Artículos
LA SIGLA, UN RECURSO EFICAZ EN LA PRENSA PERUANA
ACRONYMS, AN EFFECTIVE RESOURCE IN THE PERUVIAN PRESS
Boletín de la Academia Peruana de la Lengua
Academia Peruana de la Lengua, Perú
ISSN: 0567-6002
ISSN-e: 2708-2644
Periodicidad: Semestral
vol. 64, núm. 64, 2018
Recepción: 03 Agosto 2018
Aprobación: 31 Octubre 2018
Resumen: Hoy en día el uso de las siglas resulta de gran interés e importancia debido a la predominancia que estas tienen en un escrito (periódicos, revistas, libros, informes, etc.); sin embargo, también podemos visualizar su empleo en los medios de comunicación audiovisual masivos como la radio y la televisión, en ambos aspectos se utiliza para identificar las denominaciones de las instituciones de todo tipo. Este uso se ve reflejado en la capacidad de síntesis unido al ahorro de espacio en cuanto a letras y palabras se refiere. En ese sentido, el presente estudio a través de un análisis descriptivo está orientado a explicar qué es lo que condiciona el uso de las siglas como recurso eficaz, pues al ser usadas o mencionadas en titulares pueden resultar ininteligibles para el lector u oyente por el desconocimiento que tienen en su significación o en cuanto a las reglas formales que se sigue para su construcción diferenciando su tipología. Por último, es importante resaltar que el uso de estas es más recurrente en el ámbito periodístico, ya que se dispone en estos medios espacios limitados en donde se está obligado a ajustarse a ellos.
Palabras clave: Siglas, recurso eficaz, tipología, textos escritos.
Abstract: Nowadays the use of acronyms is of great interest and importance due to the predominance they have in written documents (newspapers, magazines, books, reports, etc.); however, we can also see their use in the mass audiovisual media such as radio and television, in both aspects they are used to identify the names of institutions of all kinds. This use is well reflected in the ability to synthesize and save space in terms of letters and words. In that sense, this study, through a descriptive analysis, is oriented to explain what conditions the use of acronyms as an effective resource, because when they are used or mentioned in headlines they can be unintelligible to the reader or listener due to the lack of awareness of their meaning or of the formal rules applied to their construction, distinguishing their typology. Finally, it is important to highlight that their use is more recurrent in the journalistic field, where there are limited spaces available and you are obliged to comply with them.
Keywords: Acronyms, effective resource, typology, written texts.
1. A modo de introducción
Si bien la Academia señala que sigla es un «signo lingüístico formado con las letras iniciales de cada uno de los términos que integran una expresión compleja» (2010: 577) y, acrónimo, una sigla «cuya estructura se acomoda a los patrones silábicos característicos del español» (2010: 579); es importante precisar que coincido con el concepto de sigla, pero no con el de acrónimo, pues llamaré acrónimo a la combinación del inicio y el final de dos palabras, por lo que serán siglas OTAN, CIA, FBI, ONU, ovni, sida, Unesco… y las incluyo en este trabajo; mientras que palabras como cantautor (< cantante y autor), ofimática (< oficina + informática), serán descartadas por acrónimos.
Cabe señalar, además, que dentro del grupo de las siglas distingo las propiamente dichas —lexicalizadas o no—, de los considerados sigloides (Casado Velarde, 1979: 72), llamados precisamente de esta manera porque no solo toman algunas letras iniciales, sino también algunos elementos conectores: UDEP (Universidad de Piura), Sunat (Superintendencia Nacional de Administración Tributaria), Fogem (Fondo de .arantía Empresarial).
Abordar el tema de las siglas en la prensa peruana responde a un interés personal motivado por titulares que pueden resultar ininteligibles a un lector promedio y, mucho más, a uno extranjero. Titulares como «Onagi usó dinero de rifas para comprar canastas navideñas a los gobernadores» (EC, 05-05-14), «¿AGP recibirá la carta del CEN?» (LR, 26-04-12), «PCM convoca a segundo concurso para presidentes de Osiptel y Ositrán» (LR, 29-05-12), «TC no invadió competencias del CNM y PJ, opinó legislador Carlos Eguren» (LR, 1310-13)[1] me llevaron a plantearme preguntas como ¿es solo el factor espacio lo que condiciona el empleo de las siglas, de allí que se pueda considerar un recurso eficaz?, ¿se da con igual frecuencia en todos los medios escritos periodísticos?, ¿se ha intensificado últimamente o siempre han estado presentes?
Intentaré responder cada una de ellas en este estudio descriptivoanalítico y, a partir de ello, estableceré una tipología, haré un repaso de algunos aspectos relacionados con su escritura, describiré los principales rasgos morfológicos (género y número), analizaré el proceso de derivación, así como el grado de lexicalización de las siglas registradas en algunos diarios peruanos,[2] y, finalmente, determinaré en qué medida es un recurso eficaz.
2. Aspectos formales
Es sabido que en toda sigla podemos identificar dos partes: la base y la sigla propiamente dicha. La base, según Almela, es un complejo léxico constituido por un grupo de palabras que funciona como un bloque unitario (1999: 211). Así, en una sigla como Agalep, la base es Asociación de Ganaderos Lecheros del Perú. La normativa académica, en cambio, llama sigla «tanto al signo lingüístico formado con las letras iniciales de cada uno de los términos que integran una expresión compleja como a cada una de las letras iniciales» (OLE, 2010: 577).
Si bien actualmente se estila colocar la sigla en el titular de la noticia y la base en el cuerpo seguido de la sigla entre paréntesis, en décadas pasadas esto no sucedía así; pues se ha podido comprobar que algunas veces aparecía la sigla en el titular «Protesta por los maltratos elevó UNI al Poder Judicial» (LP, 25-05-60); y, luego, en el cuerpo se recogía solo la base, sin necesidad del referente siglar: «El Rector de la Universidad de Ingeniería… En la mañana se realizó en la sede de la Universidad de Ingeniería… Gino Ricci, Presidente de la Asociación de Centros de Estudiantes de la Universidad Nacional de Ingeniería…» (LP, 25-05-60).
El criterio del punto como marca distintiva ha ido variando con el tiempo. En la década del 60, era frecuente encontrarse con siglas que mantenían el punto, cosa que ya no ocurre actualmente «SE PREPARAN LOS BOXERS DEL C. J. N. B.»,[3] «Últimos acuerdos del C. N. de Deportes» (LP, 20-04-60);[4] es más, en un mismo diario registramos siglas que llevan punto: «Los de A.C.F. Se Reunieron Secretamente» (LP, 2505-60) y las que no lo llevan: «La FEP Esta Noche a las 7 Hará Un Mitin de Protesta» (LP, 25-05-60). Nos hemos percatado también de que los puntos no aparecen en el titular (Respaldan en Ica Al Director de GUE San Luis» [LP, 23-05-60]), pero sí en el cuerpo de la noticia («Hasta la fecha le han manifestado su apoyo al Dr. Marroquín la Asociación de Profesores Secundarios de la G.U.E. «San Luis Gonzaga»» [LP, 23-0560]). Actualmente, los puntos han desaparecido por completo tal y como lo manda la norma.[5]
La vacilación de si va punto o no va probablemente se deba a que no se termina de distinguir de las llamadas abreviaturas que se caracterizan por llevar punto y espacio de separación: p. por página, Sr. por señor… y por marcar el plural, en algunos casos «duplicando la letra conservada ff. por folios, vv. por versos, ss. por siguientes, FF. AA. por Fuerzas Armadas» (2010: 573).[6]
El punto parece ser también el criterio de distinción entre el criptónimo de un personaje público de uno no público; así, no aparecen cuando se trata del criptónimo de personajes conocidos tales como AGP (Alan García Pérez), PPK (Pedro Pablo Kuczynski), JDC (Javier Diez Canseco), MVLL (Mario Vargas Llosa) y no MVLl como correspondería según la norma recogida en la Ortografía de la lengua española: «Cuando un dígrafo forma parte de una sigla, solo se escribe en mayúscula la primera de sus letras: COCh por Comité Olímpico de Chile» (2010: 584).[7] Pero, cuando se trata de menores de edad agresores o agredidos, sus criptónimos suelen aparecer con puntos, así lo podemos ver en todos los diarios: «Según la Policía, «Gringasho» abrió fuego contra sus rivales, dejando heridos a tres de ellos, identificados como A.C.R. «Pinki» o «Chimbotano», K.P.V. «Chato Kevin» y CH.R.A. «Chocoto»» (C, 29 de abril de 2012), «Una niña de cuatro años, de iniciales M.P.R., fue violada por su vecino, de iniciales R.A.C., quien tiene 13 años» (P21, 23-01-12). En décadas pasadas también solía aparecer el criptónimo del autor de la noticia; ahora ya no. Es más, el libro de estilo de El Comercio señala que «Se prefiere el nombre completo, ya que el lector no está obligado a conocer las iniciales de todos los periodistas» (1998: 116).[8]
Con respecto a la escritura, cabe precisar que no hay unanimidad en todos los medios, pues algunos mantienen las mayúsculas en todos los casos (UNICEF, ICPNA, IMARPE) y, en otros, aparece solo con la inicial siempre que resulte fácil su pronunciación: Unicef, Icpna, Imarpe, etc.[9]El Comercio mantiene un claro criterio en su libro de estilo al señalar: «A partir de la quinta letra la sigla se escribe en altas y bajas. Cuando no se pueda pronunciar se escribirá en altas» (1998: 201). Esta vacilación no permite percibir claramente el proceso de lexicalización de una sigla; es el caso, por ejemplo, de VRAE, que aparece a veces en mayúsculas, y otras veces solo la mayúscula inicial como en Vrae, pero también vrae.
El grado de lexicalización es notorio en casos como pyme y mype que aparecen con marcas plurales (pymes y mypes); aunque algunas veces están escritas con letras mayúsculas y otras en minúsculas, predomina el uso en minúsculas. Otros casos peculiares serían mepecos (mediano y pequeño contribuyente), pricos (principal contribuyente) y mipymes (micro, pequeña y mediana empresa), en donde la . está ya integrada a la sigla.
Hablamos de lexicalización cuando una sigla se convierte en un lexema y es tratada como tal; es decir, se leen y funcionan como palabras: CEO («CEO del Scotiabank prevé que dólar seguirá a la baja» [LR, 4-5-12]), ONU, Unicef, radar, ovni, sida… El hablante, en la mayoría de los casos desconoce la composición sintagmática originaria. Así, los grados de lexicalización de una sigla están marcados por la pérdida de referencia de la base que no aparecen en el cuerpo de la noticia: MEF, Minedu, Minsa, Sunat, Confiep, Indecopi, Foncodes, Dincote, Sedapal, Sutep, Pronaa, Cofopri, Inabif; por el uso de las minúsculas: pyme, mype, vrae; por la presencia de la . final como marca de plural: pymes, mypes; porque sirve de base de una nueva: RMV (Región Militar VRAE); y por el proceso de derivación: apristas, fonavistas, sutepistas, claeístas, udepinos.
Se ha podido comprobar que, principalmente, los sufijos que se adjuntan a una base síglica son -ista. aprista (de Apra), pepecista (de PPC), fonavista (de Fonavi), claeísta (de CLAE), emerretista (de MRTA), sutepista (de Sutep), cegetepista (de CGTP); e -ismo. aprismo (de Apra), pepecismo (de PPC). El primero suele indicar los miembros de la institución designada por la sigla o el sigloide y aparece principalmente con partidos políticos (Apra, PPC), instituciones sindicales (Sutep, CGTP). En menor cantidad y, sobre todo, últimamente se está añadiendo el sufijo fobia a la sigla LGTB (LGTBfobia). Al respecto, es importante señalar que esta sigla es de las pocas que ha ido aumentando; de LGTB pasó a LGTBI, luego a LGTBIQ; y últimamente también existen LGTBIQP, LGTBIQPA, LGTTBIQPA;[10] e incluso LGTB+.
Hay casos en los que las siglas aparecen prefijadas, pero en menor número: PRE-ESNAV (Centro de Preparación de la Escuela Naval), Pre Usil (Centro de Estudios Pre Universitarios de la Universidad San Ignacio de Loyola), Sub-CAFAE (Sub comité de administración de fondo de asistencia y estímulo). En estos casos, los respectivos prefijos no han sido añadidos a la sigla después de su creación, sino que aparecen formando parte de ella. No es el caso de anti-OTAN, proUNESCO ni de exPIP (ex miembro de la Policía de Investigaciones del Perú).
Por otro lado, cabe señalar que la expresividad aparece cuando se hace coincidir algunas siglas con palabras bastante conocidas; así, no hay mejor nombre para impulsar la actividad empresarial en Gamarra que Unete; o incluso llamar ELSA a una embotelladora nacional con alcance internacional. Incluimos también siglas tales como CADA (Congreso Anual de Alcaldes), CAEN (Centro de Altos Estudios Nacionales), CRAC (Cajas Rurales de Ahorro y Crédito), TASA (Tecnológica de Alimentos Sociedad Anónima), ANDA (Asociación Nacional de Anunciantes), Ahora (Asociación de hoteles, restaurantes y afines), CUNA (Congreso Unitario Caional Agrario) y PUTAS (Por una transformación auténtica de la sociedad). En este último caso, los medios quisieron dejar bien claro que se trataba de una sigla y acudieron para ello a los puntos: «La marcha de las P.U.T.A.S.: El deseo de ser respetadas y dejar de lado el machismo» (LR, 12-11-12).
Pero no solo la expresividad, sino incluso el ingenio regional es lo que se mostró en algunos de los partidos y asociaciones que surgieron durante los dos últimos periodos electorales: FIRME (Frente de Integración Regional Moquegua Emprendedora), MAS (Movimiento Andino Socialista /Movimiento de Afirmación Social), PAPÁ (Patria Arriba Perú Adelante), PICO (Proyecto Integracionista de Comunidades Organizadas), MIRA (Movimiento de Integración Regional Amazónico), CAMU (Ciencia y Acción Movilizadora de Ucayali), este último en clara alusión al camu camu, la planta nativa de la Amazonía peruana altamente apreciada por la importante concentración de vitamina C.
En nuestra recolección hemos encontrado algunas que comparten la misma sigla: CLAE fue la sigla del Centro Latinoamericano de Asesoramiento Empresarial; ahora es la sigla del Consorcio Latinoamericano de Anticoncepción de Emergencia. Otros casos: AAA sigla del programa televisivo Amor, amor, amor; de la Asociación de Alcohólicos Anónimos; y de la Asociación de Artistas Aficionados; CNI fue en Consejo Nacional de Inteligencia; pero es también la sigla del equipo de fútbol Colegio Nacional de Iquitos.
Hay casos en los que se mezclan tanto la abreviación como la siglación; así en CCFFAA tenemos que las dos primeras letras corresponden a Comando Conjunto y las siguientes a Fuerzas Armas; lo mismo que en CNDDHH; las dos primeras son de Coordinadora Nacional, y las siguientes de Derechos Humanos.[11]
Por otro lado, cabe señalar que, si bien la normativa es clara en señalar que las siglas no llevan tildes, se ha notado una clara vacilación entre ADEX y Ádex, Comex y Cómex, Corpac y Córpac, Ositran y
Ositrán. Unas veces aparecen con tilde y otras sin. Esto puede ser un claro paso hacia la lexicalización. En el caso de Unifé (Universidad Femenina del Sagrado Corazón), esta vacilación desaparece porque siempre se escribe con tilde, por lo que es un claro ejemplo de lexicalización.
Hemos registrado casos en los que se conculca la regla que obliga a escribir m, en lugar de n, ante . en las siglas ONP (Oficina de Normalización Previsional), ONPE (Oficina Nacional de Procesos Electorales) e INPE (Instituto Nacional Penitenciario). Aunque en la mayoría de los casos se mantienen en mayúsculas, como lo señala la norma (Ortografía, 2010: 584), hay diarios que solo conservan la mayúscula inicial: «Inpe investiga fuga de reos» (E, 30-04-12).
Con respecto al género, sabemos que está determinado por el género de la palabra que hace de núcleo de la base; así, tenemos: la Sunat (por Superintendencia), el JNE (por Jurado), la UNMSM (por Universidad), etc. La . tónica no condiciona el cambio de artículo; así, es la ABE y no el ABE porque se trata de la Asociación de Buenos Empleadores. Caso contrario es el que ocurre con APRA, pues a pesar de ser Alianza Popular Revolucionaria Americana se suele usar el APRA al parecer porque en el colectivo de la gente está presente la forma partido más que alianza.[12] Ahora bien, con respecto a la sigla U de Club Universitario de Deportes, no se dice el U por el Club, sino «la U» por el género femenino de letra. Es la única sigla que mantiene las comillas dobles o las simples, tanto en los titulares como en el cuerpo de la noticia: «Botafogo Da Mañana La Revancha a La «U»» (LP, 5-07-60); «Alianza y la ‘U’ dejan su crisis para jugar» (EC, 15-04-12).
En cuanto al número, la norma señala que el plural se marca mediante los determinantes plurales: algunas ONG, tres DNI, varias CMAC. Si bien esta es la forma que predomina, no es extraño encontrarse con formas tales como AFPs, AFP’s, CDs, CD’s.
Es bastante sabido que el empleo de siglas es un fenómeno muy extendido en casi todos los ámbitos. Su uso no solo responde a la idea de reducir o abreviar a una sola «pieza léxica» (lexía) expresiones complejas que continuamente son empleadas. Ya lo dijo Manuel Casado hace más de una década: «Se cuentan por decenas el número de siglas en cualquier periódico o revista de actualidad» (1999: 5081). En efecto, he podido registrar varios cientos, lo que me ha permitido hacer un esbozo tipológico teniendo como referencia distintos criterios tales como los siguientes:
• unilíteras (U),
• bilíteras (AP), (PJ),
• trilíteras (AFP),
• tetralíteras (MRTA),
• pentalíteras (Sunat),
• hexalíteras (Agalep),
• heptalíteras (Aidesep),
• octolíteras (Alafarpe),
• nonalíteras (Apetrices),
• decalíteras (Fenexdrelp),
• undecalíteras (Conafovicer).
• alfabéticas (ONPE, INPE),
• alfamatemáticas (EPL2R, CxC).
• silábicas porque se pronuncian de manera continuada, seguida (ADEX, Capeco, RUC);
• consonánticas porque se deletrean una por una (AFP, CGTP, BCR) y
• mixtas porque se mezclan las dos formas (ACNUR, CPAL, PNUD).
• propias porque solo toma la letra inicial (CPC, DREM, FNG) e
• impropias o sigloides porque no toman solo la primera letra (Fonare, Inabif), sino incluso los conectores (UDEP, pyme) o la letra inicial de los conectores (Sedapal).
• política (PPC, AP, Frenatraca);
• gobierno:
Ø ministerios (Mindef, Minag, Minsa),
Ø fuerzas armadas (PNP, FAP, EP, Dinandro, Dirincri, Diroes);
Ø programas sociales (Pronaa, Pronama, Pronasar); Ø organismos (INPE, ONPE, OCMA, Sunat, Indecopi);
• centros de estudios:
Ø universidades (PUCP, UNMSM, USIL, UPCH, UARM);
Ø dependencias universitarias (CUM)
Ø procesos de admisión (TAA, PAE)
Ø asignaturas (LE, HP, MB)
Ø institutos (ETS, ISA);
• empresas y servicios (Edelnor, Sedapal, CMAC, BCP);
• agrupaciones:
Ø asociaciones (APA, Apafa, Ahora, Adex);
Ø corporaciones (Cofide, CCCA);
Ø sindicatos (Sutep, CGTP, Sinamssop);
Ø colegios profesionales (CAL, CMP);
• marcas comerciales (BVD, KR, GN, ENCI);
• federaciones deportivas (FPF);
• programas televisivos (BDP, AFHS);
• canales y emisoras (RPP, CPN, ATV);
• fenómenos meteorológicos (FEN);
• delimitaciones territoriales:
Ø valles, regiones (VRAE)
Ø distritos: SJL (San Juan de Lurigancho), SJM (San Juan de Miraflores), VES (Villa El Salvador)
3. A modo de conclusión
A modo de conclusión, puedo decir que el uso exagerado de las siglas en la prensa peruana está condicionado por la economía del espacio y por la carrera contra el tiempo que, al parecer, es el rasgo de nuestra modernidad. Si no hay espacio para colocar el nombre completo, tampoco hay tiempo para leerlo, de ahí que uno se pueda encontrar con hasta tres siglas en los titulares y con hasta ocho o nueve en el cuerpo de la noticia. Esto, sin duda, confirma que estamos ante un recurso eficaz.
A esto añadimos que hay una mayor tendencia a consagrarlas como palabras de uso cotidiano, tendencia que se ve reflejada en el uso oral en diferentes registros comunicativos, como hemos podido notar en el esbozo tipológico, pues si bien su empleo empieza hacia la década del treinta, este no se ha detenido; al contrario, podemos afirmar que se ha intensificado en su gran mayoría como nombres propios; sin embargo, encontramos con un uso adjetival: general PNP, comandante FAP, región PNP. Asimismo, observamos que hay una mayor tendencia a la lexicalización, especialmente de siglas del ámbito gubernamental: Minedu, Minsa, Sunat, PJ, Foncodes; otras, en cambio, como Sinamos, Pronaa, Banmat, ENCI, ANR, AFHS… han ido desapareciendo porque su significación estuvo circunscrita a un momento histórico-cultural determinado. Esto último confirma lo que han destacado los especialistas: que las siglas nacen y mueren al mismo tiempo que surgen y desaparecen las instituciones o referencias que las designan.
Finalmente, me gustaría terminar insistiendo que existe un gran desconocimiento de las reglas formales de utilización de siglas por parte de los periodistas; para algunos quizás no es clara la distinción entre sigla y abreviatura, de allí que se suelan cometer muchos errores que hemos ido señalando. Se percibe un constante descuido lo que desvirtualiza las marcas de lexicalización en la mayoría de ellas; sin embargo, es preciso reconocer que algunos medios son más cuidadosos que otros, no solo en el uso ortográfico, también en el gramatical.
Siglas utilizadas
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Notas