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Informes de Investigación Cuantitativa o Cualitativa

Rol de los padres en el desarrollo socio afectivo de niños con autismo de 2 a 3 años

ROLE OF PARENTS IN THE SOCIAL AFFECTIVE DEVELOPMENT OF CHILDREN WITH AUTISM AGED 2 TO 3 YEARS

Fernanda Beatriz Zamora Macías
Ricardo Giniebra Urra,

REVISTA EDUCARE

Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Venezuela

ISSN: 1316-6212

ISSN-e: 2244-7296

Periodicidad: Cuatrimestral

vol. 26, núm. 2, 2022

revistaeducareupelipb@gmail.com



Abstract: This article is the product of an investigation which is located in the positivist paradigm under the quantitative approach, framed in a descriptive level design Its purpose was oriented to analyze the role of parents in the socio-affective development of children from 2 to 3 years old with autism who attend psychology care at the National Institute of Children and the Family, (INFA) Portoviejo – Ecuador. In the investigative process, a sample consisting of 5 pairs of parents to whom an interview taken from a standardized instrument created by Stone, W.L., & Hogan, K.L. (1993) was applied, it was adapted to fulfill the purpose of the study maintaining the dimensions: Social relationships, affective relationships, interaction and communication, all with respect to the autistic child, while the role of parents were contemplated authority, affective relationships, overprotection, respect, and communication. The results show that the most obvious roles are that of the overprotective father and that of affective relationships which allows us to conclude that it is essential to understand the situation of the child, and not to try to act as a norm, when conceiving this is demonstrative that it is the position of accepting and respecting it as it is, and can fix the necessary attention for their social and affective development

Keywords: Autism spectrum, Social and affective development.

Resumen: El presente artículo es producto de una investigación la cual se ubica en el paradigma positivista bajo el enfoque cuantitativo, enmarcada en un diseño nivel descriptivo Su propósito estuvo orientado en analizar el rol de los padres en el desarrollo socio afectivo de niños de 2 a 3 años con autismo que asisten a la atención psicología en el Instituto Nacional de la Niñez y la Familia, (INFA) Portoviejo –Ecuador. En el proceso indagatorio, participó una muestra constituida por 5 parejas de padres a quienes se les aplico una entrevista tomada de un instrumento estandarizado creado por Stone, W.L., & Hogan, K.L. (1993), el mismo se le hicieron adaptaciones para cumplir el propósito del estudio manteniéndose las dimensiones: Relaciones sociales, relaciones afectivas, interacción y comunicación, todo ello con respecto al niño autista, en tanto al rol de los padres se contemplaron la autoridad, las relaciones afectivas, la sobreprotección, el respeto, y la comunicación. Los resultados dan a conocer que los roles más evidentes es el del padre sobreprotector y el de relaciones afectivas lo cual permite concluir que es fundamental entender la situación del niño, y no intentar que actúen de forma norma, al lograr concebir esto es demostrativo que se esta la posición de aceptarlo y respetarlo tal cual como él es, y pueden fijar la atención necesaria para su desarrollo social y afectivo

Palabras clave: Espectro Autista, Desarrollo social y afectivo .

Introducción

El ser humano es esencialmente un sujeto que vive y se desarrolla en un proceso de aprendizaje social, el cual ocurre inmediatamente después del nacimiento. Por lo tanto, la familia es la primera unidad cultural donde el niño se interrelaciona y posteriormente tienen lugar las primeras experiencias con los demás. Según Mestre et al (2018), para que la interacción sea adecuada, es necesario que el sujeto haya madurado con anterioridad demostrando la seguridad que proporciona una correcta relación con la figura de apego en este caso los padres

Por tal razón, el aspecto fundamental de las relaciones interpersonales del niño está en las huellas que deje la vinculación afectiva y emocional con los seres que le trasmiten afecto y seguridad, esto influye poderosamente en la personalidad por ser un referente continuo para él; y sobre éste será construido el concepto de sí mismo y el modo de establecer relaciones con otras personas en el futuro. Es así como, el hecho de sentir que los padres jamás le fallarán es decisivo para asegurar una confianza básica en sí mismo y, posterior, para confiar en los demás.

Los aspectos antes mencionados son fundamentales para el desarrollo social y afectivo, categoría que en palabras de Bravo-Castro et al (2016) juega un papel fundamental en el niño, en el afianzamiento de su personalidad, autoimagen y autonomía, en su convivencia, clima escolar y rendimiento académico, elementos esenciales para la consolidación de su subjetividad, como también en las relaciones que establece con los demás. Desde la perspectiva de estos autores, la dimensión socio-afectiva es alusiva al conjunto del acontecer emocional y social que ocurre en la mente del hombre y se expresa a través de su comportamiento emocional, sentimientos y pasiones, en un marco social.

Ahora bien, ese proceso de regulación de comportamiento emocional, se aprende desde el seno del hogar, siendo éste el primer entorno educativo, y los padres con su forma de ser y actuar se convierten en modelo, y crean patrones de comportamiento que más adelante repercuten en la vida del infante. Es por ello que los padres son cimiento fundamental en el desarrollo social y afectivo de sus hijos, es la familia el núcleo donde se constituyen las primeras acciones afectivas, y se regular y corrigen aquellas actitudes no favorables para desarrollo sano.

De allí, la importancia de fortalecer las relaciones afectivas en el seno del hogar porque potencia las capacidades tanto cognitivas como socioemocionales, lo cual contribuye a desarrollar el asertividad, la seguridad en sí mismo y la capacidad de comunicarse de forma efectiva. Un niño con un desarrollo emocional sano, es capaz de expresar su opinión y defenderla, (Pérez y Avila, 2017) todo esto abarca el trato interpersonal, la independencia, la disciplina, la responsabilidad, la autoestima, la comprensión de sí mismo y de los demás e, incluso, la alegría de vivir con una actitud positiva.

Es de hacer saber que a juicio de Maseda (2013) no todas las personas son igual de competentes a nivel emocionales, por lo tanto, no posee el mismo grado de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para tomar conciencia, comprender, expresar y regular de forma apropiada los fenómenos emocionales que invaden la mente y el cuerpo, y para el infante en sus primeros años de vida es aún más complejo regular sus emociones dado que a nivel personal prevalecen todos los rasgos del egocentrismo por tanto desde su creencias todo debe estar en función de él.

Esta diferenciación, en la dimensión socio afectiva es notable de manera particular en el niño con espectro autista:

El autismo es un trastorno del desarrollo caracterizado por importantes alteraciones en la interacción social y emocional y en la comunicación, que se acompañan de comportamientos e intereses restrictivos. Una de las características más sobresalientes de las personas con espectro autista es su dificultad para la comunicación emocional, para mostrar empatía, y para reconocer y comprender las emociones de los demás, independientemente de la capacidad general del individuo (Maseda, p8, 2013)

Lo anterior indica que el niño autista presenta complicaciones para la comunicación social, incluso a juicio de López et al (2008) suele tener manifestación de emociones de manera inapropiada tales como el descontrol y el cambio rápido en las emociones -labilidad emocional, pasando de una intensa alegría a un estado de rabia y alteración sin razón aparente. Por otra parte, no suelen establecer relaciones afectivas con sus padres por lo general, prefieren estar solos, sea en casa o en el colegio e incluso separados del grupo de sus amigos. Manifiestan, en esencia, un comportamiento retraído frente a las personas, el entorno y hacia las actividades que se les propone (López et al 2008).

Por la insuficiencia de habilidades adaptativas, la mayoría de las veces los niños autistas presentan problemas de conducta (Baña, 2015) pero también suelen presentar desarrollo en sus aptitudes sociales, para ello el entorno familiar y la dedicación de los padres es fundamental. Por otro lado, es importante destacar que, todas las personas con autismo son diferentes, y sus características no son las mismas a las que presentan niños con otros trastornos. Esta diferencia en la expresión de las características de un niño a otro se ve influenciada por el entorno en el que viven, sus experiencias de vida y, lo más importante, el apoyo que reciben en la superación de las dificultades de estas experiencias, a partir del modelo de educación que reciben en el hogar y en y la escuela.

Ahora bien, desde el punto vista familiar la presencia de un niño con autismo tiene consecuencias significativas lo que hace que esta se convierta en diferente. En esa diferencia la cultura también juega un papel fundamental (Quintanal, Altés y Amodia, 2018), esto incluye una variedad de cambios graves que afectan las interacciones sociales, el comportamiento y la comunicación en la primera infancia (Baña, 2015). Ante lo expuesto, la familia y específicamente los padres, tienen como funciones cuidar y asegurar la supervivencia y educación de estos niños y formarlos para vivir en la comunidad social de referencia o en otras cercanas, dado que el entorno en el que vive el niño afectará su vida.

En este sentido, para el niño autista la influencia de sus padres es un pilar fundamental en el desarrollo de las habilidades socio afectivas. Esas relaciones de cariño y protección son significativas para su desarrollo, además que le aportará para integrarse a la sociedad. De allí que la participación de los padres resulta muy importante en este proceso, brindando estabilidad emocional, afecto y cariño. Además, el niño aprende a vincularse en el seno familiar y sentirse protegido y seguro. (Suarez y Vélez 2018).

Con base a estas disertaciones presentadas el presente artículo se sustenta en una investigación la cual tuvo objetivo analizar el rol que tienen los padres en el desarrollo socioafectivo de niños con autismo con edades entre 2 y 3 años que asisten a la atención psicología en el Instituto Nacional de la Niñez y la Familia, (INFA) Portoviejo –Ecuador. Siendo esta investigación justificada y sustentada desde la perspectiva de la orientación familiar, por cuanto permitió conocer las particularidades de este proceso, para poder aportar información práctica y precisa que ayude a comprender la conducta del niño y las propias que adoptan los padres, además de generar mayor atención tanto para los profesionales de educación como para familiares que recién están viviendo esta experiencia.

Orientaciones teóricas

El niño con espectro autista

El génisis de la palabra autista tiene sus raíces del griego auto- de autos, que significa “propio, uno mismo”. Se define a nivel global, como una perturbación del desarrollo, constante y profunda que afecta a la comunicación, imaginación, programación y reciprocidad emocional (Frith, 2004). Sus manifestaciones clínicas estables y duraderas se clásicamente en la llamada “triada de Wing” (Wing 1997):

1. Déficits en relaciones sociales,

2. Déficits en comunicación, y

3. Déficits en flexibilidad de intereses e imaginación.

En este mismo sentido, para la American Psychiatric Association (APA) (2013). El autismo es un trastorno del espectro (TEA), del neurodesarrollo que se caracterizan por las deficiencias persistentes en la comunicación social e interacción en diversos contextos, y los patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades. Asimismo, para López-Zea y Ares abordados por Del Castillo (2016) el autismo es trastorno del desarrollo que persiste a lo largo de toda la vida y por lo general se hace evidente durante los primeros 30 meses de vida del niño generando alteraciones a nivel del lenguaje y la comunicación, afectando las competencias sociales. Con frecuencia, estos síntomas se hacen acompañar por comportamientos inusuales de acciones de carácter repetitivo y estereotipado, de movimientos de balanceo y de obsesiones insólitas hacia ciertos objetos o acontecimientos.

Dentro del campo emocional, el niño autista presenta una serie de alteraciones y déficits, que de alguna manera los define y son indicio de diagnóstico dentro de este ámbito, en virtud de ello, Szatmari, (2004), señala las siguientes características:

- Expresiones faciales limitadas: Esta tiende ser rígida y poco variada, presentan una sonrisa constante y falsa apariencia de felicidad, una variedad de expresiones inusuales y no comunicativa, no realizan intercambio de sonrisa como interacción social.

- Contacto visual inusual: El niño autista no realiza contacto visual, esto es una limitante para establecer contacto afectivo comunicativo no verbal entre las personas.

- Disminución de gestos comunicativos: disminuciones o ausencias provocan que les sea muy difícil entenderse con los demás, hacerse entender y que haya una reciprocidad emotiva al establecer una conversación entre personas. Los gestos forman parte de expresión emocional, a través de ello se pueden expresar los sentimientos de una manera no verbal, y para el niño el autista esto es una gran limitante.

- Relaciones sociales restringidas: Se caracteriza por el aislamiento, pasividad social pero también en algunas ocasiones deseo por querer relacionarse y no saber cómo debido a los déficits que presenta en el área de la percepción emocional que le provocan incomprensión de las mentes y acciones de los demás.

- Fallo en la reciprocidad: El niño autista tiene conciencia de la existencia del otro, pero no entienden que este tenga una mente y diferentes opiniones y emociones.

- Dificultades en la atención conjunta: ausencia de la tendencia espontánea para compartir con otras personas placeres, sentimientos, interés u objetivos.

Ahora bien desde la percepción de la Asociación Psiquiátrica Americana (APA) en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales ( DSM) Se hace referencia que las personas con trastorno autista pueden mostrar una amplia gama de síntomas comportamentales, en la que se incluyen la hiperactividad, ámbitos atencionales muy breves, impulsividad, agresividad, conductas auto-lesivas, y especialmente en los niños rabietas. Puede haber respuestas extrañas a estímulos sensoriales. “Por ejemplo, umbrales altos al dolor, hipersensibilidad a los sonidos o al ser tocados, reacciones exageradas a luces y olores, fascinación por ciertos estímulos" (APA, 1994, pp. 67-68).

Asimismo, también suelen darse alteraciones en la conducta alimentaria y en el sueño, cambios inexplicables de estados de ánimo, falta de respuesta a peligros reales y, en el extremo opuesto, temor inmotivado intenso a estímulos que no son peligrosos. Estos rasgos son frecuentes, pero no son criterios necesarios para diagnosticar autismo (Rivière, 1997).

En este mismo sentido, Wing (1991), establece seis dimensiones del espectro autismo, señalando que estas afectaciones se mueven dentro de un continuo que va desde mayor a menor detrimento, y los organiza de la siguiente manera:

1. Trastornos cualitativos de la relación social: este hace referencia no solo a los niños que se aíslan completamente y no se vinculan con las personas, sino también aquellos que muestran interés por establecer relación con los demás, pero al carecer de una actitud empática no sabe cómo hacerlo.

2. Trastornos de las funciones comunicativas: en esta dimensión se observa aquellos niños que no presentan ningún interés de comunicación, pero también están aquellos que emiten algún tipo de comunicación sin importar si hay correspondencia, y otros que suelen demostrar que escuchan, pero no hacen ningún tipo de interacción demostrando en cierto modo distracción

3. Trastornos del lenguaje: Aquí puede aparecer el mutismo total o funcional, es decir aquellos niños con autismo que nunca desarrollará el lenguaje, o los que pueden acceder a un lenguaje discursivo y una capacidad de conversar con limitaciones, caracterizándose por las alteraciones sutiles de las funciones comunicativas o la prosodia del lenguaje, niños que hablan de una forma monótona, robótica.

4. Trastornos y limitaciones de la imaginación: en esta dimensión el niño puede manifestar con una ausencia completa del juego simbólico, pero también con la aparición de historias de ficción extrañas, o relacionadas con intereses restringidos que, a menudo, sirven para desconectar del mundo que les rodea.

5. Trastornos de la flexibilidad: Aquí se puede observar movimientos repetitivos de balanceo u otros, por otro lado, se da el pensamiento limitado y obsesivo o de intereses hacia algo que le llame poderosamente la atención. Estos trastornos de la flexibilidad también dificultan la posibilidad de introducir cambios en las rutinas diarias. Para ellos, todo tiene que suceder cómo y cuándo estaba previsto.

6. Trastornos del sentido de la actividad: Aquí se puede observar en el niño conductas repetitivas sin ningún propósito.

El desarrollo socio-afectivo del niño autista

El desarrollo emocional o afectivo en palabras de Haeussler (2012), se refiere al proceso por el cual el niño construye su identidad (su yo), su autoestima, su seguridad y la confianza en sí mismo y en el mundo que lo rodea, a través de las interacciones que establece con sus pares significativos, ubicándose a sí mismo como una persona única y distinta. “A través de este proceso el niño puede distinguir las emociones, identificarlas, manejarlas, expresarlas y controlarlas. Es un proceso complejo que involucra tanto los aspectos conscientes como los inconscientes”. (p.55).

En este mismos sentido Piaget (1978), define la afectividad como, el aspecto energético de la conducta, indisolublemente ligado a su otro aspecto, que es el estructural o cognoscitivo. “Los afectos o sentimientos proporcionan, en efecto, las energías necesarias para dirigir la acción atribuyendo un interés hacia sí mismas y un valor a sus fines, mientras que el aspecto cognoscitivo le imprime su estructura”. (p. 3). Por consiguiente, la vida afectiva es el conjunto de estados y tendencias que el individuo vive de forma propia e inmediata (subjetividad), que influyen en toda su personalidad y conducta (trascendencia), especialmente en su expresión (comunicatividad), y que por lo general se distribuyen en términos duales, como placer-dolor, alegría-tristeza, agradable-desagradable, atracciónrepulsión.

Si bien es cierto para el niño autista mostrar empatía, reconocer y comprender las emociones de los demás es una situación bastante compleja dado que a ellos se les hace difícil “distinguir entre lo que hay en el interior de su mente y lo que hay en el interior de la mente de los demás. Si bien es cierto de acuerdo a las características que se han señalado anteriormente los niños autistas suelen tener escasa respuestas de estímulo, tiene poca interacción con sus pares por lo tanto no comparten experiencias y juegos además su comunicación verbal y no verbal es poco expresiva y ausente.

Padres con niños autistas

La familia representa una unidad integral, con mayor influencia en el desarrollo integral del niño, bien sea físico, afectivo y social, y pesar que ser constituida como el núcleo central de la sociedad cada grupo familiar tiene un modo de vida determinado, que depende de sus condiciones de vida, de sus actividades sociales, y de las relaciones entre sus miembros, es por ello que enfrentar la noticia de un diagnóstico de trastorno de espectro autista tiene un impacto de carácter emocional importante el cual se vive de acuerdo de acuerdo a las condiciones antes mencionadas y conocimiento que se tenga de la situación.

En este sentido la Federación Española de Asociaciones de Profesionales de Atención Temprana (2019) refiere que cuando los padres reciben la noticia de que su hijo padece de autismo experimentan en esos momentos, emociones intensas de pérdida, dolor, incertidumbre, amenaza, impotencia, conmoción y perplejidad. No obstante, al comenzar a educarse y a obtener información sobre lo implica el autismo se comienzan a vivir momentos de ajuste en el que van comprendiendo y reconociendo los diferentes cambios que ésta va a suponer en su dinámica cotidiana hasta alcanzar un momento de reintegración o adaptación en el que se centran en el día a día.

En virtud de los referidos autores como Maseda, (2013), y Del Castillo (2016) coinciden en señalar que la manera de vivir y afrontar la situación por parte de las familias con hijos/as autismo, no solo les favorecerá a ellos a nivel personal y físico, sino que supondrá un refuerzo y ayuda importante para sus hijos que les permitirá poder construir una vida satisfactoria junto a ellos. En consideración de lo expresado, es importante que la familia específicamente los padres se formen en todo el aspecto que involucra al niño autista para poder así comprender sus carencias, deficiencias o dificultades y concienciarles para que sean capaces de equilibrar las emociones sentidas ante la situación vivida (Maseda, 2013).

Rol de los padres y las estructuras e interacciones afectivas

Desde las ciencias humanas el termino rol asume un carácter interdisciplinario (Camacho et al 2000). Así mismo las autoras citadas señalan que desde el campo de la psicología el termino ha sido utilizado para ampliar sus concepciones teóricas, más a juicio Bee y Mitchell (1987) asumen la definición de rol como el contenido de una posición o las implicaciones conductuales de ocupar esa posición. Todo ello implica que, al asumir un rol, conduce a un compromiso, y es precisamente lo que realizan los padres, hacerse responsable de llevar hacia adelante y cumplimiento una serie de acuerdo a la familia específicamente a los hijos.

A partir de esta perspectiva se asume el rol de los padres con una visión de relación de influencia, esto conduce a reflexionar sobre las actitudes educativas de ellos, como método o técnica requeridas en el aprender a educar. Es preciso, por lo tanto, considerar las estructuras e interacciones entre padres e hijos, definidas estas por Coopersmith y Citados por Pérez y Avila (2017) como aquellas que instauran límites idóneos en el comportamiento del niño, comunicados en forma clara y democrática, que además facilitan el desarrollo de la tolerancia y la habilidad de adaptación a las normas establecidas.

De allí que los padres al asumir su rol como tal establecen normas y reglas claras que le permiten al niño situarse y desenvolverse en la complejidad del ambiente donde se desenvuelve. En este sentido, las estructuras e interacciones son tan relevantes como los gestos afectivos para el desarrollo de la personalidad, la autoestima y las estrategias de autorregulación emocional y del comportamiento en los hijos. En consonancia, se presentan a continuación algunos indicadores del contexto familiar que son determinantes en el rol de los padres para generar interacciones afectivas con su hijos e hijas, durante sus primeros años de vida los cuales están relacionados con autoridad, las relaciones afectivas, la sobreprotección, el respeto, la comunicación y la resolución de conflictos (Pérez y Avila 2017)

Indicadores del contexto
familiar que son determinantes en el rol de los padres
Grafico 1
Indicadores del contexto familiar que son determinantes en el rol de los padres
Fuente Pérez y Avila (2017)

Autoridad

Según la UNESCO (2004), la autoridad es el respeto del conjunto de reglas o normas libremente admitidas y necesarias en cualquier comunidad organizada. Lo cual les da legitimidad a los padres como representantes de la familia a ejercerla sobre sus hijos, por ser un derecho natural, propio del parentesco existente entre ellos. Todo ello implica que niño comience a ver a sus padres como la autoridad que imprime respeto y afecto, por lo tanto, la autoridad en la crianza, es el valor propio de quien puede generar alternativas de obediencia sin recurrir a mandar, dominar, intimidar, castigar, destruir y torturar (autoritarismo). Tal como, lo señala Maldonado (2009) es “uno de los aspectos fundamentales y más polémicos en la dinámica de las familias y de cualquier grupo humano” (p.9). Por consiguiente, se debe concebir, como el mutuo respeto inspirado en la aprobación de los demás, respetar la libertad sin implicar sometimiento.

Con base a estas consideraciones Carrillo (2019), hace referencia que los padres y representantes deben “asumir su papel no de amigos sino de padres amistosos, dialogantes que tienen como responsabilidad la educación de los hijos” (p. 58). Por consiguiente, la autoridad es efectiva, sino se apela a los temores, a sanciones físicas, al ejercicio de la persuasión, a la manipulación o al compromiso, sino más bien al respeto y a la obediencia con la convicción de actuar dentro de los parámetros de un buen desarrollo psicosocial.

Las relaciones afectivas

El afecto, es el indicador principal a la hora de definir las relaciones entre padres e hijos. A criterio de Oliva (2015) las relaciones afectivas están vinculadas a la “cercanía emocional, a el apoyo, a la armonía y la cohesión, pero también se asocia al control o monitorización” (p. 213). Para Baumrind (citado en Oliva 2015) implica una asociación directamente con la comunicación por su constante presencia en las relaciones parentofiliales durante la infancia. Porque, aquellos niños y niñas que sostienen intercambios cálidos y afectuosos con sus padres son quienes mantienen relación interpersonales y comunicativas asertivas en su proceso de formación y desarrollo.

Por otro lado, para la UNESCO (2004) señala que los padres en su rol como tal deben aumentar la comprensión a su hija niña, reconocerlos con sus características propias y distintas a las del adulto, esto permitirá que desde las familias se les den mayores niveles de autonomía, se les escuche o se les apoye y se les comprenda. De allí el afecto se convierte en el indicador clave del estilo de familia democrática, al mostrar una asociación muy significativa y poco controvertida con el desarrollo y ajuste en la niñez.

En este mismo sentido, la teoría del apego de Bowlby (1980), plantea como los cuidados afectivos recibidos por un niño durante su infancia, y se convierte en el elemento fundamental para desarrollar en él sentimiento de apego y seguridad, todo esto contribuirá A conseguir una apropiada socialización dentro de una atmósfera agradable, segura, llena de afecto, evitando en todo momento el maltrato infantil, el cual es el elemento que afecta notablemente el desarrollo social de los niños y niñas, especialmente en la primera etapa de su vida.

La sobreprotección

Para Herrera (2012) es la “excesiva preocupación de los padres hacia las necesidades del hijo, satisfaciéndolas todas, sin dejar que el hijo pueda satisfacérselas por sí mismo. Es claro ejemplo de cómo la influencia de estos llega a restringir las posibilidades de desarrollo del infante. Al respecto Carrillo (2019), señala “el objetivo principal de la familia es facilitar el crecimiento de los hijos preparándoles para poder ser autónomos. El niño debe de adquirir habilidades, realizar actividades en mínimo riesgo para conocerse, saberse capaz y adquirir una competencia” (p. 58).

Por lo tanto, proteger a los niños es ineludible, pero sobreproteger es dañino, alcanza entorpecer el aprendizaje, convirtiéndoles en inseguros y dependientes. Porque, al no asumir sus responsabilidades, no desarrollan sus potencialidades convirtiéndose en niños miedosos e inseguros con baja autoestima, dificultad para tomar decisiones lo cual les lleva a depender en exceso de los demás. Igualmente, Herrera (2012) plantea:

Es tan importante que el niño aprenda por sí mismo y responda espontáneamente las situaciones que surjan a lo largo de su proceso evolutivo ya que puede provocar: la disminución en su seguridad personal, un mayor apego hacia sus padres que más adelante puede ocasionar en cualquier tipo de conducta dependiente. (p.64)

Si bien es cierto al momento de nacer, los hijos y los padres tienen un vínculo emocional muy fuerte, pero les corresponde saber que proteger no es educar, si bien es difícil establecer límites entre ambas acciones de educación, garantes del crecimiento del niño de forma independiente y autónoma. Así, los padres tienden a resolver por sus hijos todos los problemas presentados y evitan exponerlos a emociones como el miedo la tristeza u otros. Por ende, la sobreprotección se corresponde con síntomas de desórdenes emocionales en la infancia como la depresión y la ansiedad, (Pérez y Avila 2017).

El respeto

Para Carrillo (2019), “el niño debe de saber respetar los hechos, las personas y los objetos” (p. 58). Igualmente, debe entenderse como un individuo entre otros, con un estilo personal como identificados. Para que, en una familia se favorezca un clima de respeto y beneficio en cada uno de sus integrantes, la comunicación debe ser fluida y positiva, contribuyendo a la relación entre padres e hijos. Asimismo, al establecer respeto, es necesario para los padres aprender a valorar a sus hijos y a sí mismos, ya que cuando una persona no se autoacepta, difícilmente lo podrá hacer con los demás.

La comunicación

La comunicación entre padres e hijo depende de las creencias y supuestos existentes en su mayoría aprendidas (Álvarez 2011). En este mismo sentido Musitu y Soledad (en Perez y Ávila 2017), refieren que los padres que usan más comprensión y apoyo en la crianza tienden a más altos niveles de comunicación, y los que tienen niveles más bajos usan la coerción y el castigo físico más a menudo.

Por otra parte, la comunicación, a criterio de Oliva (2015), también suele experimentar un ligero deterioro en la niñez, etapa donde el infante hablan espontáneamente, las interrupciones son más frecuentes y la comunicación se hace más difícil. No obstante, este deterioro suele ser pasajero, y en la mayoría de familias la comunicación, al igual el afecto positivo, suele recuperarse a lo largo de ese periodo. Indiferentemente, del relativo desapego afectivo y comunicativo entre padres e hijos, los niños y niños se benefician de padres comunicativos, cercanos y afectuosos, que les apoyen en los momentos difíciles. Cuando el afecto, el apoyo y la comunicación positiva caracterizan las relaciones entre ellos, los niños se ajustan mejor psicosocialmente, incluyendo confianza en sí mismos, competencia conductual y académica, autoestima y bienestar psicológico.

Resolución de conflictos

La conflictividad familiar es uno de los aspectos característicos propios de las interacciones entre padres en hijos, Asimismo, para Ramírez (2017) los conflictos en la familia afectan el comportamiento de los niños. En concreto, el afecto negativo profetiza comportamientos agresivos, problemas de atención y de conducta, El autoritarismo, genera ansiedad y depresión; énfasis en el logro produce ansiedad, depresión y problemas sociales.

En general, cuando los padres se relacionan con los hijos y realizan sus funciones, ponen en práctica estrategias de socialización, con el propósito de influir, educar y orientar a sus hijos para su integración social. Aunque, las prácticas de crianza difieren de unos padres a otros y sus efectos igualmente son diferentes en los hijos, siempre los padres pretenden modular y canalizar las conductas de los hijos en la orientación, ellos aprecian y quieren, acordes a su personalidad. Por eso, interactúan con indicadores como autoridad, relaciones afectivas, sobreprotección, respeto, comunicación y conflictos.

Proceder Metodológico de la investigación

El conjunto de acciones metodológicas asumidas para describir y analizar rol de los padres en el desarrollo socio afectivo de niños con autismo de 2 a 3 años está orientada en el paradigma positivista, cuyo pensamiento remite a conocer la realidad desde una apostura objetiva, lógica, que orienta sobre cómo actuar para abordar y explicar el fenómeno objeto de análisis de allí que se admite enfoque metodológicamente cuantitativo el cual, de acuerdo a Hurtado y Toro (2007), hace énfasis en la objetividad orientada hacia los resultados, donde el investigador busca descubrir y verificar las relaciones entre conceptos a partir de un esquema teórico previo.

Del mismo modo, el trabajo se ajusta a un estudio de campo de tipo descriptiva, dado que la información se obtiene directamente donde suceden los hechos (Arias 2006) en este caso el Instituto Nacional de la Niñez y la Familia, (INFA) Potoviejo –Ecuador. y descriptivo, porque tiene como objeto central lograr la descripción o caracterización del evento de estudio dentro de un contexto particular (Hurtado y Toro 2007).

Siguiendo la matriz paradigmática asumida, el diseño de la investigación adoptado permitió alcanzar el objetivo central del estudio, (Hernández, Fernández y Baptista 2014) mismo que consistió en analizar el rol de los padres en el desarrollo socio afectivo de niños con autismo de 2 a 3 años, para ello el proceso investigativo se requirió la realización de diversas actividades y tareas amparadas en un diseño no experimental transeccional, por lo que no fue necesario la manipulación de las variables, el investigador solo se dedicó a observarlas y relacionarlas en su contexto natural además los datos fueron recogidos en un solo momento, en un tiempo único (Hernández, Fernández y Baptista 2014.)

Con respeto a la población objeto de estudio estuvo conformada por 30 padres de niños con autismo. que asisten al INFA de Portoviejo. La muestra estuvo constituida por 5 parejas de padres que tiene hijos con autismo cuyas edades se encuentran entre 2 y 3 años y que asisten a terapia psicológica, misma que fue seleccionada de forma intencional.

A ellos se les aplico de acuerdo a las características del diseño seleccionado la técnica de la entrevista, la cual según Ruiz (2002), es una técnica que consiste en “la recolección de información a través de la formulación de preguntas o cuestionarios que se entregan a personas para que ellas las respondan sin la presencia de una persona entrevistadora”. (p.170).

Es de acotar que la entrevista fue tomada de un instrumento estandarizado creado por Stone, W.L., & Hogan, K.L. (1993) el mismo para efecto de este estudio fue ajustado con el propósito de que generará la información para lograr el análisis del rol de los padres en el desarrollo socio afectivo de niños con autismo de 2 a 3 años. Dicha entrevista estuvo conformada 21 ítems a escala de Likert, con las siguientes alternativas: Casi Nunca, De vez en Cuando, A Veces, Casi Siempre y Siempre en la que se consideraron las dimensiones, Relaciones sociales, relaciones afectivas, interacción, Comunicación todo ello con respecto al niño autista, en tanto al Rol de los padres se contemplaron las dimensiones autoridad, las relaciones afectivas, la sobreprotección, el respeto, la comunicación y la resolución de conflictos. Por otro lado, cada alternativa de respuesta fue valorizada de la siguiente manera:

Cuadro 1
Valor de alternativa de respuesta
Alternativ as
Casi nunca CN De vez en cuando, DC A veces AV A menudo CS Casi siempre S
1 2 3 4 5

Considerando que el mencionado instrumento fue necesario hacer algunos ajustes, esto conllevo a ser sometido a validez a juicio de un especialista en metodología de la investigación, 2 especialistas en el tema; quienes juzgaron de manera independiente los ítems, verificando la correspondencia entre ellos y la formulación de los objetivos del estudio, así como también la claridad, pertinencia y la congruencia de los mismos, permitiendo mejorar y consolidar el instrumento, con base a los objetivos del estudio, cuya versión final fue sometida posteriormente a la prueba de confiabilidad, a manera de contar con la precisión y estabilidad de los ítems.

Esta prueba permitió considerar la capacidad de estabilidad e instrumento, así como la posibilidad de la reducción o anulación de riesgos en cuanto a la obtención de resultados; junto a la validación, representa un criterio de rigor científico y objetividad en la investigación cuantitativa. Hernández, Fernández y Baptista (2014.).de allí que para determinar este proceso se aplicó el mismo instrumento a 5 padres diferentes a la muestra seleccionada

Para determinar la confiabilidad se utilizó el Coeficiente de Alfa de Cronbach en tanto no exigen respuestas correctas o incorrectas del sujeto; al contrario, cada uno marca la alternativa que más representa su respuesta de acuerdo con su experiencia u opinión. La fórmula utilizada fue de confiabilidad (magnitudes) que oscilan entre cero (0), que significa nulidad en esta capacidad y uno (1) que representa el máximo; esto es, confiabilidad total, en función de lo presentado en el siguiente cuadro.

Cuadro 2
Rangos de Confiabilidad
Rangos Magnitud de Alfa de Cronbach
Muy Alta 0.81 – 1
Alta 0.61 - 0.80
Moderada 0.41- 0.60
Baja 0.21 - 0.40
Muy baja 0.01 - 0.20
Tomado de Ruíz, C. (2002). Instrumentos de Investigación Educativa. Procedimiento para su Diseño y Validación.

Donde K es el número de ítems; S²i es la sumatoria de Varianzas de los ítems; S²T representa la Varianza de la

Y la aplicación se ajustó al procedimiento mediante la siguiente fórmula:

Donde K es el número de ítems; S²i es la sumatoria de Varianzas de los ítems; S²T representa la Varianza de la totalidad de los ítems y α identifica el Coeficiente de Alfa de Cronbach. Para interpretar los resultados que se obtuvieron en la determinación del coeficiente, se utilizaron criterios o niveles de confiabilidad preestablecidos, tal como se mostraron en el cuadro 3. Con la fórmula, apoyada en el software Excel, se obtuvo rangos de 0.83 según los rangos establecidos por Ruíz (2002) significa muy alta confiabilidad; no obstante, para verificar se decidió sobre el rango de la consistencia interna de los cuestionarios procesada por el programa Paquete Estadístico para las Ciencias Sociales (SPSS) y esto produjo las magnitudes de 0.86

Análisis e interpretación de resultados

A continuación, se presentan los resultados de la entrevista a los padres que asisten al Instituto Nacional de la Niñez y la Familia, (INFA) Portoviejo –Ecuador, las cuales permitirán conocer y analizar el rol de ellos en el desarrollo socio afectivo de niños con autismo de 2 a 3 años. Dichos resultados están presentados siguiendo las dimensiones: Relaciones sociales, relaciones afectivas, interacción, Comunicación todo ello con respecto al niño autista, en tanto al rol de los padres se contemplaron la autoridad, las relaciones afectivas, la sobreprotección, el respeto, y la comunicación.

Los primeros resultados que se reseñan hacen referencia a la dimensión relaciones sociales y los diferentes roles que los padres ejecutan.

Dimensión:
Relaciones sociales
Grafico 2
Dimensión: Relaciones sociales

Los Resultados en la dimensión relaciones sociales se observan en el grafico 2 que el 75% de los padres respondieron en el ítem 1 que casi siempre buscan a proteger a su hijo/a si tratar de interactuar con otros adultos. Asimismo, se puede notar que 56% de los padres respondieron en el ítem 2 que siempre sienten incomodidad si su hijo/a no le hace caso a personas que intentan a interactuar con él/ella, más un 25% refirió que a veces. En cuanto al ítems 3 al preguntarle a los padres que si regañan o se molesta con su hijo/a si se pone flojo/a cuando otra persona intenta abrazarlo el 68% de ellos respondieron que a veces se molestan.

En este mismo sentido se observa en le ítems 4 que el 83% siempre tiende a obligar a sus hijo/a estar sentado con otros niños para que intente jugar y el 68% en el ítem 5 refirieron que casi siempre le tratan de colocar a su hijo/a otros niños sabiendo que él no va reaccionar. Por otro lado, en el ítem 6 el 60% de los padres señalaron que siempre dejan que su u hijo/a en reuniones se retira para estar solo, y en el ítem 7 el 72% refirió que siempre llevan a su hijo/a de paseos para estimularlo a que juegue con otros niños.

Dimensión:
Relaciones afectivas
Grafico 3
Dimensión: Relaciones afectivas

En cuanto a la dimensión relaciones afectivas, se observa en el grafico 3 que al preguntarle a los padres en el ítem 8 que si le pide a su hijo/a que le abrace aun sabiendo que su atención es dispersa, el 60% y el 40% de los padres respondieron siempre y a casi siempre respectivamente. En este mismo sentido en el ítem 9 al preguntar a los padres que, si ofrece a su hijo/a alimentos o juguetes sin que haya alguna manifestación de necesidad, se observa que el 56% de los entrevistados respondió de vez en cuando, un 25% casi nunca y un 19% a veces. En el ítem 10 el 88% de los padres respondieron que siempre reaccionan de inmediato a auxiliar a su hijo/a si éste cae sin dejar que busque las posibilidades de ponerse de pie.

Por otro lado, el 60% de los entrevistados señalo en el ítem 11 que de vez en cuando anima a su hijo/a comer solo sin su ayuda, y el 90% respondió en el ítem 12 que siempre se colocan a la altura de su hijo/a para mírale al cuándo con les habla. En este mismo sentido en el ítem 13 se observa que el 65% refirió que de vez en cuando siente que su hijo/a no puede valerse por sí solo/a. y en el ítem 14 el 90% señaló que siempre abraza y besa a hijo/a para que sienta su cuidado y protección.

Dimensión: Relaciones
comunicativa
Grafico 4
Dimensión: Relaciones comunicativa

Los resultados en el grafico 4 en cuanto a la dimensión comunicativa se observa en el ítem 15 que el 85% de los padres respondieron que siempre le está hablando a su hijo/a para que sienta su presencia. En cuanto al ítem 16 se aprecia que el 56% de los padres respondió que algunas veces entiende las señas y gesto de su hijo/a mientras que el 40% a esta interrogante que siempre. Ahora bien, en el ítem 17 al preguntarle a los padres que si le repite a su hijo/a las palabras de forma lenta para que se las aprenda solo el 15% refirió que siempre el 28% algunas veces, un 33% a veces y un 24% de vez en cuando. Así mismo se observa en el ítem 18 que el 75% de los padres siempre trata de calmar a hijo/a si este se muestra frustrado o alterado al no poder comunicarse de forma efectiva. De igual manera en el ítem 19 el 95% de los encuestados señalo que casi nunca se ha molestado si su hijo/a no atiende a sus palabras. Y en el ítem 20 el 100% de los padres respondieron que siempre celebra cuando su hijo/a les mira a los ojos y obedece alguna orden y finalmente en el ítem 21 al preguntar que si Le toma el rostro a hijo/a para que le mire cuando le está hablando el 40% señalo que a veces el 32% refirió que casi nunca y el 28% de vez en cuando.

Discusión de los resultados

Los resultados del estudio en las diferentes dimensiones (Relaciones sociales, relaciones afectivas, interacción, Comunicación) dejan ver claramente cual es el rol que cumplen los padres en el desarrollo socio afectivo de niños de 2 a 3 años con autismo. Si bien es cierto, para una familia cuya dinámica se ve irrumpida por diagnósticos de espectro autismo que causa ciertos desajustes en todo el seno familiar, y una de las reacciones de los padres es cumplir con el rol de protector. Ser protector para Peña (2022) es una actitud completamente normal sobre todo cuando existen situaciones de vulnerabilidad en los hijos creando así sentimiento de preocupación. Sin embargo, esta intranquilidad no debe convertirse en una actitud obsesiva y extremista, para el niño con espectro autismo la sobreprotección lo puede conducir a un estado de minusvalía, porque, aunque el niño presente una situación diferente a los demás no significa que pueda valerse por sí mismo.

Otro rol que se pone en evidencia de acuerdo a los resultados es el de autoridad. Esta forma de ser y de actuar de los padres es descrita por American Psychological Association (2022) como inflexibles, exigentes y severos cuando se trata de controlar el comportamiento, imponen muchas reglas. Además de exigir obediencia y autoridad, están a favor del castigo como forma de controlar el comportamiento de sus hijos, Es de hacer notar que, de acuerdo a la organización antes mencionada, este sobre control crea en los niños autistas irritabilidad, temores, además que los hace mostrarse temperamentales, infelices, irritables, malhumorados y vulnerables al estrés.

Y finalmente el rol del padre afectivo es otro que se pone en evidencia de acuerdo a los resultados. Esta forma de asumir la responsabilidad ante un niño con espectro autista se establece a través de vinculo afectivos que se da desde el mismo momento en el que niño nace. En los resultados estos se observan con manifestaciones de protección, atención cuidado, abrazos, además con la persistencia de que el niño juegue con otros e interactúe.

Con base a lo referido, Pérez- Espinoza, (2014) reseña que el vínculo afectivo es la relación de amor, comunicación y cariño que se establece entre el padre e hijo, éste se va creando desde la infancia y se va desarrollando a lo largo de la vida, además desde la perfectiva de Correa (2017) el vínculo afectivo es algo que se establece día a día, y esto implica la responsabilidad de acompañar al niño en el crecimiento y desarrollo.

Por otra parte, el Centro Neuro Rehab Human Brain (NEURORHB) (2017) expone que muchos comportamientos de niños con trastorno del espectro autista causan desconcierto en sus padres por las reacciones de rechazo al contacto afectivo, la falta de respuesta cuando se les habla, y el no de contacto visual, entre otras características, es de saber que estas reacciones del niño impactan profundamente a los padres produciendo sentimientos de culpa importantes. Ante esta situación es significativo el control de las emociones y el afecto que se imprime al niño porque se puede llegar al extremo de desarrollo cierto grado de dependencia que perjudicaría en vez de ayudar el emocional del niño.

Conclusiones

Es indudable no pensar que rol que cumplen los padres es fundamental en el desarrollo socio afectivo de niños con autismo y sobre todo para en los primeros años de vida. Las relaciones afectivas entre padres e hijos están supeditadas por un intercambio comunicativo, social y emocional, y es indispensable que se dé en todo ámbito. Desde que el hijo nace, inicia la relación. Para que exista calidad, es necesario que los padres no tomen actitudes en criticar o emitir juicio, ni realicen comparaciones de su hijo autista con otros niños. En vez de ello, se debe tratar de comprender la individualidad y características de cada uno, solucionar los diferentes problemas que se presenten, ante todo, escuchando, dialogando y comprendiendo las actitudes, corrigiendo según sea el caso que éstos presenten.

En tal sentido es fundamental entender la situación del niño, y no intentar que actúen de forma norma, cuando los padres prueban ver el mundo tal cual como lo aprecia su hijo autista, ya están en la posición de aceptarlo y respetarlo tal cual como es el, y pueden fijar la atención necesaria para su desarrollo social y afectivo

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