La estética del espiritismo de cordón. Estudio de caso en Monte Oscuro.
Aesthetics of Espiritismo de cordon. Case study in Monte Oscuro.
Innovación tecnológica (Las Tunas)
Centro de Información y Gestión Tecnológica y Ambiental de Las Tunas, Cuba
ISSN-e: 1025-6504
Periodicidad: Trimestral
vol. 26, núm. Esp.3, 2020
Recepción: 28 Mayo 2020
Aprobación: 10 Junio 2020
Resumen: La presente investigación argumenta que el Espiritismo de Cordón es portador de una artisticidad imbricada que se manifiesta en la teatralidad del ritual, en la arquitectura de los templos, en la danza y en la musicalidad de las transmisiones. Para lograr ese fin, el estudio propone una metodología consistente en la observación de cinco categorías de análisis: Cultura Popular Tradicional, Espiritismo, Artisticidad, Historicidad y Valor Patrimonial. Se conceptualiza el aspecto estético fundamentalmente desde la atención a los discursos reflexivos de los propios cordoneros sobre la “estética” de su quehacer religioso, aunque sin olvidar la respectiva tradición académica.
Palabras clave: Estética, Espiritismo, Cordón, Cultura Popular Tradiciona, Patrimonio.
Abstract: The present research argues that espiritismo de cordón is the bearer of an interwoven artisticity that is manifested in the theatricality of the ritual, in temples’ architecture, dance and in the musicality of transmissions. To achieve this end, the study proposes a methodology consisting of the observation of five categories of analysis: Traditional Popular Culture, Spiritism, Artisticity, Historicity and Heritage Value. The aesthetic aspect is conceptualized fundamentally from the attention to reflective discourses of the cordoneros themselves about the “aesthetics” of their religious work, although without forgetting the respective academic tradition.
Keywords: aesthetics, spiritism, cordon, Traditional Popular Culture, heritage.
INTRODUCCIÓN
Una sesión espiritual en el centro cordonero de Monte Oscuro permite hablar de una puesta en escena. Al menos, eso es lo que percibe todo el que allí concurre. El templo mismo funge como teatro. El ritual es ejecutado por personajes que interpretan papeles de un guión dramatúrgico. Además, se canta, se baila, se hacen coros y coreografías. Y todos los participantes son espectadores porque todos observan la función, con independencia de los roles que les depara el guión. Al final, cuando acaba el rito, los asistentes emiten una valoración estética de lo que han hecho: “qué bello (o qué feo) salió el cordón de hoy”.
Pero la ciencia no se ha ocupado de esa evidencia. Sobre el Cordón hay estudios etnográficos, sociológicos, teológicos, políticos, publicísticos, históricos y de geografía; pero no hay indagaciones estéticas. La ausencia de textos que aborden la artisticidad1 del espiritismo de cordón demuestra la necesidad de llenar esa brecha. Abrir el tema a la discusión es el objetivo de la presente ponencia.
Nuestra investigación estudia la Sociedad Espiritista “Buscando Luz y Verdad”, ubicada en el poblado de Monte Oscuro, cerca de El Horno de Guisa, en Granma, provincia de marcada influencia de la práctica espiritista y muestra representativa del espiritismo de cordón. Los antecedentes documentales son publicaciones de Fernando Ortiz, Joel James, Ángel Lago, Carlos Lloga Domínguez y otros trabajos recogidos en la Revista Del Caribe y en internet. No obstante, en ninguno de ellos se inquiere la estética de la práctica espiritista. Encontramos solo un trabajo que se ocupa de este aspecto (Pérez Céspedes, 2015) pero circunscrito a la arquitectura de los templos de la ciudad de Holguín. El marco temporal de este estudio es actual: las observaciones de campo han sido realizadas entre 2017 y 2020. Se visitó la Sociedad Espiritista “Buscando Luz y Verdad” de Monte Oscuro donde se hicieron grabaciones fonográficas; grabaciones fílmicas y fotografías de los ritos; se realizaron entrevistas en profundidad a espiritistas y estudiosos del tema.
MATERIALES Y MÉTODOS
Desde el punto de vista conceptual, nuestra investigación se apoya en el tratamiento sociológico-estético de la práctica espiritista, asumiendo que la gestión social –en este caso el espiritismo de cordón-- ocurre cual interacción de una serie
de agentes (humanos y no humanos) organizados en red (Latour, 2005), lo cual da lugar a una asociación compleja de elementos articulando el suceso. Desde esta perspectiva, son actores aquellos entes que inducen cambios en la manera de ser- estar de otros entes, formando con ello redes de asociaciones (Latour, 2005). Así, pues, reconocemos los hombres y mujeres participantes; pero también la disposición espacial del templo; el diseño coreográfico de la danza y la influencia de los cánticos. Otros actores a tener en cuenta son: la historicidad de la Asociación Espiritista “Buscando Luz y Verdad”; la ubicación geográfica de la práctica y la teología que los moviliza. Partimos de la observación de que en el espiritismo, como en muchos otros modos de existencia (Latour, 2013), la valoración reflexiva de lo que se hace tiene mucho de apreciación estética (aun y cuando los sujetos religiosos no sean conscientes del carácter estético-filosófico de su práctica). De lo dicho deriva que en nuestra búsqueda se ha prestado mucha atención a los discursos de los propios cordoneros.
La presente investigación se desarrolla en los marcos de las ciencias sobre el arte, pero no enfoca obra de arte alguna. Trabaja el espiritismo como práctica de la Cultura Popular Tradicional que al manifestarse presenta valores estéticos. El aporte del presente trabajo se halla en el enfoque con que se aborda la práctica del espiritismo de cordón en la Sociedad Espiritista “Buscando Luz y Verdad” en Monte Oscuro. Así como la necesidad por parte de las ciencias del arte de nutrirse de la estética de la cotidianeidad.
Nuestro estudio también pretende articular una nueva ruta metodológica sustentada en cinco categorías de análisis, con independencia de que se las declare explícitamente o no. Estas categorías son: Cultura Popular Tradicional, Espiritismo, Estética, Historicidad y Valor Patrimonial.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Cultura Popular Tradicional
La cultura popular tradicional es la manera de ser del Yo colectivo en la cotidianeidad con que “construye” su espacio. Ésta comprende entre sus formas la lengua, la literatura popular, cierto tipo de música y de danza, la culinaria, la oralitura, la mitología, los ritos, las costumbres, etc. Todas estas formas son filtradas2 de generación en generación. Es precisamente la tradición oral de los pueblos el depósito fundamental donde se conservan los lineamientos de la actividad autóctona, tenidos por esenciales para la percepción de la identidad comunal, “…si ayer fue un conocimiento de tipo utilitario, hoy es una referencia de
validación de sí misma y de sus portadores” (James, 2000, p.66). En este sentido, Joel James alega que la Cultura Popular Tradicional “…tiene una razón de ser en sí misma: Constituir una definición de la soberanía nacional y con ella un recurso de defensa de la independencia del país” (p.11).
Por otro lado, si analizamos el concepto de Cultura Popular Tradicional a partir de sus componentes (Lloga Domínguez 2008) tendríamos que el término “popular” debe ser aplicado a las prácticas y no a los actores, siendo las primeras las que representan lo que pertenece al pueblo o no, ya que un mismo actor suele desenvolverse en actividades diversas caracterizadoras de diferentes estratos. A partir de esos criterios se podría definir que la cultura popular “es el conjunto de prácticas culturales que simbolizan a las masas populares en el modelo que cierto socium histórico concreto tiene del mundo y de sí mismo” (p.31).Mientras que lo tradicional se definiría como resultado de la iteración constante de las acciones mismas, adquiriendo valor simbólico al repetirse; y sobre todo convirtiéndose “con su estar ahí permanente en remedio / apelación / solución para las necesidades cotidianas”. De lo que queda dicho definimos la Cultura Popular Tradicional como;
(…) el régimen de útiles y prácticas culturales mutuamente articuladas, percibidas por una colectividad humana como típicas del territorio que habita por su recurrencia a lo largo del tiempo local; que simbolizan a las masas populares en el modelo que estas tienen del mundo y de sí mismas; prácticas que son vividas por la colectividad en cuestión a manera de praxis cotidiana fundamentalmente prerreflexiva, y que constituyen la fuente viva del sentido común, el sistema de ideas, la ética y el quehacer de esa comunidad.(Lloga,2008)
Espiritismo de cordón
Podría considerarse que el espiritismo es la actitud religiosa más extendida entre los cubanos y por ende que Cuba sea profundamente espiritualista (Lloga, 2016, p.3). “El espiritismo, como ciencia, como filosofía, reasume y sintetiza en su principio todas las religiones, comprueba y analiza todas las teorías” (Poveda, 2016, p.6) Sus ritos propician la comunicación y revelación de los espíritus; sus misterios, el esclarecimiento de las verdades que comprende la filosofía, y su culto, la práctica de las virtudes todas y en particular de la Caridad (entiéndase por “caridad” los consejos ofrecidos por los espíritus a los implorantes a través de los médiums).
Los practicantes de la filosofía espiritista han ido adoptando modalidades con sustrato de raíces culturales diferentes por lo que hoy se pueden establecer variantes en el espiritismo cubano; a saber, el Espiritismo Científico o Kardeciano; la Muertería; el Espiritismo de Caridad; la Cartomancia; el Espiritismo de Cordón y
las prácticas de sanación.3 Solo ofrecemos aquí un breve acercamiento al Espiritismo de Cordón (también conocido como Orilé)4.
El nombre “cordón” proviene del ritual que consiste en hacer un círculo o cordón, tomados de las manos entre sí, haciendo movimientos fuertes con las manos de arriba hacia abajo, y dando golpes en el suelo de forma rítmica con los pies. Al unísono se entona un canto que es coreado por los practicantes, siendo la ceremonia precedida de oraciones y de otros ritos propiciatorios, que llevan generalmente al trance.
El Espiritismo de Cordón presenta un núcleo kardeciano: principio de la reencarnación, purificación de las almas, búsqueda del bien. Se caracteriza fundamentalmente por su riqueza en cantos y movimientos danzarios. El objetivo final del rito del cordón consiste en dar la caridad, es decir que los implorantes5 reciban ayuda para resolver sus problemas de salud o de otra índole, a través de los médiums a nombre de las entidades trascendentes: los espíritus.
El espiritismo de cordón es un rito absolutamente colectivo, si analizamos que ningún ejercicio espiritual en el cordón puede llevarse a cabo sin la participación de numerosas personas. Unido a que la credibilidad y eficiencia a que se puede aspirar en el ritual va a depender del número de practicantes involucrados.
Estética de la Cultura Popular Tradicional
De todos es conocido que la percepción del mundo que nos rodea en términos de “goce” adquirió su estatuto como ciencia filosófica en 1735, cuando el joven Alexander Gottlieb Baumgarten introdujo el término “Estética” en su disertación Meditationes philosophicue de nonndlis ad poema pertinentibm (Consideraciones Filosóficas de Algunas Cuestiones Pertenecientes al Poema) para designar “la manera en que las cosas son conocidas por medio de los sentidos” (Baumgarten). El asunto ya venía siendo tratado desde la antigüedad y ha llegado hasta nuestros días con todo un arsenal de categorías de análisis tales como lo bello VS lo feo; lo trágico VS lo cómico; lo sublime VS lo ridículo y otras, aportadas por toda una pléyade de pensadores.
La Estética ha sido equiparada a la Filosofía del Arte porque es precisamente el Arte su principal campo de aplicación. Sin embargo, el alcance de la Estética trasciende esa reducción, extendiendo su interés hacia todo el universo perceptible. En tal virtud, el análisis estético, entonces, se extiende a todas las áreas de la vida (Sherri Irvin). Es ahí, entonces, que asoman dominios de la
apreciación estética donde el “sujeto que observa” es pieza inseparable del “objeto estético”. Tal es el caso de los ritos religiosos donde el practicante-observador está inmerso en el proceso en curso. Para esta circunstancia, el teórico Arnold Berleant ha propuesto el término de “estética del involucramiento”6 (Jerold Levinson 2009).
Este aspecto del “involucramiento” del sujeto que percibe estéticamente la actividad que él mismo produce, es de vital importancia para nuestro análisis. De igual modo, para una valoración estética del espiritismo cordonero, consideramos conveniente el acercamiento al estudio de las prácticas estéticas en la vida cotidiana de la investigadora mejicana Katya Mandoki, para quien la Estética acoge a la poética como arte y expulsa a la prosaica como lo cotidiano, acoge a lo bello en su sentido clásico y expulsa a lo grotesco, acoge al arte culto y expulsa al popular. En suma, al entender la Estética como teoría de la sensibilidad en general, ésta se ocuparía de la poética y de la prosaica puesto que la sensibilidad se manifiesta tanto en el arte como en la vida cotidiana.
Llamaremos, entonces, prácticas estéticas imbricadas, a la valoración sensorial de aquellas manifestaciones cuyo modo de existencia cubre, fundamentalmente, necesidades distintas de las de propiciar placer estético (Ocampo, 1985). Ahora bien, la característica fundamental de la práctica estética no organizada como arte es su dependencia de la cultura íntegra, y esto incluye la religión.
Si se tiene como referente que en la cultura popular tradicional nace el teatro, como afirma Joel James, en los ritos y ceremonias mágico-religiosas pueden encontrarse manifestaciones de teatralidad o artisticidad. De ahí parte también que la interacción entre ambas -cultura popular tradicional y artisticidad- se produzca de manera espontánea. El componente artístico en algunas de las prácticas religiosas brota en forma natural del canto, la danza y puede y suele reintegrase a ellos sin forzamiento (James, 1987). La práctica estética, en este modo de existencia, no se ha constituido en un reino con valores propios sino que está inmersa, entretejida, íntimamente relacionada con el saber y la práctica total de determinada comunidad. Se trata de una estética del involucramiento que es, además, imbricada.
Historicidad
Uno de los valores tenidos en cuenta para la apreciación estética de la cultura Popular tradicional es, sin lugar a dudas, su historicidad. Los objetos antiguos y los quehaceres de antaño son altamente valorados no solo por los especialistas en arte, sino por la sociedad en general como portadores de una belleza que nos invoca desde lo que hemos sido. No en vano los primeros antropólogos sociales y
estudiosos del folclore fueron etiquetados como “anticuarios”. Así, pues, nuestra exploración no puede evitar la historicidad de la práctica cordonera en Monte Oscuro porque, como suele decirse, “las cosas añejas, son bellas”.
El criterio común de los investigadores cubanos ubica el proceso de formación y sistematización del espiritismo de cordón en los territorios que actualmente ocupa la provincia de Granma desde donde se propagó hacia otras partes de la geografía nacional (Departamento de Orientación Revolucionaria del PCC, 1975). Fernando Ortiz plantea la localización espacial de esta expresión religiosa cubana en sobre todo por los términos de Bayamo y Manzanillo y sus comarcas aledañas (Ortiz, 1950, p.34).
Entre los centros cordoneros que visitara el investigador Fernando Ortiz en esta región estuvo el fundado en 1910 por Salustiano Olivera Sánchez e inscrito en los registros municipales ocho años después, 1918, como Sociedad Espírita “Buscando Luz y Verdad”. Este centro espiritista de cordón se funda en la comunidad rural de Monte Oscuro, perteneciente desde el período colonial al partido de San Pablo del Horno de Tamayo, de la jurisdicción de San Salvador de Bayamo.
Salustiano Olivera Sánchez nace en la propia comunidad rural de Monte Oscuro el
16 de noviembre de 1869, hijo de Francisco y Agustina. La familia Olivera Sánchez como refiere el investigador Carlos Rodríguez Lora (2010) vivirá las penurias y peligros de la época. Un año antes del nacimiento de su hijo se produce el estallido independentista en La Demajagua, en 1869 Bayamo convertido en cenizas demuestra la convicción de lucha del pueblo cubano; los territorios de la jurisdicción bayamesa son azotados por la Creciente de Valmaseda, mientras que el poblado del Horno sufre las crueldades de Valeriano Weyler. En este entorno crecerá Salustiano, lo cual influye en su actitud y amor por la libertad de la Patria. El 16 de noviembre de 1950, coincidiendo con la fecha de su nacimiento se produce su desencarnación, como él mismo predijera un año antes. Luego de la muerte del “gran maestro espiritual” el centro cordonero hasta hoy no ha cesado de llevar sin descanso la obra de caridad iniciada por él.
Valor patrimonial del Cordón de Monte Oscuro.
Entiéndase por Cordón de Monte Oscuro, la práctica del espiritismo de cordón en esta comunidad, unida a la existencia física del templo y al funcionamiento de la Sociedad “Buscando Luz y Verdad”. Al ser el resultado del traspaso de la práctica por más de cien años, recoge en sí un sentimiento de identidad y continuidad, porque es el rasgo distintivo que define a dicho vecindario granmense. Es una tradición cultural propia, con una forma de hacer y decir que la distinguen de otras. La manera de “halar el cordón”, “cantar las trasmisiones” y “dar la caridad” en este lugar es única y, por tal razón, constituye expresión de la identidad de la zona” (Lloga y Larduet, 2009, p.51). La influencia que ejerce el culto cordonero en esa comunidad es extraordinaria: las personas que allí viven, aun cuando no asistan al
templo o no asuman la religiosidad que nos ocupa, sienten orgullo y respeto por él, por tenerlo cerca, por conocerlo, etc.7El Cordón de Monte Oscuro es patrimonio local y, al no existir en otros paises, es herencia nacional.
La estética imbricada del Espiritismo de Cordón en Monte Oscuro
En el acápite anterior mencionamos los recursos metodológicos de la “estética imbricada” (Ocampo y Mandoki) y de la “estética del involucramiento” (Berleant) para hacer visibles ciertas interconexiones que tienen lugar en la escenificación de la práctica espiritista en Monte Oscuro. En el análisis que sigue, ambas estéticas adquieren una autoridad protagónica: la estética imbricada, por un lado, nos lleva hacia la fragmentación del hecho religioso en componentes portadores de la capacidad de interconectarse, para, de consuno, producir una experiencia estética que a su vez se manifiesta integrada en la experiencia religiosa. La estética del involucramiento, por el otro lado, pone sobre el tapete la reflexividad de los practicantes cuando evalúan estéticamente el quehacer ritual donde ellos mismos se instauran como espiritistas. Pero nuestra movida deconstructiva tiene solo un valor metodológico. Con ella descomponemos --para luego reensamblar— las mediaciones que articulan las ceremonias y así comprendemos el embrollo de las facetas que expresan la artisticidad del Cordón. Este involucramiento nuestro; es decir, de los investigadores con los demás actores implicados --los practicantes, los escenarios, las cosas que se hacen y se dicen durante el rito-- también es imbricado. Así, pues, los componentes que exploramos aquí no existen sino en la complicidad del juego de todos los entes que convergen en el templo espiritista de Monte Oscuro.8
La teatralidad
El ritual cordonero, como el teatro, posee una naturaleza pública y social, agrupa una colectividad de espiritistas, pero también de personas que acuden en busca de caridad y otros que son solo curiosos. Constituye un espacio histriónico donde se reúnen individuos de diversas procedencias, de diferentes grupos etáreos, sexos, y estamentos sociales. Si tenemos en cuenta que el cuerpo físico de una persona es el instrumento utilizado por los espíritus para manifestarse y comunicarse, aquel que posea dicha facultad como médium, asume los papeles protagónicos. El resto de los participantes interpreta papeles secundarios. A lo que se suma, en términos de espectáculo, el público (la posibilidad reflexiva del rito, donde el sujeto se observa a sí mismo en la colectividad que lo involucra). La ceremonia cordonera maniobra siguiendo un guión que regla la distribución de las
tareas. La “obra teatral” de Monte Oscuro tiene tres actos: La apertura y lectura de oraciones, la instrucción y el cordón propiamente dicho. La “función teatral” tiene lugar el día y hora establecidos.
El ritual espiritista permite a sus participantes además acceder a otro plano de realidad a partir de elementos performativos, sin los cuales no sería posible producir una transformación en la experiencia. La ceremonia cordonera, como toda forma teatral es finita y en cada presentación ha de concebirse nuevamente, incorporando cada vez las cambiantes influencias del entorno. Sin embargo hay elementos perpetuos que se repiten tanto en la universalidad estética, como en la práctica ritual.
El escenario
Entendemos por escenario el espacio donde tiene lugar el hecho teatral. Dentro de la cultura material del espiritismo de cordón encontramos la arquitecta del centro destinado a la práctica religiosa. El templo de Monte Oscuro responde a características propias de la arquitectura vernácula y popular de las comunidades rurales cubanas. Surgió como respuesta a la necesidad de contar con un espacio físico para realizar la práctica espiritista, teniendo por tanto un carácter funcional y prevaleciendo el sentido utilitario de la misma. Su diseño y montaje, realizado por los propios campesinos, es el resultado de la evolución constructiva y de soluciones a las necesidades del momento (Téllez).
Los miembros de la sociedad “Buscando Luz y Verdad” se sienten muy orgullosos “de la estética” de su centro porque, según ellos, ha servido de modelo para la construcción de otros templos en toda Cuba; porque “es sencillo” y no tiene decoraciones superfluas; porque es fresco, amplio y luminoso. Otro “sentimiento” estético, rara vez verbalizado pero vigente, es que al ser una construcción vernácula, trasmite a los presentes una sensación de confianza y seguridad ontológica, basada en el conocimiento de los protocolos de comportamiento apropiados al espacio y en que no hay nada en el diseño arquitectónico que produzca síntomas de extrañeza en el estar-ahi (dígase, ninguna solución constructiva snobista, “innovadora” o ajena). Pero, la experiencia estética fundamental, según los coordoneros de Monte Oscuro, está relacionada con la intensa espiritualidad que cualquier recién llegado percibe en cuanto atraviesa el umbral del templo. Esto último llega vinculado al cumplimiento eficiente de la actividad religiosa que desde hace mucho tiempo allí se realiza.
La danza
La evolución corporal del rito cordonero es simple y puede ser seguida por cualquier persona capaz de coordinar sus movimientos. Alcanzar la uniformidad del baile es muy importante porque esta garantiza el estado emocional grupal que propicia la llegada de los espíritus. El paso básico consiste en el movimiento
acompasado de los pies y de los brazos, con un aumento gradual de la velocidad y de la intensidad del movimiento.
Durante el trabajo de campo vimos que cuando alguien “se atravesaba”, los hermanos que estaban a su lado lo tomaban de la mano y lo ayudaban –forzaban de modo gentil-- a coordinar los movimientos.9 Las fuertes pisadas permiten al cordonero llevar el ritmo de la danza. La oscilación de los brazos comienza estando arriba, luego bajan con fuerza y paralelos al cuerpo para volver a subir combinados con las pisadas en un movimiento acompasado. El médium cabecero es por lo general quien marca el paso.
Las formaciones y los movimientos coreográficos responden a las situaciones específicas de las labores que se realizan. Las coreografías pueden dividirse en aquellas que no pierden la estructura circular durante su ejecución, otra que “serpentea” por el escenario, el martillo (pequeño cordón formado por los médiums de mayor experiencia que sitian a la balsa); el remolino y el desfile ceremonial.
Otro módulo coreográfico sería la balsa --formación en hileras o bloque de los implorantes dentro del cordón-- que debe permanecer estática (sin bailar ni tomarse de las manos) solo deben ejecutar acción física cuando les mandan los giros propios del desenvolvimiento. Durante esta evolución se produce un contraste coreográfico entre la balsa (actores estáticos) y el cordón propiamente dicho (actores en movimiento) que indudablemente tiene efectos estéticos.
También consideramos despliegues danzarios los desenvolvimientos (giro del individuo o parejas sobre su propio eje) y los despojos (exorcismo de las malas corrientes deslizando las manos a lo largo del cuerpo del despojado y chasqueando los dedos al final del movimiento).
Durante el trabajo de campo recogimos muchas expresiones que denotan cómo los espiritistas de Monte Oscuro miden estéticamente su propio quehacer. Ellos suelen decir, por ejemplo, “¡que linda quedó esa labor!” o “¡Cómo van a llegar los fluidos con un cordón tan descoordinado!”.
La música
La música también contribuye a la comunicación con los espíritus. Los cordoneros no utilizan instrumentos musicales, las fuertes pisadas en el suelo marcan continuamente el ritmo y se refuerza este elemento con sonidos guturales, resuellos, gemidos, ronconeos, interjecciones, etcétera; para acompañar la línea melódica hasta que el “joringué” –pisotones y resuellos-- sustituye al canto.10
Los cantos –llamados trasmisiones-- son estructuralmente muy simples, siguen la forma estrófica, en aras de resultar pegajosos al oído. El principio de la repetición es básico en el ritual, tanto el material melódico como el rítmico son de carácter hipnótico o de letanía; todo lo cual conduce a la catarsis. Durante las transmisiones el texto adquiere particular relevancia porque es uno de los vehículos que utiliza el cabecero para dirigir el culto. El tempo está determinado por la fase ritual en que se ejecuta la trasmisión.
Los espiritistas no pasan por alto el talento del que canta, pero en su apreciación estética, más que la voz, se valora la capacidad de inducir emociones intensas e incitar la acción religiosa. En Monte Oscuro son mencionados con admiración cabeceros de ayer o de hoy, como Felipito Luaces, Manolo y otros. Una valoración estética muy frecuente aseguraba “¡cuando Felipito ponía tal trasmisión aquello era una cosa muy grande!”
CONCLUSIONES
Nuestra exploración argumentó que el Espiritismo de Cordón, como práctica cultural cubana, es portador de una artisticidad imbricada que se manifiesta en la teatralidad del ritual, en la arquitectura de los templos, en la danza y en la musicalidad de las transmisiones. Para lograr ese fin, propusimos una metodología consistente en la observación de cinco categorías de análisis: Cultura Popular Tradicional, Espiritismo, Artisticidad, Historicidad y Valor Patrimonial. Se conceptualizó el aspecto estético fundamentalmente desde la atención a los discursos reflexivos de los propios cordoneros sobre la “estética” de su quehacer religioso, aunque sin olvidar la respectiva tradición académica;
La experiencia estética no se manifiesta a retazos, como en nuestra descripción exploratoria. La artisticidad en la práctica del espiritismo de cordón es un todo; ocurre como experiencia compleja que imbrica las partes mediante estatuto de necesidad recíproca; es decir, la “calidad” particular de los fragmentos no se percibe sino mediante la multiplicidad que la ensambla; incluyendo el involucramiento activo del sujeto perceptor. Eso es precisamente lo que hemos venido llamando práctica estética imbricada.
Y así debe ser, porque el baremo que define el valor estético del hecho total, es una ceremonia imaginada, que nunca ha tenido lugar pero que se la supone “perfecta”. Y esa perfección que nunca fue, es real; está ahí porque influye en el control y evaluación de la actividad espiritista vivida; porque corrige los errores; porque lamenta los inconvenientes; porque circunvala los obstáculos; porque
celebra la llegada de “los seres” en respuesta a la convocatoria eficiente; porque, a fin de cuentas, sustenta el goce de poder exclamar: “¡qué bello estuvo ese joringué!”.
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