Escritos Jóvenes

Participación ciudadana en tiempos de pandemia durante el 150° aniversario de Pinar del Río[1]

Citizen participation in times of pandemic during the 150th Anniversary of Pinar del Río

Yusmila Adalina Hernández Fernández
Universidad de Pinar del Río, Cuba
Hany Raisely Pérez Bruno
Universidad de Pinar del Río, Cuba

De Prácticas y Discursos. Cuadernos de Ciencias Sociales

Universidad Nacional del Nordeste, Argentina

ISSN-e: 2250-6942

Periodicidad: Semestral

vol. 13, núm. 22, 2024

depracticasydiscursos.ces@unne.edu.ar

Recepción: 08 Febrero 2024

Aprobación: 03 Junio 2024



DOI: https://doi.org/10.30972/dpd.13227761

Resumen: Este texto se refiere al papel que jugó el imaginario urbano colectivo de los habitantes de la ciudad de Pinar del Río, en Cuba, en el proceso transformador de esta ciudad, en el marco del 150° aniversario del otorgamiento del título de ciudad a la misma. Partiendo de la necesidad de incorporar la participación ciudadana, por parte de los tomadores de decisiones locales, en el ejercicio de la construcción de nuestras ciudades, se muestran ejemplos de cómo se logra en Pinar del Río, durante la celebración, esa necesaria integración para lograr una ciudad con mayor personalidad urbana, más definida en los elementos físico-culturales que integran su diseño urbano, tanto funcionales como estéticos, que sus ciudadanos puedan necesitar, más activa desde la implicación de sus actores y con mayor incidencia en la mejora de la calidad de vida y el bienestar de sus habitantes.

Palabras clave: Imaginario urbano, Participación ciudadana, covid-19.

Abstract: This text refers to the role played by the collective urban imaginary of the inhabitants of the city of Pinar del Río, in Cuba, in the transforming process of this city, as part of the 150th Anniversary of the Granting of the Title of City to it. Starting from the need to incorporate citizen participation, by local decision-makers, in the exercise of the construction of our cities, examples are shown of how this necessary integration is achieved in Pinar del Río, during the celebration, to achieve a city with greater urban personality, more defined in the physical-cultural elements that make up its urban design, both functional and aesthetic, that its citizens may need, more active from the involvement of its actors and with a greater incidence in improving the quality of life and the well-being of its inhabitants.

Keywords: Urban imaginary, Citizen participation, covid-19.

Introducción

Los estudios sobre las ciudades en Cuba es un tema que ha ido ganando interés desde las diferentes disciplinas de las ciencias sociales, convirtiéndose en un objeto de estudio transdisciplinar.

La ciudad como objeto de estudio plural, que transversaliza todo el desarrollo de los procesos de socialización de naturaleza urbana, ha sido mirada desde lo antropológico, lo sociológico, la educación, la historia, la psicología, la semiótica, lo demográfico, lo arquitectónico, lo simbólico-publicitario, con un énfasis hacia el alcance a cómo está siendo imaginada, representada y resemantizada a nivel mediático y público (en la literatura, el cine, lo audiovisual, la publicidad, las industrias culturales y creativas), al tiempo de situar la agenda en total correspondencia al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), en particular alineada al espíritu del objetivo 11: “Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles” (Naciones Unidas, 2018).

Sin embargo, si dicha mirada se realiza desde las ciencias de la comunicación, podemos concluir que es una investigación inacabada, sobre todo por la necesidad de comprender los fenómenos que se suceden en lo urbano, a partir de las diversas problemáticas que pueden ser analizadas sobre la ciudad y sus abordajes.

La ciudad y la comunicación se van constituyendo como objetos de estudio que exceden a sus propios campos disciplinares. Se desbordan y derraman hacia otras disciplinas e implican, necesariamente, a otras áreas de conocimiento para intentar comprender algunos aspectos de la complejidad social. Por lo tanto, para reflexionar desde la comunicación, en el tema que nos ocupa, son clave los estudios desde la sociología, los estudios culturales, la antropología, la semiótica urbana, la política y la economía política de la comunicación, dentro de las perspectivas interpretativas y crítico-sociales.

En este sentido, vale resaltar como novedosos los aportes realizados por la psicología social, a partir de los estudios que ponen el acento en las representaciones sociales y los imaginarios urbanos, donde la comunicación también ha dado sus aportes, con sus incursiones desde la academia cubana.

En este marco de reflexión, aprovechando las contribuciones existentes desde la psicología, la sociología y el resto de las ciencias sociales, la antropología opta por el análisis y comprensión de las relaciones sociales en el contexto urbano, desde diferentes enfoques, como el urbanismo, la esfera pública, la actividad simbólica, la multiculturalidad, la sociedad de la información, el análisis de redes, los movimientos sociales, los fenómenos migratorios, entre otros. Puntualmente, en el campo de la antropología urbana contemporánea puede mencionarse el trabajo del etnólogo francés Marc Augé y su estudio sobre los no lugares.

Por su parte, los estudios culturales urbanos tomaron la ciudad como escenario de prácticas culturales-comunicativas, con nombres como Néstor García Canclini, Armando Silva, Rosa María Alfaro, Rossana Reguillo, Alicia Lindón, los que, desde la dimensión subjetiva de la ciudad, inexplorada por los estudios urbanos tradicionales, han dialogado con una aproximación sociosimbólica al tema, a partir de nuevos conceptos, teorías y análisis que se extienden hasta nuestros días.

La representación de la dimensión semiótica de lo urbano ha sido del interés de muchos autores que ven, en la naturaleza metafórica de lo urbano, la posibilidad de fortalecer el conocimiento de la ciudad desde lo social, lo cultural y lo simbólico. A partir de los aportes de la semiótica urbana se acepta que la ciudad es un objeto vivo, una expresión histórica-social-geográfica y como tal genera signos, tiene significantes y significados, y evidencia manifestaciones concretas.

Una de las aristas desarrolladas por estas disciplinas sociales es la referente a la participación ciudadana que, aplicada a los proyectos de desarrollo, habilita y pone en acción a las personas como actores y supervisores de su propio desarrollo (Contreras, 2002).

Construir ciudadanía es favorecer la participación activa de la gente en la edificación y transformación de la sociedad en la que viven conforme a sus intereses y necesidades, lo que implica la conducción a un entorno democrático favorable en el que las personas, tanto individual como colectivamente, puedan ampliar y desarrollar sus capacidades. De este modo, se amplían sus opciones y oportunidades para acceder a mejores condiciones de vida, un espacio donde ellos son los principales protagonistas y beneficiarios (Camacho, 2001).

Participar es pertenecer a un todo que comprende y tiene presente al participante. Pasa por ser ente activo, sentirse con posibilidades de hacer, aportar y decidir.

Según Gabriel Gyarmati, participación es "la capacidad real y efectiva del individuo o de un grupo de tomar decisiones sobre asuntos que directa o indirectamente afectan su vida y sus actividades en la sociedad" (citado por Krause, 2002, p. 45). Y agrega que, en un nivel macrosocial, se la puede definir como:

la capacidad del grupo o del sector social de influir en las decisiones políticas, económicas y sociales con miras a imponer o preservar aquellos arreglos institucionales que reflejan su propia visión de la sociedad y favorecen a sus propias actividades, intereses y expectativas. (citado por Krause, 2002, p. 45)

En esta definición se incluyen aspectos individuales y colectivos, relacionando la participación con el cambio y bienestar psicosocial. En tiempos de crisis, debido a la sensibilidad de la situación, la participación puede ser la fórmula para aliviar molestias.

Desde el punto de vista metodológico, el desarrollo de esta propuesta se sustenta en el paradigma cualitativo, especialmente por las posibilidades que brinda para explicar y comprender el imaginario ciudadano en torno a los cambios evidenciados en la ciudad por el aniversario 150 y su relación con las implicaciones pandémicas. Esta metodología expresa todo el argumento de esta investigación desde la perspectiva de los sujetos, así como de los elementos que están detrás de las prácticas, los símbolos y sus interacciones, con relación a los comportamientos sociales, otorgando una marcada importancia al marco referencial en que se desarrollan, desde enfoques abiertos, inductivos y no lineales.

En este sentido, se utilizó el método de la interrogación y la observación con el propósito de acceder al conocimiento, obteniendo datos en el propio lenguaje de los sujetos de una forma dinámica y flexible, por las opciones que brindan en la indagación desde el campo de acción y por esta misma cercanía a los sujetos, para mayor facilidad en la búsqueda de información. También fueron vitales los métodos de análisis-síntesis y el método bibliográfico, ambos muy útiles para entender el contenido, no sólo desde sus generalidades, sino de forma particular, con cada uno de los elementos a analizar. Ello permitió evaluar de forma integrada y detallada lo más relevante de la bibliografía especializada sobre el tema, para explicar y fundamentar la propuesta de la investigación.

Se aplicaron varias técnicas, como la entrevista semiestructurada realizada a directivos, especialistas, periodistas y funcionarios que estuvieron relacionados con la reanimación de la ciudad y con el proceso pandémico; la observación participante, teniendo en cuenta que las autoras del trabajo se consideran parte de esa población que fue influenciada por las acciones realizadas en torno a la fecha y presenciaron cada una de las medidas tomadas en la etapa; el registro fotográfico y audiovisual, utilizado para contrastar fuentes, así como para enriquecer los objetivos de la investigación y la información obtenida por su alcance expresivo, se utilizó como evidencia de lo acontecido antes y después del aniversario 150 hasta su implicación en el período pandémico, a partir de la revisión de diferentes archivos de forma digital e impresa como páginas web, imágenes periodísticas, archivos personales de fotógrafos pinareños, imágenes de programas audiovisuales, entre otros. El análisis de varios documentos importantes, como los proyectos presentados al Consejo Técnico Asesor, los materiales de diseño y ambientación de los lugares remodelados, la propuesta de cambio de uso de locales para el trabajo por cuenta propia, noticias en los medios locales y nacionales relacionados con la celebración y con otras anteriores, los planes anuales de trabajo de la Asamblea Provincial del Poder Popular en Pinar del Río, las medidas dictaminadas por el Grupo Temporal de Trabajo del Gobierno para el enfrentamiento y el control de la covid-19, entre otros, posibilitaron explicar el objeto de estudio de la investigación con mayor objetividad.

Para cada una de estas técnicas se diseñó un instrumento semiestructurado, que se fue modificando siempre que resultó necesario. Los datos obtenidos por cada vía han sido evaluados y evalúan a su vez, de manera complementaria, las informaciones emanadas de la investigación bibliográfica, así como las que proceden de los aportes realizados por las investigadoras como actores del campo. De forma general, fueron utilizadas para contrastar y complementar la información obtenida de las fuentes documentales, contribuyendo a estimar su relevancia y valor informativo para la investigación.

Partiendo de lo anterior se pretende discursar sobre la complejidad de este fenómeno en la etapa de pandemia en Pinar del Río, territorio que había transitado por la implementación de un programa de reanimación de la ciudad[4] con motivo de su aniversario 150, celebración que será el punto de partida en este artículo. ¿Cómo los actores en el poder aprovecharon el imaginario colectivo de los ciudadanos para estructurar un plan de acciones en favor de la ciudad? ¿Qué imaginarios fueron identificados con mayor fuerza por la colectividad para dotar de nuevos significados a la ciudad? ¿Cómo asumieron las transformaciones urbanísticas los pinareños a partir de su participación en el proceso?

Respuestas que serán esbozadas en este artículo, cuya novedad y pertinencia está signada por el hecho de que rara vez los decisores de los destinos locales toman en cuenta las necesidades e intereses de los ciudadanos para incorporarlos a los procesos transformadores en la ciudad, desde un criterio de bienestar ciudadano y mejora en la calidad de vida. Hasta qué límites llega la participación ciudadana en el ejercicio de la construcción de nuestras urbes es un tema a reflexionar.

Contextualizando antes de la pandemia: participación ciudadana en Pinar del Río

Pinar del Río está definida, desde el punto de vista urbanístico, como una ciudad monocéntrica, con una estructura radial, alrededor de un eje lineal. La conforman dos grandes zonas, divididas por el río Guamá, la zona histórica-tradicional y la zona de nuevo desarrollo (Laborí, 2008, p. 101).

Debido a su escaso crecimiento se le llamó “La Cenicienta de Cuba”, calificativo que la acompañó hasta el siglo XIX cuando comienza a ganar en independencia y autonomía frente al resto de los territorios de la isla, gracias al avance de la agricultura y a su condición de fuerte productora de tabaco, principal renglón económico de la zona hasta la actualidad.

En 1787, a partir de necesidades de sus pobladores y de circunstancias físico-temporales, comenzaron los primeros intentos para definir el emplazamiento espacial de la aldea de Pinar del Río y el 10 de septiembre de 1867 se le otorga el título de ciudad.

En las investigaciones realizadas por estas autoras no hay evidencias de que, en las transformaciones sufridas por la ciudad de Pinar del Río, históricamente, en su desarrollo urbanístico, la participación ciudadana jugase un papel preponderante. No es hasta la segunda década del siglo XXI que se muestran testimonios de ello, cuando se decide por las autoridades locales celebrar el aniversario 150 de otorgarle a Vueltabajo el título de ciudad. Nunca antes, la participación ciudadana había sido significativa en el desarrollo urbanístico en Pinar del Río.

La espera de esta fecha resignificó las maneras en que las instituciones políticas, gubernamentales y estatales interactuaron con la ciudad. Se activaron todas las entidades, no sólo del casco urbano, sino de toda la provincia, y comenzó a gestarse un movimiento como parte de un programa que tocaría una amplia extensión del centro citadino y varias áreas periféricas. Este proyecto se denominó Programa de reanimación de la ciudad, cuyo objetivo general era mejorar las condiciones e imagen de las unidades de prestación de servicios, además de incrementar la diversidad de las ofertas y su calidad. Antes de pensar en esta celebración ya se venían haciendo acciones, pero las condiciones histórico-sociales, la recuperación del territorio por el paso de los ciclones tropicales y la constante exigencia de la población hicieron que dos años antes, aproximadamente, se comenzara a asociar la reanimación de la ciudad con esta fecha, lo que provocó una corriente movilizadora de todas las instituciones de la provincia y con ello un sentimiento revolucionador e inquietante en la mayoría de la población, que se sintió parte activa de la celebración.

El protagonismo mayor radicó en el Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba y en la estructura del Consejo de la Administración de la provincia, quienes se apoyaron en los organismos y empresas estatales que, en muchos casos, ejecutaron y guiaron las acciones que se emprendieron.

El cambio de la ciudad constituía una aspiración de toda la población, de ahí que la iniciativa institucional y especializada jugó un papel movilizador importante.

Se concibió una propuesta que cambiaría la realidad desde una concepción de bienestar para los ciudadanos, a partir de lo que el imaginario colectivo con la participación especializada consideraba como trascendente para mejorar la calidad de vida de los vueltabajeros, cuyas demandas se centraban en una renovación visible de la ciudad, incorporándose el croquis imaginario a las nuevas propuestas de los dirigentes.

Varios profesionales trabajaron en ideas y propuestas de diseños urbanos, que fueron presentados y revisados por el Grupo Técnico Asesor de Administración Urbana para la Ciudad de Pinar del Río, quien como condición suprema velaba por que en cada proyecto, además de los intereses institucionales, y de las razones objetivas, estuvieran las nuevas significaciones que sobre la ciudad venían revelando los ciudadanos.

Varios sitios fueron modificados y algunos hasta llegaron a construirse nuevamente, adquiriendo nuevos sentidos para sus pobladores. En la medida que el plan de reanimación fue ejecutándose, la población fue reconsiderando los símbolos urbanos y los nuevos espacios ganaron relevancia.

Se trató de darle una nueva imagen a la entrada de la ciudad y su arteria principal; se rescataron los inmuebles con valor arquitectónico y un marcado deterioro; se trabajó en cualificar la imagen de las áreas naturales, como parte del concepto de ciudad verde; se realizaron propuestas para la circulación peatonal y el acceso de personas con discapacidad.

La participación también influyó en la diversificación de los servicios en los locales remodelados. Algunos de ellos modificados a través de licitaciones para garantizar armonía y sentido utilitario, adquiriendo nuevas significaciones y dotando a esta avenida de una mayor movilidad diurna, pero sobre todo nocturna.

Otro aporte fue la remodelación del tramo donde inicia la ciudad, el que ganó reconocimiento, posterior a su reconstrucción. Se convirtió en un paseo más transitado, de visita obligada, donde se puede descansar y conversar[5].

El desarrollo del programa de reanimación se vio interrumpido en Pinar del Río con la irrupción de la covid-19 en nuestras vidas. Los esfuerzos y recursos tomaron un nuevo rumbo en función de las actuales prioridades para la seguridad y bienestar de la población. Frente al nuevo panorama que se avizoraba, el reto fue continuar trabajando las instancias de la participación ciudadana frente a la emergencia sanitaria, dando respuesta a las diversas necesidades sociales que emergían.

Revivir la ciudad desde la pandemia

En Cuba, el primer caso positivo a la covid-19 fue reportado el 11 de marzo de 2020, correspondiente a tres turistas italianos, lo que movilizó a las autoridades cubanas y fue un signo de alerta para toda la población.

En la provincia de Pinar del Río se notifica el primer caso el 19 de marzo, en una paciente femenina, procedente de Bélgica. Ante la emergencia sanitaria que ya atravesaba el mundo y en la que nuestro país comenzaba a insertarse, se hacía necesario pensar en nuevas estrategias para generar acercamiento social sin exposición al virus, desde una nueva percepción del espacio público en las ciudades.

De forma general, las intervenciones en el espacio público son herramientas colectivas para compensar la escasez individual, ofreciendo oportunidades a diversas escalas, inspirando el intercambio comunitario, entregando mecanismos de desarrollo emocional y cognitivo, de conciencia ambiental y de otras cuestiones relacionadas al bienestar común. Ubicar al espacio público como área de intervención estratégica para la reactivación abre un nuevo rango de posibilidades. ¿Cómo convertimos la crisis en una oportunidad para situar en el centro de la agenda urbana la calidad de producción del espacio social?

Frente a emergencias de gran envergadura, la resiliencia de las comunidades se determina por la capacidad de organización, de desarrollo de una visión compartida de las necesidades de los barrios y del surgimiento de liderazgos para conducir estrategias de intervención sostenibles (Vera y Mashini, 2020).

En la ciudad pinareña, los paseos, parques y áreas verdes diseñadas y ejecutadas como parte de la reanimación de la ciudad adquirieron nuevas significaciones. En sustitución de los gimnasios y locales cerrados para la práctica de deportes fueron asumidos los espacios abiertos para realizar ejercicios al aire libre sin necesidad de tener contacto físico ni proximidad entre los asistentes.

Las instituciones culturales jugaron un papel determinante, se realizaron manifestaciones artísticas o acciones comunitarias desde el interior de las viviendas hacia las comunidades. Los artistas encontraron nuevos escenarios en los espacios virtuales para presentar obras teatrales, conciertos, exposiciones de artes plásticas, concursos para convocar a las diferentes generaciones a sumarse a un movimiento cultural de gran envergadura que buscaba fortalecer la resiliencia de las ciudades ante esta crisis epidemiológica.

Uno de los grandes problemas que enfrentaron los gobiernos municipales en esta etapa fue la movilidad de la población en busca de los servicios básicos, causa de la propagación de la enfermedad que precisó de buenas prácticas, desde el ordenamiento urbano, para aplacarlo.

En este sentido, las entidades de servicios ubicadas en la ciudad rediseñaron sus ofertas incorporando nuevas propuestas como las ventas por internet y las entregas a domicilio. Pioneros en este nuevo esquema comercial fueron los emprendedores privados con iniciativas para ganar en consumidores, a los que se sumaron los organismos estatales en un segundo momento.

Otra forma de articulación comunitaria, donde la participación ciudadana jugó un papel fundamental, fue la organización entre las personas, a escala barrial, para la compra y reparto de alimentos y medicinas, sobre todo a aquellas personas de grupos vulnerables como ancianos y enfermos. Se identificaron ciudadanos que tuvieran posibilidades de acercar los artículos de primera necesidad a aquellos que por diversas razones debían mantenerse en un estricto aislamiento del resto de la población para no exponerse al virus. Esta estructuración fue muy funcional en las diferentes etapas de la epidemia, aunque adquiere mayor relevancia cuando se establece dentro de una zona roja.

El voluntariado de la población para asumir las diferentes acciones de enfrentamiento a la pandemia fomentó nuevos vínculos y tejidos sociales para la gestión de ciudades más solidarias y equitativas, a escala humana. Los pinareños se convirtieron en actores activos del desarrollo de su entorno a través de su participación en las acciones de higienización, la atención a los infestados en los centros de aislamiento comunitarios, la confección de medios de protección (nasobucos, caretas faciales), la divulgación de mensajes de ayuda para el cuidado de la salud por los canales de comunicación social, el diseño de aplicaciones informáticas sobre el coronavirus.

En este escenario de incertidumbre, los entornos virtuales y las redes sociales fueron canales potenciados y resignificados, tanto en los servicios educativos, de salud, comerciales como en la articulación vecinal. Se desarrolló un nuevo espacio de relaciones sociales que asumió las funciones de compartir información, orientar ante los problemas, organizar acciones encaminadas a la asistencia social, entre otras.

Analizar la percepción del espacio público, las estrategias vecinales y los vínculos de sociabilización, en el marco de la emergencia sanitaria, nos brinda un panorama nunca antes experimentado, que no se podría captar en condiciones normales. De esta manera, poner el foco en la organización y representación colectiva, en este caso, a través de la dimensión virtual del espacio público, nos permite interactuar en un espacio intangible para establecer lazos de participación que, luego, se puedan trasladar al espacio material. Uno de los pilares fundamentales de la participación ciudadana, como eje para avanzar en los procesos de gestión sobre el espacio público, es la generación de acciones colectivas que tiendan a la realización de pequeños aportes al mejoramiento de la realidad social, siendo este contexto uno de los que requiere especial atención por parte de las instituciones (Schroeder y Vilo, 2020).

Consideraciones finales

El aniversario 150 fue la provocación para despertar el entusiasmo de la ciudadanía y convertirla en una parte activa de las transformaciones generadas posteriormente. Trajo como consecuencia un mejor proceso de comunicación que se tradujo en espacios audiovisuales con carácter informativo y participativo, reuniones y contactos de las autoridades con las principales entidades y con la ciudadanía, audiencias públicas, sobre todo para plazas y parques intervenidos.

Varias de estas acciones fueron aprovechadas por parte de los actores en el poder, para saber no sólo lo que se haría, sino con la intención de conocer las ideas y el criterio de la población en torno a la propuesta de cambios. Muchos de los parques y centros que se priorizaron para su restauración y creación se deben al sentimiento ya establecido con anterioridad por parte de los ciudadanos. El imaginario colectivo sobre un espacio o entorno definió la política a seguir respecto al mismo y estableció el nivel de prioridad que las autoridades debían darle. Este pensamiento fue trasladado a la planeación estratégica por el aniversario 150 de la ciudad como parte de las acciones concretas que se debían realizar.

Esta manera de incluir a la población y mantenerla informada provocó que, pasada la celebración, los habitantes sintieran, en su mayoría, satisfacción por las modificaciones realizadas. De tal manera que el malecón de la ciudad se convirtió en el centro más transitado y de mayor permanencia nocturna de los vueltabajeros, a partir de que ya era considerado un lugar de disfrute nocturno. Varios de los parques reconstruidos eran los centros de comunicación digital por excelencia y reafirmaron ese sentir posteriormente. La entrada a la ciudad estaba concebida como el espacio de recibimiento a todos y así se proyectó y realizó. El centro de la ciudad se convirtió en el verdadero eje con mayor movilidad diurna, pero sobre todo nocturna.

Muchos de estos espacios fueron retomados por las autoridades durante la pandemia, como recurso informativo y de retroalimentación importante. Se convirtieron en espacios obligados por la efectividad y aceptación de los mismos.

Los cambios ejecutados, como parte de las festividades, proporcionaron un evidente desarrollo de la urbe y mejoró las relaciones de sus líderes con la población. Se revitalizaron las miradas en torno a la dinámica social y, en general, se levantó la autoestima de los pinareños[6]. Se rompió la inercia y el deseo, desde hacía años, de hacer muchas cosas en la ciudad. Los dirigentes comprendieron que un movimiento de tal magnitud y sin precedentes no podía desarrollarse sin la participación ciudadana.

La llegada de la covid-19 impuso nuevos estilos de vida a los habitantes de Pinar del Río, al hacerlos más resilientes y adaptables al entorno para evitar la propagación. Todo ello, con mayor facilidad, gracias a las experiencias del 150° aniversario y a contar con una ciudad más preparada física y estructuralmente. Durante la pandemia, la participación constituyó el dispositivo básico para la articulación de todos los factores y actores.

En la actualidad, adquiere significativa importancia la continuación de los proyectos previstos como parte del programa de reanimación, a partir de la necesidad de diversificar y crecer en espacios públicos que respeten el distanciamiento social pero a la vez posibiliten el intercambio social, que permitan una circulación peatonal más amplia, así como un sistema de áreas verdes con enfoque de sostenibilidad. Es el caso del Espacio Natural Recreativo Parque Guamá, que comprende el Parque Urbano Fluvial Guamá y el Jardín Botánico de la ciudad y que fue refrendado por los participantes en el foro debate online sobre urbanismo poscovid-19:

Los urbanistas tenemos que trabajar para mantener un equilibrio entre el nuevo concepto de distanciamiento social y generar ideas que combinen esfuerzos, creatividad y recursos en la lucha contra el virus, para adaptar y rediseñar nuestras ciudades dando respuesta al nuevo contexto de pandemia. Los esfuerzos para frenar la propagación del coronavirus nos impulsa a pensar en intervenciones de diseño creativas, tal vez reutilizando edificios, en el diseño de instalaciones médicas, acercando los servicios a la población, en los barrios o repartos, rediseñando los espacios públicos, las aceras, las cuales no solo tienen que ser amplias por el distanciamiento social, sino también tienen que transformarse en espacios donde hacer cola para los servicios locales, esperar el transporte público, rediseñar la ubicación de los puestos de venta para tener un distanciamiento social coherente, sobre todo en espacios de áreas comunes para cuentapropistas. Es necesario pensar en tratamientos concretos, de respuesta rápida y basados en el diseño, como ejemplos prácticos de actuaciones urbanísticas para ayudar a las ciudades a actuar de forma responsable y equitativa mientras se trabaja para transformar el entorno construido, teniendo en cuenta a las personas más vulnerables y vinculados a la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030. (IPF, 2020)

Hoy el reto está en incorporar al pensamiento profesional y directivo en el país, la oportunidad que puede suponer el escenario poscovid-19 para reconstruir ciudades y territorios más resilientes, responsables y equilibrados.

Bibliografía

Camacho, C. A. (2001). Propuesta de un modelo de comunicación masiva para la construcción de ciudadanía en América Latina. Signo y Pensamiento, 38(XX), 72-81. Pontificia Universidad Javeriana.

Contreras, R. (2002). La Investigación Acción Participativa (IAP): revisando sus metodologías y sus potencialidades. En J. Durston y F. Miranda (comps.) Experiencias y metodología de la investigación participativa (pp. 9-18). Naciones Unidas.

Grupo Ágora (2015). Diseño Ambiental. Arteria principal de la ciudad. Pinar del Río.

Instituto de Planificación Física [IPF] (2020, octubre 29). Foro debate online sobre urbanismo post Covid-19. https://acortar.link/ueVh7G

Krause, M. (2002). Investigación-Acción-Participativa: una metodología para el desarrollo de autoayuda, participación y empoderamiento. En J. Durston y F. Miranda (comps.) Experiencias y metodología de la investigación participativa (pp. 9-18). Naciones Unidas.

Laborí, M. J. (2008). Rehabilitación y renovación del Centro Histórico de Pinar del Río (Cuba). Investigaciones Geográficas, (47), 95-109. Universidad de Alicante.

Naciones Unidas. (2018). La Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible: una oportunidad para América Latina y el Caribe (LC/G.2681-P/Rev.3). Santiago. https://acortar.link/8GTRaN

Rizo, M. (2005, junio). La ciudad como objeto de estudio de la comunicología. Hipótesis, preguntas y rutas para la construcción de un estado del arte sobre la línea de investigación "Ciudad y comunicación". Andamios. Revista de Investigación Social, 2(1), 197-225. Universidad Autónoma de la Ciudad de México.

Schroeder, R. V. y Vilo, M. E. (2020). Espacio público y participación ciudadana: resignificaciones en tiempos de COVID-19. Boletín geográfico, Año XLII, 42(1), 105-133. Universidad Nacional del Comahue.

Vera, F. y Mashini, D. (2020, mayo 15). Espacio público: 6 ideas para revitalizar los barrios el día después de la COVID-19. https://acortar.link/eJeZrY

Notas

[1] Recibido el 8 de febrero de 2024. Aceptado el 3 de junio de 2024.
[2] Universidad de Pinar del Río, Cuba. Licenciada en Comunicación Social y M. Sc. Desarrollo Social. Orcid: https://orcid.org/0000-0002-7560-0866. Contacto: yusmila8008@gmail.com
[3] Universidad de Pinar del Río, Cuba. Licenciada en Estudios Socioculturales y M. Sc. en Estudios de Género. Orcid: https://orcid.org/0000-0001-8864-1379. Contacto: hanyperezbruno@gmail.com
[4] El Programa de reanimación de la ciudad abarcó 4 tramos delimitados en la ciudad para su intervención:

A) Entrada a la ciudad, B) Desde la Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca a la avenida Rafael Ferro, C) Desde la avenida Rafael Ferro al Parque de la Independencia, D) Avenida Alameda.

[5] Así se explica en el proyecto de diseño ambiental de la arteria principal de la ciudad, elaborado por el grupo Ágora.
[6] Frase que encierra el sentir de las autoridades de la provincia, expresada a las autoras, en entrevista realizada el 24 de febrero del 2021, al entonces Presidente del Consejo de la Administración Provincial, Ernesto Barreto Castillo.
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