Dossier
Ejes centrales de acumulación de capital en el Ecuador actual: Una panorámica general
Revista Economía
Universidad Central del Ecuador, Ecuador
ISSN: 2697-3332
ISSN-e: 2697-3340
Periodicidad: Semestral
vol. 70, núm. 111, 2018
Recepción: 17 Enero 2018
Aprobación: 13 Abril 2018
Resumen: Cruzando información de tres bases de datos oficiales recientes, el presente estudio muestra cómo durante los últimos lustros a partir de la dolarización el patrón de reproducción dominante en Ecuador no solo se apoyó en la exportación petrolera y de productos de origen agropecuario, sino que también se complejizó con el crecimiento de otros ejes de acumulación, vinculadas al mercado interno: sector inmobiliario y de la construcción; industrias manufactureras; importación y comercio a gran escala; información y comunicaciones; y sector financiero. También se destacan aspectos de la concentración de poder de mercado en cada una de esas ramas.
Palabras clave: Economía política, patrón de reproducción de capital, ejes de acumulación, poder de mercado, empleo.
Abstract: Considering information from three different databases that contain recent oficial data, this article shows how during the last years starting with the dollarization of the national economy- the dominant reproduction pattern in Ecuador was not only sustained by oil and agricultural exports but also became more complex with the growth of other axes of accumulation, which are focused on the internal market: namely, the realstate and construction sector, manufacture, import and commerce on a great scale, communication and information technologies, and the financial sector. The article also highlights other aspects regarding the concentration of market power in each one of these sectors.
Keywords: Political economy, pattern of capital reproduction, axes of accumulation, market power, labor.
INTRODUCCIÓN
El objetivo del presente artÍculo es presentar, de forma sintética, algunos de los hallazgos centrales de la tesis de doctorado Patrón de reproducción de capital y clases sociales en el Ecuador contemporáneo, 1972-2015 (Ruiz, 2017), en lo que respecta a los principales ejes de acumulación en el periodo 2001-2015. Tomando como universo central al grupo de empresas y bancos de mayor tamaño en el país durante los últimos años, resaltaremos algunas de las principales características de dichos ejes: número de empresas que lo conforman, antiguedad de las mismas, ritmo y motivos de su crecimiento de cada uno de los ejes, concentración de poder de mercado, empleo, etc.
Si durante las dos décadas perdidas (1982-2000) el desarrollo de las fuerzas productivas orientadas a cubrir las necesidades del mercado interno ecuatoriano estuvo prácticamente estancado -con la excepción de aquellas orientadas a la exportación: industria petrolera, agronegocios, etc.-, a partir del nuevo siglo, dicho estancamiento dio paso a un periodo más o menos prolongado de reactivación del conjunto de la economía. En un primer momento (2001- 2005), las remesas de los migrantes ayudaron a poner en marcha algunos sectores como el de la construcción y, posteriormente, en el marco de la subida de precios de las materias primas, el gobierno de la Revolución Ciudadana puso en marcha un proyecto de desarrollo nacional, centrado principalmente en el desarrollo de fuerzas productivas generales -infraestructura- y en diferentes esfuerzos por revertir la tendencia anterior -neoliberal- de superexplotación del trabajo y polarización social extrema, compartiendo algunos elementos en común con otros procesos regionales caracterizados como posneoliberales (Ruckert, Macdonald y Proulx, 2016). Además del comportamiento del PIB, algunos otros indicadores apuntaron en el mismo sentido. Por ejemplo, la tasa de inversión privada pasó de un promedio interanual de 1,7% en el periodo 1982-2000, a un promedio de 8,2% entre 2001 y 2015.
Tomando como punto de partida un concepto sugerido por Ruy Mauro Marini, Osorio (2004, 2006, 2014, 2016) ha desarrollado durante los últimos lustros una metodología para estudiar los patrones de reproducción de capital en tanto encarnaciones espacio-temporales del sistema mundial capitalista. Esta categoría implica dar cuenta tanto de la forma específica de existencia del capitalismo en una región o país determinado en su relación con el mercado mundial, pero también de su dinámica interna, de sus principales ejes de acumulación y de su expresión en una estructura de clases particular que al mismo tiempo le dan sustento y son manifestación de dicho patrón:
Tenemos un patrón de reproducción de capital cuando en espacios geoeconómicos y en periodos históricos determinados el capital traza -descubre- un camino específico para reproducirse y valorizarse, el cual tiende a repetirse en sus procesos fundamentales. Para su estudio debemos seguir las huellas que el capital deja a ese paso por las esferas de la producción y de la circulación [...] si son muchos los capitales -y además los más poderosos, dinámicos o ejes de la acumulación- que dejan huellas semejantes a su paso por esas esferas, porque reproducen el mismo camino en tiempos significativos, tenemos bases para sostener que estamos siguiendo la ruta o el patrón que realiza el capital para reproducirse. (Osorio, 2016, p. 217)
En lo que sigue, intentaremos mostrar que en la historia ecuatoriana reciente -de la dolarización a la actualidad- el patrón de reproducción en Ecuador no solo se apoyó en la exportación petrolera y de productos de origen agropecuario, sino que también descansó en el crecimiento de muchas ramas de la economía vinculadas al mercado interno.
Cruzando información de tres bases de datos recientes: el Ranking 2016 de la Superintendencia de Compañías (SC-500),1 el Balance del Sistema Financiero de la Superintendencia de Bancos correspondiente a 2016,2 y la lista sobre la Conformación de Grupos Económicos del Servicio de Rentas Internas (SRI) de ese mismo año,3 así como de información adicional oficial, académica y de prensa, a continuación se presenta un cuadro general de los ejes de acumulación centrales de la economía ecuatoriana: petróleo y minas, agronegocios, sector inmobiliario y de la construcción, industrias manufactureras, importación y comercio a gran escala, información y comunicaciones (ver Tabla 1 para todas las anteriores), sector financiero (ver Tabla 2).
PETRÓLEO Y MINERÍA
Desde que Ecuador es considerado un país petrolero (1972), el país ha atravesado por diferentes fases respecto al desarrollo de la industria y de las modalidades de contratación, la última de las cuales se remonta a la reforma a la Ley de Hidrocarburos de 2010, que implicó el tránsito de los contratos de participación a los contratos de prestación de servicios, los cuales establecieron tarifas fijas a las compañías de acuerdo al tipo de campo y de petróleo que desearan explotar. Uno de los principales resultados de tales reformas fue la salida de algunas de las empresas que habían venido operando durante los últimos años, con lo que la participación del sector petrolero privado en las labores de upstram se redujo notablemente, teniendo como contraparte el fortalecimiento de las empresas públicas en dichas tareas. La producción promedio de las empresas públicas -principalmente Petroamazonas- desde que se reformó la Ley hasta el 2015 representó 72% respecto a la producción total, mientras que el restante 28% se repartió entre un puñado de empresas -estatales y privadas- de otros países, destacando la española Repsol, las chinas Andes Petroleum y Petrooriental, y la chilena Sociedad Internacional Petrolera, S. A., por lo que es posible sostener que en este periodo hubo una clara tendencia al aumento de la capacidad de captura de renta por parte del Estado y a una disminución de esa misma capacidad para los capitales privados (ver Tabla 3); lo que se tradujo en un pobre crecimiento anual del valor agregado de la rama respecto al valor agregado bruto (VAB) del PIB, siendo de 1,2% en promedio entre 2005 y 2015: el de menor crecimiento de la totalidad de las ramas de la economía ecuatoriana.
Si bien estas son las principales empresas productoras en el país, no son las únicas involucradas en el negocio de los hidrocarburos: existen al menos una media centena de grandes empresas involucradas en diferentes fases del ramo además de la producción de petróleo y gas -exploración, perforación, transporte, mantenimiento-. De acuerdo a la SC-500, en 2015 esas 49 empresas poseían activos por cerca de USD 10 mil millones. De hecho, de las 30 empresas más grandes del país, 7 son del ramo petrolero y dos están dedicadas a la minería. Si bien reducidas en número, aquéllas poseen una importancia estratégica debido a su tamaño y al valor de uso que extraen de las entradas de la tierra. También son las que producen mayores cantidades de plusvalía por trabajador, gracias a la enorme renta diferencial de la que se apropian las empresas petroleras.
De acuerdo a esta misma base de datos, un puñado de grupos económicos - todos de origen extranjero- son los poseedores de la mayoría de las compañías; entre las que destacan: Schlumberger, OCP Ecuador, Halliburton Latin America, Baker Hugues International Branches, Holcim, así como los grupos mineros Ecuacorriente -ECSA, subsidiaria del consorcio chino cCRCC-Tongguan- y Aurelian -filial de la canadiense Lundin Gold Inc. - que en la actualidad desarrollan grandes proyectos mineros de oro y cobre en la cordillera del Cóndor. Todas estas compañías se apropian -o están por apropiarse, en el caso de las mineras- de forma directa o indirecta de una porción de la renta del subsuelo, aunque tengan que compartir una parte de ella -cuyo monto siempre se encuentra en disputa- con el Estado, mediante el pago de diferentes tipos de derechos para la explotación de los recursos. Pero no son las únicas que están envueltas en el juego de la renta territorial, también lo hacen los capitales involucrados en los agronegocios.
LOS AGRONEGOCIOS
Bajo esta denominación nos referimos al conjunto de capitales relacionados con los procesos de producción, procesamiento y circulación de mercancías de origen agropecuario, pesquero y forestal a gran escala, comprendiendo principalmente la producción de alimentos, pero también otros bienes de origen primario -flores, madera, fibras, alimento para animales, etc.-. Muchos de esos capitales desarrollan empresas integradas de forma vertical: desde la producción o extracción de la biomasa, hasta su comercialización. Hemos incluido aquellas empresas de la SC-500 que cumplen los siguientes requisitos: todas las del ramo -agricultura, ganadería, silvicultura y pesca-, más aquéllas que, si bien declararon como actividad principal comercio o manufactura, son empresas verticalmente integradas que también se dedican a la producción de bienes primarios que ellos mismos procesan y/o exportan.
Las exportaciones no petroleras más importantes durante los últimos tres lustros fueron -con excepción de las manufacturas de metales- bienes primarios o manufacturas apenas procesados que se basan de manera directa en aquéllos: bananos y plátanos, camarones, elaborados de productos del mar -con prioridad enlatados de atún-, flores, cacao en grano, aceite de palma y jugos y conservas de frutas. Como prueba el estudio de Vallejo y Samaniego (2015), con independencia de los vaivenes de la balanza comercial ecuatoriana -considerada desde el punto de vista monetario-, en términos biofísicos la economía de este país ha sido a lo largo de la historia deficitaria, pues los ingentes volúmenes de petróleo crudo y de biomasa exportados son mayores a los de todas las importaciones.
Del cruce de la información sobre exportaciones del Banco Central del Ecuador con los datos aportados por la SC-500, es posible identificar cinco ramas centrales del eje de los agronegocios, cuya acumulación depende primordialmente de la demanda del mercado mundial: producción y exportación de banano, camarones, atún, flores y aceite de palma, a las cuales hay que agregar otras de menor importancia como exportación de cacao, de madera, de harina de pescado, brócoli, palmito, etc. Es decir, a los antiguos productos en torno a los cuales se desarrollaron los patrones de reproducción dominantes de finales del siglo XIX y parte importante del XX, se sumaron otros nuevos que, sin desplazar a los anteriores, complejizan un poco el panorama primario-exportador del país. A continuación, se presenta un panorama general de cada una de esas ramas que, aprovechando diversos aspectos de la ubicación privilegiada de los enclaves productivos que controla -gran fertilidad del suelo y de los estuarios,
Tabla 1. Mayores empresas privadas (no financieras) de acuerdo al eje de acumulaci�n (2015)
Número | Trabajadores | Activos (USD) | % | Patrimonio (USD) | Ingresos por ventas (USD) | Utilidades (USD) | Utilidades/ trabajador (USD) | |
Agronegocios* | 52 | 63514 | 4.793.417.706 | 8,7% | 2.223.934.422 | 4.579.051.887 | 72.792.549 | 1.146 |
Comercio* | 108 | 74619 | 11.801.365.625 | 21,4% | 5.089.205.120 | 17.454.311.788 | 881.439.769 | 11.813 |
Construcción | 34 | 21900 | 4.407.055.530 | 8% | 1.652.518.660 | 2.876.824.161 | 121.013.358 | 5.526 |
Información y Comunicación | 18 | 13384 | 3.791.999.283 | 6,9% | 1.346.166.429 | 3.148.367.516 | 206.306.036 | 15.414 |
Inmobiliario | 28 | 1446 | 1.222.111.720 | 2,2% | 508.931.712 | 337.708.552 | 40.407.935 | 27.945 |
Manofactura* | 132 | 84748 | 13.695.877.621 | 24,8% | 6.438.913.675 | 14.040.254.694 | 871.723.481 | 10.286 |
Petróleo y minas | 49 | 11214 | 9.619.727.884 | 17,4% | 4.697.909.567 | 4.360.402.036 | 418.599.359 | 37.328 |
Otros** | 59 | 24146 | 5.810.618.412 | 10,5% | 2.360.535.807 | 2.835.968.123 | 173.744.108 | 7.196 |
Total | 480*** | 294971 | 55.142.173.782 | 100% | 24.318.115.392 | 49.632.888.757 | 2.786.026.594 | 9.445 |
Notas: Agronegocios incluye, además de todas las de agricultura, ganadería, silvicultura y pesca, aquellas empresas que, si bien declararon como actividad principal comercio o manufactura, son empresas verticalmente integradas que también se dedican a la producción de bienes primarios que ellos mismos procesan y/o exportan. Por tanto, tales empresas están descontadas de los rubros antes mencionados. ** Incluye: transporte y almacenamiento; electricidad, agua y otros servicios; alojamiento y servicios de comida; turismo; salud, educación; actividades profesionales, técnicas y de administración; otros servicios. *** Descontamos de la lista de la SC una veintena de empresas registradas bajo el ramo financieras, pues ese sector requiere una consideración aparte. Fuente: Ranking Empresarial 2016 de la Superintendencia de Compañías. Elaboración: autor.
abundancia de los bancos pesqueros, clima y luminosidad favorables, ventajas por estacionalidad, cercanía con algunos mercados- lograron apropiarse de la renta territorial diferencial.
PRODUCCIÓN Y EXPORTACIÓN DE BANANO Y PLÁTANO. Debido a un alza sostenida de su precio en el mercado mundial entre mediados del 2003 y comienzos del 2012, así como a los recientes incrementos en la productividad por hectárea, tanto los volúmenes como el valor exportado de banano se mantuvieron al alza desde comienzos del siglo hasta la actualidad. La producción -y más aún la exportación- de esa fruta está concentrada en torno a un pequeño número de empresas: el 4% de productores con más tierra controla por sí solo 30% de la superficie bananera; de las poco más de 160.000 hectáreas bananeras en producción, alrededor de 65% están controladas por 15% de los productores más grandes -los que poseen propiedades sobre las 50 ha-, de un total de cerca de 4800 productores. Este último grupo está conformado por la fracción histórica de plantadores y exportadores ecuatorianos que consolidó su poder durante las décadas de los cincuenta y sesenta del siglo pasado, a los que se han sumado algunos otros capitales en épocas posteriores. En 2015, la SC-500 incluyó a cuatro compañías dedicadas al negocio bananero, pertenecientes a tres grupos empresariales -Grupo Noboa, Dole y Reybanpac-, todos con participación de capitales extranjeros. El sector bananero ecuatoriano no solo es importante por su participación en las exportaciones y la captación de divisas, sino también para el mercado laboral de las regiones en donde tiene presencia. El Ministerio de Agricultura y Ganadería calcula que el número personas empleadas de forma directa en el sector -producción y empacado- es de más de 130.000, de las cuales alrededor de 60% son trabajadores ocasionales.
PRODUCCIÓN Y EXPORTACIÓN DE CAMARONES. De acuerdo a Romero (2014), en la década de los setenta comenzó a escala global la expansión de la acuicultura, que llegó a ser conocida como la revolución azul. Al principio, aquella se estableció en las áreas salinas e islotes cercanos a las playas, pero poco a poco la acuicultura se fue tomando en zonas agrícolas costeras , sobre todo, mediante la devastación de los manglares que fueron convertidos en granjas de cultivo. En la actualidad, Ecuador es el segundo exportados mundial de camarón, solo detrás de la India, cubriendo alrededor de 15% de la demanda global, para lo cual dedica en la actualidad alrededor de 200.000 hectáreas de piscinas, en gran medida poseídas por medianos y grandes productores, históricamente vinculados al Partido Social Cristiano.
En 2015, entre las mayores empresas del país seis de ellas se dedicaban a la producción y exportación del crustáceo. Estas compañías operan desde la década de los ochenta y tienen por sede principal el Cantón Durán, en el margen oriental Del Río Guayas; la mayoría de ellas incorpora capital extranjero y son parte de cinco grupos empresariales mayores: Comandato, Expalsa, Songa, Industrial Pesquera Santa Priscila y Cartopel. De acuerdo a la Vicepresidencia de la República (2015), el sector explota de forma directa el trabajo de 91.600 personas -a quienes habría que sumar otras 90.000 que laboran en eslabones vinculados a la cadena productiva-.
PESCA, PROCESAMIENTO Y EXPORTACIÓN DE ATÚN Y OTROS PRODUCTOS DEL MAR. A mediados del siglo XX, el puerto de Manta (Manabí) se convirtió en el principal puerto atunero del Pacífico en América de Sur. En esa época se instalaron allí y en las inmediaciones de Guayaquil empresas atuneras de capitales locales y extranjeros. Desde la década de los noventa los volúmenes exportados de esa especie no han dejado de crecer, con la salvedad de un pequeño bache, como resultado del fenómeno de El Niño de 1997-1998. De forma análoga a lo que sucede con el camarón, el grueso de la producción atunera ecuatoriana -80%- tiene como principal destino el mercado exterior. En 2015 las exportaciones de lomos y conservas de atún representaron 8% de las exportaciones no petroleras del país, por un valor de USD 744 millones.
En la actualidad, las plantas procesadoras se concentran en mayor medida en la provincia de Manabí -Manta, Montecristi y Jaramijó- con 16 maquilas atuneras; el resto se encuentra en la parroquia Posorja, del cantón Guayas. Según información de la Cámara de la Industria Procesadora del Atún (CEIPA), en ellas laboran poco más de 20.000 ecuatorianos, de los cuales 60% son mujeres, pero el cálculo sobre los empleos indirectos -muchos de ellos temporales- asciende a 85.000 personas, cifras que continúan incrementándose durante los últimos años: de acuerdo a la CEIPA tan solo entre 2010 y 2014 la demanda de fuerza de trabajo aumentó 45%. Entre las 500 mayores empresas del país se encuentran 15 dedicadas a la captura y procesamiento de atún. La mayoría de ellas fueron fundadas entre los setenta y los noventa, aunque hay nuevos capitales que se incorporaron con el boom exportador de la primera década del siglo; un tercio de ellas pertenece a los grandes grupos económicos identificados por el SRI: NIRSA, Eurofish y Santa Priscila. Alrededor de la mitad de esas empresas cuenta con capitales extranjeros.
PRODUCCIÓN Y EXPOTACIÓN DE FLORES. En un paisaje muy diferente al controlado por los exportadores costeños se ha expandido durante las últimas décadas otra de las ramas del agronegocio ecuatoriano: la exportación de flores. Resultado del proceso de modernización y fraccionamiento de las otrora grandes propiedades de los latifundistas serranos durante las décadas de los sesenta y setenta, desde mediados de los ochenta, en las provincias de Pichincha
e Imbabura, y más recientemente en Cotopaxi. Éste es un proceso donde se mezclan inversiones de capitales nacionales y extranjeros, que valorizan territorios antes dedicados a la ganaderÍa lechera, aprovechando las ventajas comparativas de esos territorios: mano de obra barata, luminosidad permanente, buena infraestructura vial, cercana a los aeropuertos de embarque, etcétera (Martínez, 2014, p. 141). En la actualidad, existen alrededor de 8500 ha dedicadas a la floricultura, de las cuales cerca de 65% están sembradas de rosas, con una producción de 3805 millones de tallos cortados en 2016.
La estructura de propiedad en la floricultura también es altamente concentrada, teniendo una mayor participación aquellos capitales que, aunque menores en número, poseen extensiones por sobre las 20 ha de flores. Las zonas floricultoras se han convertido en polos de atracción laboral importantes, debido a la crisis ya prolongada de las economías campesinas que circundan a las florícolas. En la actualidad se calcula que unas 55.000 personas -60% mujeres- trabajan de forma directa en aquéllas, la mayoría con empleos permanentes. Entre las 500 empresas de mayor tamaño en el país solo una aparece en la lista: Hilsea, con sede en Quito, fundada en 1990, con 2500 trabajadores.
PRODUCCIÓN Y EXPORTACIÓN DE ACEITE DE PALMA. Si bien la producción de aceite de palma en el Ecuador data de los años cincuenta en el territorio de la actual provincia de Santo Domingo, fue durante la década de los setenta que la superficie comenzó a extenderse rápidamente hacia otros espacios. Como recuerda Potter (2011), a finales de esa década el Instituto Ecuatoriano de Reforma Agraria y Colonización (IERAC) dotó a las dos mayores empresas aceiteras de títulos por 10.000 ha para cada una en las provincias de Orellana y Sucumbíos. Más adelante, a finales de los noventa, comenzó otro ciclo expansivo de las plantaciones en la región de San Lorenzo, en la costera provincia de Esmeraldas. En la actualidad, esa provincia alberga la mitad de la superficie cultivada de la palma aceitera, seguida por Los Ríos, Santo Domingo, Sucumbíos y Orellana.
Empujados por el incremento de la demanda mundial de la oleaginosa palma, a partir de esa época comenzó un violento proceso de despojo territorial en Esmeraldas para expandir su cultivo (Roa, 2011). Actualmente, alrededor de 60% de la producción ecuatoriana tiene como destino el exterior. Según diversas estimaciones, la superficie cultivada se expandió más del doble entre comienzos de siglo y la actualidad, pasando de alrededor de 130.000 ha a más de 300.000, siendo el cultivo permanente de mayor crecimiento en el país. La producción y la exportación del aceite de palma también está altamente concentrada: el 13% de los mayores plantadores -alrededor de 900- controlan en promedio 60% de la superficie cultivada, mientras el resto -más de 6000-se reparten el 40% restante. Pero, dada la elevada productividad de las plantaciones más grandes, la concentración de la producción es aún mayor que la de superficie, pues ese 13% produce casi 70% de la materia prima para fabricar el aceite. Entre las 500 mayores empresas en 2015, seis estaban dedicadas al negocio del aceite de palma y cinco de ellas pertenecen a los dos grupos económicos a los cuales les fueron dotadas los miles de hectáreas amazónicas en los setenta: La Fabril y DANEC, ambas con participación de capitales extranjeros. Entre las dos explotan la mano de obra de 7500 trabajadores de los alrededores, del total de 50.000 empleados de forma directa por el sector, aproximadamente la mitad de los cuales son de tipo ocasional.
En resumen, considerado el panorama actual de los agronegocios en el paÍs, se concluye que media centena de empresas se lleva la tajada del pastel correspondiente al grueso de la renta territorial bajo diferentes modalidades de aprovechamiento de -ventajas comparativas-. Si bien se han incorporado durante la última década algunos nuevos competidores al sector, aproximadamente 2/3 partes de esas empresas pertenecen a una veintena de los grandes grupos económicos que tienen presencia en el país desde hace varias décadas y que forman el grueso de la burguesía agroexportadora del país.
SECTOR INMOBILIARIO Y DE LA CONSTRUCCIÓN
Éstas son dos tipos de ramas distintas, pero muy relacionadas entre si, por lo que las consideramos en conjunto: la primera, más cercana a la forma social que históricamente corresponde
Éstas son dos tipos de ramas distintas, pero muy relacionadas entre sí, por lo que las consideramos en conjunto: la primera, más cercana a la forma social que históricamente corresponde a los terratenientes, se ha modernizado bajo el nombre de industria inmobiliaria, aunque no tiene nada de industria, y sí mucho de rentista. De hecho, es una modalidad aún más pura de apropiación de renta que la petrolera o los agronegocios pues, a diferencia de éstas, en el sector inmobiliario no se produce absolutamente nada, salvo espacio -principalmente urbano- que es apropiado, para después arrendarlo o venderlo. La otra, la de la construcción, sí es una industria en cuanto tal, pues produce nuevos valores de uso: construcciones de diverso tipo -vivienda, oficinas, escuelas, carreteras, puentes-. Sin embargo, en el capitalismo contemporáneo ambas ramas tienden a compenetrarse con cada vez mayor frecuencia. Ecuador no es la excepción; de acuerdo a la información recopilada se aprecia que algunos de los mayores grupos empresariales del país, poseen compañías de ambas ramas o, con frecuencia, que no pocas inmobiliarias también se dedican a construir, y no solo a traficar con terrenos o viviendas.
En la historia reciente del país, por sí solo, el ramo de la construcción ha tenido una de las tasas de crecimiento más altas durante los últimos años. Esa tendencia se aceleró a partir de 2007-2008 debido al crecimiento acelerado de la inversión estatal en infraestructura y a la nueva orientación de la política pública en el sector, sobre todo, mediante el otorgamiento de bonos para la adquisición de vivienda de interés social y, a partir de 2010, de créditos del Banco del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social para la construcción y la compra de alojamiento. A lo anterior, también habría que agregar la constante participación del sistema financiero privado para cubrir la demanda de vivienda, destacándose franjas de la población con recursos medios y altos.
Desde el punto de vista de la acumulación de capital, el boom constructor público y privado de la última década supuso el rápido enriquecimiento de alrededor de unas 60 compañías dedicadas tanto al negocio inmobiliario como a la construcción propiamente dicha. De acuerdo a la lista de la SC-500, esas empresas poseían en 2015 el 10% de los activos totales de las 500 más grandes del país, y se embolsaron poco más de USD 160 millones de utilidades ese mismo año, explotando la mano de obra de más de 23.000 trabajadores, la mayoría de ellos albañiles. No menos de una docena de esas empresas pertenecen a un puñado de grandes grupos empresariales: Corporación El Rosado, Constructora Hidalgo e Hidalgo, Herdoíza Crespo Construcciones y Consorcio Nobis, así como la controvertida Odebrecht de Brasil. Además de las empresas de este par de ramos, también habría que indicar que, por los numerosos encadenamientos hacia atrás de la construcción, su crecimiento también ha jalado los procesos de acumulación de otros capitales invertidos en la producción y en la comercialización de los insumos que requiere y que, en el caso ecuatoriano, provienen en aproximadamente 85% del propio país, tal como lo señala un estudio: -este sector, como pocos, se halla articulado con un significativo número de actividades: madereras, transporte, minería metálica y no metálica, y servicios técnicos, de ahí su importancia en el contexto de la economía del país- (Torres, 2011, p. 8).
INDUSTRIA MANUFACTURERA
A partir del 2001 la tendencia de cuasiestancamiento de las manufacturas ecutorianas de las dos décadas anteriores sufrió una pequeña modificación al alza, pero ni de lejos comprada con el ritmo de crecimiento de la década de los setenta. Aún más significativo es que, de entre todas las subrramas, la que tuvo mayores tasas de crecimiento durante este último periodo fue la seudoindustria del procesamiento de camarón, destinada con privilegio a la exportación, la cual no hemos incluido en este apartado, sino en el de agronegocios; caso similar ocurre con la seudoindustria de los enlatados de pescado. De hecho, entre las dos suman 8% del valor agregado industrial acumulado entre 2007 y 2015. Dejando de lado estas últimas, las otras subrramas que más valor han aportado durante los últimos años son las de la agroindustria alimentaria -procesamiento de alimentos y bebidas no alcohólicas, con 18%-;4 manufacturas de origen químico -principalmente medicinas-, abonos, caucho y plásticos -13%-, derivados del petróleo y combustibles -11%-, madera y muebles -8%-, cemento y hormigón -6%-, maquinaria y equipo de transporte -6%-, hilos tejidos y prendas de vestir -6%-, papel y cartón -5%- metales y derivados del metal -5%-, ésta última siendo un de las que más aporta a las exportaciones no petroleras del país en la época reciente.
En otras palabras, desde que se estancó a mediados de los ochenta, la composición de la industria ecuatoriana, si bien mayor en tamaño, conserva más o menos la misma estructura interna, con el predominio de manufacturas de baja composición tecnológica para el consumo final, muchas de ellas basadas directamente en el uso de los recursos naturales y, en casos extremos como el de los enlatados de pescado y el procesamiento de camarón, como simples maquilas orientadas a la exportación. En lo que respecta a la antiguedad de las principales empresas industriales del país -132 de las 500 de la SC-, la información apunta a la misma conclusión, pues su promedio de antiguedad es actualmente de casi 40 años -1979-, y se encuentran acaparadas por un reducido número de los grandes grupos económicos de esa época de las ciudades de Quito, Guayaquil y Cuenca, los cuales tienen múltiples intereses en diversos ramos de la economía, industriales y no industriales.
A continuación se presentan esos grupos y algunos de sus principales giros al interior del ramo manufacturero: Juan Eljuri, ensambladoras de autos y fábricas de cerámica; Comandato, ensamblaje de televisores y lavadoras; Pronaca, alimentos congelados y procesados; Grupo Noboa, harina de trigo, café procesado, cartón; Adelca, acero; Toni, alimentos procesados; Envases del Litoral, botellas de plástico; Gerardo Ortiz e Hijos, textiles y pinturas; Mexichem, tuberías de plástico; La Moderna, pan y alimentos procesados; San Carlos, azúcar; y Surpapel, papel. A los anteriores se agregan algunas transnacionales como Arca Continental (Coca-Cola), Nestlé, General Motors, Unilever, entre otras. Consideradas de forma global, esas 132 grandes de la industria ecuatoriana poseen cerca de la cuarta parte de los activos totales de las 500 mayores empresas del país y emplean a cerca de 85.000 trabajadores de los cerca de 300.000 que laboran para esas 500 compañías.
IMPORTACIÓN Y COMERCIO DE MERCANCÍAS A GRAN ESCALA
Intermediarios por excelencia, los capitales comerciales son los encargados de favorecer el proceso de circulación de todo tipo de mercancías, por lo cual se apropian de una parte del plusvalor producido en los otros ramos -agropecuario, industrial-. De manera similar a lo que sucede con el ramo de la industria manufacturera, gran parte de las mayores empresas del comercio -alrededor del 60%- fueron fundadas por los grandes grupos económicos
Intermediarios por excelencia, los capitales comerciales son los encargados de favorecer el proceso de circulación de todo tipo de mercancías, por lo cual se apropian de una parte del plusvalor producido en los otros ramos -agropecuario, industrial-. De manera similar a lo que sucede con el ramo de la industria manufacturera, gran parte de las mayores empresas del comercio -alrededor del 60%- fueron fundadas por los grandes grupos económicos ecuatorianos entre las décadas de los cincuenta y los ochenta, con una importante participación de capitales extranjeros en sus negocios. De entre la inmensa variedad de actividades comerciales que hay en el país, sobresalen por su volumen de ventas, los sectores de supermercados, venta de automóviles, productos del ramo farmacéutico, insumos agrícolas, venta de maquinaria y equipo, combustibles, productos químicos, ferretería, alimentos y bebidas procesados, cosméticos e higiene personal, artículos deportivos, celulares y cómputo, electrodomésticos y almacenes departamentales de ventas no específicas. En estos rubros se encuentra la crema y nata de la burguesía importadora del país, una de las fracciones históricas más poderosas, al lado de los agroexportadores, pero que también tiene inversiones en otras ramas como la industria manufacturera, por paradójico que parezca.
Esto se debe a que importan algunas mercancías de consumo final, pero producen otras, o, en el caso del sector automotriz, se dan algunos casos de grupos monopolios que simultáneamente importan vehículos terminados y poseen ensambladoras en el país de las mismas marcas. Y, de nuevo, aparecen algunos de los grupos ya mencionados y algunos otros: Juan Eljuri, El Rosado, La Favorita, Noboa, Ecuaquímica, Fybeca, Pica, Importadora Tomebamba, así como las multinacionales Kraft, Johnson & Johnson, Pepsico, entre otras.
Todas estas subrramas han mantenido altas tasas de crecimiento durante los últimos años, en buena medida gracias a la ampliación de la capacidad de consumo de los ecuatorianos de la mayoría de las clases sociales, así como por la creciente subordinación de los procesos agropecuarios a los métodos industriales de producción, que implican un alto uso de insumos mercantiles. Por ejemplo, entre las 25 empresas más grandes del país, dos de ellas son cadenas de supermercados -La Favorita-Supermaxi, rankeada como la 2.a, Corporación el Rosado-Mi Comisariato, en el 10.° lugar; ambas entre las mayores empresas importadoras del Ecuador-, y la otra es una cadena de tiendas departamentales de importaciones variadas -Almacenes Juan Eljuri-.
Tan solo las dos primeras controlan 75% de las ventas del giro de supermercados por lo que, de acuerdo a un funcionario de la Superintendencia de Control de Poder de Mercado, aquéllos:
Llegan a convertirse en el principal patrón del mercado de alimentos, por lo que no solo ocupan un papel importante en el mercado de comercialización de dichos productos, sino que pueden llegar también a determinar qué se produce, cuándo, en dónde y el precio que se debe vender. (Borja, 2016, p. 10)
Es decir, desde su posición de control de la esfera de la circulación, ejercen enorme presión sobre numerosas ramas del ámbito productivo, imponiéndoles precios y condiciones de compra-venta y, por tanto, disputando plusvalor a las empresas del ámbito productivo. Tanto así que las 5 cadenas de supermercados principales se llevaron una cuarta parte del total de utilidades de las 108 grandes empresas del ramo comercial durante 2015.
Hagamos un breve comentario sobre otras dos de las subrramas de mayores volúmenes de venta y también de alta concentración. Comencemos por uno de los negocios más lucrativos de la actualidad en el país: la importación y venta de automóviles, la cual ha sido estimulada en años recientes por el crecimiento de las percepciones monetarias de las capas de ingresos medios y altos de la población, principalmente, así como por la diversificación de las opciones crediticias para la adquisición de vehículos. La venta de vehículos se múltiplicó por siete entre 2000 y 2011, declinando de manera ligera durante los últimos años debido al final del ciclo de auge de la economía. Entre las 25 mayores empresas importadoras del sector privado del país, 7 traen al Ecuador automóviles terminados o en partes, para ensamblarlos en territorio nacional. Estos datos son coherentes con la lista Sc-500, en donde se observa la participación de una veintena de empresas de venta de automóviles entre las más importante del país, controladas por un reducido grupo de grupos empresariales: General Motors, Juan Eljuri, Casabaca, Importadora Tomebamba y otros, que importan al país automóviles de las multinacionales Chevrole, Kia, Hyundai y Mazda.
Finalmente, el otro sector muy concentrado de la rama comercial es el de la importación y venta de medicamentos: entre las 500 más grandes, 13 están dedicadas a la venta de productos farmacéuticos y dos de ellas están en el grupo de las mayores importadoras del país. El mercado nacional de fármacos está repartido ente los grupos ecuatorianos Letargo, Difare y Fybeca, a los cuales se suman las multinacionales Roche, Bayer, Glaxosmithkline, así como, en tiempos recientes, la china Sinopharma.
INFORMACIÓN Y COMUNICACIONES
La industria de la información y de las comunicaciones ha ido adquiriendo cada vez mayor protagonismo a escala planetaria durante las últimas décadas, no solo por los montos de capital que en ella se invierten y las ganancias que se apropian, sino también por lo estratégico de la mercancía que vende, no nada más los servicios de comunicación propiamente dichos -telefonía fija y celular, de manera principal-, sino también por ser los agentes privilegiados de producción y difusión masiva de discursos cargados de los valores y las ideologías de las clases dominantes, transmitidos por la televisión -abierta y de paga-, la radio, el cine, el internet.
Este sector es uno de los ejes de acumulación que ha crecido de manera más veloz en los últimos años. De acuerdo a la SC-500, en 2015 había 18 compañías dedicadas a este ramo, con activos por cerca de USD 3800 millones y con una planta laboral de más de 13.000 personas. Dos tipos de compañías son las que destacan en la lista: las de telefonía y las de televisión por cable. Durante las últimas dos décadas la expansión de la telefonía móvil en el país fue muy acelerada, pasando de 480.000 líneas activas en 2000 a cerca de 15 millones en 2017 -casi igualando al número total de población del país-, lo que aprovecharon dos de las gigantes multinacionales del mundo hispanoamericano que operan en el Ecuador desde 1993, aunque lo hicieron al comienzo como capitales locales que fueron adquiridos por aquéllas: Claro, de origen mexicano, y la española Telefónica-Movistar. La primera, bajo la razón social Conecel, que en este momento concentra 58% del mercado del llamado servicio móvil avanzado -comunicación mediante voz, mensajes de texto, video llamada, internet de manera inalámbrica a través de teléfonos o módem-, mientras que Otecel -filial de Movistar- domina 31%; quedando el restante 11% en manos de la estatal CNT, la cual ha ganado terreno durante los últimos años.
En lo que respecta a la televisión de paga, una sola compañía -DirecTV- controla el 35% del mercado. Adicionalmente, entre las 500 grandes del país también aparecen un periódico y un par de televisoras de señal abierta. Pese a que éste es considerado un sector terciario de la economía -también llamado de servicios-, los capitales que aquí se invierten, de forma similar a los que operan en los ramos primarios, también usufructúan un bien escaso y con barreras naturales a la competencia: el espacio radioeléctrico, por lo cual sus ganancias extraordinarias también son resultado de la apropiación de renta territorial.
SECTOR FINANCIERO
Durante la década de los noventa y de la mano de los procesos de desregularización financiera, el número de bancos que operaban en el país se duplicó, pasando de una veintena a más de 40. Con la crisis de 1999-2000, el sector financiero se reestructuró a fondo, debido a las múltiples quiebras y a la absorción de algunas instituciones financieras que pasaron a manos del Estado. Ya en 2002 operaban solo 23 bancos, un número más o menos similar al que existía antes del proceso de desregulación de finales del siglo pasado. En la actualidad, el sistema financiero nacional se organiza en torno a dos ejes: el primero, hegemónico y altamente concentrado, es el de la banca privada, conformado por 21 bancos; el segundo, mucho más heterogéneo, ha sido agrupado y supervisado en años recientes por el aparato estatal bajo la categoría de sistema financiero popular y solidario, y está integrado por cerca de 800 cajas y cooperativas de ahorro y crédito.
El crecimiento de la intermediación financiera durante la última década se debió a la conjunción de una serie de tendencias que hicieron sinergia en un ciclo de auge generalizado de la economía, incrementando no solo el índice de actividad económica y producción de bienes y servicios, sino también los ingresos salariales y no salariales de buena parte de la población y, por tanto, generando una mayor capacidad de ahorro y endeudamiento de las diversas clases y fracciones de clase de la sociedad ecuatoriana. Dicho crecimiento del sector puede ser expresado a través de distintos indicadores como los índices de bancarización y de apertura de cuentas, así como por el volumen de créditos otorgados por el sistema.
Respecto al primero, que mide la proporción de usuarios de los servicios bancarios de cualquier índole sobre el total de la población, la Asociación de Bancos Privados del Ecuador (ASO- BANCA, 2016) reporta que el índice de bancarización pasó de 25% en 2005 a 59% en 2015. Por su parte, de acuerdo al Global Findex del Banco Mundial, durante los últimos años también se incrementó el porcentaje de personas mayores de 15 años que poseen una cuenta en alguna institución bancaria, pasando de 37% en 2011 a 46% en 2014, lo cual incluye el crecimiento de las cuentas entre el 40% de personas de menores ingresos del país, cuyo índice de cuentas pasó de 23% a 32% en ese mismo periodo. El crecimiento del uso de los servicios de intermediación financiera entre las capas más pobres de la población se ha visto fortalecido durante los últimos años por la instalación de servicios bancarios -como retiro en efectivo o pago de servicios con comisiones- en tiendas de barrio, farmacias y otros pequeños establecimientos.
El otro indicador, el de la evolución del crédito, también da cuenta de la participación de la banca privada como una de las fracciones de capital beneficiada por auge económico del país, sobre todo entre 2009 y 2014, mediante la apropiación de una parte del plusvalor generado en los sectores productivos bajo la forma de interés sobre los créditos a la producción y el comercio, pero también mediante la expropiación financiera (Lapavitsas, 2016) que resulta de la apropiación de parte del fondo de reproducción de la población que se encuentra endeudada por los créditos al consumo, los cuales crecieron prácticamente al mismo ritmo que los primeros durante el mismo periodo.
En todo caso, lo que nos interesa destacar es que el rápido ritmo de la acumulación de capital en el llamado -sector real- producción/distribución de mercancías está interrelacionado de forma profunda con el crecimiento de la masa de plusvalor apropiada por los capitales financieros que operan en el país. Pero, en virtud de las regulaciones recientes sobre el sector -en especial aquéllas que han puesto límites a los excesivos costos de los servicios bancarios-, así como la tendencia a una ligera disminución de los márgenes de intermediación financiera, el crecimiento de la masa de plusvalor referida no supone de forma necesaria que la proporción que la banca arrebata al resto de la economía también se haya incrementado. De hecho, podría haber ocurrido lo contrario, aunque eso requiere desarrollar investigaciones de mayor profundidad.
Lo que definitivamente no se modificó durante la última década fue la estructura concentrada de la banca ecuatoriana. De acuerdo a los datos de la Superintendencia de Bancos (SB), en la actualidad una sola institución financiera -Banco del Pichincha-posee poco más de la cuarta parte del patrimonio del total del sistema bancario privado. Si ampliamos el número a los tres bancos principales, su participación respecto al total alcanza el 56%, pero es importante aclarar que el segundo de ellos -Banco del Pacífico-, aunque está en la lista de la SB, es en realidad uno que pasó de manos privadas a manos del Estado en 2001. Por su parte, el tercero -Banco de Guayaquil- pertenece a Guillermo Lasso. Cabe anotar que, al interior del sector financiero, además de los bancos, hubo otro tipo de instituciones que también tuvieron un crecimiento importante durante los últimos años: seguros, instituciones de crédito, etc.
COMENTARIOS FINALES
Una combinación de diferentes factores del mercado mundial y de modificaciones políticas internas permitió que, a partir de 2001, pero sobre todo desde 2006-2007, el conjunto de la economía ecuatoriana comenzara a experimentar tasas de crecimiento significativamente mayor a la de los veinte años anteriores, cuando muchas de las ramas permanecieron semiestancadas. Si bien el gobierno de la Revolución Ciudadana optó por no enfrentarse directamente con las poderosas fracciones agroexportadoras en el plano del control de sus fuerzas productivas, sí puso en marcha diversos mecanismos para apuntalar el crecimiento del mercado interno, mediante la ampliación del salario real y el salario social, así como de la apuesta por el mejoramiento de las fuerzas productivas generales, principalmente mediante el crecimiento acelerado de la inversión pública en infraestructura.
El resultado global de esa compleja iniciativa, no siempre coherente, fue la continuidad de las viejas modalidades de acumulación rentistas de los ahora diversificados agronegocios, a los cuales se sumó el dinamismo de otras ramas que fueron las directamente beneficiadas en el periodo de crecimiento económico y expansión del mercado interno: sector inmobiliario y de la construcción; industria manufacturera; importación y comercio de mercancías a gran escala; información y comunicaciones; y sector financiero. En este sentido, es posible sostener que, si bien el patrón de reproducción continuó descansando de manera fundamental en la exportación de bienes de origen primario, el crecimiento significativo del mercado interno durante la última década también permitió reactivar procesos de acumulación en ejes de la economía que habían estado más o menos estancados o con pobres tasas de crecimiento durante las dos décadas perdidas. Sin embargo, como también mostramos, esa reactivación de la acumulación que acompañó a la expansión del mercado interno y a las mejoras relativas de las condiciones de reproducción social de amplias masas de la población, no fue acompañada de una tendencia a la desconcentración del capital. Por el contrario, en consonancia con el desarrollo de la ley general de acumulación de capital, el ciclo de crecimiento estuvo marcado por una trayectoria de los grandes capitales a la concentración y la centralización. Este fenómeno se evidencia cuando se consideran los indicadores de concentración no solo a nivel de las empresas individuales, sino a una escala mayor del poder que tienen sobre las fuerzas productivas y circulatorias un puñado de grupos económicos que controlan buena parte de la riqueza nacional, y poseen intereses simultáneos en muchas de las ramas de la economía nacional; aunque la exposición detallada de esto último debería ser objeto de otro estudio, dada su complejidad.
REFERENCIAS
Arrazola, I., Pinto, N., Renckens, J., Ballesteros, H. y Hollenstein, P. (2016). The role of private actors in the Quito Metropolitan District food system with a focus on larger processing and retail. VECO Andino and RUAF Foundation. Recuperado de http://www.ruaf.org/sites/default/files/Role%20of%20private%20sector%20in%20the%20Quito%20city%20region%20food%20system-final.pdf
ASOBANCA (2016). Informa Anual 2015-2016. Quito, Ecuador: Directorio de la Asociación de Bancos Privados del Ecuador.
Borja, J. (2016). El poder de mercado en la comercialización de alimentos en Ecuador. Superintendencia de Control de Poder de Mercado. Recuperado de http://www.scpm. gob.ec/wp-content/ uploads/2017/01/Jaime-Borja-scpm-18-ago-2016.pdf
Lapavitsas, C. (2016). Beneficios sin producción. Cómo nos explotan las finanzas. Madrid, España: Traficantes de sueños.
Martínez, L. (2014). De la hacienda al agronegocio: agricultura y capitalismo en Ecuador. En G.Almeyra, L.Colchetro, J.Márcio y C. Conchetro(Coord). Capitalismo: Iterra y poder en América Latina (1982-2012), (pp.123-158). México DF, México: UAM, Clacso, Ediciones Continente.
Osorio, J. (2004). Crítica de la economía vulgar. Reproducción del capital y dependencia. México DF, México: Universidad Autónoma de Zacatecas.
Osorio, J. (2006). Por qué hablar de patrón de reproducción del capital? Oikos, 21. Recuperado de http:// marxismo.cl/portal/index.php?option=com_content&task=view&id=112
Osorio, J. (2014). Estado, reproducción del capital y lucha de clases. La unidad económico/política del capital. México DF, México: UNAM.
Osorio, J. (2016). Teoría marxista de la dependencia. Historia, fundamentos, debates y contribuciones.
Potter, L. (2011). La industria de aceite de palma en Ecuador: ¿Un buen negocio para los pequeños agricultores? Eutopía, 2, 39-54.
Roa, I. (2011). El desborde de la violencia: raza, capital y grupos armados en la expansión transnacional de la palma aceitera en Nariño y Esmeraldas. (Tesis de maestría). FLACSO, Quito, Ecuador.
Romero, N. (2014). Neoliberalismo e industria camaronera en Ecuador. Letras Verdes, 15. Revista Latinoamericana de Estudios Socioambientales, 55-78.
Ruckert, A., L. Macdonald. y Proulx, K. (2016). Postneoliberalism in Latin America: a conceptual review.
Ruiz, M. (2017). Patrón de reproducción de capital y clases sociales en el Ecuador contemporáneo, 1972-2015. (Tesis de doctorado). UNAM, México DF, México. Recuperada de http://132.248.9.195/ptd2017/noviembre/510010658/Index.html
Torres, T. (2011). El sector de la construcción: motor de la economía. Loja, Ecuador: UTPL-Instituto de Investigaciones Económicas.
Vallejo, M. y Samaniego, P. (2015). Déficits comerciales y déficits físicos en Sudamérica. Quito, Ecuador: FLACSO.
Vicepresidencia de la República del Ecuador (2015). Estrategia Nacional para el Cambio de Matriz Productiva. Quito, Ecuador.
Notas
Información adicional
JEL CODES : E23, N16