Estudios históricos

Santiago Londoño Londoño: Apuntes biográficos sobre la militancia orgánica del «Comunista millonario» colombiano

Santiago Londoño Londoño: Biographical notes on the organic militancy of the Colombian "Millionaire Communist".

Héctor Alfonso Martínez Castillo
Universidad Federal de Ouro Preto, Brasil , Brasil

Ciencia Nueva, revista de Historia y Política

Universidad Tecnológica de Pereira, Colombia

ISSN-e: 2539-2662

Periodicidad: Semestral

vol. 8, núm. 1, 2024

ciencianueva@utp.edu.co

Recepción: 02 Febrero 2024

Aprobación: 07 Junio 2024

Publicación: 30 Junio 2024



DOI: https://doi.org/10.22517/25392662.25550

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Resumen: El objetivo de este artículo es mostrar cómo la trayectoria vital del médico comunista Santiago Londoño Londoño (Pereira, Colombia 1920-1982), que abarca gran parte del siglo xx, aporta a la comprensión de algunas características de la generación revolucionaria y contestataria, nacional e internacional, de las décadas de 1960 y 1970.

La biografía política de Londoño, perteneciente al Partido Comunista Colombiano y a las fuerzas de izquierda arropadas ideológicamente por el triunfo de la Revolución Cubana, posibilita comprender una época efervescente a diferentes escalas, dentro de una gran variedad de contextos conflictivos. La investigación se basó en una amplia variedad de fuentes orales y documentales, que tras su debida contextualización y análisis permitieron la reconstrucción de las huellas del activismo público de Londoño.

Palabras clave: Santiago Londoño, biografía, intelectuales, Partido Comunista Colombiano, izquierda política, Pereira.

Abstract: The aim of this article is to show how the life trajectory of the communist physician Santiago Londoño Londoño (Pereira, Colombia, 1920-1982), whose experiences span a significant portion of the 20th century, contributes to the understanding of some characteristics of the national and international revolutionary and rebellious generation of the 1960s and 1970s.

Keywords: Santiago Londoño, biography, intellectuals, Colombian Communist Party, political left, Pereira.

Introducción

Jacques Le Goff afirmaba acertadamente que la biografía histórica tras zafarse de las ataduras metodológicas y teóricas que la mantenían sujeta a «falsos problemas», pasó a convertirse en «un observatorio privilegiado» del pasado[1]. Actualmente, la biografía constituye una valiosa «perspectiva de análisis histórico de pleno derecho», con la que es factible «la descripción densa» de un Zeitgeist, una época, de una cultura, de un contexto. De la misma forma, Foster y Burdiel afirman que por medio de la reconstrucción de una trayectoria individual se puede aportar a un mejor conocimiento del pasado, en su carácter plural y abierto y comprender lo que nos pueden decir una vida y su mirada particular sobre el mundo histórico[2].

Este artículo busca precisamente eso: abordar desde un enfoque biográfico una etapa de la trayectoria política e intelectual del médico Santiago Londoño Londoño (Pereira, Colombia, 1920-1982). Militante comunista desde mediados de la década de 1940. Nacido en «cuna de oro», de gustos excéntricos y refinados, participó de manera activa en diferentes sociabilidades culturales e intelectuales en su país y en espacios intelectuales a nivel mundial. Como médico se especializó en medicina nuclear inglesa y fue voluntario en la Cuba postrevolucionaria. A este personaje también se le recuerda por ser mecenas de jóvenes con idearios comunistas y por su abierta orientación homosexual, que, aunado a su militancia comunista, lo perfilaron como una figura proscrita y enigmática en la Pereira de la segunda mitad del siglo xx.

Se parte del supuesto de que reconstruir su trayectoria vital, cuya temporalidad abarca buena parte del siglo xx, aporta a la comprensión de algunas características de la generación revolucionaria y contestataria —nacional e internacional— de los años 60 y 70 del siglo pasado, perteneciente al Partido Comunista Colombiano y a otras fuerzas de izquierda arropadas ideológicamente por el triunfo de la Revolución Cubana. El estudio de su perfil político posibilita comprender una época efervescente a diferentes escalas, dentro de una gran variedad de contextos conflictivos, así como sumar al estudio las trayectorias biográficas de los intelectuales de la izquierda no armada colombiana.

Frente a esto último, Medófilo Medina hace un llamado a la importancia de llenar este vacío historiográfico tan importante para el «conocimiento básico de la sociedad colombiana y de su historia»[3]. Es el caso de los recientes trabajos de Sandra Jaramillo Restrepo[4], que desde los itinerarios de políticos intelectuales como Estanislao Zuleta (1935-1990) y Mario Arrubla (1936-2020), explora la intersección de la nueva izquierda colombiana, especialmente en la coyuntura específica del Frente Nacional. Intelectuales» marcados por un clima de "época" y cuya reconstrucción de sus itinerarios aporta "elementos de comprensión de un sujeto social como una generación intelectual"»[5]. En esta misma línea, seguir las huellas trazadas por el médico comunista Londoño Londoño dentro de las sociabilidades o las «sociedades de ideas» (entendidas por Loaiza como «nicho de propagación de opiniones» y «amalgama de expresiones de la sociedad en el campo político»)[6], se presenta como una oportunidad de acercarse por un lado a la historia intelectual de la ciudad, reconociendo el clima cultural, a sus participantes y los temas que se debatían o preocupaban a ciertos grupos de la ciudad y el país en determinada época.

La investigación echó mano de una amplia variedad de fuentes orales y de archivo, documentos e información, de la que se extrajeron datos fragmentados, que, tras su debida recopilación, sistematización y análisis crítico y su debida contextualización permitieron la reconstrucción de las huellas de lo público de Londoño Londoño. En efecto, como plantea Giovanni Levi sobre el quehacer biográfico, la elaboración de «contextos» sirve «para colmar lagunas documentales por medio de comparaciones con otras personas cuya vida presenta cierta analogía», además que «son necesarios para reconstruir el entorno, conjunto y contexto del biografiado a raíz de la poca documentación de su vida»[7].

Por último, se interpreta el perfil intelectual de Londoño a la luz de la categoría propuesta por Loaiza Cano de «intelectual comprometido»[8], ese que se formó «como reacción contestataria al conservadurismo y a la política excluyente del Frente Nacional». Este tipo de intelectual tuvo como eje ideológico las luchas políticas y armadas influenciadas por la Revolución Cubana y la figura emblemática de Ernesto «Che» Guevara, que sirvieron de inspiración para ejercer una militancia en la izquierda política. Y siguiendo la idea gramsciana de intelectual, se entiende a Londoño como parte de los intelectuales orgánicos, aquel intelectual colectivo organizado para acometer las tareas relativas al frente cultural y creyente en que la intelectualidad debía mezclarse en la vida práctica, como constructor, organizador y «persuasor permanente»[9].

Familia y primeros años

Santiago Londoño nació en Pereira, Colombia, el 1º de enero de 1920, en el seno de la familia conformada por el médico Santiago Londoño Londoño (1876-1950) y por su esposa María Edma Londoño Ángel (1893- ¿?). Su padre, conocido como Londoño viejo, fue uno de los principales líderes del partido Liberal del Viejo Caldas en la década de 1930, fue fundador de la logia Libres No 17 de Pereira en 1917, primera logia masónica de la región y fue varias veces presidente del Concejo de la ciudad. Además, protagonizó el proceso de modernización y medicalización de la ciudad como empresario, político y como uno de los médicos más influyentes en la ciudad de Pereira durante la primera mitad del siglo xx. Del lado materno, María Edma provenía de una familia pionera de Pereira tras la refundación de la ciudad en 1863 y fue poseedora de una de las fortunas más importantes de Pereira de inicios del siglo xx.

En efecto, la familia Londoño-Londoño era una de las más distinguidas de la ciudad y se encontraba incorporada a los espacios sociales y culturales más destacados de la población. En el hogar de Londoño viejo y Edma, quienes consolidaron su fortuna con base en la adquisición de tierras en el Quindío y en la producción cafetera de las mismas, Santiago vivió sus primeros diez años de vida; luego, a comienzos del año 1931, partió hacia Bogotá para iniciar estudios en el exclusivo Colegio Gimnasio Moderno, donde se destacó por su rendimiento académico y su «adecuada conducta». Según información aparecida en el periódico local La Tarde, Londoño era considerado por su padre como un niño «genio», razón por la que lo enviaron a estudiar en uno de los más prestigiosos colegios del país[10].

Ahora, los estudios en el Gimnasio Moderno no fueron una mera casualidad para una familia de élite de la época. El Gimnasio fue la primera institución educativa de Escuela Nueva en América Latina y manejaba una pedagogía activa que funcionó como «una empresa, una fábrica, un laboratorio, un taller para formar, por primera vez en Colombia, a los niños de clase media-alta, hijos de las mejores familias»[11]. De hecho, de esta institución egresaron influyentes representantes del poder político y económico colombiano. Como ha establecido la historia de la educación, el proyecto educativo de los hermanos Nieto Caballero tuvo como propósito «relacionar la formación del interés individual con las funciones democratizadoras de la escuela, es decir, la articulación del liderazgo con las problemáticas sociales y políticas del país»[12].

Para inicios de 1938 ingresó a la también prestigiosa Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Colombia, al igual que lo hizo su padre a finales del siglo xix. La Universidad colombiana en las primeras décadas del siglo xx representaba la estratificación social, étnica y cultural de un país con altas tasas de analfabetismo y una clara vocación discriminatoria y segregacionista de las élites blancas. Para las élites provinciales seguía siendo de vital importancia reproducir ciertos patrones sociales y profesionales que les permitieran mantenerse en el poder regional y establecer contacto con las altas esferas políticas, intelectuales y económicas de la Capital[13].

Un lustro después de obtener el título de Doctor en Medicina y Cirugía en Bogotá (1945), Santiago Londoño viajó a Inglaterra a especializarse. Hasta hace poco tiempo era desconocida la fecha de su viaje y la institución en la que estudió en Europa, pero finalmente, y después de una búsqueda rigurosa se encontró que obtuvo el Diploma in Medical Radiotherapy en el Royal College of Physicians y en el Royal College of Surgeons de Londres el 22 de abril de 1949[14]. Tras esto se radicó en Pereira.

La estadía de Londoño en lugares como el Colegio Gimnasio Moderno, la Universidad Nacional y su viaje a Europa, dio cierta continuidad al ambiente de élite vivido durante los primeros años en el hogar. Ellos fueron escenarios culturales en los que Londoño pudo trascender el ámbito provincial, e hicieron parte del contexto en el que fue elaborando los fundamentos de su acción intelectual. Consideramos que ese contexto de continuidad también fue de diferencia y ruptura, ya que el hecho de haber estado alejado desde temprana edad de la influencia directa y constante de su padre, que para 1930 ya era el jefe regional del Partido Liberal, le permitió a Santiago Londoño perfilar sus perspectivas ideológicas y políticas de una manera independiente. Además, estas debieron tener una influencia importante del contexto geopolítico de la época, pues en los años cuarenta, cuando ingresó al Partido Comunista, la Segunda Guerra Mundial era un momento histórico cuyo impacto era más perceptible en la capital del país que en una ciudad de provincia como Pereira. Así, desde estos lugares de élite, con su integración a las dinámicas culturales del mundo, se fue perfilando el carácter cosmopolita de Santiago Londoño.

Santiago Londoño y un momento crítico para la militancia comunista

La militancia del médico Londoño dentro del Partido Comunista Colombiano (PCC) empezó a inicios de los años cuarenta y para el año 1945 ya era parte de la lista comunista en el Concejo de Pereira[15]. Por ese tiempo la colectividad comunista contaba con cierto prestigio y reconocimiento político a nivel nacional; y se regía, además, por los lineamientos y las consignas del Primer Congreso del Partido Comunista, realizado el 7 de agosto de 1941, impulsando la lucha antifascista (denuncia de la agresión nazista a la URSS), la oposición a los principios de la hegemonía conservadora (y a su caudillo Laureano Gómez) y la relevancia de la unidad sindical y popular (convocando amplios sectores de la sociedad para preservar la democracia)[16].

Ahora bien, tras la finalización de la ii Guerra Mundial, Colombia, como otros países de América Latina, ingresó «al club de las naciones anticomunistas, siguiendo las directrices de los Estados Unidos y su doctrina de seguridad continental»[17]. Este «viraje político hacia la derecha», como lo definió Archila, conllevó a que la izquierda política, encabezada principalmente por el PCC, fuera aislada y perseguida[18]. En efecto, con el retorno de los gobiernos conservadores en 1946 y el inicio de la Guerra Fría, se presentó una mayor influencia y presencia de Estados Unidos en Colombia y América Latina. Sumado a esto, la cacería de brujas impulsada por el senador McCarthy en Estados Unidos se replicó en la región, lo que condujo a que en Colombia el Partido Comunista llegara a ser ilegal[19].

La marcatización de los integrantes de las izquierdas y de los militantes del PCC alcanzó mayores niveles en el llamado periodo de La Violencia. Durante este lapso, el Partido Comunista tomó distancia frente al liberalismo, del que en su momento había sido aliado. Para los integrantes del Partido, «el liberalismo se hallaba en una etapa crítica, tras preferir pactar con el conservatismo, antes que con los movimientos populares»[20]. Con el golpe militar del general Gustavo Rojas Pinilla en 1953 «se ratificó la persecución oficial al PCC, incluso hasta llevarlo a la ilegalidad» un año más tarde con el Acto Legislativo No. 6 del 7 de septiembre de 1954[21]. El estado de sitio casi permanente, promovido por los diferentes gobiernos desde 1949 hasta 1991, «bajo consideraciones tendientes a combatir la violencia política y común en las zonas rurales y, en los últimos años, en los sectores urbanos del país», redundó en una clara vulneración a los principios democráticos de la Constitución, llevando a que se prohibieran reuniones, manifestaciones públicas y se limitara el derecho a la libre circulación, entre otros[22].

Sumado, en enero de 1959 en Cuba, Fidel Castro y Ernesto »el Che» Guevara triunfaban con lo que sería la Revolución Cubana, acontecimiento que traería dramáticos cambios al mapa político latinoamericano. El triunfo guerrillero en Cuba generó un importante terremoto ideológico en la izquierda global y especialmente en la latinoamericana, que, aunado a la ruptura chino-soviética en los años 60, inauguró la »nueva izquierda»[23]. Esta se conformaba de una nueva pluralidad de izquierdas (anarquismo, trotskismo, maoísmo, castrismo y guevarismo) y significó una ruptura respecto a la izquierda tradicional, »a las que se acusaba de burocratización, estatización y centralismo»[24][25].

Según Eric Zolov, para esta nueva izquierda el motor revolucionario no estaba basado exclusivamente en la clase trabajadora (como en la vieja izquierda), sino que también comprendía a la lucha armada, a los estudiantes y a otros actores y grupos con obligaciones morales. En un plano geopolítico la nueva izquierda visualizaba a la Unión Soviética como retrógrada y burocrática y en su lugar tenía China »como una experiencia disruptiva a nivel internacional»; además también estableció una nueva heroización en símbolos como el Che Guevara, dejando atrás »heroización y monumentalización de la estética soviética»[26].

Paralelamente, en Colombia el Frente Nacional (1958-1974) como pacto de gobernanza entre las oligarquías liberales y conservadoras, excluyó de la participación política a las fuerzas »no comprometidas con el bipartidismo», por lo que estas limitaciones de acceso a la democracia impulsaron el surgimiento de organizaciones de la »nueva izquierda» y justificar la lucha armada de un sector de esta. En esos años el PCC, siguiendo las directrices pacifistas del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), reafirmaba la doctrina de que la lucha armada no era la base de la evolución sociopolítica hacia el Socialismo en los países tercermundistas. En palabras de Trejos y González, »para el PCC el grueso de la acción política no pasaba por las autodefensas campesinas, sino que descansaba en la vanguardia representada por la clase obrera, distanciándose abiertamente del "foco guevarista", como centro de la actividad revolucionaria»[27]. Efectivamente, ante la dificultad de llevar a cabo la transformación de la sociedad por medio electoral, se va a fortalecer en estos movimientos la idea de que la lucha armada es la mejor opción para terminar con el régimen oligarca bipartidista. Al respecto dice Archila: »Es en esta coyuntura en el que se da la creación de grupos guerrilleros […] Entonces era casi un pecado sugerir la participación electoral como medio para cambiar al país»[28].

Fue en este contexto de revoluciones, cambios y rupturas ideológicas, persecución política, limitaciones a la democracia y de la irrupción de luchas armadas revolucionarias, que el nombre de Santiago Londoño comenzó a ser cada vez más reconocido dentro de la plataforma del PCC colombiano. En 1954, por ejemplo, participó en la organización del homenaje al periodista y político liberal Baldomero Sanín Cano (1861-1957), llevado a cabo en Popayán con motivo del Premio Stalin que se le otorgó. Según Manuel Cepeda, este acto tuvo una importante repercusión en plena dictadura de Gustavo Rojas Pinilla (1953-1957), debido a que:

Viajaron muchos intelectuales que luchaban activamente y que anunciaban los cambios que iban a producirse. Entre ellos se destacaba Santiago Londoño por su modestia, por su mente abierta, por su cercanía al sentimiento y a los afanes de la gente común[29].

Esto tuvo como efecto que su nombre no pasara desapercibido por los diferentes organismos nacionales e internacionales que vieron en él un personaje «peligroso» íntimamente ligado a los movimientos comunistas del continente. En 1961, la revista Semana publicó una serie de reportajes en la que se señalaba a Londoño como un elemento auspiciador del comunismo colombiano, ya fuera reuniéndose »con 400 campesinos en Caldas» o haciendo mención sobre sus vínculos con los movimientos armados de izquierda:

Ni el senador Tovar Concha, ni nadie, entiende cómo el Gobierno parece ignorar lo que todo el mundo señala. Cómo no coge contrabandos que sabe quién hace, por donde y en qué forma, pues conoce los nombres de los contrabandistas, el mapa de los sitios donde operan, los caminos por los cuales discurren, los vehículos que emplean, etc. […] Como debe emplear el Decreto 0012 [1959] contra los grandes sospechosos, como el »médico millonario» de Pereira (la prensa nacional reveló que se trataba de Santiago Londoño, cancerólogo de renombre y comunista o filocomunista conocido); ese decreto ha comprobado su eficacia en el caso de »los de ruana» de que hablaba el Indio Uribe, y les vendría de perlas a los de saco[30].

El Decreto en mención era el mismo que establecía el »estado de sitio» en el país y que buscaba »procurar la rápida y eficiente administración de justicia en lo penal» en los departamentos con más hechos violentos. El artículo 26 facultaba a las autoridades militares y de Policía para capturar y poner a la disposición de los mandos competentes a las personas de quienes se tuviera noticia que se dedicaran »al tráfico ilícito de armas, explosivos o estupefacientes»[31]. Desde esta época fue común el señalamiento al médico Londoño por sus supuestos nexos con los grupos guerrilleros nacionales e internacionales de izquierda. En otras publicaciones se le acusó de contrabandista de armas para la guerrilla, en otras de mediador para el adiestramiento militar de colombianos en la Cuba revolucionaria.

De ahí que se entienda a Londoño como parte de la generación del Estado de sitio y un testigo directo de los momentos clave para la lucha comunista nacional e internacional. Por lo mismo en los años sesenta el comunista recibió en su consultorio médico ubicado en la Plaza de Bolívar de Pereira a grupos de profesionales que se encontraban deseosos de una charla sobre comunismo, arte o música. A pesar de haber ganado reconocimiento y prestigio en la ciudad, su perfil siempre fue bajo, ya que, sin duda, era consciente del difícil momento que atravesaba el país y los peligros que podría acarrear ser abiertamente comunista.

Incluso el Servicio de Inteligencia Colombiano, una institución anticomunista y claramente subordinada de los servicios de inteligencia estadounidense, registró numerosas veces las propiedades de Londoño en Nuquí y Bahía Solano, en el Pacífico colombiano[32]. Así mismo, su consultorio médico en Pereira, lugar donde realizaba su labor profesional, humanitaria, sus campañas médicas y tertulias intelectuales, se vio asaltado por tropas del Ejército Nacional en busca de armamentos, propaganda guerrillera y revolucionaria[33].

Ahora bien, su condición de hombre millonario, culto y »filocomunista» le sirvió para apoyar a camaradas caídos en desgracia o bajo persecución política. Recordado fue el caso de Yira Castro Chadid (1942-1981), reconocida comunista, esposa de Manuel Cepeda Vargas, que se refugió a finales de los años setenta en un edificio de propiedad del médico[34]. Igualmente brindó ayuda médica gratuita a muchos militantes pobres del partido[35].

Un caso emblemático de filocomunismo en Londoño, es el narrado por Jorge Rojas Rodríguez en su libro Timochenko. El último guerrillero en el que afirma que Rodrigo Londoño (1959) alias Timochenko, famoso exguerrillero de las Farc, conoció al médico comunista en Quimbaya, Quindío, municipio donde el médico administraba las fincas cafeteras heredadas de su familia materna. Timochenko y otros nacidos en Quimbaya crecieron escuchando las historias del médico comunista, famoso en el municipio por sus excentricidades y por ser un fervoroso colaborador del Partido, lo que significaba proteger o patrocinar aventuras militantes:

De pronto irrumpió en la Casa del Pueblo el médico Santiago Londoño, un prestigioso y acaudalado cardiólogo, admirado y perseguido en la región por su declarada amistad con la revolución cubana. Traía en sus manos, como si fuera un trofeo, un morral de lona color verde oscuro y un par de botas negras pantaneras. Se paró al frente de la reunión de militantes del partido y de la Juventud Comunista de Quimbaya, que se hacía todos los sábados a las siete de la noche con la religiosidad de una misa, y preguntó en voz alta: ‘¿Quién es el verraquito que se va conmigo? ’ . Del fondo del salón se levantó Rodrigo y marchó al frente con orgullo y en silencio. Tomó el morral, que estaba desocupado, y lo acomodó en su espalda. Después recibió las botas con la mano izquierda y enseguida levantó la otra mano con un gesto que simboliza al mismo tiempo victoria y despedida[36].

La anécdota que ha sido confirmada por el propio Timochenko[37], con pequeñas diferencias en el relato, reafirma la caracterización del médico Santiago Londoño desde cierto pluralismo político que lo relacionó con el espectro de la nueva izquierda, de la cual fue articulador de diversos sectores, tanto de la democrática como de la armada. A través de la mediación tuvo contacto con fuerzas políticas provenientes del Moir, del maoísmo, del leninismo y otras movilizaciones políticas que incluyeron los partidos tradicionales. Para Ricardo Melgar Bao es necesario matizar este acercamiento entre »vieja» y »nueva» izquierda en torno al paradigma revolucionario de la lucha armada, el cual, según Jaramillo Restrepo, »fue el parteaguas de la generación»[38]. Al respecto dice Melgar Bao:

Si bien un sector significativo de la nueva izquierda latinoamericana se adhirió a la vía armada en sus diversas variantes, no se puede desdeñar sin más a la vieja izquierda, ya que algunos partidos comunistas, como el colombiano o el guatemalteco, encontraron puentes entre sus viejas tradiciones y su novísimo accionar guerrillero, a las que habría que sumar las escisiones proguerrilleras cumplidas en otros países de la región[39].

Un pereirano ‘internacionalista ’ en la Cuba revolucionaria

Gildardo Castaño Orozco (1948-1989), uno de los principales líderes del Partido Comunista del Viejo Caldas, compañero de lucha de Santiago Londoño y quien fuera cruelmente asesinado en 1989 en el marco del genocidio de la Unión Patriótica (UP), recordaba haber conocido a Londoño a inicios de los años sesenta cuando apenas ingresaba a las Juventudes Comunistas. Desde entonces, planteaba Castaño Orozco, la imagen del médico »fue siempre en ascenso, dándonos ejemplos inmensos como el del año 1962, cuando abandonó toda su tranquilidad en este país, se trasladó a Cuba para servir como médico de la revolución recién triunfante»[40].

El viaje de Santiago a Cuba en 1962, a sus 42 años, en apoyo a la recién ocurrida Revolución Cubana, fue el factor que terminó por reforzar su posición a nivel nacional como uno de los comunistas más comprometidos. De su estancia en Cuba se sabe relativamente poco, en parte, por el carácter discreto con el cual el médico manejó su participación humanitaria en la isla. Para fortuna de la investigación, aún se conserva el diploma de »Emulación Socialista» del Ministerio de Salud Pública de Cuba de junio de 1963, el cual acreditó a Santiago Londoño como »Trabajador de Vanguardia básico» del Hospital Oncológico de Santiago de Cuba y director del Departamento Oncológico del mismo Hospital[41]. Para ampliar este episodio, se recurrió al testimonio de testigos directos de su estadía en Cuba, como el de Mariela Recio, quien compartió con él como »internacionalista» y que termina por acreditar las labores y cargos que el médico Santiago Londoño tuvo en dicho país entre 1962 y 1965.

Según el testimonio oral, al poco tiempo de arribar a La Habana para poner a disposición de la Revolución sus conocimientos médicos, se le adjudicó la ciudad de Santiago de Cuba como el sitio donde debía prestar sus servicios humanitarios. Esta es una ciudad ubicada al este de la isla a una distancia aproximada de 761 kilómetros de la capital cubana y era la segunda ciudad en importancia del país. Londoño no fue el único »internacionalista» en la Cuba posrevolucionaria. Como bien cuenta Mariela Recio, la cual viajó con su esposo y sus hijos a »ayudar al pueblo de Cuba», muchos profesionales y no profesionales, latinoamericanos principalmente, respondieron afirmativamente al llamado de los líderes de un país que sufrió una inmensa emigración de profesionales, buena parte pertenecientes a la élite.

Este internacionalismo socialista se manifestó históricamente desde los inicios de la Segunda Internacional Socialista en 1889, junto a otros movimientos internacionales de trabajadores. Fue una práctica importante »transnacional» que tomó gran fuerza en la coyuntura internacional de la »fase de expansión del sistema socialista mundial en los tres continentes» en los años sesenta y setenta del siglo xx. Como han expuesto Berthold Unfried y Claudia Martínez, este fenómeno se expresó de diferentes maneras (internacionalismo solidario, de interés mutuo y de influencia)[42][43] y su objetivo fue el de promover la cooperación, mutualidad y la lucha por la justicia social entre los pueblos »subdesarrollados».

En este contexto, llegaron a Cuba cientos de ingenieros, médicos, docentes y aquellos que, aunque no tuviesen un saber profesional, como Mariela Recio, buscaron apoyar al pueblo de Cuba en un momento clave de la historia. Eran personas motivadas en su mayoría por decisiones personales, en el caso de Londoño solidarias, entre las que predominaron los jóvenes, algunos militantes en partidos u organizaciones de izquierda[44], colaboradores en muchos aspectos de la vida cotidiana del pueblo cubano, desde la medicina, la enfermería, labores de electricidad y oficios varios, alfabetización y docencia, primeros auxilios contra huracanes y desastres naturales, trabajo agrícola, entre otras labores. El recién instaurado Gobierno de Cuba les realizaba un contrato por cuatro años y les pagaba mensualmente cierto dinero para la manutención y gastos básicos[45].

Con su internacionalismo solidario, Londoño, además de asumir las riendas del Hospital Oncológico de Santiago de Cuba, realizó un importante trabajo humanitario en la costa este de Cuba, a la par que colaboró como trabajador en diversas granjas rurales y, según algunos testimonios, ayudando a los campesinos a recoger caña. Sobre sus contactos y relaciones políticas con los líderes de la Revolución se conoce poco. No obstante, durante los años setenta cuando se encontraba al mando de la Casa de la Amistad con los Pueblos en Pereira, invitó a la ciudad a destacados líderes comunistas de Cuba. Esto hace pensar que su trabajo como »internacionalista» le permitió de igual manera relacionarse con los altos mandos de aquel país. Manuel Cepeda Vargas, otro testigo de la permanencia del doctor Londoño en Cuba, recordaba en 1982, que:

Santiago había abandonado sus labores en Pereira y se había ido a la isla, para ayudar a los revolucionarios cubanos en la construcción del socialismo […] en Cuba [él] hizo una vida abnegada, de sol a sol en los hospitales, ganándose la admiración y el respeto de los camaradas cubanos[46].

Su trabajo como internacionalista en Cuba lo suscribe dentro de los ideales del buen comunista que, según el propio Fidel Castro, no podía renunciar un solo instante del internacionalismo. En realidad, los que luchaban por el comunismo en cualquier parte del planeta no podían olvidarse nunca del resto del globo, sin importar cuál era la situación de »miseria, pobreza, subdesarrollo, ignorancia, de explotación de este resto del mundo»[47]. Como plantean Unfried y Martínez para el caso del internacionalismo cubano en África, el internacionalismo socialista hizo parte de una contribución de miles de agentes militantes a la »globalización» del sistema socialista entre las décadas de 1960 y 1980[48].

Londoño regresó a Pereira en el año de 1965. Esta experiencia perfila a un individuo que quiso pasar de lo teórico y de las tertulias intelectuales comunistas a la práctica revolucionaria y que vio en la coyuntura histórica de Cuba esa gran oportunidad para poner en práctica su conocimiento y sus recursos en favor de las personas menos favorecidas.

Santiago Londoño y la opción democrática

En 1974, 1976 y 1978, Santiago Londoño fue elegido diputado de la Asamblea del Departamento de Risaralda por el partido político Unión Nacional de Oposición (UNO)[49], alianza política que surgió en respuesta al fraude contra la Alianza Nacional Popular -Anapo- a comienzos de los años setenta y que albergó en su seno a integrantes de esta organización, algunos liberales y conservadores y militantes del Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario (MOIR). La UNO fue parte del resultado de un complejo proceso de lucha social en el que hubo una inusitada movilización rural en torno a la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (Anuc), »acompañada de una impresionante agitación laboral y estudiantil» y de un destacado crecimiento de la izquierda democrática[50].

Archila, quien ha documentado como pocos las dinámicas de la izquierda democrática en este período, describe que en la década del setenta el grueso de la »nueva izquierda» colombiana seguía sumida en la opción armada, al tiempo que desde la orilla de los movimientos prosoviéticos, maoístas y trotskistas se pensaba en la posibilidad de participar en elecciones como una forma de acción política para llegar a las masas. Además, se dieron intentos de unidad, como el propiciado por el Partido Comunista y el Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario (Moir) en torno a la Unión Nacional de Oposición (UNO) para las elecciones de 1974[51].

El protagonista de esta historia veía con buenos ojos a este frente popular clásico (la UNO), que estaba formando la izquierda colombiana para alcanzar el poder. Para Londoño tanto el Moir, el Bloque Socialista, los comunistas e incluso la Anapo, tenían en común »que basaban sus tesis» en un marxismo »más o menos bien interpretadas». Además, lo importante era su condición de gente revolucionariamente de oposición con las que ellos esperaban que tarde o temprano pudieran llegar a un entendimiento. Sobre la posibilidad de la unión de grandes bloques de la izquierda (Moir y UNO) para las elecciones de 1978, el »doctor comunista» decía:

Nosotros aspiramos a llevar a gente de la Anapo, del partido liberal y del conservador que sienta que su condición está, o acepten, las postulaciones principales que hacemos nosotros de la explotación del capital, de la injusticia social que reina actualmente. De suerte que nuestra mira no es hacer unión con los grupos de izquierda, sino que también una gran parte de la población colombiana se dé cuenta que su interés está es en militar en este tipo de oposición[52].

En efecto, su optimismo alrededor de una victoria era compartido por muchos copartidarios de la izquierda, que vieron en el espíritu combativo y rebelde de la época la gran posibilidad del cambio. El clima revolucionario de los años 70, las luchas anticolonialistas en África, las críticas a la guerra de Vietnam y las luchas de liberación en el sudeste asiático, aunado a las luchas antidictatoriales en América Latina y el Mediterráneo, España, Grecia, reafirmaron la idea de que la revolución era posible[53].

No obstante, la unión que en un principio pareció superar la »enemistad» ideológica de las izquierdas terminó por quebrarse en 1978 debido a los sectarismos. Así para este año la izquierda electoral se agrupó en tres bloques con cierta »identidad ideológica», influenciados por la »alineación internacional». De este modo, afirma Archila, la UNO quedó subordinada a PCC una vez que el Moir abandonó la alianza; por su parte éste último conformó el Frente Unido del Pueblo (FUP), en el que se establecieron las fuerzas maoístas que ingresaron a la política electoral; y se fundó la Unión de Izquierda Obrera y Socialista (Uníos), una alianza de grupos socialistas y trotskistas[54].

Al tiempo que se daban estas tensiones ideológicas y políticas en el espectro de la izquierda, Londoño fue elegido diputado en la Asamblea de Risaralda, en la que ocupó el cargo de vicepresidente. Hay muy poca información de su participación en la Asamblea, solo se sabe por entrevistas que su papel era trabajar en pro del desarrollo social del departamento. Sus preocupaciones se centraron en el caso del desarrollo industrial en Dosquebradas, el mal manejo de sus recursos fiscales y la corrupción; también la situación agraria en el puerto de La Virginia, que tras la llegada del ingenio azucarero a inicios de 1970 transformó las dinámicas del uso de la tierra de los pobladores y por ende puso en jaque los intereses de los minifundistas frente a los intereses económicos del latifundio del monocultivo de la caña[55]. Igualmente, se destacó su preocupación por la política nacional referente a la caída del precio del café, lo que según él dificultaba resolver los »gravísimos problemas» de las ciudades del departamento, sumado al reino de la violencia y el »caciquismo».

En síntesis, la participación de Londoño en los escenarios de la política representativa coincide con el lento desmonte del Frente Nacional, que para mediados de la década del setenta abrió una esperanzadora era de apertura democrática en el país. Sin embargo, las promesas incumplidas de los gobiernos post Frente Nacional, la fuerte represión al Paro Cívico Nacional de 1977, la posterior expedición del Estatuto de Seguridad de Julio César Turbay en 1978 (con la represión sistemática de múltiples »expresiones populares y democráticas diversas, entre las que se cuenta la Defensa de Derechos Humanos»[56]) y el retorno a la lucha armada por parte de la izquierda colombiana (justificada por la arremetida de la derecha), sofocaron cualquier posibilidad de una verdadera apertura democrática en Colombia.

En la Casa de la Amistad con los Pueblos y la lucha por la paz

El dirigente y periodista liberal Cesar Augusto López Arias (1936-1979) y Santiago Londoño fundaron en Pereira en 1976 la Casa de la Amistad con los Pueblos (CALP) como una estrategia de socializar y llevar a la población de la ciudad la cultura, las artes y los escenarios propios »para la difusión del socialismo y conocimiento de la URSS»[57]. La oferta cultural de la Casa se expresó en »Conferencias, cursos de idioma ruso, exposiciones fotográficas, sesiones de cine en la ciudad» y otros lugares del departamento y en la existencia de una Peña Cultural que congrega importantes valores de ese departamento y que juega un importante papel en la vida artística de la ciudad.

En la institución, con pares en múltiples ciudades de Colombia y del mundo, confluyeron intelectuales y artistas de diversas procedencias políticas. Sus dirigentes, como Santiago Londoño, Domingo Taborda o Cesar Augusto López Arias, eran en su mayoría militantes del viejo comunismo, el liberalismo alternativo y de la »nueva izquierda» política. De ahí que fuera común que por las puertas de la »Casa» ingresaran militantes de la JUCO, el Moir, de los partidos tradicionales, así como a la »gente del común»[58].

Por ello se sabe que el dominio de las diversas temáticas culturales de vanguardia, su condición de »millonario» y de hombre filántropo, los contactos y el «buen nombre» que tenía a nivel local y nacional le facilitaron al doctor Londoño establecer vínculos directos con las principales escenas del mundo político de la izquierda a nivel mundial. Además promover, en labores intrínsecas de la mediación cultural, organizaciones y espacios culturales enmarcados dentro del cosmopolitismo y la intelectualidad orgánica del Partido. Patricia Ariza (1946), actriz de teatro, poetisa y dramaturga, exdirectora del área cultural del Partido Comunista y quien conoció a Londoño en sus años de militancia en la CALP, afirma que él era, además, quien sostenía económicamente la Casa y era el encargado de establecer y consolidar la oferta cultural que mantenía la institución (Figura 1)[59].

Conferencia Regional del
Partido Comunista Colombiano, Pereira, 1977
Figura 1.
Conferencia Regional del Partido Comunista Colombiano, Pereira, 1977

Nota: Mesa Directiva: De izquierda a derecha: Ricardo Melchor, Estela Brand de Prado, Jesús Villegas, Santiago Londoño (de pie), Albeiro Garcés y Henry Botero Quintana.

Fuente: Archivo familia Londoño.

Estos son aspectos que se pueden corroborar al revisar el boletín del desaparecido Instituto Cultural Colombo-Soviético, hoy Instituto León Tolstoi en Bogotá, donde se publicaban las actividades de la CALP, ya que tras la muerte de Londoño en agosto de 1982 no aparecieron más referencias de actividades de la Casa. Es precisamente a partir de esas breves anotaciones sobre las actividades de este espacio cultural que se conoce de la intervención de Santiago Londoño en la conmemoración del sexagésimo aniversario de la Revolución de Octubre en 1977 o una serie de actividades culturales que dinamizaron la escena ideológica y cultural de la ciudad de los años setenta. La conmemoración de los 60 años de la Revolución de Octubre, las »Experiencias de la vida estudiantil en la Unión Soviética» y otras experiencias, eran comentadas por el médico en un claro marco de batalla cultural[60].

La Casa de la Amistad con los Pueblos se constituyó en un espacio de articulación de numerosos intelectuales y artistas locales, nacionales y latinoamericanos de diversos horizontes políticos y artísticos. No siendo una organización directamente afiliada de manera oficial al Partido Comunista, se establecían allí diálogos e intercambios abiertos con numerosos intelectuales y artistas locales, nacionales y latinoamericanos: el dirigente comunista Gilberto Vieira White (1911-2000); el activista social y dirigente de la Unión Patriótica, Gildardo Castaño Orozco (1948-1989); el historiador y humanista, Hugo Ángel Jaramillo (1933-1999); la violinista, Olga Navia Soto; Patricia Ariza y Santiago García, con el grupo de teatro La Candelaria; grupos artísticos y musicales como Fuego Chamí, Terrón colorado con el docente y gestor cultural Gilberto Cardona López y Jahrgang 49 (Generación 49) de la República Democrática Alemana; el salvadoreño, Carlos Aracay y el tenor colombiano, Diver Higuita (1966); cantautores como Pablus Gallinazus (1943) y »una generación intelectual local en torno a la Casa», tales como Stella Brand, Pablo Prado, Morelia Pabón, Gildardo Rivera, entre otros, vinculados como docentes de la Escuela de Ciencias Sociales de la Universidad Tecnológica de Pereira[61].

La Institución era un escenario que promovía el pensamiento crítico y la valoración de la cultura y la educación como parte fundamental de una sociedad equitativa y justa y allí Santiago Londoño fue crucial en su función de mediador cultural e intelectual. Santiago »era el símbolo de todo lo contrario al adoctrinamiento y fanatismo político», confesaba el gestor cultural pereirano Gilberto Cardona López y sus contactos ayudaban a que en la CALP arribaran personajes de diferentes doctrinas ideológicas influyentes en el mundo cultural y político latinoamericano. Por ejemplo, en marzo de 1978, Londoño y el periodista César A. López Arias daban la bienvenida a Pereira a un grupo de dirigentes y diplomáticos de Cuba, entre los que se encontraba »el comandante René Rodríguez, hombre de absoluta confianza de Fidel Castro y presidente del Instituto Cubano para la Amistad de los Pueblos» y uno de los principales líderes de la Revolución Cubana[62].

En este contexto, para finales de los años setenta las relaciones entre Santiago Londoño y las directivas del Comunismo en la URSS se reforzaron. El Instituto Colombo-Soviético ubicado en la ciudad de Bogotá se convirtió en una especie de plataforma por medio de la cual el médico comunista reforzó sus lazos cosmopolitas con dichas directivas y por ende creció su participación en el fortalecimiento de las redes locales de espacios culturales. De esta forma, sus contactos y mediación política-cultural y más precisamente con el Instituto de América Latina de Moscú, incidieron no solo en la posibilidad de que a nivel local se disfrutara de »lo mejor» de la cultura soviética, sino que facilitó que muchos jóvenes militantes comunistas de la ciudad accedieran a la formación académica, cultural y política en la URSS, así como a la presencia de los Juegos Olímpicos en Moscú[63].

La presencia de Londoño en la URSS puede explicarse con el hecho de que esta última impulsó los viajes de intelectuales para que ellos fueran testigos de la construcción revolucionaria con el fin de que se convirtieran en sostén de la causa comunista. Germán Alburquerque considera que el viaje intelectual latinoamericano durante la Guerra Fría llegó a ser mucho más que una simple visita turística y revestía un sentido político y contingente con efectos no siempre imaginables. De tal forma »la visita a la Unión Soviética tenía un carácter legitimador en algunos casos; en otros obedecía a un afán de observación directa de la realidad»[64].

En esta misma línea, Paul Hollander describe el »turismo o peregrinaje político» de ciertos intelectuales en la segunda mitad del siglo xx en busca de »supuestas utopías» como una forma de repudiar a la sociedad occidental opulenta e individualista a la cual pertenecían. Destinos corrientes de muchos intelectuales occidentales fueron Cuba, China y la Unión Soviética, eran el triángulo revolucionario, y constituían la posibilidad que tuvieron muchos intelectuales de izquierda occidental y latinoamericana de »tocar con las manos un sueño realizado» y ya no más una »utopía soñada» era un »futuro hecho presente»[65]. Muchos viajaban para convencerse, así como después muchos »volverán para convencer, en ciclos donde geografía y literatura comparten su inercia ideologizada»[66].

En este panorama de redes intelectuales alternativas, en junio de 1979, Londoño encabezó el homenaje de »desagravio» que se le hizo en la CALP de Pereira al poeta Luis Vidales (1904-1990) y al que también se invitaron el jurista, político y diplomático colombiano Alfredo Vásquez Carrizosa (1909-2001) y Monseñor Darío Castrillón (1929-2018)[67]. El poeta Vidales, que había sido recientemente allanado en su casa en la ciudad de Bogotá y posteriormente detenido por efectivos del Ejército Nacional del Gobierno de Julio César Turbay Ayala bajo la acusación de tráfico de armamento, hizo parte del grupo de personajes públicos y no públicos que vieron vulnerados sus derechos humanos por el Estatuto de Seguridad de Turbay, que en el papel propendía por la »defensa de las instituciones democráticas»[68].

Por iniciativa de Santiago Londoño una vez más la ciudad de Pereira era epicentro de un destacado ambiente de debate y clima intelectual. Se inclinaba a un espectro ideológico contestatario y de resistencia, cercano al mundo soviético y que parecía propenso al diálogo y la búsqueda de la paz. Es precisamente este ideal el que marcó la recta final de su vida.

Santiago Londoño en el Consejo Mundial de la Paz

A mediados de los años setenta Santiago Londoño fue invitado a hacer parte del Consejo Mundial de la Paz (CMP- World Peace Council), órgano consultivo de las Naciones Unidas que fue creado en 1949 en el contexto de la post Segunda Guerra Mundial y el inicio de la Guerra Fría y que tenía como objetivo velar por la paz mundial y el desarme atómico.

La actuación, conformación y objetivos del CMP desde un principio estuvieron marcados por tensiones ideológicas. Su cercanía a Moscú lo puso desde un principio en la mira de aquellos que veían a esta asociación como el brazo intelectual global del proyecto soviético. Y no estaban del todo equivocados: a finales de la década del cuarenta el Kremlin impulsó un movimiento »pacifista a gran escala» conocido como la Pax Soviética, para capitalizar su rezago en el plano armamentista atómico respecto al poderío nuclear de Estados Unidos. De este modo, la palabra »paz» alcanzó una connotación muy importante del lado soviético, mientras que de la otra trinchera se apropiaron del que sería su término insignia: »libertad» [69].

Ahora bien, desde la creación del CMP fueron muchos los intelectuales latinoamericanos que se suscribieron a este movimiento pacifista prosoviético en un momento en el que la guerra atómica estaba latente y la Guerra Fría cultural exigía de estos la fabricación de una imagen soviética amable para mostrar al mundo: la personalidad cubana, Juan Marinello; el poeta, Pablo Neruda; el escritor cubano, Nicolás Guillén; el chileno, Salvador Allende; el artista mexicano, Diego Rivera, y el presidente mexicano, Lázaro Cárdenas. De Colombia asistieron el poeta y periodista, Óscar Hernández; el intelectual e investigador, Estanislao Zuleta; el sociólogo y miembro de la dirección del Partido Comunista, Álvaro Delgado; la pintora pereirana, Lucy Tejada, entre otros[70]. De otros continentes participaron el cantante, Paul Robeson; el pintor, Pablo Picasso; la política belga, Isabelle Blume; los esposos científicos, Irène Joliot-Curie y Frédéric Joliot-Curie; el científico, John Desmond Bernal; el escritor soviético, Alexander Fadeyev; Bertrand Russell, Jean Paul Sartre; Nazim Hikmet; Joris Ivens; Lukács y Seghers, y muchos más[71].

Sobre los intelectuales latinoamericanos, hay que decir que estos se comprometieron en esta pugna ideológica de modo diverso. En el caso de Santiago Londoño su función como intelectual del Partido Comunista y como vicepresidente de la CALP fue intentar abordar estos problemas, otorgarles un espacio de reflexión y tal vez ser una guía para aquellos que buscaran la forma de transformar el mundo a través de la paz.

Para Londoño su itinerario como hombre comunista de vieja guardia era la búsqueda de la paz, por lo que era un convencido de que, para los comunistas, para los partidos de oposición, para los partidos revolucionarios, el »don más preciado» era la paz: »Todo lo que hacemos es por la paz [...]. Aspiramos a construir un país nuevo, educar gente, crear riqueza y todo ello no se puede hacer, sino en tiempos de paz»[72].

Por eso mismo, el CMP se convirtió en la plataforma por medio de la cual Londoño y otros intelectuales y humanistas del continente podían ofrecer sus recursos políticos, capacidades intelectuales y energías en pro de una sociedad mucho más justa. Referente a quién, cuándo y por qué el doctor Londoño fue invitado a hacer parte de este prestigioso Consejo, aún queda por indagar.

Pero ¿por qué la importancia de los intelectuales al interior de este movimiento? Como lo interpreta Alburquerque, transmitir este discurso pacifista con la transparencia necesaria como para »sentar su autonomía y no dejar espacio a dudas» exigía de unos emisores »confiables y respetados» como lo eran los intelectuales: hombres y mujeres de la ciencia y de las letras con un reconocido prestigio, como Santiago Londoño, dispuestos a luchar, en su mayoría de buena fe, por la paz entre los pueblos[73].

Londoño estaba al tanto de las diferentes reuniones anuales del CMP, a las que asistió en varias ocasiones en diferentes partes del mundo. Un ejemplo de esto fue su participación en la cumbre realizada en Atenas en el contexto de los 25 años de creación del CMP. Londoño afirmó que su presencia en este evento era con el propósito de tratar el tema de »la solidaridad con el pueblo chileno», el papel de la Iglesia Católica con la dictadura y la situación de los Derechos Humanos en este país:

… está [el pueblo chileno] hoy sometido a una dictadura de tipo netamente fascista. El partido, tú sabes, es una doctrina política que representa prácticamente los intereses de las grandes oligarquías, de tres grandes empresas transnacionales las cuales no encuentran otro medio para subsistir que es la represión brutal, en todos los campos, con las armas, con el miedo; con la imposición a la intelectualidad de sus puntos de vista completamente retardatarios[74].

De lo que hacía mención Londoño era, por un lado, de la vulneración sistemática de los DD.HH. que se estaba cometiendo de manera indiscriminada por la junta militar chilena y, por otro, a las reformas neoliberales implementadas en este país tras el Golpe de 1973. El itinerario por la paz del médico comunista también lo llevó a Leningrado, »la ciudad consagrada a la paz» y a Estocolmo, desde donde se invitó a toda la humanidad a recoger firmas para protestar contra los gastos de los presupuestos de guerra de las naciones. Su reflexión por la paz la terminaba en Colombia, que según él era un país pobre en el cual morían »todos los días niños por hambre», en el que »los hospitales no tienen las drogas más necesarias» y »gasta tres veces más en agresión y en armas que en servicios públicos y educación»[75].

Hay que decir que los constantes viajes del médico alrededor del mundo no eran casualidad, ya que de regreso al continente los intelectuales latinoamericanos »influían en la opinión pública, le daban forma, la informaban»[76]. Con su obra, discurso, congreso, acto público, instauración o fundación de alguna entidad, el intelectual, al estar influyendo en la opinión pública, estaba ejerciendo un poder que se »vertía» en el escenario de la Guerra Fría: »No eran inocuos, ni tampoco inocentes».

En mayo de 1981, el médico Londoño hizo parte de la creación en la ciudad de Pereira del Comité Municipal de la Paz, organización que tuvo como propósito difundir los acuerdos logrados en la ONU para la conservación de la Paz Mundial[77]. Si bien se reitera la ausencia de publicaciones del doctor Londoño que permitan una comprensión de su pensamiento social, político e ideológico, es importante resaltar que en la instalación del Consejo Municipal el 15 de mayo de 1981, abogó de manera »vehemente […] por la paz mundial y contra el peligro de la guerra termonuclear». Advertía, también, respecto a las amenazas de una guerra »nuclear limitada» entre las dos potencias de la época y sembraba la inquietud de que Estados Unidos: »se ha puesto la tarea de convencer al mundo entero de la posibilidad de librar guerras atómicas y de ganarlas, y ha despertado en la opinión popular el más franco repudio»[78]. Posiciones que permiten vislumbrar a un hombre que llegaba a su madurez política dentro de una postura pacifista y humanista.

Al inicio de 1980, cuando contaba con 60 años, a raíz de sus esfuerzos pacifistas y a sus cuatro décadas dedicado al aporte, apoyo y difusión de la cultura universal, le llegó la Condecoración del Concejo Mundial de la Paz. En ella se puede observar la posición de mediador cultural que había consolidado su figura a nivel mundial, así como las distintas esferas de acción de su humanismo e intelectualidad cosmopolita:

Siendo Ud. [Santiago Londoño] Una figura prestante del ejemplar Departamento del Rizaralda [sic] y de Colombia, por la excelencia de su tarea profesional y pública, el Consejo de la Paz, me ha autorizado para que le haga entrega de estos galardones en ceremonia especial[79].

Todo lo anterior refleja la semblanza de un personaje que estaba al tanto de la realidad política internacional y que estaba en contacto directo con los principales escenarios del pensamiento, como lo era el Consejo Mundial de la Paz. A esto se le agrega el hecho que Londoño entraba en diálogo con personalidades del Primer y el Tercer mundo; y se acercaban al poder político y a la vanguardia del arte, el cine y las letras. Por todo lo anterior es deducible que, mediante su participación en el movimiento por la paz, el médico comunista consagró su larga trayectoria humanista en la defensa de la cultura, el arte y la paz.

Conclusiones

El 1 de agosto de 1982, a los 62 años, Santiago Londoño murió en un accidente en las vías del Norte del Valle del Cauca cuando manejaba una motocicleta. Tras su muerte se ha sembrado un manto de dudas sobre la posibilidad de que el accidente haya estado relacionado a una posible acción »conspirativa». Por su parte, otros restan importancia a este detalle y asignan su muerte a sus ganas de sentir lo que de joven no pudo experimentar a causa del estudio y del trabajo. Pocos años después de su muerte su figura seguía siendo referenciada como uno de los máximos exponentes de la cultura y medicina local. Su amigo y compañero de militancia comunista, el concejal Gildardo Castaño Orozco, impulsó, a nombre de su memoria y legado, el Proyecto de Acuerdo No. 40 de septiembre de 1982, por el cual se creó la Corporación Promotora Santiago Londoño Londoño. De modo que el Concejo Municipal de Pereira ordenó la construcción de un moderno teatro que más tarde llevaría su nombre[80].

Abordar la vida de Londoño Londoño como intelectual permite pensar una forma de relación entre lo particular y lo general, entre el sujeto y su tejido histórico, entre su libertad de acción individual y su contexto normativo. Se considera, en este sentido, que el itinerario del doctor proporciona una vía para analizar el vínculo entre intelectuales de izquierda y sus prácticas políticas, con sus conflictos y contradicciones partidistas en el marco histórico de un comunismo proscrito en Pereira, en la región cafetera y en Colombia.

Santiago Londoño, durante sus años de militancia comunista, aproximadamente desde 1943, abogó por difundir en las bases del Partido la cultura, las artes y demás nociones humanistas y especialmente la educación. Algunos de sus compañeros de militancia recuerdan sus actividades en los barrios periféricos de la ciudad de Pereira donde realizaba junto a otros miembros del PCC campañas médicas, se llevaban obras de teatro, grupos musicales y se difundían en los más jóvenes algunas concepciones básicas de la lucha comunista[81].

Por último, la reconstrucción de la historia biográfica de Londoño permite observar a un hombre de la generación revolucionaria y del estado de sitio, un intelectual orgánico del comunismo cuyas huellas sirven para explicar momentos clave de la historia colombiana como mundial. Su rol de mecenas de la cultura y su papel destacado como mediador en las sociabilidades de pensamiento contestatarias cercanas a las izquierdas políticas locales y al mundo soviético, hicieron de él un mediador y gestor cultural.

Recorrer su historia biográfica es distinguir la dimensión del pluralismo ideológico en Pereira y Colombia durante buena parte del siglo xx, al tiempo que permite entender cómo las distintas dinámicas políticas, sociales y económicas a escala local se relacionaron con fenómenos macro como el Frente Nacional o dinámicas geopolíticas globales como la Revolución Cubana o la Guerra Fría. Londoño constituyó una opción ideológica de mayor apertura, y en distintos momentos y diferentes espacios fue uno de los elementos a los que el Partido Comunista pudo recurrir para dialogar con otros sectores políticos, como lo muestra su participación en la UNO, en la Casa de la Amistad con los Pueblos y en el Consejo Mundial de La Paz.

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Notas

[1] Sabina Loriga, «La escritura biográfica y la escritura histórica en los siglos xx y xx». En La historia biográfica en Europa: Nuevas perspectivas, ed. por Isabel Burdiel y Roy Foster (Zaragoza: Historia Global, 2015), 37.
[2] Isabel Burdiel y Roy Foster, «Introducción», en La historia biográfica en Europa: Nuevas perspectivas, ed. por Isabel Burdiel y Roy Foster (Zaragoza: Institución Fernando El Católico, 2015), 9-14.
[3] Medófilo Medina, Juegos de Rebeldía. La trayectoria política de Saúl Charris de la Hoz (1914-) (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia-Cindec, 1997), 18.
[4] Sandra Jaramillo-Restrepo, «Revista Estrategia y trayectorias intelectuales en los agitados años 60 colombianos», Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, 48, no. 2 (2021): 3-5, doi https://doi.org/10.24215/18521606e070. Ver también de Jaramillo Restrepo, «Itinerarios intelectuales en las tramas de la nueva izquierda colombiana (1957-1978): Mario Arrubla Yepes y Estanislao Zuleta Velásquez, dos marxistas heterodoxos» (tesis doctoral, Universidad de Buenos Aires, 2019), https://acortar.link/y4ngNx. Y Sandra Jaramillo-Restrepo, Hombres de ideas. Entre la revolución y la democracia. Los itinerarios cruzados de Mario Arrubla y Estanilao Zuleta: los años 60 y la izquierda colombiana (Bogotá: Grupo Planeta), 2023.
[5] «Itinerarios intelectuales en las tramas de la nueva izquierda colombiana (1957-1978): Mario Arrubla Yepes y Estanislao Zuleta Velásquez, dos marxistas heterodoxos»
[6] Gilberto Loaiza, «Temporalidad, sociabilidad y democracia (Colombia y su siglo xix)», Historia Caribe 11, no. 28 (2016): 192.
[7] Según la perspectiva del contexto expuesta por Levi, una vida no puede ser comprendida solo a causa de sus desviaciones o singularidades, sino, al contrario, trayendo cada desvío aparente hacia normas y mostrando que toma lugar en un contexto histórico que lo legitima. Giovanni Levi, «Los usos de la biografía», Annales ESC 2, no. 6 (1989): 20.
[8] Gilberto Loaiza, «Los intelectuales y la historia política en Colombia», en La historia política hoy. Sus métodos y las Ciencias Sociales, editado por Cesar Ayala (Bogotá: Universidad Nacional de Colombia, 2004), 84.
[9] Freya Schiwy, «¿Intelectuales subalternos? Notas sobre las dificultades de pensar en el diálogo intercultural», en Indisciplinar Ciencias Sociales, ed. por Santiago Castro-Gómez, Freya Schiwy y Catherine Walsh (Ecuador: Universidad Andina Simón Bolívar-Ediciones Abya-Yala, 2002), 117-119. Ver Antonio Gramsci, Antología (Selección y notas de Manuel Sacristán) (México: Siglo xxi Editores, 1970).
[10] Medusa, «Con la muerte de Santiago Londoño “Comienza la ruta de los inmortales”», La Tarde (Pereira), 3 de agosto de 1982, 3-4.
[11] Humberto Quiceno, «Agustín Nieto Caballero (1889-1975)», en Pensamiento colombiano en el siglo xx, ed. por Santiago Castro-Gómez (Bogotá: Universidad Javeriana, 2007), 24.
[12] Jorge Ruíz, La política del Sport. Élites y deporte en la construcción de la nación colombiana, 1903-1925 (Bogotá: La Carreta-Pontificia Universidad Javeriana, 2010), 81.
[13] Álvaro Tirado, «La educación durante la República Liberal (1930-1946)», Revista Universidad Nacional de Colombia (2008), http://revista.unal.edu.co/detalle/la-educacion-durante-la-republica-liberal-1930-1946.
[14] «Diploma in Medical Radiotherapy», Royal College of Surgeons Council, Minutes: 1943-1949 y Council Minutes: 1943-1949, f. 652, Londres, Inglaterra.
[15] «Cómo quedará integrado el C. Municipal de esta ciudad», El Diario (Pereira), 8 de octubre de 1945, 8.
[16] Carlos Mario Manrique Arango, «El Partido Comunista de Colombia durante la secretaría general de Augusto Durán Ospino (1939-1947)», En Las Izquierdas Latinoamericanas, ed. por Caridad Massón (Santiago: Ariadna Ediciones, 2017), 265-266.
[17] Luis Fernando Trejos y Roberto González, «El Partido Comunista Colombiano y la combinación de todas las formas de lucha. Entre la simpatía internacional y las tensiones locales, 1961-1981», Revista Izquierdas, 17 (2013): 66. https://www.izquierdas.cl/ediciones/2013/numero-17-diciembre.
[18] Mauricio Archila, Una historia inconclusa: izquierdas políticas y sociales en Colombia (Bogotá: Centro de Investigación y Educación Popular, Cinep, 2009), 65.
[19] Archila, Una historia inconclusa..., 63.
[20] Manrique, «El Partido Comunista de Colombia durante la secretaría general de Augusto Durán Ospino (1939-1947)», 67.
[21] Archila, Una historia inconclusa..., 64. Ver Jaramillo, «Itinerarios intelectuales en las tramas de la nueva izquierda colombiana (1957-1978): Mario Arrubla Yepes y Estanislao Zuleta Velásquez, dos marxistas heterodoxos», 53.
[22] Gustavo Gallón, Quince años de estado de sitio en Colombia: 1958-1978 (Bogotá: Editorial América Latina, 1979), 35.
[23] Archila, Una historia inconclusa..., 65.
[24] Sandra Jaramillo-Restrepo, «Hacia un mapa de revistas de la Nueva Izquierda intelectual colombiana surgida en la década de 1960», Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 48, n.o2 (2021):329-360, doi:10.15446/achsc.v48n2.95664. 333.
[25] Sandra Jaramillo-Restrepo, «Itinerarios intelectuales en las tramas de la nueva izquierda colombiana (1957-1978): Mario Arrubla Yepes y Estanislao Zuleta Velásquez, dos marxistas heterodoxos».
[26] Nicolás Alberto Castillo et al., «La nueva izquierda en la historia reciente de América Latina. Un diálogo entre Vania Markarian, Vera Carnovale, Ivette Lozoya López, Adela Cedillo y Sandra Jaramillo Restrepo», Pasado Abierto 7, n.o 14 (2021), https://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/175382.
[27] Trejos y González, «El Partido Comunista Colombiano y la combinación de todas las formas de lucha. Entre la simpatía internacional y las tensiones locales, 1961-1981», 75.
[28] Archila, Una historia inconclusa..., 65.
[29] Manuel Cepeda, «Santiago Londoño. “Mirar la vida desde arriba”», Voz Proletaria, 5 de agosto de 1982, 12.
[30] «Ignorancia culposa», Semana 740, 20 de marzo de 1961, 12.
[31] «Ignorancia culposa», Semana, 12.
[32] Ricardo Mejía Isaza (médico exintegrante de las Juntas Médicas del Hospital San Jorge de Pereira y amigo de Santiago Londoño), entrevistado por el autor, 10 febrero de 2012, Pereira, Colombia.
[33] Medusa, «Con la muerte de Santiago Londoño “Comienza la ruta de los inmortales”», 3-4.
[34] Medusa, «Con la muerte de Santiago Londoño “Comienza la ruta de los inmortales”», 3-4.
[35] Álvaro Delgado, Todo tiempo pasado fue peor (Bogotá: La Carreta Social, 2017), 94. Ver Álvaro Delgado, escritor e investigador del CINEP, entrevistado por el autor, 1 de junio de 2012, Bogotá, Colombia.
[36] Jorge E. Rojas, Timochenko, el último guerrillero: «a la guerra no volvemos» (Bogotá: B Grupo Zeta, 2017), 162.
[37] Camilo Alzate, «"No van a permitir que nuestra fuerza política se consolide de un día para otro": Timochenko», La Cola de la Rata, julio 7 de 2018, https://www.lacoladerata.co/cultura/relatos/no-van-a-permitir-que-nuestra-fuerza-politica-se-consolide-de-un-dia-para-otro-timochenko/.
[38] Jaramillo, «Itinerarios intelectuales en las tramas de la nueva izquierda colombiana (1957-1978): Mario Arrubla Yepes y Estanislao Zuleta Velásquez, dos marxistas heterodoxos», 26.
[39] Ricardo Melgar Bao, «La memoria sumergida», Sur y Tiempo. Revista de Historia de América, n.o 4 (2021): 9.
[40] Medusa, «Con la muerte de Santiago Londoño “Comienza la ruta de los inmortales”», 3.
[41] Diploma de Emulación Socialista en el Ministerio de Salud. «Trabajador de Vanguardia básico», Ministerio de Salud Pública de Cuba, 3 de junio de 1963.
[42] Berthold Unfried y Claudia Martínez, «El internacionalismo, la solidaridad y el interés mutuo: encuentros entre cubanos, africanos, y alemanes de la RDA», Estudos Históricos Rio de Janeiro 30, n.o 61 (2017): 425-448. Doi http://dx.doi.org/10.1590/S2178-14942017000200007.
[43] El internacionalismo «solidario» fue la concepción de estas relaciones como una «forma de solidaridad internacional, un concepto de la esfera política en que el interés material no era un fin en sí mismo, sino un medio para lograr fines geopolíticos más amplios». El internacionalismo «de interés mutuo» fue el desarrollo de relaciones económicas en el orden del interés y beneficio mutuo. «De influencia», fue el internacionalismo enfocado a la «difusión de ideas, estrategias y tácticas exitosas a través de fronteras nacionales». Unfried y Martínez, «El internacionalismo, la solidaridad y el interés mutuo: encuentros entre cubanos, africanos, y alemanes de la RDA», 430-431.
[44] Francisco Rojas, «Los primeros internacionalistas que conocí», Educ Med Super 32, n.o 2 (2018): 47.
[45] Mariela Recio (amiga de Santiago Londoño en sus años de apoyo «internacionalista» en Cuba), entrevistada por el autor, 18 de abril de 2012, Buga, Colombia.
[46] Cepeda, «Santiago Londoño. “Mirar la vida desde arriba”», 4-5.
[47] Rojas, «Los primeros internacionalistas que conocí»«Los primeros internacionalistas que conocí», 47.
[48] Unfried y Martínez, «El internacionalismo, la solidaridad y el interés mutuo: encuentros entre cubanos, africanos, y alemanes de la RDA», 443.
[49] Boletín Mensual de Estadística, DANE no. 295, febrero de 1976, 56, 81.
[50] Archila, Una historia inconclusa..., 74.
[51] Archila, Una historia inconclusa..., 74
[52] «Santiago Londoño», La Tarde (Pereira), 20 de abril 20 1976, 4c.
[53] Archila, Una historia inconclusa..., 75.
[54] Archila, Una historia inconclusa..., 75.
[55] Javier Amaya, Santiago Londoño Londoño, el hombre y la leyenda (Pereira: La Cigarra Ediciones, 2020), 56.
[56] Jaramillo, «Itinerarios intelectuales en las tramas de la nueva izquierda colombiana (1957-1978): Mario Arrubla Yepes y Estanislao Zuleta Velásquez, dos marxistas heterodoxos», 287.
[57] Boletín del Instituto Cultural Colombo-Soviético 3, Bogotá, octubre de 1977, 12.
[58] Gilberto Cardona López (exintegrante de la Casa de la Amistad con los Pueblos y amigo de Santiago Londoño Londoño), entrevistado por el autor, 24 de mayo de 2012, Pereira, Colombia.
[59] Patricia Ariza (actriz de teatro, poetisa y dramaturga, exdirectora del área cultural del Partido Comunista y la Unión Patriótica), entrevistada por el autor, 4 junio de 2012, Bogotá, Colombia.
[60] Boletín del Instituto Cultural Colombo-Soviético, 12.
[61] Entrevista a Cardona.
[62] Edison Marulanda, El cuarto poder soy yo. Vida y final del periodista Cesar Augusto López Arias (Pereira: Universidad Libre de Pereira-Buda, 2011), 106.
[63] Entrevista a Cardona.
[64] Germán Alburquerque, La trinchera letrada: intelectuales latinoamericanos y Guerra Fría (Santiago de Chile: Ariadna Ediciones, 2011), 62.
[65] Carlos Astrada, Hacia la revolución: viajeros argentinos de izquierda, ed. por Sylvia Saítta (Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica, 2007), 26.
[66] Alburquerque, La trinchera letrada…, 62.
[67] Boletín del Instituto Cultural Colombo-Soviético 6, Bogotá, julio-septiembre de 1979, 12
[68] Manuel José Cepeda, Derecho constitucional, perspectivas críticas (Bogotá: Universidad de Derecho-Siglo del Hombre Editores, 1999), 11.
[69] Alburquerque, La trinchera letrada…, 34.
[70] Jaramillo-Restrepo, «Revista Estrategia y trayectorias intelectuales en los agitados años 60 colombianos», 5.
[71] El Consejo Mundial de La Paz, qué es y qué hace (Helsinki: Centro de información del Consejo Mundial de la Paz, 1975), 13.
[72] Amaya, Santiago Londoño…, 60.
[73] El Consejo Mundial de La Paz…, 22.
[74] «Santiago Londoño», La Tarde, 4
[75] «Santiago Londoño», La Tarde, 4.
[76] Alburquerque, La trinchera letrada…, 34.
[77] «Se instalará seccional del C. Mundial de la Paz», La Tarde (Pereira), 5 de mayo de 1981, 4c
[78] Boletín del Instituto Cultural Colombo-Soviético 13, Bogotá, mayo-julio de 1981, 15-25.
[79] «Oficio del Consejo Colombiano de la Paz, sobre condecoración», Consejo Mundial de la Paz, Pereira, 18 de abril de 1980.
[80] Archivo Municipal de Pereira, Sección Concejo Municipal, Acuerdos, t. i, caja 16, libro acuerdos 1978-1982, 1982, f. 304-305.
[81] Entrevista a Mejía.
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