Artículo de reflexión
Diálogo fe-razón-cultura en Uniminuto*
Revista Perspectivas
Corporación Universitaria Minuto de Dios, Colombia
ISSN: 2145-6321
ISSN-e: 2619-1687
Periodicidad: Trimestral
vol. 2, núm. 5, 2017
Recepción: 26 Enero 2017
Aprobación: 23 Febrero 2017
Resumen: En este escrito se da cuenta en primera instancia del nacimiento de la universidad como espacio de encuentro de la universalidad del conocimiento, de las culturas, de las religiones, de las personas. En un segundo momento, refiere a la creación de una universidad que se gestó en la mente y corazón del padre Rafael García Herreros, quien apostó a la trasformación del país mediante una universidad distinta con propósitos grandiosos. En un tercer y último momento, se expone cómo en UNIMINUTO la pastoral universitaria ha posi bilitado el diálogo fe-ciencia, fe-cultura (era digi tal). Se espera esta reflexión siga impulsando en la universidad el tan necesario y fecundo diálogo entre la fe, el conocimiento y la cultura. De ello de seguro brotará la paz tan anhelada en el país y, por qué no decirlo, en el mundo.
Palabras clave: Pastoral universitaria, UNIMINUTO, diálogo fe – razón - cultura.
Abstract: The present paper shows, in the first instance, the birth of the university as a meeting space for the universality of knowledge, cultures, religions, and people. In a second moment, it refers to the creation of a university, conceived in the mind and heart of Father Rafael García Herreros, who bets on the trans- formation of the country through a different university with great purposes. In a third and last moment, it is exposed how in UNIMINUTO the university pastoral has made possible the dialogue faith-science, faith-culture (digital era). It is hoped that this reflection continues promoting in the university the neces sary and fruitful dialogue between faith, knowledge and culture. From this, will surely emerge the peace so longed for in the country and, why not say it, in the world.
Keywords: University pastoral, UNIMINUTO, dialogue faith-reason-culture.
Resumo: Neste escrito dá-se conta em primeiro lugar do nascimento da universidade como espaço de encontro da universalidade do conhecimento, das culturas, das religiões, das pessoas. Em um segundo momento, refere à criação de uma universidade que se gestó na mente e coração do padre Rafael García Ferreiros, quem apostou à trasformación do país mediante uma universidade diferente com propósitos grandiosos. Em um terceiro e último momento, expõe-se como na UNIMINUTO a pastoral universitária tem possi- bilitado o diálogo fé-ciência, fé-cultura (era digital). Espera-se esta reflexão continue impulsionando na universidade o tão necessário e fecundo diálogo entre a fé, o conhecimento e a cultura. Disso de seguro brotará a paz tão esperada no país e, por que não o dizer, no mundo.
Palavras-chave: Pastoral universitária, UNIMINUTO, diálogo fé – razão - cultura.
INTRODUCCIÓN
La pastoral universitaria es un reto que reclama con urgencia respuesta. No son pocos los que en el intento de implementar un proceso de evangelización desisten y renuncian ante la apática respuesta de la comunidad universitaria. La solución no es llevar la estructura parroquial a los campus universitarios, como tampoco dejar a un lado este ejercicio pastoral. Lo que más bien debe darse es, que con una correcta formación teológica, filosófica y contextual, los agentes de pastoral universitarios anuncien el evangelio en y desde el diálogo fecundo fe, razón, cultura. En atención a esto, el presente texto expone cómo UNIMINUTO Rectoría Cundinamarca ha afrontado este reto. La intención es compartir una experiencia de pastoral universitaria que pueda ayudar a quienes trabajan en ella.
LA UNIVERSALIDAD DEL CONOCIMIENTO
En la universidad nacen y confluyen distintos conocimientos, unos de tipo empírico-analí- ticos, otros racionales-hermenéuticos y otros sociales-críticos, lo que hace de ella, como bien define su etimología, el espacio propio para el saber en su universalidad. La división por facultades, ya dada en la Edad Media, planteó ese conocimiento universal en dos tipos: uno operativo o servil, propio de los esclavos, y otro liberal, propio de los académicos.
Estas artes quedaron enunciadas en la obra Satyricon o De Nuptiis Philologiae et Mercurii Et De Septem Artibus liberalibus Libri Novem que, entre los años 410 y 429, escribió el latino Marianus Capella. A finales del siglo VII, Alcuino de York las adoptó como curriculum para la escuela palatina de Aquisgrán, pues ya venían teniendo vital importancia en las escuelas monásti- cas y catedralicias de la Alta Edad Media. Las artes liberales conocidas como Trívium eran: la gramática, la dialéctica y la retórica; y las correspondientes al Quatrivium eran: la aritmética, la geometría, la astronomía y la música.
Importante es saber el origen de la universidad porque ayuda a comprender su estructura y función. Ella se preocupa por conocer más allá de lo evidente y hurga en lo enigmático, sacando a la luz lo que está oculto a primera vista. A ella llegan jóvenes y adultos que investigan, enseñan y contribuyen a la construcción de sociedad1. Lo primero se refiere a la apertura racional y existencial de quien se abre paso en la exploración y comparte lo conocido, lo segundo a la trasmisión del saber y lo tercero a la praxis.
La universidad es el centro donde hombres y mujeres de distintas culturas y religiones se encuentran, es decir, el ágora de la fraternidad. Es el escenario interacción que conduce a estadios insospechados de creación para el buen vivir del ser humano y la perfección de la casa común. El saber no da fruto sin amor, pero con amor el conocimiento descubre más y aporta, sobre todo, a la dignidad de todos los seres. La ciencia existe para construir, no para lo contrario.
Por ello, la universidad está llamada a crear conocimiento desde los contextos en los que está inmersa. No es desde el escritorio que, en primera instancia, se piensa, sino desde el contexto vital, pues la realidad es la que traza el horizonte de construcción conceptual y la que, al mismo tiempo, impulsa el conocimiento a la dimensión práctica:
La universidad es una comunidad académica que, de modo riguroso y crítico, contribuye a la tutela y desarrollo de la dignidad humana y de la herencia cultural mediante la investigación, la enseñanza y los diversos servicios ofrecidos a las comunidades locales, nacionales e internacionales (…) Es esencial que nos convenzamos de la prioridad de lo ético sobre lo técnico, de la primacía de la persona humana sobre las cosas, de la superioridad del espíritu sobre la materia. Solamente servirá a la causa del hombre si el saber está unido a la conciencia. Los hombres de ciencia ayudarán realmente a la humanidad solo si conservan "el sentido de la trascendencia del hombre sobre el mundo y de Dios sobre el hombre". (Juan Pablo II, 1990, n.12: 17). (Fin de cita)
En este orden de ideas, el Papa Benedicto XVI en su Carta Encíclica Caritas in Veritate, aludiendo a los problemas que en la actualidad agobian al ser humano y a la creación, invita a los diferen tes saberes que se imparten en la universidad para que, correlacionados, respondan a ellos. Dice que la entrega continua a quien necesita lo básico para vivir es una exigencia para quien construye ciencia, pues quien se queda con el conocimiento sin llevarlo a la práctica, con él se asfixia. Por eso, para el Papa es claro que el saber no es solo obra de la inteligencia, sino también del amor, lo cual explica por qué en la antigüe- dad la filosofía era considerada sabiduría del amor, más que amor a la sabiduría.
Quizá una de las afirmaciones más fuertes sobre la misión de la educación en general y, en este caso, específicamente la educación en la universidad es: “no existe la inteligencia y después el amor, existe el amor rico en inteligencia y la inteligencia llena de amor” (Benedicto XVI, 2009, n.° 30). A los problemas actuales no se responde superficialmente, es necesario ahondar, ir a su raíz, esto es, al olvido del verdadero sentido de la existencia, pues siendo el ser humano creado para amar y servir, ello lo ha olvidado.
Respecto a la respuesta por la pregunta por el sentido de la existencia, cabe traer a colación la vida de un hombre profundamente creyente en Dios y en el ser humano. Un sacerdote Eudista que a la luz del Misterio del Verbo Encarnado: Jesucristo2, creó una obra buscando responder a las preguntas más acuciantes del ser humano. El padre Rafael García Herreros, habiendo tenido una profunda experiencia de este Dios humanado, promovió una transformación social sin precedentes para Colombia a través de UNIMINUTO. La lucidez de su pensamiento en cuanto a la universidad del Minuto de Dios podría resumirse en que, para él, el medio para alcanzar el fin de la pobreza en el país es la educación.
NACE EN COLOMBIA LA CORPORACIÓN UNIVERSITARIA MINUTO DE DIOS
El padre Rafael García Herreros escribió en febrero 24 de 1988 una carta a un benefactor indicándole que El Minuto de Dios, habiendo sido honrado y eficaz con los recursos recolectados en los Banquetes del Millón, veía la necesidad de trabajar por la construcción de una universidad en la que se gestara el cambio de Colombia. En la carta afirmaba que la universidad sería el aporte más destacado que El Minuto de Dios haría a Colombia, pues tendría una concepción distinta de la vida y un deseo irrefrenable de servicio al país.
Así quiso el padre Rafael García Herreros que fuera la universidad de El Minuto de Dios:
El Minuto de Dios está planeando, con todo cuidado, una universidad que se abrirá en sus apacibles predios el año entrante. Esta universidad tendrá facultades especiales (…) una será Ingeniería Social, para preparar jóvenes a enfrentarse al desarrollo de la Colombia actual y futura. Y habrá también en esa universidad un seminario permanente con ese nombre: la Colombia que soñamos. (García H., 2015, p. 213).
Ya el padre Rafael había construido un barrio y quería que su gente tuviera educación desde la primera infancia hasta la educación superior. El Barrio tenía el colegio y ahora el sueño era una universidad. Sin educación no sería posible un cambio radical en el país, lo tenía claro. La Corporación Universitaria Minuto de Dios sería una institución de Educación Superior en Colombia comprometida con lo social.
Seguramente el padre Rafael fue tocado aquellas palabras que el Papa Pablo VI escribiera, en 1967 en su Carta Encíclica Populorum Progressio, sobre la necesidad de promover el desarrollo de los pueblos, pues explicitaba la moción de su corazón de hacer que los hijos de Dios vivieran dignamente:
Si para llevar a cabo el desarrollo se necesitan técnicos, cada vez en mayor número, para este mismo desarrollo se exige más todavía pensadores de reflexión profunda que busquen un humanismo nuevo, el cual permita al hombre moderno hallarse a sí mismo, asumiendo los valores superiores del amor, de la amistad, de la oración y de la contemplación. Así podrá realizar en toda su plenitud el verdadero desarrollo, que es el paso, para cada uno y para todos, de condiciones de vida menos humanas a condiciones más humanas. (Pablo VI, 1967, n.° 20).
Como si fuera necesario explicar esas condiciones de vida menos humanas y más humanas, el Papa Pablo VI subrayó:
Menos humanas: las carencias materiales de los que están privados del mínimum vital y las carencias morales de los que están mutilados por el egoísmo. Menos humanas: las estructuras opresoras, que provienen del abuso del tener o del abuso del poder, de la explotación de los trabajadores o de la injusticia de las transacciones. Más humanas: el remontarse de la miseria a la posesión de lo necesario, la victoria sobre las calamidades sociales, la ampliación de los conocimientos, la adquisición de la cultura. Más humanas también: el aumento en la consideración de la dignidad de los demás, la orientación hacia el espíritu de pobreza (cf. Mt 5, 3), la cooperación en el bien común, la voluntad de paz. Más humanas todavía: el reconocimiento, por parte del hombre, de los valores supremos, y de Dios, que de ellos es la fuente y el fin. Más humanas, por fin y especialmente: la fe, don de Dios acogido por la buena voluntad de los hombres, y la unidad en la caridad de Cristo, que nos llama a todos a participar, como hijos, en la vida del Dios vivo, Padre de todos los hombres. (Pablo VI, 1967, n. 21).
Es interesante ver que el padre Rafael, desde el 10 de enero del año de 1955, año en que empezó la emisión del programa El Minuto de Dios en la televisión colombiana, ya trabajaba en esas condiciones más humanas de: remontarse de la miseria a la posesión de lo necesario y de la adquisición de la cultura, pues las ideas primordiales de su minuto en televisión eran claras: que los hijos de Dios no son mendigos y que tampoco los hijos de Dios pueden ser ricos inmóviles, decía que la muerte debe encontrar al buen rico empobreciéndose a favor de los pobres. Creía que el Reino de Dios debe establecerse en la sociedad, volcando la mirada hacia los más indefensos, para lo cual es necesario educar el corazón.
Cuando se lee la Declaración Conciliar Gravissimum Educationis, se hace clara la apuesta de la Iglesia por la educación, pues la propone como solución a la problemática social. La educación es un derecho fundamental que, si es prioritario, construye unidad y paz. Esta, entonces, debe estar orientada a que el ser humano tome consciencia de su dignidad y de la dignidad de los otros sus hermanos, como de la tierra en la que vive:
Todos los hombres, de cualquier raza, condición y edad, en cuanto participantes de la dignidad de la persona, tienen el derecho inalienable de una educación, que responda al propio fin, al propio carácter; al diferente sexo, y que sea conforme a la cultura y a las tradiciones patrias, y, al mismo tiempo, esté abierta a las relaciones fraternas con otros pueblos a fin de fomentar en la tierra la verdadera unidad y la paz. Mas la verdadera educación se propone la formación de la persona humana en orden a su fin último y al bien de las varias sociedades, de las que el hombre es miembro y de cuyas responsabilidades deberá tomar parte una vez llegado a la madurez. (C. V. II, 1965, n. 1).
La situación de América Latina ya era de conocimiento mundial: un continente donde los pobres eran cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos, en el que pocos tenían mucho y muchos tenían poco. El padre Rafael creyó en el reino de Dios para todos, un reinado en el que hay para suplir las necesidades de todos y la codicia de nadie.
Jesús fue inspiración primordial para el padre Rafael García Herreros. No le bastó imitarlo, sino que fue otro Cristo, amando a quién Él amó y haciendo lo que Él hizo. Jesús educó a su pueblo en el amor, soslayando los límites de la ley, les hizo conscientes de que una plegaria no vale nada si el hermano sufre y que el mejor sacrificio es un corazón misericordioso. Sobre esas bases el padre Rafael cimentó la universidad: una nueva educación del ser, en la que el sentido último de la existencia y los valores del reino son prioritarios, preponderantes. “Va a ser una universidad distinta con pro- pósitos grandiosos, con métodos filosóficos y científicos, que sea la síntesis del pensamiento moderno acerca de la ciudad futura” (García H., 2015, p. 217).
Un significativo dato es que el proyecto educativo del padre Rafael fue realizable gracias a los medios de comunicación. El acceso a canales de radio y televisión hizo posible que se dieran donaciones para vivienda, oportunidades laborales, desarrollo de poblaciones rurales, divulgación del arte en las clases populares, el colegio y la universidad. Dato a tener en cuenta, ya que los medios de comunicación son un pilar fundamental del El Minuto de Dios. El otro pilar, como ya se ha hecho evidente, es el compromiso con el cambio social.
Las primeras intuiciones del padre Rafael García Herreros respecto a la universidad de El Minuto de Dios apuntan en principio a la creación de tres facultades: una primera de Ingeniería Social, otra de Filosofía Social y una de Educación:
En el documento que analizamos plantea organizar un establecimiento de nivel universitario, y no solo técnico o de carreras intermedias, como el que anteriormente se había avizorado. En él se cursarían carreras universitarias, cursos de especialización y cursillos de capacitación. Contaría con tres facultades: Ingeniería del Desarrollo, que comprendería, en el área técnica, Ingeniería Civil y Arquitectura; en el área administrativa, Planeación y Administración Municipales; y en el área social, Organización y Promoción de la Comunidad (…) La segunda facultad sería de Filosofía Social, con dos áreas: la de Filosofía y la de Sociología. También dos áreas tendría la facultad de educación: la de Comunicación Social y la de Evangelización. Sin embargo, en mayo 9 de 1987 El Mensajero habla de cuatro facultades proyectadas: Ingeniería Social, In- formática, Comunicaciones y Filosofía letras y artes. El 13 de junio se habla también de Ciencias Religiosas. (Jaramillo, 2009, p. 202).
La idea de la universidad iba madurando cada vez más. En el año de 1988 la Congregación Eudista aprobó el proyecto en una reunión realizada el 21 de junio en la Casa de Retiros Shalom, en Tenjo Cundinamarca. El padre Mario Fernando Hormaza, sacerdote Eudista, fue nombrado rector de la universidad. Se preparó el documento a presentar al ICFES para la constitución de las facultades de: Ingeniería del Desarrollo Social, Educación, Comunicación y Periodismo, y Administración Social.
Esta universidad no buscaría conseguir dinero, sino servir al país. Soñando su futuro, bien decía el padre Rafael sin saber que serían superadas sus expectativas: “va a ser bello cuando tengamos cinco mil jóvenes en la Universidad del Minuto de Dios, preparándose para engrandecer a Colombia”. La universidad, al año 2017, tiene más de 130.000 estudiantes en todo el territorio nacional.
En el año de 1989, en el mes de noviembre, se presentó un documento al ICFES en el que se especificaron las cuatro primeras facultades: Ingeniería Civil, Administración, Comunica ción y Periodismo, y Educación. El 30 y el 31 de enero de 1992 la universidad recibió los primeros alumnos matriculados, e inició clases el 5 de febrero. Para ese tiempo estas fueron las palabras del padre Rafael
Hoy se abrió (…) La Universidad Minuto de Dios. Una universidad en la cual soñábamos hace mucho tiempo. Una universidad un poco ideal, que congregará a un buen grupo de jóvenes, que se dedicarán totalmente a la ciencia moderna, dentro de un ambiente cristiano (…) Los vamos a educar como expertos en el de- sarrollo de los pueblos, en todos los aspectos del mundo moderno. Nuestra universidad (…) cuenta con todos los servicios y con todas las exigencias que desea encontrar el joven aspirante moderno. Lo único que tiene de malo es que es demasiado económica para los estu- diantes. (Jaramillo, 2009, p. 206).
El padre Rafael no imaginó que en UNIMINUTO habría una Vicerrectoría General de Pastoral, que anunciara el Evangelio a los estudiantes, docentes y colaboradores, por lo que la realidad llegó más allá de sus sueños. A esta área, sin saberlo, encomendó un reto importante: “esta universidad pretende ofrecer poco a poco una gran síntesis entre la fe y la ciencia moderna; entre la justicia y la exigencia del bienestar común. Pretende, ojalá que no utópicamente, unir la fe tradicional y los más avanzados logros e instituciones de la ciencia” (Jaramillo, 2009, p. 206). Mucho tiempo después, y en consonancia con las mismas palabras del padre Rafael, la Constitución Apostólica Ex Corde Ecclesiae, sobre las universidades católicas, definiría de la siguiente manera, la labor de la pastoral en la universidad:
La pastoral universitaria es aquella actividad de la Universidad que ofrece a los miembros de la Comunidad la ocasión de coordinar el estudio académico y las actividades para- académicas con los principios religiosos y morales, integrando de esta manera la vida con la fe. Dicha pastoral concretiza la misión de la Iglesia en la Universidad y forma parte integrante de su actividad y de su estructura. Una comunidad universitaria preocupada por promover el carácter católico de la institución, debe ser consciente de esta dimensión pastoral y sensible al modo en que ella puede influir sobre todas sus actividades. (Juan Pablo II, 1990, n. 38).
Ya en El Mensajero3 el padre Rafael pensaba la Universidad Minuto de Dios como “una universidad distinta con propósitos grandio sos, con métodos filosóficos y científicos, que sean la síntesis del pensamiento moderno” (Jaramillo, 2009, p. 201). Hoy desde la pastoral universitaria se trabaja para que fe, ciencia y cultura dialoguen. Por tal razón, este tema se abordará en los puntos siguientes, dejando en claro que tal diálogo parte y culmina en la realidad, lugar teológico en el que el reinado de Dios se despliega. No hay justicia sin justificación, no se ama a Dios si no se ama al hermano (1 Jn 4, 20).
DIÁLOGO FE Y RAZÓN EN UNIMINUTO
Es clara la tarea de la evangelización en la universidad a partir de Ex Corde Ecclesiae: posibilitar el diálogo fe-ciencia-cultura. La fe que niega la razón desemboca en fanatismo y la razón que prescinde de la fe se asfixia en lo finito y muere por inanición. La fe, que en una época se autoproclamó norma absoluta, se convirtió en instrumento de tortura, de persecución, de poder. La razón, cuando en una época se mostró como culmen de la evolución humana y se autoafirmó como norma de las normas, produjo dos guerras mundiales y casi acaban con cualquier forma de vida en el planeta. Ahora, aprendidas las lecciones, es válido afirmar que en el ser humano es tan constitutiva la razón como la fe.
La Corporación Universitaria Minuto de Dios, de acuerdo a la primera intención de su fundador de crear una institución de educación superior que fuera la síntesis de la fe y el conocimiento moderno, se ha pre- ocupado para que haya puntos de encuentro entre lo que se cree por fe y lo que se descubre por vía de la razón natural. En otras palabras, responde a lo que en la Jornada Mundial de la Juventud, realizada en España en el año 2011, dijo el Papa Benedicto XVI a los jóvenes profe- sores universitarios:
El camino hacia la verdad completa compro- mete también al ser humano por entero: es un camino de la inteligencia y del amor, de la razón y de la fe. No podemos avanzar en el conocimiento de algo si no nos mueve el amor; ni tampoco amar algo en lo que no vemos racionalidad: pues no existe la inteligencia y después el amor: existe el amor rico en inteligencia y la inteligencia llena de amor. Si verdad y amor están unidos, también lo están conocimiento y amor (…) Hay que considerar que la verdad misma siempre va a estar más allá de nuestro alcance. Podemos buscarla y acercarnos a ella, pero no podemos poseerla del todo: más bien, es ella la que nos posee a nosotros y la que nos motiva (…) Todo esto nos invita a volver siempre la mirada a Cristo, en cuyo rostro resplandece la Verdad que nos ilumina. (Benedicto XVI, 2011).
Creerse poseedor de la verdad o endiosar a la razón es un riesgo que se corre con frecuencia en el ámbito universitario. Es común escuchar a compañeros docentes o administrativos decir cosas como: “la religión no aporta en nada”, “por qué perder tiempo en cosas como la teología o la oración cuando hay tanto por hacer” y “eso es poco productivo”; parafrasean incluso a filósofos de otrora: “la religión es opio, cómo es posible que todavía haya gente tan necia que crea”. Sí, en este ambiente tan hostil, con algunos colegas es que se busca dialogar. De seguro reaccionan así, debido a que están cansados de una fe sin fundamentos serios, poco académicos.
El Papa Benedicto dijo cosas tan oportunas para este tiempo como las anteriormente citadas: “No somos poseedores de la verdad, sino que es la verdad la que nos posee”, o que “no hay conocimiento sin amor ni amor sin conocimiento”. Para él es claro que el ser humano todo, en su dimensión racional y espiritual, es quien conoce. En este mismo sentido, ya había escrito el papa Juan Pablo II en su Carta Encíclica Fides Et Ratio: “la fe y la razón son como las dos alas con las cuales el ser humano se eleva hacia la contemplación de la verdad”. (Juan Pablo II, 1998, n. 1).
No obstante, la disyunción fe-razón-cultura sigue latente en todos los campus universitarios del mundo. Poco sano, además de ser una salida errada a este problema, es que profe- sores, administrativos y estudiantes asistan a los actos religiosos de la universidad solo por el hecho de que el rector lo exige, o porque la universidad es católica. Eso no es pastoral universitaria, es proselitismo; no es diálogo, es imposición.4
Parte de este problema radica en que la academia, en no pocas ocasiones, hace lo fácil difícil y lo sencillo inaccesible a quien va de a pie5. Los sencillos, los humildes, esos a los que Jesús habló, nunca fragmentaron el saber y la vida. Al leer las páginas de un libro de Raimon Panikkar, que lleva por nombre La Puerta Estrecha del Conocimiento, sentidos razón y fe, se da uno cuenta de la raíz de esta nociva escisión:
Hemos dicho que el conflicto entre ciencia y fe es un problema viciado por los supuestos previos, porque el conflicto no es entre la ciencia y la fe, sino entre las posibles conclu- siones derivadas de un cierto conocimiento científico y de un conjunto de creencias, pero no de la fe. La fe como he repetido en múltiples ocasiones, es una dimensión constitutiva del hombre, una apertura existencial a (…) La fe es esa facultad propia del hombre de abrirse conscientemente a (…) el Infinito, Dios, la Nada, lo Desconocido, el Vacío, etcétera, donde todo nombre resulta ya excesivo, porque en rigor la fe no tiene objeto. Para hacer refe- rencia al objeto de la fe hay que interpretarlo de acuerdo con las categorías propias de cada cultura. (Panikkar, 2009, p. 23).
Estas palabras del teólogo indio-catalán especifican que no es un problema entre la ciencia y la fe lo que aquí se trata, sino una dificultad que surge de una fe inmadura y fundamentalista, y de una ciencia igualmente pueril. Esto significa que una fe seria, una fe adulta, se deja desafiar por la ciencia, y una ciencia lo suficientemente consciente de sus límites se deja interpelar por la fe. Hombres de ciencia como Bruno, Galilei y Einstein no negaron la realidad divina, sino que a través de la ciencia vislumbraron un nuevo rostro de Dios, distante al difundido en sus contextos. Tuvieron una experiencia personal de Dios, fuente de todo conocimiento. Así pues, la fe y la ciencia no pugnan, más bien se enfrentan las visiones limitadas que de ellas se tiene. La experiencia mística del académico tiene su punto de partida en la conciencia de que hay algo más allá de las palabras y la razón.
En este mismo sentido, el padre Carlos Novoa, sacerdote jesuita y actual director de posgrados de la facultad de teología de la Pontificia Universidad Javeriana, afirma que la fe y la razón, por tener su mismo origen en Dios, desde sus sendas autonomías pueden entablar un nutrido diálogo:
Quienes carecen de una fe o sentido, los pura y químicamente ateos, ya están muertos, porque quien no tiene porqués para vivir no se puede levantar de la cama, vive una patología psiquiátrica que se denomina depresión profunda, la cual, sino se puede superar, in- eludiblemente lleva al suicidio que genera el absoluto desespero y angustia de la carencia de sentido (…) La ciencia desafía a la fe desde su autonomía, el saber confronta nuestra vivencia de Jesús, la convoca a actualizarse y a encarnarse aún más en nuestros propios devenires y en el de nuestro entorno. (Novoa, 2016, p. 226).
Un científico sin porqués, sin sentido de vida, es solo un cadáver culto. Por su parte, la fe que se cierra a la ciencia corre el riesgo de no poder interpretar los signos de los tiempos, ni tampoco responder a sus retos y desafíos. Ciencia y fe son dos interlocutoras insepara bles: la fe da sentido a la existencia y la ciencia lleva a una mejor comprensión de la fe en cada tiempo.Teniendo en cuenta lo anterior, que es de suma importancia porque introduce al diálogo fe-ciencia, es momento de abordar con más profundidad el tema de la pastoral universita ria en UNIMINUTO.
La pastoral universitaria en UNIMINUTO se vio fortalecida en febrero del año 2014, cuando el Consejo de Fundadores, instancia máxima de la universidad, decidió crear la Vicerrectoría General de Pastoral, con el fin de fortalecer las vivencias espirituales en el sistema. Fue nombrado Vicerrector General de Pastoral el padre José Gregorio Rodríguez Suárez, sacerdote Eudista, quien, junto con Camilo Alfonso López Saavedra, un joven teólogo, Eduardo Peña, profesor de la Facultad de Ciencias Humanas y Sociales, y Diana Sánchez, comunicadora Social y laica compro- metida, empezó a pensar en un proyecto de pastoral que diera respuesta a las exigencias del diálogo entre la fe y la razón.
El nombre del proyecto de pastoral vio la luz a partir de este diciente numeral de la Encíclica papal Redemptor Hominis:
El hombre en la plena verdad de su existencia, de su ser personal y a la vez de su ser comunitario y social —en el ámbito de la propia familia, en el ámbito de la sociedad y de contextos tan diversos, en el ámbito de la propia nación, o pueblo (y posiblemente sólo aún del clan o tribu), en el ámbito de toda la humanidad— la persona es el primer camino que la Iglesia debe recorrer en el cumplimiento de su misión, ella es el camino primero y fundamental de la Iglesia, camino trazado por Cristo mismo, vía que inmutablemente conduce a través del misterio de la Encarnación y de la Redención. (Juan Pablo II, 1979, n. 14).
Se decidió que el nombre del proyecto de pastoral en UNIMINUTO tomara por nombre Persona, porque la persona es el camino primero y fundamental de la Iglesia. El nombre del proyecto de por sí es ya un puente de diálogo entre ciencia y fe, pues la preocupación de la ciencia no es otra que mejorar las condiciones de vida del ser humano y la preocupación de la fe es liberarlo de lo limitado y, ya en registros sobrenaturales, descubrirle su fundamental dignidad.
Dado el nombre al proyecto, la pastoral ya no tiene como punto de partida de su trabajo las celebraciones sacramentales, sino el ser humano mismo, con sus vicisitudes y cuestiones existenciales. Esto permite que los estudiantes, los docentes y los administrativos, con sus quehaceres científicos y laborales, descubran a Dios fuera de los límites de los muros eclesiales y lo vivan en la cotidianidad, en la academia y en su lugar de labor.
Así, el proyecto más bien se ha preocupa- do porque las personas encuentren sentido en lo que hacen. En este proceso de diálogo la comunidad universitaria ha conocido cómo la obra de la que hacen parte nació de una profunda vivencia espiritual, pues el padre Rafael García Herreros, fuertemente conmovido por la entrega y servicio de Jesucristo, fue quien la creó. La comunidad universitaria, con la mirada puesta en el impulso original del fundador, poco a poco se ha dado cuenta cómo con su trabajo da conti nuidad a esta obra que cambia vidas.
El Proyecto Persona tiene como objetivo general: “Contribuir desde la acción pastoral al fortalecimiento de la identidad misional, la construcción y la formación integral de la comunidad educativa”. Esta formación integral6 tiene que ver con la educación de la razón, pero también con esa otra dimensión constitutiva del ser humano: la fe. Y, la formación misional, con el compromiso social promovido y vivido por el padre Rafael. Es definitivamente un proyecto de diálogo. Las siguientes palabras muestran el buen camino que se ha recorrido hasta ahora en este propósito:
Al mismo tiempo que el mundo de la cultura humana se beneficia de la actividad de la Iglesia, esta también se beneficia de «la historia y la evolución de la humanidad. La experiencia de los siglos pasados, el progreso de las ciencias, los tesoros ocultos en las dife rentes formas de cultura humana, con los que la naturaleza del hombre mismo se manifiesta más plenamente y se abren nuevos caminos hacia la verdad». El trabajo laborioso para establecer vínculos provechosos con las otras disciplinas, ciencias y culturas, para fortalecer esa luz y ampliar tales vías, es tarea propia de los teólogos, y el discernimiento de los signos de los tiempos presenta grandes oportunidades para la empresa teológica, a pesar de las complejas cuestiones hermenéuticas que despierta. (Comisión teológica internacional, 2012, n.° 56).
Es pertinente este aparte del documento de la Comisión Teológica Internacional del 29 de noviembre del 2011, Perspectivas, principios, criterios, porque confirma la necesidad que tiene la iglesia de dejarse fecundar por otras disciplinas en su quehacer teológico. En la pastoral universitaria de UNIMINUTO ha sido fundamental la participación de los teólogos, porque con su reflexión han ayudado a trazar un plan en el que, siendo el ser humano el punto de partida para la acción pastoral, Dios es su fin último.
El primer componente del proyecto es “antropológico”7 y en él se enmarcan precisa- mente aquellas actividades que promueven la relación fe-ciencia:
2. Encuentros de diálogo interreligioso y ecuménico.
3. Convivencias de formación misional.
4. ncuentros de liderazgo Minuto de Dios.
Estas actividades le han permitido a la pastoral universitaria, junto con la academia, propiciar espacios de encuentro interdisciplinar en torno a temas de actualidad. Este año, por ejemplo, se ha trabajado la paz y el postconflicto en consonancia con el estado actual del país que acaba de firmar la paz con la guerrilla de las FARC. En años anteriores se han abordado otros temas como: el ateísmo, la ética médica y la filosofía posmodernista. También se han dado encuentros de diálogo interreligioso con participación de religiones monoteístas y orientales, con el fin de que toda la comunidad universitaria conozca las diferentes perspectivas del Misterio Divino que, siendo uno, se difracta en lo múltiple. Los encuentros ecuménicos con iglesias históricas igualmente han tenido lugar, con una amplia participación de la comunidad universitaria.
Las diferentes facultades académicas, al ver en la pastoral universitaria una apuesta seria y académica, han solicitado acompañamiento en sus actividades de planeación curricular y capacitación docente, pues consideran que el sentido de la existencia es fundamental para el desarrollo de cualquier labor. Son conscientes de que la deserción estudiantil no necesaria- mente tiene que ver con la falta de recursos o problemas psicosociales, sino también con problemas existenciales, así que se apoyan en la pastoral para encaminar las asignaturas hacia la educación del corazón, hacia la dignidad humana como principio y fin, de modo que los estudiantes se encuentren a sí mismos en el acto del conocer.
Es, pues, una pastoral que se ha arriesgado a abrirse al encuentro con la ciencia, a ofrecerle horizonte y sentido, al mismo tiempo que la ciencia le presta las herramientas para responder a los retos y desafíos del tiempo actual.
DIÁLOGO FE Y CULTURA EN UNIMINUTO
Son varios los fenómenos culturales que hoy emergen en el mundo. UNIMINUTO se ha centrado en uno de ellos, por importancia y amplitud: la era digital. Aprovechar muy bien los medios de comunicación, en especial las redes sociales, es un reto y un desafío. Y es que los jóvenes hoy día poco ven televisión, pues ahora tienen fácil acceso a mejores contenidos a cualquier hora y en cualquier lugar desde su teléfono móvil, computador personal o tablet. Por ejemplo, los estudiantes de UNIMINUTO en la modalidad distancia tradicional realizan sus estudios a través de la plataforma virtual de la universidad, por lo que se ha pensado y se está trabajando en una pastoral virtual que atienda este tipo de población. Así pues, los tiempos han cambiado, todo el conocimiento se encuentra en la web, lo que hace que el profesor cumpla otro rol diferente al de “dictar” clase, y es inspirar.
Bien sabido es que El Minuto de Dios nació de un programa primero radial y luego televisi vo, y a través de los medios de comunicación de la época de los años 50 el padre Rafael García Herreros difundió el Evangelio y comprometió socialmente a los colombianos, para dar calidad de vida a quienes carecían de ella. Hoy sería, no sólo estar atrás en el tiempo el no aprovechar los medios de comu nicación para llevar el mensaje del Evangelio a hombres y mujeres que viven en la era digital, sino también no ser fieles a la misión de esta obra que en todo momento ha optado por los medios de comunicación para difundir su filosofía y profunda espiritualidad:
Cuando el padre Rafael García Herreros llegó a Cartagena, en marzo de 1946, se encontró que en el Seminario Mayor no le habían reservado clases, así que comenzó a buscar ocupación en otro lugar. Por esos días conoció a Rafael Fuentes, propietario de Radio Fuentes, quien lo invitó a utilizar los micrófonos de su emisora. Así surgió una Hora Católica, que por cuatro años se mantuvo en la ciudad (…) Simultánea- mente con el programa semanal de la Hora Católica, empezó el padre Rafael en Cartagena, el 8 de febrero de 1950, un programa matinal más corto y dinámico, llamado El Minuto de Dios. El padre Rafael viajó a estudiar a Europa pero a su regreso el 18 de enero de 1952 reinició el programa en Cali. En 1953 el río Cauca inundó varias viviendas de familias caleñas, y a través de ese medio pidió a cien familias pudientes donar para la construcción de un barrio, la cuota era de mil quinientos pesos. Cuando llegó a Bogotá en 1951 no olvidó aprovechar la tele- visión que en ese año se había inaugurado en Colombia para celebrar el primer aniversario del ascenso de Gustavo Rojas pinilla a la presidencia de la nación (…) El programa de televisión más antiguo del mundo es “El Minuto de Dios” breve espacio que desde el 10 de enero de 1955 aparece diariamente por la Televisora Nacional Colombiana. (Jaramillo, 2009, pp. 121-129).
Conocer los buenos hechos de la historia ayuda a continuar la obra legada y eso es lo que ha intentado hacer la pastoral universitaria. En UNIMINUTO Rectoría Cundinamarca, por ejemplo, realizamos un video llamado Vida para tu Día, que diariamente llega a los correos electrónicos de los docentes y administrativos, de manera que antes de iniciar la jornada laboral, oran y reflexionan sobre su existencia a la luz del Evangelio del día. Asimismo, la Vicerrectoría General de Pastoral está trabajando en una capilla virtual, la cual además de ofrecer un espacio para los cristia nos católicos y no católicos, contará con otro espacio llamado Atrio de los Gentiles destinado a los no creyentes o no cristianos, en el que videos y escritos que reflexionan en torno al sentido de la vida y al diálogo fe-razón-cultura estarán disponibles en línea.
De vuelta al video Vida para tu Día, ha sido sorprendente el alcance que este ha tenido, pues en sus comienzos estaba dirigido solo a colaboradores de UNIMINUTO y hoy día se ha expandido por todos los continentes del planeta. Con esto se evidencia que la cultura digital es un medio valioso para llevar el mensaje del Evangelio, ya que amplía el rango de destinatarios.
Es entonces, la pastoral universitaria de UNIMINUTO conocedora de que el mensaje del Evangelio, siendo en su fondo siempre el mismo: “Jesucristo el mismo ayer y siempre” (Hb 13,8), con el cambiar de los tiempos tiene que anunciarse siempre de forma nueva, según el lenguaje propio de cada época.
Estamos asistiendo al escenario de una cultura virtual y, en lugar de pugnar con ella, es momento de dialogar y aprovecharla para anunciar el Evangelio de la vida. La fe debe iluminar y guiar a las universidades con sus estudiantes en el correcto uso de los medios de comunicación, de forma que los valores del Reino, que son profundamente humanos, sean dados a conocer a quienes viven en la era digital, personas que muchas veces carecen de sentido, pues están conectados con el mundo, pero sin ninguna relación con él. Ese es el trabajo de la pastoral universitaria en este diálogo fe-cultura: generar fuertes lazos de hermandad entre hombres y mujeres que, sin importar las distancias y si se lo proponen, pueden globalizar el amor y la solidaridad. Y los medios de comunicación, en la era digital, lo hacen posible.
CONCLUSIÓN
El proyecto Persona, que ha elaborado la Vicerrectoría General de Pastoral, parte de la antropología, pasa por el anuncio del Evangelio, la identidad misional y la celebración de la vida en los sacramentos, cosa que logra que toda la comunidad universitaria tenga su espacio en el trabajo pastoral de UNIMINUTO. El diálogo fe y razón se da desde lo social, es un trabajo pastoral en contexto que no es ajeno a las necesidades de los pobres, de los socialmente excluidos. El diálogo fe y cultura se da en el anuncio del Evangelio en la era digital.
Respecto a esto, el padre Antonio Spadaro, sacerdote Jesuíta, director de la centenaria revista de los jesuitas Civilta Cattolica, quien ha escrito dos importantes libros sobre la evangelización en internet, “Ciberteología, pensar a Dios en tiempos de la red” y “Compartir a Dios en la red”, da estas pautas que resaltan la importancia de los medios de comunicación en la era digital:
Por tanto estamos llamados a vivir teniendo clara consciencia de que la red es parte de nuestro ambiente vital y de que en ella se desarrolla ya una parte de nuestra capacidad de realizar experiencias. En este sentido no es inapropiado decir que internet debe ser evan gelizado, como todo otro ambiente humano (…) La cultura del ciberespacio plantea nuevos desafíos a nuestra capacidad de formular y de escuchar un lenguaje simbólico que hable de la posibilidad y de los signos de la trascendencia en nuestra vida. (Spadaro, 2016, pp. 12-13).
En este mismo sentido es importante concluir este escrito con las palabras del Papa Francisco, que enseñan esa apertura que todos debemos tener en el diálogo con la cultura digital:
El diálogo entre ciencia y fe también es parte de la acción evangelizadora que pacífica. El cientismo y el positivismo se rehúsan a «admitir como válidas las formas de conocimiento diversas de las propias de las ciencias positivas». La Iglesia propone otro camino, que exige una síntesis entre un uso responsable de las metodologías propias de las ciencias empíricas y otros saberes como la filosofía, la teología, y la misma fe, que eleva al ser humano hasta el misterio que trasciende la naturaleza y la inteligencia humana. La fe no le tiene miedo a la razón; al contrario, la busca y confía en ella, porque «la luz de la razón y la de la fe provienen ambas de Dios» y no pueden contra- decirse entre sí. La evangelización está atenta a los avances científicos para iluminarlos con la luz de la fe y de la ley natural, en orden a procurar que respeten siempre la centralidad y el valor supremo de la persona humana en todas las fases de su existencia. Toda la sociedad puede verse enriquecida gracias a este diálogo que abre nuevos horizontes al pensamiento y amplía las posibilidades de la razón. También este es un camino de armonía y de pacificación. (Francisco, 2013, n. 242).
Este significativo aparte de la Constitución Apostólica Evangelii Gaudium, del Papa Francisco, es una buena conclusión a la reflexión que aquí se ha expuesto. Esas últimas palabras son certeras y oportunas: “el diálogo fe-ciencia-cultura, es un camino de armonía y pacificación”. El mundo sin diálogo está destinado a la uniformidad, a la tiranía comandada por un pueblo “superior” que no tiene en cuenta las riquezas de los demás porque les considera inferiores. Está destinado a una ciencia inhumana que sólo beneficia a las clases privilegiadas, las demás no cuentan.
En cambio, mientras haya diálogo habrá re- conocimiento, armonía en la diversidad. Cada uno desde su identidad aportará a la construcción de un mundo mejor, sin oprimidos ni mendigos. Un mundo en el que todos tendrán techo, alimentación, salud y educación, como un día lo soñó el padre Rafael García Hereros. Hoy el diálogo fe-ciencia-cultura, promovido por la pastoral universitaria presencial y virtualmente en UNIMINUTO, genera cambios significativos en las funciones sustantivas de la universidad, a saber: docencia, investigación y proyección social, pues ha llevado a la academia a reformularse en sus pilares funda- mentales, porque no hay cambio sin cambiarse (Redondo, 2015, p. 1452). UNIMINUTO nació del corazón transformado de un padre Eudista, lo que demuestra que el cambio de Colombia y del mundo vendrá del interior de cada uno.
REFERENCIAS
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Notas