Artículos de Investigación Científica y Tecnológica

Barreras y facilitadores de inclusión social: una perspectiva desde las experiencias de personas con discapacidad visual

Barriers and facilitators of social inclusion: a perspective from the experiences of people with visual impairmen

María del Pilar Oviedo Cáceres
Universidad Santo Tomás, Colombia
Karen Natalia Arias Pineda
Universidad Santo Tomás, Colombia
María del Rosario Yepes Camacho
Instituto Nacional para Ciegos, Colombia
Patricia Montoya Falla
Instituto Nacional para Ciegos, Colombia

Ustasalud

Universidad Santo Tomás, Colombia

ISSN: 1692-5106

ISSN-e: 1692-5106

Periodicidad: Anual

vol. 21, núm. 2, 2022

ustasalud@ustabuca.edu.co

Recepción: 21 Noviembre 2021

Aprobación: 14 Junio 2022



DOI: https://doi.org/10.15332/us.v21i2.2770

Citación: Oviedo-Cáceres MP, Arias-Pineda KN, Yepes-Camacho MR. Barreras y facilitadores de inclusión social: una perspectiva desde las expe­riencias de personas con discapacidad visual. Ustasalud 2022;21(2): 102-113.

Resumen: Objetivo: Comprender las experiencias cotidianas que tienen las personas con discapacidad visual, las barreras y facilitadores para su inclusión social.

Métodos: Estudio cualitativo exploratorio. Se realizaron entrevistas semi-estructuradas vía telefónica, dada la condición de pandemia por la COVID-19, a personas con baja visión y ceguera de Bogotá, Arauca (Arauca), Bucaramanga y Piedecuesta. Para el proceso de análisis se utilizó el diseño metodológico desde Taylor y Bogdan.

Resultados: Emerge una categoría central: “La inclusión la hacemos todos: Visibilizar la diversidad y las capacidades en los escenarios de la vida cotidiana”. La inclusión ha estado atravesada por una lucha constante que han tenido que asumir las personas con discapacidad visual en los diferentes espacios donde desarrollan su cotidianidad; se identifican dos escenarios críticos: el educativo y el laboral, pues son aquellos en los que las personas se han visto enfrentadas a un mayor número de prejuicios, estereotipos y temores. Por su parte, el arte y el deporte son espacios que les han permitido romper con los imaginarios negativos de imposibilidad, y por otro, afianzar su autoconcepto.

Conclusión: Los hallazgos dan cuenta de que aún persisten miradas limitantes que conviven simultáneamente, lo cual ha dificultado la superación de esquemas ligados a una historia de beneficencia y caridad, afectando la inclusión social de las personas con discapacidad visual.

Palabras clave: Personas con discapacidad, estudios de la discapacidad, trastornos de la visión, investigación cualitativa.

Abstract: Objective: To understand the daily experiences that visually impaired people have, the barriers or facilitators for their social inclusion.

Methods: Qualitative exploratory study. Semi-structured telephone interviews were conducted, given the status of pandemic by covid-19, to people with low vision and blindness from Bogota, Arauca, Bucaramanga and Piedecuesta. For the analysis process, methodological design was used from Taylor and Bogdan.

Results: A central category emerges: Inclusion we all do: Visibilize diversity and capabilities in the scenarios of everyday life. The inclusion has been crossed by a constant struggle that they have had to assume in the different spaces where they develop their daily life; two critical scenarios are identified: educational and labour, as they are those in which people have faced a greater number of prejudices, stereotypes and fears. For their part, art and sport are spaces that have allowed them to break with the negative imaginaries of impossibility and on the other hand strengthen their self-concept.

Conclusion: The findings show that limiting glances still persist that coexist simultaneously, which has made it difficult to overcome schemes linked to a history of charity and charity, affecting the social inclusion of people with visual impairment.

Keywords: Disabled persons, disability studies, vision disorders, qualitative research.

INTRODUCCIÓN

De acuerdo con lo reportado en el informe mundial de discapacidad, el 15% de la población global tiene algún tipo de discapacidad [1]. En cifras recientes, para el 2020 se registraron 43 millones de personas con ceguera, y 295 millones de personas experimentan un deterioro de la visión de moderado a severo (baja vi­sión), representando el 3,74% de la población mundial, con 37,4 casos por 1000 personas. Este panorama se aumentará dado el envejecimiento, el crecimiento y la urbanización poblacional, proyectando así para el 2050, un aproximado de 474 millones de personas que vivirán con discapacidad visual [2]. Para el caso específico de Colombia y de acuerdo con información preliminar del Censo Nacional del 2018, se reporta una prevalencia de discapacidad del 7,1%; es decir, 3.065.361 personas; y las dificultades relacionadas con no poder ver de cerca, de lejos o a su alrededor configuran el 18,7%, razón por la cual la discapacidad visual se ubica en el segundo lugar en frecuencia dentro del espectro de la población con discapacidad en el país [3].

Una prioridad en el campo de la discapacidad tiene que ver con las iniciativas que favorezcan la inclusión social desde una postura de derechos humanos y de dignidad. La inclusión social tiene acepciones múltiples, pero incluye las dinámicas que vinculan el desarrollo de capacidades, el acce­so a oportunidades a lo largo de la vida, el acceso al bienestar y al ejercicio de la ciudadanía, lo que implica acceder a mínimos de bienestar y de protec­ción [4]. Diversos estudios han reportado cómo de manera sistemática las personas con discapacidad son excluidas de los diferentes escenarios, afectando directamente su calidad de vida, su posibilidad de construir su proyecto de vida y de vivir una vida plena y feliz [5]. En Colombia se reporta que el 82% de las personas con discapacidad tienen dificultades para el acceso a los servicios de salud, saneamiento, educación, empleo, seguridad, justicia, y a su vez se ven restringidos en la posibilidad de construcción de sus identidades como sujetos portadores de de­rechos y de responsabilidades [6]. De acuerdo con el análisis de los datos del registro de las personas con discapacidad se identifica que están concen­tradas en los estratos más desfavorecidos; lo cual revela la reducida oportunidad de movilización en la estructura social, por ejemplo, solo el 5% lograron el nivel de educación secundaria, lo que indica unasgrandes barreras para la formación y por tanto mayoresdificultades de cualificación en el mercado laboral [7].

En el estudio de la discapacidad se rastrean diferen­tes modelos para su comprensión, los cuales conviven simultáneamente: El modelo rehabilitador, en el que se entiende como un asunto que está en el cuerpo y por tanto se configura el sujeto como una persona enferma que necesita intervenciones sanitarias [8] el modelo social en el que se entiende la discapacidad como un producto de la manera en que se ha concebido al ser humano y la forma en que a su vez se han construido el entorno y los servicios, reconociendo la dimensión individual pero enmarcado dentro del contexto social [9] el modelo bio-psicosocial que pretende generar acercamientos entre el modelo médico y el social, propo­niendo un abordaje de la discapacidad como una parte de la experiencia humana y como un concepto dinámico y producto de la interacción entre el estado de salud y los factores contextuales [10] finalmente, el modelo de la diversidad funcional en el que se ve la discapacidad como un rasgo que configura la identidad del sujeto en el que se valora de forma positiva esta condición como circunstancia que enriquece a las sociedades: por tanto se ve como una manera diversa de vivir [11].

Desde este trabajo se entiende la discapacidad desde el modelo social, pues entendemos que no son las limita­ciones de las personas la causa del problema, sino las de la sociedad para garantizar que las necesidades de esas personas sean tenidas en cuenta dentro de la sociedad. Este modelo ha abierto el camino para la generación de políticas públicas que parten del reconocimiento de las personas en esta condición desde una perspectiva de derechos humanos; por tanto y haciendo conexión con la inclusión social, desde esta orilla entendemos que las personas con discapacidad pueden contribuir a la so­ciedad de la misma manera que el resto de las personas, desde una perspectiva de inclusión y aceptación plena de su diferencia, revindicando su autonomía para decidir respecto de su propia vida [12].

La inclusión social busca que las personas puedan participar plenamente en los sectores del desarrollo; en este sentido, hablamos de una sociedad inclusiva como aquella que aspira a que todos los habitantes puedan ejercer sus derechos y gozar de una vida con calidad y mediante el acceso equitativo a las oportunidades [13], promoviendo transformaciones que contribuyan a minimizar la exclusión [14]. Nuestro grupo de inves­tigación entiende la inclusión social como la instala­ción de oportunidades y condiciones para garantizar el ejercicio de los derechos humanos, pues es un aspecto innato de los sujetos de participar de manera efectiva en la sociedad. En este sentido y entendiendo que las causas de la discapacidad son sociales, se piensa, cómo en los diferentes entornos de la vida cotidiana se pueden establecer acciones que permitan o favorezcan la participación efectiva de todos los ciudadanos, evi­tando la discriminación a la que se ha visto expuesta este grupo poblacional.

Las experiencias de vida de las personas con dis­capacidad son diversas y a su vez únicas, pero tienen en común que, necesitan de garantías adicionales para vivir con plenitud de derechos o para participar en igualdad de condiciones en la vida económica, social y cultural [15]. Esto se necesita, justamente por la discri­minación que experimentan, dado el arraigo que tiene la sociedad con relación a asociar la discapacidad con un asunto de enfermedad y anormalidad.

Si bien se reconoce que en la inclusión social in­tervienen diferentes actores y sectores del desarrollo, como trabajo, infraestructura, educación, cultura, entre otros (pues la discapacidad es más contextual que individual), es necesario profundizar en las expe­riencias de las personas con discapacidad visual, las barreras y facilitadores que han tenido a lo largo de su vida, razón por la cual se emprendió el proyecto de investigación “Configuración de prácticas cotidia­nas, emprendidas por las personas con discapacidad visual sus familias y/o entorno cercano que permitan identificar las barreras y facilitadores para la inclusión social”, que pretende identificar caminos para proponer acciones aplicables en los territorios que surjan desde la perspectiva y vivencia de las mismas personas con discapacidad visual, pues este trabajo parte de la con­vicción y del lema “nada de nosotros, sin nosotros”, dado que, sin duda, por el hecho de ser quienes viven día a día la discapacidad visual, disponen de una expe­riencia valiosa e importante [16]. Para términos de este artículo se presentan los resultados correspondientes a las experiencias cotidianas que tienen las personas con discapacidad, las barreras y facilitadores para su inclusión social en escenarios educativos, laborales, deportivos y artísticos.

MATERIALES Y MÉTODOS

Se realizó un estudio cualitativo descriptivo tipo exploratorio. La selección de los participantes fue intencional bajo los criterios de entrevistado especial [17], definido como aquel que se ubica en una posición única en la comunidad. Para ser considerados en la investigación, las personas debían ser mayores de edad, tener baja visión o ceguera y residir en Bucaramanga, Piedecuesta, Arauca (Arauca) y Bogotá, ciudades priorizadas por el Instituto Nacional para Ciegos para los procesos de acompañamiento a las organizaciones de personas con discapacidad visual, dado sus necesidades técnicas para el desarrollo de acciones en inclusión so­cial. Los intereses de este trabajo emergen del contexto laboral, de investigación y de activismo que hacen las autoras, quienes tienen una relación directa con las personas con discapacidad visual desde el ámbito gu­bernamental y académico.

En la investigación participaron 26 personas, 10 de la ciudad de Bogotá, 5 de Piedecuesta, 8 de Arauca y 3 de Bucaramanga. El promedio de edad fue de 40 años. La edad mínima fue de 21 años y la máxima 68 años. Del total de participantes el 53,9% pertenece al sexo masculino (14 personas), igualmente participaron 9 personas con baja visión y 17 con ceguera.

Teniendo en cuenta la condición de aislamiento por la pandemia por el brote de la COVID-19, se utilizó como herramienta de recolección de información, la entrevista semiestructurada telefónica, la cual permitió al equipo de investigación acercarse a las vivencias de las personas participantes. Las personas fueron con­tactadas personalmente por dos investigadoras del Instituto Nacional para Ciegos, previa autorización de las instituciones. A cada participante se le explicaron los objetivos de la investigación, la metodología por desarrollar y los resultados esperados de la iniciativa. Previamente a los encuentros para las entrevistas, se llevaron a cabo tres encuentros virtuales para socia­lizar con las personas participantes la intención de la investigación y el proceso planteado, aclarando dudas e inquietudes. Posteriormente, el grupo de investiga­doras procedió a hacer las entrevistas que se desarro­llaron de manera empática dada la experiencia previa en el trabajo con personas con discapacidad visual y en la aplicación misma de este tipo de técnicas. Cada entrevista duró en promedio una hora; durante su desarrollo, dos investigadoras siempre estuvieron presentes; mientras que una dirigió la conversación, la otra persona tomó notas y desarrolló un diario de campo en el que se registraron elementos clave para la profundización posterior. Todas las entrevistas fueron grabadas digitalmente mediante una aplica­ción telefónica y posteriormente fueron identificadas teniendo en cuenta la ciudad, asignándoseles un có­digo para la identificación. Las personas participan­tes del proceso fueron indagadas en relación con sus experiencias cotidianas y las barreras o facilitadores para la inclusión, que encontraron en escenarios educativos, laborales, deportivos y artísticos.

Para el análisis, se retomó el enfoque de Taylor y Bogdan, siguiendo las etapas de descubrimiento, codi­ficación y relativización de los datos [18]. Específica­mente en el momento de descubrimiento se buscaron los temas emergentes revisando los datos, leyendo de forma repetida cada entrevista, proponiendo posibles conceptos. Posteriormente en la fase de codificación, se analizaron todos los datos que se referían a temas, ideas, conceptos, interpretaciones. Finalmente, en el momento de la relativización interpretó la información en el contexto. Para apoyar el análisis de los relatos de los participantes se utilizó el software ATLAS.ti (v. 6.2).

Todas las personas invitadas aceptaron participar y posteriormente formalizaron su consentimiento informado de manera verbal. En todo momento el equipo de investigación garantizó el manejo ético de la información. Esta investigación contó con el aval del Comité de Ética de la Universidad Santo Tomás Seccional Bucaramanga y siguió lo establecido en la Resolución 008430 de 1993 del Ministerio de Salud de Colombia para las normas en investigación en salud.

RESULTADOS

A partir del análisis de la información emerge una categoría central: la inclusión la hacemos todos: Visibilizar la diversidad y las capacidades en los escenarios de la vida cotidiana. Para las personas entrevistadas el asunto de la inclusión ha estado atravesado por una lucha constante que han tenido que asumir en los di­ferentes espacios donde desarrollan su cotidianidad; se identifican dos escenarios críticos: el educativo y el laboral, pues son aquellos en los que las personas se han visto enfrentadas a un mayor número de pre­juicios, estereotipos y temores. Por su parte el arte y el deporte son espacios que les han permitido romper con los imaginarios negativos de imposibilidad y por otro afianzar su autoconcepto.

Experiencia educativa: Un camino de luchas constantes

Las personas entrevistadas manifiestan que su experiencia educativa, tanto de nivel básica primaria, como secundaria y posteriormente universitaria estuvo marcada por una lucha constante para llevar a cabo sus actividades académicas.

  1. Estudié con muchas barreras, no tuve ajustes razonables, me tocó esforzarme tres veces más que mis compañeros, era la única que tenía discapacidad, fuera de eso los co­mentarios, la discriminación, tuve que pelear con todo el mundo, la verdad fue muy difícil, me sentí completa­mente sola, el primer semestre iba a desertar, pero mis compañeros con discapacidad y amigos que me decían que era un camino que estaba abriendo para otros, que era mi responsabilidad (Mujer 1, Arauca).

En primer lugar, se reconoce como la principal ba­rrera el desconocimiento de las instituciones educativas con relación a la discapacidad y por ende su falta de preparación para recibir estudiantes con esta condición.

  1. Allá yo tuve muchas dificultades académicas porque lastimosamente en esa época no tenían el tema de ajustes razonables, ni tenían la inclusión clara en las institucio­nes educativas (Mujer 2, Bucaramanga).

    Ellos no son inclusivos porque desconocen muchas cosas, no saben de las herramientas existentes que hay hoy en día para las personas con discapacidad visual, no saben cómo implementar las estrategias, la plataforma no es cien por ciento accesible (Hombre 1, Piedecuesta).

La falta de conocimientos sobre la discapacidad visual, se refleja en testimonios como el siguiente, que dan cuenta de la mirada limitante que se tiene de la inclusión social, pues se piensa que es un asunto de in­fraestructura, espacios físicos y arreglos locativos, pero no una apuesta estructurada con políticas institucio­nales que favorezcan la participación en los escenarios educativos de personas con diversidad visual.

  1. Muchas barreras, el profesor decía, no es que aquí no tenemos rampas, no tenemos ascensores, no tenemos guías, no tenemos las herramientas que usted va a nece­sitar. Yo le decía: no tranquilo yo subo y bajo escaleras, no necesito ascensores, si es por guiarme yo solo necesito que me enseñen el recorrido y me lo aprendo rápido y ya llego sola (Mujer 3, Bogotá).

Lo anterior interactúa con los imaginarios que se tienen sobre las personas con discapacidad y la apues­ta de competencias que tiene el sistema educativo en Colombia, por tanto, los estudiantes se ven enfrentados a barreras de tipo estructural que se derivan de las po­líticas de educación.

  1. En el colegio al principio no me querían aceptar, lo que era el rector no me quería aceptar. Me puso un mes de prueba y que miraban, porque si yo era incompetente me sacaban (Mujer 6, Bogotá).

Así mismo, las personas entrevistadas manifiestan que las instituciones educativas mencionan que el colectivo docente no cuenta con la formación nece­saria para abordar su proceso académico y, por tanto, desconocen las estrategias pedagógicas que deben implementar para la inclusión de las personas con discapacidad visual.

  1. Los profesores de antes no me querían aceptar porque yo era ciego, porque ellos no tenían los materiales para trabajar conmigo y me rechazaron muchas veces, era una pelea; finalmente yo me gradué, pero ahorita es una pelea en las universidades porque me dicen lo mismo, que no, que con ciegos no (Hombre 3, Bogotá).

Si bien las personas entrevistadas reconocen que el desconocimiento es un factor importante, manifiestan la poca apertura de algunos de los docentes para reali­zar ajustes en el interior de sus clases, lo cual les generó dificultades para su desempeño.

  1. Los docentes nunca buscaron capacitación, estrategias que me permitieran estar incluida en las clases, enton­ces, el docente de inglés llegaba hablando y se explicaba, hacía sus expresiones gestuales, señalando, mostrando imágenes, mostrando videos, entonces, claro, los niños podían entender, menos yo porque no sabía qué era lo que estaba mostrando y entonces ahí es donde viene como parte el problema. El docente se basaba más en lo visual y no se daba cuenta que tenía una estudiante con discapacidad visual y que tenía que buscar otras herramientas para poder estar incluida y de pronto ser más descriptivo (Mujer 2, Bucaramanga).

Una vez los estudiantes con discapacidad visual logran ingresar a las instituciones educativas, se en­frentan a barreras relacionadas con los estereotipos e imaginarios que se tienen sobre las personas con esta condición, lo cual se refleja en las dificultades para la interacción con sus pares, para la generación de rela­ciones de amistad y de tejido social.

  1. Pues la relación con mis compañeros era poca, porque ellos creían que no pueden compartir, decían esta niña tiene discapacidad no nos hacemos con ella. Mi proceso educativo fue sola, porque cuando nos hacíamos en gru­pos los profesores mismos me ubicaban en los grupos porque los muchachos no les gustaba hacerse conmigo por mi discapacidad (Mujer 5, Bogotá).

Este tipo de situaciones los lleva a asumir la postura de tener que validar sus capacidades constantemente y a todo nivel. Adicional a las barreras mencionadas anteriormente, se identifica otra, que tiene que ver con los perfiles o profesiones por desempeñar, pues algunas de las personas entrevistadas tuvieron que enfrentarse a la institucionalidad para hacer valer sus deseos e intereses académicos, más allá de lo que su­puestamente pueden o no pueden hacer las personas con discapacidad visual. Esto da cuenta de que aún se tiene arraigado el asunto de pensar que los cuerpos determinan las capacidades en relación con lo que se puede ser y hacer en el mundo.

  1. Busqué la forma de entrar a estudiar fisioterapia, porque yo había aprendido empíricamente con unos fisioterapeutas a hacer masajes y yo quería estudiar, pero no me recibieron en la universidad, me dijeron que yo no podía, que no iba a ser capaz de sacar adelante la carrera (Mujer 4, Bogotá).

    Me decían que por qué mejor no esperaba, que iba a lle­gar otro programa como psicología, porque derecho era muy difícil. Yo decía que a mí no me gusta la psicología, yo quiero estudiar es derecho. Me decían que psicología era mucho más factible para mí y mis capacidades, en fin, me pusieron miles de trabas para entrar a lo que yo quería (Hombre 2, Arauca).

Pese al panorama complejo mencionado anterior­mente, como facilitadores del proceso educativo, se identifica, por una parte, la actitud de los estudiantes para buscar de manera activa posibilidades que permitan mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje, mediante acciones de concertación con el personal docente.

  1. Las adaptaciones han sido, porque en el caso mío he orientado a los otros de acuerdo con mi experiencia, a lo que vivo en el momento, yo le digo a los compañeros hagámosle por este lado o vamos por este a ver y solu­cionemos, entonces de esa forma es como he llevado mi estudio (Hombre 7, Bogotá).

Así mismo, la apertura y disposición de los docentes es un factor clave, en la mayoría de los casos de manera conjunta se plantean estrategias y ajustes que promue­ven la inclusión educativa en el aula, se destacan los ajustes para la presentación de exámenes, la descrip­ción para la explicación de temáticas, la posibilidad del trabajo en equipo entre otros. Cabe mencionar que el personal docente inicia estos procesos en su mayoría sin formación previa, por lo cual es un proceso de aprendizaje conjunto docente-estudiante con discapa­cidad visual e institución educativa.

  1. Los profesores iban averiguando y me decían vamos a hacer este parcial de esta manera, no lo hagamos de esta otra, si no de esta porque me parece que es más indicada para que presentes las evaluaciones más cómodo (Hom­bre 2, Arauca).

Las personas entrevistadas reconocen las posibilidades que ofrece la tecnología para favorecer su inclusión educa­tiva, pues los programas o plataformas accesibles facilitan la experiencia educativa y también generan canales de comunicación diferentes con el colectivo docente.

  1. Esa universidad tiene una ventaja y es que es semi-presencial, por tanto, maneja una plataforma virtual que ha ayudado a que mi proceso académico no se vea como tan afectado. He tenido una experiencia muy bonita, los profes súper abiertos a aprender, a estar ahí brindando lo mejor de ellos (Mujer 3, Bucaramanga).

Gracias a la experiencia de las instituciones edu­cativas con estudiantes con discapacidad visual, a las posibilidades de construcción y aprendizaje conjunto, algunas de ellas han logrado tener una postura más abierta para favorecer el acceso de estudiantes con esta condición y por ende fortalecer las posibilidades educativas para las nuevas generaciones.

  1. La universidad tenía más experiencia con dos compa­ñeras que tenían discapacidad visual, como que no era nada extraño para ellos, entonces eran profesores muy descriptivos, me decían lo que necesites por favor nos avisas (Mujer 2, Arauca).

De la misma manera, la posibilidad de contar con un docente de apoyo en el aula y con un grupo de pa­res, son aspectos positivos en la experiencia educativa.

  1. El docente de acompañamiento iba al colegio y me ase­soraba, estaba una jornada conmigo, les preguntaba a los profesores qué dificultades encontraban, empezaban a hacerme los refuerzos, a orientarme en algunos temas que de pronto no sabía (Mujer 3, Bucaramanga).

Inclusión laboral: Entre las luchas y el desconocimiento

En el discurso de las personas entrevistadas se identifi­ca un énfasis claro en la relación de inclusión social con la posibilidad de acceder a empleo, pues de forma reiterativa reclaman su lugar social y la posibilidad de participar en espacios laborales, desarrollando con ello sentido de pertenencia y de realización personal. Para las personas participantes, el acceso al trabajo es un camino para asu­mir un rol productivo y una vía para lograr oportunidades equitativas. Pese a lo anterior, identifican diversas barreras para lograr una inclusión real y eficiente en el mundo del trabajo: Desconocimiento del sector productivo sobre las posibilidades de inclusión, desconocimiento de las capaci­dades y potencialidades de las personas con discapacidad visual para el desarrollo de actividades productivas e instrumentalización de las acciones normativas con fines solo de beneficio para la empresa y no para la persona con discapacidad visual.

  1. La razón por la que no tengo empleo creo, que es porque las personas no creen todavía que somos capaces de de­sarrollarnos en un empleo como tal (Hombre 6, Bogotá).

    Fui a buscar trabajo en un spa, pero es muy difícil porque me decían que cómo iba a hacer, que de pronto me caía, que no veía las cosas y que no había las condiciones, entonces no me aceptaron (Mujer 4, Bogotá).

En este sentido, un aspecto crítico que emerge tie­ne que ver con la inadecuada interpretación que han hecho algunas empresas en relación con los beneficios tributarios por la vinculación de una persona con disca­pacidad; desafortunadamente las personas entrevistadas manifiestan cómo las instituciones aprovechan estos beneficios, pero realmente no hay una apuesta clara por reconocer al sujeto con discapacidad como un actor clave para el desarrollo y productividad de la empresa.

  1. Abren el espacio para la persona con discapacidad, hacen reporte a la DIAN, bajan los impuestos, pero les importa cinco si esa persona va o trabaja o no, porque se convierte es en un compromiso contractual y económico (Hombre 8, Bogotá).

De igual manera, las personas entrevistadas mani­fiestan las pocas posibilidades y ofertas laborales exis­tentes en sus ciudades, pese a su formación académica o preparación para ejercer ciertos oficios, lo cual es un obstáculo adicional.

  1. Yo me gradué cum laude y empecé con la lucha, sentí que realmente haber salido con distinción iba a abrirme puertas, pero no, todo ha sido muy difícil (Mujer 4, Bucaramanga).

Las personas entrevistadas que se encontraban desempeñando alguna actividad laboral manifiestan dificultades cotidianas relacionadas con la interacción con sus compañeros de trabajo y los pocos ajustes ra­zonables que se implementan en sus puestos de trabajo.

  1. En el trabajo a mis amigas siempre les tengo que decir, venga es que no veo eso, entonces siempre trato de que de alguna forma caigan en cuenta de las cosas para que uno pueda hacer las actividades (Mujer 3, Arauca).

    Pues yo quiero que me exijan igualito que a los demás, que no tengan en cuenta que yo tengo limitaciones, pri­mero yo tuve que buscar un soporte para llevar a salud ocupacional para que se dieran cuenta que yo tengo problemas visuales, a pesar de que yo uso gafas gruesas y todo ese tema, y que se dieran cuenta que tengo pro­blemas visuales y que me colocaran una secretaria para que me apoyara, yo también les hable de los software, de que colocaran una silla, pues como yo le digo yo soy de talla baja (Mujer 4, Arauca).

Por otra parte, algunas de las personas entrevista­das manifiestan no haber encontrado barreras para ingresar al sector productivo y otras han emprendido empresas personales y familiares para el desarrollo de sus iniciativas.

  1. En cuanto al trabajo, no he tenido gran inconveniente al respecto, porque ya con las ayudas y con todo lograba desarrollar un poco mejor mi trabajo (Mujer 6, Bogotá).

Teniendo en cuenta las barreras identificadas por las personas entrevistadas, proponen el desarrollo de acciones que permitan transformar los imaginarios que se tienen sobre las posibilidades de empleo de las personas con discapacidad visual, pues los asuntos normativos si bien son importantes, no son suficientes para lograr la plena inclusión.

  1. Los empresarios deben tener empatía por la discapaci­dad, no podemos imponérselo, ni chantajearlo con im­puestos, porque eso no genera un proceso de inclusión. La empatía es cuando el jefe va y se da cuenta que esa persona con discapacidad le está produciendo en su em­presa y reconoce que trabaja muy bien, hace que quiera incluir a más personas (Hombre 6, Bogotá).

Deporte: una oportunidad para romper con lo imaginarios

Para las personas entrevistadas la posibilidad de visibilizar sus capacidades y potencialidades a través del deporte es una oportunidad que les permite, por un lado, romper con los imaginarios negativos de imposi­bilidad y, por otro, afianzar su autoconcepto, su auto­estima y, por tanto, valorar y aceptar su discapacidad.

  1. La participación en el deporte hizo que las personas me pudieran identificar con algo, no solo con que es ciega; sino que ella es ciega pero deportista (Mujer 7, Bogotá).

    Más que todo fue aceptación, porque antes pensaba que no se podía hacer nada, antes me daba pena decir que yo era ciego, me molestaban, después no, yo era orgullosamente un deportista ciego (Hombre 3, Arauca).

De igual manera la vinculación a equipos deporti­vos, el trabajo grupal, el establecimiento de relaciones sociales con pares, la disciplina y las prácticas que se asumen para la participación en competencias son asuntos que se reconocen como positivos y que tienen un impacto importante en la vida cotidiana de las per­sonas con discapacidad visual. Así mismo, la práctica deportiva les ha permitido conocer otros contextos culturales, lograr ingresos económicos, establecer o fortalecer sus redes de apoyo, entre otros, lo cual a su vez contribuye en la ampliación de su propia mirada sobre las vivencias de las personas con discapacidad.

  1. Pues a los 16 cuando aparece el futbol sala para ciegos enmi vida hubo otro motivo, como para seguir comiéndomeel mundo, entre comillas, y tener como esa fuerza dequerer salir adelante (Hombre 5, Bucaramanga).

    Viajé a España hace un año, en ese tiempo voy al tercertorneo nacional de ciegos y allí es donde empiezo a veren toda su totalidad lo que es el tenis, esto me da tantasemociones que yo decía: Dios mío volví a recuperar esoescondido, yo decía también puedo volver a participaraquí con mi limitación así con mi baja visión, es increíble.(Mujer 5, Bogotá).

Finalmente, para algunas de las personas entre­vistadas, la posibilidad de practicar un deporte es un camino para la inclusión social, entre otras, porque les permite el establecimiento de relaciones socia­les con sus pares y con personas sin discapacidad, interactuando desde esta actividad y no desde la condición visual.

  1. Yo pienso que, sin duda, el deporte lo desarrolla a uno más como persona, de una manera integral, el deporte lo ayuda en su movilidad, en su concentración, eso es un plus. Pero digamos que más que una rehabilitación, es un tema que empodera, decir yo soy deportista y cuando nos echamos un partidito ahí estamos haciendo inclusión (Mujer 4, Bogotá).

Arte para la inclusión

Para las personas entrevistadas, el arte y la partici­pación en escenarios culturales se consideran formas de hacer inclusión en la vida cotidiana, pues el desem­peño en la música, en la pintura, el teatro, entre otras, es una vía para la expresión de sus subjetividades, para la generación de otros canales de comunicación con la sociedad, los cuales son a su vez herramientas disruptivas que permiten contribuir a la transformación de imaginarios discapacitantes de las sociedades.

En un primer momento, incluso el arte permite que las mismas personas con discapacidad visual, rompan con esos estereotipos de lo que se puede y no se puede hacer; pues manifiestan que inicialmente existía una sensación de incredulidad frente a las posibilidades de desempeñar las labores.

  1. Tuve la posibilidad de conocer el arte plástico, fue de­masiado sorprendente para mí, porque estábamos en clase y de pronto una profesora llegó con mucha euforia, diciendo que tienen que pintar, entonces todos, ahí en el salón, pensamos que ¿cómo una persona ciega?, ¿a quién se le iba a ocurrir que el arte para personas ciegas podía existir o fuera posible? (Mujer 6, Bogotá).

Una vez las personas se vinculan a las iniciativas, rompen sus propios estereotipos, el arte y su práctica se convierten en vehículos que generan satisfacción, ale­gría, autonomía y consolidan sus propias identidades.

  1. Cuando conocí el crayón graso fue como ver la luz, era sentirlo era una sensación, pasaba la mano y la encon­traba, me daba alegría, realmente el arte para mí ha sido algo muy grandioso que me ha ligado de muchos dolores que me ha permitido como sacar de mí tanta cosa, y yo siento que estuviera limpiando mi alma mi cuerpo y lanzándolo en el lienzo (Mujer 4, Bogotá).

Así mismo, se identifican personas que se dedican al arte de manera profesional, lo cual les ha permiti­do desarrollar su proyecto de vida, ampliar sus redes sociales, socializar en diferentes entornos, y de esta manera desde su propio quehacer profesional, hacer ejercicios de socialización de la discapacidad.

  1. Si soy un actor ciego y están 30 actores en escena, nece­sitamos correr, entonces, cómo hacemos para que vaya a donde debe, que corra a la misma velocidad y no se note que hay un ciego en una escena. A ellos no les importa que sea ciego, pero sí les importa que yo pueda rendir al mismo nivel que exigen o si no pues no se hubieran complicado conmigo, simplemente porque no era un tema de hacerme un favor, sino un tema laboral, y eso me exigía a mí y a mis compañeros construir formas, y creo que esa es la inclusión, interacción, formas de hacer las cosas (Hombre 6, Bogotá).

DISCUSIÓN

Las experiencias compartidas por las personas parti­cipantes en la investigación muestran cómo la inclusión social se teje desde los escenarios de la vida cotidiana, en el contexto educativo, laboral, deportivo y artístico; es importante mencionar, que si bien se reconoce un progreso en la forma como la sociedad ha venido abor­dando la discapacidad, los hallazgos de esta investiga­ción dan cuenta de que aún persisten miradas limitantes que coexisten, lo cual genera dificultades para superar esquemas asociados con la caridad [19] y muestra que aún persisten imaginarios ancestrales que dan sentido y significación a nuestros actos [20]. Estos imaginarios atávicos se reflejan de manera crítica en esta investi­gación, particularmente en las múltiples barreras que tienen las personas con discapacidad visual para lograr un empleo digno y estable. Los imaginarios negativos y la visión biomédica que persiste en la sociedad, entran en interacción constante con la vida cotidiana de las personas con discapacidad, generando situaciones de exclusión y vulnerabilidad, reflejados específicamente en los escenarios educativos, laboral y de ciudad, en asuntos como la movilidad. Estos aspectos han sido señalados por Bulk, quien menciona cómo la necesidad de normalizar la ceguera o de legitimar que todavía son capaces de hacer cosas, quizás más que otras personas, reflejan sus experiencias negativas de ser desacreditados debido a su desviación de la norma [5].

La inclusión social es una categoría social comple­ja, multidimensional que se construye desde la cultura y los imaginarios que tienen las sociedades frente al tema; sin duda, hay un camino largo por recorrer en el reconocimiento de la diversidad, de las capacidades y potencialidades de las personas con discapacidad visual. A nivel internacional, pues el Informe Mun­dial sobre la Discapacidad menciona que las tasas de empleo de las personas con discapacidad respecto a las personas sin discapacidad son considerablemente menores [1,21]. Si bien, Colombia ha dado avances normativos significativos en relación con la garantía de los derechos de las personas con discapacidad, la vivencia mostrada por las personas participantes en esta investigación es coherente con lo reportado en otros estudios, en los cuales se identifican diversas barreras que tiene esta población para la participa­ción y la igualdad en el trabajo; por tanto el llamado a generar estrategias sólidas de carácter educativo y empresarial que favorezcan el empleo [22]. Es nece­sario avanzar en procesos que permitan la vincula­ción laboral de las personas con discapacidad, como menciona Zondek, la vinculación al trabajo no solo supone una gratificación por la remuneración eco­nómica, sino que es un aspecto importante para el desarrollo de la vida social y personal [23].

Pese a que desde la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de Naciones Unidas, se menciona que la educación inclusiva debe ser en­tendida como un derecho humano fundamental, las personas entrevistadas manifestaron múltiples barreras para llevar a cabo su proceso educativo, lo que da cuen­ta de la necesidad de seguir fortaleciendo los procesos de políticos, de abogacía y de formación del colectivo docente para tener una mejor respuesta institucional ante la diversidad en el aula. Estos aspectos ya han sido reportados por múltiples estudios que dan cuenta de la discriminación en la educación que viven las personas con discapacidad [24-27]. La educación inclusiva más que un tema secundario, que pretende integrar a ciertos estudiantes a la enseñanza convencional, “representa un enfoque que examina cómo transformar los siste­mas educativos y sus entornos de aprendizaje, con el fin de responder a la diversidad” [28]; su propósito es, por tanto, “permitir que la comunidad educativa se sienta cómoda ante la diversidad y la perciba no como un problema, sino como una oportunidad para enri­quecer el proceso de aprendizaje” [29]; Sin embargo, en Colombia, un estudio reportó una probabilidad de acceder a la educación superior 47,71% menor para las personas con discapacidad, aspecto crítico que ha de ser considerado para establecer acciones de inter­vención [30]. Este panorama pone en cuestión asuntos de justicia social, pues no es posible solamente pensar en promover la formación, si no se garantiza que las personas puedan tener continuación a través de la vin­culación en el plano laboral. Los hallazgos de este es­tudio dan cuenta de que las personas con discapacidad visual enfrentan de manera cotidiana un sinnúmero de barreras estructurales, económicas y actitudinales, entre otras, que hacen que su tránsito por este camino no sea un asunto que reconozca sus diversidades y sus formas de estar y ser en el mundo.

El llamado es a hacer una reflexión permanente sobre prácticas que contribuyan a ejercicios claros de inclusión en los diferentes niveles de formación. Co­lombia, sin duda ha dado pasos muy importantes en el tema educativo, se resalta el Decreto 1421 de 2017 por el cual se reglamenta en el marco de la educación inclusiva la atención educativa a la población con dis­capacidad, en el que se reconoce la educación como un derecho, como una obligación del Estado, que a su vez trasciende la mirada de segregación e integración y tiene un ámbito de aplicación en los establecimientos educativos de preescolar, básica y media e instituciones que ofrezcan educación de adultos, ya sean de carácter público o privado [31]. El reto ahora será llevar a la práctica estos avances normativos para plasmar en la vida cotidiana el ejercicio pleno de este derecho.

El deporte fue un escenario muy importante para las personas entrevistadas, pues desde su práctica, ya sea de manera profesional o informal, les ha permitido consolidar sus proyectos de vida, establecer relaciones sociales con sus pares y a su vez reivindicar sus capaci­dades y potencialidades. Tal y como se reporta en otros estudios, el deporte se convierte en un mecanismo para sobresalir, expandir fronteras y romper con imagina­rios sociales de imposibilidad [32,33]. En este sentido, es necesario continuar con procesos que permitan la vinculación de personas con discapacidad al deporte, pues se convierte en una vía para la ruptura de imagi­narios capacitista, así como para un posicionamiento diferente frente a las personas con discapacidad; sin embargo, es preciso mencionar que si bien el deporte acompaña parte del ciclo vital cuando las personas llegan a ciertas edades se ven enfrentadas al hecho del retiro de la práctica profesional, lo que genera retos para la continuación de su proyecto de vida.

Finalmente, la vinculación a espacios artísticos y culturales fueron fundamentales para algunas de las personas entrevistadas, quienes le asignaron un valor importante como medios para su independencia, au­tonomía y felicidad. De manera tradicional las artes plásticas y diversas manifestaciones artísticas son utilizadas como métodos de expresión creativa en la rehabilitación o como escenarios de desarrollo laboral y de inclusión [34]. En este sentido, la participación en actividades culturales y artísticas es fundamental para el desarrollo personal, dado que aporta a la construc­ción de la identidad personal y genera a su vez sentido de pertenencia, entre otros, y a su vez es reconocido como un derecho desde la Convención sobre los dere­chos de las personas con discapacidad [35,36].

Sin duda, se han dado pasos importantes por la inclusión de las personas con discapacidad visual, sin embargo, es necesario continuar trabajando desde los espacios de la vida cotidiana para que las barreras iden­tificadas en este estudio se puedan abordar y disminuir, para de esta manera construir una sociedad más equi­tativa, justa y empática con las personas que viven con esta condición. La inclusión de personas con discapa­cidad implica la generación de una nueva concepción de sociedad en la que se privilegie la solidaridad; en la cual el desarrollo no se valore según la capacidad de producción económica y se reconozca que la justicia no es un asunto de dar lo mismo a todas y todos por igual, sino de asegurar una base social que tenga en cuenta las diferencias y brinde más a quienes más lo necesiten para construir una vida digna y desarrollar sus propios proyectos de vida [37].

CONCLUSIONES

Si bien en esta investigación se reconocen las accio­nes normativas y específicamente las políticas públicas como aspectos importantes en términos oficiales para dar pasos en la inclusión social, se identifica una mayor importancia a las acciones que desde lo cotidiano, en el ejercicio ciudadano se realizan para contribuir en la construcción de sociedades incluyentes. En este senti­do, las personas participantes del proceso propusieron algunas estrategias de intervención que permitan avan­zar en la construcción de sociedades que reconozcan la diversidad y de esta manera promuevan acciones de inclusión social en la vida cotidiana: Desde el ámbito individual: Fortalecer las capacidades de las personas con discapacidad visual, en este sentido se propone el desarrollo de procesos de formación y de empoderamiento en temas como habilidades para la vida, afrontamiento, liderazgo, entre otros. Este tipo de temáticas desde la perspectiva de las personas entrevistadas son claves para transitar por los procesos de aceptación de la discapacidad de una manera más fluida. Desde el ámbito colectivo: Teniendo en cuenta el peso que se ha identificado de los imaginarios negativos que tiene la sociedad en general sobre la discapacidad; las personas entrevistadas mencionan la importancia de emprender acciones de información, educación y comunicación anivel comunitario, haciendo uso de las diferentes herramientastecnológicas. Pese a las diferencias relacionadascon las ciudades donde habitan los participantes, no seidentificaron vivencias diferenciadoras en donde losaspectos culturales se pudieran pensar como categoríastrazadoras de las barreras y facilitadores asumidos;sin embargo, es necesario reconocer la limitación delestudio en términos de la imposibilidad por el brotede la Covid-19 de hacer ejercicios de observación participante,los cuales son fundamentales para recabardinámicas de este tipo. Será necesario continuar con laindagación desde una visión etnográfica para ahondaren las dinámicas y prácticas cotidianas asumidas quepueden favorecer y / o dificultar la inclusión social.

AGRADECIMIENTOS

El equipo de investigación agradece a las mujeres y hombres con discapacidad visual participantes del proceso, por su generosidad, tiempo y apertura para compartir sus experiencias cotidianas.

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Información adicional

Citación: Oviedo-Cáceres MP, Arias-Pineda KN, Yepes-Camacho MR. Barreras y facilitadores de inclusión social: una perspectiva desde las expe­riencias de personas con discapacidad visual. Ustasalud 2022;21(2): 102-113.

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