Reseñas

Reseña Parte I del Libro: “Re-ensamblar lo social, Una introducción a la Teoría del Actor Red” de Bruno Latour

Review Part I of the Book: “Reassembling the Social: An Introduction to Actor-Network-Theory” by Bruno Latour

Gustavo Adolfo Muñoz Gaviria
Escuela Superior de Administración Pública, Territorial Caldas, Colombia

Revista Kavilando

Grupo de Investigación para la Transformación Social Kavilando, Colombia

ISSN: 2027-2391

ISSN-e: 2344-7125

Periodicidad: Semestral

vol. 14, núm. 1, 2022

revistakavilando@gmail.com

Latour B. Reassembling the Social: An Introduction to Actor-Network-Theory. 2005. Reino Unido. Oxford University Press. 392pp.. 9789875001145


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Resumen: En la primera parte del libro Re-ensamblar lo social, Una introducción a la Teoría del Actor Red, titulada: “Como desplegar controversias sobre el mundo social”, Bruno Latour desarrolla sus ideas sobre una forma alternativa de hacer sociología y de entender el mundo de las relaciones entre humanos y no humanos. En este libro el autor propone reevaluar epistemológicamente la ciencia de la sociología para que sea más simétrica entre analistas y actores y para que se oriente más a la construcción, búsqueda y descripción de las formas de acción que serían dadas por redes agenciales de personas y cosas. Se trata de una crítica a la sociología desde sus bases, incluida la sociología crítica.

Palabras clave: Bruno Latour, Teoría Actor Red, Agencia, Sociología.

Abstract: In the first part of the book Reassembling the Social: An Introduction to Actor-Network-Theory, entitled: “How to deploy controversies about the social world,” Bruno Latour develops his ideas on an alternative way of doing sociology and of understanding the world of human-non-human relations. In this book, the author proposes an epistemological re-evaluation of the science of sociology to make it more symmetrical between analysts and actors and more oriented toward the construction, search, and description of the forms of action, which would be given by agential networks of people and things. It is a critique of sociology from its foundations, which includes critical sociology.

Keywords: Bruno Latour, Actor-Network-Theory, Agency, Sociology.

Sobre lo social

Bruno Latour (1947-2022), filósofo, sociólogo y antropólogo francés, reconocido por su trabajo en el campo de la antropología de la ciencia; propone la recuperación de los que serían, según él, los objetivos primigenios de la sociología en tanto “ciencia del vivir juntos”, donde la convivencia sigue siendo el problema fundamental de los humanos. Según el autor, es necesaria una nueva sociología para superar las dificultades de la sociología ejercida hasta ahora, que él denomina como “sociología de lo social” y sobretodo, de la sociología crítica como parte de aquella.

En su crítica de la teoría y práctica sociológicas, Latour identifica como sociología de lo social aquella para la cual existen: hechos sociales, como sería toda la derivada de Durkheim; sociedades como objetos; fuerzas sociales; causas sociales; un ámbito o reino de lo social; y, por tanto, explicaciones sociales detrás de las actividades humanas.

Esta retomada de lo que habría sido la senda perdida por la sociología implicaría para Latour una redefinición de lo social en varios términos. En primer lugar, lo social sería redefinido en términos de flujo, de constante cambio, y por tanto como siendo de carácter relativo. En segundo lugar, lo social debería ser el punto de llegada, no el punto de partida, es decir, lo social se construye, no se construyen explicaciones con objetos que son sociales según definiciones preestablecidas. Tercero, las formas de expresión de lo social son las asociaciones entre actores y estas asociaciones deben ser rastreadas. Cuarto, lo social se describe como una red de múltiples asociaciones, sin que se entienda la existencia objetiva de una red. Quinto, no existe decodificación de los lenguajes de los actores en el lenguaje del sociólogo, la voz de los actores se escucha alto.

Esta forma de abordar lo social necesitaría una nueva teorización que pueda lidiar con las particularidades descritas anteriormente, donde la sociología de lo social se quedaría corta. Es así como Latour retoma la Teoría del Actor Red (TAR), que él denomina sociología de las asociaciones o Associología, donde no existen sociedades sino asociaciones y colectivos, como se verá más adelante.

La labor del sociólogo para Latour se trataría, entonces, de rastrear las asociaciones, las formas en que las actividades humanas pueden ser conectadas. Los elementos que son conectados no son sociales en manera alguna. Latour propone mirar cuáles son las nuevas instituciones, procedimientos y conceptos capaces de recolectar y reconectar lo social, idea que se contrasta con el concepto de deconstrucción de otros abordajes. Lo social es un movimiento particular de re-asociación y re-ensamble. Y la sociología no es la ciencia de lo social, sino la búsqueda de las asociaciones.

Con el objetivo de lograr una sociología que escape a los preconceptos, Latour propone soltar amarras de categorías filosóficas y antropológicas como: agencia, estructura, psique, tiempo, espacio, entre otras, sin importar que tan profundamente estén enraizadas en el sentido común.

Latour propone hablar de colectivo en lugar de sociedad. El colectivo es un proyecto de ensamble de nuevas entidades que aún no se juntaron, y que, por razones claras, aparecen como no siendo exclusivamente hechas de cosas sociales, pues Latour argumentará en este trabajo sobre el papel fundamental de los objetos, por ejemplo. Para la TAR no existen conexiones sociales de la forma en que existen conexiones biológicas, sicológicas, etc.

El uso de los conceptos de poder y de relaciones de poder, centrales en los análisis de la sociología crítica, es fuertemente criticado por Latour, quien lo califica de excesivo y lo responsabiliza de crear una sociología redundante, tautológica e impotente políticamente. Para Latour, el uso del concepto de poder “pone a dormir al analista e intenta anestesiar a los actores, lo que sería un crimen político” (Latour, 2005, p. 85). Latour no desconoce la existencia del poder y la dominación, más bien él propone que se explique de que formas la dominación se ha tornado tan eficaz y a través de qué medios.

Continuando con la crítica a la sociología crítica, Latour manifiesta que: “la sociología crítica no solamente ignora los datos y los reemplaza por datos no controversiales de fuerzas sociales ya ensambladas, sino que también toma las reacciones indignantes de aquellos que son así “explicados” como la prueba de la insoportable verdad de las interpretaciones de los críticos.” (Latour, 2005, p. 49). Y continúa con la interrogación: “Calificaría usted como “científica” una disciplina que deja de lado la información precisa ofrecida por el trabajo de campo y la reemplaza por instancias de otras cosas que son invisibles y esas cosas que la gente no ha dicho y que ha rechazado verbalmente?” (Latour, 2005, p. 50). La crítica también se extiende a los propios sociólogos e intelectuales, quienes según Latour, en su conducción casi profética por la emancipación, intentan ayudar a las personas desde fuera de ellas. Se observa entonces en este punto la clara intención de entregar a los actores el papel fundamental en la construcción sociológica.

La sociología como incertidumbre

El trabajo de Latour es orientado por la descripción de cinco tipos de incertidumbres con las que habría que convivir si se quiere pasar de la sociología de lo social a la Associología o Teoría del Actor Red. Metodológicamente Latour propone rastrear las controversias que devienen de estas incertidumbres, en lugar de buscar resolverlas. A continuación, se presenta una breve descripción de las incertidumbres, con la cual se ampliará la explicación sobre la propuesta de Latour para las ciencias sociales.

Incertidumbre sobre la naturaleza de los grupos, el tema de las identidades

La primera incertidumbre sobre lo social que propone Latour tiene que ver con la forma en que se agrupan los actores. A diferencia de la sociología de lo social, para Latour, no existen grupos que puedan ser definidos previamente o privilegiados por el sociólogo. Son los actores los que construyen los grupos y se asocian; y las descripciones de esos grupos deben ser elaboradas tanto por los actores cuanto por el sociólogo. Para Latour, por razones científicas, políticas y morales, es fundamental que las preguntas no definan, con anticipación y en lugar de los actores, de qué tipo de bloques constitutivos está hecho lo social.

Una característica importante de los grupos en Latour es su carácter fluido, por tanto, los grupos deben estar en constante construcción y si se dejan de hacer y re-hacer, se pierde el grupo. Esta visión acentúa el carácter relativista de la TAR, una variabilidad que es precisamente el centro de la incertidumbre sobre la formación de los grupos y fuente de controversias que no deben ser solucionadas predefiniendo los grupos sino mapeadas en su formación. Cada versión sobre la formación del grupo sería delineada tras la existencia de un vocero que hable de la existencia del grupo, personas que definan qué son, qué deberían ser y que han sido.

Los lazos sociales, que en la sociología de lo social serían los que mantienen la cohesión de los grupos no existen para Latour como cosas estables, más bien serían cosas que tienen dificultad en mantenerse en el tiempo y en el espacio, no tienen inercia y tienen que ser constantemente renegociados, re-ensamblados; en un dialogo entre actores y entre actores y sociólogo, donde el lenguaje del sociólogo no es superior al de los actores y donde éstos no son meros informantes, abandonándose la idea de que todos los lenguajes son traducibles en el idioma preestablecido del sociólogo.

La naturaleza de las acciones

La segunda incertidumbre es sobre el origen de la acción. No tener certeza sobre el origen de la acción es lo que significa Actor Red, en contraste con la sociología de lo social, donde la acción sería limitada a priori a lo que hay de intencional y significativo en lo que hacen los humanos. Según Latour, la acción no es hecha bajo el control total de la conciencia, es un conglomerado de arreglos sorprendentes que tienen que ser desenredados; y tampoco es un asunto coherente, controlado, bien delimitado.

Para Latour la entidad de la agencia puede comportarse como intermediario o como mediador. Como intermediario solamente transportaría significado o fuerza sin ningún tipo de transformación, los inputs de la acción serían iguales a los outputs y aunque estén conformados por varias partes siempre exhiben unicidad. De otro lado, como mediadores, éstos transportan, modifican o distorsionan el significado de los elementos que transportan, en otras palabras, lo traducen; sus especificidades deben ser tenidas en cuenta y pueden contar por uno, nada o una infinidad. Para la TAR son los mediadores los que interesan y según ella, una buena descripción es aquella que tiene muchos mediadores y pocos intermediarios.

La incertidumbre sobre la agencia implicaría que puedan existir muchas o una sola agencia dentro de un actor; y más aún, es indeterminado cuantas personas pueden trabajar simultáneamente dentro de una persona o cuanta individualidad puede existir en un conjunto de datos, por ejemplo, estadísticos.

Como se dijo antes, Latour propone deshacerse de tipos de agencia preestablecidos como sociedad, cultura, campo, individuos, etc., para él la agencia debe permanecer como sorpresa, mediación, evento. Sin embargo, una agencia tiene una figuración que le da forma, aunque vagamente. Latour entiende por figuración las múltiples formas que una agencia puede adoptar, lo cual dependería de la forma como el sociólogo “haga hablar” a los actores al hacer la descripción. Este polimorfismo, contra el antropomorfismo de la sociología de lo social, es explicado por Latour con el siguiente ejemplo de cuatro formas de enunciar figuraciones de una misma acción o actant: “El imperialismo busca el unilateralismo”, “Estados Unidos busca retirarse de la ONU”, “Bush Junior busca retirarse de la ONU”, “Muchos oficiales del ejército y dos docenas de líderes neo-con quieren retirarse de la ONU”. En este ejemplo hay un solo actant, que podríamos interpretar como el deseo de cambio de un estado de las cosas a otro, de pertenencia de una cosa a otra; y de cuatro figuraciones o formas de agencia diferentes: la primera es un rasgo institucional, la segunda es un ente corporativo, la tercera un individuo y la cuarta un grupo heterogéneo de individuos. Aquí, Latour quiere mostrar como un mismo actant puede ser llevado a la acción por muchas agencias diferentes y como cada figuración lleva al atrincheramiento de diferentes grupos resolviendo el problema de la formación de los grupos.

Latour plantea que el analista no debe privilegiar una figuración sobre otra para no caer en el papel normativo, legislativo o policial; que tanto actores como científicos deben continuar sin certeza sobre la identidad de los participantes en cualquier curso de acción si ellos quieren ensamblarlos de nuevo; y que no se trata de escoger una agencia, sino de ver cuánto actúa cada agencia.

Sería también fundamental que el sociólogo de la TAR escape a la rigidez de la sociología de lo social e incorpore recursos de las ciencias literarias, que le permitan incluir muchas más agencias en sus descripciones, donde no sólo los humanos pueden ser actores, sino que se pueda contar con ideo, tecno, o bio-morfismos que asuman la agencia en las acciones. Los actores tendrían, entonces, su propia meta-teoría de la agencia, esta meta teoría debe ser descrita por el analista, auxiliándose para ello de recursos literarios.

La naturaleza de los objetos

Los objetos también tienen agencia. Ya que para Latour un actor es cualquier cosa que puede modificar el estado de las cosas; y ya que los objetos pueden expresar relaciones de poder, simbolizar jerarquías sociales, reforzar inequidades sociales, transportar poder social, objetivar la inequidad, reivindicar relaciones de género; entonces ellos pueden ser considerados actores. Latour plantea también que los objetos hacen alguna cosa comparable o por lo menos conectable, a la acción humana. Esta propiedad los hace tan importantes cuanto los humanos a la hora de describir las acciones. Aquí Latour también critica a los sociólogos críticos porque, según él, al no tener en cuenta a la mayoría de entidades en escena, es decir, a los objetos en cuanto actores, estaría produciendo una sociología que no puede llevar a la emancipación, y que es justamente el papel que los sociólogos críticos se atribuirían según Latour.

De la relativización del origen de la acción y del reconocimiento de los objetos como fuente de ésta se deriva que, para la TAR, un individuo pueda actuar como intermediario mientras que las agencias más anónimas (u objetos) puedan actuar como mediadores.

Sobre el papel de los objetos en las asimetrías e inequidades sociales, Latour plantea que los objetos serían los medios encargados de expandir lo que él llama habilidades sociales básicas, estabilizando y manteniendo las asimetrías e inequidades. Las habilidades sociales básicas, aunque no claramente definidas en este texto de Latour, pueden ser inferidas como aquellas habilidades más primitivas de los humanos: como la comunicación hablada, la protección, u otras funciones no mediadas por objetos. Más adelante el autor explica que estas habilidades sociales básicas son sólo una pequeña parte de las asociaciones que conforman las sociedades y que deben existir objetos que ayuden a mantener esas asociaciones, siendo a su vez actores.

Explicar la durabilidad y estabilización de las interacciones sociales, o las asociaciones en los términos de Latour, con algo que se denomine de antemano como fuerza o lazo social, sería para este autor una tautología, porque hacerlo de esta forma aún exige la pregunta de cómo y a través de qué medios este incremento en la durabilidad ha sido alcanzado. Y afirma Latour que saltar del reconocimiento de interacciones sociales a la existencia de fuerzas sociales es una inferencia que no se deriva de la premisa. Para Latour, los objetos con que los miembros de la sociedad actúan son también actores o participantes en el curso de la acción, esperando recibir una figuración.

En la explicación de la TAR, el uso del poder, las grandes asimetrías en la sociedad y el paisaje contrastado es explicado por los objetos; que serían inversiones, más allá de las habilidades sociales básicas, para el sostenimiento y expansión de la dominación. Por esta razón no sería suficiente estudiar los actores, es necesario estudiar las cosas que ellos han adicionado a las habilidades sociales básicas para obtener interacciones durables y constantemente mutables.

En este apartado, Latour también ataca la división que algunos sociólogos hacen de las dimensiones material y simbólica de los objetos, califica esta división de artificial y la acusa de darle un carácter misterioso a la agencia. Para él existe más bien un estado de cosas donde no se puede separar material y simbólico. Los objetos no serían simples portadores de una proyección simbólica. Aquí se apoya Latour en Durkheim, quien afirma: “… debemos abstenernos de referirnos a los símbolos como simples artificios, como tipos de etiquetas pegadas a representaciones ya hechas, con el fin de hacerlas más manejables: ellos son una parte integral de ellas (…)” (Latour, 2005, p. 38). Para Latour, en la división entre material y simbólico hay una cuestión política, pues en un momento en la historia, los objetos o la materia habrían sido tomados para su estudio por los científicos de las ciencias “duras”, quienes han ostentado una posición de poder en el espectro científico; en tanto que la dimensión simbólica habría sido dejada a los sociólogos como una dimensión residual, marginal. Lo material sería un terreno no permitido a la sociología y dejado a ese departamento “más científico”, división que la TAR pretende disolver.

Sin embargo, a pesar de la defensa que Latour hace de los objetos en cuanto actores, el autor reconoce que, por la pura naturaleza de sus relaciones con los humanos, los objetos rápidamente cambian de ser mediadores a ser intermediarios. Por esto sostiene que para hacer “hablar” a los objetos se tienen que inventar trucos específicos, ofrecer descripciones de ellos mismos, producir guiones de lo que ellos están haciendo que otras agencias humanas y no humanas hagan.

Se evidencia cómo, para Latour, la sociología es cuestión de descripción, donde el sociólogo debe ser recursivo, usar fábulas, metáforas, entre otros recursos literarios; hasta inventar “trucos”, crear guiones que pongan en escena a los objetos y que incluyan, por supuesto el mayor número de agencias, humanas e no humanas. Y muy importante, que la “voz” de los actores sea más escuchada que la del propio analista.

En este punto, cuando Latour propone “hacer hablar” a los objetos queda la pregunta de hasta qué punto se estaría realmente dejando que los actores se expresen libremente y con voz más fuerte que el analista, o si, por el contrario, con los “trucos” usados por el analista, para hacer hablar a los objetos en sus descripciones, éste estaría realmente imponiendo su percepción de las interacciones que analiza, lo que devolvería al analista a la posición del analista en la sociología de lo social y que Latour quiere atacar.

La naturaleza de los hechos

“No hay que sorprenderse: como el éter de los físicos, lo social de los sociólogos es un artefacto causado por la misma falta de relatividad en la descripción” (Latour, 2005, p. 102).

Según la TAR, la teoría social no debe ser confundida con el Kantismo, no se trata de dividir las cosas entre hechos e intenciones o entre lo natural y lo social. Lo importante sería averiguar cómo ambos se asocian. Para Latour, la polaridad material-social generaría tanto un determinismo técnico que sobrevalora las restricciones materiales, como un determinismo social que insiste en la importancia de la dimensión discursiva. Se observa que, derivada de otra concepción de la materia, ésta ya no es más un mero intermediario que transporta o refleja fielmente la agencia de la sociedad, como ya se vio antes, la materia también puede actuar según esta corriente teórica.

Se puede decir que Latour aboga por una desnaturalización de los hechos. Para él los hechos son esencialmente construcciones irreductibles a la naturaleza. El autor propone dos movimientos simultáneos para poder evitar el materialismo clásico: liberar a los hechos de su reducción a la naturaleza y a los objetos de su explicación social. Para Latour la tarea de la TAR es compleja en la medida en que, si ya es complicado mostrar que lo social es un artefacto producido por la aplicación de una noción mal adaptada de causalidad, es aún más complicado mostrar que la “naturaleza”, concebida como una reunión de todas las cuestiones de hecho, debe ser prescindida también.

Afirmará luego Latour, que el empirismo no parece ser más la base sobre la cual construir el resto de las explicaciones, pues es una explicación muy pobre de la experiencia. Los hechos no son el material primitivo al cual todo puede ser reducido. Para Latour un hecho es la cosa menos primitiva y más elaborada y compleja que existe.

Para la TAR, la sociedad no se reduce a intereses ni la naturaleza se reduce a hechos. Existiría una gran diversidad, diferentes tipos de agencias que se manifiestan a través de cuestiones de interés, y no podría permitirse que surja ningún tipo de hegemonía de alguna cuestión de hecho que pretenda ser lo que está presente en la experiencia. La TAR relativiza completamente los conceptos de naturaleza y sociedad: del concepto de naturaleza se queda con el despliegue de la realidad y rechaza los hechos, y del concepto de sociedad se queda con las asociaciones y rechaza la sustancia hecha de cosas sociales.

En las descripciones hechas por los análisis bajo la TAR, las agencias serían presentadas como cuestiones de intención y no como simples cuestiones de hecho, con sus modos de fabricación y mecanismos de estabilización claramente visibles. Estas descripciones darían cuenta de un constructivismo social en el cual se describe lo social en lo que la realidad es construida, es decir, las asociaciones; a diferencia del constructivismo social de la sociología de lo social, donde la teoría ya sabría que la realidad estaría construida de cosas sociales. En Latour, la construcción de los hechos sería una forma de describir el fenómeno impactante de la marcha conjunta de artificialidad y realidad.

La noción de evento sería la forma de superar el problema de los hechos como base constitutiva y explicativa de los fenómenos, así como para destapar los límites entre sociólogos y epistemólogos. El evento sería, en los términos de Fleck, citado por Latour, algo así como un actor y sus acciones, ocurriendo durante un proceso histórico único, que no podría ser producido por experimentación ni confirmado por la lógica, a través de muchos motivos socio-sicológicos y un tipo de experiencia colectiva, que implica un estilo de pensamiento de esa colectividad y período histórico. “La verdad no es “relativa” y ciertamente no “subjetiva” en el sentido popular de la palabra, Es siempre, o casi siempre, completamente determinada, dentro de un estilo de pensamiento.” (Fleck 1981 citado en Latour, 2005, p.113)

Continuando con su crítica a las cuestiones de hechos como explicativas de los fenómenos y acciones, Latour replantea la objetividad en la investigación, descentrándola de la concepción positivista de observación de hechos, hacia una redefinición de objetividad en tanto capacidad de demostrar como unas entidades hacen que otras entidades hagan cosas. Entre más descripciones de este tipo de relaciones (relaciones de traducción) haya en un texto, mayor calidad científica y objetividad éste tendrá.

Finalmente, Latour explica la red como siendo un concepto, no una cosa con existencia positiva. Es una expresión para probar cuanta energía, movimiento y especificidad pueden capturar los reportes del analista. Así, es posible construir una explicación desde la perspectiva de la TAR de cosas que para nada tienen forma de red. Y la red puede ser rastreada por los trazos dejados por un actor en movimiento.

Describir explicaciones arriesgadas, indicaciones metodológicas

“Ya que todos somos conscientes de que fabricación y artificialidad no son lo opuesto de verdad y objetividad, no dudamos en resaltar el texto como un mediador en sí mismo” (Latour, 2005, p. 124).

Dado que para Latour es tan importante la descripción, más que la decodificación con marcos analíticos, plantea que quedarse en las descripciones es una forma de protegerse contra la necesidad de las explicaciones. Para Latour escribir una tesis es hacer una descripción. La ciencia estaría solamente en lo particular y las conexiones entre las particularidades deberían ser hechas con más descripción, no usando de repente entidades preexistentes como: sociedad, capitalismo, imperio, normas, individualismo, campo, etc. Un buen texto debería hacer que el lector pida más detalles.

Pero antes de las descripciones, Latour propone algunos aspectos a tener en cuenta en el trabajo de campo, en la recolección de datos, que son centrales para su concepción de la investigación.

Finalmente, Latour termina esta primera parte del libro diciendo:

Las cinco incertidumbres juntas deberían ayudar a revelar: ¿De qué está hecho lo social? ¿Qué actúa cuando estamos actuando? ¿A qué tipo de agrupación pertenecemos? ¿Qué queremos? ¿Qué tipo de mundo estamos listos para compartir? Todas estas preguntas son levantadas no solamente por los investigadores, sino, por aquellos que éstos estudian. Nadie tiene las respuestas, por eso ellas tienen que ser puestas en escena, estabilizadas y revisadas. Por esto las ciencias sociales son tan importantes para reensamblar lo social. Sin ellas no sabemos lo que tenemos en común, no sabríamos a través de que conexiones estamos asociados, y no tendríamos forma de detectar cómo vivir en un mundo común (Latour, 2005, p. 138).

A modo de cierre

El libro Re-ensamblar lo social, Una introducción a la Teoría del Actor Red comienza, en su primera parte, con una fuerte crítica a la sociología como viene siendo ejercida, en lo que Bruno Latour llama sociología de lo social, para llegar a la conclusión de que sin la sociología no podemos saber cómo vivir en el mundo común. Sin embargo es claro que tiene una propuesta de renovar o revolucionar la forma como se ejerce la sociología, revisando el papel del sociólogo, sus métodos antes, durante y después del campo, el papel de los actores y la importancia de dejar que su metalenguaje sea escuchado, el papel de los objetos en la modificación o mantenimiento del estado de cosas en las relaciones entre individuos; y la importancia de las descripciones y del uso de recursos literarios para hacer ver los papeles desempeñados por los actores.

Sin duda, se trata de una interesante propuesta para repensar el oficio sociológico, en momentos en que la democratización de la vida en común necesita de la revalorización de la acción de los sujetos y los colectivos, donde se hace necesario que sus voces sean escuchadas y tomadas en serio, tanto en los procesos de toma de decisiones, como en los procesos investigativos.

No obstante, tampoco consideramos que sea conveniente descartar las diferentes variantes de la sociología crítica y de las capacidades de comprensión y acción que han permitido hasta hoy. Más bien, llamaríamos a una apertura a incorporar nuevas perspectivas y mantener una vigilancia epistemológica sobre aquellas prácticas de la sociología, que en lo que más negativamente esta ciencia ha heredado de la modernidad, puedan configurar violencias epistemológicas contra los actores con que se trabaja, evitando, de paso, su debilitamiento político.

Entendemos que el debate continua abierto y que es necesario continuar estudiando esta propuesta y contrastándola con otras formas de hacer sociología, para extraer de cada teoría lo que tiene de mejor para ayudar a pensar mejores formas de vivir juntos.

Referencias bibliográficas

Latour, B. (2005). Reassembling the Social: An Introduction to Actor-Network-Theory. Oxford : Oxford University Press.

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