

Artículos de investigación
Sentido de las prácticas musicales en la formación integral en la universidad
Revista de Investigaciones de la Universidad Católica de Manizales
Universidad Católica de Manizales, Colombia
ISSN: 2539-5122
ISSN-e: 0121-067X
Periodicidad: Semestral
vol. 20, núm. 35, 2020
Recepción: 30/09/2019
Aprobación: 31/10/2019
Autor de correspondencia: edgarcia@unicatolica.edu.co
Resumen: Este artículo da cuenta de una investigación con enfoque cualitativo desarrollada en el contexto de la educación superior, a partir de experiencias narradas por actores sociales vinculados a prácticas musicales en Unicatólica Cali, historias de vida que permitieron la interpretación hermenéutica de su sentir en relación con la revisión documental del estado del arte y las teorías de apoyo a la conceptualización de temas de interés, como la relación formación integral y prácticas musicales. En este sentido, se obtuvieron y analizaron datos desde el enfoque emergente de la complementariedad como diseño metodológico y se acudió a la teoría fundamentada como estrategia para su organización. Como resultados relevantes, se destaca la importancia de estas prácticas artísticas para el desarrollo humano integral, como alternativa de formación que vincula las prácticas musicales con la identidad, la familiaridad y el bienestar, potencializando distintas dimensiones del ser y contrarrestando la unidimensionalidad que se prioriza en la educación profesional.
Palabras clave: Formación, formación integral, prácticas musicales, universidad.
Abstract: This paper reports on a research with a qualitative approach developed in the context of higher education, based on experiences narrated by social actors linked to musical practices in Unicatólica Cali, life stories that allowed the hermeneutic interpretation of their feelings, in relation to the documentary review of the state of the art and the theories supporting the conceptualization of topics of interest, such as the relationship between integral education and musical practices. In this sense, data were obtained and analyzed from the emerging approach of complementarity as a methodological design and based theory was used as a strategy for its organization. As relevant results, the importance of these artistic practices for the integral human development is highlighted, as an alternative of formation that links the musical practices with the identity, the familiarity and the well-being, potentializing different dimensions of the self and counteracting the one-dimensionality that is prioritized in professional education.
Introducción
Lo útil es el gran ídolo de la época, al que deben someterse todas las fuerzas y tributar homenaje todos los talentos. Sobre esta balanza tosca, el mérito espiritual del arte no tiene peso alguno y, privado de todo aliento, desaparece del ruidoso mercado del siglo. (Schiller, 2016, p. 57)
En el contexto de la educación superior es frecuente escuchar el concepto formaciónintegral como un componente de gran relevancia en las prácticas educativas. Tanto en los proyectos educativos institucionales, como en los modelos pedagógicos y hasta en los discursos de docentes y directivos que hacen parte de la universidad se hace alusión a este concepto. Sin embargo, no es común acercarse a él desde la comprensión de los estudiantes, mucho menos desde la interpretación de una narrativa libre a partir de la cual ellos relatan sus experiencias formativas vinculadas a prácticas artísticas y a su sentir respecto al aporte de estas a su desarrollo integral.
Por tal razón, este documento recoge el desarrollo y las reflexiones del trabajo de grado homónimo de este artículo, presentado para optar al título de Magister en pedagogía, desde el cual se aborda dicha problemática a partir de reflexiones que se alimentan de las historias de vida de los actores sociales vinculados a prácticas musicales en la Fundación Universitaria Católica Lumen Gentium (Unicatólica), con el objetivo de interpretar y comprender el sentido que sus estudiantes dan a estos espacios alternativos de formación ofertados por Bienestar Universitario, procesos en ocasiones asociados a simples dinámicas culturales o espacios de ocio de carácter extracurricular (Gamboa, 2017), pero que en estas realidades son prácticas que involucran relaciones humanas que generan diversos desarrollos o potencializan múltiples dimensiones humanas, además de la cognitiva, esfera que se prioriza en el enfoque tradicionalmente predominante en el contexto de la educación superior, desde el cual se busca profesionalizar individuos capacitados para el mercado laboral (Castillo & Arias, 2016), en relación con otras esferas del ser que se potencializan con prácticas sociales vinculadas a la cultura, como las artes o específicamente la música, práctica artística que según la interpretación con sentido de sus narrativas, representa para ellos un gran aporte a la formación integral, tanto personal como colectiva de los estudiantes y por ende de la sociedad.
Metodología
Para resolver interrogantes que ayudaron a identificar las prácticas musicales realizadas por estudiantes en este contexto educativo, a describir la relación existente entre las prácticas musicales y la formación universitaria e interpretar los discursos referidos acerca de las prácticas musicales en la formación integral en Unicatólica, el diseño metodológico de este trabajo se basó en la complementariedad (Murcia & Jaramillo, 2008) como enfoque de investigación cualitativa emergente para la comprensión de fenómenos sociales, aprovechando diferentes estrategias e instrumentos para la obtención y análisis de los datos. De esta manera, el trazo del diseño metodológico se planteó en 3 momentos, las etapas de pre-configuración, configuración y reconfiguración fueron el camino metodológico que organizó el proceso.
Por otro lado, la organización y tratamiento de la información se desarrolló a partir de la propuesta de la teoría fundamentada como parte del diseño para la codificación y categorización de las narrativas obtenidas de los actores sociales.
En este orden de ideas, a partir de un acercamiento hermenéutico a este contexto universitario particular, se realizó un ejercicio de pre-configuración de esta realidad, con el fin de identificar las prácticas musicales que allí se dan y su relación con la formación, partiendo de las narrativas espontáneas registradas en la cotidianidad del aula de clase y con el apoyo de las conceptualizaciones emergentes de las experiencias investigativas acopiadas en el estado del arte, elementos con los cuales se formularon una serie de preguntas guía, a manera de protocolo orientador, para la construcción de las historias de vida de 8 actores sociales que representaran la diversidad de integrantes de los grupos musicales representativos a los que se dirige este estudio, permitiendo con ello la configuración de sus realidades como segunda etapa de la indagación, desarrollada en el terreno desde un trabajo de campo a profundidad, a partir del cual se descubrieron relaciones entre la música y el contexto educativo universitario.
Posteriormente, el análisis de estos datos fue posible desde la codificación simple, axial y selectiva que propone la teoría fundamentada (Strauss & Corbin, 2002) para la sugerencia de categorías y subcategorías que permitieron la construcción de matrices relacionales y redes semánticas que identificaron las ideas fuerza que surgieron desde las narrativas de los actores sociales, las cuales fueron articuladas desde la triangulación, con los discursos presentes en revisiones documentales, las teorías de apoyo de autores relacionados que ayudaron a su conceptualización y con las observaciones desde la perspectiva del docente investigador, quien se basó en su experiencia de campo y sus referentes para el análisis. Este tercer momento denominado reconfiguración, permitió la interpretación de los discursos emergentes de las historias de vida y su vinculación con otras voces presentes en la indagación, para la formulación de los hallazgos y las recomendaciones pertinentes para nuevos procesos investigativos y para la toma de decisiones al momento de mejorar prácticas educativas desde la perspectiva de la formación integral en su relación con las prácticas musicales y la universidad.
Primeros hallazgos y teorías de apoyo
Las prácticas musicales en la Fundación Universitaria Católica Lumen Gentium (FUCLG) referidas en este trabajo, se identificaron como espacios alternativos de formación integral ofertados por Bienestar Universitario desde el área de Cultura, asignaturas electivas de interpretación de instrumentos musicales y grupos musicales representativos en diferentes formatos. Desde allí, los estudiantes de los distintos programas académicos de la institución se vinculan a ejercicios pedagógicos en procesos de fundamentación o consolidación de técnicas artísticas, que si bien no se relacionan directamente con los contenidos temáticos de sus estudios profesionales, enriquecen significativamente otros aspectos que repercuten en el desarrollo integral de su personalidad, potencializando habilidades sociales, corporales, cognitivas, emocionales que aportan positivamente a procesos culturales de socialización y convivencia (FUCLG, 2013).
Lo anterior se infirió del acercamiento inicial a las narrativas de actores sociales de este contexto, desde las cuales se reconoció la opinión de los estudiantes con relación a su realidad educativa, desde la perspectiva de la formación humana, a partir de reflexiones registradas en dinámicas evaluativas propias de las prácticas educativas, en las cuales se valoraron las subjetividades y necesidades de los participantes, con miras a desarrollar un ejercicio investigativo que parte de la pre-configuración de sus realidades. Ejemplo de ello, la narrativa de un actor social, quien expresa que:
La práctica musical en la universidad nos enseña a trabajar en equipo, nos enseña a valorar el respeto y las opiniones ajenas en el trabajo en grupo. También es una forma de expresión, pues uno en la universidad está metido en los trabajos y todo eso, pero la música nos relaja y nos reduce el estrés diario. La música es cultura, y así nos formamos como profesionales íntegros, conscientes de la diversidad cultural de los compañeros, de la cual también aprendemos desde la cultura (SB).
De esta manera, las prácticas musicales inicialmente son entendidas por los estudiantes, desde un sentido más amplio, como ejercicios individuales y colectivos que potencializan relaciones sociales que se articulan en la consecución de fines comunes (Mosquera, 2016), resaltando valores culturales que se vinculan a su ser desde la integralidad.
Por otro lado, los discursos iniciales de estos actores sociales también proporcionaron un enfoque conceptual para la formulación de categorías fuerza, como la educación, la formación, las prácticas musicales, el desarrollo humano integral, la pedagogía y la cultura, desde las cuales se vincularon una serie de revisiones documentales que reúnen experiencias investigativas recientes en el ámbito local, nacional e internacional, investigaciones que se relacionaron con el interés propio del trabajo descrito en este artículo. De estas revisiones, se trae a colación a Cabrera & De la Herrán (2015) quienes afirman que:
La visión pedagógica que se pretende desde el nuevo paradigma transdisciplinar y complejo es que las instituciones educativas sean un espacio de transformación personal, institucional y social, tanto en lo cultural y científico, como en los valores humanos, éticos y espirituales basados en la confianza, en la cooperación, en la creatividad y en el reconocimiento. Un lugar donde se potencie lo mejor de cada persona desde su formación. (p. 508)
Así pues, la interpretación de las narrativas iniciales y los documentos investigativos de los últimos 5 años, cuyo contenido se vinculó directa o indirectamente con las intenciones investigativas del trabajo aquí relacionado, tuvo continuidad en un trabajo de campo a profundidad, desde el cual se logró escudriñar en las realidades sociales de un contexto educativo en el cual se destacan las prácticas musicales como elemento que coadyuva a la formación y transformación personal y social.
Para la comprensión del sentido de estas prácticas musicales en el contexto universitario en relación con la formación humana integral, hubo la necesidad de entender los conceptos de formación e integralidad desde una mirada teórica proporcionada por el acercamiento a autores que nutrieron el desarrollo de las cátedras del programa Maestría en Pedagogía de la Universidad Católica de Manizales, proceso formativo del cual se desprende esta producción escrita como síntesis del trabajo de grado. De igual manera, en la medida que surgieron categorías fuerza tanto de las narrativas de los actores sociales, como del estado del arte, diferentes teorías fueron configurando una conceptualización coherente con el rumbo que tomó la investigación.
En relación con lo anterior, la comprensión del término formación se asumió desde la postura de la tradición filosófica y pedagógica alemana, desde la cual se entiende este concepto de bildung como proceso de humanización que vincula la educación con el desarrollo de los valores éticos, estéticos y morales desde la perspectiva de un individuo autónomo en transformación continua e inacabada facilitada por una “disposición personal que permite el desarrollo y crecimiento de todos los aspectos humanos (corporales, espirituales, afectivos) de acuerdo con las exigencias de la realidad” (Klaus & Garcés, 2011. p. 17).
En concordancia, la integralidad como parte de un proceso formativo, se vinculó con teorías del desarrollo que reconocen al ser humano desde su complejidad, procurando potencializar las dimensiones constitutivas del individuo en su relación con la sociedad, estas son: su corporalidad, su espiritualidad, su pensamiento crítico, su sensibilidad estética, ética y afectiva, entre otras esferas que se reconocen en el desarrollo de la humanidad. En esta línea, Guerra, Mórtigo & Berdugo (2013) afirman que:
El “bien estar” de la persona debe ser entendido como un aporte en el proceso de formación, llevado a la práctica mediante diversas estrategias que permiten reconocer la integralidad del ser humano, desde el reconocimiento de sus dimensiones biológicas, socio afectivas, intelectuales, sociales, culturales, axiológica y políticas que generen elementos de identidad que contribuyan a resaltar las características del individuo y de la colectividad. (p. 68)
Por otro lado, esta perspectiva también propició una mirada crítica al sistema educativo actual, particularmente a las dinámicas transmisionistas o de reproducción cultural (Bourdieu & Passeron, 1996) que asume la educación profesional, desde las cuales se privilegia una formación unidimensional, que se esmera sobremanera por el aprendizaje memorístico de contenidos disciplinares propios de las diferentes carreras demandadas por el mercado. Así se puede entender desde Orozco (2009), cuando expresa que:
La universidad ha sido funcional a los estilos de desarrollo; más que formación, ha hecho capacitación de la fuerza de trabajo requerida, en el marco de un mercado de trabajo conspicuo y diversificado que no siempre se pone en tela de juicio. (p. 166)
En este orden de ideas, las vinculaciones teóricas que apoyaron el ejercicio investigativo, propiciaron la conceptualización de los términos constitutivos de la problemática, delimitando las interrogantes y los objetivos del trabajo desarrollado, y facilitando la articulación de la fructífera tradición filosófica alemana con las propuestas pedagógicas que emergen en el contexto latinoamericano, con relación a la postura crítica frente al modelo o sistema educativo de la región, el cual responde a otros intereses ajenos al desarrollo del ser y su comunidad, como lo plantea Freire (2005) a partir de su postulado sobre la educación bancaria en la pedagogía del oprimido.
Resultados y conjeturas

Como resultado de un proceso organizado de selección, codificación, categorización y análisis de los datos emergentes de las historias de vida de los actores sociales involucrados en este trabajo, se visibilizó una serie de redes semánticas que evidenciaron las recurrencias y relaciones discursivas sobresalientes en las narrativas de los estudiantes. En este proceso de agrupación y reagrupación de ideas, uno de los ejes articuladores fue la concepción de las prácticas musicales en la universidad como una alternativa de formación que coadyuva al desarrollo integral de la persona del educando y de la sociedad en general, en cuanto se asumieron estas desde diferentes perspectivas que surgen de la categorización selectiva.
Una de estas macro-categorías vinculó las prácticas musicales a las relaciones sociales en familiaridad, desde las cuales se permitieron experiencias formativas con otros, a partir de la comunicación y la expresión por medio de la música y desde la sensibilidad que en estos ejercicios se puede desarrollar (Jaramillo, 2014) como habilidad social asociada al arte. Respecto a estas experiencias, uno de los actores sociales en su historia de vida mencionó que:
Entonces vi gente en el grupo crecer musicalmente y eso me parece invaluable, me parece supremamente increíble haber podido participar y haber podido ver cómo adquieren nivel musical, y también ver que son personas integrales, que no solo trabajan en equipo, sino que hacen que los grupos se conviertan en una familia (A5).
De igual forma, diferentes actores sociales vincularon las prácticas musicales desarrolladas en el contexto educativo universitario con relaciones en familiaridad, tanto como experiencia de cercanía con sus compañeros, como con dinámicas de adquisición de saberes que permiten otros conocimientos que van más allá de lo disciplinar o lo intelectual propiamente dicho, en este caso, el aprender a vivir en comunidad con todas las relaciones que ello implica. Así se pudo entender esta narrativa con relación a Duch y Mélich (2009), quienes afirman que:
La relacionalidad propia de las comunidades se debería caracterizar por el énfasis puesto en la «moral de los afectos» más que en la «moral de los efectos», lo cual implicaría que los miembros de las agrupaciones comunitarias se comportan los unos con los otros como si fuesen miembros de una familia ampliada. (p. 122)
Por lo anterior, la asociación del término familiaridad con las prácticas musicales desarrolladas en la universidad, corresponden a esa relación íntima de la educación como práctica social con las experiencias educativas forjadas en el primer círculo social conocido por el individuo, este es, la familia y los amigos que desde la infancia han acompañado de manera continua su proceso de desarrollo. Entonces, no es sorprendente que las prácticas musicales desarrolladas en este contexto particular, se presten para esta analogía, en la medida en que los participantes de estos ejercicios artísticos construyen con sus compañeros vínculos afectivos y emocionales que van más allá de los compromisos intelectuales propios de la academia, por el contrario, los compromisos por hacer parte de este tipo de alternativas de formación, surgen espontáneamente como iniciativa propia de cada estudiante, otorgando una autoridad especial a los miembros de este colectivo como partícipes activos en su proceso formativo. Sobre esta situación, se lee a Duch y Mélich (2009), cuando afirman que:
Esta toma de posición implica necesariamente que no consideramos a la familia como una institución que exclusivamente se construye a partir de la biología, el derecho, la política o las costumbres más o menos consolidadas, sino especialmente desde el ejercicio de la responsabilidad, a partir de la aceptación de responsabilidades, que siempre son inherentes a cualquier tipo de respuesta ética. (p. 72)
En este mismo sentido, las prácticas representativas de estos grupos musicales se entendieron como alternativa de formación dirigida al desarrollo de la integralidad humana, en la medida que se encontraron en las narrativas de los educandos, experiencias que hicieron alusión a la afectación sobre las diferentes dimensiones del ser, entre ellas la espiritual, la estética, la corporal, la emocional y el pensamiento crítico (Castillo y Arias, 2016), procurando una visión holística de la persona. De ello habla un actor social en sus narrativas cuando expresa que:
Con la música podemos desarrollarnos artísticamente, sacar a relucir dotes que muchas veces estaban escondidos, desarrollar la creatividad y la inspiración. Nos hace conectarnos con la naturaleza y con la espiritualidad en el ámbito educativo de la universidad. (A4)
Se infiere entonces que los ejercicios artísticos en esta universidad, hacen parte de un proceso formativo cuyo enfoque trasciende la adquisición de conocimientos externos propios de las disciplinas o profesiones estudiadas y aporta a la autoformación y transformación constante de su ser (Gadamer, 2000) a partir de las prácticas musicales referidas. Al respecto, otro actor social que hizo parte de este estudio manifestó que:
A mí me parece que la universidad, en especial en la que yo estoy, más allá de que uno va a las clases y el compromiso con la educación, es lo que uno puede empezar a formarse como persona a través de la música (A8).
Con relación a esta autoformación, surgen en los discursos referidos en las historias de vida, alusiones a dimensiones del ser que fundamentan su desarrollo o potencialización en la subjetividad, en las maneras particulares como entienden el mundo a partir de los sentidos y las reflexiones personales respecto a su relación con los otros. Sobre estas esferas, uno de los actores sociales nos dice que:
Esa dimensión estética, la pienso en el marco de lo sensible, y el arte musical me ha permitido a mí sensibilizarme, humanizarme un poco más, no creo que lo estético sea simplemente algo de lo atractivo o lo bonito, sino que puede ir más allá, pienso que tiene que ver con los sentidos que se abren para comprender, pero a la vez también afectan al ser humano y esto le permite crear algo (A2).
Por consiguiente, se identificó en las narrativas de los integrantes de estos grupos, que las prácticas musicales desarrolladas en el contexto de la educación superior, adquieren un carácter formativo integral que enriquece el proceso educativo con una mirada amplia del desarrollo del individuo, pensando en sus diferentes esferas y en procura de una formación humana completa, que no se enfoque prioritariamente en la dimensión cognitiva o intelectual (Vilanou, 2001), sino que permita un acercamiento a otras dimensiones constituyentes de su persona y que se vinculan a procesos de socialización. Con esta mirada, Orozco (2009) asegura qué:
La educación que brinda la universidad es integral en la medida en que enfoque a la persona del estudiante como una totalidad y que no lo considere únicamente en su potencial cognoscitivo o en su capacidad para el quehacer técnico o profesional. (p. 180)
De esta manera, en el ejercicio interpretativo de las narrativas de los estudiantes y los discursos de los autores de apoyo, se reconoció al ser humano como un individuo complejo, cuyo proceso formativo en las instancias de la educación universitaria, entiende las prácticas musicales como alternativas pertinentes para aportar al desarrollo y fortalecimiento de habilidades personales y sociales que involucran todas sus dimensiones, valorando no solo el saber académico sino también el aprendizaje autónomo adquirido en las relaciones sociales presentes en estas prácticas.
Desde otro ángulo, la identidad en la diversidad fue una categoría reiterada en las narrativas de los actores sociales vinculados a este trabajo, en ellas se infirió una asociación de las prácticas musicales en la universidad, con alternativas de formación que propenden por el reconocimiento de la personalidad y los valores culturales representados en dichas manifestaciones artísticas, además de procurar una forma de resistencia cultural (Arango, 2017) que conserva los valores simbólicos que trascienden a través de la interculturalidad. Con relación a lo anterior, uno de los participantes de este ejercicio investigativo, expresó en sus narrativas respecto a la relación de estas prácticas artísticas con su identidad en la diversidad:
Yo creo que la afectación me ha llevado al rescate de lo nuestro, como mestizo, como perteneciente a la región andina colombiana y teniendo una historia familiar de unos ancestros provenientes de Caldas y de Antioquia (…) Esa diversidad cultural que hay dentro de la universidad, me obliga a rescatar lo ancestral y que compartimos en general con otros estudiantes, que no solamente es mío, sino que varios estudiantes también compartimos esos ancestros o esa tradición montañera (A2).
Desde esta perspectiva, se destaca de las narrativas de los actores sociales la necesidad de reconocerse y reconocer a los compañeros en prácticas culturales particulares en torno a la identidad (Mosquera & Beltrán, 2017), valorando la diversidad presente en un contexto social enriquecido por migraciones regionales y articulado por dinámicas sociales culturalmente globalizantes, sin correr el riesgo de perder los valores simbólicos que trascienden con la tradición ancestral representada en manifestaciones artísticas musicales. Para tal fin, se asociaron a estas narrativas conceptualizaciones formales que proponen la interculturalidad como camino de encuentro en la diferencia, a partir de dinámicas de convivencia pertinentes en los escenarios formativos que involucran la cultura. En esta idea, se trae a colación el discurso de Freire (2005) cuando afirma que:
La síntesis cultural no niega las diferencias que existen entre una y otra visión sino, por el contrario, se sustenta en ellas. Lo que sí niega es la invasión de una por la otra. Lo que afirma es el aporte indiscutible que da una a la otra. (p. 239)
Por consiguiente, la diversidad cultural que converge en el contexto de la educación superior, especialmente en escenarios alternativos para la formación desde las prácticas artísticas musicales, se interpretó como un factor social que aporta significativamente al desarrollo del individuo y la comunidad, en la medida que propone un diálogo intercultural (Bernabé, 2013) que articula las diferentes cosmovisiones del mundo, para la configuración y reconfiguración de las realidades personales o colectivas.
Por otro lado, estas alternativas de formación fueron asociadas a estados de bienestar que propician un equilibrio entre el desarrollo cognitivo, afectivo y psicosocial que se vincula a las prácticas musicales como hábitos saludables, en cuanto procuran la salud física, mental y emocional, dado que estos escenarios formativos mediados por la actividad musical generaron momentos de relajación y salida de la cotidianidad en ocasiones estresante de la vida académica en dinámicas de formación profesional. Así se entendió del relato de un actor social quien afirmó que:
Para un estudiante que está en otra realidad, las prácticas musicales son un espacio donde uno puede llegar y divertirse, des-estresarse, tener contacto con otras dinámicas, un refresco al quehacer cotidiano (A1).
En suma, gran parte de los actores sociales que participaron en este trabajo manifestaron la necesidad de salir de la cotidianidad de las dinámicas educativas propias de sus programas académicos, encontrando en los ejercicios artísticos musicales que se ofrecen desde Bienestar Universitario, una alternativa de formación terapéutica que se vincula a la salud mental y corporal (Herrada y Gonzáles, 2015) afectada por el estrés de los diversos compromisos educativos o laborales y otras situaciones propias de sus realidades personales y sociales. En este orden de ideas, se entendió en los discursos de los educandos que el acercamiento a la música a partir de ejercicios pedagógicos vinculados a la formación integral, trasciende la dimensión cognitiva propia del ámbito académico, afectando positivamente otras dimensiones del ser, entre las cuales se destaca la corporal, la psicoafectiva, social y emocional. En palabras de Giménez (2017) se agrega que:
La música como terapia puede abarcar las antiguas actitudes que son vehículo para curar, mantener la salud y la medicina. La música puede ser contemplada, por el público en general, como una herramienta importante para la reducción del estrés, una escapatoria emocional y para estar concentrados. (p. 187)
En términos generales, desde un análisis macro-categorial, en las narrativas de los participantes de este estudio, se pudo reconocer que las prácticas musicales en el contexto de la educación superior son asumidas como alternativas para la formación humana, especialmente como aporte al desarrollo y fortalecimiento de habilidades y características personales y colectivas que se fundamentan desde las relaciones sociales en familiaridad y la diversidad presente en la cultura universitaria. Además, se entendió que estas alternativas están dirigidas a la transformación humana con un enfoque integral de la educación del ser, en procura de su bienestar físico y emocional.
Sintetizando los hallazgos relacionados en esta experiencia investigativa, a partir de los tejidos que articularon la triangulación de las diferentes posturas que emergen de las voces de los actores sociales en sus narrativas, los autores de la teoría de apoyo y la postura interpretativa del docente investigador, se propusieron afirmaciones que permitieron comprender el sentido de las prácticas musicales en el contexto de la educación universitaria, desde los espacios alternativos de formación integral que promueve el área de Cultura de Bienestar Universitario en Unicatólica, con la conformación de grupos representativos de música integrados por miembros de esta comunidad educativa.
Inicialmente, se reconoció en las narrativas de los actores sociales, en las revisiones documentales y en las teorías de apoyo, una clara alusión a las prácticas musicales en este contexto educativo, como alternativa pertinente para la formación del ser humano en muchas de sus dimensiones. Por un lado, se vinculó el ejercicio musical con dinámicas relacionales en familiaridad, destacando el valor de esta analogía para el fortalecimiento de las potencialidades de carácter personal y social importantes para el desarrollo en la convivencia, que acercan al educando a procesos de socialización en el marco de los valores de la cultura familiar como la acogida y la alteridad. Además, se valoraron también estas prácticas como ejercicios sociales para el reconocimiento de la personalidad y la identidad en la diversidad presente en el contexto universitario, facilitando la apropiación de lenguajes simbólicos que permiten un diálogo intercultural a partir de manifestaciones artísticas generadoras de reflexiones estéticas y sociales.
Posteriormente, se identificó la relación entre las prácticas musicales y el desarrollo de las dimensiones espiritual, corporal, estética, ética, social, afectiva y cognitiva, entre otras, a partir de la conceptualización sobre la formación y la integralidad articuladas a las asociaciones espontáneas en las narrativas de los participantes respecto a su experiencia en los grupos musicales antes mencionados.
Finalmente, el estudio pudo asociar las prácticas musicales con estados de bienestar necesarios para el desarrollo equilibrado de las facultades cognitivas propias del contexto educativo, esto en relación con las narrativas de los estudiantes, quienes manifestaron mejoría en sus estados de ánimo y estados de salud física y mental, afectados por la cotidianidad de sus dinámicas formativas correspondientes a las disciplinas en profesionalización. Con relación a lo anterior, el estudio también concluyó con la necesidad de incorporar en todas las prácticas pedagógicas de este contexto, un enfoque educativo dirigido a la formación integral donde se fortalezcan las potencialidades del ser en su totalidad, tanto a nivel personal como social, pensando en la trascendencia de este individuo y su humanidad ante la sociedad.
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Notas
Notas de autor
Correspondencia: edgarcia@unicatolica.edu.co
Enlace alternativo
http://www.revistas.ucm.edu.co/ojs/index.php/revista/article/view/143/162 (html)

