delgado Nieto, I. y García Mandujano, M. A. (2020). Perfil de alumnado No involucrado en bullying: descripción a partir de estereotipos de género, crianza, estrategias cognitivas-sociales y sobre-ingesta alimentaria. Anales de Psicología, 36(3), 483-491.
Messina, G. (2017). Trabajo, uso del tiempo y Estado de bienestar: desigualdades de género en la Argentina. Laboratorio, 9(27), 11-32.
Monreal-Gimeno, M. D. C., Cárdenas-Rodríguez, R. y Martínez-Ferrer, B. (2019). Estereotipos, roles de género y cadena de cuidado. Transformaciones en el proceso migratorio de las mujeres. Collectivus, Revista de Ciencias Sociales, 6(1), 83-97. https://doi.org/10.15648/Coll.1.2019.06.
ODSA-UCA. (31 de marzo de 2020). Desigualdades sociales en tiempos de pandemia (Informe ODSA 03/2020). https://bit.ly/3Qq3UzD.
Organización Mundial de Salud (OMS). (2018). Género y salud. Datos y cifras. https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/gender.
Pascoe, J. M., Wood, D. L., Duffee, J. H., Kuo, A. Yogman, M., Bauer, N., et al. (2016). Mediators and Adverse Effects of Child Poverty in the United States. Pediatrics, 137(4), e20160340.
Pérez, P. E. (2018). Inserción laboral de jóvenes y desigualdades de género en la Argentina reciente. Revista Reflexiones, 97(1), 85-98.
Pinquart, M. & Kauser, R. (2018). Do the associations of parenting styles with behavior problems and academic achievement vary by culture? Results from a meta-analysis. Cultural Diversity and Ethnic Minority Psychology, 24(1), 75.
Raffaelli, M. & Ontai, L. L. (2004). Gender socialization in Latino/a families: Results from two retrospective studies. Sex Roles, 50(5-6), 287-299.
Raya, A. F., Pino, M. J. y Herruzo, J. (2009). La agresividad en la infancia: el estilo de crianza parental como factor relacionado. European Journal of Education and Psychology, 2(3), 211-222.
Ribeiro-Accioly, A. C. L., Seidl-De-Moura, M. L., Mendes, D. M. L. F. & Mesman, J. (2018). Maternal sensitivity in mother-infant interactions in Rio de Janeiro-Brazil. Attachment & Human Development, 1-8.
Richaud de Minzi, M. C. (2005). Estilos parentales y estrategias de afrontamiento en niños. Revista latinoamericana de Psicología, 37(1), 47-58.
Richaud de Minzi, M. C., Mesurado, B., Samper-García, P., Llorca, A., Lemos, V. & Tur, A. (2013). Estilos parentales, inestabilidad emocional y agresividad en niños de nivel socioeconómico bajo en Argentina y España. Ansiedad y estrés, 19(1).
Rinaldi, C. M. & Howe, N. (2012). Mothers’ and fathers’ parenting styles and associations with toddlers’ externalizing, internalizing, and adaptive behaviors. Early Childhood Research Quarterly, 27(2), 266-273.
Rivera-Garrido, N. (2018). Can Education Reduce Traditional Gender Role Attitudes? Working Papers, 21(7), 14-36.
Roa, L. y Del Barrio, V. (2001). Adaptación del cuestionario de crianza parental (PCRI-M) a población española. Revista latinoamericana de psicología, 33(3), 329-341.
Rowe, M. L. (2018). Understanding socioeconomic differences in parents’ speech to children. Child Development Perspectives, 12(2), 122-127.
Sciortino, S. (2018). Consideraciones sobre el movimiento amplio de mujeres a partir del “Ni Una Menos”: continuidad histórica, diversidad y trayectorias locales. Antropología y Ciencias Sociales, 13(24), 35-48.
Schoenfelder, E. N., Tein, J. Y., Wolchik, S. & Sandler, I. N. (2015). Effects of the family bereavement program on academic outcomes, educational expectations and job aspirations 6 years later: the mediating role of parenting and youth mental health problems. Journal of Abnormal Child Psychology, 43, 229-241.
Seibert, A. & Kerns, K. (2015). Early mother–child attachment longitudinal prediction to the quality of peer relationships in middle childhood. International Journal of Behavioral Development, 39(2), 130-138.
Shnabel, N., Bar-Anan, Y., Kende, A., Bareket, O. & Lazar, Y. (2016). Help to perpetuate traditional gender roles: Benevolent sexism increases engagement in dependency-oriented cross-gender helping. Journal of Personality and Social Psychology, 110(1), 55-71.
Simaes, A., Gago Galvagno, L. G., Jaume, L. C., Clerici, G. D. y Elgier, A. M. (2019). Vulnerabilidad social y estilos parentales. Generando una agenda de investigación. XI Congreso Internacional de Investigación y Práctica Profesional en Psicología. XXVI Jornadas de Investigación. XV Encuentro de Investigadores en Psicología del MERCOSUR. I Encuentro de Investigación de Terapia Ocupacional. I Encuentro de Musicoterapia. Facultad de Psicología-Universidad de Buenos Aires.
Sobolewski, M., Conrad, K., Marvin, E., Allen, J. L. & Cory-Slechta, D. A. (2018). Endocrine active metals, prenatal stress and enhanced neurobehavioral disruption. Hormones and Behavior, 101, 36- 49.
Streit, C., Carlo, G., Knight, G. P., White, R. M. B. y Maiya, S. (2021). Relations Among Parenting, Culture, and Prosocial Behaviors in U.S. Mexican Youth: An Integrative Socialization Approach. Child Development, 92(4). Doi: 10.1111/cdev.13550.
Trenas, A. F. R., Osuna, M. J. P. y Cabrera, J. H. (2012). La interacción entre padres e hijos y su relación con los problemas de conducta externalizante. Análisis y modificación de conducta, 38, 157-158.
Vargas, J., Lemos, V. y Richaud, M. C. (2017). Programa de fortalecimiento parental en contextos de vulnerabilidad social: una propuesta desde el ámbito escolar. Interdisciplinaria, 34(1), 157-172.
Vásconez Rivera, I. (2017). Prácticas de crianza educativas y machismo: influencia en el desarrollo del lenguaje de infantes de 18 meses en diversas regiones del Ecuador (Tesis de maestría). Universidad Casa Grande, Guayaquil, Ecuador. http://dspace.casagrande.edu.ec:8080/handle/ucasagrande/1289.
Vázquez Miraz, P. (2017). Violencia machista y menores: efectos en los niños a causa del tipo de educación parental recibida (Tesis de doctorado). Universidade da Coruña, La Coruña, España. https://ruc.udc.es/dspace/handle/2183/19541?locale-attribute=es.
Winsler, A., Madigan, A. L. & Aquilino, S. A. (2005). Correspondence between maternal and paternal parenting styles in early childhood. Early Childhood Research Quarterly, 20(1), 1-12.
Wood, W. & Eagly, A. H. (2010). Gender: Handbook of Social Psychology. Wiley.
Yamuza, B. A., Trenas, A. R., Osuna, M. J. P. & Cabrera, J. H. (2019). Relationship between Parenting Style and Anxiety in a Spanish Children Sample. Revista de Cercetare si Interventie Sociala, 67, 7-19.
Notas
Notas de autor