Identidad Racial como Problema Educativo. Miradas de los Intelectuales Cubanos Fernando Ortiz y Gustavo Urrutia
Identidad Racial como Problema Educativo. Miradas de los Intelectuales Cubanos Fernando Ortiz y Gustavo Urrutia
Revista de Investigación, Formación y Desarrollo: Generando Productividad Institucional
Instituto Tecnológico Universitario de Formación, Ecuador
ISSN-e: 1390-9789
Periodicidad: Trimestral
vol. 9, núm. 2, 2021
Recepción: 08 Junio 2021
Aprobación: 12 Agosto 2021
Resumen: El fenómeno racial en Cuba tiene sus raíces en la colonización, fue precisamente el racismo y la convicción de la superioridad racial lo que sustentó ideológicamente al régimen esclavista, (Alvarado J, 1996, p.37), no obstante, se considera que, en lo sucesivo, la abolición de la esclavitud no fue suficiente para eliminar lo que se acentuó como base ideológica y cultural de la nación cubana. Conocer la historicidad de estos acontecimientos, a través de dos grandes intelectuales cubanos del siglo XX como Fernando Ortiz y Gustavo Urrutia, constituye un problema educativo. Las autoras reflexionan acerca de cómo es valorado la identidad racial en Fernando Ortiz y Gustavo Urrutia, problema relacionado a la identidad racial en su devenir histórico como problema educativo.
Palabras clave: Problema Racial, Identidad Racial, Problema Educativo, Cubanía, Cubanidad.
Abstract: The racial phenomenon in Cuba has its roots in the colonization, it was in fact the racism and the conviction of the racial superiority what sustained ideologically to the pro-slavery régime, (Alvarado J, 1996, p.37), nevertheless, it is considered that, in the successive thing, the abolition of the slavery was not enough to eliminate what was accentuated like ideological and cultural base of the Cuban nation. To know the historicity of these events, through two big Cuban intellectuals of the XX century as Fernando Ortiz and Gustavo Urrutia, constitutes an educational problem. The authors meditate the racial identity is valued in Fernando Ortiz and Gustavo Urrutia about how, problem related to the racial identity in its to become historical as educational problem.
Keywords: Racial Problem, Racial Identity, Educational Problem, Cubanía, Cubanidad .
INTRODUCCIÓN
A criterio del destacado investigador cubano Esteban Morales para entender la cuestión racial en Cuba es necesario, diríamos insoslayable, tomar en consideración tres antecedentes de suma importancia: la esclavitud, con su amplia gama de consecuencias, hasta sicológicas; el peso relevante que tuvo el problema racial en lo económico, lo político, lo educativo, lo social, lo ideológico, lo cultural y hasta en lo demográfico, con el síndrome del “Miedo al Negro” a partir de la Revolución Haitiana en tercer lugar el tiempo que transcurrió hasta la abolición de la esclavitud en 1886; penúltimo acto de esa naturaleza en el Hemisferio Occidental. Acontecimiento, este último, que tuvo una repercusión muy fuerte a corto y largo plazo en la situación del negro dentro de la sociedad cubana. Reflejándose aun en los fuertes residuos de la herencia de una cultura racista, que todavía nos golpea fuertemente (Morales, E, 2008).
Además de estos antecedentes, consideramos oportuno para la comprensión del fenómeno, analizar el pensamiento en torno a la problemática racial, pues es conocido que la manera en se refleja un fenómeno en los estudios que del mismo se realiza, suele constituir un factor de significación en la construcción de los paradigmas en torno al mismo.
Téngase en cuenta, que cada nación va buscando y ofreciendo disímiles respuestas a sus necesidades en las personas, por lo que, toda la riqueza acumulada y construida, va conformando un legado histórico que se ha de conocer a través de las instituciones educativas ¿cómo? transmitiendo, al disponer de herramientas didácticas que lo hacen posible, se erige entonces como un problema educativo y una de las vías para recrearlo
La intelectualidad cubana de entonces, visualizó la necesidad de dedicar esfuerzos al estudio del problema racial de manera profunda a partir de sus raíces, referentes ideológicos, psicológicos y políticos, con clara percepción de que enfrentar la discriminación era un proceso complejo dado su elevado grado de subjetividad, que está presente en ambos grupos de confrontación.
Esta es la razón por lo que el trabajo tiene como objetivo realizar una valoración del pensamiento de dos grandes intelectuales cubanos del siglo XX que dedican parte de su producción intelectual al estudio de la problemática racial en Cuba, la aproximación se realiza a partir de dos obras que marcan sus concepciones, de Fernando Ortiz, “El engaño de las razas” y de Gustavo Urrutia “El nuevo negro”, si bien estas obras giran en torno al problema racial, difieren en su enfoque y aportan una mirada distinta a un mismo fenómeno. Fue necesario utilizar un conjunto de métodos de corte fundamentalmente teórico, que incluyó: Análisis documental, análisis hermenéutico, análisis y síntesis, entre otros.
DESARROLLO
Como antecedente histórico se tiene en cuenta que en los inicios del siglo XX existió una fuerte revelación del fenómeno de la discriminación racial en Cuba, baste recordar la denominada Guerrita de 1912, momento en que tuvo lugar uno de los acontecimientos más bochornosos de la historia republicana, de profundas consecuencias para las relaciones raciales en Cuba durante la neocolonia (Pichardo, H, 1973).
Este momento, entre otros, que se recogen en la Historia de Cuba, sitúan a la primera mitad del Siglo XX como una etapa significativa en torno a la problemática racial, y por tanto su presencia en el pensamiento educativo se produce de manera recurrente y refleja de la realidad, la república desplegó todos los prejuicios contra la población negra y mestiza heredados de la sociedad colonial.
Por su parte, Estados Unidos, no desaprovechó ningún factor para ejercer su control y demostrar su poder, por tanto, la discriminación fue un mecanismo más de dominación (Morales, E, 20002), que se reflejó en los sistemas educativos generando un problema educativo que, no siendo bien tratado, puede influir negativamente en el conocimiento del estudiante, al interpretar un texto
La significación de este acercamiento que se realiza en torno a las obras de Fernando Ortiz, reside en desentrañar el legado teórico existente de una problemática social no resuelta y cada vez más recurrente en los debates académicos y políticos que evalúan nuestro proyecto social.
Así, estas problemáticas, se manifestaban también en el contexto educativo en la medida en que, en la educación “se rebela y se resiste a ser cómplice de transformar las diferencias en desigualdades”, Frigerio, G,(2006: p.2), señala este autor, al referirse a la igualdad, que es punto de partida para todos. En este sentido, parte de la idea de que todos podemos aprender y que la educación no solo debe resistir a la desigualdad, sino también abrir en cada momento una oportunidad para construir una vida justa para todos. Entender la igualdad como un concepto complejo implica valorar la singularidad de cada uno sin por ello convalidar la desigualdad.
Al igual que en el orden político, la Guerrita del 1912, tuvo connotación en las instituciones educativas del país, y, juicio de las autoras, marcó pautas en la problemática racial cubana, ya que los estudios sobre el tema tienen su esplendor en este periodo, con la obra del eminente sabio Fernando Ortiz Fernández, (1881-1969) quien en una etapa tan temprana como 1902 inicia la recopilación del material empírico para su obra “Los negros brujos”.
Este hecho lo sitúa como uno de los pioneros en los estudios raciales en Cuba, a partir de la República Neocolonial, que entre sus grandes mutilaciones no logró ser de todos y para el bien de toda aspiración martiana que devino en guía para los que, como él, lucharon por la instauración de una república independiente.
Coincidentemente en el año 1881 nace Gustavo E Urrutia uno de los pensadores y periodistas importantes de la primera mitad del S XX, este pensador tiene con Fernando Ortiz en común que pertenecen al mismo periodo, estudian ambos la problemática racial cubana a partir de la herencia cultural africana.
Sin embargo, en el caso de este periodista que combatió con la pluma desde el Diario de la Marina, (por naturaleza reaccionario), a favor de los derechos de los hombres a la igualdad, aflora una aproximación al estudio del fenómeno racial desde las mentalidades que complementa tal vez sin proponérselo la percepción filosófica y antropológica de Fernando Ortiz.
El abordaje realizado al pensamiento de Fernando Ortíz en torno al problema racial fue emprendido, a nuestro juicio, por la ruta del fenómeno identitario, aunque no se dedicó a definir el término identidad a lo largo de toda su obra está implícito como cubanidad; sustento del proceso docente educativo en Cuba.
Considera que la “cubanía es conciencia voluntad y raíz de la patria que se forma con los diversos factores humanos, culturales, que se vinculan y abrazan en nuestro país” (Bueno F, 1976, p.12)
Otra de sus consideraciones apunta que la cubanidad no se encuentra solamente en el producto nuevo formado por la fusión de distintos elementos en Cuba mixturados sino también en el mismo proceso que califica de “desintegrativo e integrativo”, en los elementos que a modo de sustancias entran en el fenómeno, en el ambiente en que este se produce y en los aconteceres de su transcurso (Iznaga, D, 1989)
Ambos criterios en tanto aproximación al fenómeno identitario, son contentivos de elementos presentes en la concepción que sobre este particular tienen varios autores, nos referimos a elementos tales como la conciencia, voluntad en tato deseo de ser cubano y por otro lado vinculo indisoluble con la cultura.
En su obra “Engaño de las razas”, explícita el nexo cuando expresa que, la cultura es “como un típico y complejo conjunto de medios artificiales que funcionan en un grupo humano para la cohesión y la lucha por la vida (...) La cultura es un concepto esencialmente humano y sociológico” (Ortíz, F, 1946.p 419-420)
Conjuntamente con sus estudios de cubanidad y cultura, emprende el camino de la problemática racial al percatarse que las peculiaridades de la formación de la nacionalidad cubana potencian la presencia del problema racial como un referente cultural de significación.
A juicio de Ortíz uno de los conceptos más difíciles de definir por la ciencia es el de raza y del cual expusiera: “pocos conceptos hay más confusos y envilecidos que el de raza. Confuso por lo impreciso envilecido por los despreciables menesteres políticos y sociales en que ha sido empleado” (Ortíz, F, 1946.p 17) Este criterio evidencia que su mirada al tema racial obedece a una problemática social real, que ya desde su tiempo socavaba, las bases unitarias que sustentaban la nación en torno a su cultura.
Diversos son los orígenes asignados al vocablo raza, sin embargo, no fue hasta los siglos XVI y XVII que comenzó su empleo. Este vocablo es de raíz semita surgido en el comercio de caballos, de donde se extendió en la trata de esclavos y luego a pasó a un sentido general de distinción humana según Fernando Ortíz “la derivación de una explicación más verosímil es que el vocablo fue aplicado a los animales para señalar su casta y al extenderse metafóricamente a los humanos, llevó consigo implícita una conceptuación de animalidad, por lo que desde su origen tuvo un sentido despectivo (Ortiz F, 1946.p 17)
Más adelante en la obra “El Engaño de las razas” nos lleva de la mano a una percepción metodológica del fenómeno en tres acepciones o puntos de vista que consideramos aportativas, en tanto clarifica el por qué iniciamos el análisis desde la identidad.
En lo biológico, al decir de Ortíz “raza” no es sino un concepto metodológico de clasificación, inferior a las de “especie” y género y análogo al de “subespecie”. En lo político se trueca peligrosamente con frecuencia por los conceptos y voces de “nación” “gente” y “clase”. En lo cultural se confunde erróneamente con el concepto moderno cultura, es decir, como el conjunto de medios sociales que tiene un grupo humano para luchar por su vida (Ortíz F,1946 p. 386).
Defiende el autor que con tales acepciones se priva a la raza de su verde clasificación antropológica por lo que sugiere que el análisis debe hacerse desde el estado de las culturas pues hacerlo desde las razas puede llegar a perdernos.
¿Elude por esto el sabio cubano definir raza?, por el contrario, después de un minucioso estudio señala “una raza debe estar constituida por un gran conjunto de seres semejantes, permanentes, hereditarios claramente definibles y presentes en todos sus miembros” (Ortíz, F, 1946, p.50)
La destacada intelectual Diana Iznaga reconoce que el propio Fernando Ortiz considera que el concepto de raza era perjudicial entre otras razones por ser falso.
La nocividad a nuestro juicio que esta visorando Ortíz consiste en que alimentar el agrupamiento racial desde la legitimación teórica conduce al debilitamiento de nuestra cultura como base identitaria de la nación. De ahí, su empeño por sustituir el vocablo raza por el de cultura.
No pudo el autor, aunque no fue su intención con la obra, evitar la construcción subjetiva que significa la identidad racial que aflora a veces imperceptible y sumergida en la identidad cultural, de ahí que sus estudios sobre el fenómeno de la transculturación constituyan la clave metodológica para el abordaje del problema racial en Cuba.
Se comparte el criterio que como concepto científico la raza no existe. Es una construcción de la subjetividad, una invención social que genera la identidad de las personas, trataba Fernando Ortiz de conducir su estudio por ese camino fue un adelantado, investigaciones recientes continúan reafirmando desde las diferentes ramas del saber que somos los seres humanos biológicamente iguales, sin embargo, no basta con esto para superar un fenómeno tan complejo como lo es el racismo.
Si bien el estudio realizado nos condujo a considerar que el proceso identitario marcado con la impronta racial tiene en Fernando Ortíz un precursor, tiene en su contemporáneo Gustavo Urrutia un seguidor desde una arista diferente.
Gustavo Urrutia (1881-1958) a diferencia de Fernando Ortíz no es un especialista en antropología o sociología, por lo que su aproximación a la problemática racial en Cuba la hace desde su condición de intelectual negro comprometido con la defensa de su raza discriminada.
En su discurso Puntos de vistas del nuevo negro, el autor plantea “la cuestión racista en sí misma, está cuajada de imponderables emotivos como todos los problemas sociales y como la mayoría de las cuestiones de relaciones humanas” (Urrutia, F, 2005, p.107).
Hay sin dudas un reconocimiento a las motivaciones personales que lo conducen indiscutiblemente en ocasiones a mirar a un solo lado del fenómeno lo cual no opaca su genialidad y lo hace acreedor de una concepción que complementa los estudios de raza en Cuba en la primera mitad del siglo XX.
Al igual que en el caso de Ortíz hay en Urrutia un reconocimiento de lo imposible que resulta al régimen neocolonial resolver el problema de la desventaja racial por estar entre otras razones vinculado al fenómeno clasista.
Es su intención al igual que Ortíz convencer de la necesidad de la desestimación del concepto de raza, como cualidad diferenciadora entre los hombres y al respecto nos dice “más de una vez he dicho que para llegar al indeferentismo racial donde existe discriminación, precisa comenzar por concretar y definir esas diferencias a fin de poder eliminarlas. No se trata de borrar las diferencias biológicas sino de hacerlas inocuas” (Urrutia, F, 2005)
Hacer inofensivas las diferencias raciales a nuestro juicio es un llamado del autor al auto reconocimiento racial, al conocimiento del fenómeno y no a su ignorancia a partir del precepto científico de su inexistencia.
Urrutia reconoce lo difícil que resulta para el denominado Nuevo Negro la toma de conciencia racial sin que llegue a enviciarse de racismo y apunta “al hacer el nuevo negro un caudal, de sus propios valores para movilizarlos en pro de la comunidad, inicia este proceso de autodeterminación espiritual definiéndose a sí mismo lo que el negro significa para el mundo y para Cuba (Urrutia, 2005)
Lo antes expuesto es el resultado de lo que Urrutia considera como asunción de una nueva mentalidad por los negros como camino hacia la inocuidad de las diferencias raciales.
Se nos muestra una arista interesante, este enfoque es uno de los problemas que hoy se discute con fuerza entre los estudiosos del tema racial, debido a que se sostiene que a pesar de los esfuerzos realizados por la Revolución nuestra cultura es racista, entre otras razones por la falta de identidad racial real, de autoconciencia de la existencia del fenómeno y la asunción de una mentalidad que no favorece la superación del prejuicio pues se esconde.
Tal criterio puede ser ilustrado a partir de la siguiente valoración:El efecto más evidente de todo este acontecer es el repliegue experimentado por el racismo hacia esferas más íntimas de la vida familiar y de las relaciones interpersonales en las que los prejuicios raciales eran reconocidos, con cierta culpa como nota discordante. Pervivía en chistes y fraseología de usos en la complicidad de la familia y el grupo de amigos cercanos o quedaba oculto en determinadas formas de paternalismo (Espinosa, P, 2006)
Tempranamente Urrutia veía este peligro que hoy está latente y defendía que desde la mentalidad había que enfrentar el problema, para él quién es ese Nuevo Negro: 1-Aquel que se ha liberado del complejo de inferioridad impuesto sobre él por la presión esclavista. 2-El que no se atiene a las diversas definiciones que del hombre negro han dado han dado los blancos amantes o enemigos de este, sino que empieza por definirse él mismo a sí propio, y por tener su definición de los demás como todo ser racional y culto. 3-Es el afrocubano que estudia nuestro problema de razas con ojo clínico y mente filosófica exento de un genuino racismo, aunque solo fuere como reflejo del racismo blanco y por reacción contra este (Urrutia, 2005).
Es interesante como al cualificar al nuevo negro este autor alude a la identidad, la cultura y la cubanidad coincidiendo con el análisis realizado anteriormente, ve en ellos elementos aglutinadores que, a su vez, penetrados por el racismo destruyen y no construyen la identidad cultural como sostén de la nación.
Urrutia expone con claridad el peligro que significa la confrontación racial en un país como el nuestro, portador de una cultura emergida de la fusión y la interculturalidad, expresando que los problemas nacionales incluyendo el racial no pueden ser resueltos ni por el negro ni por el blanco desde posiciones diferentes.
No obstante, en su discurso el autor fundamenta con un enfoque histórico el aporte del negro a la cultura con la marcada intensión de exponer los referentes que lo dignifican en el ámbito nacional e internacional, está tratando de lograr que tenga paradigmas distintos a los inculcados por la psicología del dominador, pero al hacerlo, la parcialidad lastra el análisis, que se dirige hacia la construcción de una mentalidad que necesita referentes positivos pero desde la inocuidad, a la que el mismo llama, no creo por tanto que esto pueda lograrse apostando por el aporte negro, sino por el aporte africano ya que siendo consecuente el aporte no es negro o blanco es el aporte de una cultura que devino en sabia nutricia de la cultura cubana.
En su enfrentamiento a la problemática racial critica la ley Morúa, a la cual considera un cepo político para el afro cubano insiste en que no tiene fe en la ley que no cuente con el respaldo de una movilización activa de la mentalidad popular.
1-Insiste en que la ley debe ser modificada pues no contiene la posibilidad de declarar ilegal a aquellos partidos que no incluyan la multiracialidad hasta el nivel de sus candidaturas y la ocupación de cargos (Urrutia, 2005).
Lo que hoy se discute con fuerza en nuestro país sobre la representatividad racial ve en este análisis un antecedente cuyo mérito a nuestro juicio está en percatarse tempranamente de que no está la solución en la existencia de leyes, aunque esto sea positivo sino en el cambio de la mentalidad de los hombres que han de cumplirlas. La revolución cubana garantiza la igualdad en su cuerpo legal no obstante se trabaja por lograr desmontar del imaginario social los vestigios de racismo que nos hacen vulnerables.
Urrutia no deja escapar su crítica a la tendencia foránea de frenar la mezcla de razas, aboga por que el fenómeno de fusión racial debe fluir sin trabas ni estímulos artificiosos, este criterio es uno de los temas debatidos en el discurso bioeticista, se opone pues de hecho a manejos no éticos para lograr la fusión estando convencido de que se logrará cada día como un fenómeno natural.
La sociedad cubana actual es parte del mundo donde las migraciones, las relaciones de pareja más allá de fronteras son un estímulo natural para la fusión, cuya tendencia será a crecer. Investigadores de otras partes del mundo reconocen que esto es un fenómeno global, al respecto Ronald Fernández, un profesor de sociología en el Departamento de Criminología y Justicia Criminal en Central Connecticut State University considera que los inmigrantes y la fusión están ayudando a Estados Unidos a superar la división racial), encontrando una nueva forma de imaginarse la raza y la etnicidad.
2-Su acercamiento al problema racial desde las mentalidades le permite llegar a la convicción de la necesidad de preparar a las masas para un cambio de régimen lo cual exigiría del nuevo negro realizar una labor orientadora sin jactancia, caudillismo, anacronismo ni inconsecuencias (Urrutia, 2005).Importar lista
El autor comprendía la imposibilidad de solucionar el fenómeno de la discriminación en los marcos de la república neocolonial pero comprendía que una vez instaurado un nuevo régimen había que estar preparados para la solución del problema, su propuesta que se inclina hacia la mentalidad, la asumimos junto a la de otros autores como Ana Cairo y Esteban Morales quienes sostienen que el negro y el mulato deben tener conciencia de que lo son, para poder luchar contra los prejuicios el racismo y la discriminación que hoy subyacen en la sociedad cubana.
CONCLUSIÓN
Ortíz y Urrutia convergen en cuanto a que la construcción errónea del fenómeno identitario en torno a la raza no conduciría a la solución del racismo como flagelo.
El problema racial se sobrepone al fenómeno clasista y por ende no puede ser resuelto sin resolver a la par el enfrentamiento de explotados y explotadores.
Concuerdan en que significa un peligro la confrontación racial, en un país como el nuestro, portador de una cultura emergida de la fusión y la interculturalidad.
La composición de la cultura que deviene en mestiza desde sus elementos nutricios no logra imponer el mestizaje en la aprehensión por el hombre de dicha cultura continuando su polarización en dos grandes grupos que se dividen a partir del color de la piel.
El tratamiento que da Urrutia al problema desde las mentalidades en su discurso complementa la idea central sostenida por Fernando Ortíz en El engaño de las razas.
Ambos enfoques en torno a la problemática racial aportan un referente teórico de significación para los estudios de raza en Cuba.
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