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Estado actual de la Educación Nacional
Revista Científica de la Universidad Especializada de las Américas (REDES), vol. 4, pp. 42-55, 2007
Universidad Especializada de Las Américas

Revista Científica de la Universidad Especializada de las Américas (REDES)
Universidad Especializada de Las Américas, Panamá
ISSN: 1684-6737
ISSN-e: 2710-768X
Periodicidad: Anual
vol. 4, 2007

Recepción: 09 abril 2007

Aprobación: 18 junio 2007

1. La educación panameña hoy: visión global.

La educación es considerada una herramienta, la más poderosa quizás para transformar la realidad, hacer progresar la economía y distribuir con justicia sus beneficios, incluir los excluidos y fomentar un estilo de convivencia más pacífica, solidaria y democrática entre los seres humanos.

Su valor aumenta extraordinariamente, en este momento de la historia cuando el conocimiento y la innovación tecnológica son valoradas como pilares esenciales del desarrollo.

Una mirada global a lo que acontece en la educación panameña hoy, permite observar la existencia de un sistema educativo en crecimiento constante, con una estructura desarticulada, oportunidades desiguales y en estado prolongado de convulsión.

Al mismo tiempo, múltiples agentes y medios educativos en la sociedad crean oportunidades de aprendizaje mediante la televisión, el Internet, la radio, el cine, entre otros, compitiendo así con el monopolio de saberes que en el pasado fue privilegio de las escuelas y sus docentes.

Los reconocidos niveles de incremento de la matrícula en los niveles

Básico, Medio y Superior, marcan significativos contrastes con la eficiencia interna y calidad de los aprendizajes de sus estudiantes.

Se observa un nivel preescolar desvinculado sistemáticamente de la enseñanza primaria, una educación profesional desconectada de la educación técnica no formal y una educación media distante de los requerimientos cognitivos y los códigos universitarios.

Son continuas las manifestaciones y múltiples los paros de labores por parte de docentes y padres de familia por el lamentable estado de la infraestructura física, el manejo cuestionable de fon¬-dos educativos y la falta de docentes en algunas escuelas básicas y medias del sector oficial de este sistema.

Este panorama se suma a la sensación de sectores importantes de la población panameña, que los alumnos que asisten a los centros educativos públicos, en una proporción importante, no aprenden los contenidos fundamentales que corresponden al programa curricular establecido oficialmente para las asignaturas del grado y nivel escolar que cursan.

Este hecho es corroborado por las evaluaciones nacionales e internacionales realizadas en años recientes sobre el rendimiento académico en las disciplinas esenciales (matemática, español, ciencias naturales y sociales), que dan cuenta de esta grave situación, al mostrar los débiles resultados obtenidos en las escuelas de Educación Básica y Media del país.

En ese universo educativo tan diverso, también es frecuente encontrar escuelas, colegios y universidades, oficiales y particulares, que por la formación, dedicación y voluntad de sus autoridades y docentes se destacan por su organización y el compromiso con los aprendizajes de sus alumnos.

Estas oportunidades de una educación de calidad se encuentran desigualmente distribuidas en el país y dependen de múltiples factores, especialmente de la posición que ocupa la familia en la estructura social y educativa del país. La diferencia en escolaridad entre niños de hogares pertenecientes al 10% de la población de mayor ingreso y el 20 %de la más pobre, puede ser hasta de 8° grados.

Así es posible encontrar algunas escuelas de excelencia en el sector particular de la educación panameña, con niveles de calidad comparables a las mejores de los países de la región. Igualmente, es probable encontrar segmentos de la educación superior con carreras que tienen estándares de calidad internacionales, tanto en universidades estatales como en algunas particulares, en ciertas disciplinas (salud, ciencias naturales, ingenierías, rehabilitación integral, gestión empresarial). Sin embargo, la mayoría de nuestros niños y niñas provenientes de los hogares pobres y de pobreza extrema, reciben una enseñanza de una calidad de lejos inferior a la que reciben otros panameños.

Esta situación en parte es explicable por los rasgos económicos y sociales del país. La economía panameña se caracteriza por la existencia de un modelo dual, que aún cuando genera progreso económico, es excluyente en las oportunidades sociales. En este modelo converge una expresión orientada hacia la exportación, básicamente de servicios, que representa las tres cuartas partes de la economía nacional. La otra, con una economía de baja productividad y de sustitución de importaciones, con pocas facilidades crediticias, tecnológicas y de infraestructura.

Diversos estudios hablan de dos y hasta tres Panamá: el metropolitano, moderno, exportador de servicios y rico; el interiorano, conservador, orientado al mercado nacional con bajos ingresos; y el indígena, pobre y de subsistencia.

El propio Gabinete Social en su Informe sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio informaba que "Los efectos de este modelo sobre el crecimiento económico y el empleo son negativos. El sector agro-industrial protegido es débil y poco competitivo, el empleo informal sigue constituyendo casi la mitad de la población ocupada, los pobres representan 4 de cada 10 panameños y la distribución del ingreso es notoriamente desigual. Más de la mitad de los residentes en el área rural (59%) y la casi totalidad de los indígenas (95%) son pobres. Las personas de mayor ingreso perciben 40 veces más que las de menos ingreso, lo cual representa una brecha económica y social vergonzosa y de gran dimensión en el país.". La Red de Oportunidades y el incremento en los niveles de empleo durante los últimos años, contribuyó a reducir los niveles de pobreza y marginalidad.

Esta situación social genera la existencia de un sistema educativo con dos velocidades: una rápida y eficiente para los grupos de población mejor situados en la organización social y económica y, otra, lenta e ineficiente, para los grupos vulnerables excluidos de las oportunidades sociales y educativas.

Durante los últimos años la capacidad de innovar del Ministerio de Educación se ha perdido hasta llegar a ser prácticamente nula.

Los proyectos de mayor potencialidad en el mejoramiento de los aprendizajes, provienen de las márgenes de ese organismo, como son Hagamos Ciencia, Conéctate al Conocimiento, Alfabetización, formación profesional y Educación Inicial no Formal, impulsadas por otras Secretarías, Ministerios, Institutos y estructuras no formales de la educación.

La efectividad del cuerpo docente, factor decisivo de la calidad de los aprendizajes, se encuentra afectado por la ausencia de una política integral que eleve su motivación y compromiso con los aprendizajes de sus alumnos, que mejore sistemáticamente su formación y perfeccionamiento profesional continuo, evalúe y controle su desempeño y le ofrezca los incentivos para enaltecer la docencia como profesión de prestigio en la sociedad panameña.

Aún cuando el personal docente en servicio incrementa sus años de estudios universitarios, mediante licenciaturas, profesorados y postgrados, los efectos en el rendimiento académico de su alumnado y la calidad de las escuelas, por diversas razones, es poco observable. La baja reputación social y el pobre reconocimiento profesional y salarial que tiene el personal docente, en un mundo y sociedad en constante mutación, contribuyen a generar poco atractivo en la juventud talentosa para formarse y trabajar dentro de este sector.

Panamá ha logrado posicionarse en lugar importante dentro de los esfuerzos regionales dirigidos hacia el logro de los objetivos de educación para todos, ocupando el quinto lugar entre 16 países de la región evaluados. Con una posición alta en la escala de evaluación, nuestro país está muy cercano a México, Uruguay, Argentina y Cuba, que son los líderes regionales y en condiciones más favorables que Paraguay, Venezuela, Perú y Ecuador.

Pese a los avances logrados en la educación en la última década, existe la percepción generalizada que poco se ha logrado en este campo. Los titulares de fechas recientes, en los medios de comunicación de mayor alcance nacional, se refieren al Ministerio de Educación como un ente ineficiente, desacreditado e ingobernable. Estas noticias generaran en algunos sectores de opinión un síndrome de fatalidad educativa que pone el futuro del país en una situación de riesgo.

2. El sistema educativo: estructura, eficiencia y complejidad.

El sistema educativo panameño es la empresa más grande y compleja que tiene el país, tanto por el número de beneficiarios como de los recursos humanos, físicos y financieros asignados para su funcionamiento.

Un total aproximado de 925 mil estudiantes acudían a las aulas escolares de los niveles educativos de Preescolar, Primario, Premedio y Medio y Universitario en el año 2008, que representaban alrededor de un tercio de la población total del país, lo cual supone una cobertura envidiable para el conjunto de los países de la región. Esta expansión facilitó el incremento en las tasas de escolaridad de la población mayor de 10 años de edad.

En el 2006 el número promedio de años de escolaridad en la población fue de 9.2 grados, que equivale a la Educación Primaria (6) y Premedia (3) completa. Sin embargo, esta relación no fue igual para todas y todos en el país. Mientras que la población de la provincia de Panamá alcanzó 10.2 grados de escolaridad, los habitantes de las Comarcas Kuna Yala, Emberá y Ngobe Buglé percibieron menos de 5 grados de escolaridad. Es decir, menos de la escolaridad primaria. Esta situación es aún más grave cuando se observa que la escolaridad femenina es inferior, llegando a ser menos de la mitad que la de los hombres en la Comarca Emberá. (Ver Cuadro No 1).

Cuadro 1
Años de escolaridad promedio en las provincias y comarcas indígenas de la República de Panamá Äño 2006

La matrícula en el sistema educativo corresponde predominantemente a escuelas e instituciones del sector oficial y en menor proporción al particular. En el año 2007 el 84.1% de los alumnos de preescolar asistían a escuelas oficiales, el 88.9% en Primaria y el 84.3% en la Premedia y la Media.

Esta presencia del sector oficial es menor en regiones como las de Panamá Centro (62% en Preescolar), pero significativamente mayor en provincias como Bocas del Toro y Coclé (98%). En las Comarcas Indígenas la presencia del Estado en la educación en todos los niveles educativos es prácticamente total (100'). Este hecho revela que el sector donde el Estado tiene una mayor presencia nacional y alcanza a un mayor número de personas, es el de las escuelas v la educación.

Esta situación implica que la iniciativa privada ha sido más dinámica en las ciudades principales del país que en el interior y los pueblos indígenas, donde su participación ha sido prácticamente inexistente, salvo los casos de acciones aisladas emprendidas por iglesias o fundaciones que han creado servicios educativos en áreas remotas.

Dentro de los niveles educativos, el Preescolar ha sido el más dinámico. Entre el 2000 y el 2007 la tasa neta de matrícula en la población de 4 y 5 años de edad pasó de 36.3% a 61.5%, con una expansión de 22%. Este crecimiento fue heterogéneo, pues provincias como Coclé, Chiriquí, Panamá y Darién, tenían una tasa inferior al promedio nacional.

Este servicio es esencialmente urbano. Por ello, la enseñanza formal de este nivel se ha visto complementada con acciones no formales mediante los CEFACEI y la Educación Inicial en el Hogar, que han tenido un impacto importante en las comunidades rurales y marginadas, donde se carece de instalaciones regulares de Educación Preescolar.

Sin duda, mucho pueden explicar este crecimiento vertiginoso la obligatoriedad de este nivel como parte de la Educación General Básica, de acuerdo a la reforma y actualización de la Ley Orgánica de Educación, a partir de 1995, lo mismo que la conciencia ciudadana creciente acerca de la importancia de la estimulación temprana y la educación preescolar en el desarrollo integral de la niñez. (Ver Gráfica No 1).




Además de su baja cobertura, este nivel educativo está afectado por la insuficiente profesionalización de su cuerpo docente, donde solo el 41% de la totalidad, en promedio, posee un título que lo acredita como idóneo para ejercer la profesión. Como en otros aspectos, la situación es más crítica en ciertas provincias y, particularmente en los pueblos indígenas donde el índice de idoneidad Dara este servicio puede ser igual a 12% (Panamá Este) y 8% (Comarca Ngobe Bugié).

La Educación primaria, ha alcanzado, en términos formales la condición de enseñanza universal al mantenerse desde hace varios años con una "esa neta de escolarización de 100%, para la niñez de 6 a 11 años de edad. Es el ciclo educativo menos dinámico " uno de los que menos incremento ha registrado en el período (3.8%), el que mayor atención ha recibido históricamente por parte del Estado y el más expandido en toda la geografía nacional. Ningún niño o niña del país requiere salir de su comunidad o corregimiento para obtener los servicios de educación primaria, aún cuando una buena parte de estos servicios. por razones de dispersión de la población, se ofrecen en escuelas de Aulas Multigrado, (74%) donde un solo docente atiende dos o más grados a la vez.(Ver Gráfica No 2).




A diferencia de lo que comúnmente se comenta, en el sentido que la eficiencia del nivel se agrava por el tamaño de los grupos, puede observarse que el número promedio de estudiantes por aula en este ciclo primario es de 25. También existen regiones educativas cuyas escuelas están por debajo de este promedio como Coclé, Darién, Herrera, Los Santos, Veraguas y las Comarcas Indígenas. Solo las regiones de Panamá Centro y Colón tienen promedios ligeramente superiores. En cambio, en escuelas particulares de cierto prestigio en el país, es frecuente encontrar grupos de este nivel con 30 y 35 estudiantes.

En los últimos años la calidad de los aprendizajes sigue marcando la debilidad de este nivel, donde las dificultades en los aprendizajes en las materias fundamentales del currículum, tiene efectos nocivos en los fracasos y deserciones escolares, principalmente en regiones con alto componente rural como Veraguas, Darién y las Comarcas Indígenas.

En las pruebas del SERCE (Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo) realizadas por la UNESCO en el 2007 en 16 países de la región, en las disciplinas de Matemática, Lectura y Ciencias, en tercero y sexto grado de primaria, Panamá se ubicó en el grupo cuarto y último, junto a países como Guatemala, Ecuador, Nicaragua, Paraguay, Perú y República Dominicana. Este grupo fue valorado como "Menor que la media a menos de una desviación estándar de distancia." En la media regional se ubicaron Argentina, Brasil, Colombia y El Salvador. Mayor que la media otros, como Chile y Costa Rica, y superior a todos, Cuba.[13] Estas deficiencias guardan relación con estudios nacionales realizados entre 2000 y 2007 por el propio MEDUCA en las asignaturas básicas, donde se mostró igualmente los bajos niveles de desempeño de los alumnos.

El desafío mayor del sistema se encuentra en la expansión y mejoramiento de la calidad de la Educación Premedia y Media, que beneficie a la población comprendida entre los 12 y 17 años de edad. Esta representa la formación que contribuye al desarrollo equilibrado de la juventud en su tránsito hacia los estudios superiores, la vida laboral y la participación ciudadana.

Según cifras del MEDUCA de 2007, solo el 64.6% de este grupo etáreo se encuentra efectivamente beneficiado de los servicios de este segmento educativo, que en el pasado se denominó Primer y Segundo Ciclo Secundario. Ello significa que alrededor de unos 170 mil jóvenes se encontraban fuera de la escuela, convirtiéndose en sujetos de riesgo social, visto el movimiento ascendente de las pandillas y bandas de jóvenes en país.

Uno de los obstáculos más serios se encuentra en el abandono escolar prematuro de nuestros jóvenes en la medida que avanza este nivel educativo. De una cohorte donde ingresan 1000 alumnos en el año 1 (grado VII), abandona al año 4, es decir, al empezar la Media cerca de la mitad (448 alumnos) y solo alcanza el año 6 (Grado XII), 388 estudiantes. Esta situación, es una expresión de la presencia de múltiples factores, donde la baja cobertura de servicios se une a las precarias condiciones socioeconómicas de las familias y las insuficientes opciones curriculares flexibles y modernas (educación a distancia). (Ver Gráfica No. 3).




La composición de la clase en este segmento educativo es de solo 15 estudiantes por docente en promedio, cifra que es significativamente menor que la de otros niveles del sistema, que facilita la organización y funcionamiento de la clase.

Los resultados de los aprendizajes de este tramo educativo muestran serias deficiencias. Las pruebas de admisión aplicadas por dos universidades oficiales reflejan que una porción importantes de los egresados de media carecen de las competencias esenciales para cursar estudios universitarios. Por ejemplo, la Prueba de Aptitudes Académicas (PAA) que mide razonamiento verbal y matemático, aplicada por la Universidad mover el desarrollo moral; desarrollar aptitudes sociales; resolver problemas sociales; y solucionar conflictos (OMS, 2003, p. 44).

Definiciones básicas

La agresividad va cambiando su forma según avanza el niño en su desarrollo, en las primeras etapas, en la agresividad más abierta (desde los dos a los cinco años) está la agresividad instrumental (que busca alcanzar una meta) prevaleciendo; luego, al final de esta etapa, disminuye la agresividad abierta en cantidad y proporcionalmente se hace más notoria la agresividad hostil (que busca causar daño). A medida que aprenden a hablar los infantes van desarrollando fórmulas más positivas de expresar sus sentimientos y la agresividad tanto instrumental como hostil va adquiriendo la forma verbal antes que la física. Después de los seis años, en mayor proporción, los infantes se vuelven menos egocéntricos, más empáticos y con mayores posibilidades de comunicarse por lo que la agresividad en general se ve muy disminuida (Papalia, Olds y Feldman, 2005, p. 327).

El género masculino parece ser el género de la violencia ya que más del 80 por ciento de las detenciones en Panamá en 2000, eran varones. La edad es una variable importante también y en el caso femenino hay una baja sensible de detenciones a partir de los 25 años de edad, caída que en los varones va más lenta y hasta los 44 años (Contraloría, 2005).

Es importante señalar que la agresividad relacional, aunque afecta mucho a las niñas, no parece tener el mismo efecto sobre los niños, que acuden en mayor medida a la agresividad abierta. Sin embargo, a medida que crecen la agresividad relacional es la forma principal entre los chicos y chicas que van desarrollando cada vez más sus habilidades sociales.

La popularidad de los escolares de primaria va cambiando a medida que avanzan a cursos superiores, aquellos que tengan malas relaciones con los pares son rechazados hasta el quinto grado en que van ganado jerarquía en su grupo de pares. Esta situación no permite predecir cual infante va a tener buena aceptación en la preadolescencia y adolescencia futura con sólo observar su desempeño con sus pares en los primeros grados de primaria.

A pesar de que un estudiante presente problemas temperamentales puede tener buenas relaciones con sus compañeros de clase especialmente a final del quinto grado de primaria donde los chicos agresivos tienden a ganar jerarquía en el grupo. Sin embargo, aquellos que no se relacionan.

Tecnológica de Panamá, ha mostrado en los últimos años una tendencia decreciente en los promedios obtenidos por los estudiantes. Un fenómeno similar presenta la prueba aplicada en el 2009 por la Universidad de Panamá en donde aproximadamente la mitad de los estudiantes que terminaron el proceso de admisión obtuvieron un ú1dice menor de 1, que es la puntuación mínima establecida para aprobar su ingreso a la universidad. Estas constataciones deben llevar al Estado a tomar las decisiones curriculares y pedagógicas, basadas en la evaluación correspondiente, que contribuyan a elevar los rendimientos de los egresados de la educación Media en el país.

En el tercer nivel del sistema se encuentra la educación superior, con un fuerte predominio de las instituciones universitarias sobre otras organizaciones académicas (institutos, academias).

El crecimiento de la matrícula universitaria ha sido vertiginoso. Ha pasado de una tasa de escolaridad universitaria de 13.4% en 1980, a un 22.2% en 1995 a 50,6% en el 2008 (143.124/282.585). En 28 años la escolaridad universitaria se multiplicó por 3, factor raramente visto en las estadísticas universitarias en América Latina y el Caribe.

En el 2007 unas 41 universidades funcionaban en el país y unas 12 solicitudes de creación de nuevas universidades se encontraban pendiente. Del total de universidades en funcionamiento 36 son particulares y 5 oficiales. Estas últimas concentran la mayor proporción de la matrícula (80%).

La mayor parte de las universidades particulares son pequeñas, de pocas carreras, dedicadas esencialmente a la docencia. Ellas fueron creadas en la década de los noventa, como una respuesta a la creciente demanda de formaciones nuevas y más flexibles que no ofrecían las universidades existentes, a una población egresada de la educación media con expectativas de superación profesional no satisfechas.

Este crecimiento ha sido a todas luces desmesurado. Existe una heterogeneidad muy grande en la eficiencia y calidad de estas instituciones, que ha sido difícil de regular dada la inexistencia de una ley que norme este nivel educativo y de una instancia del Estado que asegure la gerencia, direccionalidad y orientación de la educación superior.

En el último año se creó el CO¬NEAUPA, que apunta a asegurar la calidad de la educación superior universitaria mediante procesos de evaluación, autoevaluación y acreditación. Un número significativo de universidades han acogido con beneplácito esta iniciativa y realizan esfuerzos para desarrollar las capacidades técnicas que contribuyan a la mejora continua de estos centros universitarios,

Sin embargo, el desafío de este nivel se encuentra en consolidar la institucionalidad universitaria con el desarrollo armonioso y pleno de las funciones de una universidad moderna donde la docencia, la investigación, la extensión y los servicios deben ser asumidos con responsabilidad y eficiencia en correspondencia con los objetivos del desarrollo humano nacional y la compleja realidad global donde funcionan.

3. Una mirada al futuro de la educación panameña

El momento de redacción de estas notas, coincide con la torna de posesión de un nuevo gobierno electo democráticamente,

Una tarea insoslayable es poner la educación nacional en un lugar privilegiado de la agenda de gobierno, para asegurarle calidad, equidad, eficiencia y pertinencia de modo que contribuya de modo efectivo al desarrollo nacional y a ofrecer esperanzas a la niñez y la juventud panameña en su futuro.

En este sentido el gobierno y la sociedad panameña conviene que trabajen en el diseño y desarrollo de una Política Pública de Estado, para los próximos 10 años, que considere entre otros ejes sustantivos, los siguientes:

• Invertir en la calidad de los aprendizajes, mediante la transformación curricular, las estrategias didácticas, los libros de texto, tecnologías de la información y otros recursos de aprendizajes suficientes y de calidad,

• Extender y asegurar la obligatoriedad escolar hasta completar la educación media, proveyendo la infraestructura física, los equipos y laboratorios, la alimentación, las becas y tutorías indispensables,

• Diseñar e impulsar un nuevo modelo de escuela, más innovadora, efectiva, activa, reflexiva y generadora de aprendizajes de calidad, con directores que posean liderazgo y competencias para gerenciar, planificar, coordinar, resolver conflictos y evaluar,

• Formular una política de desarrollo del personal docente en todos los niveles, que asegure calidad en su formación y perfeccionamiento permanente con participación de las universidades, fortalezca su motivación, identidad y autoestima profesional, incentive su creatividad y desempeño, y refuerce su reputación, Consolidar el sistema de evaluación de la calidad de modo que sea capaz de generar información oportuna y confiable sobre los resultados académicos de los estudiantes, los factores asociados a los logros educativos y alimente las decisiones sobre el mejoramiento continuo de la educación.

• Ampliar las oportunidades sociales que contribuyan a incluir la niñez y juventud excluida de las oportunidades educativas por razones de discapacidad, pobreza, etnia, lengua y género. Una acción especial merece la continuidad exitosa en el sistema de la juventud entre los 12 y 17 años de edad.

• Articular la educación superior universitaria a la educación media, mediante flujos de información sobre requerimientos del nivel superior, evaluaciones de término del nivel medio y la formación de docentes.

• Formular una ley sobre la educación Superior en el país y crear una instancia del estado responsable por la administración de este nivel educativo.

• Ampliar las vías y espacios de participación de las familias, empresarios, sociedad civil, organizaciones comunitarias, y municipios en favor de la educación nacional. Renovar la infraestructura física con base en una política innovadora, gerencial y financiera que involucre los sectores empresarial, gubernamental y municipal.

• Construir un nuevo modelo gerencial del Ministerio de Educación que le torne más prospectivo, eficiente, desburocratizado, transparente y eficaz, que recupere la confianza de la comunidad educativa y nacional.

BIBLIOGRAFÍA

Bernal, Juan Bosco. "La educación en Panamá: Antecedentes, tendencias y perspectivas," En: Panamá: Cien arios de República. Panamá: Librería Cultural Panameña, 2004.

CEPAL. Panamá: Evolución de la pobreza en el período 2001 -2007. Panamá, junio, 2008.

Consejo de Rectores. Estudio sobre la oferta y la demanda de carreras universitarias para el desarrollo nacional. Panamá, 2002.

Consejo Nacional de Educación. Un documento para la acción en el Sistema Educativo Panamá. Panamá, julio de 2008. Págs. 76-77.

FUNDESPA. Propuestas de políticas públicas.

Ministerio de Educación. Estadísticas educativas. Panamá, 2007.

UNESCO. Informe de seguimiento de educación para todos en el mundo. Universidad de Oxford, 2009.



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