¿QUÉ ES LA NOVELA FILOSÓFICA CRÍTICA-TRANSCOMPLEJA?

Ibaldo Elías Fandiño Gámez
Rector de la Técnica Agropecuaria La Candelaria: Atlántico, Colombia., Colombia

ESCRITURA CREATIVA

Escriba Escuela de Escritores, Venezuela

ISSN-e: 2665-0452

Periodicidad: Semestral

vol. 4, núm. 1, 2023

revistaescrituracreativa@gmail.com

Recepción: 18 Enero 2023

Aprobación: 09 Febrero 2023



Resumen: El artículo tiene como objetivo describir la novela filosófica crítica transcompleja, con base a una revisión bibliográfica de diversos autores que han incursionado en la diversidad de pensamiento con posibilidades de uso en las novelas. Para concluir en una propuesta que el autor a denominado la novela filosófica crítica transcompleja, donde se puede ver cómo, mediante un proceso rizomático, es posible imbricar teorías educativas, filosóficas y narrativas, en un proceso de complementariedad, que pueda representar la trama de la vida y los problemas filosófico con mayor profundidad y amplitud.

Palabras clave: Critica, Filosofía, Novela, Transcomplejidad.

Abstract: The article aims to describe the transcomplex critical philosophical novel, based on a bibliographic review of various authors who have ventured into the diversity of thought with possibilities of use in novels. To conclude in a proposal that the author has called the transcomplex critical philosophical novel, where it can be seen how, through a rhizomatic process, it is possible to interweave educational, philosophical and narrative theories, in a process of complementarity, which can represent the plot of the life and philosophical problems in greater depth and breadth.

Keywords: Criticism, Philosophy, Novel, Transcomplexity.

Introducción

Hablar de novela filosófica crítica-transcompleja es referirse a una nueva visión que intenta, a través de un proceso rizomático planteado por Deleuze y Guattari (1977) en su libro Mil mesetas, imbricar tres corrientes de pensamiento, a saber: la narrativa, la filosofía y la educación, a través de una integración vertical, en la que ninguna de las tendencias mencionadas predomina sobre la otra.

Esta perspectiva inédita se plantea en el campo de la literatura, debido a que como novelista consideró que, por medio de este género, se puede brindar un proceso formativo a través de la reflexión enmarcada dentro de una línea argumentativa inserta en un relato. Así, mediante el análisis mental de la lectura, el lector puede utilizar, simultáneamente, los pensamientos paradigmáticos y narrativos expuestos por el psicólogo Jerome Bruner (1988, 1990) en sus libros Realidad Mental y Mundos Posibles; así como Actos de Significado.

Pero también puede utilizar el pensamiento crítico y transcomplejo. De ahí que el objetivo del artículo de revisión es describir lo que he denominado la novela filosófica crítica-transcompleja, con base a una revisión documental de los autores representantes de las diversas corrientes de pensamiento planteadas. En correspondencia, se estructura en tres partes: Desde la novela clásica a la filosófica, la posibilidad de la diversidad de pensamiento en la novela y el pensamiento crítico transcomplejo en la novela filosófica, a manera de conclusión.

Desde la novela clásica a la filosófica

Para Viramontes (2016) la novela es una ficción literaria narrada en prosa, que puede contener datos históricos, y se caracteriza por ser un relato de carácter abierto, que contiene elementos diversos que lo tornan complejo. Conviene subrayar que esa libertad creativa hace que se puedan introducir variedad de elementos, tales como distintos personajes con diferentes historias, cambios en la forma de la voz narrativa y cruces variados en el tiempo en que sucede la trama. La novela se puede estructurar en tres elementos, como son:

-La acción, o sea, lo que sucede y en donde se narra, especialmente un conflicto, que va presentando distintos niveles hasta que alcanza a llegar a un punto (o varios) crítico(s), para finalmente resolverse durante el transcurso o en las postrimerías del relato. En esto se debe tener en cuenta el ritmo en que suceden las situaciones y el mantenimiento de la coherencia.

-Los personajes, con los que se debe buscar un vínculo emocional con el lector, para así lograr que éste se involucre en la lectura. De ahí la importancia de mantener un buen hilo conductor, el cual debe ser coherente a través del transcurso de la narración.

-El escenario, que está relacionado con el entorno físico y temporal en el que se desenvuelve la historia. Aquí es donde radica la conveniencia de lograr la creación de una creíble imagen mental en la cual situar a los personajes y sus acciones.

En relación con la novela, Beltrán Almería (2019) la define como un género literario en el que se narran sucesos ficcionales, ya sean basados en la realidad o la imaginación, mediante diversas técnicas narrativas, que permiten explorar distintas temáticas de carácter local o global, para el análisis de problemas sociales específicos, y cuya extensión puede ser variada. Lukács (2016) en su Teoría de la novela, la describe como la epopeya de una época para la cual no está ya sensiblemente, dada la totalidad extensiva de la vida, para la cual la inmanencia del sentido a la vida se ha hecho problema, pero que, sin embargo, conserva el espíritu que busca el temple de totalidad.

En el transcurso del siglo XX, la novela avanzó en la exploración de distintas aristas, entre estas, la profundización de los vínculos tradicionales con la realidad, a través de la forma y los imaginarios, incorporando elementos como el fluir de la conciencia, con la finalidad de incorporar el universo interior de los personajes incluidos en la trama.

A finales del siglo XX y a lo largo del presente siglo, la novela ha experimentado la transgresión de géneros, logrando fusionarse con la crónica, la poesía, el ensayo o los diarios personales, con el fin de rebasar la limitación en que se hallaba. Por consiguiente, se podría decir que la novela es un discurso que maneja dos dimensiones principales: la forma y el contenido, entendiendo por forma al recurso oral o escrito del lenguaje, o sea, el significante y al contenido, por el significado, es decir, aquello que se narra a través del recurso del lenguaje.

Por eso, se debe entender a la novela como un artilugio discursivo dual, el cual ha producido dos corrientes teóricas: el formalismo y el sociologismo, que se basan en la forma estética o en el análisis interior de los personajes. Sin embargo, lo principal de la misma es que contenga tres elementos: la voz del narrador, el lugar en que se desenvuelve la trama y los personajes que hacen parte de esta, haciéndola un sitio de encuentro, que pone en contacto la imaginación del lector con el lenguaje oral o escrito.

La novela, dada su extensión, se divide en capítulos independientes, que se enlazan a través del tiempo y en estos se manejan acontecimientos, relaciones entre personajes, la psicología de los mismos y el entorno donde se desarrolla. De ahí que sea la mejor exponente a la hora de intentar retratar la complejidad de la vida. Así pues, un aspecto a destacar es que no pierde vigencia con el transcurrir del tiempo. En ese sentido, el autor busca que sus ideas, vivencias o deseos perduren con el pasar de los años, aunque también muchas veces pretende dar a conocer un aspecto crucial de la sociedad en que vive, así como sus costumbres o estilos de vida, ya sea personal o de un grupo social determinado.

Por lo tanto, la novela contiene un mundo narrativo propio, basado en una realidad imaginaria, que no siempre coincide con la que se vive, en el que ocurren sucesos y se presentan pensamientos salidos de la invención del autor y conlleva cierta carga emocional que se debe interpretar de manera figurada, no literal. La novela, como ya se mencionó anteriormente, hace posible narrar e hilar diversas historias, a través de la descripción y el diálogo, con distintos personajes y las interrelaciones que se producen entre ellos; por lo que éstos deben caracterizarse bien, tanto física como psicológicamente.

La mayoría de las veces, la novela se estructura a través de una introducción, que es el comienzo del relato, allí se da a conocer el tema y los personajes, así como la descripción de lo que se desarrollará más adelante; luego continúa con el clímax de la historia, en donde ocurren los hechos más relevantes, junto con los inconvenientes o dificultades que envuelven la trama; para, al final, resolver el conflicto generado. Sin embargo, la estructura puede variar dependiendo del autor. Entre los elementos de la novela, destacan: Narrador, personajes, diálogos, argumentos, ambiente y temporalidad.

Narrador, que puede ser el protagonista, un testigo de la historia o alguien externo, que se conoce como narrador omnisciente.

Personajes, considerados como los componentes más importantes, de los cuales se destacan los protagonistas, sus aliados, los antagonistas o antihéroes, y los personajes circunstanciales.

Diálogos, que muchas veces se combinan con las descripciones, pero no es obligatorio. Su importancia radica en que en ellos se transcriben las conversaciones que se presentan entre los personajes.

Argumento, también conocido como la trama principal de la historia, y en él se desarrollan los acontecimientos o acciones realizadas por los protagonistas.

Ambiente, que es el sitio o contexto donde acontece la historia. El ambiente le da una idea al lector de dónde se encuentran los personajes.

Temporalidad, que se refiere a la época en donde sucede lo narrado.

Por eso, la novela es aquella obra literaria compuesta en prosa para relatar eventos que, parcial o totalmente, suceden en el terreno de la ficción. Se diferencia de los cuentos por su extensión, al ser más larga, tener narraciones entretejidas y no ser necesariamente lineal. Dentro de la novela se suelen hallar subgéneros distintos, como: Aventura, policial, negra, romántica, picaresca, terror, psicológica, histórica y filosófica.

-La novela de aventuras, que cuenta un viaje o recorrido vital, en donde le suceden hechos emocionantes al personaje, quien, al retornar a su hogar, regresa distinto.

-La novela policial, en la que se busca aclarar un crimen, de ahí que en la trama estén involucrados detectives, policías o periodistas.

-La novela negra, es aquella donde los eventos ocurren alrededor de un crimen, pero se desenvuelve en ambientes sórdidos y se tocan temas con alto contenido social. Se parece mucho al subgénero de novela anterior.

-La novela romántica, en la que los protagonistas se presentan en situaciones eróticas, pasionales o amorosas. Las historias se centran alrededor de las aventuras o desventuras amorosas, ardientes o sensuales.

-La novela picaresca, es aquella en la cual se relatan las vivencias de un protagonista astuto, y en la que se presenta de manera crítica la realidad social del momento y la moral de la comunidad en la que se desenvuelven los personajes.

-Novelas de terror, en la que ocurren eventos siniestros, aterradores o misteriosos producidos por engendros o entes sobrenaturales.

-Novelas psicológicas, que se internan en la mente de los protagonistas, para exponer sus cavilaciones, sentimientos y mundo interior.

-Novela histórica, que narra eventos sucedidos en el pasado, pero no implica que los hechos narrados sean verídicos. A pesar de basarse en datos históricos, los sucesos ocurridos y el desarrollo de las situaciones son ficticios. En caso de que se tengan en cuenta acontecimientos sucedidos, el argumento y los personajes deben ubicarse en un contexto histórico factible y desarrollar el relato con base en su creatividad.

-Novela filosófica, que busca generar reflexiones existenciales a través de un relato que las facilita.

En una novela, puede haber diferentes estructuras narrativas, por lo que no necesariamente debe tener divisiones, pues también es válido relatar por medio de distintos pasajes minúsculos. Pero lo principal es que su intención es “transmitir las percepciones y pensamientos del autor y atraer al lector mediante elementos que despierten su interés (el ambiente, el conflicto, el argumento). Esta transmisión se puede dar dentro de un ambiente físico, como por ejemplo una casa, una ciudad, una montaña, un río; un ambiente social, en el que se incluyen las creencias, estilos de vida, tendencias de una sociedad o de una época o un ambiente emocional, en el que se muestran los estados de ánimo, las inquietudes, ansiedades y las pasiones que dominan a los personajes.

Como ya se dijo anteriormente, la novela filosófica busca generar reflexiones existenciales a través de un relato que las facilita, debido a que la filosofía es una disciplina de carácter académico que trabaja una serie de problemas teórico-prácticos, a través del uso y la invención de conceptos y otras herramientas interpretativas, críticas y trascendentales.

La importancia de la novela filosófica es que, por su intermedio se busca generar una reflexión acerca de los problemas creados por “el ser, la existencia, el conocimiento, el lenguaje, la moral, la vida, el arte, la verdad, la razón, la existencia de Dios, la mente, la política y la animalidad, entre otros. Por eso, la novela filosófica intenta, a través de esa reflexión metódica, articular el conocimiento y el ser, los modos de ver el mundo y los límites de la existencia, intentando con ello indagar sobre los fundamentos de la realidad y la existencia humana, a través de un análisis racional, para así comprender el ser.

Por eso, la novela filosófica se ocupa, mediante el pensamiento crítico, la reflexión, la interpretación y el ejercicio de la razón, de analizar un problema teórico planteado, ya que se realiza un razonamiento lógico sobre un concepto abstracto, en el que se trata de hallar la verdad, explicar las experiencias y la realidad; así como meditar sobre las causas y fines de la existencia.

En ese sentido, la novela filosófica engloba distintas áreas de estudio y se enfoca en el pensamiento crítico, con el fin de no dar por ciertas las verdades absolutas y encontrar respuestas lógicas, para que así el lector pueda comprender la realidad en que vive, pues busca impulsar el saber crítico. Dicho de otra manera, en la novela filosófica se analizan problemas fundamentales como la existencia y el ser, con el objeto de aplicar la ontología, la metafísica y el conocimiento, de ahí que utilice la epistemología, la gnoseología y la razón, aplicando la lógica y la moral, por lo que no deja atrás la ética y la belleza, mediante el uso de la estética y el valor, de ahí que no se olvide de la axiología que está inscrita en la mente, utilizando el análisis fenomenológico y existencial del relato, a través del lenguaje como valor interpretativo; examinando, además, posturas religiosas, al estudiar algunos de sus postulados con relación a un tema.

Posibilidad de la diversidad de pensamiento en la novela

El autor Jerome Bruner, en sus libros citados asegura que el pensamiento paradigmático y narrativo son dos posibles modalidades del pensamiento. El funcionamiento cognitivo de cada una de estos proporciona su particular manera de construir la realidad. También afirma que ninguna puede prescindir de la otra, pues se corre el riesgo de dilapidar la holgura que abarca su pluralidad. A pesar de que estas dos formas de conocimiento son autónomas, tanto en su modo de funcionar como en los principios que las orientan, son imprescindibles mantenerlas unidas para alcanzar una comprensión global de la idea a estudiar. Pero también se puede incorporar el pensamiento crítico y transcomplejo, que es la propuesta del artículo.

El pensamiento paradigmático o lógico-científico, busca convertirse en un método formal de descripción y explicación para analizar cualquier problema que se presenta en la vida. A su vez, el pensamiento narrativo se centra en contar historias que van elaborando un significado en el que lo narrado, contrastado con lo vivido por el lector, adquiere un sentido. Así, por medio de la narración, se construye un significado, a través de la constante actualización de la propia historia, al compararla con el argumento narrativo.

Cada uno de esos pensamientos tiene su particular modalidad de abstracción. En el caso paradigmático, hay más interés en los atributos conceptuales planetarios o sistémicos; y en el pensamiento narrativo se enfoca mayormente en lo particular, especialmente en lo que tiene que ver con las acciones e intenciones humanas y del ser, junto con los acontecimientos y consecuencias que éstas generan.

Aunque referir historias es totalmente opuesto al pensamiento paradigmático, debido a que éstas nacen de lo absolutamente particular, de lo imprevisto, extraño, sorpresivo, inverosímil o inaudito, de acontecimientos que se alejan completamente de lo dispuesto, pues son situaciones que no deberían suceder y pasan, el pensamiento paradigmático vendría a ser un complemento, un polo a tierra, de ese universo imaginativo que no sigue una lógica lineal, sino analógica y con matices emotivos.

De esta manera, el pensamiento paradigmático podría considerarse como el pensamiento lógico-matemático, por lo cual se le asemejaría mucho al pensamiento computacional, que procura resolver problemas prácticos por medio de la abstracción y la aplicación del análisis riguroso y la lógica formal, para así instituir principios generales por medio de conceptos universales, basados en la verdad. Es el mismo pensamiento racional y científico, que busca revelar los motivos que generan los fenómenos en un mundo que se presume objetivo. Con este modo de pensar, se pretende ofrecer una interpretación sencilla y ecuánime con relación a unos eventos. Por consiguiente, en esta forma de razonar, se usa mucho la categorización, por medio de un lenguaje que procura evitar la contradicción a través de la coherencia dada por los vínculos sensatos y las relaciones verificables.

Así pues, el pensamiento paradigmático es la palabra de las ciencias, porque se mantiene en el extremo del estilo emocional, cual, si se hiciera una exposición, representando un mundo objetivo que teóricamente es inmutable, libre de los efectos generados por los propósitos o apremios humanos. Por eso, la disertación científica no es interaccional, sino informativa, o sea, transaccional, debido a que expone la información, excluyendo cualquier expresión o elemento que haga posible edificar alguna clase de vínculo con el interlocutor, generando una compleja argumentación conceptual, por medio de cadenas de enunciados.

El pensamiento narrativo, en contraste con el pensamiento paradigmático que intenta hallar verdades nomológicas e invariables; emplea las peculiaridades de la experiencia, así como las designios, turbaciones y actos humanos, para crear relatos en los que se entrelazan acontecimientos, aspectos mentales o eventos en los que el ser consciente interviene como un protagonista que se desenvuelve dentro de un argumento narrativo, cuya secuencia es temporal.

Así pues, para comprender a los personajes de esta trama, es indispensable conocer sus sentimientos, debido a que, de esta manera, el lector logra forjarse vínculos con la historia narrada. Por eso, sus principios no vienen dados por preceptos universales enunciados a través del lenguaje científico, sino que proceden de las designios individuales e irrepetibles que se conciben en el ser interior de las personas.

En otras palabras, las causas vienen dadas por los deseos y las pasiones que son expuestas de modo directo a través del relato, o sugeridas mediante los actos realizados por los protagonistas. Dicho de otra forma, en este pensamiento, interesa más la persona y sus situaciones, que cualquier otra cosa. Por consiguiente, el pensamiento narrativo se fundamenta en referir historias, que van edificando enunciados mediante los cuales las experiencias del lector adquieren un sentido, debido a que los relatos alcanzan una subjetividad dada por los significados que se elaboran durante la lectura de la trama, junto con el contexto, las acciones, intenciones y deseos humanos en los que se desarrolla.

Al contrario del pensamiento paradigmático que intenta definir y exponer pormenores lógicos, el pensamiento narrativo busca mantener la coherencia interna de la historia. En ese sentido, no pretende ser veraz, sino hallar la verosimilitud, o sea, que el argumento sea creíble. Al mismo tiempo, este pensamiento narrativo pone en marcha una competencia compleja de la mente: la posibilidad de colocarse en lugar de otro y de deducir estados intelectuales de otros sujetos mediante la interpretación de las manifestaciones expresadas.

Así, el aparato conceptual del que dispone el ser humano, proporciona el análisis, la comprensión y predicción de la conducta propia y ajena. En otras palabras, el pensamiento narrativo encauza la información de manera espontánea y natural; a diferencia del pensamiento paradigmático que realiza un esfuerzo epistémico con los datos recibidos y se coloca en marcha cuando se requiere efectuar una comprobación lógica.

Pensamiento crítico. Freire (1970) en su libro “La pedagogía del oprimido” argumenta que, en la era actual, los seres humanos se han deshumanizado debido a que han recibido, durante su estancia en la escuela, una educación bancaria estimulada por la repetición y memorización vacía de contenidos, haciendo que el conocimiento se convierta en un instrumento de la opresión, pues mantiene una cultura del silencio. Esto da como resultado que el sujeto que aprende se termina convirtiendo en un objeto pasivo.

Por eso, Freire (1970, 1990, 1996) propone que las lecturas deben convertirse en agentes liberadoras a través de la reflexión que realiza la conciencia sobre sí misma, sobre el mundo y sus relaciones con éste, buscando la manera de transformar su pensamiento mediante la problematización, que fomenta una comprensión crítica de la realidad. Por lo tanto, la idea con la lectura es provocar curiosidad en el lector y hacerlo crítico, para que produzca conocimiento con ayuda de la narración.

Por su parte, Nussbaum (2010) señala que, en la lectura, se debe propender por una reflexión crítica, porque así se puede aprender a tener un criterio propio. También considera que se debe avivar la imaginación y buscar que el lector se ponga en los pies del otro, para así comprender el mundo a través de una mirada ajena y conocer sus sentimientos y deseos. Esta mirada ayuda a crear una conciencia ética, porque se entiende el punto de vista de los demás y no se intenta ejercer poder sobre ellos.

Pensamiento transcomplejo. Lima, Morín y Nicolescu (1994) consideran que, en cualquier narración, se debe tener en cuenta la transdisciplinariedad, porque el universo que se narra no puede verse fragmentado, sino que debe ser visto por medio de las diferentes disciplinas que lo abarcan, procurando hacer dialogar a las ciencias exactas con la experiencia interior, pues debe reconocerse al lector como un ser globalizado, cuya patria principal es la tierra, por lo que es preciso que las narraciones se pongan en relación con la globalidad.

Nicolescu (1996), al igual que Nussbaum y Freire, consideran que se debe procurar, por intermedio de las lecturas, enseñar a cuestionar continuamente las certezas y creencias y mantener siempre la duda con respecto a los hechos, las imágenes, las representaciones y las formalizaciones. Para esto, es preciso que la lectura enseñe al lector a aprender a descubrir los condicionamientos que tiene, penetrar en sus convicciones, para saber qué hay en el fondo de su ser y mostrarle la discordancia que maneja entre su vida individual y la sociedad; ya que, partiendo de ahí, se puede ayudar a re-fundar el ser. Esa reconstrucción es una dimensión transpersonal, que involucra al sujeto religado con el objeto y el otro.

Por eso, en el caso de un texto, se debe analizar la labor que hizo el autor para redactarlo, investigar el contenido que estudió, para comprender su condicionamiento histórico-sociológico, y las razones que existen tras su escrito, para así reinventar, re-crear, reescribir y asumir una actitud crítica respecto del libro. De esta manera, a través del cuestionamiento, se confronta su realidad. Algo parecido sugiere Nussbaum (2010) cuando dice que se debe mejorar la forma de ver el mundo a través de los ojos del otro, porque el pensamiento crítico y la imaginación le dan sentido al entorno del lector, que debe sentirse parte del relato en el que está inmerso, generando así una interacción mutua y compleja.

Hay que decir también que Nussbaum (2010) sugiere cuestionar continuamente la historia, los principios económicos, las teorías de justicia social y la complejidad de las religiones; para que el lector aprenda a argumentar y analizar las premisas de otros, pues hay en la actualidad una crisis mundial dada por la incapacidad de pensar por sí mismos, comprender al otro o ejercer una crítica al statu quo, pues la imaginación, la creatividad y el pensamiento crítico han sido dejados a un lado en detrimento de las capacidades prácticas y utilitarias, debido a que el tecnicismo materialista considera irrelevantes a aquellas, generando así un descrédito de las mismas.

Por lo que se refiere a Lima, Morín y Nicolescu (1994) consideran que, para poder enfrentar la complejidad del mundo presente, es necesario que en las narraciones se planteen problemas planetarios, pues la tecnociencia actual está produciendo un oscurantismo, dado por la lógica eficientista, que produce un saber acumulativo continuo y un empobrecimiento paulatino constante. Así pues, se requiere entender que existen diferentes niveles de realidad y distintos niveles de percepción. Esto conduce a comprender los mitos y las religiones y a los que creen en ellos, debido a que la transdisciplinariedad, al fomentar un espíritu de apertura y tolerancia, permite la aceptación de otras culturas e ideas.

De esta manera, una escritura transdisciplinaria debe aprender a manejar un rigor argumentativo que tenga en cuenta todas las variables posibles; una apertura, para aprender a aceptar lo desconocido, inesperado e imprevisto y una tolerancia, para hacer valer el derecho a las ideas y verdades distintas. Este tipo de narrativa es necesario, porque la realidad reducida al sujeto, creó las sociedades tradicionales avasalladas por la modernidad; los sistemas totalitarios y la realidad reducida al tercero incluido, creó los fanatismos religiosos. Es preciso explorar los diferentes niveles de realidad por medio de los distintos niveles de percepción, con el fin de conocer el universo a través de un autoconocimiento del propio ser.

Adicional a esto, Nicolescu (1996) también considera que se debe integrar lo local con lo global y viceversa, religar los seres con las cosas y plantear temas planetarios, por lo que no se debe olvidar que lo sagrado constituye una parte esencial de la estructura de la conciencia, debido a que es necesario comprender todas las dimensiones del ser humano. Por lo tanto, las narraciones deben tender puentes entre los distintos saberes y las capacidades interiores, para así ayudar al lector a pensar por sí mismo, pues nada debe ser impuesto desde el exterior. Se hace imprescindible contribuir a potenciar la creatividad del lector y facilitarle el lograr un diálogo con el otro, por intermedio del texto. Esto último debe ser validado interiormente por él, para que, de esta manera, aprenda que el otro es un reconocimiento de sí mismo. En pocas palabras, el lector, por este medio, aprende a entenderse a sí mismo, su propia cultura y sus convicciones.

Por el lado complejo, Morín (1999) considera que, en la lectura, se debe analizar el conocimiento del hombre, enseñar la condición perecedera y el manejo de las dudas, estudiar los problemas planetarios y ambientales, junto con la comprensión humana y la enseñanza de la ética. Para eso, Morín, Ciurana y Motta (2002) plantean el pensamiento complejo que, aplicado a la narrativa, incluye la lógica, el pensar y la imaginación, alejándose del pensamiento simplista, para, de este modo, asumir una criticidad que ayuda a conocer mejor la realidad, de ahí que trabaje en el terreno de las incertidumbres.

Por esta razón, en el texto, se debe propender por un relato que considere al mundo como una sola patria, teniendo en cuenta la crisis generada por el avance racional, instrumental y tecnológico que causa efectos dañinos en la humanidad y el medio ambiente; pues el estilo de producción y consumo sin fin generado por las transnacionales en la actualidad ha ocasionado la destrucción de las culturas y estilos de vida ancestrales. Es por esto que se debe interiorizar la libertad, la diversidad cultural, la igualdad, la fraternidad y la equidad, para que se potencie el desarrollo de la conciencia. De igual forma, la narración debe forjar reflexión acerca de la crisis ambiental, la pobreza y la violencia organizada, para evitar la autodestrucción de la humanidad.

Adicional a esto, Morín, Ciurana y Motta (2002) consideran que, en la narrativa, se debe tener en cuenta la crítica, la incertidumbre y la confusión, sin olvidar que la naturaleza, el ser humano y el planeta deben concebirse como algo globalizado, pues no pueden vislumbrarse de forma separada ni de modo reduccionista. Asimismo, Morín (1999) aboga por que, en los textos, se planteen problemas propios y actuales, que se argumente y se contextualice planetariamente, se hologramicen los saberes, se fomente la curiosidad y la duda permanente y que se cuestione continuamente.

Esto porque la lectura debe producir conocimiento, mediante una autoformación propia que ayude al lector a convertirse en un ser autónomo, para así tener un mejor conocimiento de su cultura, aprendiendo a analizar los problemas vitales desde una visión hologramática-planetaria, así como religar los conocimientos, que implica separar para conocer y vincular lo que está separado: sólo así se evita la fragmentación disciplinar. En fin, se trata de una visión que permita tener en cuenta no sólo la narratividad, sino también la parte crítica y humana, la transdisciplinariedad y lo complejo de la realidad.

El Enfoque Crítico-Transcomplejo en la novela a manera de conclusión

Esta perspectiva se le denomina así porque se apoya en ideas de autores de la criticidad como Freire y Nussbaum; y transcomplejo porque es una posición que surge de la integración de la teoría transdisciplinar de Nicolescu y la teoría compleja de Morín. Esta idea de integrar los aportes transdisciplinares y complejos, no es de estos autores, sino de varios investigadores que han considerado necesario utilizarlos de manera integrada a la luz de los tiempos actuales.

En tal sentido, se pueden encontrar avances en varios investigadores, entre los que se pueden mencionar González (2012), con su Educación Transcompleja en Bolivia; la Red de Investigadores de la Transcomplejidad en Venezuela, con los trabajos de investigación de Schavino y Villegas (2006),Villegas (2010, 2012, 2012b, 2013), Schavino (2010, 2012), Balza (2012), Needer (2012), Rodríguez (2010), Ruíz (2013) y la investigación de Arrieta (2013) en Colombia con su enfoque Histórico- transcomplejo.

A pesar que todas esas obras están enfocadas en el tema educativo, el autor consideró que esas ideas podían plasmarse en el campo literario, tal es el caso “El sexo también mata”, que es una novela filosófica con tinte policial, pero que no deja a un lado la aventura, el romanticismo, la picardía ni la psicología. En el caso de “Reflexiones de Ultratumba”, siendo filosófica, continúa con la línea de la aventura, recordando el viaje de Nietzsche con su sombra, junto con el terror y el erotismo sobrenatural.

Por los lados de “Entre la soledad y el olvido”, también sigue en la misma línea filosófica-aventurera, pero se le añade el componente de novela negra policial, aunado al elemento psicológico. El argumento de “El hombre que quiso ser santo” sigue el mismo campo reflexivo, pero el viaje aventurero se desarrolla en el más allá, manejando, igualmente, un componente psicológico y, por último, con respecto a “Un amor imposible”, se hace un giro para presentar, en medio de planteamientos filosóficos, un ambiente histórico, con mucho componente erótico y, podría decirse, un análisis de la psicología de los personajes.

Por eso, es que en esta línea de integración de las teorías crítica y transcompleja, se asume de Freire (1970, 1990, 1992, 1996, 2003) su aporte acerca de la necesidad de desarrollar la autonomía, la acción, la curiosidad y la comprensión crítica de la realidad, para que puedan dejar atrás el pensamiento bancario predominante en la sociedad actual. Por su parte, de Nussbaum (2007) se toma la idea de una lectura que tenga en cuenta el sentir, imaginar y pensar, la dignidad e integridad personal, el crear lazos afectivos y convivir con los demás, el respetar y disfrutar la naturaleza y el tener control material sobre el entorno.

En el caso de la transdisciplinariedad, Barasab Nicolescu (1996, 2006), propone tres axiomas para tener en cuenta en la escritura: (a) El axioma ontológico: que plantea diferentes niveles de realidad y diferentes niveles de percepción; (b) El axioma lógico, al hacer un estudio de la realidad, se debe tener en cuenta la lógica del tercero incluido y (c) El axioma epistemológico, que busca comprender la complejidad de las ciencias y de la realidad del mundo a través de la transdisciplinariedad que está entre, a través y más allá de toda disciplina.

Con el primer axioma se pretende conocer la realidad como unidad abierta de conocimiento que busca unir la diversidad y diversificar la unidad, por lo que ningún nivel de realidad es absoluto y así cambia la perspectiva con la que el individuo comprende al mundo, ya que hay multidimensionalidad y mutirreferencialidad de la realidad. Desde ese principio de la relatividad es más fácil comprender la religión, el arte y la vida social.

Con el segundo axioma se busca comprender la realidad a través del tercero incluido, en el que no sólo se tiene en cuenta el sujeto y el objeto, sino también lo incomprensible, que es lo que ha hecho que se pueda entender la realidad a través de lo cuántico, y que ha sido generador de teorías como la física, pues una teoría siempre genera otra cuando logra incluir algunas contradicciones, pero nunca podrá ser un término absoluto porque siempre aparecerá el tercero incluido, que rompe con el tercer principio de la lógica clásica. Con este axioma y con el anterior, es más fácil comprender el mundo esotérico y la espiritualidad.

Con el tercer axioma se pretende que se tenga en cuenta, para comprender la complejidad del mundo, tanto el lenguaje analítico como el simbólico, entendiendo por lenguaje analítico todo lo que pueda abordar la mente lógica y por lenguaje simbólico, todo lo que aborda la totalidad del ser humano, incluyendo en ello sus ideas, sentimientos y su cuerpo de acuerdo Nicolescu (2006).

Morín (1999) por su parte, en su libro “La cabeza bien puesta”, cuando hace un estudio del pensamiento complejo, plantea siete principios guía que hay que tener en cuenta: El sistemático u organizativo, en el que no se puede conocer el todo sin conocer las partes y viceversa; el holográmico, en el que el todo, como un reflejo, está inscrito en las partes. El del bucle retroactivo o retroalimentación, en el que el efecto y la causa se afectan recíprocamente; del bucle recursivo en el que un bucle que genera productos y efectos también son productores y causantes de lo que los produce.

El principio de autonomía-dependencia o auto-eco-organización en el que los organismos dependen de su medio, que les da la energía, la información y la organización que los mantiene autónomos; el dialógico, en el cual las nociones contradictorias permiten concebir un mismo fenómeno complejo y el de reintroducción, el conocimiento lo reconstruye una persona, acorde a su cultura y tiempo específicos. Aplicando estos siete principios en la escritura, se intenta plantear que la producción de un texto literario debe verse como un todo y no como se está haciendo ahora que procuran especializar el contenido.

De esta manera, en la novela filosófica crítica-transcompleja, las tres disciplinas, a saber: la literatura, la filosofía y la educación, se ponen a dialogar, utilizando una estructura rizomática que pretende evitar que alguno de los matices prevalezca sobre el otro, dado que cada uno de sus componentes se interconecta de manera horizontal con los demás. Para hacerlo posible, usa el, denominado por el autor, enfoque crítico-transcomplejo, porque se quiere presentar una narración desde una óptica distinta, con la intención de abordar el relato con una nueva visión que ayude a proponer una manera diferente de redactar un texto literario.

Referencias

Balza, A. (2012). La mirada postmoderna de la economía del conocimiento. Una reticulación teórica desde la Transcomplejidad. En: Schavino, N. (Comp.). La Transcomplejidad: una nueva visión del conocimiento (149-167). San Juan de los Morros: REDIT.

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