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Reseña de Anna Siemsen, Impresiones de España, libro ilustrado (1937). Editorial Postmetrópolis, 2023, 235 págs.
Contenciosa, núm. 14, e0053, 2024
Universidad Nacional del Litoral

Reseñas

Contenciosa
Universidad Nacional del Litoral, Argentina
ISSN-e: 2347-0011
Periodicidad: Anual
núm. 14, e0053, 2024

Recepción: 05 octubre 2024

Aprobación: 15 octubre 2024


Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional.

Siemsen Anna. Impresiones de España, libro ilustrado (1937).. 2023. España. Editorial Postmetrópolis. 235pp.. 9788412698404

Resumen: El presente texto reseña el libro Impresiones de España, libro ilustrado (1937) de Anna Siemsen. Se trata de la primera traducción al español de un ensayo escrito por esta pedagoga y militante socialdemócrata alemana durante un viaje a distintas ciudades y localidades rurales del territorio español durante los primeros tiempos de la guerra civil.

Recientemente la editorial española Postmetropolis publicó la primera edición en lengua española de Impresiones de España, libro ilustrado, un ensayo escrito en 1937 por la pedagoga alemana Anna Siemsen (1882–1951). El texto original fue traducido del alemán por Raquel Ruiz Berset y cuenta con un estudio preliminar a cargo del historiador Luis Manuel Calvo Salgado[1].

Anna Siemsen nació a finales del siglo XIX en el distrito de Hamm —Westfalia— en el seno de una familia de clase media alta instruida, protestante y de izquierda. Tal circunstancia la habilitó a acceder a estudios superiores y a nutrirse de un ambiente cultural y social que la convirtieron en una militante sensible y comprometida, capaz de vincular sus preocupaciones profesionales con el devenir de los conflictos sociales de su tiempo. Tanto la Primera Guerra Mundial como la posguerra permearon sus preocupaciones, su formación y su subjetividad pacifista.

Antes de analizar la obra que es objeto de esta reseña, vale destacar dos particularidades de la autora. Por un lado, Siemsen fue una de las pocas mujeres que logró habitar la academia alemana en las primeras décadas del siglo XX. Luego de 20 años de formación y ejercicio como docente en escuelas primarias y superiores,[2] llegó a ser profesora en la Universidad Friedrich Schiller de Jena en 1923, cargo que ocupó durante una década hasta que el ascenso de Hitler al poder la empujó al exilio. Como destaca Luis María Calvo Salgado en el estudio que acompaña al texto, Anna fue una de las 44 mujeres que ocuparon cargos de profesorado en universidades alemanas para 1928, un rubro claramente masculinizado.

Por otro lado, Anna Siemsen sostuvo una perspectiva crítica dentro del campo de la pedagogía alemana, en un contexto donde los principales referentes de esta disciplina respondían a estándares conservadores. La manera en que ella concebía la educación resultaba inescindible del proyecto emancipatorio que guiaba —en paralelo— su práctica política. Anna tuvo una activa participación en la socialdemocracia a lo largo de toda su vida profesional, tanto en Alemania durante los años de la República de Weimar (llegó a ser diputada en el Reichstag de 1928 a 1930), como en Suiza durante su exilio; compromiso que continuó con posterioridad a 1945 tras su regreso a Alemania[3]. En concordancia con este ideario, para Anna la educación era una herramienta fundamental en el proceso de construcción del socialismo. Y las reflexiones pedagógicas —en consecuencia— una acción política. Anna permaneció siempre firme a sus ideales, aunque esto le significara no solo la necesidad de irse de Alemania tras el advenimiento del nazismo, sino también la negativa a ser readmitida con el rango académico que había alcanzado previamente, tras su regreso a Alemania una vez finalizado el conflicto bélico.

La obra de Siemsen es profusa y variada, con más de 25 libros y otros tantos artículos. Calvo Salgado agrupa sus escritos marcando tres ejes temáticos. Un primer eje compuesto por el vínculo entre el arte y la acción política (observando la producción, circulación y usos del cine, la fotografía y el teatro, entre otras expresiones). Un segundo eje en torno a descripciones de Europa y sus fronteras (donde se pone de manifiesto un particular modo de concebir la actividad de viajar —diferente al turismo burgués— el carácter artificial de los nacionalismos y una prédica europeísta y pacifista). Y, por último, un eje centrado en sus reflexiones pedagógicas y humanísticas. Calvo Salgado analiza en profundidad cada uno de estos temas a partir de una lectura atenta del corpus de Siemsen, poniéndolo en diálogo con las ideas de otros autores contemporáneos de la Europa de entreguerras y ubicándolo dentro de un entramado biográfico que facilita el acercamiento a esta figura poco conocida fuera del ámbito alemán. Siguiendo esa clasificación, Impresiones de España, … se ubica en el segundo eje, junto con otro libro previo titulado Daheim in Europa (en casa en Europa) de 1928.

El texto que es objeto de esta reseña fue publicado por primera vez en 1937. Se trata de un libro de viaje, aunque escapa al formato de diario cronológico y toma más bien las características de un ensayo. El relato de Anna expresa las impresiones experimentadas en una visita realizada a la España republicana en plena guerra civil. Junto a una amiga también pedagoga llamada Regina Kägi-Fuchsmann, Anna partió en mayo de 1937 desde Suiza en representación del Schweizereisches Arbeiterhilfswerk (SAH), una organización obrera de ayuda mutua ligada al Partido Socialdemócrata Suizo. Tenían una tarea concreta: coordinar la ayuda humanitaria de los trabajadores y las trabajadoras suizas a sus pares españoles en el contexto de la guerra. Más específicamente, Anna y Regina debían analizar la posibilidad de organizar un futuro traslado de niños españoles desde las zonas más afectadas por el conflicto bélico hacia el país helvético.

Con ese objetivo, recorrieron distintas ciudades y zonas rurales de una España convulsionada, donde actividades como trasladarse de una localidad a otra o alojarse siendo extranjeras resultaban verdaderas aventuras. En el transcurso de ese viaje y a la luz del acercamiento que ambas fueron teniendo a la realidad del pueblo español, el traslado de niños a Suiza comenzó a ser considerado poco conveniente, volviéndose más atractiva la estrategia de otorgar ayuda logística y económica para el establecimiento de colonias infantiles dentro del mismo territorio español, en lugares a salvo de los bombardeos.

Las razones de este cambio de parecer se fundaban en el impacto positivo que la experiencia republicana generaba en estas mujeres. Desde el punto de vista de Anna, las virtudes que ella encontraba en la sociedad española y en su proceso de transformación contrastaban notablemente con una realidad «centroeuropea» —tal como denominaba a la cultura germánica de la que provenía— desventajosa. Aunque las carencias y dificultades que el contexto de guerra imponía eran importantes, desde la perspectiva de esta mujer los niños españoles se destacaban por una riqueza ética y cultural que debía preservarse y de la cual los países más desarrollados de Europa tenían mucho que aprender.

La fuerte admiración por la República Española debe ser entendida en su propio presente. Cuando Siemsen escribe este ensayo, la guerra civil tenía un final abierto, razón por la cual sus palabras transmiten un tono urgente. Anna criticaba abiertamente las políticas extranjeras de no intervención en el conflicto español, pregonando la necesidad de que se transformaran en un apoyo decidido al gobierno republicano. Consideraba que la ayuda internacional era clave no solo para salvar a la experiencia republicana de las fuerzas reaccionarias, sino también para que la solidaridad proveniente de diversos países lograra impedir allí el surgimiento de un nacionalismo exacerbado. El caso alemán, al que Anna conocía en profundidad, hacía de contrapunto en sus reflexiones sobre la realidad española. Se le presentaba como una advertencia, un camino peligroso que España debía evitar con firme decisión.

Tal búsqueda de apoyo externo al bando republicano es un impulso que atraviesa el escrito, compuesto por veintidós capítulos cortos, un prólogo y un epílogo. Sus títulos son concisos —de una o dos palabras— y dan cuenta de los diversos aspectos acerca de los cuales Anna redacta sus impresiones: «la frontera»; «las mujeres»; «fugitivos»; «la calle»; «pedagogía en guerra»; «la gente»; «adversarios», entre otros. En ellos se reconstruyen escenas de una cotidianeidad alterada por la guerra pero imbuida de la solidaridad, la fortaleza, la resistencia y la entrega que descubre en las personas con las que se va cruzando. Se detiene, por ejemplo, en el sutil gesto de un anciano que corre la cortina en la ventanilla de un tren, en el regalo que les hace un hombre del ámbito rural, en la dedicación absoluta de una docente a cargo de un refugio para niños desplazados, o en el modo en que un grupo de niñas baila en la vereda al compás de una melodía tocada por un hombre con su armónica, por mencionar algunas de sus imágenes.

En paralelo a sus impresiones, la autora hilvana las razones que desde su punto de vista habían favorecido el afianzamiento de esa subjetividad española que admiraba. En su argumentación, convierte en beneficios al «atraso español», a su geografía y a la amplia mixtura cultural y racial de su población, en un claro contraste con las ideas contemporáneas de superioridad racial y de supremacía del industrialismo. Opone la cortesía y la amabilidad de algunas personas que va conociendo, a los modos competitivos y a la inseguridad que, desde su parecer, fomentaban el sistema educativo alemán y el desarrollo de la maquinaria industrial. Critica también las miradas educativas microsociológicas y defiende una idea de educación que se enmarca en un proyecto social más abarcador y colectivo.

Se trata de un texto por momentos romántico, donde «España», «pueblo español» y «república» se confunden y donde queda poco o nulo espacio para describir conflictos internos en el bando republicano o ciertas características del ala franquista. Su mirada se centra casi exclusivamente en la valentía y el heroísmo de la resistencia. Desde allí, marca con insistencia el contraste centro-periferia, celebrando las ventajas de los márgenes para la concreción de la utopía socialista, y esforzándose por descentrar su propia idiosincrasia germánica. Este esfuerzo, no obstante, queda limitado a los márgenes europeos, dejando de lado cualquier mención a espacios extraeuropeos.

Sudamérica, por ejemplo, es nombrada una sola vez al hablar de los lugares que fueron poblados por las «bondades» españolas, sin ningún tipo de mención a las relaciones de dominación establecidas por la Corona española ni a las consecuencias de la conquista sobre los pueblos originarios. Vale agregar, además, que ese silencio es significativo porque América no era un territorio ajeno al mundo de Anna: en 1936 su hermano August se había trasladado desde Suiza (donde al igual que ella se exilió tras el ascenso del nazismo) hacia Argentina, viviendo varios años en la ciudad de Buenos Aires[4].

Las posibilidades que abre el análisis del texto de Anna Siemsen en tanto fuente histórica son múltiples. Por un lado, esa forma particular de concebir y referirse a la espacialidad, podría ser abordada en profundidad desde una óptica decolonial. Por otro lado, las descripciones densas de interacciones entre sujetos que el texto realiza, constituyen una valiosa ventana a la vida cotidiana en los primeros tiempos de la guerra civil, sumamente fructíferas para la perspectiva de la historia social. A su vez, y sin dudas siendo quizás uno de los aportes fundamentales, la obra habilita problematizaciones en torno a roles y mandatos de género. Se trata de un relato femenino, producto de una osada experiencia protagonizada por dos mujeres. Un relato preocupado además por el lugar de otras mujeres. En él, se transparentan ideales, sueños y acciones que tensionan lo que socialmente se espera de ellas, pero también se vislumbran fuertes contradicciones.

La producción historiográfica acerca de las mujeres y las relaciones de género en torno a la guerra civil española desde los primeros trabajos de Mary Nash hasta la actualidad, no ha hecho más que prosperar y complejizarse. Dentro de ese amplio campo, existen algunos trabajos especialmente abocados a la experiencia de mujeres extranjeras en la guerra civil, que seguramente puedan dialogar con este ensayo hasta ahora poco conocido.

La tarea de traducción, análisis y publicación emprendida por Raquel Ruiz y por Luis Manuel Calvo Salgado significa por tanto un valiosísimo aporte al campo de la historiografía de la guerra civil española, pues hace accesible una fuente poco explorada. Pero también implica un aporte a la historia, en tanto reactualiza una mirada crítica, vívida y sumamente comprometida con su presente, cuya fortaleza radica en contagiar el poder de las palabras urgentes.

Referencias bibliográficas

Siemsen, A. (1939). El Imperio Germano, peligro de Europa. Imán.

Notas

[1] Luis Manuel Calvo Salgado es Doctor por la Universidad de Zúrich, Suiza y director general del Instituto de Historia del Arte de la misma universidad. Sus investigaciones se centran en la historia de las migraciones en la Edad Moderna y Contemporánea y en la Guerra Civil Española. Raquel Ruiz Berset es traductora de español/alemán, español/inglés, español/francés y español/italiano. Tiene más de 30 años de experiencia traduciendo en distintos campos.
[2] Se diplomó como maestra en 1901. Entre 1905 y 1909 estudió Germanística, Filosofía y Latín en Múnich, Münster y Bonn. En 1909 se doctoró y a continuación realizó la capacitación que se requería para ejercer en escuelas de formación superior de Alemania.
[3] Basándose en la biografía que publicó August Siemsen (hermano de Anna) en 1951, Calvo Salgado indica que Anna Siemsen militó en el Partido Socialdemócrata Independiente de Alemania desde 1919 a 1922. Entre 1922 y 1931 fue parte del Partido Socialdemócrata Alemán -llegando a ocupar el cargo de parlamentaria en el mismo período que su hermano por dos años). En 1931 cofundó el Partido Socialdemócrata de los Trabajadores de Alemania y formó parte de su Comité Ejecutivo hasta 1933, cuando se trasladó a Suiza. En Suiza se vinculó activamente con el Partido Socialdemócrata Suizo durante toda su estadía en el país, destacándose como una de sus principales actividades la dirección del periódico «Die Frau im Leben und Arbeit» (La mujer en la vida y el trabajo).
[4] Calvo Salgado, basándose en el texto biográfico sobre Anna que escribe August Siemsen, comenta un dato interesante. Existe un libro publicado en Buenos Aires a través de la editorial anarquista Imán, titulado El Imperio Germano, peligro de Europa (1939) con autoría de Anna Siemsen pero, en verdad, fue una obra de su hermano August. Según August declara, pidió a su hermana que pusiera su nombre en la publicación para preservar su seguridad en un contexto argentino represivo para con las expresiones políticas de izquierda.

Notas de autor

* Carolina Brandolini es Profesora de Historia por la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y estudiante del Doctorado en Estudios Sociales de la misma universidad (FHUC/UNL). Se ha desempeñado como docente en escuelas públicas de la ciudad de Santa Fe y es integrante del Centro de Estudios Sociales del Litoral, en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la UNL (CESIL/FHUC, UNL). Sus temas de investigación giran en torno al mundo de los trabajadores en la historia reciente local.


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