Artículos científicos

En busca de la “ciudad de cerros de plata”: Tegucigalpa en la literatura de viajes

In search of the "City of silver hills": Tegucigalpa in travel literature

Wendy María Cálix Lanza
Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH)., Honduras

Población y Desarrollo: Argonautas y Caminantes

Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Honduras

ISSN-e: 2221-7002

Periodicidad: Anual

vol. 18, 2022

mae.demografiaydes@unah.edu.hn

Recepción: 30/04/2022

Aprobación: 27/09/2022



DOI: https://doi.org/10.5377/pdac.v18i1.15044

Resumen: En el campo de la investigación literaria en nuestra Honduras se cuenta con ciertas aproximaciones a los libros viajeros; es de sumo interés ampliar esta línea de trabajo a fin de incrementar los conocimientos sobre las publicaciones, autores, estilos literarios y vinculación con el contexto histórico. En este sentido, In and out of Central America and other sketches and studies of travel (1890) de Frank Vincent y Mexico and Central America A geographical reader (1927) de Harry Franck, ofrecen una multitud de descripciones y narraciones de sus viajes realizados por tierras centroamericanas.

A Vincent y Franck les llamó la atención la ciudad de Tegucigalpa. Este es uno de los centros de la confluencia de la historia colonial con las vicisitudes de una urbe en crecimiento para finales del siglo XIX y a lo largo del siglo XX, y por supuesto aún continúa construyendo su propio legado. El objetivo de este estudio es destacar los principales rasgos paisajísticos urbanos, sociales y culturales presentados en estos dos libros viajeros a fin de ofrecer un retrato físico y visual de Tegucigalpa, como aporte invaluable, se encuentran las fotografías que ofrecen sus autores. Para el desarrollo temático se parte de los apuntes de Ana María Pellitero y Luis Albuquerque García. El empleo de la hermenéutica permitió analizar el texto como un todo. Entre los resultados encontrados nos llevan a indagar en la arquitectura heredada de la colonia española, los espacios urbanos que forman parte de la vida pública y privada de los habitantes de la ciudad, sumado a los esbozos sociales y políticos como parte del paisaje cultural

Palabras clave: Tegucigalpa, construcción del paisaje, ciudad, literatura de viajes.

Abstract: the field of literary research in our country there are certain approaches to travel books, it is of great interest to expand this line of work in order to increase knowledge about publications, authors, literary styles and linkage with the historical context. In this sense, Frank Vincent's In and out of Central America and other sketches and studies of travel (1890) and Harry Franck's Mexico and Central America A geographical reader (1927), offer a multitude of descriptions and narrations of his travels in Central America.

Vincent and Franck were struck by the city of Tegucigalpa. This is one of the centers of the confluence of colonial history with the vicissitudes of a growing city by the end of the 19th century and throughout the 20th century, and of course it is still building its own legacy.

Keywords: Tegucigalpa, landscape construction, city, travel literature.

I. Introducción

“Tegucigalpa, Tegucigalpa, duro nombre que fluye dulce sólo en mis labios". (Fragmento de Tegucigalpa del poeta Roberto Sosa)

Este estudio realiza una indagación de dos libros viajeros cuyos autores visitaron Honduras entre finales del siglo XIX y principios del XX. Se señalan las descripciones sobre la ciudad de Tegucigalpa, capital de Honduras; en sus travesías realizadas -mayormente- a pie dentro territorio tenían como foco central esta ciudad.

No es extraño mencionar los libros Aventuras y exploraciones en Honduras (1857) de Williams Wells y Un viaje por Honduras (1881) de Mary Lester, ambos títulos de la segunda mitad del siglo XIX, que ofrecen innumerables descripciones sobre el país. Al igual que la imperiosa visita a la ciudad de Tegucigalpa, refuerza la idea que esta ciudad se iba convirtiendo en uno de los centros políticos más importantes. Se constituyó en la capital del país en 1880.

Uno de los objetivos principales de este trabajo es destacar los principales rasgos paisajísticos urbanos, sociales y culturales presentados en estos dos libros viajeros a fin de ofrecer un retrato físico y visual de Tegucigalpa. Esta revisión profundiza en las descripciones que los autores presentan a fin de brindar un retrato fidedigno de la ciudad en la época histórica de su viaje, lo cual permite contrastar y complementar desde su visión, la representación que tenemos sobre la capital. También se realiza una revisión de unas imágenes fotográficas de los libros, referidas a algunos lugares de interés en la ciudad y que ahora conforman parte de su patrimonio.

Esta temática se convierte en innovadora dentro de los estudios literarios y culturales, ya que es escaso lo que se ha investigado sobre libros de Literatura de Viajes, además por considerar que en este caso el principal objeto de análisis, Tegucigalpa, ya ha sido abordado desde la Historia, Arquitectura, Economía, pero de forma muy sucinta desde la Literatura, así que este estudio ofrece la oportunidad de ampliar nuevas líneas de investigación. Abrir nuevas posibilidades de abordar los textos literarios, ya que su riqueza en forma y fondo, indica que la Literatura es parte de la inter, multi y transdisciplinariedad.

Sobre el desarrollo temático de este estudio, en una primera sección, se abordarán algunos conceptos básicos sobre la Literatura de Viajes en la que los teóricos ofrecen los elementos indispensables para la comprensión y lectura de esta tipología literaria.

Seguidamente, se hace referencia a los autores y sus libros, pues su vasto recorrido por Centroamérica abarcó las costas del Atlántico y Pacífico, así como el tránsito por diversas ciudades y pueblos.

En un tercer momento se especificará sobre las principales características y descripciones paisajísticas de la ciudad de Tegucigalpa donde se resaltan el influjo europeo en sus principales construcciones, pero también el poder político, económico y cultural que ha permanecido en esta urbe desde los tiempos de la colonia española.

Se finaliza con una reseña de algunas de las fotografías que se encuentran insertas en los libros, en ellas se destacan algunas representaciones icónicas de la ciudad. Como podrá observarse, sobresalen los elementos arquitectónicos de sus edificaciones.

Un dato por señalar es que ambos libros no están traducidos al español, por lo que se ha realizado una traducción libre de los mismos. Los textos insertos en el pie de página hacen referencia a la cita original del libro en el idioma inglés.

II. Metodología

Este estudio parte del enfoque cualitativo, ya que se destacan cualidades sobre el objeto de la investigación. Se emplea el método hermenéutico, que implica la revisión de la obra en su totalidad, así como en la determinación de sus categorías de análisis. Fue necesario revisar definiciones de los conceptos: ciudad, paisaje y su derivación en el ambiente urbano. En particular, interesa conocer la visión de los autores -viajeros sobre la ciudad de Tegucigalpa, por lo que la interpelación es a partir de la información presentada.

Por su parte, el empleo de la investigación documental ha sido valiosa para las consideraciones teóricas sobre la Literatura de Viajes. Los planteamientos teóricos de Albuquerque García (2011) por medio de la conceptualización del género y la identificación de sus características principales. En cuanto a urbanismo y ciudad, los señalamientos de Moya Pellitero (2011) alude a los significados y movilidades de las urbes en función del significado para sus habitantes.

Sobre las obras en estudio, existe complementariedad entre los aspectos destacados por sus autores, por lo que se encontró afinidad en las diversas enunciaciones sobre la ciudad. Por lo que el empleo de una técnica comparativa derivó en resultados interesantes.

III. Discusión de resultados

3.1. Conceptualización sobre la Literatura de Viajes

La relación entre literatura y los viajes es conocida desde tiempos ancestrales, los grandes viajeros y escritores han dejado evidencias de sus impresiones y aventuras por medio de diversos textos (diarios, crónicas, cartas, novelas, epopeyas, entre otros). Ahora en el siglo XXI, tras una evolución y consolidación de este género literario, se identifica por medio de la Literatura de Viajes una fuente inagotable de posibilidades de análisis. Es por ello, que resulta imprescindible su estudio desde la mirada literaria la cual le otorga validez y especificidad.

Cabe mencionar los planteamientos de Luis Albuquerque García sobre los componentes invaluables de los textos viajeros:

El género (de los relatos de viaje) consiste en un discurso factual que se modula con motivo del viaje (con sus correspondientes marcas de itinerario, cronología y lugares) y cuya narración queda subordinada a la intención descriptiva, que dota al género de una cierta dosis de realismo. Suele adoptar la primera persona (a veces, la tercera), que nos remite siempre a la figura del autor como testigo de los hechos y aparece acompañada de ciertas figuras literarias que, no siendo exclusivas del género, sí al menos lo determinan […] las marcas de paratextualidad (como correlato de la modalidad factual) y de intertextualidad son propias, aunque lógicamente tampoco exclusivas de estos relatos de viajes (Albuquerque-García, LXXIII n. 145 2011, p. 33).

Siguiendo a este teórico, es precisamente la hibridez propia de este género lo que permite el acercamiento desde otras perspectivas. También, caracteriza al género estableciendo su énfasis en tres aspectos indisolubles, los cuales remarcan su particularidad.

Un libro importante dentro de la teorización de la Literatura de Viajes es Escrituras del Viaje. Construcción y Recepción de “Fragmentos del Mundo” de Sofía Carrizo Rueda quien conceptualiza este género literario como:

[…] discurso narrativo-descriptivo en el que predomina la función descriptiva como consecuencia del objeto final que es la presentación del relato como un espectáculo imaginario, más importante que su desarrollo y su desenlace. Este espectáculo abarca desde informaciones de diversos tipos, hasta las mismas acciones de los personajes. Debido a su inescindible estructura literario-documental, la configuración del material se organiza alrededor de núcleos de clímax que, en última instancia, responden a un principio de selección y jerarquización situado en el contexto histórico, y que responde a expectativas y tensiones profundas de la sociedad a la que se dirigen (Carrizo Rueda, 2008, p. 28).

De esta manera Carrizo apunta a las principales virtudes de este género señalando que el carácter informativo está presente en la obra literaria, el relato se nutre de descripciones y narraciones que evidencia una experiencia ya sea personal o colectiva a fin de retratar una realidad específica.

3.2. Vincet y Franck, viajeros por tierras centroamericanas

Frank Vincent y Harry Franck representan a los viajeros de los siglos XIX y XX que lograron recorrer una amplia parte del territorio de los países centroamericanos. En sus libros se encuentran importantes referencias sobre los centros urbanos, el área rural, los caminos, vías y medios de transporte, la gente y sus costumbres, en fin, una serie de caracterizaciones sobre la vida, al igual que el acontecer de los habitantes de esta región del continente americano. Particularmente sobre Honduras, ofrecen una gran cantidad de datos del occidente, norte, centro y sur del país.

In and out of Central America and other sketches and studies of travel (1890) escrito por Frank Vincent, viajero y escritor norteamericano, en su libro describe elementos interesantes de la vida en los países centroamericanos. Inició su viaje en Costa Rica, siendo su último destino Guatemala, es decir, recorrió cada uno de los países transitando de sur a norte. En Honduras, visitó las principales ciudades entre ellas se menciona: Amapala, San Lorenzo, Pespire, Sabanagrande y por supuesto, Tegucigalpa.

México and Central America a geographical reader (1927) de Harry Franck, por su parte, provee de un relato que indaga en las identidades y paisajes de cada uno de los países recorridos. Su viaje inició en México y concluyó en Panamá. En Honduras visitó las ciudades de Santa Rosa de Copán, Comayagua, Tegucigalpa y Amapala.

En los diversos pueblos y ciudades visitados por Vincent y Frank se describen las principales construcciones civiles, religiosas, políticas entre otros, también se destacan elementos como: vivienda, hospedaje, alimentación, naturaleza, flora y fauna; lo anterior, se complementa con la mención de costumbres, cultura e idiosincrasia de los centroamericanos. Ambos autores, destacaron aspectos específicos de cada país, pero también sobresalen caracteres comunes entre los habitantes del istmo. Estos libros señalan algunas de las problemáticas sociopolíticas justo a finales del siglo XIX y principios del XX por lo que también amerita un examen cuidadoso para detallar en la evolución histórica de los países del área centroamericana.

3.3. Tegucigalpa

Para este apartado, se ha realizado una lectura de los capítulos dedicados a la ciudad capital, se encuentra coincidencia y complementariedad entre los apuntes de Vincent y Franck. Sus aportes y valoraciones ayudan a entender la dinámica que se vivía en esta urbe hondureña. Para las finalidades de este estudio, el referente inmediato es el paisaje urbano de Tegucigalpa, ya que precisamente, esta ciudad es el eje motivador del relato literario.

Los estudios de Ana Moya Pellitero aportan una base teórica sobre el paisaje urbano, ella señala que “La ciudad es una entidad dinámica, compleja, sometida a parámetros espacio-temporales, a imperativos culturales, económicos y sociales. La ciudad es una construcción material y, a la vez, es un “evento mental”, reconocida por la experiencia sensorial dentro de esos mismos parámetros espacio-temporales” (Moya Pellitero, 2011, p. 5). Es así, que todo centro urbano corresponde a características físicas determinadas por su devenir histórico, pero éste se alimenta de la construcción misma de sus habitantes, bajo este lineamiento, surge una cadena de relaciones e interrelaciones que converge en la dinámica y caracterización de la ciudad.

En cada uno de los libros, estos viajeros relataron sus largas travesías, días y noches trasladándose por los polvorientos caminos del país hasta alcanzar su fin principal, Tegucigalpa. Un señalamiento interesante se encuentra cuando uno de nuestros autores viajeros relataba que la ciudad ya estaba próxima; encontramos en Franck, un genuino interés por indagar en Tegucigalpa y puntualmente su referencia nos traslada a sus orígenes históricos como pueblo minero.

“A la mañana siguiente, justo al amanecer tenía a la vista mi objetivo, Tegucigalpa, la “Ciudad de los Cerros de Plata”. Cuando entré en la Plaza Central, me di cuenta de que ya habían pasado quince días de camino” (Franck, 1927, pp. 218-2019)1.

Sin duda, proveniente de Comayagua, Franck no solo había llegado a la ciudad capital, sino que ubicarse en el centro de esta sirvió como un punto estratégico en su condición de viajero.

Tegucigalpa2, que responde al apelativo de la “Ciudad de Cerros de Plata”, aún hoy en día es un recordatorio de la riqueza que existió en esta zona del país a través de la extracción de sus minas. Sin embargo, sus antecedentes históricos nos remiten a dos posibles fuentes de su nombre, en este sentido, la historiadora Leticia de Oyuela señala ambas apreciaciones etimológicas:

En la mayoría de los documentos del siglo XVI se habla de “Tegucigalpa” al referirse al sitio original donde se asienta el poblado de aborígenes. Algunos de nuestros filólogos han valorado la etimología de “Tegucigalpa” como lugar de las “Piedras Pintadas”, lo que coincide con la descripción geológica de la zona que ocupa la actual capital de la República […] Parece ser que la minería fue el resorte vital para el poblamiento del sector (Oyuela, 2001, pp. 23-25).

Franck apuntó sobre las bondades y notables características de la ciudad, en comparación con la vida cosmopolita de otras urbes para esa época. La tranquilidad de Tegucigalpa quedó evidenciada al indicar que “Con sus 40,000 habitantes, la capital es realmente la única ciudad importante en el país, sin embargo, no es un lugar muy ajetreado” (Franck, 1927, p. 219)3 Después de haber recorrido otras capitales del istmo centroamericano como San José y Managua, tal señalamiento era propicio tras sus andanzas por esta ciudad hondureña.

Dos aspectos que han sido reconocidos sobre la ciudad se relacionan con las vistas panorámicas que la misma provee y su clima. Al respecto, Franck describió que “Desde El Picacho, se observa como una larga cadena de montañas encierran por encima a Tegucigalpa, desde allí uno obtiene una buena vista de la ciudad” (Franck, 1927, p. 221)4. Seguramente desde El Picacho nuestro autor viajero apreció la ciudad, por ello esta sugerente descripción coincide con el hecho de disfrutar de un clima refrescante, un motivo más de sus descripciones:

“Para ser justos con Tegucigalpa, debo decir que encontré a gente muy agradable allí, y voy a testificar que tiene uno de los mejores climas del mundo” (Franck, 1927, p. 220)5.

En tanto, Vincent concentró su atención en detalles más específicos. Sus recorridos por la ciudad conllevaron a examinar elementos arquitectónicos y urbanísticos presentes en Tegucigalpa. Uno de los primeros lugares descritos es el Parque La Leona, sobre este lugar escribió:

“Después de unos quince minutos de caminata al norte de la plaza central, en el centro de Tegucigalpa, se llega a la cumbre nivelada de una pequeña colina, que corre precipitadamente en la dirección que se ha estado tomando. Se llama La Leona, y de ella se obtiene la mejor vista de Tegucigalpa y del país vecino” (Vincent, 1890, pp. 77-78)6.

Aquí la vista panorámica de Vincent proviene del emblemático Parque La Leona, lo que permitió recorrer y observar más de cerca las calles, callejones y callejuelas cercanas para llegar hasta la ubicación de este lugar, al igual que destacar algunos rasgos notables de la ciudad.

El parque también fue descrito señalando la conformación del espacio, sus componentes y el muro que se encuentra a un costado:

Un gran espacio ha sido convertido en gradas, y la cara de la colina está eventualmente protegida por una pared de piedra. En el centro de la cumbre se levanta un gran pabellón octogonal de madera, provisto de bancos. Un número de asientos corrían a lo largo del frente de la colina. Aquí, veredas con flores y senderos han sido construidos. En la calle, el camino zigzaguea en un grado lo suficientemente fácil para una carreta, aunque el caballo es el método favorito de ascenso. Una pesada pared de piedra protege el lado peligroso del camino, y desde ella hay una prominente vista de la ciudad. La vista obtenida desde la espalda de La Leona es notablemente atractiva (Vincent, 1890, p. 78)7.

Finaliza esta descripción nuevamente remarcando la impresionante vista de la ciudad desde el parque. Esta panorámica aún es posible obtenerla, aunque son notables los cambios que el parque y la ciudad han sufrido en los últimos años.

Para todos aquellos que conocen la capital, la particular geografía que la conforma hace alusión a las montañas de sus alrededores, igualmente al Río Grande o Choluteca que cruza y divide a las ciudades de Tegucigalpa y Comayagüela, estos datos forman parte de los apuntes de Vincent sobre la ciudad:

“El país es montañoso y está dividido igualmente entre los bosques y las tierras de pastoreo. Dos valles están claramente marcados, sin embargo, presentan en su fondo y acomodan en su intersección a la ciudad de Tegucigalpa, construida a ambos lados del Río Grande a un lado del Río Chiquito” (Vincent, 1890, p. 78)8.

Vincent recibió informaciones sobre este río, hace mención de lo relativo a la estación lluviosa y como ésta es necesaria para el crecimiento de los ríos: “El Río Chiquito es simplemente un riachuelo. En la estación lluviosa ambos arroyos crecen comparativamente grandes. El Río Grande corre del norte hacia el sur justo aquí, y esa parte de la ciudad en la orilla este es Tegucigalpa propiamente dicha (Vincent, 1890, pp. 78-79)9.

Los puentes unen a las “ciudades gemelas”, Tegucigalpa y Comayagüela. Vincent describió uno de los más reconocidos y antiguos puentes sobre el Río Grande o Choluteca. A partir de esta imagen, recordó aquellos famosos ríos de su tierra de origen:

El hermoso puente arqueado de piedra y ladrillo que cruzamos al entrar en la ciudad se extiende por el Río Grande y conecta las dos secciones de la ciudad. Este río apenas confirma su grandioso título -al menos, según las ideas de un recién llegado proveniente de las tierras del Mississippi, Missouri y Ohio. En este punto es un hirviente arroyo de espuma, de cien a doscientos pies de ancho, su lecho está lleno de rocas, piedras lisas y grava (Vincent, 1890, p. 78)10.

La presencia de construcciones de tipo civil también ha sido importante en el crecimiento, desarrollo y el reflejo arquitectónico que aún conserva la ciudad, Vincent apuntó sobre los materiales de construcción:

“En su mayoría, las casas son de adobe y de una planta de alto, aunque en las cercanías de la plaza central algunas de ellas tienen dos plantas” (Vincent p. 79)11.

Sobre este tipo de señalamientos, Franck recorrió las calles de Tegucigalpa describiendo sus edificios, casas y montañas que la circunscriben:

“La mayoría de los edificios son de una sola planta, cubiertos con tejas rojas. Sobre ellos se alza una catedral con sus torres gemelas blanqueada con cal. Las montañas se despliegan por todos lados, y sobre ellas serpentean dos caminos como cintas” (Franck, 1927, p. 221)12.

Vincent detalló en aspectos urbanísticos que se refieren a las calles, aceras y el adoquinado de la ciudad, todo ello señalando a Tegucigalpa como una ciudad aún conservadora justo a finales del siglo XIX:

“La manera en que la ciudad se presenta no es irregular. Las calles son estrechas y adoquinadas, inclinadas hacia el centro, proporcionando así un drenaje superficial que es insalubre. Las aceras, aunque estrechas, están empedradas con bloques, piedra o ladrillo, y la ciudad está iluminada con lámparas de queroseno” (Vincent, 1890, p. 79)13.

Un elemento que se destaca del Parque Central es la estatua ecuestre de Francisco Morazán (Figura 4), Vincent aprovechó para mencionar las virtudes y características de la misma. Es así como es descrito el parque, la estatua, el pedestal sobre el cual está colocado y las placas de bronce a los costados de este:

Tegucigalpa tiene tres hermosos parques, que contienen flores, árboles y senderos, junto a bustos y estatuas de distinguidos hondureños. La plaza -siempre "gran plaza"- se llama Parque Central, como la de San José, Costa Rica, e incluye una muy buena estatua ecuestre en bronce de Francisco Morazán, la cual fue erigida por el país. El pedestal de mármol es alto. En uno de sus lados, una tabla lleva su correspondiente inscripción. En el otro lado, se revela una tabla de bronce, que representa con mucho espíritu y en alto relieve, la batalla de La Trinidad14, cuya lucha se dio en septiembre de 1821, y en la que Morazán noblemente participó (Vincent, 1890, pp. 79-80)15.

Respecto al Parque Central, una de las principales construcciones religiosas con un invaluable valor arquitectónico e histórico es la Catedral San Miguel Arcángel de Tegucigalpa, Vincent demostró un especial interés. Recalcó muchos de los elementos físicos, arquitectónicos y ornamentales que la caracterizan:

En el lado este del Parque Central está la majestuosa catedral, ocupando una cuadra entera. La imponente fachada está coronada por dos torres, en una de las cuales un reloj marca la hora, del cual, como ya he explicado, los hondureños tienen una oferta que supera la demanda. El frente es aligerado por los nichos, consagrando la figura tallada de los santos (Vincent, 1890, p. 80)16.

Curiosamente, el comentario del autor respecto al reloj, indica que este objeto parece un elemento superfluo dado el poco movimiento que había en la ciudad y el ritmo de sus habitantes. Resta indicar el valor iconográfico de la Catedral en el contexto de la capital y el país.

Habiendo realizado una breve descripción externa, también se refiere al interior de la misma, detallando principalmente con mayor profundidad en sus ornamentos:

“La catedral tiene un techo cilíndrico largo, con una agraciada cúpula sobre el altar. Los confesionarios, los altares laterales, y las viejas pinturas abundan en su interior. El altar principal es de madera tallada, cubierto de un rico dorado, con la leyenda central “Santo de Santos" en plata trenzada y estañada” (Vincent, 1890, p. 80)17.

Compara a la Catedral de Tegucigalpa con otras pequeñas iglesias que se encuentran en las calles cercanas a lo que conocemos hoy en día como el casco histórico de la ciudad, dichas construcciones religiosas apenas son mencionadas:

“Hay tres o cuatro iglesias más pequeñas, pero ninguna de ellas tiene un interés especial. Las viviendas eran mejores de las que había visto en otras ciudades. Los exteriores eran sencillos, pero los interiores estaban bien amueblados y adornados espléndidamente” (Vincent, 1890, p. 80)18.

Lo anterior, es un claro recordatorio del alto valor religioso, sociocultural e histórico de estas edificaciones para la ciudad. Es así que, el Parque Central, la estatua de Francisco Morazán y la Catedral, entre otras construcciones y edificaciones fueron descritas con especial interés por nuestros autores-viajeros. Tales obras hoy en día son un referente importante para cualquier persona que visita la ciudad y son parte de su patrimonio.

Finalmente, una cita sobre la ciudad capital nos recuerda que todo lo pintoresco que pertenece a Tegucigalpa le brinda un carácter único y singular, características que la distinguen del resto de las capitales centroamericanas, por lo que se adecua a sus orígenes:

“Se puede decir que Tegucigalpa está en el fondo de un anfiteatro de colinas. Es una de esas ciudades en miniatura en las que la civilización y el primitivismo se mezclan curiosamente” (Vincent, 1890, p. 79)19.

Registro fotográfico sobre Tegucigalpa

Harry A. Franck y Frank Vincent también hicieron un recorrido visual sobre la ciudad capital. En los libros descritos se encuentran una serie de fotografías en blanco y negro, con un epígrafe en inglés, que funciona como una referencia y brevísima descripción de lo presentado en la imagen. La serie fotográfica completa en ambos libros abarca distintos lugares visitados en el territorio nacional, pero no son abordados en este estudio, por lo que se seleccionaron aquellas referidas a Tegucigalpa.

La consideración referencial de cada una de las imágenes nos remite al inestimable valor del patrimonio cultural y a la memoria histórica que se conserva sobre la ciudad. En estas imágenes se observan espacios físicos en los que como el Parque Central (Figura 1) el cual ha sufrido cambios significativos a lo largo de los años. Esto se contrapone a edificaciones que han permanecido impasivas e inmóviles ante las transformaciones de la ciudad, tal como lo refleja la fotografía de la Antigua Casa Presidencial (Figura 2), cuya construcción finalizó en 1922. Este edificio fungió como Museo Nacional, ahora en ella se ubica el Centro Documental de Investigaciones Históricas de Honduras.

Muchas de las calles de Tegucigalpa (Figura 3) conservan esa reminiscencia del pasado colonial, por lo que la ciudad no pierde su encanto popular, elemento atrayente para nacionales y extranjeros. Así irrumpen las construcciones modernas, las innovaciones urbanísticas están cercanas a otras obras con el estilo arquitectónico de los siglos pasados.

A pesar de la modernidad, aún se reconocen monumentos y construcciones que remarcan los siglos de historia que se encuentran presentes por medio de su constitución física y/o material. Particularmente la estatua de Francisco Morazán (Figura 4) sigue siendo un ícono reconocible del Centro Histórico de la ciudad, al igual que otras edificaciones que enmarcan esta zona particular de la ciudad capital.

Plaza Central de Tegucigalpa
Figura 1
Plaza Central de Tegucigalpa
Fuente: “Mexico and Central America A geographical reader” (1927) de Harry Franck. Leyenda: The central plaza of Tegucigalpa, capital de Honduras. Bright purple bougainvillea covers the arbor. (La Plaza Central de Tegucigalpa, capital de Honduras. Brillantes napoleones morados cubren la pérgola).

Antiguo Palacio Presidencial en Tegucigalpa
Figura 2
Antiguo Palacio Presidencial en Tegucigalpa
Fuente: “Mexico and Central America A geographical reader” (1927) de Harry Franck. Leyenda: The President’s palace at Tegucigalpa, Honduras, is rather an imposing and romantic-looking building. (El antiguo Palacio Presidencial en Tegucigalpa, Honduras, es bastante imponente y de apariencia romántica).

Una esquina de Tegucigalpa
Figura 3
Una esquina de Tegucigalpa
Fuente: “Mexico and Central America A geographical reader” (1927) de Harry Franck. Leyenda: A corner of Tegucigalpa, showing Picacho, the hill from which the capital has often been captured during revolutions. (Una esquina de Tegucigalpa, mostrando El Picacho, la cima de la cual la capital ha sido muchas veces capturada durante las revoluciones).

Estatua a Francisco Morazán
Figura 4
Estatua a Francisco Morazán
Fuente: “In and out of Central America and other sketches and studies of travel” (1890) de Frank Vincent. Leyenda: Statue to Morazan in Tegucigalpa. (Estatua a Morazán en Tegucigalpa).

Particularmente, se consolida esa vinculación que posee la fotografía con quienes la observan y por quien fue tomada, hay una carga significativa, que como sobresale en este caso, nos conecta con algunos de los espacios de la ciudad. Se refuerzan esa memoria histórica que une el pasado con el presente, con los cambios que sufre la ciudad, este es un recordatorio de su trascendencia. Este legado al igual que el resto de las fotografías, remarca lo que los viajeros del siglo XIX y XX consideraron importante las construcciones de la ciudad. Al observar estas obras hoy en día, se comprende su valor patrimonial e identitario para los que en ella habitan. Se destaca también estos puntos referenciales al transitar por la ciudad, que inclusive permite ubicarnos en ella.

IV. Conclusiones

Tras esta breve revisión de los apuntes de viaje de Harry A. Franck y Frank Vincent existe una gran complementariedad entre sus señalamientos sobre la conformación paisajística de Tegucigalpa. Entre ellos habían 37 años aproximadamente de diferencia entre las fechas de viaje y publicación de los libros, aun así, hay un panorama similar que nos ubica sobre las principales características y cualidades que demostraba esta ciudad ya habiendo entrado en las primeras décadas del siglo XX.

Entre las similitudes de ambos autores, se destaca el acercamiento y búsqueda sobre los orígenes de la capital como pueblo minero. Es decir, les interesó buscar datos históricos, el desarrollo que desde la época de la Colonia se venía realizando hasta su conformación en la capital del país. Es así como se incluyen aspectos históricos, junto a la reseña de obras físicas de la ciudad reflejada en sus construcciones de estilo colonial.

Un punto que resulta imposible no mencionar tiene relación con la geografía particular que sitúa a Tegucigalpa, está en un enclave rodeado de montañas, esto incide en la constitución de sus calles y locaciones. Tegucigalpa y Comayagüela conforman así el Distrito Central, por ende, la referencia sobre el Río Grande o Choluteca que divide a las ciudades gemelas, pero que se unifican a través de sus puentes, todo esto son referentes inevitables sobre la misma. Este aspecto fue señalado por los autores en sus menciones sobre este particular, el tránsito entre ambas ciudades, inclusive como en la época lluvia nótese la indicación sobre el aumento del caudal del río.

También se menciona sobre el ambiente de tranquilidad, clima agradable, el disfrute de una estadía en la capital. Estos señalamientos ayudan a entender que la ciudad no solo eran sus habitantes y edificios, sino que caracterizarla implicaba observar elementos particulares sobre ella. Se remarca que Tegucigalpa no se había convertido en una metrópoli abrumadora, aglutinadora, sino que conservaba cierta armonía, sin olvidar que en ella estaba el centro del poder político, gubernamental, religioso y económico. Situación que la diferenciaba del resto de las capitales centroamericanas, las cuales fueron descritas por los autores viajeros en otros capítulos de los libros.

Entre las principales referencias urbanísticas y arquitectónicas que se mencionan de forma directa sobre sus edificaciones, estas se centralizan en destacar la Catedral San Miguel Arcángel, el Parque Central y las casas de habitación que conservan el estilo colonial, iglesias, entre otros. Los principales baluartes del patrimonio histórico de la ciudad, ubicadas en el centro de la misma ya constituyen un punto referencial en estos libros. Hoy en día, sin dudad, el valor histórico de están construcciones debe preservarse para comunicarlo a las siguientes generaciones.

En la descripción paisajista que se realiza de la ciudad, se hace mención de otras estructuras entre las que se citan parques, puentes, ríos, estatuas, etc. En definitiva, todo ello ayuda en reforzar su carácter urbano.

Hay una riqueza patrimonial que es evidente, la velocidad con la que el desarrollo urbanístico llegaba a la ciudad era lenta. En algunos apartados, los viajeros también hacen referencia a carencias que percibían como visitantes, pero que no era una situación que ameritara extrañeza por parte de sus habitantes. Son menciones relacionadas a sistemas de alcantarillado, acceso al agua potable, oferta en cuanto a hospedajes. Esta situación se explica al comparar las grandes urbes de las que procedían los viajeros, lo que era distinto al recorrer las capitales del istmo centroamericano.

Los libros de Vicent y Franck vistos como textos ocupan un lugar importante para la historiografía hondureña, el valor literario de su escritura plasmado en impresiones, descripciones y narraciones sobre la ciudad- y de manera extensiva en sus otros capítulos sobre el país- también proporcionan datos que remiten a la historia nacional y una caracterización en las primeras décadas del siglo pasado.

En la descripción del país, sobresale su carácter montañoso, de difícil acceso, ya que la mayor parte de su tránsito fue por tierra, las dificultades sobre los caminos, las largas distancias, el empleo de animales de cargas, en fin, estas recreaciones ubican al lector en las penosas condiciones de transporte y movilidad a las que se enfrentó el escritor.

Un aporte valioso y complementario a este estudio se refiere a las fotografías, como un registro visual que permite trasladar a quién las observa hacia el momento histórico que se refleja. En este caso, las fotografías ayudan a remarcar ese patrimonio cultural que posee la ciudad. Ahora que nos encontramos en el siglo XXI, se reconocen estos valores los cuales siguen siendo un recordatorio de nuestra construcción histórica y el reflejo de la idiosincrasia de los capitalinos.

Basta resaltar que la Literatura de Viajes, es una oportunidad para conocer nuestra historia y cultura propia. La mirada extranjera que ofrecen Franck y Vincent se convierte en un espejo sobre el cual se refleja los visos de la ciudad y el país, más allá de las comparaciones y subjetividades, son puntos de partida que provocan reflexión y análisis sobre su devenir.

V. Referencias bibliográficas

Albuquerque-García, L. (LXXIII n. 145 2011). El relato de viajes: hitos y formas en la evolución del género. Revista CSIC.

Carrizo Rueda, S. (2008). Escrituras del viaje. Construcción y recepción de "fragmentos del mundo". Argentina: Editorial Biblos.

Franck, H. (1927). Mexico and Central America. A Geographical Reader. New York: F. A. Owen Publishing Company.

Moya Pellitero, A. (2011). La percepcion del paisaje urbano. Madrid: Biblioteca Nueva.

Oyuela, L. (2001). Historia mínima de Tegucigalpa. Tegucigalpa: Guaymuras.

Vincent, F. (1890). In and out of Central America and other sketches and studies of travel. New York: D. Appletons and Company.

Notas

1 “The next morning just a sunrise I came in sight of my goal, Tegucigalpa, the “City of the Silver Hills”. When I walked into the central plaza, I showed that I had been fifteen days on the road” (Franck, 1927, pp. 218-219)
2 En opinión del lingüista Julio Ventura (comunicación personal), hace una referencia etimológica del nombre Tegucigalpa a la lengua náhuatl, “tetl”: piedra, “tekalli”: casa de piedras, “güeststle”: espina, “gal de calle”: casa. Conformando: te, piedra; guci de güeststle; espina; gal de calle y pan de lugar, Tegucigalpa. Asimismo, señaló la falta de investigaciones para la total certeza de esta etimología.
3 “With its 40,000 inhabitants, the capital is really the only important town in the country, yet it is not a very bustling place” (Franck, 1927, p. 219).
4 “From Picacho, a long ride of mountains ending in a blunt nose close above Tegucigalpa, one gets a good view of the city” (Franck, 1927, p. 221).
5 “To be fair to Tegucigalpa, I should say that I found some very nice people there, and I will testify that it has one of the finest climates in the world” (Franck, 1927, p. 220).
6 After about fifteen minutes’ walk north from the great plaza, in the center of Tegucigalpa, you arrive at the leveled summit of a little hill, which runs precipitously in the direction you have been taking. It is named La Leona, and from it the best view may be obtained of Tegucigalpa and the neighboring country (Vincent, 1890, pp. 77-78)
7 A large spaced has been graded, and the face of the hill will eventually be protected by a massive stone wall. In the center of the summit stands a large, octagonal, wooden pavilion, will provided with benches. A number of seats ran along the brow of the hill. Flower-beds and paths were been constructed. The road zigzags up in a grade sufficiently easy for a carriage, though horseback is the favorite method of ascent. A heavy stone wall protects the dangerous side of the road, and is a prominent sight from the city. The view obtained from the back of the Lioness is remarkably engaging (Vincent, 1890, p. 78).
8 “The country is hilly and is equally divided between wood and pasture land. Two distinctly marked valleys, however, present level bottoms and accommodate, and their intersection, the city of Tegucigalpa, built upon both sides of the Rio Grande and upon one side of the Rio Chiquito” (Vincent, 1890, p. 78).
9 “The Rio Chiquito is merely a brooklet. In the rainy season both streams grow comparatively large. The Rio Grande runs north and south just here, and that part of the city on the east bank is Tegucigalpa proper” (Vincent, 1890, pp. 78-79).
10 The fine arched stone and brick bridge which we crossed in entering the city spans the Rio Grande and connects the two sections of the city. This river hardly bears out its grandiose title-at least, according to the ideas of one fresh from the land of the Mississippis, Missouris, and Ohios. At this point it is a boiling brook of foam, one to two hundred feet in width, its bed full of rocks, smooth stones, and gravel (Vincent, 1890, p. 78).
11 “The houses are mostly of mud and one story in height, though in the vicinity of the central plaza some of them have two stories” (Vincent, 1890, p. 79).
12 “Most of the buildings are one story high, roofed with red tile. Above them stands a whitewashed cathedral with twin towers. Mountains roll away on every side, and over them wind two ribbon-like roads (Franck, 1927, p. 221).
13 The manner in which town is laid out is not irregular. The streets are narrow and roughly paved with cobblestones, sloping toward the center, thus providing that merely surface drainage which is so insanitary. The sidewalks, though narrow, are paved with blocks or stone or brick, and the city is lighted with kerosene lamps (Vincent, 1890, p. 79).
14 La Batalla de La Trinidad sucedió en 1827, no en 1821 como menciona F. Vincent.
15 Tegucigalpa has three pretty little parks, containing flowers, trees and paths, together with bust and statues of distinguished Hondurans. The plaza –always “grand plaza”- is named Central Park, like that at San José, Costa Rica, and includes a very good bronze equestrian statue of Francisco Morazan, erected by the country. The marble pedestal is lofty. On one side a tablet bears an appropriate inscription. Another side reveals a bronze tablet, picturing spiritedly, in high relief, the Battle of La Trinidad, fought in September, 1821, and in which Morazan bore so noble a part (Vincent, 1890, pp. 79-80).
16 On the east side of Central Park is the massive cathedral, occupying an entire square. The imposing facade is surmounted by two towers, in one of which a clock marks the time, of which, as I have already explained, Hondurans have a supply more than equal to the demand. The front is relieved by niches, enshrining carved figure of saints (Vincent, 1890, p. 80).
17 The cathedral has a long cylindrical roof, with a graceful dome over the altar. Confession boxes, side altars, and old paintings abound inside. The principal altar is of carved wood, covered with rich gilding, with the central “Holy of Holies” in fretted and tinseled silver (Vincent, 1890, p. 80).
18 There are three or four smaller churches, but none of them are of special interest. The dwellings were better than those of the other cities I had seen. The exteriors were plain but the interiors were well furnished and lavishly ornamented (Vincent, 1890, p. 80).
19 “Tegucigalpa may be said to be at the bottom of an amphitheatre of hills. It is one of those miniature cities in which civilization and primitiveness are curiously blended” (Vincent, 1890, p. 79).

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