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¿Qué es la comunidad? Repensando el concepto desde la Sanación de la Violencia
João Gabriel Almeida; José Daniel Ochoa
João Gabriel Almeida; José Daniel Ochoa
¿Qué es la comunidad? Repensando el concepto desde la Sanación de la Violencia
What is Community? Rethinking the Concept from the Healing of Violence
Revista Kavilando, vol. 14, núm. 1, p. 1, 2022
Grupo de Investigación para la Transformación Social Kavilando
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Resumen: Como nota de los editores, decidimos para el especial Construcciones comunitarias, populares, étnicas, campesinas y sociales. América Latina decidimos hacer una conversación para pensar lo que estamos entendiendo por comunidad. De un acercamiento afectuoso entre los editores, emergen algunas cuestiones sobre cómo pensar la comunidad desde la necesidad inherente humana en ser gregario, y desde eso, ampliamos la idea de lo que sería una comunidad que opera desde su sanidad.

Palabras clave: Comunidad,Simbiosis,Amor,Territorio.

Abstract: As a note from the editors, we decided for the special issue Community, Popular, Ethnic, Peasant and Social Constructions. Latin America, we decided to make a conversation to think what we understand by community. From an affectionate approach between the editors, some questions emerge about how to think the community from the inherent human need to be gregarious, and from that, we expand the idea of what a community would be, which operates from its health.

Keywords: Community, Symbiosis, Love, Territory.

Carátula del artículo

Editorial

¿Qué es la comunidad? Repensando el concepto desde la Sanación de la Violencia

What is Community? Rethinking the Concept from the Healing of Violence

João Gabriel Almeida
Instituto de Pensamiento y Cultura en América Latina, México
José Daniel Ochoa
Universidad Autónoma de Chiapas, México
Revista Kavilando
Grupo de Investigación para la Transformación Social Kavilando, Colombia
ISSN: 2027-2391
ISSN-e: 2344-7125
Periodicidad: Semestral
vol. 14, núm. 1, 2022

Recepción: 05 Enero 2022

Aprobación: 08 Marzo 2022


Introducción

En el marco de este especial, dos de los Editores, João Gabriel Almeida (JA) y Daniel Ochoa (DA) se reunieron para traer sus visiones de lo que es la comunidad, en diálogo con planteamientos previos traídos por la investigadora Silvia Holz el 17 de Septiembre de 2021, también editora de esa edición. La intención de la conversa fue, antes de más nada, significar lo que estábamos entendiendo como comunidad en el marco de la convocatoria hecha en Kavilando. El resultado del diálogo, más que planteamientos acabados, es un corazonar desde la experiencia comunal de los dos amigos que en aquél momento caminaban juntos a su manera del proyecto ético político de IPECAL (Instituto Pensamiento y Cultura en América Latina). La conversación plantea acercamientos iniciales y seminales que intentan demarcar algunas formas distintas de acercarse al concepto de comunidad, que ha estado presente en el debate político de América Latina en el último período y es la invitación central de reflexión de ese Especial.

Conversación

JA:

En un diálogo inicial con nuestra amiga Silvia Holz, ella nos planteó dos preguntas bastante relevantes que fueron ¿Cómo tejemos comunidad? y ¿Qué implica un vínculo comunitario? Podríamos partir de un principio básico que es la gregariedad innata como mamíferos bípedos primates que somos. A veces damos unas vueltas en el concepto de comunidad sin volver a un elemento básico que es que, si partimos de una “normalidad”, desde una construcción en clave de sentido, el ser humano actúa en trascendencia de su individualidad para un tejido colectivo como menciona Silvia Holz en sus trabajos investigativos. Parece ser algo en la historia de la humanidad como una búsqueda constante. Esa es la primera cuestión que me gustaría traer, romper la noción que algunos sociólogos vienen trayendo del retorno a la comunidad, porque eso supone que el capitalismo haya sido capaz de romper una cuestión inherente del humano que es la gregariedad. Estoy en desacuerdo con eso y es que en cuanto más se intenta aislarnos, más constituir algún lazo se vuelve un imperativo. Por ejemplo, estuve en distintas comunidades autistas. Por vía de regla, suponen que los autistas somos personas que no interactuamos socialmente. Una idea fuerza que escuché en ese transitar de reconocerme en comunidad desde mi neurodiversidad es “Somos peces de agua dulce en agua salada”. Si nos dan condiciones para encontrar nuestra agua dulce nadamos a gusto. Me parece que una primera pregunta cuando hablamos de comunidad es: ¿Será que no estamos creando un deber ser comunitario? que a veces olvida un elemento más sencillo que es la característica del ser humano en búsqueda de unirse a otros seres humanos para implicarse en ese complejo entretejido en el cual el propio concepto de individualidad se tensiona, porque cuando más se establece el entretejido, más conscientemente uno se pierde y ya no sabe que realmente es de uno y otro.

Eso lo vemos por ejemplo en IPECAL. Hay ideas que yo planteo que no sé si son realmente mías y creo que es imposible establecer esa genealogía. La convivencia constante entre sujetos genera una especie de orquestación polifónica que de fondo entra la cuestión de comunidad entretejida. Si partimos que una comunidad se vincula a un territorio, una de las visiones hegemónicas de comunidad, ¿Qué entendemos por el territorio? Ósea, y ahí las compañeras feministas contribuyen mucho a eso, si pensamos el cuerpo como primer territorio, un entretejido de cuerpos es un entretejido de comunitarización.

Cualquier encuentro amoroso entre cuerpos trae entre sí el germen de la gregariedad y la posibilidad de constitución en su germen desde la construcción de la gregariedad humana

DO: Cuando yo me pongo a querer pensar la noción de comunidad evidentemente lo primero que me sucede es que empiezo a pensar la noción de comunidad en Tseltal y cómo tal la palabra comunidad no aparece así estrictamente. Lo que aparece es Umatic, que significa nuestro pueblo y tierra. En ese sentido, lo que entiendo desde la noción en Tseltal para comprender la noción de comunidad es la conexión que se tiene con la tierra. ¿Cómo se va generando esta conexión con la tierra?

Primero es que con las palabras y la lengua uno se va conectando, por eso es que cuando un niño Tseltal empieza hablar, más bien a balbucear y a llorar, la familia dice que se le está llegando su Ch”ulel, es la tensión con sus espacios y entorno, es decir, aprendiendo a conocer el mundo. Al estar conociendo este mundo empieza a tener noción del espacio territorial y esto me hace sentido con lo que comentaba João, ese entretejido de cuerpos genera conexión con el tejido en el territorio. Por eso en algún momento de mi trabajo hablo de la conexión Corporalidad-Territorialidad ¿Cómo se hace está conexión? También con la significación que hay del tiempo.

Es como el primer momento donde yo me detengo en la articulación de la idea de comunidad con territorialidad, el lenguaje y los vínculos que se tejen entre los miembros de un determinado espacio y se va cuidando en el entorno de la familia, el cuidado y el cultivo, aprender a cultivarse cada uno como sujetos, por eso cuando un niño no llora a veces se provoca su llanto porque en la capacidad de llorar está el reconocimiento de qué se duele y si se duele también llega el Ch” ulel.

Entonces con todo esto me pregunto con lo que estamos vivenciando, ¿Cuáles son todas estas tramas simbólicas en donde vamos a empezar a pensar esa comunidad? ¿Cómo empezar a pensar comunidad?, a partir de todo esto que está sucediendo, ¿Cómo estamos viviendo en comunidad todo este tiempo?, son como todas estas preguntas; y ahí me conecto con lo que hablamos de IPECAL ¿Qué nos hace sentirnos en noción de comunidad?, hay como una posibilidad de reinventar todo esto, ¿Qué es lo que nos está permitiendo encontrarnos en comunidad? , quizás estos sentidos de vínculo humanitario, el cuidado del otro y una necesidad existencial no solo de quien cuida sino también a quien se está cuidando. La necesidad de ser cuidado y cuidar, de tal manera que en ese cuidado mutuo el individuo puede trascender con toda su magia y sentido, pero con el otro. Podemos proponer ahí la comunidad como un principio Ético en el cuidado de la vida, porque el cuidado de la vida implica un todo y el estar cuidando la vida del otro también es cuidar la vida de uno mismo. Este cuidado de la vida implica cuidar los problemas, porque los problemas te traen algo en la organización de una determinada comunidad

JA: Justo en un escrito que hice con Gabriela Jiménez (2022) nosotros diferenciamos el cuidado monocultivo de siembra, en esa clave que mientras el cuidado monocultivo es el cuidado que tradicionalmente se crítica desde los estudios feministas, entendido como protección a punto de controlar el otro, delimitando a través del deber ser, el cuidado siembra sigue el principio de la permacultura de respetar la tierra, lo que da la tierra y de acompasar los tiempos del crecimiento de ese tejido y la posibilidad de colaboración desde ahí.

Para tensionar lo que comentamos sobre el deber ser comunal, podemos pensar los grupos al margen de la ley incluso como comunidades. Yo trabajé en un proyecto llamado Transgang que analizamos grupos juveniles de calle, lo que generalmente conocemos como pandillas, y hay marcos de sociabilidad y de construcción comunitaria en esos grupos. Pero ahí entra el elemento que es el detonante de lo que estamos hablando. Hay un principio estructurante de la forma de evolución que es la Cooperación, como nos comentó en algún momento Sílvia Holz, entonces ¿Qué produce en términos de comunidad el principio de competición? Ahí creo que entra una posible lectura de época, que es pensar que una comunidad puede enfermarse cuando entra en relación de competición con otras comunidades. Podríamos pensar desde ahí el enfermar una comunidad.

Dialogando con Daniel, una comunidad que cuida, se siente sana en posibilidad de adaptación activa y en libre cooperación puede tener una maleabilidad y flexibilidad para operar desde un principio homeostático como diría Damásio (2018), de ir reconociendo en el presente las resignificaciones de sus construcciones colectivas. Por ejemplo, en Brasil las tradiciones Afrobrasileñas rescatan lo que llamamos el malandraje. Han logrado no entrar en confrontación directa desde una lógica amenazante, pero justamente entrar a un nivel de cooperación desde una resignificación constante de su cultura como una comunidad que es no excluyente. Justo ahora que estuve en Brasil, los cristianos trataron de bloquear una construcción de una plaza llamada de los Orishas, dioses de este culto. Al mismo tiempo, hay cristianos que van a centros religiosos de tradición afro brasileras y piden bendiciones y son recibidos con amor, porque una comunidad desde las religiones de matriz africana no tiene la lógica de imponer su religión por encima de las demás, porque se constituyó en un proceso de sincretismo y diálogo con otra religiones. Yo ya escuché de una persona iniciada una lógica muy bella que es : “ Bueno , quien inventa los nombres de las deidades son los humanos, allá por encima ellos entienden que energía se emana para ellos” ¿ Por qué traigo eso? , porque me parece que estamos reproduciendo esa lógica dentro de la izquierda, de esa comunidad enferma que ante la constante amenaza de su dilución, sea por la lógica capitalista, sea por la competición de construcciones electorales o por definiciones en el marco estatal, como es el caso de definición de territorios ancestrales, perdemos esa posibilidad de confianza amorosa y cuidado para vivir en una práctica de autoafirmación identitaria como si eso fuera el eje del ser comunitario. Y eso nos va aislando en pequeños espacios que más allá de posibilitar, utilizando términos ecológicos, una simbiosisi cooperativa, crea una lógica de exclusión que dificulta la creación de sentidos comunes más amplios.

DO: Yendo pues en este rumbo que trazamos y comprendemos, yo lo que pondría en valor es esta conexión que los cuerpos tienen con la tierra, pero también el conectar los cuerpos con cuerpos. ¿Cuáles son los alcances de nuestros cuerpos para compartir comunidad?, eso está vinculado al deseo de vivir en acompasamiento y acompañamiento, que vayamos generando esa necesidad de existencia como tal. Pero esa existencia mutua, como de pronto todo eso se ve colocado de lado en el momento en que damos más lugar a las competitividades , y todo esto lo que permite es legitimar de manera estructural las violencias a las alteridades. João nos dice que los grupos al margen de la ley son comunidades. Eso me parece interesante para pensar, cuando escuché eso lo que pensé es en lo que pasa en los territorios y en muchas partes de México y el mundo que es como las comunidades en el territorio micro es violentada por el Narco, lo que sucede ahorita por ejemplo en las comunidades en Pantelhó donde están haciendo máximos esfuerzos para que el narco no los expulse de su marco territorial. A pesar de que saben que están algunos de ellos están regresando a su comunidad. Por eso decía de poner en valor esto de la conexión con el territorio, la fortaleza y potencia de los lazos, el cuidado por la vida como matrices de ser en comunidad.

JA: Desde lo que Dani está diciendo me parece interesante y podemos pensar esas metáforas que propone Damásio (2018) cuando piensa la bacteria como un primer elemento para pensar la forma de la evolución. Desde ahí podemos arriesgar un planteamiento un poco loco. Así como distintas comunidades de bacterias, una comunidad puede llegar a un nivel de simbiosis como la mitocondria, al punto de hacer parte de la capacidad evolutiva del ser, o ser parte de algo que enferma el cuerpo. Una comunidad puede ser sanación o enfermedad en clave de equilibrio o desequilibrio. Podríamos pensar que hay ciertas comunidades que por su lógica de constitución de comunidad enferman un cuerpo. ¿Qué quiero decir con eso? si pensamos toda la lógica patriarcal que se expresa en los ejércitos de todo tipo, se fundamenta en vínculos muy fuertes. Por ejemplo, la noción de camaradería surge de la Jerga militar, esa idea de que eres hermano en armas y esa hermandad se constituye por encima de todo y cualquier vínculo que establezcas y una vez alzado en armas eres hermano de vida es un constitutivo de muchas comunidades, entre esas las comunidades narcos. Si pensamos grupos juveniles de calle como Latín Kings, por ejemplo, que pude conocer un poco, se hablan entre sí nombrándose como hermanitos. Cualquier forma de esas lógicas, sea la guerrilla, el paramilitarismo, sea el ejército, la cuestión de verse como una familia en la lógica de un núcleo básico de ampliación de comunidad está presente.

Las comunidades se dan porque funcionamos en una lógica de cooperación y somos inherentemente gregarios. Ahora, si las comunidades que se forman son capaces o no de establecer vínculos más amplios con otras comunidades y no constituirse en una lógica depredatoria de otras comunidades es ahí donde está el nodo de la cuestión que a veces se pierde en la idealización de la comunidad, como si toda comunidad fuera inherentemente bonita y funcionará bien por ser comunidad.

Así es como podemos pensar desde la enseñanza de Reich (2008) de la Plaga emocional, la lógica del mundo que vivimos enferma al sujeto y nos hace vivir de una forma desintegrada. Si eso opera en el individuo ¿Por qué no en las comunidades?, hay comunidades que se enferman por la misma lógica de funcionamiento al interior de un cuerpo social. Podemos pensar que esas comunidades violentas son muchas veces una alternativa concreta a jóvenes en escenarios de exclusión para sentirse parte de algo más amplio que uno mismo y que no tiene lugar fuera de esa dinámica.

Una segunda cosa interesante de pensar en la clave Sanidad- Enfermo entre las comunidades es pensar que en el capitalismo de plataforma uno de los productos que intentan constituir es la comunidad. Tus miras un joven hoy y su forma de crear comunidad Online es a través de un producto de la industria cultural. Se une a través de comunidades de Naruto, de la Casa de Papel, de lo que sea. Incluso parte de la estrategia de publicidad de eso es la comunidad, lo que Jenkins (2006) va a llamar Marcas de Amor, constituir un amor identitario entre mercancía y sujeto para que el sujeto de manera gratuita sea parte de la propaganda de la mercancía. Me parece que de fondo no estamos hablando de retornar a comunidad porque las comunidades siguen existiendo, pero sí estamos hablando de sanarse en comunidad y si pensamos desde la lógica de sanación, tiene entonces sentido mirar comunidades que han sido más capaces de establecer lógicas desde el cuidado, la posibilidad de crecimiento conjunto no competitivo y colaborativo. Si tomamos desde ahí, las comunidades ancestrales enseñan mucho, pero no por ser comunidades sino porque transitan de manera sanadora.

DO: A mí me parece que se van tejiendo ciertos sentidos. Vivimos en una sociedad que nos condiciona a ser violentos. ¿Cómo nosotros como sujetos hacemos consciencia que estamos reproduciendo eso? y cuando cobramos conciencia ¿Cómo nosotros reaccionamos contra eso en el deseo de pensar la comunidad?, y pensar la comunidad como decía João en clave de Enfermedad-Sanidad, que nos permita recuperar esa mirada de inclusividad aun reconociendo ese montón de tensiones en la comunidad. Muchas de estas tensiones hoy en día son más agudas. En ese sentido, me parece muy clarificador pensar cómo estas comunidades son células que enferman otras comunidades y que deben entrar en un proceso de recuperación y sanación ante las violencias estructurales por eso esta idea de reconocer las violencias y pensarnos en comunidad son claves articuladoras para pensar.

JA: Hay un caso interesante en Ecuador, los Latín Kings que mencioné anteriormente han operado años al margen de la ley. Durante el gobierno de Rafael Correa se convirtió en una asociación cultural y en la protesta que hubo en Ecuador en 2019 estuvieron codo a codo con las comunidades indígenas de la CONAIE luchando por mejores condiciones de vida en Ecuador.

Podemos pensar, para traer la cuestión de las bacterias pensadas anteriormente, una metáfora desde las super bacterias, donde al no eliminar completamente la bacteria un resquicio evoluciona y aumenta el nivel de violencia hacia el cuerpo. Esa lógica de eliminación total termina por fortalecer lo que intenta eliminar. Eso se expresa en la trágica situación actual de El Salvador, un callejón sin salida de la política de cero tolerancia.

Como IPECAL, tenemos esa clave de la capacidad de constitución de comunidad desde la escucha sin juicio de valor, estableciendo las posibilidades del hacer desde los individuos que están presentes en el espacio. Para ampliar el ángulo de mirada, veo importante romper un poco la dinámica de la idealización de una comunidad y la eliminación de todas las que no sean así; porque esas exclusiones niegan potencias de comunidades. Incluso aquellas que están al margen de la ley tienen algo que enseñar. Por ejemplo, yo trabajé al interior de las FARC y ahí hay lógicas comunitarias fantásticas, la dimensión del cuidado en esa comunidad durante la guerra tiene mucho que enseñarnos. Trabajando con grupos juveniles de calle se percibe prácticas de apoyo mutuo y cuidado en el territorio que abren la posibilidad de pensar el vínculo de la juventud con su entorno. ¿Cómo permitimos un proceso de sanación en lo micro que puede permitir que desde el lugar de sanación se articule en tejidos sanos, más amplios e incluyentes? Esa es la pregunta que me parece pertinente más allá de quedar en el deber ser o en tipificar comunidades.

La posición más humilde es: Como especie buscamos ser sanos, pero vivimos en un entorno en desequilibrio, es natural que un cuerpo enfermo como especie establezca relaciones enfermas que como bien dijiste se expresa desde la violencia, ¿Cómo en lo micrológico, en escalas reducida, que son nuestra capacidad de acción, podemos repensar ese tejido de maneras más sanas y amplias ?, veo eso como una de las preguntas posibles del presente, cuando se piensa en comunidad.

DO: Sería interesante pensar ¿Cómo y desde donde reinventar esa mirada que nos permita mirar a ese otro desde otra potencialidad?, El amor puede ser un lugar interesante para formular eso..

JA: Pensando desde nuestra práctica en IPECAL, lo importante para mí es romper con la dicotomía que los otros que están mal, nosotros estamos bien y por eso enseñamos a los demás. Me gusta mucho el acercamiento que uno de los seguidores de Pichón Reviere , Alfredo Moffat(1982) trae al decir que para hacer una terapia la persona que asume la posición de terapeuta tiene que asumir sus propias locuras y asumir que también está loco, porque si no lo asume puede caer en el rol del salvador del grupo. Lo que tenemos que buscar ahí es entender que hay potencias que son activadas desde la escucha y desde una escucha comprometida capaz de elaborar desde una lógica de la potencia lo que la comunidad es capaz de hacer para sanarse, equilibrarse, amarse y cuidarse colectivamente. Cuando no existen dispositivos intencionados para eso, la lógica que se invita es una lógica antihumana, de aislamiento, soledad. Lo que contribuimos como comunidad de IPECAL es pensar que las lógicas desde una metodología de la potencia, desde una didáctica centrada desde la escucha que opera como una capacidad regeneradora y constructora de tejido.

A manera de cierre:

Como decimos al principio, la conversación es un acercamiento inicial y seminal de maneras de seguir pensando la comunidad. Podemos destacar como preguntas que emergen desde ahí:

  1. 1. ¿Cómo pensar lo que es una comunidad sin un deber ser?
  2. 2. ¿En qué nos ayuda establecer relaciones entre las comunidades humanas y las distintas comunidades biológicas, entre las cuales la metáfora que pensamos de bacterias?
  3. 3. ¿Cómo pensar desde la potencia las distintas agrupaciones humanas?
  4. 4. ¿Qué nos permite pensar la comunidad cuando pensamos el ser humano como un sujeto gregario?
  5. 5. ¿Cómo pensar la relación cuerpo-comunidad? ¿Es el amor un punto de articulación?

Hacemos de este especial y de este texto una invitación para que avancemos los que así deseemos a buscar nuevos ángulos de mirada para leer lo que es lo comunitario, que lo permita exceder a la idea de comunidad vinculada exclusivamente a comunidades étnicas, marginalizadas o en lucha, y buscar comprender la comunidad como una dimensión de lo humano, y desde ahí qué posibilidades se abre en lo político, cultural, económico y educativo para repensarnos en relación a los desafíos del Presente.

Material suplementario
Referencias Bibliográficas:
Almeida, J. G., & Jiménez Manonellas, G. (2022) Poner el cuerpo en la formación política: los círculos de reflexión como dispositivo de cuidado popular. En: Formación política en América Latina: reflexiones desde la educación popular y las pedagogías críticas / María Mercedes Palumbo... [et al.]; Coordinación de María Mercedes Palumbo... [et al.] - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: CLACSO, 2022. Libro digital, PDF - (Grupos de trabajo de CLACSO)
Damasio, A. (2018). El extraño orden de las cosas: La vida, los sentimientos y la creación de las culturas. Ediciones Destino.
Jenkins, H. (2006). Convergence culture. New York university press.
Moffatt, A. (1982). Terapia de crisis. Teoría Temporal del Psiquismo, Editorial Búsqueda. Buenos Aires.
Reich, Wilhelm (2008) La revolución biosocial. Círculo Internacional de Comunistas Antibolcheviques.
Notas
Notas
i El término simbiosis (del griego: σύν, syn, 'juntos'; y βίωσις, biosis, vivir) se aplica a la interacción biológica, a la relación o asociación íntima de organismos de especies diferentes para beneficiarse mutuamente en su desarrollo vital.
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