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Entre el peronismo histórico y Montoneros: decursos de una radicalización política a través de la trayectoria de Oscar Bidegain (1955–1989)

Between historical peronism and Montoneros: courses of political radicalization through the career of Oscar Bidegain (1955–1989)

Fernanda Tocho *
Instituto de Investigaciones en Humanidades y Ciencias Sociales - Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas - Universidad Nacional de La Plata, La Plata, Argentina

Contenciosa

Universidad Nacional del Litoral, Argentina

ISSN-e: 2347-0011

Periodicidad: Anual

núm. 14, e0048, 2024

revistacontenciosa@fhuc.unl.edu.ar

Recepción: 07 febrero 2024

Aprobación: 16 mayo 2024



DOI: https://doi.org/10.14409/rc.2024.14.e0048

Resumen: En el presente trabajo, desde un enfoque centrado en las trayectorias políticas o carreras militantes, nos proponemos analizar el derrotero de Oscar Bidegain —reconocido dirigente del peronismo histórico que gobernó la provincia de Buenos Aires entre mayo de 1973 y enero de 1974— y su vinculación con la organización armada Montoneros en los años setenta y en la recuperación democrática. Más precisamente, se indaga en su trayectoria posterior a la gestión bonaerense —mucho menos estudiada— que incluye el paso y la integración por diferentes espacios de sociabilidad y redes políticas vinculadas a la Tendencia Revolucionaria del peronismo, y más directamente a Montoneros: desde su participación en la cúpula del Partido Peronista Auténtico y el Movimiento Peronista Auténtico en el año 1975, a su incorporación, durante el exilio, como uno de los máximos dirigentes de la rama política del Movimiento Peronista Montonero en 1977; y su continuidad en la posdictadura, apoyando espacios como Intransigencia y Movilización Peronista en la transición electoral e integrando la Mesa Nacional del Peronismo Revolucionario en el año 1985, ya en el marco de su detención carcelaria durante los años del alfonsinismo y la hegemonía de la teoría de los dos demonios. De modo más general, el trabajo se inscribe en la línea de estudios que en los últimos años han examinado las múltiples formas de la política en los años setenta, poniendo el foco en la participación institucional, las apuestas políticas legales y los proyectos de gobierno de la izquierda peronista, que acompañaron y/o tensionaron la reconocida estrategia armada.

Palabras clave: Trayectoria política, Oscar Bidegain, Tendencia Revolucionaria, Montoneros, Partido Auténtico, Movimiento Peronista Montonero.

Abstract: In the present work, from an approach focused on political trajectories or militant careers, we propose to analyze the path of Oscar Bidegain —a recognized leader of historical Peronism who governed the province of Buenos Aires between May 1973 and January 1974— and his connection with the Montoneros armed organization in the seventies and in the democratic recovery. More precisely, it investigates his career after the Buenos Aires administration —much less studied— which includes the passage and integration through different spaces of sociability and political networks linked to the Revolutionary Tendency of Peronism, and more directly to Montoneros: from his participation in the leadership of the Authentic Peronist Party and the Authentic Peronist Movement in 1975, to his incorporation, during exile, as one of the top leaders of the political branch of the Montonero Peronist Movement in 1977; and his continuity in the post–dictatorship, supporting Peronist Intransigence and Mobilization in the electoral transition and integrating the National Table of Revolutionary Peronism in 1985, within the framework of his prison detention during the Alfonsinism and the hegemony of the theory of the two demons. More generally, the work is part of the line of studies that in recent years have examined the multiple forms of politics in the seventies, focusing on institutional participation, legal political stakes and government projects from the peronist left, which accompanied and/or stressed the recognized armed strategy.

Keywords: political career, Oscar Bidegain, Revolutionary Tendency, Montoneros, Authentic Party, Montonero Peronist Movement.

Introducción

En los últimos años producto del crecimiento de los estudios regionales dentro del campo de la historia reciente argentina y del tercer peronismo (1973–1976), la figura de Oscar Bidegain ha recibido la atención de varios trabajos que han abordado —de manera más tangencial o específica— diversos aspectos de su gobierno al frente de la provincia de Buenos Aires durante el año 1973, en el marco de las llamadas «provincias montoneras» (Servetto, 2010; Antúnez, 2015; Bustingorry, 2015; Pozzoni, 2017; Tocho, 2020). Si bien esa experiencia de gobierno ha sido la más destacada y conocida de su carrera política como dirigente histórico del peronismo, su trayectoria posterior —mucho menos estudiada— incluye el paso y la integración por diferentes espacios de sociabilidad y redes políticas vinculadas a la Tendencia Revolucionaria (TR) del peronismo, y más directamente a la organización armada Montoneros: desde su participación en la cúpula del Partido Peronista Auténtico (PPA) y en el Consejo Superior del Movimiento Peronista Auténtico en el año 1975, a su incorporación como uno de los máximos dirigentes de la rama política del Movimiento Peronista Montonero (MPM) en 1977 durante su exilio europeo, y su continuidad en la posdictadura, apoyando espacios como Intransigencia y Movilización Peronista (IMP) en la transición electoral e integrando la Mesa Nacional de la agrupación Peronismo Revolucionario (PR) en el año 1985, junto a destacados dirigentes de Montoneros ya en el contexto democrático.

Ahora bien, ¿por qué aproximarnos a la carrera política de Oscar Bidegain? En el presente trabajo, desde un enfoque centrado en las trayectorias políticas o carreras militantes,[1] nos proponemos indagar el derrotero de este reconocido dirigente del peronismo histórico, entendiendo su trayectoria como expresiva del proceso más general de radicalización hacia la izquierda de numerosas figuras de este movimiento, en vinculación con las reconfiguraciones y cruces entre diferentes tradiciones políticas (como el peronismo y el socialismo) en los años sesenta y setenta.[2] Más precisamente, los nexos y confluencias con otros actores dentro del campo de la nueva izquierda (Tortti, 2015; Tortti y González Canosa, 2021; González Canosa y Stavale, 2020) integrando la denominada Tendencia Revolucionaria que nucleó a diversos grupos y dirigentes del peronismo defensores de la «patria socialista», aunque no todos estrictamente vinculados a la lucha armada (Lenci, 1999; Tocho, 2021). Asimismo, su caso permite visualizar algunos elementos significativos del campo de la cultura y la política que permearon la historia reciente post ´55 en general y dentro del peronismo en particular: el encuentro y la relación entre «los viejos» peronistas y la nueva generación de jóvenes guerrilleros; las discusiones en torno a la lucha armada y/o la vía institucional dentro de una estrategia revolucionaria; la compleja relación de Montoneros con el conglomerado mayor de activistas del peronismo revolucionario; entre otras. Por último, su decurso posterior en los años `80 permite observar el «estigma montonero» y el no lugar en la política institucional de estos actores, iluminando aspectos más generales del clima de época transicional y del alfonsinismo, profundamente críticos no solo de la experiencia dictatorial sino también del horizonte insurreccional, la metodología de la lucha armada y el tercer gobierno peronista.

Para para comprender el pasaje de uno de los dirigentes más emblemáticos de la «vieja guardia» leal a Perón a figura «demonizada» en la década del `80, se analizaron fuentes escritas producidas por la organización Montoneros y diversas agrupaciones del Peronismo Auténtico, documentos del archivo de la DIPBA, prensa del período, complementando dicho análisis con información extraída de testimonios orales a través de entrevistas a militantes de aquella época, como también el análisis de sus memorias en la bibliografía testimonial del período.

Por último y de modo más general, el trabajo se inscribe en la línea de estudios que en los últimos años han examinado las múltiples formas de la política en los años setenta, poniendo el foco en la participación institucional, las apuestas políticas legales y los proyectos de gobierno de la izquierda peronista, que acompañaron y/o tensionaron la reconocida estrategia armada (Monasterolo y Pittaluga, 2017; Cernadas y Lenci, 2021; Tortti y González Canosa, 2021; Friedemann, 2021; Cormick, 2023). Por este camino, se busca poner de relieve la diversidad de espacios, redes e iniciativas políticas no armadas que intentaron desplegar diversas figuras de la TR —en articulación con Montoneros— en el contexto represivo que se abre a partir de 1974 e incluso durante los años de la dictadura y la posdictadura.

El trabajo divide la trayectoria política de Oscar Bidegain en 5 momentos.[3] Una primera etapa que comienza en 1955 y se prolonga hasta la campaña electoral de 1973, en la que se destaca la participación de Bidegain en círculos de la resistencia peronista y posteriormente en el proceso de normalización del Partido Justicialista a principios de la década del setenta, junto a las disputas con sectores de la derecha del movimiento en la definición de las candidaturas. Una segunda etapa que se centra en la experiencia de su gobierno, entre mayo de 1973 y enero de 1974, en donde se analiza la relación con los grupos de la TR que integraron su gabinete, desde una dimensión política y afectiva. Una tercera etapa que va desde la muerte de Juan Domingo Perón en julio de 1974 hasta el golpe militar de marzo de 1976 en donde nos detendremos en la experiencia del Partido Peronista Auténtico y el vínculo —no sin tensiones— entre los «viejos peronistas» y la organización armada Montoneros. Una cuarta etapa que transcurre en el contexto de la dictadura militar, con el exilio de Bidegain y su familia. Aquí se examina la presencia del exgobernador en el lanzamiento del Movimiento Peronista Montonero en abril de 1977 en Roma, y su continuidad en la conducción de dicho órgano (junto a otros reconocidos peronistas revolucionarios) hasta diciembre de 1983. Finalmente, la quinta y última etapa, que va desde su frustrado intento de regreso al país en diciembre de 1983 hasta su vuelta definitiva post indulto de Carlos Menem, en 1989. Se analiza su colaboración en las agrupaciones políticas que dentro del peronismo expresaban la continuidad de Montoneros ya en la reconstrucción democrática (Intransigencia y Movilización y Peronismo Revolucionario), examinando las enormes dificultades de este colectivo para integrarse nuevamente en la política partidaria durante al alfonsinismo, bajo la hegemonía de la teoría de los 2 demonios y el proceso de la llamada Renovación Peronista.

1. De los años de la resistencia a las disputas en la reorganización partidaria (1955–1972)

En 1955 a sus 49 años de edad, Oscar Bidegain presidía el Bloque de Diputados Nacionales del Partido Peronista, habiendo sido elegido previamente Diputado Nacional por Buenos Aires en dos oportunidades (elecciones de 1948 y 1952), y nombrado Interventor Reorganizador del Partido Peronista de los Territorios Nacionales de Chaco, Formosa y Misiones. Tras el golpe militar que derrocó a Juan Domingo Perón en septiembre de 1955, Bidegain fue encarcelado junto a otros dirigentes del partido, condenado por los cargos de «asociación ilícita» en el Parlamento y «traición a la Patria» al haber promovido y votado leyes en el Congreso, entre otras, el Segundo Plan Quinquenal (Baschetti, 2005, p.3). Su permanencia en la cárcel (primero en Las Heras y luego en Caseros) se extendió por dos años, hasta el 26 de noviembre de 1957, cuando fue liberado.[4] De regreso a su ciudad natal, en la localidad bonaerense de Azul, es designado por Perón como integrante del Comando Táctico Nacional Peronista, participando desde este espacio en las acciones de la resistencia peronista. En ese marco, a comienzos de 1958, puede verse la presencia de Bidegain enviando mensajes y comunicados a la militancia peronista local, dando a conocer las directivas de Perón llamando a votar a favor del candidato de la Unión Cívica Radical Intransigente, Arturo Frondizi, en las elecciones presidenciales de febrero de ese año.[5]

Luego de la ruptura del pacto entre Perón y Frondizi, continúa la persecución en su contra, sufriendo atentados en su domicilio y compartiendo la represión estatal junto a otros dirigentes sindicales del ala combativa del peronismo, como Sebastián Borro y Andrés Framini.[6] Posteriormente, en la década del sesenta y bajo la permanente proscripción del peronismo, Bidegain se dedica a reorganizar la militancia en su región. Su activismo en la vida política del movimiento puede observarse también en su designación en 1965 como Presidente Honorario de la Comisión de Recepción a María Estela Martínez de Perón en su visita a Azul, y a partir de 1968, en su nombramiento como integrante de la Junta Nacional de Gobierno del Movimiento Peronista bonaerense (Bustingorry, 2022, p.62).

Ya en el contexto de normalización del Partido Justicialista (PJ) a principios de los años setenta, Bidegain ocupa varios cargos importantes: Delegado para la Reorganización del PJ en la Provincia de Buenos Aires y Secretario de la Junta Promotora en mayo de 1972; Secretario por la rama política en el Congreso Nacional del PJ en junio de 1972 (Ladeuix, 2006). En dichos espacios se enfrenta duramente con sectores de la derecha peronista como Manuel de Anchorena y Jorge Osinde, junto a la dirigencia sindical de la Unión Obrera Metalúrgica (Lorenzo Miguel, Ignacio Rucci, Luis Guerrero y Victorio Calabró) quienes disputaron férreamente la conducción del PJ bonaerense y el armado de las candidaturas para las elecciones de marzo de 1973. Luego de varios episodios de violencia en las internas y la anulación del congreso partidario que había proclamado la formula Manuel de Anchorena y Luis Guerrero para la gobernación, finalmente —con el apoyo explícito de Perón y Cámpora— Bidegain fue elegido candidato a gobernador junto a Victorio Calabró, prefigurando un sombrío escenario —dados los conflictos que marcaron la interna electoral— respecto del apoyo que la Central General de Trabajadores (CGT) brindaría a su futura gestión. Sin embargo, la tenaz resistencia demostrada por los grupos de la derecha político–sindical del movimiento contra Bidegain durante todo el proceso electoral, actuó como un aglutinante entre este y los militantes de la Tendencia Revolucionaria. La relación entre ambos actores se consolidó durante la campaña electoral, por razones políticas de diverso orden, entre las cuales podemos mencionar: la «prueba piloto» del trasvasamiento generacional en la provincia de Buenos Aires alentada por Perón (Urriza, 2004, p.62); la decisión de Montoneros de participar del juego electoral desarrollando a través de sus agrupaciones de superficie (fundamentalmente la Juventud Peronista Regionales) actividades legales y partidarias como una táctica efectiva para disputar la hegemonía dentro de las estructuras formales del movimiento (Anzorena, 1989, p.188; Lanusse, 2005, p.259); la falta de una base electoral propia que pudiera hacer frente al aparato sindical volcado en su contra en los actos de campaña (Amato y Boyanovsky Bazán, 2008, p. 193; Antúnez, 2015, p.89) a lo que debemos sumar un elemento de orden afectivo y personal, sus dos hijas, Gloria y Cristina, y su yerno Daniel Vaca Narvaja militaban en Montoneros, situación significativa a la hora de pensar las redes de sociabilidad y los vínculos más íntimos que rodeaban al futuro gobernador (Tocho, 2020, p.116).[7] El conjunto de estos elementos atravesados por una dinámica de enfrentamiento cada vez más virulenta al interior del peronismo, fue dando lugar al alineamiento político entre el viejo dirigente peronista y los grupos de la Tendencia que apostaron a la participación electoral y gubernamental.

2. La experiencia del gobierno bonaerense y su vínculo con la Tendencia Revolucionaria (25/5/1973 – 23/1/1974)

Por cuestiones de extensión en este apartado no haremos un análisis exhaustivo de su obra gobierno (Bustingorry, 2015; Tocho, 2021) más bien, a los fines de examinar su trayectoria política, nos centraremos en la relación que Bidegain mantuvo con los grupos de la TR durante su gestión (y las prácticas políticas desarrolladas por estos grupos en el ámbito estatal) en el marco de la dinámica de enfrentamientos con los sectores del sindicalismo encabezados por el vice gobernador Calabró, y con Perón luego de su regreso definitivo al país.

Como señalamos arriba, la relación «más pragmática» del gobernador con los grupos de la TR nacida al calor de la campaña electoral del verano de 1973, fue ganando mayor densidad al momento de los nombramientos en el gabinete, y ya con el correr de su gobierno, aquella cercanía se transformó en un vínculo más sustantivo. Si repasamos rápidamente los nombres y espacios que ocuparon, encontramos reconocidos militantes del peronismo revolucionario y de diferentes organizaciones armadas al frente de los Ministerios de Gobierno, Bienestar Social, Asuntos Agrarios y Obras Públicas, además de Subsecretarías en el Ministerio de Educación y Economía, y en la propia Gobernación.[8] Observando los itinerarios precedentes del conjunto de estos/as militantes–funcionarios/as, se pueden distinguir grupos con una inclinación por la participación y disputa al interior de las estructuras formales del Movimiento Peronista (en algunos casos en paralelo al sostenimiento de prácticas armadas), plasmada en experiencias de trabajo político, institucional, sindical, universitario y territorial previas, y una destacada formación técnica y profesional puesta al servicio de un programa de gobierno asociado a la idea del socialismo nacional.[9] Estos proyectos pensados como políticas públicas revolucionarias, y las prácticas de militancia radicalizada que desplegaron en y desde el Estado provincial en su quehacer cotidiano, marcaron notablemente la impronta del gobierno de Bidegain.[10]

Si bien algunos estudios plantean el alineamiento de Bidegain con la política de concertación del Pacto Social impulsada por Perón en esa época (Bustingorry, 2015 y 2021), cabe señalar que la gran cantidad de espacios en los que los grupos de la TR intervinieron —con dirigentes de Montoneros con acceso directo a la gobernación—; las funciones públicas de peso en las que se desempeñaron sus militantes; las medidas desplegadas y las prácticas de acción directa, activismo territorial, movilización popular y lucha contra la burocracia sindical que caracterizaron la gestión de éstos; entre otras, llevaron rápidamente a un enfrentamiento con Perón y a una ofensiva de los sectores de la derecha por recuperar los espacios de poder perdidos. Esta situación se tradujo desde los primeros meses de gobierno en presiones públicas sistemáticas por parte de Calabró y el aparato de la CGT para que Bidegain renuncie, junto a atentados en varias dependencias ministeriales controladas por la TR. En el mes de agosto de 1973, una primera crisis gubernamental dio como resultado la renuncia de Floreal Ferrara, Rolando García y Julio Troxler en sus cargos. En los meses siguientes, el clima de desestabilización que sufrió el gobierno se incrementó notablemente —en el marco de las tiranteces cada vez más evidentes de la relación entre Montoneros y Perón— y más aún con el lanzamiento del Operativo Dorrego, que pareció contradecir abiertamente las disposiciones de disciplinamiento interno y purga ideológica trazadas por el Documento Reservado.[11]

Finalmente, el ataque a la Guarnición Militar de la localidad de Azul por parte de la guerrilla del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) el 19 de enero de 1974, más el enérgico mensaje de Perón al día siguiente responsabilizando por estos hechos al gobernador bonaerense, sellaron el destino de Bidegain y los integrantes de la TR por fuera del gobierno.

3. El Partido Peronista Auténtico y el Movimiento Peronista Auténtico: la continuidad de la lucha en espacios alternativos dentro del peronismo (1974–1975)

Luego de la renuncia de Bidegain y la de todos los funcionarios de la TR a la gobernación, sucesivos episodios represivos y de enfrentamiento político (entre los que se destacan las intervenciones federales de Córdoba, Mendoza, Santa Cruz y Salta) marcaron el pulso de la interna peronista en los últimos meses de la presidencia de Perón y el gobierno de María Estela Martínez. Como señala Alicia Servetto (2010, p.208) lo que se buscaba era el desplazamiento de los sectores disruptivos y liquidar los bastiones de poder del peronismo revolucionario, asegurando el control de las provincias en representantes más confiables de la derecha político y sindical. En este marco, las críticas por lo que consideraban un gobierno alejado completamente de las pautas programáticas votadas el 11 de marzo de 1973, llegaron no solo desde Montoneros antes del fallecimiento de Perón, sino también de un conjunto de «viejos amigos y leales peronistas» en una solicitada de mayo de 1974,[12] que fue el antecedente de la Agrupación del Peronismo Auténtico (APA) lanzada formalmente en septiembre de ese año.[13] La APA representaba la creación de un frente político que nucleaba tanto a Montoneros como a viejos peronistas de la resistencia, ex gobernadores vinculados a la TR y figuras del sindicalismo combativo, quienes buscaban disputar la hegemonía dentro del peronismo luego de la muerte del líder, enfrentándose a la conducción del gobierno y del PJ en manos de Isabel Perón, López Rega y los sectores de la burocracia sindical.

Esta apuesta se consolidó con la formación del Partido Peronista Auténtico (PPA) el 11 de marzo de 1975, pensado ya como una estructura partidaria que buscaba competir y reemplazar al PJ en la lucha electoral, aunque replicando los mecanismos organizacionales de la tradición partidaria justicialista en todo el país (Juntas promotoras, delegados, congresos y asambleas) (Ladeuix, 2010; Cormick, 2023).[14] Precisamente en todas las instancias formales de su armado, Oscar Bidegain ocupó cargos relevantes: Presidente de la Junta Promotora Provincial, Miembro de la Junta Promotora Nacional,[15] y finalmente, Presidente del PPA votado en el Congreso Nacional Constitutivo celebrado el 16 de noviembre de 1975 en Córdoba. Entre los puntos de la plataforma votados ese día se encontraban: el pedido de renuncia a Isabel Perón, la convocatoria a elecciones generales, el levantamiento del estado de sitio, la derogación de la legislación represiva, la libertad a todos los presos políticos, la libertad de prensa y de acción política, la investigación de la Triple A y procesamiento de José López Rega, la democratización sindical y la reforma de la Ley de Asociaciones Profesionales, y por último, la conformación de un Frente de Liberación Nacional y Social convocando a todos los sectores sociales dispuestos a enfrentar al imperialismo.[16]

Profundizando en términos políticos e ideológicos las bases de esta experiencia partidaria, Bidegain nuevamente junto a Montoneros y otros referentes de la TR, encabezó el lanzamiento del Movimiento Peronista Auténtico (MPA) en septiembre de 1975. En su solicitada de lanzamiento, frente a lo que consideraban la destrucción del verdadero peronismo, anunciaban el camino de «transformación del Movimiento bajo la hegemonía de la clase trabajadora», asumiendo como principios básicos de acción: 1. La lucha total y definitiva por la liberación nacional y social, con la presencia de los trabajadores como columna vertebral; 2. La constitución de un Movimiento de Liberación Nacional, y 3. La integración de un Frente de Liberación Nacional junto a todos los sectores en lucha contra el imperialismo.[17]

Con todo, la experiencia del PPA fue sumamente breve, llegando a presentarse únicamente en las elecciones para elegir gobernador en Misiones en abril de 1975 y quedando en 3er lugar (9, 4% votos) por debajo del candidato del PJ (46%) y de la UCR (34%) (Rodriguez, 2000). Finalmente, en diciembre de 1975 el PPA fue proscripto por orden del Poder Ejecutivo nacional.[18]

Más allá de su oclusión, coincidimos con Cormick (2023) en la importancia de rescatar dicha experiencia como parte de aquellas iniciativas y prácticas políticas no armadas que, aunque de muy corta duración, materializaron en aquél convulsionado contexto histórico los intentos de figuras, sectores y organizaciones del peronismo revolucionario por seguir disputando —frente a la muerte de Perón y su exclusión del PJ— la dirección del Movimiento y su representatividad en espacios legales e institucionales. Asimismo, a pesar de las diferentes miradas y expectativas que surcaron la iniciativa del PPA —pensado como una herramienta central de la lucha política por parte de los «viejos» dirigentes como Bidegain, Framini y otros, frente a una concepción que la incluía como una dimensión más dentro de una estrategia de guerra revolucionaria sostenida por Montoneros—[19] lo cierto es que las condiciones represivas de detenciones y atentados que tuvieron como blanco al conjunto de sus militantes y dirigentes, limitaron hondamente las posibilidades de su continuidad.[20] Contribuyendo ese escenario de acorralamiento extremo, en un grado no menor, a la continuidad del vínculo político entre Bidegain y Montoneros en los años siguientes.

4. El exilio europeo y su integración al Movimiento Peronista Montonero (1977–1983)

Frente a la virulencia represiva del terrorismo de Estado implantado por la dictadura, Bidegain y su familia partieron al exilio en 1977.[21] Ya desde septiembre del año anterior, Montoneros, producto de la gran cantidad de bajas que había sufrido, decidió encabezar la «resistencia» fuera del país. A raíz de esto, la Conducción Nacional partió al exterior, promoviendo una reorientación de su política menos vinculada al enfrentamiento armado directo contra la dictadura, y más a la denuncia de los crímenes y violaciones a los derechos humanos a través de organismos y redes construidas en el exilio (Confino, 2021), como así también a la reconfiguración de su estructura institucional, que otorgaría mayor relevancia a las prácticas no armadas desde el exterior y a la ampliación de su frente político. Así nacería el MPM, presentado formalmente en Roma el 20 de abril de 1977. En la conferencia de prensa por su lanzamiento, puede verse junto a Firmenich, Secretario General del «nuevo movimiento», a Oscar Bidegain y Ricardo Obregón Cano (exgobernador de Córdoba vinculado a la TR). Constituido al igual que el MPA del año 1975, y al movimiento peronista de Perón y Evita del cual se consideraba su «heredero», el MPM fue organizado en ramas.[22] El documento fundacional del MPM bregaba en términos generales por el retorno a las consignas del FREJULI de 1973, exigía la renuncia de Martínez de Hoz, la rehabilitación de los partidos políticos y de la CGT, la liberación de todos los presos políticos y la publicación de las listas de desaparecidos, la desarticulación de la metodología represiva de torturas, y el llamado a elecciones generales en todos los niveles. El accionar militar no era abandonado aunque sí quedaba supeditado al cumplimiento de esos «ocho puntos» que el MPM presentaba como condición para la «pacificación».[23]

En el marco de esta política frentista por parte de Montoneros que llamaba a la unidad del peronismo y a su transformación, Bidegain participa junto a Firmenich y Vaca Narvaja de reuniones con referentes políticos del PSOE en Madrid, del PC italiano y de la Democracia Cristiana para obtener apoyos políticos en sus denuncias, dando a conocer la realidad argentina en foros europeos sobre las violaciones sistemáticas a los derechos humanos en nuestro país (Vaca Narvaja y Frugoni, 2002, p.207). En una entrevista al diario El País de España, en el contexto del Mundial 78, Bidegain acusa a la Dictadura de utilizar políticamente el campeonato de futbol para «lavar su cara» frente a los medios internacionales, y denuncia también el intento de secuestrar y asesinar a los dirigentes del Consejo Superior del MPM en la conocida «Operación México».[24] En ese reportaje, el ex gobernador presentaba al MPM bajo el lema «Resistir es vencer», y proclamaba «la necesidad de la unificación peronista para consolidar la resistencia política y sindical que debilite a la Junta», exigiendo conjuntamente «la democratización para lograr la pacificación».[25]

Ya en el marco de la Contraofensiva Estratégica lanzada por Montoneros durante los años 1979–80, las referencias a continuar la «resistencia popular» y el llamado a la unidad peronista estarán presentes también en mensajes grabados por Bidegain (y otros referentes del MPM como Puiggrós y Firmenich, junto a la música de J. M. Serrat) en cassetes enviados y distribuidos al país por los militantes durante sus operativos.[26]

Como es sabido, la Contraofensiva dio lugar a severas críticas dentro de la organización, teniendo como resultado 2 escisiones aceptadas por la Mesa Ejecutiva del MPM que integraba Bidegain. La primera ruptura la encabezaron Rodolfo Galimberti y Juan Gelman; la segunda, Miguel Bonasso, Susana Sanz, Jorge Lizaso y su yerno, Daniel Vaca Narvaja, entre otros.[27] Tal como podemos observar, las tensiones y diferencias entre la concepción de la estrategia armada como la forma predominante en la que se dirimiría la disputa política con la dictadura, y el peso de otras iniciativas y espacios de representación más amplios dentro del peronismo (incluso no montonero) que prodigaban otras formas de conducción interna y otras prácticas de oposición a la dictadura, persistieron —al igual que en el MPA— en la apuesta del MPM.

Si bien la Contraofensiva implicó el desarrollo de acciones insurreccionales y armadas, apostaba asimismo a la recuperación en el país de las redes de militancia previas y a la organización de la resistencia —en los mínimos márgenes en que se podía— en plano de la lucha sindical, política y cultural (Confino, 2021). No obstante, el saldo de muertes que dejó, contribuyó a una mirada «demencial» y de «suicidio» sobre su consecución —y sobre la Conducción Nacional de Montoneros en particular— extendiendo en algunos casos esa caracterización a la trayectoria primigenia de la organización y su creciente militarización (Gasparini, 1999; Bonasso, 2000; Amorín, 2005; Bufano, 2007). En ese marco, pocos análisis han reparado en la experiencia del MPM como un espacio de nucleamiento amplio y heterogéneo, que apuntaba en sus objetivos a la articulación de políticas comunes con otros actores del campo peronista y revolucionario, dentro de un repertorio de prácticas y un conjunto de demandas que no reparaban exclusivamente en las armadas.

Ya en el contexto de la guerra de Malvinas, Montoneros propuso sumar sus fuerzas al combate por las islas, medida que fue acompañada por el intento de organizar un regreso público al país de los ex gobernadores Bidegain y Obregón Cano, encabezando una comitiva de dirigentes políticos, sindicales y parlamentarios latinoamericanos solidarios con la causa de Malvinas. Esta propuesta fue totalmente rechazada por la dictadura militar (Perdía, 1997, p.344).

Como final de esta etapa, en el mes de diciembre de 1983 Bidegain junto a Obregón Cano y otros miembros del MPM retornaron al país. Un mes antes, en una carta abierta dirigida al presidente electo Raúl Alfonsín, los máximos dirigentes del MPM expresaban su compromiso y respeto con la voluntad democrática del pueblo y el proceso de institucionalización y pacificación en ciernes (acompañado del pedido de justicia por los crímenes cometidos por la dictadura militar), abogando por la «no repetición de los errores del pasado».[28] En conferencia de prensa, luego de arribar al aeropuerto de Ezeiza el día 20 de diciembre de 1983, Bidegain manifestó ante los periodistas «la disolución del Movimiento Peronista Montonero» y abogó por el «reflotamiento del Partido Auténtico», pidiendo recuperar su personería política y jurídica, en tanto fuerza que «proyectará para el futuro las esencias revolucionarias del peronismo».[29]

Sin embargo, su bienvenida al país no sería lo esperado. Con la sanción del decreto presidencial 157/83 que ordenaba el juzgamiento a las cúpulas de las organizaciones guerrilleras, las causas que jueces de la dictadura habían librado contra Bidegain y otros dirigentes del MPM durante el exilio fueron reactivadas, bajo el pedido de persecución penal por «asociación ilícita calificada», junto a Firmenich, Vaca Narvaja, Perdía y otros miembros de la cúpula montonera. En este contexto, Obregón Cano fue inmediatamente detenido, mientras que Bidegain junto a su mujer lograron escapar, quedando prófugo de la justicia y saliendo nuevamente del país primero a Brasil y luego rumbo a Madrid.[30]

Resulta interesante observar las editoriales críticas que medios como Clarín y La Nación realizaban sobre la llegada de los dirigentes exiliados, a quienes describían como «fantasmas sombríos» responsables de «motivar el estado de excepción y la represión del gobierno militar», calificando su retorno como «una amenaza para la conciencia moral de la incipiente democracia», por ser «los culpables de llevar al país al caos y de salvar sus vidas mientras muchos jóvenes morían por las mismas ideologías (...) pasado el vendaval, pretenden retornar al país como si nada hubiera ocurrido y —para colmo— suponen que van a ser recibidos con beneplácito general y consultados en los planes futuros».[31]

De esta forma, con el afianzamiento de la «teoría de los dos demonios» materializada en la política de juzgamiento del PEN y en el tratamiento general de la prensa, las esperanzas de Bidegain de reflotar el Partido Auténtico quedarían definitivamente truncas, aunque no así su cercanía y su participación en los proyectos políticos y espacios de militancia montonera, ya en el contexto democrático.

5. Los años `80: el estigma de Montoneros y el no lugar en la política democrática y el peronismo

A pesar de su condición de «prófugo» de la justicia, Bidegain en los ´80 en un nuevo exilio europeo, continuó ligado a los ámbitos de militancia política peronista encabezados por dirigentes de Montoneros. Un antecedente de este itinerario fue su apoyo a Intransigencia y Movilización Peronista (IMP) en 1982, agrupación que nació como una corriente interna del justicialismo (sosteniendo la candidatura de Vicente Saadi) y que perdió la interna partidaria contra la dupla Luder–Bittel. Su Mesa Nacional estuvo compuesta por Andrés Framini, Nilda Garré, Baby Práxedes Molina, entre otros reconocidos militantes de la TR. Finalmente, tras la derrota electoral del peronismo en las elecciones del 30 de octubre de 1983, IMP se diluyó. No obstante, en agosto de 1985, se lanzó la agrupación Peronismo Revolucionario. De su Consejo Nacional formaron parte Mario Firmenich (ya detenido), Fernando Vaca Narvaja y Roberto Perdía (prófugos), Oscar Bidegain (prófugo), Jorge Cepernic, Emilio Pérsico, Pablo Unamuno, Jorge Salmón, Gustavo Gemelli, Héctor Pardo, Rodolfo Galimberti e Inés López.[32] Se presentaban como una corriente interna del PJ con aspiraciones a conformar una alternativa de poder frentista, nacional y popular, antioligárquica y antiimperialista, en contra de las imposiciones del FMI. Cuestionaban duramente la política económica de Alfonsín (definida como una continuidad del programa de la dictadura) y apoyaban el plan de lucha de la CGT de Saúl Ubaldini (Celesia y Waisberg, 2010; Roland, 2023). También desde la agrupación realizaban una autocrítica de la lucha armada aunque reclamando la responsabilidad de todos, incluyendo a los que habían proscripto al peronismo en 1955 y los sectores internos que los habían perseguido. Por último, se oponían enfáticamente a la sanción de la Ley de Punto Final que establecía la paralización de los procesos judiciales iniciados en 1985 contra los miembros de las fuerzas armadas imputados por el delito de desaparición forzada de personas durante la dictadura militar.[33]

No obstante, en el contexto de hegemonía de la teoría de los dos demonios, con gran parte de su dirigencia presa o fuera del país, sumadas a las tensiones internas de la agrupación, el PR ocupó un lugar marginal en el proceso de transformación y conducción de la renovación peronista (Roland, 2023). Finalmente, el acercamiento con el candidato justicialista y luego presidente de la nación Carlos Menem, posibilitó el indulto de Oscar Bidegain y el resto de la cúpula de Montoneros, aunque su papel activo en la vida política del peronismo formaba ya más parte del pasado que del presente.[34]

Reflexiones finales

A lo largo de este artículo recorrimos algunas etapas y dimensiones de la trayectoria política de Oscar Bidegain. Ahora bien, ¿por qué aproximarnos a la carrera militante de este dirigente histórico del peronismo? Una respuesta posible es que pensamos la reconstrucción de su trayectoria como una «mirilla» a través de la cual poder observar y pensar algunos procesos políticos significativos de la historia política reciente de la argentina pos `55 y del peronismo, en una dinámica de cambio y continuidad, por ejemplo: 1. La radicalización política hacia la izquierda de algunos sectores y figuras dentro del peronismo en vinculación con los debates, crisis y reconfiguraciones de las identidades político–partidarias y culturales de los años `60 y `70 (los nexos entre diversos actores del peronismo, el marxismo, el mundo cristiano y el nacionalismo) y su confluencia como parte del campo de la nueva izquierda; 2. El encuentro y la relación (política y personal) de «los viejos» peronistas con la nueva generación de jóvenes militantes (en el caso de Bidegain, con sus hijas y yernos en particular) y los debates sobre el lugar de la lucha armada en la estrategia revolucionaria; 3. El paso del activismo militante y la lucha política de los sectores de la TR dentro de las estructuras tradicionales del peronismo (PJ, Movimiento Peronista —a secas—) a la creación y confluencia en espacios alternativos y redes de militancia por fuera del gobierno (Agrupación, Movimiento y Partido Auténtico, Movimiento Peronista Montonero); 4. La relación compleja de Montoneros con el conglomerado más amplio de la TR y en especial, con los «viejos» dirigentes de la rama política y sindical (como Bidegain, Obregón Cano, Framini, entre muchos otros), y 5. La ampliación de estrategias de lucha y apuestas políticas no exclusivamente armadas dentro de un horizonte revolucionario; por mencionar solo algunos.

Como intentamos observar a lo largo de este trabajo, para comprender su trayectoria consideramos necesario atender a la combinación de una dinámica política de extrema disputa al interior del peronismo (notable desde principios de los `70, y de manera mucho más exacerbada a partir de la muerte del líder), que conllevó la persecución de los/as militantes y funcionarios/as de la TR en el gobierno y el consiguiente constreñimiento de las estructuras legales del movimiento, y —en respuesta a esto— el desarrollo de redes de sociabilidad y espacios de militancia política en constante cambio y transformación, incluso en el ámbito geográfico, construidas por los grupos de la TR en los años posteriores al fallecimiento de Perón y durante el régimen militar.

Reconstruir cómo y en qué contextos específicos se articularon esos nexos (político– afectivos) entre los «viejos peronistas auténticos» y los «jóvenes guerrilleros», entre las prácticas político–institucionales y las armadas, nos permitió comprender el derrotero de Bidegain no tanto en una clave de ruptura radical, sino como un proceso de desplazamiento y radicalización en sus posicionamientos y espacios políticos desde su identidad peronista, en función del acercamiento e integración con la organización Montoneros.

En suma, no es la intención encontrar en este recorrido puntos de inflexión que denoten un quiebre sustantivo en su trayectoria política, más bien resulta atractivo pensar su devenir a la luz de las disputas que surcaron al peronismo en los años `70, junto a los efectos más prolongados de esas tensiones en el marco de la dictadura militar y luego en la transición democrática, brindando algunas claves para comprender la dificultosa integración —cuando no, abierta exclusión— de este actor (los grupos de la TR) en la etapa alfonsinista y bajo la teoría de los dos demonios, como sujetos legítimos de la contienda política, incluso dentro del peronismo.

Por último, la reconstrucción y análisis de su carrera militante en las etapas subsiguientes a la de su reconocida gestión al frente de la provincia de Buenos Aires, permitió conocer su desplazamiento geográfico en las redes del exilio y su inserción en los nuevos espacios de sociabilidad y militancia conducidos por Montoneros —cumpliendo un rol destacado en sus frentes y estrategias políticas ampliadas— lo cual contribuye a una complejización de aquellas lecturas que desde el campo historiográfico y testimonial solo han reparado en las practicas militaristas de la organización como dimensión unívoca de su accionar.

En respuesta a estas miradas simplificadoras y/o demonizadoras de las organizaciones armadas en general y de Montoneros en particular, la trayectoria de Bidegain hecha luz tambien sobre la amplitud de alianzas, estrategias y apuestas —no sin tensiones— que Montoneros estableció en diversos contextos con dirigentes históricos y figuras combativas del peronismo, quienes buscaron hasta muy entrados los años ´70 y `80 disputar los sentidos, el programa y la dirección del peronismo en una clave revolucionaria, aunque no excluyentemente armada.

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Notas

[1] La potencialidad de este enfoque radica en que permite analizar específicamente una dimensión —en este caso, la política— dentro de la experiencia biográfica más general de los sujetos, recuperando las tramas sociales y los lugares físicos por los que transitan los actores, y que influyen en sus reconfiguraciones identitarias y posibles desplazamientos político–ideológicos. Esta perspectiva permite por tanto visualizar la importancia de los grupos, redes de sociabilidad y espacios de nucleamiento (agrupamientos colectivos, institucionales, político–organizacionales, partidarios, etc.) en la construcción de sentidos, prácticas y decisiones de los sujetos analizados, observando además la relación dinámica con el contexto, elementos que se van actualizando en el espacio y en el tiempo. Ver Agrikoliansky, E. (2017, pp.167–192); Meccia, E. (2020); Cucchetti, H. (2010). Un ejemplo interesante de la aplicación de este enfoque y cercano a nuestro caso puede verse en el análisis de Codesido, N. (2020) sobre la trayectoria de Julio Troxler.
[2] Para un análisis del uso del concepto de radicalización en los estudios sobre la nueva izquierda ver González Canosa y Chama (2021).
[3] Por razones de extensión y dados los objetivos específicos planteados, en este trabajo no se analizaran las etapas iniciales de la carrera política de Oscar Bidegain y los dos primeros gobiernos peronistas (1946–1955) en los que se desempeñó como legislador. Solamente y a modo de brindar una sucinta referencia de sus filiaciones políticas tempranas, podemos mencionar su participación en los grupos del nacionalismo conservador durante de la década del `30 (Legión Cívica, Acción Nacionalista Argentina y la Alianza Libertadora Argentina) y su apoyo a la Revolución del 4 de junio de 1943, integrándose al peronismo. En 1946 funda el Partido Peronista en su localidad natal, Azul. Ver Bustingorry, H (2015) y Baschetti, R (2005).
[4] Comisión Provincial por la Memoria (CPM),Fondo Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPBA), R8774, 3.
[5] CPM, Fondo DIPBA, R8774, 6.
[6] Un dato interesante y poco conocido es la mención de Oscar Bidegain, entre la prensa socialista, como uno de los posibles compañeros de fórmula de Andrés Framini en las elecciones provinciales de 1962, opción que contaría con el apoyo de Augusto Vandor. Ver Tortti (2009, p.268).
[7] Gloria y Cristina integraron las filas de la JP–Montoneros a comienzos de los años setenta y fueron perseguidas por su militancia debiendo exiliarse luego del golpe de 1976. Gloria se casó con Daniel Vaca Narvaja, quien militaba en Montoneros y ocupó bajo ese encuadramiento el cargo de Director de la Asesoría Provincial de Desarrollo (ASPRODE) durante la gestión de Oscar Bidegain en la provincia. Su hermano, Fernando, fue miembro de la Conducción Nacional de Montoneros hasta su disolución, y mantuvo también un estrecho vínculo personal con Bidegain y su familia, quienes lo ayudaron a salir herido del país en 1977 vía Uruguay y luego Méjico, hasta llegar a Italia para el lanzamiento del MPM (testimonio de Fernando Vaca Narvaja en «El Método Rebord #37 – Fernando Vaca Narvaja», 31/07/2022. https://www.youtube.com/watch?v=ZhqKsIDmVrs 2hs02min). Alejandro Peyrou, militante de Montoneros (y luego de JP–Lealtad) quien ocupó el cargo de Subsecretario de Asuntos Agrarios bonaerense, describe los inicios de la relación de Bidegain con los jóvenes montoneros, y la evolución del vínculo político entre ambos. «Yo creo que él era un médico de Azul, prestigioso, de la clase alta de azul, de mentalidad de clase alta de un pueblo, peronista conservador digamos, leal a Perón, se encuentra en ese lugar y Calabró le empieza a patear los tobillos, de paso, Gloria se engancha con Daniel, que era muy importante dentro de la orga, la madre se pone totalmente de acuerdo con la hija, no había tanto ideología primero como sí la cosa personal, después sí, ya en el ´76–´77, con el exilio, el compromiso de él es total». Entrevista con la autora, CABA (2012).
[8] Por mencionar solo algunos: Gobernación: Rolando García, Daniel Vaca Narvaja, Gloria Bidegain, Norberto Habegger, Bernardo Alberte, Leandro Maissonave; Ministerio de Gobierno: Ernesto Jauretche, Julio Troxler, Norma Arrostito, Juan Carlos «el hippie» Alsogaray, Andrés Framini, Carlos Caride, Sergio Caletti; Ministerio de Bienestar Social: Floreal Ferrara, Flora Castro, Eliseo Morales, Alejandro Mayol, Leopoldo Halperín, Amalia Ramella y Raúl Piñeyro; Ministerio de Asuntos Agrarios: Guillermo Gallo Mendoza, Alejandro Peyrou, Hugo Bacci, Carlos Miguel; Ministerio de Obras Públicas: Alberto González, Pablo Escolar, Ricardo Rubio, Marina Siri, Eduardo Casado; Ministerio de Educación: Alcira Argumedo. «Descalabro en la provincia», Solicitada, El Descamisado, Año 1, N°38, 5 de febrero de 1974, p. 30; CPM – Fondo DIPBA, Mesa «Referencia», Legajo 16223 «Nómina de autoridades provinciales»; Pozzoni (2017); Tocho (2021).
[9] Un primer grupo fue el Consejo Tecnológico del Movimiento Nacional Justicialista dirigido por Rolando García. Un segundo grupo estuvo formado por los militantes de la FURN/JP–Montoneros de La Plata, Berisso y Ensenada y el Movimiento Revolucionario Peronista. Un tercer grupo provino de la organización Descamisados (ya fusionada con Montoneros a comienzos de 1973). Finalmente, el cuarto grupo lo conformaron los Equipos Político–Técnicos de la JP. Tocho (2020)
[10] Es interesante señalar que, para la conducción de FAR y Montoneros, la participación electoral y la intervención en el gobierno siempre fueron consideradas como una táctica, dentro de una estrategia mayor de guerra integral y lucha armada para la toma del poder, nunca abandonada por las organizaciones armadas. No obstante, muchos de los integrantes de la TR que desempeñaron cargos en el gobierno provincial, en el transcurso de esa experiencia, resignificaron su militancia en el Estado como un momento central y una práctica sustancial del proceso revolucionario mismo. Ver Tocho (2021)
[11] Como parte de las directivas emanadas de este documento, se estipulaba el inicio de un «estado de guerra permanente contra la infiltración marxista que sufría el Movimiento Nacional Justicialista». En la práctica esto significó una «caza de brujas» de los grupos de la derecha peronista contra los militantes de la Tendencia. «Drásticas instrucciones a los dirigentes del Movimiento para que excluyan todo atisbo de heterodoxia marxista: el Documento Reservado», La Opinión, 2/10/1973. (Franco, 2012; Merele, 2016)
[12] Al General Perón de sus viejos amigos y leales soldados peronistas”. Agrupación del Peronismo Auténtico, El Peronista, Nº 4, 14/5/74. Solicitada firmada por Andrés Framini, Sebastián Borro, Armando Cabo, Arnaldo Lizaso y Dante Viel.
[13] Su Mesa Ejecutiva estaba compuesta por Andres Framini, Armando Cabo, Arnaldo Lizaso, Miguel Zabala Rodríguez y Baby Práxedes Molina.
[14] En el documento inaugural que se leyó en el emblemático restaurant Nino donde se hizo la presentación, se afirmaba que: «El triunfo histórico del 11 de marzo de 1973 sellaba tambien el compromiso de no negociar la sangre derramada ni la pesada deuda que la Nación tiene con los trabajadores. Crear el Partido Autentico es salvar al peronismo al crear un auténtico partido Peronista que entronque con la historia de sus 30 años de lucha». La propuesta de volver a las consignas del 11 de marzo, recuperar el trabajo legal en los frentes de masas, sobre todo en el electoral, con una presencia más pública, le permitió a Montoneros contar con el apoyo de muchos dirigentes de la TR y sectores de la militancia peronista combativa que no necesariamente habían estado encuadrados en la organización. Al decir de Framini «Nosotros con el Auténtico no sacamos los pies del plato, lo hicimos porque no estábamos de acuerdo con López Rega y con Isabel». Testimonio de Andrés Framini en Jauretche, E. (1997, p.246)
[15] La Junta Promotora Nacional del PPA estaba compuesta por: Andrés Framini y Dante Viel (Capital Federal); Oscar Bidegain, Miguel Zavala Rodríguez, Norberto Habegger, Armando Cabo, y Arnaldo Lizaso (Buenos Aires); Jorge Cepernic (Santa Cruz), Antonio Lombardich (Córdoba), Felipe Gallardo (Chaco), Mario Aguirre (Santa Fe) Gerardo Bavio (Salta), Alberto Martínez Baca (Mendoza) e Ismael Salame (Tucumán). CPM. Fondo DIPBA– Carpeta Partido Auténtico.
[16] Congreso y Propuestas del Partido Auténtico», La Nación, 17/11/1973. CPM – Fondo DIPBA, Carpeta Partido Autentico.
[17] Solicitada del MPA, «Por la patria, por la clase trabajadora y el pueblo, por Evita y por Perón. Recuperemos el Movimiento Peronista», Clarín, 21/9/1975. CPM – Fondo DIPBA, Carpeta Partido Autentico.
[18] Solicitada «Otra vez las proscripciones», Clarín 27/12/1975. Firmada por Oscar Bidegain, Norberto Habegger, Jorge Cepernic, Jorge Lizaso, Miguel Zabala Rodríguez, Armando Cabo y Pablo Fernández Long.
[19] Esta «doble lógica» política (que intentaba articular la lucha armada con la vía legal–institucional) fue palpable en Montoneros a partir del año 1972 con su apoyo a la salida electoral y se materializó, como señalamos, en 1973 con su participación en el gobierno de Bidegain (entre otras experiencias de gestión en ámbitos públicos). Asimismo se prolongó en esta apuesta frentista y electoral del APA, PPA y del MPA en 1974–1975, en paralelo a la continuidad de su estrategia armada y de «ofensiva» militar para fines del año 1975 con el lanzamiento de milicias en su estructura interna. Ver Tocho (2020); Gillespie, R. (1987, p.229).
[20] En el mes de noviembre de 1975, Bidegain tuvo un pedido de captura y su casa de Azul fue allanada por la denuncia de tenencia de armas, sufriendo amenazas él y su familia de grupos de la Triple A. Otros episodios fueron la bomba que estalló en el local donde iba a realizarse el Congreso Nacional del PA en Córdoba el 16 de noviembre de 1975; la prohibición del Acto Público del PA en el Club Huracán el 20 de noviembre, la detención de Hugo Vaca Narvaja que actuaba como su apoderado, y de Antonio Prieto miembro de la Junta Nacional, entre otras. Solicitada del PA, “El ataque a Bidegain”, Clarín,23/11/1973.
[21] Ese año, todos sus bienes fueron confiscados. CPM – Fondo DIPBA, Nomina de Interdictos.
[22] A las tradicionales «Sindical», «Juvenil», «Política» y «Femenina» habían sumado la de «Intelectuales, Profesionales y Artistas» y la «Agraria». El Consejo Superior del MPM quedó establecido de la siguiente manera: Firmenich como Secretario General (que, además, conducía el Partido Montonero y el Ejército Montonero); Gonzalo Chaves por la Rama Sindical; Oscar Bidegain y Ricardo Obregón Cano por la Rama Política; Lidia Massaferro y Adriana Lesgart por la Rama Femenina; Rodolfo Galimberti y Manuel Pedreira por la Rama Juvenil; Rodolfo Puiggrós por la Rama de Profesionales, Intelectuales y Artistas y Osvaldo Lovey por la Rama Agraria. Además se constituyeron dos secretarías que quedarían en manos de militantes montoneros: la de Relaciones Exteriores, a cargo de Fernando Vaca Narvaja, y la de Prensa y Difusión, compartida por Miguel Bonasso y Juan Gelman. Movimiento Peronista Montonero, «Documento de Roma», abril de 1977, disponible en: http://eltopoblindado.com
[23] Movimiento Peronista Montonero, «Documento de Roma», op. cit.
[24] Fraguas, Rafael, «Oscar Bidegain, dirigente del MPM: No puede haber negociación con la Junta Militar argentina», El País, Madrid, 3/5/78. Para más información de la «Operación México» ver Confino (2021, 65–66) y el clásico libro de Bonasso (1984).
[25] Ibid.
[26] CPM– Fondo DIPBA, Mesa DS, Legajo 17026.
[27] Para un análisis pormenorizado de los posicionamientos y críticas realizadas por estos grupos, ver Slipak, Daniela Discutir Montoneros desde adentro. Buenos Aires, Siglo XXI, 2023.
[28] Firmaban la carta Bidegain, Obregón Cano, Firmenich, Perdía y Vaca Navaja. «Carta abierta al señor presidente electo de la república argentina Dr. Raúl Alfonsín», Clarín, 3/12/1983.
[29] Se disolvió Montoneros. Fueron detenidos Obregón Cano y Bidegain», Clarín, 21/12/1973.
[30] Quedó detenido Obregón Cano y continúa prófugo Bidegain», La Prensa, 23/12/1983. CPM– FONDO DIPBA, DS, Varios 21332. En los recortes de prensa pueden verse numerosas solicitadas de la Mesa de Intransigencia y Movilización Peronista pidiendo la libertad de Obregón Cano, y el cese de las causas penales para Bidegain y el resto de los dirigentes montoneros que no regresaron al país.
[31] Clarín, 7/12/1983; La Nación, 7/12/1983. Citado en Lastra, Soledad Volver del exilio: Historia comparada de las políticas de recepción en las posdictaduras de la Argentina y Uruguay, 1983–1989. La Plata: UNLP; Posadas: UNM; Los Polvorines: UNGS, 2016. Ver también Cicutín, Jorge et al Argentina 1983. Buenos Aires. CEAL, 1984.
[32] CPM– Fondo DIPBA, Mesa DS, Legajo 35041.
[33] Solicitada del Consejo Federal del Peronismo Revolucionario», Clarín, 19/12/1986.
[34] Decreto Nacional 1.003/1989, Buenos Aires, 6 de octubre de 1989, Boletín Oficial.

Notas de autor

* Fernanda Tocho es Profesora de Historia y Doctora en Historia por la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Universidad Nacional de La Plata. Becaria posdoctoral del CONICET. Docente de la Maestría en Historia y Memoria. Sus investigaciones se centran el análisis del pasado reciente argentino, particularmente las trayectorias de militancia revolucionaria dentro del peronismo. Es autora de numerosos artículos académicos y capítulos de libros referentes a dichas temáticas.
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