Dossier: "Escenarios, tensiones y convergencias en los campos de la cultura, el patrimonio y el turismo de América Latina. Procesos colectivos y experiencias de gestión"
Recepción: 05 Diciembre 2022
Aprobación: 17 Abril 2023
Resumen:
El objetivo de este trabajo es analizar las prácticas económicas de los hogares argentinos para realizar consumos turísticos en el exterior del país entre 2011 y 2019. Con este propósito, se aplicó una metodología de tipo crítica-evaluativa de bibliografía existente en la materia para obtener información contextual sobre las coordenadas políticas y económicas en las que los argentinos viajaron. Asimismo, se realizaron 16 entrevistas a argentinos que realizaron consumos turísticos en el exterior del país entre 2011 y 2019.
El análisis realizado muestra cómo los argentinos “marcan” el dinero de los viajes por sus orígenes y destinos, combinan “piezas” de dineros dispares para concretar consumos turísticos y articulan entre cálculos, recálculos –imaginando escenarios donde las cotizaciones de las monedas extranjeras pueden variar– y “dejar de calcular” para realizar consumos turísticos en el exterior del país.
Palabras clave: sociología económica, consumo, turismo.
Abstract:
The goal of this article is to analyze the economic practices of Argentine households to make tourist consumption abroad between 2011 and 2019. To this end, a critical-evaluative methodology was applied to obtain contextual information on the political and economic coordinates in which Argentines travelled. In addition, 16 interviews were conducted with Argentines who made tourist consumption abroad between 2011 and 2019.
The analysis shows how Argentinian households "earmark" the money from the trips for their origins and destinations; they combine “pieces” of money to specify tourist consumption and articulate between calculations, recalculations -imagining scenarios where the prices of foreign currencies can vary- and “stop calculating” to carry out tourist consumption abroad.
Keywords: economic sociology, consumption, tourism.
Abstract:
The goal of this article is to analyze the economic practices of Argentine households to make tourist consumption abroad between 2011 and 2019. To this end, a critical-evaluative methodology was applied to obtain contextual information on the political and economic coordinates in which Argentines travelled. In addition, 16 interviews were conducted with Argentines who made tourist consumption abroad between 2011 and 2019.
The analysis shows how Argentinian households "earmark" the money from the trips for their origins and destinations; they combine “pieces” of money to specify tourist consumption and articulate between calculations, recalculations -imagining scenarios where the prices of foreign currencies can vary- and “stop calculating” to carry out tourist consumption abroad.
Keywords: economic sociology, consumption, tourism.
Introducción
Así que yo me acuerdo que salí de acá con el dólar a 20 y hoy por hoy, con todo lo que es Internet, la comunicación, lo vas sabiendo. Entonces, íbamos cambiando el numerito mental que te hacías, porque primero era che, 20, 20, 20... Hacías la cuenta, después,che ¡pará! Está a 25 (risas). Y después me acuerdo que, cuando volví, viste que la tarjeta cierra a los 30 días y no te deja precancelar los dólares […], me compré un celular, por eso. Había comprado un celular que eran, no sé, 900 dólares. Digo: No sé este celular a cuánto lo voy a pagar. Me acuerdo que después lo pagué a 28, ¿no? Andaba llorando, ese celular me salió carísimo, y a los 3 meses el dólar estaba a 35. Digo ahora me salió baratísimo (risas). ¡Ah, Dios, qué país tenemos! (Graciela[3], porteña de 52 años y gerenta de una empresa agropecuaria, que viajó a Estados Unidos durante la devaluación de mediados de 2018.)
Graciela, al igual que muchos argentinos, realizó consumos turísticos en el exterior del país aprendiendo a articular cálculos y recálculos, haciendo traducciones y sustituciones entre diferentes tipos de obligaciones financieras para que su economía funcione entre el peso y el dólar.
El objetivo de este artículo es analizar las prácticas económicas de los hogares argentinos que realizaron consumos turísticos en el exterior del país entre 2011 y 2019. Construir una interpretación sobre las prácticas turísticas de los hogares argentinos desde la sociología económica implica interpretar al viaje turístico como un fenómeno multidimensional que permite condensar prácticas económicas, representaciones sociales e imaginarios que se configuran a su alrededor. Este entendimiento, sobre lo que los hogares “hacen” con el dinero de las vacaciones, se aparta de las perspectivas que entienden al consumo turístico como una expresión individual o como una simple acción económica y racional. Siguiendo las premisas de la socióloga económica argentina Viviana Zelizer (2005b), consideramos que el secreto para comprender el consumo turístico radica en la observación cuidadosa de cómo la cultura, las relaciones sociales y los procesos económicos interactúan.
Inspirados en la propuesta de Ossandón et al. (2021), consideramos que para preguntamos por las prácticas económicas de los hogares argentinos es necesario observar no sólo lo que sucede dentro de los hogares, sino también estudiar lo que sucede en las intersecciones entre los hogares y los instrumentos y mercados financieros. Lo cotidiano no es entendido aquí como un espacio afectado por fuerzas que lo trascienden, sino que el interés está puesto en las prácticas domésticas y en las relaciones entre finanzas y hogares que le dan forma. Este análisis busca iluminar tanto lo que sucede en el hogar con las prácticas turísticas como lo que sucede en las instituciones donde se formulan políticas públicas vinculadas y en las organizaciones comerciales donde se gesta la oferta de servicios turísticos y de financiamiento.
Con estos preceptos en mente, inicialmente analizamos la infraestructura que redefine las condiciones de posibilidad de los hogares argentinos para realizar consumos turísticos. Para esto repasamos las principales tendencias y medidas económicas y políticas relevantes del periodo. En segundo lugar, a partir de entrevistas a turistas, analizamos la circulación del dinero de los viajes al exterior en los hogares argentinos prestando atención a las prácticas de ahorro antes del viaje, a las particularidades de los consumos durante el viaje y a las formas de financiamiento y endeudamiento empleadas para realizar estos viajes.
1. Precisiones metodológicas
Este trabajo es parte de una investigación más amplia realizada en el marco de mi tesis de maestría donde analizo factores políticos, económicos, sociales y culturales que configuraron los consumos turísticos de los hogares argentinos entre 2011 y 2019. Realizar una investigación de estas características supuso articular la recolección de materiales e información de distinta naturaleza. Para este trabajo en particular, hemos implementado una estrategia metodológica que implicó una triangulación de estudios cualitativos. En primer lugar, se aplicó una metodología de tipo crítica-evaluativa de bibliografía existente para obtener información contextual sobre las coordenadas políticas y económicas en las que los argentinos viajaron.
En segundo lugar, se realizaron entrevistas en profundidad a miembros de hogares argentinos que realizaron viajes de vacaciones entre 2011 y 2019. Siguiendo a Sautu et al. (2005), para seleccionar los casos a entrevistar se construyó un muestreo no aleatorio. Para este trabajo en particular, se analizaron 16 entrevistas de turistas que realizaron viajes al exterior del país[4]. Estas entrevistas semiestructuradas fueron realizadas con una guía básica de preguntas y preguntas específicas realizadas a partir de las experiencias narradas por los entrevistados. Es necesario aclarar que, si bien las entrevistas fueron realizadas a individuos, como el foco de la investigación está puesto en las prácticas económicas de los hogares, se entrevistó a los/as jefes/as de hogar y se incorporaron preguntas para reconstruir la circulación del dinero de las vacaciones al interior del hogar. Estas entrevistas aportaron a la comprensión de las lógicas que configuraron las prácticas turísticas.
2. Coordenadas políticas y económicas en las que los hogares acceden al consumo turístico
El recorte temporal utilizado (2011-2019) permite observar las prácticas en torno al dinero de las vacaciones al exterior del país a lo largo un periodo que tiene varias particularidades relevantes. Grandes cuestiones infraestructurales tienen un notable impacto sobre las condiciones de posibilidad en las que los hogares argentinos realizan consumos turísticos. Si bien estos aspectos son abordados en profundidad en otro artículo (Baglietto, 2020) y en mi tesis de maestría, es necesario realizar una breve mención para contextualizar el análisis presentado en el siguiente apartado.
En primer lugar, al analizar los datos del Índice de Precios al Consumidor (IPC) podemos ver al interior de la etapa estudiada un proceso de aceleración de la inflación. El IPC pasa de un 18,3% anual en 2011 a un 38% en 2014. Posteriormente, el IPC desciende en 2015 y vuelve a subir en 2016. Después de un significativo descenso en 2017, comienza nuevamente un proceso de aceleración de la inflación desde 2018 (ver Cuadro N° 1). La evolución de la inflación en este periodo tendrá un impacto fundamental en las estrategias que los hogares argentinos implementaron con el dinero de las vacaciones[5].
Asimismo, para aproximarnos a la cuestión salarial, nos remitimos al análisis de Beccaria y Maurizio (2020). Si observamos los 5 años estudiados (2011-2015) de los gobiernos kirchneristas, vemos que hay una tendencia al alza del salario del sector privado. Con el cambio de gobierno, desde 2016 comienza una caída constante del salario real de los asalariados del sector privado, que implica una pérdida de 15 puntos porcentuales entre 2016 y 2019. Estas tendencias salariales, que si bien sólo sirven para aproximarse a la cuestión, nos permiten pensar qué disponibilidad de recursos para realizar consumos turísticos en el exterior del país fluctúa significativamente a lo largo del periodo.
En tercer lugar, la oferta de financiamiento disponible para realizar consumos turísticos también tendrá un peso significativo para pensar las condiciones de los hogares argentinos para realizar consumos turísticos. Como señala Luzzi (2021), durante el tercer gobierno kirchnerista se apostó al desarrollo de nuevos instrumentos financieros para apuntalar el impulso de la actividad económica y del consumo interno. En 2012, se lanzó la línea de créditos y tarjeta de crédito para jubilados y pensionados Argenta y en 2014, se implementó el programa Ahora 12, que implicó la financiación de compra en cuotas a tasa cero. En línea con estas políticas de incentivo al consumo, muchos operadores de servicios turísticos establecieron convenios con actores del sistema financiero para garantizar el financiamiento de consumos turísticos a tasa cero en un contexto de aceleración de la inflación.
Estos convenios, que en la mayoría de los casos están por fuera del programa Ahora 12, se ven reflejados en las piezas publicitarias de proveedores de servicios turísticos difundidas en los diarios La Nación y Clarín[6], que analizo en detalle en mi tesis de maestría. De las 1180 publicidades relevadas, 584 ofrecen financiamiento en cuotas sin interés. La financiación sin interés ofrecida va desde 3 hasta 50 cuotas. El 45% se refiere al financiamiento hasta en 12 cuotas sin interés, el 19% publicita cuotas sin interés, pero no especifica la cantidad, el 14% ofrece financiamiento hasta en 18 cuotas sin interés, el 8% hasta 6 cuotas sin interés y el 4% hasta 24 cuotas sin interés. Sin embargo, hay grandes heterogeneidades al interior del periodo. Mientras en 2011 sólo el 29% de las publicidades relevadas ofrecía financiamiento sin interés, para 2014 el financiamiento sin interés se ofrece en el 64% de las publicidades. Si bien a finales de 2015, con el cambio de gobierno, desde el Banco Central se procedió a eliminar los límites sobre las tasas de intereses para las operaciones de crédito y se subió la tasa de interés, recién en 2017 se puede observar una caída en la oferta de financiamiento y sólo 5 de cada 10 publicidades ofrecen cuotas sin interés. Entre 2018 y 2019, en un contexto de alza de la tasa inflación, la oferta de financiamiento vuelve a aumentar, pero se complementa con la aparición de las cuotas con interés.
Por último, en los 9 años estudiados diferentes medidas restringieron y habilitaron el acceso a la compra de divisa extranjera. Desde octubre de 2011, en un contexto de desequilibrios crecientes en la balanza de pagos, se da un cambio en la regulación de la compra y venta de moneda extranjera y se comienza a exigir una autorización para validar la compra de divisas (Luzzi, 2013)[7]. Si bien presentamos una pequeña línea de tiempo que muestra las principales medidas que regularon el acceso al mercado cambiario, es necesario señalar que el acceso a la compra de divisas extranjeras estuvo restringido en el país desde octubre de 2011 hasta diciembre de 2015. Estas diferentes restricciones crearon escenarios donde existieron diferentes cotizaciones del dólar (denominados popularmente “dólar ahorro”, “dólar tarjeta”, “dólar blue”), cuestión que resulta fundamental para comprender las prácticas en torno al dinero de las vacaciones en el exterior del país.
Posteriormente, con el cambio de gobierno, en diciembre de 2015, se liberó el mercado cambiario. El paquete de medidas también finalizó las restricciones para los gastos por consumos turísticos en el exterior. En septiembre de 2019 se volvieron a establecer condicionalidades y en octubre de ese mismo año se limitó a 200 dólares el límite de compra de dólares para personas físicas. Si bien tanto las fluctuaciones en la capacidad de compra de los salarios como las variaciones en la oferta de financiamiento y las restricciones en el acceso al mercado cambiario alteraron las coordenadas en que los hogares argentinos realizaron consumos turísticos, como mostraremos a continuación los hogares argentinos tuvieron capacidad de agencia.
3. Dinero y vacaciones en el hogar
En este apartado analizamos, a partir entrevistas, la circulación del dinero de los viajes al exterior en los hogares argentinos prestando atención a las prácticas de ahorro antes del viaje, a las particularidades de los consumos durante el viaje y a las formas de financiamiento y endeudamiento empleadas para realizar estos viajes. Zelizer (2009, 2011a) sostiene que el dinero es investido de significados y recibe profundas influencias de las estructuras sociales y culturales. El dinero es un medio material y simbólico para construir relaciones. Desde su punto de vista, no existe un dinero único, uniforme y generalizado, sino múltiples clases de dinero. Lo que distingue a estas múltiples clases de dineros no es la cantidad, sino los usos y la significación que se les asigna. Dentro de los hogares, las familias se esfuerzan por “marcar” su dinero. Zelizer denomina marcado de dinero a las diversas estrategias que las personas tienen para diferenciar los múltiples dineros: “La gente invierte mucho esfuerzo en crear clases de dinero destinadas a manejar las relaciones sociales complejas que expresan intimidad, pero también desigualdad, amor, pero también poder, cuidados, pero también control, solidaridad, pero también conflictos” (2011a, p. 250). Los dineros de las vacaciones no son ajenos a estas estrategias, se “marcan” delimitando sus orígenes y sus usos.
Wilkis (2013) analiza la circulación del dinero en las clases populares e inspirado por la propuesta conceptual zelizeriana desarrolla la noción de “piezas” de dinero. Este concepto, que supone que, además de marcar el dinero por sus orígenes y destinos, las personas combinan “piezas” de dinero heterogéneas al interior de las economías domésticas, nos permite pensar cómo algunos entrevistados articulan “piezas” de dinero dispares, como dinero ganado y dinero prestado, para realizar consumos turísticos. Asimismo, siguiendo el concepto propuesto por Guyer (2004) de repertorios de prácticas financieras –que son entendidas como prácticas económicas sedimentadas en la historia de un pueblo que, aunque no están siempre en uso, pueden volver a surgir cuando las circunstancias lo ameritan– en Argentina, Luzzi yWilkis (2019) estudian el aprendizaje de repertorios de prácticas financieras basados en la articulación entre el peso y el dólar. Estos repertorios, que emergen también en las entrevistas, suponen hacer cuentas, pagar y ahorrar, pero también imaginar y proyectar entre estas dos monedas.
Los entrevistados han desarrollado diversas estrategias para presupuestar y ahorrar para sus viajes al exterior. Liz, docente de 63 años que vive en el conurbano bonaerense, nos explica en detalle cómo en su hogar ahorran para las vacaciones: “Sí, lo que es del viaje lo vamos separando, decimos del sueldo […] Vamos a hacer un ejemplo, los dos compremos 100 dólares este mes. Entonces, yo se lo paso a Julio (marido) o a Julio se lo doy yo, y él los compra, bueno, algo así. Después tenemos como dividido, yo pago las tarjetas y Julio paga toda la comida”. Liz y Julio separan el dinero para las vacaciones de los gastos corrientes, como el de la comida, comprando dólares. También negocian, en términos de Zelizer (2009), la distribución de gastos del hogar, por ejemplo, ella paga la tarjeta de crédito con los consumos de los viajes porque es la primera que cobra, él paga otros gastos, como el de la comida.
Asimismo, otros entrevistados refieren que separan espacial el dinero de las vacaciones realizando plazos fijos específicos para ese fin durante todo el año. En un contexto de alta inflación, Daiana, universitaria migrante de 34 años, viaja cada 3 años a su país para visitar a su familia. Ella combina separaciones mentales y físicas del dinero de los viajes: “Yo soy más old school, lo tengo en un cuadernito, siempre suelo tener… Además, soy fan de los plazos fijos […] Pero sí, como que siempre trato de tener la plata (de los viajes) en plazos fijos, por más que me gane un interés muy chiquito o un poquito plata me genere, pero me gusta como tenerla en plazos fijos”. Otros colocan espacialmente junto todo su ahorro y separan mentalmente el dinero de las vacaciones. Marcelo, productor agropecuario de 37 años que vive en el sur del país, nos explica cómo separa mentalmente el dinero de los viajes: “En el Excel. Yo tengo un Excel con todas mis finanzas y mis números, y tengo una fila de ahorro para viaje y sé que está ahí. Y después la plata, según donde esté la plata. Yo sé si está en el banco o en mi bolsillo, o en donde sea. Yo sé que hay una parte para ese […] Yo sé que tengo, imagínate 100, y sé que están guardados en tal lugar. Bueno, en el Excel dice que 50 son de tal cosa y 50 de otra”.
Así como los cálculos y recálculos emergen frecuentemente en las entrevistas realizadas, también los turistas mencionan momentos donde “se deja de calcular”. Urry ([1990] 2004) define al turismo como una práctica social que implica una ruptura limitada de las rutinas y prácticas establecidas de la vida diaria, y permite que los sentidos se involucren con un conjunto de estímulos que contrastan con lo cotidiano. Es decir, es una actividad de ocio que presupone lo contrario, el trabajo regulado y organizado, que también implica necesariamente algún movimiento a través del espacio[8]. Las prácticas económicas de los hogares argentinos en torno al dinero de las vacaciones al exterior parecerían reflejar también las características que definen al turismo. Por un lado, cuando las personas entrevistas presupuestan junto a sus familiares viajes de vacaciones al exterior del país, siguiendo las lógicas de su cotidianeidad, calculan costos e imaginan escenarios donde las cotizaciones de las monedas extranjeras pueden variar. Siguiendo a Guyer, podríamos decir que emplean repertorios financieros aprendidos sobre las bases de lo que ya sucedió en el país. Por otro lado, ir de vacaciones supone, al menos en términos prácticos, una ruptura con la rutina donde el “disfrute” aparece casi como un imperativo moral. Al igual que en otras situaciones de la vida económica, el acto de realizar un consumo turístico no se configura ni como una expresión individual ni como una simple acción económica y racional. Los miembros de hogares entrevistados señalan que en un momento se deja de calcular para poder disfrutar del viaje.
“El que convierte no se divierte” reza un lema que circula en memes e hilos de Twitter, en Argentina y en otros países de América Latina, para referir a los gastos en viajes al exterior del país donde se paga en una divisa extranjera. Esta frase sintetiza el llamado, casi moral, a “dejar de calcular” para lograr así disfrutar el viaje. Sobre esto, Graciela nos decía:
Una política que yo también tomo cuando viajo, es un poco lo que te decía, decidí viajar, viajo. Entonces, voy y no estoy haciendo [...] estoy comiendo y me sale 10 dólares, son 1800 pesos. Estoy comiendo un sanwichito que sale 1800 pesos y haciéndome mala sangre. No, trato de... me voy allá, tenía una idea de cuánto dólares iba a gastar y no empiezo a pensar cuántos pesos son porque si no, no disfrutás ni comer el desayuno... Un poco es el concepto este que yo digo que una vez que decidís irte, tenés la plata, voy a gastar más o menos esta plata. Listo, hago un trabajo mental de que no voy a estar pensando cuánto es y en Argentina cuánto sale porque si no, no disfrutás el viaje. Ahora estoy de viaje y ya pienso en dólares, chau (risas). Si estás haciendo esa cuenta todos los días, te cae mal la comida. Esos 2000 dólares se fueron en ese viaje porque era el presupuesto que tenía estipulado para gastar en ese viaje.
Una práctica frecuente entre los entrevistados es calcular un monto global y cuando se llega a destino gastar con cierta flexibilidad. Tomás, gastronómico de 40 años que reside en el barrio de Belgrano de la Capital Federal, decía: “Siempre viajamos con un presupuesto, o sea, tenemos esta guita para usar en el viaje, es lo que hay y se acabó, se acabó”. Asimismo, Pablo, ingeniero electrónico de 28 años que vive en Bariloche, mencionaba: “Tenés un monto fijo, de cuánta plata tenemos más o menos disponible y la vas administrando. No, tener algo de gastos por día, así tener un estimado de gastos por día y saber si te vas mucho de un día, al otro día tendrás que cuidarte un poco o tener un estimado, pero no a rajatabla de tener un límite y ver qué se hace”.
En cuanto al consumo durante el viaje, podemos observar cómo los entrevistados articulan medios de pago dispares, pensando no sólo en las coordenadas macroeconómicas de cada momento histórico, sino también en las particularidades de su propia economía doméstica. Andrea, diseñadora porteña de 26 años, nos cuenta sobre su viaje a España en 2019: “Yo me había llevado un poco de efectivo y además tenía plata en mi cuenta, así que iba pagando con débito. Como que trataba de... O sea, me había llevado efectivo y eso trataba de usarlo para las cosas de día a día, por ejemplo, comida, transporte y demás también, para ir calculando cuánta plata me iba quedando y después la plata que, si tenía con tarjeta, eso sí en cosas que yo quería, ropa o estas cosas que no eran necesarias”. Andrea, al igual que otros entrevistados, presupuesta, jerarquiza y gasta pensando entre el peso y la moneda extranjera, pero también articulando medios de pago. Va llevando la contabilidad del gasto del viaje articulando piezas de dinero entre el gasto corriente en euros billete, en débito y las compras de indumentaria con tarjeta de crédito que, a su regreso, pagará en pesos, para ver cuánto dinero “le va quedando”.
Al interior del dinero marcado para las vacaciones encontramos dineros que reflejan repertorios de prácticas financieras aprendidas y distinguen el dinero por la categoría del gasto y las formas de pago. En los viajes al exterior en el periodo estudiado, los entrevistados suelen “plastificar” con tarjeta de crédito los pasajes aéreos y las compras en indumentaria o electrónica. También suelen usar el dólar billete o la tarjeta de débito para el gasto corriente durante el viaje. Graciela, por ejemplo, fue haciendo cálculos y recálculos entre el peso y el dólar, incluso una vez que volvió de Estados Unidos. Conto que iba cambiando el “numerito mental” que se hacía. Asimismo, articuló entre “piezas” de dinero distintas, dentro de sus ahorros asignando una parte para viajar, diferenciando mentalmente el dinero en pesos de la tarjeta para el pago del celular y el dólar billete para pagar en el viaje “cuando no te aceptan tarjeta”.
Entre 2012 y 2015, cuando la oferta de financiamiento a tasa cero era abundante, los entrevistados refieren la búsqueda de financiamiento para pagar sobre todo pasajes aéreos. Florencia, porteña de 35 años, directora de un ministerio nacional, nos explicaba sobre las decisiones de financiamiento en sus viajes al exterior en ese momento: “Eso era un poco lo que yo miraba. Decía: Bueno, okay, tenés esta opción en 12 cuotas que sale esto, entendiendo que, no sé, Argentina tiene una devaluación promedio del 30, 40, 50 depende del año, pero tiene una devaluación fuerte. Entonces, decís: Bueno, ¡qué sé yo! Por ahí pagarlo en 12 cuotas es como... me cag* de risa... termino pagándolo menos que en una cuota que supuestamente te dan como oferta”. Asimismo, Abril, diseñadora de 33 años, nos comentó que en un viaje a Europa en 2015 articuló entre el dólar tarjeta, el dólar billete y pesos en una cuenta del banco para reducir los costos: “Ay, no me acuerdo tanto el dólar blue, el dólar billete… Había mucha diferencia de precios. Entonces, uno trataba de cambiar la menor cantidad de dólares posibles y hacía todo con tarjeta. Ahora que me acuerdo bien, pagaba todo con tarjeta y con el dinero de la cuenta iba cubriendo”.
Si bien muchos entrevistados pagaron viajes en cuotas con tarjetas de crédito, ante la consulta por el endeudamiento en consumos turisticos sólo 3 de los 16 entrevistados reconoce haberse endeudado para realizar un viaje. Por ejemplo, Abril menciona: “Pero siempre, en general, lo que hago es tener el dinero antes de viajar. No me gusta volver de viaje y tener una deuda”. Daiana nos dijo: “A mí me da miedo tener una deuda, más que mis ingresos nunca fueron muy altos. Entonces que, como para mí, cuando uno no tiene un ingreso muy alto y usa tarjeta, es como un arma de doble filo, porque uno nunca sabe entre intereses y deuda cuánto se le puede ir, que uno no pueda llegar a final de mes y todo este tipo de cosas”. Betty, jubilada de 81 años del conurbano, precisó: “A mí me gusta el efectivo para manejarme, porque la tarjeta es un engaña pichanga para una persona que ya es grande. Y bueno, voy a comprar esto con tarjeta y después no te das cuenta, se te suman muchas cosas. Así que no, en eso no, me gusta manejarme con lo que tengo”. Si bien el gasto en turismo aparece como una categoría de gasto que muchos entrevistados priorizan, son recurrentes las menciones al “miedo” a la deuda con tarjeta de crédito.
Asimismo, otros entrevistados explican cómo aprendieron a “manejarse” con los gastos de los viajes y el uso de tarjetas de crédito. Por ejemplo, Florencia señala: “Fui aprendiendo, fui aprendiendo. Los primeros viajes eran como un caos financiero que venía. Ahí fue como que me remedí con las tarjetas de crédito, así todo fue como uno o dos meses que no podía pagar el total de la tarjeta y es un garrón cuando no podés pagar el total de la tarjeta porque de repente los intereses son bastante altos”. Sobre sus prácticas financieras con las tarjetas, reflexiona: “trato de cuidar la tarjeta de crédito, de no explotarla, sobre todo porque soy argentina y porque nunca sabés cuánto vas a terminar de pagar el dólar, ¿entendés?”, mostrando cómo los repertorios aprendidos le permiten evitar escenarios donde la deuda se “descontrola”. En tensión con la idea de gasto “merecido”, también emerge el endeudamiento por gastos turísticos, que suele darse con tarjetas de crédito como “indebido”.
Conclusiones
El objetivo de este trabajo fue analizar las prácticas económicas de los hogares argentinos para realizar consumos turísticos en el exterior del país entre 2011 y 2019. Aunque la aceleración del proceso inflacionario, la oferta de financiamiento y las restricciones en el acceso a moneda extranjera alteraron las coordenadas en que los hogares argentinos realizaron consumos turísticos, lo que los hogares entrevistados efectivamente “hicieron” con el dinero de las vacaciones al exterior mostró su capacidad de agencia.
En el análisis de las prácticas de ahorro antes de los viajes, pudimos ver que, si bien las formas de “marcado” del dinero de los viajes identificadas fueron heterogéneas, se vincularon a sus orígenes y destinos. En las operaciones presupuestarias se identificaron cálculos, recálculos y momentos donde “se deja de calcular”. En esta línea, una práctica frecuente entre los entrevistados es calcular un monto global y cuando se llega a destino, gastar con cierta flexibilidad. Por un lado, cuando los hogares presupuestan viajes de vacaciones al exterior del país, siguiendo las lógicas de su cotidianeidad, calculan costos e imaginan escenarios donde las cotizaciones de las monedas extranjeras pueden variar. Por otro lado, ir de vacaciones supone, al menos en términos prácticos, una ruptura con la rutina donde el “disfrute” aparece casi como un imperativo moral. Los miembros de hogares entrevistados también señalan que en un momento “se deja de calcular” para poder disfrutar del viaje.
Asimismo, al interior del dinero “marcado” para las vacaciones encontramos dineros que reflejan repertorios de prácticas financieras aprendidas y distinguen el dinero por la categoría del gasto y las formas de pago. En los consumos durante el viaje, dependiendo las condiciones macroeconómicas del momento, los entrevistados “plastifican” con tarjeta de crédito los pasajes aéreos y las compras en indumentaria o electrónica. También usan el “dólar billete” o la tarjeta de débito para el gasto corriente durante el viaje. En las entrevistas emergen cuestiones clave para pensar el vínculo de los hogares argentinos con las deudas por consumo. Cuando el gasto en viajes al exterior excede lo que los hogares esperan o estiman gastar, aparece una dimensión moral del endeudamiento. Endeudarse para realizar un consumo turístico en el exterior del país aparece como una categoría de deuda poco legitimada en términos morales. Quedará pendiente para futuras investigaciones el análisis de lo que estos consumos turísticos significan y representan para los hogares argentinos.
Planillas de Excel y “cuadernitos” donde se anota qué parte del ahorro se destina a un viaje, plazos fijos “marcados” para las vacaciones. “Dólar billete”, “dólar tarjeta”, pesos en la caja de ahorro, cuotas por consumos turísticos en pesos en la tarjeta de crédito. Dinero “marcado” por sus orígenes y destinos. Dinero ganado, dinero prestado, “piezas” de dinero circulando en relaciones mercantiles, en relaciones de confianza, en relaciones familiares y relaciones de intimidad, visibilizando incluso jerarquías y roles al interior del hogar. Gastos “merecidos” y deudas “indebidas” en consumos turísticos. Hogares argentinos articulando entre cálculos, recálculos y “dejar de calcular” para disfrutar las vacaciones.
Bibliografía
Baglietto, M. (2020). “Invertir” en experiencias: un análisis sobre el consumo turístico en Argentina (2011-2017). Red Sociales. Revista del Departamento de Ciencias Sociales, 7(6), 237-258.
Beccaria, L. y Maurizio, R. (2020). Los impactos inmediatos de la pandemia: cuando la diferencia es entre quienes continúan percibiendo ingresos y quienes los perdieron. Alquimias económicas. https://bit.ly/3mQFh6g
Guyer, J. (2004). Marginal gains. Monetary transactions in Atlantic Africa. The University of Chicago Press.
Hernández, C. (2020). Reconstruyendo los itinerarios: cómo se configuran las prácticas de compra para el aprovisionamiento diarios de los hogares en contextos inflacionarios. Revista Sudamericana, 46-73.
Luzzi, M. (2013). La moneda en cuestión: del estallido de la convertibilidad a las discusiones sobre el “cepo cambiario. En Pereyra, Vommaro y Peréz (eds.) La grieta. Política, economía y cultura después de 2001. Biblos.
Luzzi, M. y Wilkis, A. (2019). El dólar. Historia de una moneda argentina (1930-2019). Crítica.
Luzzi, M. (2021). Consumo, deuda y desigualdad. La expansión de los servicios financieros para los hogares en Argentina, 2003-2015. En S. Feldman (dir.) Desigualdades en Argentina. Actores, territorios y conflictos. Ediciones UNGS.
Ossandón, J., Deville, J., Lazarus, J. y Luzzi, M. (2021). Financial oikonomization: the financial government and administration of the household. Socio-Economic Review, 0 (0), 1-28.
Sautu, R. et al. (2005). Manual de metodología. Construcción del marco teórico, formulación de los objetivos y elección de la metodología. Clacso.
Urry, J. (2004). La mirada del turista. Editorial Universidad de San Martín de Porres.
Wainer, A. (2018a). La restricción externa al crecimiento en la Argentina en el período kirchnerista (2003-2015). Semestre económico, 21, 95-122.
Wilkis, A. (2013). Las sospechas del dinero. Moral y economía en la vida popular. Paidós.
Zelizer, V. (2005b): Culture and consumption. En N. Smelser y R. Swedberg (ed.) Handbook of economic sociology. Princeton University Press and Russell Sage Foundation.
_____ (2009). La negociación de la intimidad. Fondo de Cultura Económica.
_____ (2011a). El significado social del dinero. Fondo de Cultura Económica.
Diarios consultados
“Cronología, los hechos clave que dieorn forma al cepo cambiario” (2016, 26 de octubre). El cronista. https://bit.ly/41qvtPh
Notas