Introducción

El coronavirus SARS-CoV-2, que causa la enfermedad de Covid-19, se ha convertido en los últimos años en un fenómeno nefasto sin precedentes para la humanidad toda, mostrando las grandes diferencias y dificultades existentes en los sistemas de salud imperantes en la atención a la diversidad poblacional en nuestras sociedades; este virus es altamente incapacitante pues afecta principalmente las vías respiratorias produciendo una neumonía que puede progresar rápidamente y comprometer la vida del individuo.

Si bien esta pandemia de Covid-19 amenaza a todos en la sociedad, las personas con discapacidad intelectual (DI), a decir de Willner et al. (2020), se ven impactadas de manera desproporcionada debido a las barreras actitudinales que deben enfrentar, a ello se suman las institucionales y del entorno que aumentan en proporción ante los protocolos sanitarios asumidos por la pandemia.

Los largos periodos de confinamiento social impuestos por los protocolos de salud han traído consigo que los discapacitados intelectuales con funcionamiento leve dependan en mayor medida de apoyos para su vida cotidiana, pues se encuentran aislados e imposibilitados de sobrevivir durante las medidas de encierro, en esta crisis se intensifican aún más las barreras que enfrentan para acceder a servicios e información sobre salud. (Vanderkerken, Heyvaert, Onghena & Maes, 2020)

Los adolescentes que portan una discapacidad intelectual con funcionamiento leve se encuentran dentro de los grupos de riesgos que hacen frente a esta pandemia; estos presentan limitaciones sustanciales en su funcionamiento cognitivo, el cual es significativamente inferior a la media, que coexiste junto a limitaciones en habilidades de adaptación como: cuidado propio, comunicación, vida en el hogar, habilidades sociales, uso de la comunidad, autodirección, salud y seguridad, provocando que la percepción de riesgo que posean sobre las amenazas de su medio ambiente sean inadecuadas e imprecisas.

Desde esta perspectiva, se puede afirmar que el sistema nervioso en estos adolescentes está desarrollado imperfectamente, de manera específica en el aspecto funcional. En tal sentido, para valorar la respuesta del adolescente ante el evento de la Covid-19 se deben tener en cuenta varios factores, entre los cuales se destacan el significado de la enfermedad para él y su familia, así como el nivel de su desarrollo cognitivo.

Otro elemento a tener presente es el estrés provocado por el miedo a enfermar por Covid-19, interfiriendo de manera significativa en el desarrollo psicológico del adolescente con discapacidad intelectual con funcionamiento leve, propiciado, en parte, por su inmadurez psicológica, edad cronológica y sus limitaciones provocadas por la discapacidad. Entre los eventos más importantes y frecuentes estarán las experiencias de separación de los seres más queridos de los cuales se sienten dependientes.

Ahora bien, entre los efectos directos de la Covid-19 en este grupo poblacional se encuentran según Fegert, Vitiello, Plener y Clemens (2019), los trastornos del sueño y el apetito, dificultad para atender, hiperactividad e irritabilidad; pueden aparecer síntomas de angustia como palpitaciones, hiperventilación y diarreas, asociados generalmente a procesos de somatización; también pueden manifestarse señales de depresión con sentimientos de tristeza y abandono.

La percepción de riesgo es un fenómeno de construcción personal y de fuerte vínculo social, su comprensión trae aparejado distinguir que la construcción que se realiza no es el riesgo en sí, sino la percepción que elaboran los sujetos sobre él. En disímiles momentos y situaciones esa percepción de riesgo responde, en gran medida, a los medios de comunicación y en otras, condiciona las relaciones que se establecen con los medios. Dichas relaciones generan todo un cúmulo de conocimientos y por consiguiente, comportamientos en los individuos.

Elevar al máximo posible las potencialidades de los adolescentes con discapacidad intelectual con funcionamiento leve ante situaciones de riesgo es un camino para acentuar la originalidad, la variedad y la heterogeneidad del ser humano y por tanto una vía para garantizar la igualdad de oportunidades sociales promoviendo consecuentemente la integración.

Materiales y métodos

La investigación se desarrolló en la escuela de Educación Especial “José Luis Tassende de las Muñecas” en la provincia de Camagüey, en el primer trimestre del año 2020; la población de este centro en el tercer ciclo la componen 28 adolescentes, 20 del sexo masculino, para un 71.42%, y 8 féminas, para un 28.57%; 22 adolescentes pertenecen al medio urbano, para un 78.57%; de estos, 16 son varones (72.72%) y 6 hembras, para un (27.27%); por su parte, el 21.42% (6) proviene del medio rural: de estos, 4 son varones, para un (66.66%) y 2 son hembras, para un 33.33%; el cálculo de la Moda (Mo) permitió conocer la edad promedio de los adolescentes investigados, esta fue de 13 años. La muestra fue seleccionada de forma aleatoria y la integran coincidentemente los 28 adolescentes que cursan el tercer ciclo en esta institución, lo que representa el 100% de la población estudiada.

Los educandos que se toman como muestra, se caracterizan por poseer una discapacidad intelectual con funcionamiento leve; se realiza la presente investigación en este grupo debido a la vulnerabilidad que presentan para hacer frente a las dificultades que impone la Covid-19 y a la dependencia de atención por otras personas motivado por su discapacidad, convirtiéndose en un grupo de riesgo sensible a contagiarse por Covid-19.

Para la elaboración de la presente investigación, sus autores en primera instancia efectuaron una sistematización teórica de las concepciones sobre percepción de riesgo sobre Covid-19, con particular énfasis en el caso de adolescentes con discapacidad intelectual con funcionamiento leve. Los resultados parciales fueron sometidos a la consideración de personal experimentado en la temática y de conjunto con los autores llegar a consideraciones teóricas no abordadas con anterioridad relativas al tema objeto de estudio.

Se aplicaron métodos como el analítico-sintético, el inductivo-deductivo e histórico-lógico, para justipreciar la información obtenida. Se utilizó además la observación, la revisión bibliográfica, las encuestas que recogen variables de interés como: nivel de conocimientos que tienen sobre este virus, representación social sobre el contagio por Covid-19, percepción de riesgo sobre el Covid-19; así como identificar el comportamiento ante las medidas de higiene para evitar el contagio por Covid-19 y el enfoque de sistema para la concepción definitiva de las actividades propuestas para el mejoramiento de la percepción de riesgo de los adolescentes con discapacidad intelectual con funcionamiento leve sobre la Covid-19.

Los datos arrojados por los informes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el último trimestre del año 2020 afirman que la Covid-19 afecta de manera más importante a grupos sensibles, como los adultos mayores, a personas que sufren de alguna enfermedad crónica como diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares o depresión del sistema inmunológico, por alguna enfermedad o tratamiento (quimioterapia, radioterapia, hormonoterapia, entre otros), así como a personas que sufren algún tipo de enfermedad mental o discapacidad intelectual. (Zhou et al., 2020)

El aislamiento social impuesto por los organismos de salud de los diferentes países como vía para evitar el contagio masivo de sus ciudadanos ha causado situaciones perturbadoras para las personas con discapacidad intelectual con funcionamiento leve, principalmente por la falta de recursos de rehabilitación esenciales en la autonomía de este grupo, provocando que el desarrollo de la percepción de riesgo ante disímiles situaciones de contagio sea desacertado. Este desconocimiento se ha traducido en la poca disposición de las medidas correspondientes para garantizar la accesibilidad de este sector a la ingente información que se ha ido generando y, en segundo término, a contar con una buena interlocución. (Willner et al, 2020)

La necesidad de una precisa comunicación, diálogo y socialización de los adolescentes discapacitados intelectuales con funcionamiento leve es de vital importancia, pues en esta etapa comienzan a desempeñar diferentes roles que lo prepararán para cumplir las exigencias de la vida adulta. La adolescencia es una de las etapas de crisis por la que atraviesa el individuo a lo largo de su vida y, como toda crisis, requiere grandes esfuerzos y retos por parte del adolescente y de quienes lo rodean.

El desarrollo de la identidad constituye, a decir de Aberastury y Knobel (2014), un factor a resaltar, pues el adolescente está atravesado por una dinámica de conflictos que, en su punto más elevado, puede conducir a estados mentales contradictorios que se expresan en un sentimiento de vulnerabilidad exagerado contrapuesto a las grandes expectativas personales. La crisis de la adolescencia es manejada también como una crisis de carácter psicológico porque expresa las contradicciones existentes entre las potencialidades psicológicas crecientes en el adolescente, de las cuales va siendo cada vez más consciente, y las posibilidades reales para su realización.

El adolescente es representado, generalmente, como alguien con poca capacidad de juicio y consciencia y, con ello, más vulnerable a las influencias de su entorno. Así mismo, considerando que el adolescente está en una etapa donde todavía convive con sus padres y, de algún modo, depende de ellos, comprender sus narrativas frente al riesgo, implica también acercarse a las de sus padres, al modo como ambos, padres e hijos, construyen sus relatos frente al riesgo. (Correa-Ramírez, García & Ortiz-Medina, 2018)

La OMS (2020), considera que dentro de los trastornos que pueden sufrir los adolescentes sometidos al aislamiento social provocado por la Covid-19 se encuentra un amplio espectro de problemas que van desde la ausencia de sueño y apetito, la aparición de episodios de apatía, hasta la desatención a su higiene personal. Esta situación de encierro provocada por la Covid-19 puede ser el detonante de problemas de ansiedad motivados por el miedo a contagiarse, limitando su funcionamiento psicológico.

Este miedo al virus no es la única causa de los problemas de salud mental en los adolescentes, el distanciamiento social influye sobre manera en esta situación pues los individuos se ven incapacitados para desarrollar las actividades cotidianas a las que asistían de manera regular, se ven privados además de utilizar su tiempo de ocio y recreo, impactando de forma negativa en la regulación de su comportamiento.

Sobre este particular, los datos ofrecidos por Ramírez, Fontecha y Escobar (2020) son esclarecedores pues abordan con precisión una larga lista de trastornos aparejados a la interrupción de la rutina cotidiana como la instauración paulatina de hábitos perjudiciales como el sedentarismo, dietas poco saludables, patrones de sueño irregulares, problemas físicos, aumento de peso, así como el consumo de psicofármacos por adolescentes que ha experimentado un incremento notable como vía de evitar emociones negativas o el afrontamiento a nuevas dificultades.

Esta situación se hace más compleja si el adolescente es portador de una discapacidad intelectual con funcionamiento leve pues este posee una limitación en las habilidades intelectuales de razonamiento, solución de problemas, pensamiento abstracto, provocando que no aprendan con rapidez, lo que dificulta el desarrollo de las actividades de su vida cotidiana en el ámbito social y práctico.

Se deberá acotar que la discapacidad intelectual no constituye una categoría homogénea, pues las personas que se incluyen en su estudio presentan una evolución variable, en la cual lo individual se combina con lo general y varía para cada una de ellas, por ello es necesario admitir que cada adolescente con diagnóstico de discapacidad intelectual es un individuo en particular con su personalidad y sus potencialidades de desarrollo como ocurre con el resto de la población infantil.

La discapacidad intelectual posee un grupo de síntomas que la identifican y que permiten el desarrollo de estrategias para su atención, a decir de Ke y Liu (2017, pp. 6-7) estas son:

· Lenguaje: los niños con DI generalmente presentan un retraso en la adquisición del lenguaje y dificultades para hablar y expresarse. Los casos leves pueden alcanzar un desarrollo del lenguaje que es solo un poco menor que el de los niños con un desarrollo típico.

· Percepción: los niños con DI son lentos en percibir y reaccionar a los estímulos ambientales. Tienen dificultades para distinguir pequeñas diferencias en el tamaño, forma y color.

· Cognición: la capacidad de analizar, razonar, calcular, y de pensamiento abstracto están afectadas.

· Concentración y memoria: la capacidad de concentración es baja y restringida. En general, la memoria es pobre y demoran mucho tiempo en recordar, aunque hay excepciones.

· Emoción: frecuentemente las emociones son ingenuas e inmaduras, pero pueden mejorar con la edad.

· Movimiento y conducta: los niños con DI a menudo tienen dificultades importantes en la coordinación, y pueden ser torpes, o mostrar movimientos excesivos.

Los adolescentes con discapacidad intelectual con funcionamiento leve según poseen un CI entre 50 y 69%, esta discapacidad presenta mínimos cambios en el funcionamiento social y ocupacional; necesita ayuda en ciertas tareas complejas de la vida cotidiana y la toma de decisiones en el cuidado de la salud. Sus mayores dificultades se encuentran en la lecto escritura y razonamiento lógico matemático, en los procesos de control atencional y en el uso de estrategias de memorización y recuperación de información, se encuentran limitados además la discriminación de aspectos relevantes de la información como la descodificación, simbolización y abstracción. (Vanderkerken, Heyvaert, Onghena y Maes, 2020)

En la literatura científica actual relacionada con el cambio de comportamiento en los adolescentes con discapacidad intelectual con funcionamiento leve aparece frecuentemente asociado a la definición de percepción de riesgos, es decir, se considera que una parte importante del cambio del comportamiento en la salud y la vida diaria de estos adolescentes se relaciona con la percepción que tengan de los riesgos para la salud que enfrentan al interactuar con su entorno. (Aberastury & Knobel, 2014)

La percepción de riesgo es un concepto elaborado por el sujeto que toma sentido, en primer lugar, de la recopilación de información que realiza de su entorno y en segundo término, de las experiencias vividas, de esta forma el individuo compromete sus procesos cognitivos y la utilización consciente de creencias, estereotipos, actitudes, motivación que posee, permitiéndole elaborar una valoración ante un posible riesgo.

Esa valoración o juicio condicionará su comportamiento y le permitirá tomar una decisión final. La influencia social en la elaboración de este constructo es otro elemento de peso, pues la percepción que haga el sujeto de la realidad y la significación que le atribuye estará condicionada por su cultura, por su nivel educacional y los estilos de vida que le brindarán un carácter consciente a su decisión.

A decir de Suárez y Campos (2010), el vínculo de las percepciones con otros componentes de la subjetividad es otro elemento interesante ya que ningún aspecto de la realidad psicológica del sujeto actúa aisladamente en su evaluación de la realidad y, por consiguiente, en la orientación de su comportamiento; la esfera afectiva y la regulación integral del comportamiento por parte del sujeto en tanto individuo portador de una personalidad o sujeto grupal portador de formaciones subjetivas específicas son elementos esenciales para comprender la percepción de riesgos en los adolescentes con discapacidad intelectual con funcionamiento leve.

Algunos elementos para reflexionar sobre el verdadero alcance del concepto de percepción del riesgo se encuentran en los datos aportados por Echemendía (2018, p.25):

· Implica una evaluación subjetiva por lo que involucra no solo aspectos cognitivos sino también afectivos (sentido personal).

· Puede estudiarse a nivel individual, grupal y social pero cada nivel de estudio tiene sus particularidades metodológicas (un grupo no es la suma de individuos).

· Es un término cuyo uso en la práctica incluye: conocimientos, afectividad y prácticas en relación con el riesgo.

· Muchas veces se iguala a alguno de sus componentes ignorando al resto.

Como elementos concluyentes se puede afirmar que la percepción del riesgo se considera un constructo multidimensional, de ahí el estudio de sus diferentes dimensiones o parámetros que la sustentan, posee además una fuerte base psicométrica para describirlo, facilitando que en disímiles situaciones la percepción del riesgo se estudie a través de la evaluación cuantitativa de varios atributos cualitativos del riesgo y de una cuantificación global de este. Se ha utilizado para el estudio de conductas no saludables relevantes como: hábito de fumar, consumo de alcohol, consumo de drogas, ingestión de alimentos no saludables y, más recientemente, las epidemias.

Análisis de los Resultados

Se realizó un estudio exploratorio descriptivo para lograr una aproximación al objeto de la investigación y describirlo, para ello se utilizó la metodología de Gómez (2010). Para dar curso a la presente investigación se realizó la revisión de los documentos oficiales como elemento esencial para la obtención de la información previa sobre los adolescentes estudiados, así como para la complementación de la información recogida a través de la aplicación de las técnicas. Estos documentos se analizaron antes del propio comienzo de la investigación y se acudió a ellos durante el transcurso de la misma para confrontar los datos obtenidos.

· Plan de acción para el enfrentamiento a la Covid-19.

Al realizar un análisis pormenorizado se pudo constatar que el 70% de las acciones diseñadas son acertadas al tomar en consideración elementos capitales como la utilización de soluciones desinfectantes; termómetro; señalización con los síntomas de la Covid-19 así como responsables para el cumplimiento del protocolo, en las diferentes áreas de la escuela.

Se constató que el 20% de las acciones no responden a la inmediatez de la contingencia de Covid-19 pues no se toman en consideración elementos como respetar las señalizaciones de espacios libres en todas las áreas; la distribución a discreción de las mesas y sillas no está contemplado, así como señalización en las recomendaciones de las nuevas prácticas del cuidado de la salud al ingerir alimentos. El 10% fue encontrado incoherente pues toman en consideración la organización de los adolescentes en horarios extra clase para la administración de los materiales de desinfección en la base material de estudio, así como en el mobiliario.

Fig. 1
Implementación del programa de prevención de salud en el centro.

La implementación del programa de prevención de salud en el centro estudiado cubre al 95%, de manera integral, el funcionamiento de la institución adecuándose a las condiciones en las que ahora se nos presentan. Sin embargo, el 5% de la implementación presenta inconsistencias vinculadas con la adaptación de los contenidos del programa según la modalidad seleccionada a fin de que se cumpla el objetivo de facilitar el proceso de enseñanza-aprendizaje en cada uno de los adolescentes, permitiendo cubrir las necesidades de todos durante la emergencia sanitaria.

Los resultados de las variables analizadas en las encuestas realizadas a los adolescentes arrojaron los siguientes resultados:

Fig. 2
Nivel de conocimientos que tienen sobre la Covid-19.

El 33.33% de los adolescentes mencionó diversas enfermedades respiratorias que pueden contraer y el 66.66% respondió de forma negativa; en la segunda pregunta nuevamente el 33.33% de los adolescentes conoce los daños que causan las enfermedades respiratorias y el 66.66% ofreció elementos erróneos sobre la temática; 41.66% en la tercera pregunta mencionó varios síntomas presentes en las enfermedades respiratorias y el 58.33% no logra ser preciso; en la pregunta cuatro el 25% conoce elementos que identifican la Covid-19 y los restantes (75%) dan elementos contradictorios; con respecto a la pregunta cinco, el 33.3% de los adolescentes da a conocer los síntomas de la Covid-19 y el 66.6% no da elementos sobre el tema.

· Representación social sobre el contagio por Covid-19.

El 41.66% considera peligroso contagiarse con Covid-19 y el 58.33% respondió de forma negativa, en la segunda pregunta nuevamente el 41.66% considera que pondrían en peligro su vida si se contagiaran con Covid-19 y el 58.33% respondió negativamente; el 16.66% respondió de forma negativa a relacionarse con otras personas si se contagian con Covid-19 y el 83.33% respondió vagamente; en la cuarta pregunta, el 33.33% considera peligroso padecer Covid-19 y el 66.66% no considera que sea peligroso; por último, el 41.66% considera que la Covid-19 perjudica la salud y los restantes 58.33% dan elementos contradictorios.

· Percepción de riesgo sobre la Covid-19.

Se abordó si conocían personas enfermas por Covid-19, el 66.6% respondió negativamente y el 33.33% contestó positivamente; cuando se particulariza si los adolescentes conocen compañeros de aula contagiados el 83.33% planteó no saber nada al respecto y el 16.66% dio una respuesta positiva; en la pregunta tres, el 75% mencionó que pueden recibir visitas en sus casas y el 25% responde de forma negativa; en la pregunta cuatro, el 66.66% no consideró la posibilidad de enfermar por Covid-19 y el 33,33% considera que pueden enfermar si no cumplen las medidas higiénicas; con respecto a la posibilidad de interactuar en el barrio con sus vecinos, el 58.33% plantea hacerlo y el 41.66% no lo hace.

· Comportamiento ante las medidas de higiene para evitar el contagio por Covid-19.

Al indagar sobre las medidas de higiene adoptadas por la pandemia, el 50% desinfecta sus manos para evitar el contagio por Covid-19, al explorar el uso del naso buco 58.33% lo hace y el 41.66% respondió de forma negativa; en la tercera pregunta, 50% mantiene el distanciamiento físico; en la cuarta pregunta, 41.66% afirma realizar las medidas orientadas por sus padres para no enfermar de Covid-19, no así el 58.33%; en la pregunta cinco, el 50% de los adolescentes considera que la Covid-19 perjudica la salud de quien lo padece.

Gráfico 1.
Resultados de encuestas realizadas.

Análisis integrativo de los resultados

Se pudo comprobar la presencia de un nivel de información parcial sobre la Covid-19 y los riesgos que se asocian a esta enfermedad. En este sentido, el 66.66% de la muestra de adolescentes estudiados desconoce las características, mientras que el resto las conoce. Las mayores limitaciones se relacionan con el dominio de las consecuencias de enfermar por Covid-19 (58.33%) en tanto, ninguno de los adolescentes identifica la gravedad de contagiarse con este virus, lo que influye en la regulación personológica en relación con la conducta a seguir para evitar el contagio, lo cual constituye una de las causas y consecuencias fundamentales de una inadecuada percepción de riesgo.

Por otro lado, se conoce que la representación social sobre determinados fenómenos y eventos sociales se convierte en elemento regulador del comportamiento. Por ello, resulta preocupante el hecho de que el 83.33% de la muestra estudiada manifiesta altos niveles de desconocimiento sobre el peligro de enfermar con la Covid-19, de hecho, el 66.66% de los adolescentes asocia la Covid-19 con una infección respiratoria, por lo que no posee una percepción real del riesgo de enfermar por este virus.

Se constató la presencia de conductas erróneas asociadas a las medidas de distanciamiento social al apreciarse contacto en el barrio con sus vecinos y amigos pues el 58.33% plantea hacerlo, y en el cumplimiento de las medidas de higiene adoptadas por la pandemia, solo el 50% cumple con ellas para evitar el contagio por Covid-19.

El plan de acción para el enfrentamiento a la Covid-19 así como la implementación del programa de prevención de salud en el centro muestran una acertado diseño; sin embargo, se deberá trabajar en elementos puntuales referidos a la diversidad educativa y la adaptación de los contenidos del programa educacional para cubrir las necesidades de todos durante la emergencia sanitaria, elementos de valor para la construcción de una acertada percepción de riesgo.

Las acciones que se brindan a continuación son, a criterio de los autores del presente trabajo, una herramienta para el mejoramiento de la percepción de riesgo en estos adolescentes:

Acciones en el hogar:

· Explicar adecuadamente al adolescente la realidad sobre la Covid-19, utilizando los medios de comunicación masiva, así como charlas en momentos puntuales de reunión familiar.

· La necesidad del cumplimiento de las medidas indicadas de higiene en todo momento como método efectivo para eliminar el miedo a la enfermedad.

· Los adolescentes deben ser convidados a expresar y compartir emociones, ideas y acciones convenientes para afrontar el coronavirus.

· Mantener comunicación frecuente con familiares y amigos, manteniendo el distanciamiento físico en todo momento y utilizando los medios de comunicación a su disposición (teléfonos, redes sociales)

· Elaborar y utilizar un horario entre los miembros de la familia para dosificar el tiempo del adolescente en las actividades de estudio, ocio y convivencia, en el hogar y a distancia.

Acciones fuera del hogar:

· Elaborar un diario de trabajo para el seguimiento de conductas inadecuadas de higiene, observadas por los adolescentes en el hogar y fuera de este.

· Aprender temas vinculados al cuidado de la salud fuera de casa.

· Mantener el distanciamiento social en los lugares que visite, siempre ha de portar el tapaboca y gel antibacterial.

· Informar y señalar a su acompañante familiar el protocolo a seguir en el lugar que se encuentren, incluir conductas asertivas ante diversas situaciones y entrenamiento en habilidades.

· Ofrecer a los padres información acerca de la adecuada crianza en situaciones de crisis, con vistas a fomentar hábitos de salud adecuados y dotarlos de herramientas para ayudarlos en el control emocional de sus hijos.

Conclusiones

1. En la generalidad de la muestra estudiada, se corroboró la existencia de una inadecuada percepción de riesgo sobre la Covid-19 en base a creencias distorsionadas y sus efectos; en este sentido, se aprecia la creencia errónea de que la Covid-19 es un virus inofensivo.

2. Se constató que la mayoría de los adolescentes que integraron la muestra de estudio poseen conocimientos generales sobre la Covid-19, sin embargo, resulta muy limitada la representación social del contagio por este virus; se apreció dominio y aceptación en sentido general de las medidas de higiene para evitar el contagio por Covid-19.

3. Las acciones que se proponen constituyen un aporte de valor para aumentar la percepción de riesgo ante la Covid-19 en los adolescentes con discapacidad intelectual con funcionamiento leve.

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