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Resumen:
El carácter multifacético de los estudios lingüísticos deriva directamente de la complejidad del fenómeno sobre el cual cada escuela lingüística define su objeto de estudio (Lavandera, 1984). La pertinencia de conocimientos de pragmática y gramática se asienta en la idea de que la lingüística se hamaca entre una fase humanística y un enfoque lógico–matemático: para muchos autores pragmática y gramática no pueden reunirse y tienen desempeños independientes (Verschueren, 2002; Fuentes Rodríguez, 2013); para otros, se trata de disciplinas complementarias y se auxilian en situaciones de descripción y explicación lingüística (Escandell Vidal, 1996).
Consideramos que la cooperación de conocimientos entre pragmática y gramática se constata en el discurso, donde los hablantes modalizan sus enunciados y expresan las posibles actitudes del hablante (modus) hacia lo dicho (dictum) (Bally, 1932; Ridruejo, 2000). En este trabajo indagaremos relaciones entre estas disciplinas con base en ejemplos de empleos de modalizadores, descriptos como adverbios oracionales desde la morfosintaxis y la periferia izquierda, para valorar efectivamente el alcance sobre la construcción de significado/s en enunciados discursivos.
Palabras clave: modalización, adverbios oracionales, enunciados cotidianos, significados.
Abstract: The multifaceted nature of linguistic studies derives directly from the complexity of the phenomenon on which each linguistic school defines its object of study (Lavandera, 1984). The relevance of knowledge of pragmatics and grammar is based on the idea that linguistics swings between a humanistic phase and a logical-mathematical approach: for many authors pragmatics and grammar cannot be combined and have independent performances (Verschueren, 2002; Fuentes Rodríguez, 2013); for others, they are complementary disciplines and assist each other in situations of linguistic description and explanation (Escandell Vidal, 1996). We consider that the cooperation of knowledge between pragmatics and grammar is observed in discourse, where speakers modalize their statements and express the possible attitudes of the speaker (modus) towards what is said (dictum) (Bally, 1932; Ridruejo, 2000). In this work we will investigate relationships between these disciplines based on examples of uses of modalizers, described as sentence adverbs from the morphosyntax and the left periphery, to effectively assess the scope of the construction of meaning/s in discursive statements.
Keywords: modalization, sentence adverbs, everyday statements, meanings.
Resumo: A natureza multifacetada dos estudos linguísticos deriva diretamente da complexidade do fenômeno sobre o qual cada escola linguística define o seu objeto de estudo (Lavandera, 1984). A relevância do conhecimento da pragmática e da gramática baseia-se na ideia de que a linguística oscila entre uma fase humanística e uma abordagem lógico-matemática: para muitos autores a pragmática e a gramática não podem ser reunidas e ter desempenhos independentes (Verschueren, 2002; Fuentes Rodríguez, 2013); Para outros, são disciplinas complementares e auxiliam em situações de descrição e explicação linguística (Escandell Vidal, 1996). Consideramos que a cooperação de conhecimentos entre a pragmática e a gramática se verifica no discurso, onde os falantes modalizam seus enunciados e expressam as possíveis atitudes (modus) do locutor em relação ao que foi dito (dictum) (Bally, 1932; Ridruejo, 2000). Neste trabalho investigaremos as relações entre essas disciplinas com base em exemplos de usos de modalizadores, descritos como advérbios sentenciais da morfossintaxe e da periferia esquerda, para avaliar efetivamente o alcance da construção de significado(s) em enunciados discursivos.
Palavras-chave: modalização, advérbios sentenciais, enunciados cotidianos, significados.
Presentación
Para muchos autores pragmática y gramática no pueden reunirse y tienen desempeños independientes como dos paradigmas o perspectivas de investigación (Verschueren, 2002; Fuentes Rodríguez, 2013); para otros, se trata de disciplinas complementarias y se auxilian en situaciones de descripción y explicación lingüística (Escandell Vidal, 1996), o se detienen en los mecanismos inferenciales del significado lingüístico (Reyes, 2018). La participación de ambas disciplinas se asienta en la idea de que la lingüística se hamaca entre una fase humanística y un enfoque lógico–matemático. Este carácter multifacético de los estudios lingüísticos deriva directamente de la complejidad del fenómeno sobre el cual cada escuela lingüística define su objeto de estudio (Lavandera, 1984). La cooperación de conocimientos entre pragmática y gramática se constata en el discurso cotidiano, donde los hablantes modalizan sus enunciados suspendiendo la asignación de verdad por condiciones externas y funcionales, y recurren a determinadas clases de palabras como los adverbios oracionales (RAE, 2010; Fernández Leborans, 2011) que expresan las posibles actitudes del hablante (modus) hacia lo dicho (dictum) (Bally, 1932; Ridruejo, 2000).
En el empleo de modalizadores (Maingueneau, 1990) como «igual» y «es verdad que», «la verdad» que funcionan de manera de asegurar lo que se dice, de presentar y jerarquizar el acto mismo de decir algo en los márgenes de lo creíble, confiable, el hablante recurre a adverbios oracionales que expresan la actitud del hablante (modus) hacia el dictum modificando la fuerza ilocutiva de dicha oración concertadas en el nodo fuerza, en la descripción de la periferia izquierda (Rizzi, 1997; Serret Lanchares, 2012).
Nuestra hipótesis afirma que estas opciones lingüísticas median la relación entre disciplinas, pragmática y gramática, que diluyen sus bordes y concilian diferencias con aportes mutuos; reflejan una elección funcional del hablante y afianzan la distinción entre el significado literal y el que el hablante realmente quiere transmitir, apoyado en la cooperación equilibrada y conciliatoria de conocimientos.
En este trabajo indagaremos relaciones entre pragmática y gramática con base en ejemplos de empleos de modalizadores, descriptos como adverbios oracionales desde la morfosintaxis y la periferia izquierda, para valorar efectivamente el alcance sobre la conformación de la oración y sobre su/s significado/s en enunciados cotidianos.
Concluimos que al usar la lengua en enunciados, muchos elementos lingüísticos conforman una semántica propia que es necesario reconocer y describir, que requiere esfuerzo de análisis y de desprendimiento si se quiere disociarlos (Benveniste, 1985) y que prueban que es posible el auxilio entre pragmática y gramática, conservando el eje de investigación y explicación, pivoteando en una de ellas según interés del investigador, como habitualmente se hace en casos de interdisciplinas.
1- Pragmática y gramática: interrelaciones disciplinares
1.2 Enfoque tradicional
La gramática tradicional y la descriptiva conciben a la oración como el límite máximo para la descripción de las formas lingüísticas y no consideran el estudio del uso en contexto (Di Tullio, 2014; Lavandera, 1984). No obstante, desde algunas propuestas actuales se han presentado como posibilidad de estudio las relaciones entre oraciones, en párrafos y secuencias más extensas. Es el caso de propuestas de macrosintaxis, que estudia la integración y continuidad estructural entre la oración y el discurso en una propuesta que focaliza la interrelación entre el nivel microsintáctico (intraoracional) y el macrosintáctico (interoracional). Esta perspectiva denominada o identificada como pragmalingüística, se presenta como un ámbito favorable para integrar los aspectos léxico–gramaticales y su proyección pragmático–discursiva en estructuras más amplias como los párrafos, las secuencias textuales o las intervenciones dialogales (Fuentes Rodríguez, 2017).
Desde otra mirada, Escandell Vidal (1996) afirma que gramática y pragmática son disciplinas complementarias: la gramática considera aspectos formales y constitutivos del sistema lingüístico, en tanto los estudios pragmáticos se encargan de elementos y factores extralingüísticos que determinan en grado diverso, el uso y la interpretación de secuencias gramaticales[1]. A la vez de complementarse, estas disciplinas se oponen, ya que la primera se encarga de la oración y la segunda del enunciado, una propone explicaciones formales y falseables, frente a la otra, con explicaciones funcionales y probabilísticas; con metas orientadas a la corrección gramatical y a la adecuación lingüística respectivamente.
Esto afirma la idea de una gramática en parte dependiente del contexto, que supone que las condiciones de uso están codificadas y que los elementos cuentan con posibilidades de empleo en ciertas circunstancias específicas o situacionales. En otras palabras, se propone una gramática que pueda estudiar los condicionamientos externos que exige el uso de determinado segmento lingüístico, como parte de la matriz de rasgos constitutivos a la par de las restricciones combinatorias y su conformación sintáctica. Los rasgos opuestos entre ambas disciplinas son:
Por su parte Graciela Reyes completa la visión de la pragmática con interesantes observaciones que la individualizan, y subsumen todo estudio particular de la lengua. La pragmática surgió por la necesidad de explicar significados que excedían los bordes de la gramática, lo que llevó a los investigadores a indagar sobre la relación entre la lingüística, el significado y el contexto. La Pragmática inicia sus estudios en los intersticios en los que el significado depende del contexto de enunciación o de difusión; se encarga de esa porción de significado que no puede ser analizado según el criterio del valor de verdad. Aclara Reyes (1996) que ese exceso de significado es incluido por la gramática en los estudios de temas como deícticos, implicaciones o fenómenos convencionales, entre otras categorías y conceptos, asumiendo que todo lo lingüístico le compete exclusivamente a la gramática.
En definitiva, los estudios pragmáticos parecen concentrarse en dos problemas interconectados: uno en relación con la estructura de la lengua y otro dirigido a los mecanismos inferenciales que posibilitan la comunicación. En el primer caso se atiende a ciertos fenómenos lingüísticos que presentan discrepancia entre el significado gramatical y el contextual, por lo que requieren de la complicidad de la gramática para su explicación. Esta descripción va del lenguaje al contexto con el único fin de precisar más adecuadamente la estructura del código lingüístico: en estos casos se entiende la pragmática como disciplina complementaria de la gramática, dedicada a observar cómo afecta la función comunicativa a la estructura gramatical de las lenguas, similar al enfoque de Escandell Vidal presentado en párrafos anteriores. El segundo grupo de problemas del lenguaje en contexto, atiende al estudio de la comunicación lingüística en diversidad de contextos y se pregunta por qué elegimos esa manera de decir y cómo puede entender el interlocutor exactamente el significado implícito o implicado. En este caso, la pragmática se ocupará de los mecanismos inferenciales de la comunicación por los cuales comprendemos lo implícito en un enunciado, y atenderá al problema en la distinción entre el significado lógico– gramatical y el significado contextual como ocurre en el caso de la metáfora o la ironía. En esta línea se cuestionan los procesos inferenciales mediante los cuales los hablantes producimos e interpretamos significado lingüístico y comprendemos lo implícito. Se destaca el interés en estudiar el contexto en el que se produce el enunciado y que determina en gran parte lo que ese enunciado significa: principios que guían la comprensión de lo que se comunica implícitamente, del significado de los signos lingüísticos puestos en uso. Esta definición de Pragmática propone el estudio de la relación entre lo dicho y lo comunicado por implicación (Grice, 1991).
1.2 Otro enfoque
Desde otro enfoque, pragmática y gramática son modos de estudiar la lengua, o perspectivas disciplinares desde donde estudiar el lenguaje. La Pragmática se ocupa del estudio del significado generado por un enunciado en un contexto particular, dialogal, dinámico, humano, intencional o direccionado; se detiene en el estudio de recursos que emplea el hablante habitualmente en contextos específicos para generar determinados significados, que funcionan socialmente, a la vez que estudia la forma discursiva del enunciado, donde también se capitalizan el contexto y el género discursivo (Fuentes Rodríguez, 2013).
Lejos de ser vistas como componentes en el estudio del lenguaje, el primero formado por estrategias y el segundo por las reglas y estructuras de un código, ambas disciplinas se encargan de estudiar la lengua y lo que hace posible la comunicación humana. El hablante tiene a su disposición una serie de datos gramaticales de los que toma elementos para construir enunciados que resulten adecuados al contexto de comunicación; la lengua se estudia teniendo en cuenta el entorno lingüístico en que se produce el encuentro, cómo interactúa y condiciona el mensaje: no hay lengua independiente del contexto sino una lingüística pragmática donde el producto lingüístico nunca es exclusivamente un código sino un enunciado en situación, en un entorno determinado y en una relación interpersonal. En definitiva, creemos que esta línea de investigación se refiere a poder explicar las rutinas de las reglas de uso y cómo se utiliza el conocimiento implícito de la lengua que tiene todo hablante nativo: es aquí donde se requiere de modelos y teorías diferentes a los generativistas, lo cual no implica un desplazamiento excluyente de conceptos anteriores ya que se reconocen reglas y otros mecanismos sutiles con los que se estudian fenómenos gramaticales[2].
Un enfoque particular es el de la pragmática como una perspectiva general a la vez cognitiva, social y cultural de los fenómenos lingüísticos en relación con el uso en formas de comportamiento; se sitúa en teorías del uso basadas en la actuación y el comportamiento, y en teorías relacionadas con los conocimientos lingüísticos que permiten al hablante usar las estructuras de su propia lengua y generar significado[3] dado que tiene en cuenta la contribución activa de los usuarios del lenguaje a los procesos de discusión, con una activación intencional o más espontanea. La pragmática se dedica al estudio de los mecanismos y motivaciones que originan elecciones lingüísticas del hablante, para adaptar la forma y el contenido del mensaje a los efectos que se intentan obtener (Verschueren, 2002)[4]. En este enfoque, la pragmática apoya el enlace entre la lingüística y las ciencias sociales lo que la relaciona directamente con el análisis del discurso, atiende al efecto del enunciado en el contexto social en el que se lleva a cabo, al sentido de una expresión según la intención del hablante, del destinatario y según la estructura misma dispuesta para decir más de lo que se dice[5].
Concluimos que el tratamiento de la pragmática en casos de las propuestas de Pragmalingüística y Macrosintaxis difiere del de la Pragmática como perspectiva de investigación y estudio del lenguaje, donde se define Pragmática atendiendo a todo funcionamiento significativo, lingüístico y contextual, frente a los planos y estratos para el análisis que proponen las líneas teóricas mencionadas (Verschueren, 2002). Dado que se enfatiza la relación funcional del lenguaje y otras facetas de la vida humana, en contextos de uso reales, para hacer pragmática es necesario seleccionar focos de investigación que justifiquen cada vez sus campos de investigación interdisciplinarios, sus propias fronteras temáticas y metodológicas[6].
2-Adverbios de oración como modalizadores enunciativos
En este apartado nos proponemos describir en discursos cotidianos, casos de la variedad de habla santafesina, en los que encontramos locuciones adverbiales como «es verdad que», «la verdad», que funcionan para asegurar lo que se dice, para amparar o proteger la apreciación personal, para jerarquizar o distinguir el acto mismo de decir algo en los márgenes de lo creíble y confiable para el hablante. Gramaticalmente, se recurre a adverbios oracionales que expresan la actitud del hablante (modus) hacia el dictum modificando la fuerza ilocutiva de dicha oración concertadas en el nodo fuerza, en la descripción de la periferia izquierda (Rizzi, 1997) a la vez que funcionan como modalizadores del enunciado (Maingueneau, 1980). Tomamos como ejemplo:
1. La verdad que no lo sabía. (lamentablemente) busca la disculpa por su acción.
2. De verdad que impresiona, ¿no? (honestamente, sinceramente, desde mi valoración digo que) busca el apoyo del otro.
3. ¿De verdad te parece bien?[7] (En serio, estás seguro, lo pensaste…)
Enmarcamos estos casos como locuciones adverbiales dentro de la clase adverbios de oración, entre los que reconocemos (RAE, 2010) los de enunciación, temáticos y de enunciado. En particular los primeros indican desde qué lugar o valor se dice lo que se enuncia, o desde qué ángulo o mirada se espera que el hablante considere lo enunciado. Estos elementos son fuente de datos adicionales acerca de la actitud o intención del hablante y son externos a la proposición de la oración. Por esto mismo se distingue su orientación hacia el hablante o hacia el oyente. Fernández Leborans (2011) aduce que los adverbios de enunciación se ubican a la izquierda más alejada en la jerarquía más común, en relación con el sintagma verbal, aunque no es una representación rígida o excluyente. Estos adverbios, que se llaman también «ilocutivos», ocupan de manera natural la posición inicial absoluta, aún fuera del ámbito de la interrogación y de la negación[8]. Su aparición al final de la oración es posible dado que su función es esencialmente pragmática y en ningún caso afectan al dictum oracional.
En los casos que presentamos el hablante incluye una proposición desde la enunciación que ubica desde su propia honestidad o subjetividad; se relacionan con oraciones declarativas y negativas como en el ejemplo 1; en casos del empleo junto a interrogativas la expresión no está orientada al hablante sino al oyente como en el ejemplo 3. Entonces, estas partículas interactúan con el tipo de oración, con la forma sintáctica de la oración en la que ocurren, que es declarativa en el ejemplo 1 y 2, interrogativa en 3, a la vez que contribuye a expresar la intención de protección de lo dicho de parte del hablante.
Estos adverbios focalizan sobre lo que sigue a continuación de esos términos. Estas partículas interactúan con el tipo de oración, con la forma sintáctica de la oración en la que ocurren, y por otra parte contribuyen a expresar la intención del hablante de jerarquizar y de proteger su opinión, respecto a la enunciación que recupera; es refractaria, una respuesta de una información recibida a la que el hablante responde (Coniglio y Zegrean, 2012). Se comportan como «partículas» representativas del nodo Fuerza ubicadas en la PI; podemos definirlas como partículas adverbiales de manera, que modifican a un verbo de lengua tácito que expresa la forma en que se comunican estas palabras[9]. Estos elementos reflejan las intenciones y la actitud del hablante respecto del acto enunciativo e intencional. Tienen función y significado abstracto, remarcan la actitud u opinión con respecto a la enunciación del contenido proposicional de la emisión; su significado y función dependen del contexto de uso y no pueden ser traducidas fácilmente a otros idiomas aunque en todas sus ocurrencias las hallamos como partículas «de sombra».
Los casos que investigamos ocurren específicamente en contextos de habla espontánea y en casos de oralidad, para hacer sonar más natural y expresiva la emisión. Su hipótesis es que no solo representan el nodo Fuerza en la periferia izquierda, sino además el nodo Tipo de clausula, es decir, están asociados o en relación con cláusulas interrogativas, afirmativas o aseverativas (Di Tullio, 2005). Desde el punto de vista pragmático esta interpretación se traduce en la función de modalizar el enunciado que le sigue, mostrar la actitud del hablante y alterar el significado que se adapta al contexto (Maingueneau, 1990).
En definitiva, adverbios como los trabajados suelen cumplir esta función ubicados al inicio o al final de la estructura oracional, en emisiones separadas, suprimibles, pero necesarias para el significado pleno comunicado en la interacción. Es importante destacar que estos modificadores oracionales para ser gramaticales cumplen con condiciones que los integran de alguna manera a la oración. Como modificador o adjunto oracional (MO) este elemento periférico, aislado por pausas, con curva melódica diferenciada, no es afectado por la clase sintáctica de la oración principal. Una de sus funciones es ser marca léxica de la oración que le sigue y actualizar la valoración desde donde el hablante la ubica. La investigación continúa con la inclusión de adverbios en mente con igual significado y función, para cotejar su selección por una u otra forma.
3. Conclusiones
Un problema central de esta complicidad disciplinar entre datos gramaticales y significado de lenguaje en uso está en la unidad de análisis, prácticamente no negociable, que se ajusta a la oración desde una observación gramatical, y al enunciado o texto en un enfoque pragmático; además, sumamos que ambos objetos de estudio no se dejan describir con los mismos recursos metodológicos. Esto se debe en parte a que el grado de abstracción es menor en pragmática que en los estudios gramaticales, y similar al de disciplinas aplicadas; el acercamiento de la gramática a la formalización de las ciencias naturales, físicas y matemáticas deja fuera la variación por considerarla accidental e introducida por factores de uso que no afectan al núcleo del sistema (Lavandera, 1990). Es preciso descubrir modos de demostrar que la conducta de los hablantes reales converge en la consideración de la conducta ideal de la teoría gramatical, sin descuidar los factores extralingüísticos que pueden interferir[10]. Para entender elecciones dentro del sistema lingüístico, hay que tener presente, en muchos casos, los supuestos factores externos. (op cit, p.73). En la misma línea mencionamos a Benveniste quien reconocía el orden semántico y el orden semiótico de los estudios del lenguaje (Benveniste, 1970).
La mirada disciplinar se constituye en un aporte potente que se dilucida en casos concretos de uso lingüístico. Son sumamente valiosos los aportes de ambas disciplinas para describir y explicar las ocurrencias en que esté comprometido el significado del lenguaje, su construcción y su fuerza ilocutiva, ya sea en situaciones cotidianas, como en discursos laborales profesionales y hasta en investigaciones y en discursos académico–científicos. En el caso del discurso cotidiano que presentamos, cada intervención desata la siguiente, alienta una respuesta o el silencio del o los interlocutores, cuestión no menor.
En esta línea es donde se abren caminos metodológicos y disciplinares distintos hacia un análisis de discursos; desde nuestra mirada, proponemos la integración disciplinar en una propuesta de análisis de discurso, con una fuerte base en el género discursivo del corpus sobre el que se investiga y trabaja. Necesariamente deben permitirse o gestionarse puntos de encuentro basados en objetivos de investigación claros; centrar la atención en el lenguaje, los procedimientos, recursos, ocurrencias particulares de un enunciado. De todos modos creemos que el Análisis del discurso se interesará por los significados e impactos sociales producidos en tanto la pragmática está orientada a describir y explicar la dinámica de los sucesos lingüísticos y cómo se construye discursivamente el significado en contexto, que es la meta que guió este trabajo.
Los interrogantes que formulamos a partir de esta investigación son: ¿se usa la expresión presentada en otros textos / géneros distintos del cotidiano? El efecto de disculpa, de sinceridad y de cuestionamiento al otro ¿ocurre en otros textos o con otras expresiones? Si considero el dialogo completo donde aparece ¿modificará esto el significado de esta expresión en particular? ¿Se modifica el significado si aparece solo un caso o si ocurren secuencias de la misma expresión en un texto? ¿Cómo obtura un texto o su continuidad el empleo de este modalizador de enunciado?
Corpus
Buen día! Ayer no sé por qué el ascensor subió hasta el piso 14 y realmente se sentía olor a gas. Nosotros en el piso 2 no los sentimos
Yo sentí olor el sábado hoy la verdad que salí apurada no sé si había olor pero gracias Cristian por llamar
Hola buenos días. La verdad que no presté atención en eso. En cuál de los ascensores sería.
L– hola buenos días. La verdad que no presté atención en eso. En cuál de los ascensores sería.
Corpus: Otros casos interesantes.
Al –Yo estoy en el 6, pero igual se siente como si fuera al lado– no apunto a dpto porque es complejo como se propaga el ruido pero igual debería evitarse
C– hay un casco arriba de ese auto (foto).en el entrepiso. Quizá alguien se lo olvidó.
M– Creo que es el dueño de la moto
A– en principio no. Creo que había unas instrucciones de la administradora. Creo que se debería coordinar. Igual si son cajas eso no sería problemas
L– hola buenos días. La verdad que no presté atención en eso. En cuál de los ascensores sería.
V– Para mí es algo que viene de los caños/ ventilación
Referencias bibliográficas
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Notas