Artículos científicos

La teoría de cambio una estrategia para la transformación social: estudio de caso mujeres de comunidades rurales de Langue, Valle, Honduras

The theory of change a strategy for social transformation: Case study of women from rural communities of Langue, Valle, Honduras

Mario Alejandro Melgar Quiñonez
Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Honduras

Población y Desarrollo: Argonautas y Caminantes

Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Honduras

ISSN-e: 2221-7002

Periodicidad: Anual

vol. 18, 2022

mae.demografiaydes@unah.edu.hn

Recepción: 15/12/2021

Aprobación: 31/05/2022



DOI: https://doi.org/10.5377/pdac.v18i1.15031

Resumen: Las posibilidades que surgen con el cambio social se reproducen de manera adyacente, con la necesidad de encontrar escenarios, que hagan posible la vida, de una manera digna, sobre todo, en comunidades con vulnerabilidad; en situaciones de riesgo y condiciones objetivas y subjetivas que se reproducen por las adversidades y contradicciones de los contextos. Existen muchos esfuerzos académicos, por generalizar y/o sistematizar las experiencias, por medio de marcos teóricos y metodológicos, que surgen de concepciones contenidas en los paradigmas, de investigación, los cuales se enmarcan en el propósito de ver y comprender la realidad. Este artículo, expone de manera breve, la Teoría de Cambio, como una alternativa de pensamiento, pero a la vez como una praxis para encausar las transformaciones. El contenido de esta propuesta se desarrolla a partir de un análisis de las dimensiones del cambio social, a través de escenarios de transformación que llevaron a las mujeres de comunidades rurales de Langue, Valle, Honduras, a tener autonomía y gestión. Lograr un mundo mejor, es otra vez, una utopía, pero también es un supuesto, que, a través de las transformaciones sociales, subleva de nuevo la realidad para que nazca un mundo posible, inclusivo, con equidad y nuevas relaciones sociales; en un momento sociohistórico, donde el modelo de desarrollo vigente está poniendo en riesgo la sostenibilidad de la vida.

Palabras clave: teoría de cambio, cambio social, empoderamiento, supuestos y comunidad.

Abstract: Possibilities that arise with social change, are reproduced in an adjacent manner, with the necessity to find scenarios that make life possible in a dignified way. Specially, in vulnerable communities; in situations of high risk and objective and subjective conditions, which are produced by adversities and contradictions in contexts. There are many academic efforts, to generalize and/or systematize the experiences, through theoretical and methodological frameworks, which emerge from the conceptions contained on the investigation paradigms, which are set on the purpose of understanding and comprehending reality. The objective of this article is to briefly expose the Theory of Change, as an alternative way of thinking, but at the same time as a praxis to establish transformations. The content of this proposal is developed from an analysis of the dimensions of social change, through transformation scenarios that led women of rural communities Langue, Valle, Honduras, to achieve autonomy and management. Achieving a better world is again an utopia, but it is also an assumption that, through social transformations, revolts reality so that a possible, inclusive world is born, with equity and new social relationships; in a socio-historical moment, where the current development model, is putting the sustainability of life at risk.

Keywords: theory of change, social change, empowerment, supposition, community.

I. Introducción

La socialización se ha constituido <in situ>, en la fuente donde el imaginario creativo de los seres humanos; hombres y mujeres han propuesto y alcanzado sueños y utopías para lograr soluciones y satisfactores a sus diversas necesidades. Hablar de cambio1 trae muchas implicaciones; no se puede hablar de cambio, no sin antes tener en cuenta que son los sujetos y sus contextos los precursores de dicho proceso, y por ello es necesario que estos sujetos se empoderen socialmente para incidir en sus propios sueños.

Empoderarse implica un compromiso y una responsabilidad de formarse y sentirse con la conciencia de iniciar acciones de beneficio para todas y todos. De ahí que la Teoría de Cambio establece una lógica a través de una cadena de cambios, donde los sujetos van creciendo en el espacio tiempo de las acciones y de su valoración social, asumiendo decisiones vitales de poder, para lograr moverse y cambiar el mundo que los detiene.

La socialización existente en las comunidades, puede facilitar los espacios para los procesos de organización, solo es cuestión de accionar en el inter de estos espacios, e incidir de manera natural y asertiva, partiendo de sus realidades y de sus capacidades, que muchas veces no son reconocidas o aceptadas por razones establecidas, y que se dan como producto de los conflictos internos o bien por la desarticulación social generada a partir de posturas individualistas y con intereses propios o particulares. La experiencia social, denota otra alternativa, otra realidad en ello, de tal forma que; a mayor organización, mayor fuerza para hacer frente a las adversidades y hacer visibles los supuestos, los sueños y las reivindicaciones.

Aceptar que existen otras visiones o formas de ver el mundo y luego aprehenderlas, constituye un hecho de conocer y reconocerse. Esto se entiende, si existe una actitud de cambio, es decir de acciones que acepten y hagan factible otras dinámicas para ver la realidad más allá, de lo que se percibe a simple vista.

La realidad social, además, no solo requiere ser observada, clasificada e interpretada, también se necesita que los sujetos inmersos en el proceso sean parte del fenómeno social y sus diversas acciones. Por ello es necesario hacer un profundo ejercicio de internalización en los sujetos para superar lo superficial y presentar la objetividad de un contexto determinado en todas sus dimensiones. No es suficiente el uso o la aplicación de una sola perspectiva, hay que crear un sentido alternativo, con nuevos paradigmas que orienten a ese fin último, de la planificación, como es, el cambio social.

Por ello, el propósito de este trabajo es exponer un breve análisis sobre las posibilidades que presenta la Teoría de Cambio, como estrategia teórica metodológica para dar soluciones o salidas a las adversidades que enfrentan las poblaciones en riesgo o con niveles de vulnerabilidad; especialmente el caso de mujeres de las comunidades rurales en el sur de Honduras, que emprendieron sus sueños a través de supuestos creados en el imaginario de sus necesidades inmediatas, y que las llevo a alcanzar fortalezas, pero a la vez, conocer sus debilidades estructurales.

II. Metodología

La Teoría de Cambio, permite abrir una brecha para iniciar un diálogo abierto, con las alternativas de planificación y gestión que incluyen de manera longitudinal componentes de investigación, como lo es el caso de la investigación-acción2. Por ello, se necesitan procesos de mediación que se constituyan en herramientas accesibles y sistematizadas para su aplicación en lo local. “Vivir en tiempos complejos y en momentos conflictivos, necesitan disponer de instrumentos más flexibles que permitan planificar y monitorear las acciones en contextos inciertos, emergentes e intrincados; siempre desde una lógica manejable no rígida” (Retolaza, 2010, p. vii).

La aplicación de la Teoría de Cambio para este caso constituyó una estrategia para fortalecer y afianzar el trabajo comunitario local, sobre todo en el contexto de comunidades con alto riesgo y vulnerabilidad. Las mujeres que son víctimas de los trasiegos culturales dominantes, impuestos por el orden socioeconómico, se ha extendido a través de los modelos del desarrollo y su lógica extractivista, que ha significado movilidad espacial de manera forzada y discriminada, así como movilidad social descendente por la suma de factores que han acelerado los procesos de segregación, desigualdad y pobreza en las familias de estas comunidades.

En síntesis, se planteó hacer un análisis de las correlaciones teórico y práctico que propone la Teoría de Cambio, con un enfoque de comprensión e intervención, a través de una visión positiva, que, en este caso, incidió en la transformación social de las mujeres rurales del sur. El proceso consiste en analizar las transformaciones del sujeto mujer, a través de una cadena de cambios que partieron del análisis, sobre diversos escenarios de interacción. Un escenario interno-externo enfocado en la dimensión individual y, un escenario interno-externo, enfocado en la dimensión colectiva, y como a través de estos espacios de transformación, lograron tomar conciencia y empoderarse para iniciar la ruta hacia nuevos asideros de posibilidades y cambios sociales.

2.1. Enfoques teóricos

2.2.1. Prolegómeno sobre el cambio social

El cambio social como categoría sociológica, infiere una diversidad de posiciones, por los alcances y propósitos que tiene su naturaleza aleatoria. En el mundo académico, existe una disputa sobre la concepción del cambio social como categoría de análisis. En la dimensión macro, se atribuye ser parte de una visión evolutiva e histórica como es el caso del determinismo económico o sistémico. De ahí, que el cambio social está asociado a las transformaciones económicas que se dan en las estructuras productivas y que inciden en la estructura social.

Es así, que el cambio social está articulado a ese complejo movimiento secuencial que se da en las estructuras sociales por la acumulación de contradicciones que ahí se establecen, generando tensiones; o bien por las necesidades estructurales de adaptar los cambios sociales, para mantener el orden, el equilibrio y/o la estabilidad social que demandan las sociedades para su devenir. “En síntesis el cambio social implica la normativa de las transformaciones y, al mismo tiempo la construcción programada de ¡modelos! sociales alternativos fijados a través de objetivos políticos y de desarrollo para ser alcanzados en tiempos determinados” (Franco, 1981, p. 142).

En la dimensión micro, el cambio social es una condición asociada a contextos propios de cada particularidad o individualidad como lo plantea el individualismo metodológico. Weber desde la acción social, privilegia la individualidad que produce significados y sentido a través de las acciones de los sujetos, es por medio de las intersubjetividades que se establece la comprensión de las racionalidades. Weber (1974) señala que “El sentido es la actividad intencionada de un sujeto para hacer o dejar de hacer algo; la acción social es esa vinculación de sentidos de los sujetos en momentos y ambientes sociales diversos” (Gutiérrez, 1998, p. 25).

El cambio social, entonces responde a una situación ontológica porque relaciona la existencia y la realidad del sujeto y los cambios que ocupa en el devenir de la vida. Por otro lado, corresponde con una situación epistémica, de carácter sociológico porque es producto de las relaciones sociales. Los cambios sociales, han logrado a lo largo del tiempo y espacio, la construcción humana que ha tenido su mayor esplendor en la síntesis histórica llamada civilización.

Por ello, los cambios sociales, desde cualquier concepción, son situaciones propias o comunes que han ido delimitando contextos y momentos inducidos por dinámicas interdependientes que han provocado transformaciones en las relaciones sociales y sus diversas manifestaciones. El cambio social se traduce muchas veces en una dicotomía social, que se complementa, pero a la vez se contrapone, lo que determina que el cambio pueda ser positivo y transformador o, todo lo contrario.

En el contexto contemporáneo, las propuestas del cambio social se dan a partir del proceso de evolución, crecimiento, progreso, avance e innovación, y como síntesis, el desarrollo económico, una posición determinista que nace de la racionalidad económica y deja por un lado el análisis multidimensional. Otras fuentes de los cambios sociales también han sido los hechos interculturales; a partir del encuentro entre culturas, que ha traído a la vez un intercambio de modos de vida. Sin embargo, esta última situación ha establecido un dilema, alrededor de la presencia de culturas que imponen su hegemonía y agreden a las otras, provocando cambios de manera autoritaria y violenta muchas veces.

La búsqueda por un cambio social surge de la necesidad de tener una vida digna, con mejores condiciones, pero esta situación sigue siendo una utopía para las comunidades más vulnerables y desiguales. En contrapropuesta a esta realidad, han comenzado a surgir otras propuestas, en las cuales se ve y se diferencia un nuevo protagonismo, articulado por las y los sujetos que han estado al margen de los cambios sociales, seres ausentes o invisibles; como es el caso de las mujeres que frente a las adversidades han sabido enfrentar las incertidumbres, a partir de reconocerse y reconocer que ellas también son comunidad, y que ahí también es posible resurgir y ser. “La comunidad de mujeres creando comunidad, es en realidad una propuesta teórica y marco de una política coherente y radical para la despatriarcalización de la vida. Involucra una crítica frontal al capitalismo neoliberal” (Escobar, 2014, p. 55).

En los corredores académicos como en los institucionales, el desarrollo es una propuesta que no trasciende, quizás por su empeño exclusivo al crecimiento económico que fue delimitado por la visión determinista del progreso; una variable de la modernidad que concentró su esfuerzo y atributo en la explotación de los recursos y en el mayor logro de ganancia; como elementos absolutos del capitalismo. Por otro lado, la incerteza en la práctica, de obviar el desarrollo humano y no comprender la sostenibilidad, frente a la voracidad de un modelo que hoy transgrede la naturaleza y pone en peligro la coexistencia humana.

2.2.2. Teoría de Cambio

La Teoría de Cambio, propone un enfoque de pensamiento-acción que busca ubicar las certezas necesarias en este basto y complejo mundo de cambios sociales. Por tal motivo esta teoría parte de establecer un orden de pensamiento para abstraer datos, a partir de marcos teóricos y sobre todo de experiencias acumuladas que permitan conocer, entender y plantear el o los cambios; tomando en cuenta que, en la naturaleza de los contextos, existen diversidad de variables y condiciones que potencialmente pueden ser asideros de dichos cambios. “Una Teoría de Cambio representa un amplio análisis de una situación que se requiere modificar a fin de alcanzar un cambio positivo” (Ortiz y Rivero, 2007, p. 3).

La polaridad existente en el contexto mundial contiene una visión que propone y aplica nuevos cambios con nuevas lógicas de dominación y exclusión, que incluye, además grandes transformaciones tecnológicas. Por otro lado, un mundo que trata de adaptarse para sobrevivir, que requiere de ciertas estrategias para no permitir un dominio y un desarraigo tan grave que desarticule todas las posibilidades de ser. En un mundo pluralizado por intereses, que consume con facilidad las posibilidades, se requiere de una visión diferente, amplia que proponga una planificación inclusiva, que haga factible o posible los sueños, y que retome de nuevo la utopía como posibilidad o pretexto, para empezar a caminar de nuevo.

La Teoría de Cambio es una alternativa para asumir con responsabilidad la búsqueda de un cambio asertivo, con equidad, que sea sostenible desde lo sustancial emocional hasta lo existencial objetivo. Todo esto en el marco de un proceso de reconocimiento y aceptación de las condiciones de las comunidades. La Teoría de Cambio parte de pensar de manera activa, a partir de hacer legibles ciertos supuestos para lo cual, hace uso de la explicitación y el análisis crítico de los supuestos. La explicitación pone de manifiesto la claridad de los supuestos, como manifestaciones posibles que surgen del sentir y de las percepciones sujetas en el imaginario social. Un supuesto es una forma que tiene sustento en el modo de pensar, aprender, producir conocimientos y saberes.

Un supuesto es entonces una suposición, una forma de ver o concebir la realidad y que conlleva una interpretación de esta, es decir, una objetivación de los hechos que ayuda a dar respuesta o encontrar soluciones a determinadas cuestiones. Un supuesto es una forma de ver, de sentir y de pensar. “Cómo entendemos y aprendemos sobre la realidad. Cómo aprenden los distintos actores involucrados en procesos multiactor. Cuáles son los argumentos reales utilizados por los distintos actores a la hora de proponer una realidad en contraposición a otra” (Retolaza, 2010, p. 2).

Como supuestos se entienden también, aquellos marcos de contenidos teóricos, metodológicos y propios de una praxis de pensamiento-acción, manifiestos en la práctica reflexiva y que tienen como propósito interpretar la realidad. Esta práctica reflexiva se da en dos niveles, un nivel externo, que se limita a conocer cómo el individuo o la colectividad se relacionan con los diversos contextos en los que se desenvuelven. Y un nivel interno, que comprende una mirada hacia adentro, es decir hacia el Ser, para conocer su pensamiento, por qué piensa, cómo piensa, cómo entiende el mundo y cómo se relaciona en él. Este último nivel es el más importante, pero como lo redacta uno de los teóricos de la Teoría de Cambio en la práctica es al que menos importancia se da. “De estas dos reflexiones, la interna, resulta ser el punto más crítico en todo proceso de cambio, es donde se ven las mayores incoherencias entre lo que se propone y se hace, sin embargo, es la reflexión más excluida” (Retolaza, 2010, p. 22).

La Teoría de Cambio, se convierte en un instrumento de evaluación y monitoreo de las acciones emprendidas de manera interna y externa. Esta teoría, infiere en cómo aprender y desaprender para revisar y actualizar los supuestos; releer el contexto para confirmar o cambiar las condiciones de cambio propuestas y, por último, definir nuevas estrategias que requiera el proceso. Hay que tomar en cuenta, no perder la multiplicidad de miradas y puntos de vista, así como nuevos supuestos que se van sumando para construir una realidad lo más cercana conocible. En síntesis, la Teoría de Cambio es un proceso flexible, dinámico y abierto a las diferencias e integralidades que hagan posible los sueños.

Para uno de los intelectuales de esta teoría, Iñigo Retolaza, parte de su influencia teórica, reside en las propuestas de Edgar Morín, de quien propone que en la Teoría de Cambio la realidad es holográfica y le agrega que además es multiactor. Holográfica porque su base es el ser social con una identidad que contiene una visión propia y otra construida socialmente. Y multiactor porque la participación y la inclusión garantizan el reconocimiento hacia los distintos intereses y necesidades. “Por lo tanto, y por imperativo democrático, la realidad nos obliga a relacionarnos con el otro de una manera incluyente y dialógica” (Retolaza, 2010, p. 3).

La realidad social, de manera inclaudicable, sigue y seguirá siendo una fuente de saberes y conocimientos, una mirada profunda, más allá de la objetividad aparente, por ello, no se puede ver el fenómeno social como una simple perspectiva y menos limitar la imaginación y la abstracción sociológica a un solo enfoque. La complejidad sistemática que abre y encierra realidades implica hacer diversos ejercicios de pensamiento para ensanchar los acervos y los rangos de conocimientos y saberes, lecturas de la diversidad fenomenológica que se dan en el tejido social y humano.

Por otro lado, también se trata de unificar posiciones tanto holistas como deterministas, emprender y aprender de la multiplicidad que ofrece una sola o varias realidades, es decir inferir en la realidad de una manera que propone el pensamiento complejo. “La complejidad no es solamente el problema del objeto de conocimiento; es también el problema del método de conocimiento necesario para este objeto. Esto necesita la formación, la formulación y el pleno empleo de un pensamiento a la vez dialógico, recursivo y hologramático” (Morín, 1999, p. 251).

Todo proceso de cambio requiere un análisis y un enfoque que integre todas las posibilidades del universo de estudio. El cambio social, implica más allá incluso, de una multidimensionalidad que no es fácil de ver, si no es, a través de una integración de lo individual y lo colectivo y, desde lo interno y lo externo, como escenarios de acción que permitan ver el fenómeno en su totalidad: subjetivo, intersubjetivo, objetivo e inter-objetivo.

La Tabla 1 presenta las premisas principales que explican cómo funcionan las dimensiones del cambio social según la Teoría de Cambio. Partiendo desde el plano interno individual (el Yo, subjetivo), que es donde se dan las transformaciones del sujeto hacia un plano externo individual (El Otro, objetivo), donde se da la transformación de las relaciones. Luego, desde el plano interno colectivo, (Nosotros, en el espacio micro intersubjetivo) donde se dan las transformaciones de los patrones colectivos de pensamiento acción hacia un plano externo, igualmente colectivo, (los Otros, en el espacio macro interobjetivo), que es donde se dan las transformaciones de las estructuras sociales.

Tabla 1
Dimensiones del cambio social
DIMENSIONES INTERNO EXTERNO
INDIVIDUAL TRANSFORMACIÓN DEL SUJETO- Revalorar la identidad individual.- Cambiar la forma de pensar, sentir y actuar.- Revalorar la forma de ver el mundo y ampliar la perspectiva.- Recuperar la autoestima.- Superar las patologías sociales.- Emprender la confianza en sí mismo.- Trascender del espacio privado al espacio público.YOSubjetivo TRANSFORMACIÓN DE LAS RELACIONES- Cambiar la conducta y la función del sujeto en la interacción social.- Revalorar las relaciones en el entorno social.- Fomentar la reciprocidad, confianza, cooperación, solidaridad y respeto.- Crear espacios dialógicos de intercomunicación. EL OTROObjetivo
COLECTIVO Espacio microNOSOTROSIntersubjetivoTRANSFORMACIÓN DE LOS PATRONES COLECTIVOS DE PENSAMIENTO-ACCIÓN - Revalorar la identidad colectiva.- Cambiar la forma de pensar, sentir y actuar en el colectivo.- Fortalecer el pensamiento colectivo /organizativo.- Emprender acciones colectivas comunitarias.- Fortalecer y revalorar el trabajo en comunidad. Espacio macroLOS OTROSInterobjetivoTRANSFORMACIÓN DE LAS ESTRUCTURAS SOCIALES- Revalorar la participación colectiva en redes sociales comunitarias.- Fortalecer la organización comunitaria local.- Emprender nuevas formas de trabajo colectivo comunitario.- Trascender de la organización local a la organización municipal, departamental, regional.- Promover relaciones con diversas instituciones y espacios organizativos.
Fuente: Elaboración propia, con base a Retolaza, Iñigo (2010).

A partir de la Tabla 1, se presenta un análisis y una discusión sobre las iniciativas emprendidas por mujeres rurales, pertenecientes a las comunidades del sur de Honduras y específicamente del municipio de Langue en el departamento de Valle. Que a través de sus acciones se atrevieron a cambiar sus entornos de vida, sin imaginar que a la vez estarían cambiando su visión del mundo. Fueron sus reivindicaciones, pensamientos y sueños o sea los supuestos, los que abrieron la brecha para iniciar el camino del cambio.

III. Discusión de resultados

De manera específica, la investigación, devela una serie de posibilidades donde las subjetividades son asideros de supuestos que explicitan una realidad diversa, compleja y contradictoria, que solo es manifiesta a través de las intersubjetividades de los sujetos. Este ejercicio conlleva una cuestión epistemológica que implica cómo entender y aprender la realidad y, a la vez, cómo esta cuestión se da en los otros y otras. En tanto multiactores implicados en la misma realidad con una cotidianidad común, no superada por la existencia objetiva de incertidumbres y contradicciones, necesarias de reconocer y visualizar. “Empero, vivimos tiempos dinámicos y complejos que se nutren de incertidumbre y de una multidiversidad de relaciones, -identitarias, económicas, sociales, geográficas, políticas, cognitivas, temporales, interculturales, institucionales, entre otras-” (Retolaza, 2010, p. 1).

La comunidad es un espacio de comunes sociales y naturales, un universo de experiencias que aportan sentido de reconocimiento y aceptación, sin embargo, muchas de estas comunidades han tenido que sobrevivir en el trasiego de las desigualdades; con riesgos y espacios de vulnerabilidad. El punto está, en que no han sido parte de las agendas oficiales o bien de los programas de los supuestos procesos de desarrollo o cambios, sin embargo, y haciendo una analogía, en esta comunidad de los comunes se concentra la riqueza acumulada de mano de obra barata para el capital global.

Pero de manera diametral y opuesta, también en los comunes están los conocimientos y saberes que tendrían que hacer gestión para la sostenibilidad y protección de los bienes naturales. “Es fundamental reflexionar sobre la relación de los comunes con la naturaleza. Y promover los comunes no antropocéntricos en este siglo XXI. Estas relaciones eco sociales en un momento de crisis planetaria son más necesarias que nunca, por lo que tienen que darse a una escala jamás antes vista” (Aguiton, 2017, p. 100).

La discusión girará en torno a las acciones y resultados obtenidos, tomando en cuenta las diversas etapas o fases que se dieron de manera gradual y paralelas como parte del proceso de cambios; que fueron transformando la concepción del tiempo-espacio, la visión de la vida y la forma de concebir el mundo. “Sobre todo en un mundo donde la incertidumbre, la multidiversidad, lo paradójico y contradictorio rigen la dinámica de nuestras (inter)acciones y la configuración emergente de nuestras sociedades” (Retolaza, 2010, p. 1).

3.1. Dimensión del cambio social: individual-interna

La socialización es una acción inherente al ser humano que responde de maneras diversas; va apareciendo y cambiando como producto de las relaciones sociales y culturales y la influencia de su entorno. Esta primera dimensión tiene como fin mostrar; “la transformación del sujeto”, a partir de la experiencia de abrir un espacio de diálogo que creará confianza y reconocimiento. Esta primera fase fue vital para la iniciativa de crear una organización primaria o inicial, en su forma más simple; como un primer paso para la toma de conciencia de las mujeres frente a sus obstáculos estructurales, los cuales impedían hacer visible su presencia y participación en la comunidad. A través del encuentro y el proceso dialógico que se estableció, se dio inicio a una revalorización del ser, como elemento motriz, capaz de transformar su entorno social.

Frente a la ausencia del ser, como sujeto que ha sido negado era necesario hacer visible su condición y sobre ello construir una conciencia individual que revalorará la identidad de la mujer como sujeto y luego que tomará sentido de su papel social. Por ello, era necesario cambiar su forma de ver, pensar y sentir la realidad, y cómo actuar en ella. Había que romper esos muros fríos y luego ir quitando o disminuyendo los obstáculos, como el silencio, el miedo y las inseguridades, sentimientos que atrapaban su ser, que se encontraban cosificados en el espacio privado. Era necesario ordenar las actividades y crear una nueva temporalidad, pues el tiempo de la mujer estaba saturado de actividades domésticas, donde no podían superar las precarias condiciones económicas, que eran un lugar común en la mayoría de los hogares. Además, transformar y abolir las relaciones de dominación tradicional, una situación que determinaba otras variables; en las cuales se reproducía la violencia, la sumisión y la dependencia.

La violencia acá en las comunidades sobre la mujer es dura, a veces no las dejan salir y no les permiten que hablen con otras mujeres y menos con hombres. Sus maridos las golpean y les dicen insultos, y eso era normal. Nadie protestaba por ellas, ni el pastor, ni el cura de la iglesia y menos el alcalde y lo único que sabíamos, que así tenía que ser, como si ya todo eso estuviera autorizado.

Testimonio: Solroli Chávez Nieto, Círculo Nueva Esperanza, comunidad Las Olivas.

Entonces frente a un problema sociohistórico dado, por posiciones absolutistas fue necesario promover una nueva visión, y poner sobre la mesa los nuevos roles de género, que pongan en claro que las diferencias no son un obstáculo sino una fortaleza para la convivencia y el bienestar de la comunidad. "La negociación es un regateo de intereses con vistas a un compromiso, mientras que el diálogo auténtico consiste en comprender al Otro" (Morín. s.f.).

Por ello el espacio dialógico, como espacio equidistante, sin ventajas, sin regateos, es la estrategia para revalorar el mundo y ampliar la perspectiva que confronte o que compare realidades y que permita recuperar o construir una autoestima. Además, que en el espejo de su propio ser, vean el camino hacia la confianza en sí mismas, negar y superar sus patologías sociales y lograr trascender del espacio privado al espacio público. Como plantea la Teoría de Cambio, esta dimensión propone elevar el nivel de calidad del yo o sea de la subjetividad. “La Teoría de Cambio pone énfasis en el cambio de paradigma, de cómo entendemos la realidad. De esta forma supone que las acciones emprendidas para transformar esa realidad emanarán de una nueva manera de entenderla” (Retolaza, 2010, p. 5).

Las mujeres tenían una identidad frágil, fragmentada. Estaban atrapadas en el trabajo doméstico, en el no goce de sus derechos, es decir una identidad que pertenecía solo al espacio privado donde no gozaban de sus derechos, de su sexualidad o sea del reconocimiento de su cuerpo… y toda esa parte, hacía que la identidad estuviera débil.

Testimonio: Teresa López, 2019, Fundación Simiente.

3.2. Dimensión del cambio social: individual-externa

La confianza como elemento asociativo y vital para su emancipación, generó nuevas expectativas en las acciones de las mujeres. Fue necesario dar un salto de calidad, para ampliar el escenario donde ellas soñaban alzar su rostro y dejar rastro de su ser y su obra; más allá de su realidad. Por eso, fue fundamental para la nueva articulación social, crear un espacio para la transformación de las relaciones. Es decir, cómo lograr una vinculación sin diferencias ni desventajas frente a la otra o los otros, y a la vez sin dañar la naturaleza del evento y perjudicar a los demás. Esta transformación tuvo como fin, cambiar la forma de actuar y la función del sujeto en la interacción social. Para ello fue necesario revalorar las relaciones y el sentido de las mismas, en el entorno social.

Teníamos miedo, la palabra del hombre era ley y había que obedecer… además nosotras acá éramos obedientes y atentas con ellos, porque eso nos decían, cuando éramos pequeñas, nuestras madres y abuelas. Ellas hacían lo mismo, obedecer. Por eso, para nosotras, a un principio fue difícil y le digo teníamos miedo de los hombres, que pensaran mal de nosotras y que no aceptaran nuestras cosas y nuestra voluntad…

Testimonio: Herlinda Villalobos, comunidad de Potrerillos.

El encuentro con las palabras cargadas de cariño y aceptación fue el asidero para la descarga de testimonios plasmados de pensamientos y sentires. “Han sido los sujetos sometidos a formas peculiares de explotación, opresión y marginación quienes, al recrear sus historias e identidades particulares, realizan la crítica a la modernidad y a su más valiosa promesa: el desarrollo” (Lagarde, 1996, p. 9). Era necesario que ellas sacaran todo ese sentir acumulado, para abrir el diálogo y sentirse reconocidas e incluidas. Esta fase constituyó un riesgo porque ponía de manifiesto un discurso de verdades ocultas, propias de una realidad negada.

Pero, por otro lado, también fue una oportunidad, para comprender dos aspectos importantes: primero, para conocer que existía un espacio de situaciones comunes o iguales, que lejos de todo prejuicio vinieron a fortalecer los lazos y el reconocimiento mutuo. Y segundo que había un espacio de pensamiento social aún no reconocido y puesto en práctica, que representaba un potencial para las nuevas formas de hacer posible los sueños y reivindicar la vida. Entonces, eran ellas, comunes y sencillas, con los mismos problemas, con una sociología delimitada por la ausencia y la desigualdad, las que saldrían del espacio privado hacia el espacio público. Por ello era necesario que se enfrentarán cara a cara, aun cuando existirán diferencias o reclamos entre ellas.

Bueno, no es mi caso, pero quiero contar que al principio nosotras nos dimos cuenta que había compañeras que no se llevaban bien, pues miré cosas de la vida y nosotras no sabíamos que hacer, mi vecina quería salirse del Círculo porque ella tenía problema con otra mujer, pero en una reunión con ellas y con Simiente3, pues, se decidió que una de ellas o bien las dos, si querían, podían hacer su propio Círculo, con quien se llevaran bien. Y eso fue la solución.

Testimonio: Mildonia Alvarado, Círculo Las Samaritanas, comunidad del Aguacatal.

La fenomenología que expresa esta transformación presenta cambios en la concepción del tiempo y el espacio de las mujeres, logrando con ello una ruptura con la cotidianidad restringida en la que se encontraban. Las relaciones cercanas se articularon de una manera más sólida, a tal grado que crecieron por medio de la confianza, la reciprocidad, la solidaridad y el respeto. Todos estos elementos asociativos y propios del capital social, que se convirtieron en ejes estratégicos frente a las patologías sociales que constituían un obstáculo para los cambios.

Estos espacios vivenciales trascendieron en el imaginario de las mujeres crearon y ampliaron las expectativas, e infundieron en ellas las posibilidades de ser creativas a través de aprender a resolver sus propios dilemas. Los espacios dialógicos, magnificaron la intercomunicación, e hicieron posible romper el hielo que existía sobre las relaciones sociales negadas. El atributo de todo esto, se dio cuando tomaron conciencia de su situación y comenzaron a transformar su propia cotidianidad. “La vida cotidiana es el conjunto de actividades que caracterizan la reproducción de los hombres y mujeres particulares, los cuales, a su vez, crean la posibilidad de la reproducción social” (Heller, 1994, p. 19).

… Encontramos miedo, temor por lo desconocido. Las mujeres que venían de más largo de la montaña, eran mujeres que mostraban mucho temor y duda de participar pero, poco a poco, en la medida que fuimos haciendo un trabajo de hormiga, de acercarnos, de hablar y saber cómo se sentían, entonces, poco a poco, fueron tomando mayor confianza…

Testimonio: Teresa López, 2019.

El paso trascendental en esta dimensión fue la construcción y reconocimiento de la otra, como sujeto común, que compartía las mismas necesidades e incertidumbres. Cada mujer que comenzaba a formar parte de la iniciativa aprendió que junto a su yo sujeto, podía caminar en iguales condiciones junto a su propio par, la otra. Este fenómeno constituyó un salto cualitativo con el cual se emprendió una nueva mirada, una visión compartida y acompañada por un sueño común, que se convirtió en una fortaleza para su devenir.

3.3. Dimensión del cambio social: colectiva-interna

El fortalecimiento de las capacidades, como proceso del desarrollo hacia adentro, fue la clave para emprender otros caminos. La confianza creció, por el trabajo secuencial que tuvo lugar en los espacios vivenciales, que se dieron a manera de aprendizaje dialógico, es decir a través de interacciones que incrementaron el conocimiento, y con el cual se logró abrir sentimientos y conocer nuevas ideas entre otros. Cada punto de encuentro y asocio fue un asidero de relaciones sociales, como una luz de sueños y pensamientos que se volcaron por encontrar soluciones a sus necesidades inmediatas y urgentes. Fue el momento propicio para el proceso de empoderamiento, que se inició primero por el empoderamiento del yo, y luego un empoderamiento en asocio, donde se articuló con la otra, a través de reconocer y reconocerse mutuamente; un empoderamiento natural, producto de la confianza y el conocimiento compartido.

Esta fase de empoderamiento constituyó el acervo social para afianzar las alianzas locales, a través de revalorar la identidad colectiva, en función a la vez de sus reivindicaciones y sueños comunes. Un obstáculo, fue cómo empoderar a las mujeres frente a una cultura de mandatos sociales tradicionales. No existía el reconocimiento social y ellas se afianzaban la crisis de identidad de género. Ante ello y con el acierto de lo que significaba empoderar, esta práctica era necesaria para cambiar las relaciones de dominación. “El empoderamiento femenino, desde la producción no doméstica, se entiende como: el proceso a través del cual las mujeres llegan a ser capaces de organizarse y trabajar para aumentar su propia autonomía, y hacer valer sus derechos, forjar su independencia en la toma de decisiones y controlar los recursos que les ayudarán a cuestionar y a eliminar su propia subordinación” (Aldana, 2005, párr. 2).

Este proceso de adquirir capacidades abrió la brecha para comenzar a tener poder, este fenómeno trajo una serie de dinámicas diferentes en los espacios de la comunidad. Una vez las mujeres comenzaron a sentirse reconocidas, iniciaron a fortalecer su identidad, un fenómeno de mucho significado que tuvo incidencia en sus conductas y en las conductas de las demás. Esto les permitió cambiar la forma de pensar, sentir y actuar frente a sus pequeñas unidades colectivas, y hacia las demás instancias de asocio. El poder ser, el poder decidir, el poder hacer, y el poder tener, se constituyeron en los elementos existenciales que no se quedaron estáticos, sino que se llevaron a la praxis.

Este poder, que se transformó en un poder para, y no en un poder sobre, creo las condiciones para una participación equitativa, y ese rasgo hizo la diferencia, que estableció una nueva dirección, un nuevo liderazgo y una nueva gobernabilidad. Esta gobernabilidad, sostenida en los supuestos de cambio y de una búsqueda de bienestar y de participar en los diversos procesos cotidianos de la comunidad. Por ello, fue estratégico, fortalecer el pensamiento colectivo a través de hacer propia la iniciativa de organizarse y aprender y resolver. “El empoderamiento es el proceso de construirse como sujeto individual y/o colectivo (…) con el propósito de conducir a la sociedad en función de sus propios intereses” (ASOCAM, 2007, p. 3).

Para que esta acción del poder tuviera éxito, fue necesaria la movilidad. Primero, una movilidad subjetiva, en la cual se tomó conciencia de moverse, desde ese ser soterrada en el miedo, hacia ese ser social capaz de ver la vida de manera distinta. Esto permitió una movilidad desde el espacio privado, hacia el espacio público, el escenario donde su protagonismo creció como producto del empoderamiento de su ser y de su relación abierta y sin condiciones, ni asimetrías, con sus demás compañeras. Por último, lograr una movilidad espacial y social, que llevaría a las mujeres a la conformación de núcleos y colectivos más amplios, constituidos como espacios de organización y representatividad, con lo cual se marcó una nueva fase de cambios y trascendencias que las llevaron más allá de su comunidad.

Mire para nosotras, al principio nos resultó raro, nunca se había pensado en que la mujer pudiera hacer algo diferente… nos dio miedo y duda pero la muchacha que vino nos explicó que era un proyecto para mujeres y que se trataba de que aprendiéramos sobre cultivos. Pero nos dijeron que nosotras teníamos que trabajar juntas y hacer los círculos, y nos dimos cuenta que si se podía, eso nos dio confianza y nos alegró mucho.

Testimonio: Rosa Delia Villalta, Círculo Dios es amor, comunidad de las Olivas.

Las acciones colectivas que llevaron a cabo las mujeres, las emprendieron de manera que sus capacidades estaban concentradas en los supuestos de lograr una vida mejor para ellas y sus familias, frente a un universo de adversidades que tenían por delante. Por ello fue fundamental lograr una transformación articulada de la colectividad, de cara a los retos del futuro. De ahí, que el trabajo se constituyó en una ritualidad, un espacio de compromiso que se sustentaba en los supuestos y en las relaciones sociales articuladas con el propósito de ser y salir adelante, como colectivo de mujeres y como organización social. He ahí la fuerza del trabajo como acción transformadora, que le dio un valor humano y social a las iniciativas emprendidas por ellas. Compréndase esto, como desarrollo, buen vivir o como se quiera llamar, pero que tenía en común, un sueño y una esperanza que si se logró.

Antes de que viniera Simiente yo no tenía una parcela como la tengo ahora, allí tengo sembrado culantro, chile, tomate, maderables. Lo que he logrado tener me va a beneficiar a mí y a mi familia y a otras compañeras que también participan en los Círculos, el beneficio será para todas, espero…

Testimonio: Suyapa Santos, Círculo Las Acacias.

3.4. Dimensión del cambio social: colectiva-externa

Los cambios que se logran en contextos de sumisión y de profundas diferencias, traen consigo procesos de rupturas con algunos moldes tradicionales, y a la vez, la transformación de otros que se resisten y no cambian de manera radical, por lo arraigado que estos están en el imaginario de la gente. Esto explica por qué los cambios muchas veces tienen un grado de letargo y guardan cierta relatividad, aun cuando hay cambios que si permiten alcanzar logros o tener o crear otras expectativas de manera temporal o bien permanente.

En este caso, dichos cambios si contribuyeron y ampliaron la mirada de las mujeres. El posicionamiento local estaba dado a partir de la organización y el manejo administrativo y ejecutivo que garantizaba la sostenibilidad de la iniciativa. Los conflictos iniciales que existían por el desconocimiento y la desarticulación impuesta habían quedado atrás, de tal forma que se fueron superando los mitos existentes, en cuanto a la función social y cultural de la mujer y su relación con otras mujeres y con la comunidad. Su condición de comunes, habitando un territorio común, les permitió verse en la misma dimensión de sus necesidades y sueños.

Las mujeres se volvieron más compañeras, más amigas, más vecinas. Ellas fueron viendo diferentes relaciones de poder entre las mujeres y relaciones diferentes de poder entre las mujeres y los hombres en la comunidad.

Testimonio: Carlos Enamorado, 2018.

El proceso sociohistórico llevó a la iniciativa al momento propicio para lograr otros cambios y ganar nuevos espacios. Las condiciones aparecieron como producto del trabajo asociativo y formativo. Condiciones objetivas que se visibilizaron en los cambios de vida de las mujeres y de sus hogares. Es así, como mujeres organizadas, lograron su reproducción material, a través del trabajo colectivo y formativo en las parcelas agrícolas comunitarias, con las cuales lograron autonomía económica y apertura en el comercio, un espacio que abrió la brecha del mercado local y el surgimiento de mujeres administrando bienes y, además, dando capacitaciones.

Por otro lado, las condiciones subjetivas que permitieron la transformación de las estructuras sociales, que trajo consigo, considerar ciertos aspectos. Primero la ampliación estratégica del espacio social, a través de la movilidad y masificación moderada de las mujeres en las unidades organizadas (Los Círculos). Segundo, toda la experiencia que había dejado el proceso de enseñanza aprendizaje de mujer a mujer, como estrategia de una pedagogía de la esperanza, que también había formado a un ser más consiente, y haber despertado en ellas el ser político, ese ser que construía liderazgo, un liderazgo de mujeres, que ahora pasaría a desempeñar otras funciones, en otros escenarios y otras reivindicaciones.

Es así, como se ampliaron las expectativas y las posibilidades. La estructura organizativa creció y surgieron las redes de mujeres que vinieron a revalorar la presencia colectiva, haciendo manifiesta a través de hacer visible la participación y la comunicación entre diversos colectivos de mujeres. Este fenómeno amplió el escenario de la conciencia, una conciencia humana y social, que a su vez amplió el espacio vivo de las mujeres en las comunidades. Sus problemáticas, sus aspiraciones, entre otros, eran más comunes que particulares. Estas redes estaban constituidas por encuentros y reencuentros de mujeres que determinaron nuevas articulaciones, que generaron relaciones sociales diversas, que hicieron de la iniciativa más que una alternativa.

Una nueva praxis había surgido, una experiencia cargada de conocimientos y saberes que hicieron posible una nueva historia en las comunidades, donde las mujeres eran las sujetas de la dinámica social, fortaleciendo la organización comunitaria local. Pero este reto requería también de nuevos caminos, con sus propios conocimientos. Se contaba con una experiencia inicial y ahora era el momento de emprender nuevas formas de trabajo colectivo y comunitario. Las lecturas anteriores se escribían con asocios sumativos de supuestos cargados de sueños y deseos. Era necesaria una explicitación de la realidad sin perder de vista que había que tener un pensamiento flexible, en el sentido de explicar las nuevas rutas que surgían en el proceso colectivo más amplio. Esto en un momento, hizo del trabajo colectivo, asumir una lógica rígida, pues los nuevos escenarios exigían otras dinámicas de decisión y participación. Esto permitió trascender de la organización local a la organización municipal y departamental regional.

Nosotras lo que aspirábamos en nuestra Red era contar con una Oficina de la Mujer en la Alcaldía, que se preocupara por nuestras necesidades. Además, queríamos tener, una personería jurídica que nos permitiera ser más fuertes y que pudiéramos sostener nuestros logros. Sabíamos que había problemas, muchos problemas, como, por ejemplo, nos preocupaba el problema del agua, un problema que nos afecta como mujeres y como familias, sobre todo, en época cuando hay sequía, por eso pensamos en la construcción de pozos y en la conservación del agua… pero no queríamos quedarnos ahí, pues, había que tener más proyectos para el futuro…

Testimonio: María Inés Martínez, de la comunidad Las Olivas.

Las relaciones sociales que se crearon a partir de espacios de asocio trascendieron las asambleas locales, y llegaron hasta otras organizaciones afines, y otras más de interés estratégico como las municipalidades, por ejemplo. El paso mayor fue la conformación de una plataforma de mujeres que fue una representación de la región sur, de donde salieron decisiones y acciones en defensa de la vida y la naturaleza. El nivel político creció, a tal grado que muchas mujeres pensaron en la posibilidad de ser alcaldesas o regidoras. El espacio macrosocial, se constituyó en el mayor espacio de interacción.

La reproducción material, en paralelo con la reproducción subjetiva, fueron parte del equilibrio para que las mujeres despegaran desde su espacio privado hacia el espacio público, ambos fueron vitales para crecer, conocer y sobre todo ser. Además de disponer de tiempo para otras actividades. Tener bienes, o disponer de una renta, fue una situación que trajo no solo ingresos, sino también otros recursos como conocimientos y capacidades, a través de las cuales se organizaron y luego emprendieron acciones de ahorro y administración de sus propios recursos, lo que permitió que muchas mujeres de manera particular o en pequeños colectivos tuvieran un manejo más cercano y efectivo de esos bienes.

Pues como dicen, una sola golondrina no hace verano, pero, unidas hacemos más fuerza y, además, uno no está sola… además, tuvimos muchos beneficios, en agricultura aprendimos a preparar la tierra para sembrar yuca, tomate y como fertilizarlo. También, aprendimos a hacer plaguicidas naturales para combatir la mosca blanca… fue un gran logro para nosotras las mujeres, porque todo lo que hemos aprendido nadie nos lo va a quitar.

Testimonio: Doña Teodora Pérez de la comunidad Potrerillos Langue.

3.5. Tres variables de análisis de la Teoría de Cambio

Según la Teoría de Cambio, existen determinadas variables que se interrelacionan, como producto del proceso asociativo que trata de hacer visibles a los protagonistas locales, como es este caso. Dichas variables desarrollan una estrecha y compleja relación, que infieren en devenir de las acciones o reacciones que hacen visibles los cambios de una o de otra forma, como tal: el poder, los conocimientos y la identidad. “En todo proceso participativo existe una relación directa entre el ejercicio del poder, los cuerpos de conocimientos presentes y la(s) identidad(es) que condicionan los posicionamientos e intereses de los actores involucrados” (Retolaza, 2010, p. 12).

El poder, más que una variable, es una alternativa para establecer propósitos y lograr los supuestos planteados. A través del poder se pudo ejercer una influencia directa en los actores involucrados, a manera de que reconocieran sus condiciones objetivas y subjetivas, y asumieran por ello, un compromiso de cambio. En el caso de la iniciativa de los Círculos de Mujeres, ellas tomaron conciencia de que podían realizar muchas actividades y alcanzar logros iguales o mejores que los hombres. Este proceso de empoderamiento que se dio en ellas tenía el perfil de “un poder para”, es decir un poder más horizontal e incluyente, que les ayudó a integrar y a movilizar a las mujeres en búsqueda de una nueva ruta hacia el desarrollo de ellas y sus familias.

Este poder integrador, permitió a la vez que surgieran conocimientos y saberes que comenzaron a ampliar los repertorios de experiencias de las mujeres, en cuanto al dominio de su entorno y de sus capacidades para emprender otras tareas. Conocimientos agroecológicos, manejo de granjas, administración del ahorro y cooperativas de préstamos para las mujeres, y por otro lado conocimientos sobre organización, participación y tomar decisiones.

Cuando pasó, tuvimos la oportunidad de prestar dinero a otras mujeres en emergencias y por otras razones. Este préstamo lo dábamos a un bajo interés y procurando ganar todas, pero, más que eso, beneficiarnos del ahorro que hemos hecho, poco a poco, y siempre tener dinero para cuando lo necesitaran las mujeres del Círculo.

Testimonio: Confesora Vanegas, Círculo de la comunidad Las Olivas.

El poder adquirido y el dominio de conocimientos propició el fortalecimiento de una identidad, una identidad de género, que amplió la autoestima y la seguridad de las mujeres, y que permitió a la vez, una mayor participación con equidad. “La calidad de estas interacciones entre poder, conocimiento e identidad, condicionan e incluso determinan, cuan democrático es el espacio social donde se desenvuelven los procesos de cambio social” (Retolaza, 2010, p. 12). Finalmente, los supuestos o bien los sueños que tenían las mujeres se fueron gestando en el tiempo-espacio de sus acciones y compromisos.

Ellas sabían que sus familias necesitaban de su aporte; además de que esta situación vino a cambiar la configuración de las relaciones sociales dentro de los hogares, los hombres habían encontrado en las mujeres un asidero de experiencias, las cuales compartirían en un escenario más horizontal y con un espacio dialógico, que rompió el silencio de las mujeres y le dio autoridad de ser. Con la oportunidad de adquirir bienes y administrarlos, lograron otro tipo de equilibrio que además rompió con la dependencia y la sumisión. Y el aspecto más relevante fue el surgimiento del ser político, que hizo que los Círculos de Mujeres trascendieran hasta las redes comunitarias y hacia otras propuestas más reivindicativas y políticas como la plataforma de mujeres. Las redes fueron la síntesis de ese poder local que se posesionó en el imaginario de las comunidades de Langue, Valle, y que se hizo extensivo hacia otros departamentos y municipios del sur de Honduras.

Nosotras dentro de la Red promovimos el ahorro en nuestra organización y teníamos establecidas microempresas como: graneros, tiendas de consumo, tiendas de ropa, botiquín de medicina para animales, productos transformados de leche, farmacias populares, fábricas de rosquillas, compra y venta de aves, envasado de frutas y verduras, jabón natural, champús, confituras, bloques nutricionales, abono bocachi, panadería, taller de sastrería, fábrica de especies aromáticas y otras que hicimos como ofrecer servicios de capacitación a nuevos círculos o bien fuera de Langue.

Testimonio: Dalva Raquel Alvarado, de la Red de Concepción de María.

IV. Conclusiones

La Teoría de Cambio, es una alternativa para evaluar y monitorear propuestas sociales, se internaliza sobre todo en las transformaciones que van desde el ser, busca analizar, cómo trascender del espacio micro hacia el macro; así como lograr una transformación mayor, con saltos de calidad, que promuevan el ethos local comunitario y todo ello a partir de alcanzar de manera sustantiva el logro de un sueño o de una reivindicación.

El cambio social, lejos de cualquier teoría, tiene coherencia y comprensión mayor cuando trasciende en el imaginario humano, que es capaz de racionalizar dichos cambios para encontrar soluciones a sus reivindicaciones y a sus necesidades más urgentes. Pero su mayor trascendencia se da cuando el sujeto de ese cambio multiplica sus logros hacia la comunidad en la búsqueda de un buen vivir, como fue el caso de esta iniciativa de mujeres. Por lo cual se determinó que esta iniciativa se puede considerar como una buena práctica comunitaria local.

Queda claro que las futuras discusiones, sobre la o las formas de concebir los cambios sociales, tienen que hacerse, sobre todo, incluyendo en la agenda de discusión a las comunidades locales de manera amplia y representativa; es decir donde participen mujeres y hombres por igual y con equidad. Esta agenda debe contener los temas comunes y otras alternativas como la discusión de cómo alcanzar un buen vivir, como premisa de futuro y sin perder de vista la sostenibilidad de la vida.

El análisis de las transformaciones (desde lo micro hasta lo macro) hace énfasis sobre los procesos que se dieron en la iniciativa, desde la mujer como sujeto individual hasta la mujer y mujeres que son la organización dentro de la comunidad. Y ver como se dieron los ritmos de trabajo, los logros alcanzados les permitió tener autonomía y auto gestión.

Con este trabajo, queda abierta una puerta para seguir otras investigaciones y profundizar más en la misma, para exponerla como ejemplo o como incertezas, que no se vieron por la emotividad de los logros. Fundación Simiente, como responsable de promover y facilitar esta iniciativa, tendría que sentarse y ver hacia atrás, sobre los hechos y analizar que fases no se cubrieron. Es necesario verse en el espejo, para conocer y reconocer las problemáticas que se dieron en torno al sujeto mujer y mujeres; que dieron grandes pasos, pero aun llevaban consigo patologías e inseguridades, que, en el camino, conciente o inconscientemente se transformaron o permanecieron ocultas, mientras se agotaban o desgataban los procesos, las ideas, los supuestos, sueños y más.

V. Referencias bibliográficas

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Retolaza, Iñigo (2010), Teoría de Cambio: Un enfoque de pensamiento-acción para navegar en la complejidad de los procesos de cambio social, HIVOS, Guatemala, 2010.

Notas

1 Este breve artículo se deriva de una de las unidades teóricas que se aplicaron en la comprensión del proyecto de investigación de tesis, previo a obtener el grado de Maestría en Sociología, de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.
2 La investigación acción presupone la constitución de un sujeto colectivo capaz de intervenir con protagonismo en la resolución de sus propias inquietudes (Durston y Miranda, 2002, p. 8).
3 La fundación Simiente, una organización social que ha desarrollado proyectos e iniciativas con mujeres y en especial con las mujeres del sur.

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