Artículos científicos
Blas Roca Calderío: paradigma para los educadores cubanos (Revisión)
Blas Roca Calderío: paradigm for the Cuban educators (Review)
Olimpia
Universidad de Granma, Cuba
ISSN-e: 1718-9088
Periodicidad: Frecuencia continua
vol. 18, núm. 4, 2021
Recepción: 05 Julio 2021
Aprobación: 06 Octubre 2021
Resumen: El artículo que se presenta, ofrece una visión acerca de la cualidades presentes en la personalidad de Blas Roca Calderío como educador, de manera que pueda contribuir a uno de los más importantes reclamos de la sociedad cubana actual, la formación de un profesional de la educación competente; es por ello que este artículo tiene como objetivo reflexionar en torno a las principales cualidades de este educador que lo convierten en arquetipo para la educación cubana, quien a pesar de no haber ejercido el magisterio durante un largo período de tiempo, su pensamiento praxis educativa y cualidades lo convierten en una figura educativa necesaria en la historia de la educación cubana. Para la realización de este estudio se utilizaron los métodos teóricos analítico-sintético e inductivo deductivo, así como el análisis de documentos y como método empírico la entrevista.
Palabras clave: educador, obra educativa, pensamiento educativo.
Abstract: The article that is presented offers a vision about the qualities present in the personality of Blas Roca Calderío as an educator, so that it can contribute to one of the most important demands of current Cuban society, the training of an educational competent professional; That is why this article aims to reflect on the main qualities of this educator that make him an archetype for Cuban education, who despite not having exercised the teaching profession for a long period of time, his thought educational praxis and qualities make him a necessary educational figure in the history of Cuban education. In order to carry out this study, the theoretical analytical-synthetic and inductive deductive methods were used, as well as the analysis of documents and the interview as an empirical method.
Keywords: educator, educational work, educational thinking.
Introducción
La humanidad transita por un momento histórico en que el papel de la ciencia ha adquirido dimensiones como nunca antes, esto implica que la ciencia se vea como un sistema de conocimientos en desarrollo, en correspondencia con la realidad, por tanto, ella se manifiesta como un proceso permanente e inagotable de transformación.
Ante la connotación del desarrollo general del saber científico, un lugar importante ocupan las ciencias de la educación, y en este contexto la formación del personal pedagógico es esencial, por su compleja misión, de potenciar la intervención en el mundo de un hombre creador, transformador, capaz de resolver problemas, un individuo que acepte los retos de la sociedad moderna y que a su vez, con su ingenio, destreza y sabiduría tire de este desarrollo propiciando nuevas metas que conlleven el replanteamiento de situaciones problémicas, o a la solución de nuevos problemas.
En la praxis educativa cubana está el sello de la idiosincrasia en la formación del hombre, porque constituye una fuente incalculable en la búsqueda de alternativas de soluciones a los actuales problemas de la educación del ciudadano cubano. Es inclusive, un indiscutible vehículo en la formación de valores en el presente, a partir del desarrollo de sentimientos de orgullo y amor por la nación.
En la rica historia del pueblo cubano ocupan un lugar importante los educadores que representan la tradición pedagógica progresista. Ellos realizaron meritorios esfuerzos en la lucha por una pedagogía cubana que diera respuesta a las necesidades nacionales y locales en el ámbito científico y cultural sobre la base de una identidad propia. No es de extrañar entonces, la coincidencia existente entre el pensamiento educativo progresista y el movimiento patriótico y revolucionario de las diferentes etapas históricas, sin embargo, el pensamiento educativo de estas figuras no ha sido lo suficientemente estudiado.
Precisamente, la figura de Blas Roca, constituye un paradigma para las actuales y futuras generaciones de maestros cubanos, lo que obliga al análisis profundo y a la investigación de su actividad teórico–práctica y desde esta perspectiva el trabajo tiene como finalidad la reflexión desde la aproximación a la praxis educativa y a las cualidades de su personalidad que lo distinguen como educador.
Desarrollo
Los estudios bibliográficos que se realizan corroboran que el 24 de julio de 1908, nace en Manzanillo Francisco Wilfredo Calderío, quien luego asume el nombre de Blas Roca Calderío, hijo de Francisco Wilfredo Calderío López. En este poblado inicia sus estudios, con una maestra particular, a cambio de la limpieza de las salas todas las semanas. Ya en la escuela pública cursa los grados de 1ro a 3ro, y no puede concluir el 4to grado, pues al ser el mayor de nueve hermanos debe dedicarse a varios oficios para ayudar al sustento familiar, lo que le impide continuar estudios por la vía de la educación oficial.
En este sentido, Rodríguez (1974) destaca que quienes conocen a Blas Roca y le han visto durante casi medio siglo en el Parlamento, en la Asamblea Obrera y en el Partido manejar con maestría la palabra, usar una precisa cultura científica y literaria, no sospecharon tal vez que en su infancia proletaria a penas cursó el 4to grado de la enseñanza elemental. Resalta, desde los orígenes de su bisabuela negra, que, como esclava, pudo burlar la explotación clerical para aprender letras y manejar hasta el latín. Su hijo, el mestizo Francisco Antúnez, continuó la tradición de autodidactismo y llenó de libros la mesa que no tenía comida.
En esos libros, incitado por aquel abuelo, sació Blas la temprana avidez por la cultura. Ese esfuerzo de autodidacta fue la medida más exacta de su vida y nada más representativo de ello que las ideas de Castro (1987) cuando expresa que en su ciudad natal aprendió las primeras letras y dio muestra de inteligencia poco común e insaciable afán de estudio y superación.
Desde testimonios y entrevistas a personas que conocieron desde la infancia a Blas Roca, se revela que su vocación hacia el magisterio era de nacimiento, ésta se hacía sentir en él, en sus ratos libres, cuando se reunía con varios niños de su barrio y jugaban a la escuela y él siempre era el maestro. En el año 1924 Ernesto Ramis que había sido su maestro, consciente de las posibilidades de Blas, le impartió un curso nocturno por seis meses, de manera gratuita, preparándolo como maestro habilitado, esta categoría se otorgaba a aquellos jóvenes que no habían cursado sus estudios en la escuela nacional de maestros.
Debido a la situación del empleo en las primeras décadas de la neocolonia, Blas no pudo ejercer inmediatamente el magisterio, logra emplearse en el curso 1926-1927 como maestro sustituto por solo la mitad del salario en Media Luna. Ejerce en los grados 4to y 5to, donde imparte las asignaturas de Aritmética, Lenguaje, Higiene, Instrucción Moral y Cívica, con una matrícula de 50 alumnos aproximadamente. Cuando interrumpe esta labor en Media Luna, regresa a Manzanillo y se dedica al oficio de zapatero.
En este año de labor pedagógica, su actividad estuvo impregnada de una enorme carga de patriotismo, el que lo llevó a sus estudiantes desde las clases de Instrucción Moral y Cívica, preferentemente a través de ellas inculcó el sentimiento de amor y respeto por los mambises y sus gestas libertarias, el odio profundo a la injusticia. En sus clases no dejó de referirse a las cuestiones de la política y del gobierno, como la causa fundamental de la ignorancia y desigualdad social que sufría la mayoría del pueblo cubano. Influenciado por el pensamiento martiano, enseñó sobre todo el amor a Martí, utilizando en las clases sus versos y explica lo que el Apóstol quería expresar en cada uno de ellos. A sus clases le imprimió un marcado carácter científico y problematizador, utilizando situaciones para promover un aprendizaje productivo que desarrollara un pensamiento independiente y reflexivo.
Su quehacer pedagógico fue más allá de los marcos de la clase, lo que se evidencia en la práctica de deportes que estimulaba en sus alumnos y que sin dudas los preparaba físicamente. Los elementos de la educación ambiental, particularmente la formación de sentimientos de amor a la naturaleza, los estimuló con la siembra de árboles que realizaba junto a los niños, además de las excursiones al campo. De manera general su práctica pedagógica estuvo dirigida a la formación multifacética de los escolares al vincular la educación intelectual, moral, estética, laboral, física y ambiental.
En Manzanillo en el año 1927, dedicado a su oficio de zapatero, en su tiempo libre por las noches se ocupaba de enseñar a leer y escribir a niños de su propio barrio “El Carmen”, unido a la enseñanza de la escritura y lectura leía literatura que en ocasiones el mismo componía, preferentemente utilizaba leyendas campesinas, con el fin de propiciar un acercamiento de los hijos de los trabajadores de la ciudad con los hijos de los campesinos. También para explicar científicamente algunos fenómenos naturales que, debido a la ignorancia y la influencia de la religión, los niños no se podían explicar acertadamente.
Su constante preocupación por la formación de los niños lo lleva a utilizar la radio como medio para lograr este fin, en este sentido diversifica y amplía los programas infantiles que ya existían, surgiendo así “Mundo Infantil” y “Cascabel”, solo se pudieron editar dos números de cada programa porque el partido no tenía recursos.
Cuando el partido contó con la emisora “Mil Diez”, en 1943 creó un nuevo programa “Ronda Infantil” que se trasmitía todos los domingos a las 4:30 de la tarde en él tenían participación activa los niños a través de las diferentes manifestaciones culturales (canto, actuación y declamación). El contenido de estas manifestaciones artísticas poseía un gran valor patriótico y estaban especialmente inspiradas en la obra martiana. Funda junto a otros militantes e intelectuales “La Juventud Cultural Deportiva Obrera”, en ella los jóvenes asociados se reunían en el círculo de estudio de la localidad para recibir clases de Aritmética, Economía Política, Instrucción Moral y Cívica, Lenguaje e Higiene, las clases eran impartidas por los jóvenes que poseían un mayor nivel de instrucción. Blas era el responsable de este círculo y también, se desempeña como profesor.
Blas escribe varios artículos periodísticos y libros en los cuales aparecen sus principales ideas sobre la educación que debían recibir las generaciones de cubanos entre estos se destacan:
En 1943 escribe la obra “La Educación Revolucionaria” en ella expone los principios teóricos y políticos de la educación revolucionaria, se puntualizan orientaciones prácticas, precisas y flexibles a la vez, también en ella valora la necesidad de la educación revolucionaria de los cuadros.
En este mismo año 1943 escribe, una de sus obras de gran trascendencia político-social:” Los Fundamentos del Socialismo en Cuba”, donde expone todos los elementos indispensables para la comprensión de la teoría científica del proletariado, en la que se fundamenta el socialismo. Contiene una exposición muy bien definida de los principales problemas que confrontaba la nación cubana, respecto a la independencia económica y soberanía política de la clase obrera, los campesinos y pequeña burguesía de las ciudades; se caracterizó por un profundo nivel científico en los análisis de la problemática cubana.
En 1944 publica en el periódico HOY el artículo “El nuevo hombre”. En este artículo expresa su concepción acerca de cuál debe ser la formación del hombre que necesita Cuba en aquellos momentos centra su atención en la preparación del hombre para transformar la sociedad y para transformarse a sí mismo.
En 1983 se publica su obra “Conversando con Laura” en la cual, con magistral sentido de síntesis, trabaja conceptos complejos de dimensión familiar dedicado a los niños, adolescentes y jóvenes en este texto el trabajo está dirigido a la formación de valores, esta obra es un instrumento de formación moral, expresada en un leguaje claro, sencillo y directo.
Los grandes hombres de la historia son por sí mismos son hombres de pueblo. La trayectoria de Blas Roca confirma la estrecha relación de su modo de ser y actuar y la influencia que ejerce en sus semejantes en el momento que le tocó vivir y en las generaciones posteriores. Desde la infancia comienza a gestarse lo que sería su trayectoria personal ejemplarizante. La participación en los hechos trascendentales de la historia permite la consolidación de una personalidad entusiasta persistente, fuerte, tenaz y altruista.
Blas Roca es por naturaleza un político, para él no hay vida sin lucha política, este fin lo conduce a la tarea de satisfacer las necesidades y aspiraciones de las masas a la que se enfrenta con una capacidad política y de espíritu eminentemente práctico. El sentido de lo práctico lo pone de manifiesto en el momento de organizar las fuerzas que harán posible la independencia de la patria y la continuidad de la revolución. “Si queremos educar a nuestros cuadros, a la masa del partido y a las masas en general, será preciso insistir en la explicación de los principios y de sus derivaciones prácticas, aprovechando cada acontecimiento diario para repetir con palabras diferentes los mismos principios.” (Roca, 1943, p. 45)
En su prédica constante y su contacto directo con las personas convence y atrae a los hombres para lograr agrupar en una dirección las poderosas fuerzas dispersas de la revolución alrededor del partido que dirige, partido que permitió la continuidad del proceso revolucionario en el país hasta hoy.
En su vida tuvo que enfrentar serios obstáculos de orden político y social, su gestión suscita resistencia de algunos y posiciones abiertas de otros, así como incomprensiones. Supo sortear con extraordinaria habilidad y perspicacia estas situaciones sin ceder jamás en aquellas cuestiones que consideraba fundamentales, no hizo concesiones de ningún tipo en lo concerniente a los principios morales.
El alto sentido del deber revolucionario lo impulsa a marchar en la vanguardia en el proceso revolucionario, se entrega con entereza a la causa de la revolución sin preocuparse apenas por sus propias necesidades sacrificándolo todo, resiste las más duras pruebas morales de lo que salen fortalecida su dignidad y decoro.
Blas solo piensa, escribe y actúa en función de un magisterio social, que se encamina al mejoramiento humano, a la defensa de un ideal humanista. Las personas que tuvieron la posibilidad del contacto personal con él, no pudieron desprenderse de su influyente personalidad. Su capacidad de comunicador dejó una enseñanza, a veces en un simple gesto, una frase, una nota escrita para agradecer o el deleite de escuchar su viva voz, palabras vibrantes de pasión revolucionarias en una velada o acto político se destaca en el empleo del método persuasivo.
La muerte el 25 de abril de 1987 alejó de sus responsabilidades en el partido y en el gobierno a quien había sido maestro de revolucionaros, quien había consagrado toda su vida a la causa de los humildes. Por petición propia y aprobación del PCC fue enterrado en la tierra, con honores de General, muerto en campaña.
Investigadores y personalidades como Batlle (2001), Pacheco (2007) Castro (1987), Castro R (1978) y Castellanos (1996) coinciden en que el más claro ejemplo de desprendimiento y grandeza lo ofrece Blas Roca Calderío cuando después de triunfo revolucionario supo aquilatar en Fidel, capacidad, prestigio y valor para encabezar la construcción del Socialismo en Cuba. En consecuencia, le entregó la bandera del Partido Comunista.
En el discurso pronunciado por Raúl Castro en la celebración del setenta cumpleaños de Blas Roca, que aparece recogido en la Compilación de Lucilo Batle, expresa “Blas Roca ha hecho de su vida una indesmayable trayectoria de servicio a la causa popular y nos enseña en cada uno de sus actos, que el amor de un comunista por el pueblo debe concretarse cada día en las relaciones humanas y de trabajo con los cuadros, con los militantes y con los hombres y mujeres, con los niños a quienes Blas ha dedicado páginas tan hermosas. Y que ese amor es incompatible con la vanidad, la autosuficiencia y el menosprecio a los presuntamente menos capaces o jerárquicamente subalternos.”
El 26 de abril de 1987, el Comandante en Jefe Fidel Castro, en la despedida de duelo de esta insigne personalidad, expresa: “Ha dejado de existir un hombre excepcional, de singulares virtudes y extraordinario talento. Un revolucionario ejemplar que dedicó por entero su vida a la causa de los humildes”. Resumía así las virtudes esenciales de un político de una enorme capacidad y un enorme prestigio, que ejerció también el magisterio y la conducción de comunistas por más de medio siglo en nuestro país. Desde entonces y hasta siempre continúa siendo el soldado imprescindible de la Revolución, el paradigma de las mejores virtudes.
Blas Roca Calderío adopta la crítica constante por el mejoramiento como método en su estilo de trabajo. Es un crítico revolucionario profundo.
Sólo, quien conoce a fondo el mecanismo para comunicarse, puede influir acertadamente en una comunidad humana. Blas Roca Calderío era un excelente comunicador. Esta cualidad le permite proyectarse con eficacia en su labor unitaria, dotándole de gran poder para la unidad. Poseedor de habilidades como mediador entre contrarios, explota este recurso en bien de la causa que defiende y no se deja aislar, por ello se le encargan responsabilidades en el sentido unitario durante la lucha política. Su carisma influye en los demás y su acción arrastra en el empeño.
En la personalidad de Blas Roca Calderío se evidencia una ética que, como resultado de su actuación educativa revela una estrecha correspondencia con los principios fundamentales de la moral pedagógica. La cubanía que le caracterizó entronca de una manera clara en sus esfuerzos políticos por afianzar y desarrollar una genuina identidad cultural y nacional, lo que se manifiesta en el orgullo que por ser cubano sentía.
Se aprecia el humanismo en su preocupación por el futuro de los niños y jóvenes y su interés por prepararlos para la vida social y laboral. Hacia este objetivo encamina su mensaje. Así mismo se proyecta como dirigente político donde enriquece su actuación en este sentido. Le distinguía un carácter fuerte, que en modo alguno limitaba sus relaciones interpersonales a las que imprimía sencillez, cordialidad y el humor que le caracterizó; sin embargo, era intolerante y enérgico ante la injusticia, intransigente con la irresponsabilidad, a la vez.
Fue un hombre optimista en todos los sentidos; resalta su optimismo pedagógico en el cual están fundidas las aspiraciones políticas y sociales de su pueblo. Fue un gran orador y buen conocedor de la técnica de la oratoria; esta capacidad no es el resultado solo de largos años como dirigente, sino que es el producto de habilidades desarrolladas en este sentido desde muy joven y que le valieron para su aceptación como líder al frente de organizaciones de maestros en el movimiento de luchas magisteriales, según se aprecia en el testimonio de sus compañeros y alumnos y en el análisis de sus discursos.
En la personalidad de Blas Roca Calderío se reúnen una serie de características que le dan una dimensión peculiar entre sus contemporáneos, y le confieren un lugar destacado como una personalidad de su época.
En toda la producción intelectual se aprecia como regularidad un firme patriotismo encaminado a la formación de valores morales y de alto contenido estético; esta característica se mantiene después del Triunfo de la Revolución a pesar de que para este entonces se desempeña como dirigente.
A partir de la década del treinta y hasta 1959 Blas Roca penetra con gran profundidad en los problemas que lastraban la educación, por eso junto a destacados maestros comunistas promovió y defendió ideas pedagógicas tales como: que la escuela pública fuera popular, democrática, gratuita, a cargo del Estado, quien debía sufragar sus gastos y promover su ampliación y extensión a todo el país, sin discriminación por raza o sexo, que la enseñanza, sin excepción, fuera científica, laica, que se practicara un aprendizaje activo que combatiera lo libresco y memorístico; que se fomentara la educación popular, obrera y campesina, la educación de adultos.
Es significativo, que en las circunstancias de la República neocolonial Blas Roca Calderío se manifieste con una praxis educativa que singulariza su actuación al reflejar en ella elementos del movimiento socio–político que desde la tercera década del siglo XX había emergido como otra tendencia del pensamiento educativo cubano de la época.
Por otro lado, resulta interesante destacar que Blas es portador de una gran sensibilidad para el problema de la cultura y de las artes y las letras en general, unido a ello se manifiestan en su personalidad otras cualidades entre ellas su cubanía, amor por la familia, por el partido y por sus compañeros.
En este sentido (Díaz. 2008, p.74) afirma: “… en el intercambio con el sobre los más diversos aspectos, pude conocer su personalidad de manera muy cercana; se manifestó en toda su forma de ser, su cordialidad su sentido del deber, su sólida cultura, su preocupación por la familia, su cubanía, su fidelidad al partido y sus compañeros y sobre todo eso, su musicalidad típica del cubano.”
El educador Blas Roca Calderío desarrolla una pedagogía de respuesta. En esta respuesta opone una pedagogía fundamentada en la tradición pedagógica progresista y revolucionaria. Por ello se aprecia en la misma la influencia de Varela, Luz, Martí, Varona y otros destacados pedagogos que se esforzaron por una pedagogía autóctona en el enfrentamiento a una educación extranjerizante, a la vez contiene teoría, principios y métodos de lo más avanzado y progresista en el campo de la educación como las teorías educativas de Carlos Marx, Federico Engels y de Vladimir Ilich Lenin.
El un defensor de las ideas del materialismo dialectico aplicadas al proceso de formación de las generaciones de cubanos. Particularmente en el caso de la formación de valores donde sus principales ideas se sustentan sobre su firme basamento ético. Coloca en primer plano la atención y orientación de los sentimientos del niño y subraya la formación de la concepción científica del mundo y la trascendencia de la formación de valores morales y la formación política-ideológica.
Resalta en su praxis educativa la influencia de las ideas pedagógicas de José Martí en lo referente al papel que le corresponde a la escuela, la familia y la sociedad en general en la formación moral de las nuevas generaciones en este sentido llega a expresar: “Nuestra sociedad será tan buena como los hombres que la formen; los hombres serán tan buenos como las condiciones materiales y morales que creemos ahora; serán tan buenos como buena sea la influencia moral que nosotros ejerzamos sobre ellos. Y esa influencia moral es dada a través no solo de la escuela, del hogar, de la pedagogía, sino también es dada a través de la literatura y otros medios expresivos más o menos artísticos, que cada día deben ser más artísticos.” (Roca, 1983. p. XXV).
El marcado pensamiento humanista expresado en el amor a los seres humanos y la preocupación por el desarrollo pleno de todos sobre la base de la justicia social, esto implica, sentir los problemas de los demás como propios; mostrar interés, preocupación, colaboración y entrega generosa hacia las personas; respetar a los demás como seres humanos; propiciar un clima de confianza, escuchar a los demás con empatía; ser altruista y desinteresado.
Cuando se profundiza en el extraordinario hecho contributivo de esta obra para las actuales generaciones de maestros se presentan sus cualidades sensitivas y su verdadera dimensión educativa. De lo primero se deduce que las ideas educativas esbozadas permiten comprender los contornos y principales contenidos de una proyección pedagógica cuyo fin era su contribución a la construcción y triunfo de la alternativa socialista cubana.
Su obra permite comprender el pensamiento educativo y la realidad educacional en la Cuba prerrevolucionaria y revolucionaria y cómo los valores morales de los cubanos se han mantenido firmes e invariables, además muestra la evolución de un pensamiento educativo de rescate y desarrollo de la educación cubana, de patriotismo y tradición emancipadora, de democratización del sistema educacional a favor de las clases y sectores populares, hacia una escuela inclusiva de masiva acción, de promoción cultural, de educación ética, estética, y político-ideológica, de formación de valores de negación de las concepciones educativas heredadas por el magisterio neocolonial u otras concepciones educacionales retrógradas y de recuperación de lo mejor de la teoría y la práctica educativa cubanas.
En el campo ideológico su obra refleja toda una concepción científica y progresista y la necesidad del acercamiento al socialismo. En el campo cultural rescata y fortalece elementos de la cultura popular, contribuye a la afirmación de los valores patrimoniales nacionales y universales, rechaza el colonialismo y neocolonialismo cultural, a la par que se propone la transformación de la vida espiritual del país, y de los niños adolescentes y jóvenes en particular.
Blas con su magisterio y estoicismo se convierte en portador de la lucha por las transformaciones sociales, adquiere la condición de guía indiscutible de las masas, paradigma de revolucionario, capaz con su ejemplo dedicación y enseñanzas de trazar el camino por el que transitarán otros imbuidos por la honestidad y la justicia que en él se encierran llega a convertirse en un modelo cuya trayectoria otros seguirán imbuidos por su ejemplo. Por ello (Castro 1987, p. 2) expresó” …líderes brillantes como Lázaro Peña, Jesús Menéndez y otros, surgieron bajo la sabia dirección del magisterio de Blas Roca”.
Blas es el hombre con cualidades intelectuales y humanas para merecer ser un pensador social de la educación, por su capacidad para intervenir en situaciones complejas de la vida social, estar a favor de la justicia y el bienestar de la mayoría de los seres humanos y de manera crítica enfrentarse a aquellos egoístas que pretendían monopolizar el conocimiento científico en manos de una minoría esto lo convierte en un paradigma para los educadores latinoamericanos y cubanos.
Su obra educativa es significativa porque su mensaje es la respuesta a los reclamos sociales de un momento histórico, a través de una labor ética que proyectó con anticipación lo que vendría con la Revolución de este modo lo instructivo se relaciona con lo educativo en su obra, en el logro de la formación de un cubano que piense en la problemática de su tiempo y luche por el desarrollo y el progreso de su pueblo.
La afinidad por el pensamiento y la obra de José Martí marca la personalidad de Blas Roca Calderío esto se manifiesta en el conocimiento de sus obras: sus artículos, sus discursos, sus versos, sus cartas, utiliza el contenido de sus pensamientos en sus clases y otras actividades, enseña a los niños a conocer y admirar la obra de José Martí y se esfuerza por divulgar la obra martiana por diferentes vías y formas.
Blas Roca Calderío es poseedor de un sentimiento patriótico que se expresa en su conocimiento de la historia de su país y de sus patriotas más notables, promueve el sentimiento patriótico, el orgullo y admiración por las cosas de Cuba y se adhieren a todo movimiento que tenga como divisa la defensa de los intereses más sagrados de la Patria.
La personalidad de Blas Roca Calderío se caracteriza por poseer una personalidad ejemplar implica que tiene una actuación consecuente con las ideas que promueven, están poseído por el amor a los valores espirituales y morales y además tienen su labor tiene una función especialmente ética.
Blas Roca tiene como cualidad la de ser un comunicador social competente esto se evidencia en las posibilidades de utilizar diferentes vías para propagar sus ideas, su mensaje contiene propósitos de carácter social, político, ideológico, ético, estético que repercute en su momento histórico y se proyecta al futuro con anticipaciones que demuestran la tendencia hacia el desarrollo.
En Blas Roca Calderío estan presentes las cualidades de un movilizador educativo en tanto considera la educación como un proceso de movilización y participación de masas, propicia un despertar de conciencias que permite elevar el nivel de participación, comprensión y actuación honesta de la comunidad y desempeña otros oficios como escritor y periodista.
Conclusiones
Las principales cualidades de la personalidad de Blas Roca Calderío que lo definen como paradigma de la educación cubana son: la afinidad por el pensamiento y la obra de José Martí, es poseedor de un sentimiento patriótico, poseer una personalidad ejemplar, estar poseído por el amor a los valores espirituales y morales, ser un comunicador social competente y, por último, ser un movilizador educativo.
El conocimiento de las cualidades de Blas Roca Calderío que los destacan por su labor responsable y comprometida, significa un alentador estímulo a los educadores para trabajar y crear con verdadera vocación social a favor del mejoramiento humano y la transformación social.
Referencias bibliográficas
Batles Reyes, L. (2008). Blas Roca: Virtud y Ejemplo. La Imagen de un Hombre Excepcional Compilación. Editorial de Ciencias Sociales. La Habana, Cuba.
Buenavilla Recio, R. (2002). Pensamiento pedagógico de destacados educadores latinoamericanos. (Tesis de Maestría en Educación). ISPEJ Varona. La Habana. Cuba.
C., P. L. M. (2007). “Blas Roca. Maestro de revolucionarios”. http://www.bohemia.cubaweb.cu/2007/04/10/historia/blas-roca.html.
Castellanos Franco, C. (2020). Blas Roca: paradigma de obligada referencia.http://www.monografias.com/trabajos96/blas-roca-paradigma-obligada-referencia/blas-roca-paradigma-obligada-referencia.shtml.
Castro Ruz, F. (1987). Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz, en el acto de despedida de duelo de Blas Roca, en la Plaza de la Revolución “José Martí”, el día 26 de abril de 1987 http://www.cuba.cu/gobierno/discursos/1987/esp/f260487e.html.
Rodríguez, C. R. (1974). Letra con Filo en 3T, T3. Ediciones Unión. Ciudad de la Habana. Cuba.