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La Desmesura de los zoológicos de Ricardo Prieto: lo nómade, lo mutante y la ciencia ficción
Karla Correa; Gimena González; Mariana Sosa
Karla Correa; Gimena González; Mariana Sosa
La Desmesura de los zoológicos de Ricardo Prieto: lo nómade, lo mutante y la ciencia ficción
Desmesura de los zoológicos of Ricardo Prieto: the nomadic, the mutant and science fiction
Desmesura de los zoológicos de Ricardo Prieto: o nômade, o mutante e a ficção científica
QVADRATA. Estudios sobre Educación, Artes y Humanidades, vol. 1, núm. 2, pp. 98-109, 2019
Universidad Autónoma de Chihuahua
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Resumen: La obra Desmesura de los zoológicos (1987) del escritor uruguayo Ricardo Prieto, con sus cuentos, es un entramado complejo que mezcla nomadismo, mutación y ciencia ficción, desde la idea de lo desmesurado y la imagen del zoológico. La estrategia nómade de la metamorfosis de los cuerpos convierte esta narrativa en “narrativa de lo mutante”, rechaza la hegemonía discursiva de “lo humano” y plantea un mundo caótico, distópico, del ámbito de la ciencia ficción. Para ilustrar esto se abordarán los cuentos “Un poquito de sol para mi habitación oscura”, “Desmesura de los zoológicos” y “Venganzas del porvenir”, tres cuentos del libro Desmesura de los zoológicos que representan lo nómade, lo mutante y los vínculos de estas temáticas con el género de la ciencia ficción.

Palabras clave: Desmesura,zoológico,mutante,nómade,ciencia ficción.

Abstract: Desmesura de los zoológicos (1987), by the Uruguayan writer Ricardo Prieto, is a collection of stories which presents a complex framework that mixes nomadism, mutation, as well as science fiction; all of which spring from the idea of the excessive and the image of the zoo. The nomadic strategy of the metamorphosis of bodies converts Prieto ́s narrative into “narrative of the mutant”. It rejects the discursive hegemony of “the human”, and it poses a chaotic, dystopian world within a science fiction field. The stories “Un poquito de sol para mi habitación oscura”, “Desmesura de los zoológicos” and “Venganzas del porvenir”, from the book Desmesura de los zoológicos, illustrate the previously said. Thus, in this article we will explore these three stories and how they represent the nomad and the mutant, as well as how they connect with the genre of science fiction.

Keywords: Excessive, zoo, mutant, nomad, science fiction.

Resumo: A obra Desmesura de los zoológicos (1987)do escritor uruguaio Ricardo Prieto é uma estrutura complexa que mistura nomadismo, mutação e ficção científica, a partir da idéia do excessivo e da imagem do zoológico. A estratégia nômade da metamorfose do corpo transforma essa narração em uma “narrativa mutante”, rejeita a hegemonia discursiva do “humano” e cria um mundo caótico e distópico, no âmbito da ficção científica. As histórias “Un poquito de sol para mi habitación oscura”, “Desmesura de los zoológicos” e “Venganzas del porvenir” ilustram o que foi dito anteriormente. Assim, neste artigo, explora-remos essas três histórias e como elas representam o nômade e o mutante, bem como como elas se conectam ao gênero da ficção científica.

Palavras-chave: Excessivo, zoológico, mutante, nômade, ficção científica.

Carátula del artículo

Dossier

La Desmesura de los zoológicos de Ricardo Prieto: lo nómade, lo mutante y la ciencia ficción

Desmesura de los zoológicos of Ricardo Prieto: the nomadic, the mutant and science fiction

Desmesura de los zoológicos de Ricardo Prieto: o nômade, o mutante e a ficção científica

Karla Correa*
Centro Regional de Profesores del Centro Grupo de Estudios Narrativas de lo Mutante, Uruguay, Uruguay
Gimena González**
Centro Regional de Profesores del Centro Grupo de Estudios Narrativas de lo Mutante, Uruguay, Uruguay
Mariana Sosa***
Centro Regional de Profesores del Centro Grupo de Estudios Narrativas de lo Mutante, Uruguay, Uruguay
QVADRATA. Estudios sobre Educación, Artes y Humanidades
Universidad Autónoma de Chihuahua, México
ISSN-e: 2683-2143
Periodicidad: Semestral
vol. 1, núm. 2, 2019

Recepción: 25 Septiembre 2019

Revisado: 06 Octubre 2019

Aprobación: 07 Diciembre 2019

Publicación: 21 Diciembre 2019


La desmesura y los zoológicos

En los zoológicos la desmesura es concebida, en primer lugar, desde el cuerpo clausurado de Juan, el protagonista de “Un poquito de sol para mi habitación oscura”. En este relato este cuerpo se violenta mediante su clausura. Como si se tratara de una casa, Juan tapa sus orificios corporales ante la amenaza de unos monstruos denominados “móursenos”, que desean invadirlo, su cuerpo, su “habitación oscura”. La imagen del otro invasor lleva a que el hombre se encierre en su cuerpo, como si fuera una cárcel, una habitación oscura, por qué no: un zoológico. En segundo lugar, en el cuento “Desmesura de los zoológicos”, lo dionisíaco se constituye a partir de otra invasión: la casa como territorio, conquistada por un extraño que modifica los hábitos del dueño de casa, convirtiendo este espacio en un desterritorio, donde mora lo animal o se fragmenta el hombre. En este sentido, la idea en torno a los zoológicos radica en la animalidad presente en el contexto humano y su otro lado animal, la experiencia del híbrido: “Llegar a la casa después del instante estipulado implicaba serios riesgos, pues él vociferaba, escupía, insultaba, arañaba y, a veces, llegaba incluso a trepar por las paredes para lanzar desde el techo no flores precisamente, sino líquidos y excrecencias que ningún ser humano hubiera sido capaz de expeler” (Prieto 45). Por último, en el texto “Venganzas del porvenir”, el cuerpo de la protagonista, Eriana Utopi, absorbe el pasado y refleja un futuro distópico de cuerpos arruinados, mutantes. La anatomía de Eriana se convierte en el mediador entre dos mundos: el pasado y el futuro. Esto da a lugar a pensar el relato relacionado con la ciencia ficción y la proyección de un mundo distópico, donde lo zoológico se manifiesta en un futuro desmesurado en el cual las mujeres del mundo se convierten en hienas y los hombres en caballos con hocicos verdes.

El cuerpo y lo nómade. Proyecciones

Si uno reflexiona realmente sobre el cuerpo como tal, advierte que no existe ningún perfil posible del cuerpo como tal. Hay pensamientos sobre la sistematicidad del cuerpo, hay códigos de valor acerca del cuerpo. El cuerpo como tal no puede concebirse y, por cierto, yo no puedo abordarlo. Gayatri Spivak

El mundo invadido del cuento “Casa tomada” de Julio Cortázar es la analogía perfecta del cuerpo invadido por los móursenos del relato de Ricardo Prieto “Un poquito de sol para mi habitación oscura”. Los móursenos quieren invadir la habitación oscura, la casa o el cuerpo del personaje del relato de Prieto. “La casa es el espacio de construcción significativa que contiene al cuerpo como imagen del mundo”, dice Bachelard (59). La casa del relato de Prieto, por ejemplo, es un mundo clausurado:

“Esta última medida puede parecer extraña, pero no debemos olvidar que los hombres somos como las casas: tenemos puertas, entradas vulnerables. Por eso, aunque no puedo hablar, ni orinar, ni defecar normalmente, he clausurado para siempre todos los accesos a las zonas internas de mi cuerpo”. (29)

La necesidad que le despierta al personaje por protegerse de una figura que es indefinida y a la vez le es amenazante, la cual se encuentra en el ala física y psicológica externa, lo lleva a cubrirse y encerrarse herméticamente, al punto de encuentro con su territorio íntimo y de control.

Lo que se identifica como encierro íntimo, encierro oscuro, abstracto y de ensueño al que se lanza el personaje, puede ser concebido desde lo que plantea Judith Butler en Cuerpos que importan:

En su condición imaginaria, el yo como objeto no es ni interior ni exterior al sujeto, sino que es el sitio permanentemente inestable donde se negocia perpetuamente esa distinción espacial; esa ambigüedad es lo que marca el yo como imago, es decir, como relación identificatoria. Por lo tanto, las identificaciones nunca se hacen o se alcanzan simple o definitivamente; se las constituye, se las combate y se las negocia insistentemente. (122)

En el personaje no existe una proyección clara de su psiquis, un espejo que refleje al hombre monolítico, eso es imposible, porque su cuerpo como casa está encarcelado en una espacio al cual la luz no llega, y por ende el reflejo se cancela, y se cancela la proyección de la psiquis en el cuerpo. Ya no es el hombre el que habla, ya no es la palabra del personaje, sino la confluencia en conflicto, heterogénea y polifónica de otra imagen que crea otro contorno del cuerpo a partir de una figura desdibujada.

Tengo miedo. Creo que tengo más miedo. Tranquilidad. Mucha tranquilidad. Huelo mal. Malísimamente. ¿No estarás sobre mi cabeza otra vez, móurseno inmundo? Golpeo mi cráneo con el mango del cuchillo. Aunque tenga que destrozar mis sesos te clavo el cuchillo. Calma, Juan. Calma. No pueden entrar aquí. Ni siquiera los móursenos entrarían en una habitación donde un hombre aguarda el sol que no vendrá nunca. (Prieto 34).

La habitación es el espacio que él concibe como su cavidad uterina de resguardo. Si bien la noción de “cavidad uterina” puede alojar una lógica romántica maternal de protección, es interesante visualizar cómo el cuarto contiene, guarda y encubre no sólo al personaje en crisis, sino a la carga ideológica, cultural e histórica que de él emerge y que lo resuelve en nuevo paradigma del cuerpo. Si se metaforiza la habitación sin luz, y por ende la no proyección o el encuentro de la imagen de la psiquis humana con su cuerpo, esto da como resultado un campo angustioso que pulsa desde la inestabilidad. En este sentido, el cuerpo está en puja con su ámbito privado, en pugna con el espacio que lo contiene. La habitación (la casa) toma las formas del miedo, la ansiedad, el grito, el susurro, la inquietud persistente ante el acecho de los móursenos que esperan afuera. Ambos cuerpos son vulnerables, el narrador lo afirma desde el inicio, las anatomías no se sostienen, porque existe un campo de signos que ha instituido el miedo y lo ha proyectado hacia el otro que no es igual a mí, al que no se proyecta como figura uniforme de la humanidad. Desde una perspectiva ideológica, los móursenos podrían ser, además de lo otro que está afuera, también la proyección de los miedos angustiosos hacia una situación de invasión que acosa nuestros cuerpos, nuestra casa, en la cotidianeidad. El miedo a la enfermedad, el miedo al monstruo, el miedo a todo aquello que es diferente, es lo heterogéneo que busca un lugar en el tráfico de identidades, en fronteras de peligro. Podría ser, como sugiere el cuento de Prieto, y como dice Butler, la alteridad en el espacio que permite la imaginación de lo culturalmente imposible.

El viaje del mutante y el espejo roto

El segundo cuento, titulado “Desmesura de los zoológicos”, da nombre al libro de Prieto. El narrador relata la historia del protagonista, quien recibe la visita de un desconocido que se instala a vivir en su casa. Otra vez la invasión de la casa, como en el cuento anterior. A partir de ese momento suceden una serie de cambios en la rutina del personaje: desorden de la casa, destrucción de libros, horarios insólitos, hábitos alimenticios desmesurados, que imponen una sensación extraña, de miedo, de rechazo, pero también de aceptación y hasta de necesidad del extraño desconocido irruptor, a quien el narrador se refiere con términos como “brujo”, “extraño”, “visitante”, “intruso”, “huésped”, “invasor”, “pesadillesco personaje”, imposibilitando así que el lector pueda imaginar una caracterización exacta del mismo. ¿Es un hombre?

Los dos aspectos que marca el título del libro, la desmesura y los zoológicos, son vertebradores estructurales de los cuentos. Viajando a la antigüedad clásica, a través de los poemas homéricos, se puede retrotraer el concepto de desmesura que surge en contraposición a la mesura, es decir, la medida de todas las cosas. Jünger plantea que:

“El hombre que desconoce su medida, se desconoce a sí mismo. [...] No sólo desde afuera se define la medida de cada hombre; la medida también es la actitud interior. El hombre tiene una medida, una medida humana que de entrada le prohíbe medirse con los dioses, equipararse a ellos, imitarlos. La desmesura evidencia que no conoce su medida” (125).

Prieto posibilita pensar que esa desmesura tiene que ver, ya no con la medida de los hombres en comparación con los dioses, sino en relación con otra especie, la animal, y especialmente la animalidad que encierran los zoológicos. El hombre se vuelve desmesurado cuando se posiciona como un ser superior, considerando así que tiene el poder para someter a las demás especies, haciéndolas prisioneras o apartándolas de su hábitat natural. Desde el momento en que se produce la ruptura, y se produce el hybris, las ontologías se vuelven fronterizas, aparecen híbridos, mutantes o monstruos.

Parecía manso y silencioso, agazapado en el nimbo de su voz como una ostra en su concha. Junto con él se instalaron sus valijas y la colección de álbumes llenos de fotografías amarillentas que en seguida le mostró, orgulloso de estar posando en ellas al lado de tigres y jirafas, rinocerontes y cocodrilos, ardillas e hipopótamos. El rostro alargado y enigmático enfrentaba la cámara con temor, como si hubiera sido sorprendido cometiendo un delito. (Prieto 44)

Mediante la comparación “agazapado en el nimbo de su voz como una ostra en su concha”, el narrador previene al lector acerca de algo que permanece oculto, recubierto por esa voz seductora, así como el molusco vive dentro de su concha. Inmediatamente se desplaza la atención hacia las valijas, y a las fotografías donde el desconocido aparece posando junto a diferentes animales. La descripción que se hace del extraño se basa en la imagen capturada por la cámara fotográfica, resaltando el temor que en ella se proyecta. Esto nos lleva a preguntarnos por el motivo de ese temor. ¿Cuál podría ser ese delito? ¿Podría tener que ver, quizás, con esos animales junto a los cuales posa?

Lentamente, los límites comienzan a tornarse borrosos y el visitante adquiere rasgos animales de carácter “casi sagrado”. Los animales parecen ejercer un dominio sobre el protagonista, que sin darse cuenta va cediendo su espacio a ese extraño invasor, propiciando un ambiente confuso. Surge entonces un nuevo sujeto ontológico, un híbrido, a medio camino entre el humano y el animal, un intruso que crea una especie de zona de vacilación, con rastros de ontología mutante. A partir de ese momento, el intruso es quien impone las reglas. La casa es invadida por el híbrido, que ante cualquier falta a la nueva reglamentación “vociferaba, escupía, insultaba, arañaba y, a veces, llegaba incluso a trepar por las paredes para lanzar desde el techo no flores precisamente, sino líquidos y excrecencias que ningún ser humano hubiera sido capaz de expeler” (45).

Las acciones de vociferar, escupir, insultar e incluso arañar podrían considerarse rasgos de personas violentas o iracundas; en cambio, trepar por las paredes y lanzar “líquidos y excrecencias”, son reacciones clásicas de algunos animales. Así, cuando el invasor siente que su poder está siendo cuestionado por el hombre reacciona de forma violenta, transgrediendo los límites ontológicos.

La intrusión termina de la misma manera abrupta que como comenzó, pues el hombre invadido, decide distanciarse y expulsar al intruso, luego de lo cual “se sume hasta el fin de sus días en un mutismo inalterable” (Prieto 48). El lenguaje, característico del ser humano, desaparece, el hombre queda mudo. Junto con el abandono del extraño se va lo humano de manera definitiva. Roto el puente de la comunicación, no hay forma de saber qué fue lo que sucedió una vez tomada la decisión de la expulsión del otro. Sin embargo, hacia el final del cuento aparece un elemento que puede dar una pista:

[...] una semana más tarde, cuando algunos conocidos, inquietos por su desaparición de todos los lugares que frecuentaba, forzaron la puerta de la vivienda, lo encontraron ensimismado de rodillas frente a un gran espejo que acababa de destrozar. A su lado yacía un pequeño libro quemado y un álbum lleno de polvorientas fotografías de animales. Sobre el espejo, alguien había escrito con tiza roja: “Éramos una persona. Y ahora te irás de este mundo sin conocer los zoológicos. (48)

La mutopoética nos habla de la existencia de un “ser metamórfico que rechaza la supremacía discursiva, política y literaria de lo humano”, y también “del enmudecimiento del hombre que quiebra la hegemonía de la letra como capital humano.” (Damonte 11). La cuestión podría estar en ese hombre enfrentado, ensimismado, a un espejo, tal vez sin reconocerse, perdido en esa etapa dominada por la inocencia animal, o quizás porque el espejo le devolvió la imagen de un “otro”, un híbrido que le dice: “Éramos una persona. Y ahora te irás de este mundo sin conocer los zoológicos”. La desmesura ha propiciado el surgimiento de un nuevo ser fragmentado, atrapado en un espejo roto que ya no refleja la realidad.

El futuro monstruoso y la ciencia ficción

En el relato “Venganzas del porvenir” (1987), la protagonista, Eriana Utopi, tiene contacto con el futuro y el pasado de la humanidad a través de una suerte de reflejo en una fuente de agua que está en su jardín. Tal como se adelanta en el título, podría decirse que el futuro vindica su presente debido a que ella expone lo que ve al mundo: “El porvenir no debe contarse. Esta prohibición, que acatan casi todas las personas sensatas, fue sorprendentemente desafiada por Eriana Utopi” (17). El contacto no es sólo visual, pues también se presenta una voz que le advierte a Eriana Utopi que no puede divulgar lo que ve, pues eso traerá consecuencias. Eriana, no obstante, decide contar el futuro para prevenir a la humanidad, y su actitud subversiva provoca que aparezcan una serie de transformaciones que, de forma acelerada, se suscitan desde el entorno más cercano hasta abarcar el mundo entero.

El nombre Eriana significa en griego “la que trae paz”, y en su apellido encontramos una deriva de la palabra utopía, el concepto construido por Moro para describir el mejor de los mundos posibles, un lugar que no existe. Eriana Utopi “se había conectado con los inapresables registros donde está plasmada la historia del universo” (Prieto 17). Eriana la que trae paz, Eriana la utópica. Se evidencia aquí una de las características de la ciencia ficción, la que se basa, según Moreno, en el accionar del personaje cuando es dirigido en “contra de la adaptación social” (292), pues Eriana intenta luchar con el porvenir, sin resultado, provocando el desequilibrio que muy pronto comienza a desatarse. La protagonista se convierte, entonces, en un ser transicional, una especie de médium o de bruja que se aísla de su humanidad. Como el personaje de “Desmesura de los zoológicos”, se proyecta al mundo desde la mudez, desde la mutopoética, negando la principal forma de comunicación del hombre, la palabra, encerrándose en un universo distinto, que va más allá del mundo circundante: “Eriana ya había brindado su testimonio y no quería hablar más. El insondable mutismo en que se sumió parecía confirmar que había sido destinataria de un mensaje metafísico” (17).

Se puede sugerir que ese contacto que Eriana tiene con los registros del universo es una conexión directa con la antimateria. Sin adentrarnos demasiado en estos términos de la física más sofisticada, y en cuanto metáfora simplificada, según los investigadores científicos, la conexión entre la materia y la antimateria fue lo que desató el big-bang. La fuente de agua del jardín de Eriana es un espejo que proyecta imágenes del mundo futuro; en él se enlazan todos los tiempos posibles de la humanidad, un poco como en “El aleph” de Borges. La proyección de los diferentes tiempos en un solo canal representa, asimismo, a los agujeros negros, algo así como unos túneles, según Hawking, que permiten el desplazamiento a través del espacio y el tiempo.

Peter Nicholls alude a la imagen de un puente, al respecto de este túnel o agujero negro, y afirma que la presencia de los agujeros negros posibilita la existencia de un hiperespacio que tiene como materia conformante muchas tierras paralelas que conviven entre sí, pero que poseen un momento histórico modificado “como las páginas de un libro, pero cada una de ellas dimensionalmente dislocada de todas las demás páginas” (220). En “Venganzas del porvenir”, se observa desde un presente el pasado y el futuro del universo que nos rodea. Es de esta forma que se plantea la posibilidad de que existan muchos tiempos rigiendo “vidas” en planos paralelos.

Pero Eriana rompe la regla de que “El porvenir no debe contarse” y se realiza el caos, el mundo se vuelve confuso y un torbellino primordial, pues el espacio a su alrededor, la casa, el jardín y el mundo, empiezan a consumirse, desatándose una pugna entre tiempos y espacios diferentes, e incluso las personas se transforman en seres diferentes. Stephen Hawking fundamenta la conformación de los agujeros negros alrededor del término de “entropía”, una medida del desorden de un sistema, que rige el segundo principio de la termodinámica, y que aumenta con el tiempo, “degenerando ya en estado de completo desorden en el que todo se hallaría a la misma temperatura”. (72). Cuando Eriana Utopi rompe con la regla y expone lo que vio en la fuente, genera esa entropía que degenera en catástrofe, un colapso físico y ontológico de lo humano: crece lo distópico.

Se trata de un final tétrico para la humanidad, que es inherente a la intervención del hombre. La casa comienza a desintegrarse, las especies comienzan a transformarse. Las mujeres del mundo se convierten en hienas y los hombres en caballos con hocicos verdes. Hay un mundo mutante que se desarrolla:

“Nadie se acordó de los exactos vaticinios de Eriana Utopi cuando empezó a caer una lluvia roja que ensangrentó toda la tierra; cuando se murieron todos los pájaros y las casas se desmoronaron; cuando extraños múrsidos se precipitaron desde el cielo y los árboles empezaron a caminar gimiendo como almas en pena” (Prieto 18).

En este relato de Prieto, la mutopoética colisiona con la ciencia ficción y la física de cuerdas. Lo nómade y la entropía de los cuerpos está presente en ese viaje a un sistema donde los tiempos colisionan, los individuos se metamorfosean y el mundo entero colapsa. Christian Retamal nos permite enlazar el horizonte de sucesos catastrófico del cuento con la noción de distopía, definida “como una amenaza a la cual hay que oponer resistencia” (11). Las leyes del universo que rigen nuestro destino vuelven imposible alterar aquello que se encuentra en un orden superior y, aunque sea difícil de aceptar, como se dice en el relato: “la ciencia que hay en este mundo es consecuencia de la actividad del hombre, y mal podría esperarse de ella alguna fértil sabiduría” (Prieto 18).

El viaje hacia el zoo, la mutación del zoo, el futuro distópico del zoo. Reflexiones finales.

El viaje hacia el zoo que plantea el cuento “Un poquito de sol para mi habitación oscura” implica el nomadismo de los cuerpos, en términos de invasión, en cuanto a que los “móursenos” monstruosos que desean invadir la anatomía del protagonista, hacen que el hombre se clau-sure en su “habitación oscura”, invirtiéndose la relación hegemónica hombre-animal, para imponerle al humano un encierro visto desde el lugar del otro.

La relación entre lo mutante y lo zoológico en el cuento “Desmesura de los zoológicos”, se constituye a partir de otra invasión: la casa como territorio invadido por un extraño ser, cuyo comportamiento convierte este espacio en un desterritorio donde mora lo animal o se fragmenta el hombre.

Por último, el futuro distópico del zoo del cuento “Venganzas del porvenir”, aplica a un mundo de cuerpos y geografías arruinados, cuya causa es la invasión y distorsión del tiempo y el espacio a partir de la injerencia humana. Esto sucede en presencia de una ficción científica que involucra a la teoría de cuerdas y la entropía, representados por un agujero negro que se apropia del universo conocido y lo transforma en un futuro desmesurado, en el cual mujeres y hombres se convierten en híbridos de animales.

Desmesura, zoológico, mutante, nómade, ciencia ficción, son conceptos en clave de novedad para la literatura uruguaya de finales del siglo XX, y una marca narrativa original para un autor que incursionó, mayormente, en el ámbito de la dramaturgia. En ese sentido, el libro de Ricardo Prieto Desmesura de los zoológicos invita a observar desde el abordaje a figuras literarias como las del monstruo, el animal o el mutante, con una mirada cruda, por momentos antinatural, directamente al interior de un misterio filosófico del siglo XXI, el de la “humanidad” y sus límites, el del hombre y su relación con “lo otro”.

Material suplementario
Referencias
Bachelard, Gastón. La poética del espacio. Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2000.
Butler, Judith. Cuerpos que importan. Sobre los límites materiales y discursivos del “sexo”. Paidós, Buenos Aires, 2012.
Damonte, Marcelo. “Zoom de la miniatura y ‘grotesco’. Lapidar al hombre desde lo monstruoso ridículo, una variante de la mutopoética en la literatura del Uruguay.” Configuraciones del desvío. Estudios sobre lo fantástico en la literatura latinoamericana. Edición de Claudio Paolini, Marcelo Damonte y Virginia Frade. Tenso Diagonal/Díaz Grey, Montevideo, 2017.
Hawking, Stephen. Agujeros negros y pequeños universos y otros ensayos. Ciencia, Chile, 2010.
Jünger, Friedrich. Los mitos griegos. Herder, Barcelona, 2006.
Nicholls, Peter. La ciencia en la ciencia ficción. Folio, Barcelona, 1981.
Moreno, Fernando Ángel. Teoría de la literatura de ciencia ficción. Sportula,Gijón, 2010.
Prieto, Ricardo. Desmesura de los zoológicos. Proyección, Santiago de Chile, 1987
Retamal, Christian. Distopía y nihilismo de la utopía como tiempo de la esperanza a la distopía como tiempo del fin. Coloquio internacional de geocrítica. XIV, 2016.
Notas
Notas de autor
* Karla Correa. Estudiante avanzada de Literatura por el Consejo de Formación en Educación, Centro Regional de Profesores del Centro (Florida-Uruguay). Ha participado como expositora en jornadas, coloquios y congresos a nivel nacional e internacional. Publicó el artículo “Gestación monstruosa. Escualos en los Cantos de Maldoror” en el libro El agua, la selva y el laberinto. Ámbitos de infracción (Tenso Diagonal/Díaz Grey 2018). Desde el año 2017 es miembro del Grupo de Estudios Narrativas de lo Mutante (GENM). En la actualidad continúa su investigación sobre la obra narrativa del escritor uruguayo Ricardo Prieto.
** Gimena González. Estudiante avanzada de Literatura por el Consejo de Formación en Educación, Centro Regional de Profesores del Centro (Florida-Uruguay). Ha participado como expositora en jornadas, coloquios y congresos a nivel nacional e internacional. Publicó el artículo “El axolotl, monstruo silencioso” en el libro El agua, la selva y el laberinto. Ámbitos de infracción (Tenso Diagonal/Díaz Grey 2018). Desde el año 2017 es miembro del Grupo de Estudios Narrativas de lo Mutante (GENM). En la actualidad continúa su investigación sobre la obra narrativa del escritor uruguayo Ricardo Prieto.
*** Mariana Sosa. Estudiante avanzada de Literatura por el Consejo de Formación en Educación, Centro Regional de Profesores del Centro (Florida-Uruguay). Ha participado como expositora en jornadas, coloquios y congresos a nivel nacional e internacional. Publicó el artículo “La transgresión en el mito griego. El minotauro clásico desde la mirada de Julio Cortázar y Jorge Luis Borges” en el libro El agua, la selva y el laberinto. Ámbitos de infracción (Tenso Diagonal/Díaz Grey 2018). Desde el año 2017 es miembro del Grupo de Estudios Narrativas de lo Mutante (GENM). En la actualidad investiga la cuentística de Armonía Somers.
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