Reseñas de literatura científica
Reseña: Prácticas de lectura y escritura en la era digital
REVISTA EDUCARE
Universidad Pedagógica Experimental Libertador, Venezuela
ISSN: 1316-6212
ISSN-e: 2244-7296
Periodicidad: Cuatrimestral
vol. 23, núm. 3, 2021
Hernández Denisse, Cassany Daniel, López Rocío. Brujas. 2018. México. Asociación Civil Social TIC. 224pp.. 978-987-760-110-7 |
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Recepción: 23 Octubre 2021
Aprobación: 05 Diciembre 2021
Se trata de una obra colectiva que constituye el volumen 5 de una colección denominada “Háblame de TIC”, auspiciado por la Red Temática Literacidad Digital en la Universidad (RED-LDU), un conjunto de académicos e investigadores de distintas instituciones. En este libro se exponen ocho trabajos alrededor de conceptos como “actividad letrada”, “prácticas digitales de lectura y escritura”, “prácticas comunicativas a través de lengua escrita”, con los cuales se señala la conjunción entre las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y los usos que se les dan principalmente en ambientes educativos, aunque con mención también a entornos informales donde las personas buscan y procesan información de estos medios.
El texto se organiza en dos grandes partes. La primera, dedicada a “las prácticas de lectura y escritura digital en contextos de enseñanza” presenta aportaciones producto de investigaciones realizadas con metodología cualitativa en distintos niveles educativos. La segunda, referida a los “usos escolares y vernáculos” de las prácticas mencionadas, no centra su atención en situaciones de enseñanza sino en aquello que se puede desprender de la lectura y la escritura como actividades socialmente situadas.[1]
Parte de la riqueza de la obra se encuentra en el abordaje que se realiza de asuntos como la variedad de propuestas de lo que es denominado como “alfabetización académica” o “alfabetización informática” entre personas de prácticamente todos los niveles de educación formal y en algunos contextos no formales. Lo anterior supone la presencia en los trabajos de dos temáticas compartidas:
1) La necesidad de un conjunto de conocimientos básicos sobre el uso de las TIC no solo para aprender, sino para enseñar. Estos conocimientos incluyen el dominio de recursos más allá de los comúnmente empleados como parte del software con el que ya se encuentran un poco más familiarizados sobre todo los profesores; abarca aspectos como el empleo de “la nube” o la creación de códigos QR para facilitar tareas específicas.
2) La problemática de la implementación práctica de las habilidades digitales establecidas en los lineamientos curriculares, en el caso de entornos escolares. Factores de orden social como la desigualdad económica, las culturas de trabajo imperantes en la práctica docente o las finalidades predominantes sobre las TIC de parte de los estudiantes (como las de orden recreativo por encima de las de tipo educativo) intervienen en esta cuestión.
Otra fortaleza de la obra es la multiplicidad de enfoques metodológicos presentes en los ocho trabajos que la componen, así como la amplitud de perspectivas que es posible distinguir en su prólogo y en la presentación, esta última a cargo de los coordinadores. Los métodos que van desde la etnografía y el estudio de casos hasta el análisis de producciones escritas, atravesando por el método clínico piagetiano en uno de los trabajos, dan cuenta de un objeto de estudio que está lejos de agotarse, mientras que las perspectivas conceptuales nos familiarizan con planteamientos como la necesidad de educar en competencias para una “ciudadanía digital”, por ejemplo, categoría que se enmarca, entre otras, en la corriente de los Nuevos Estudios sobre Literacidad (NEL).
De manera particular, entre las aportaciones de los dos primeros trabajos, hechos en poblaciones de bachillerato, destaca la caracterización del concepto “prácticas lectoras digitales” (PLD) y “habilidades para la búsqueda y gestión de información”, respectivamente, así como el hecho de que en ocasiones la demanda implícita en las actividades solicitadas por los profesores en un centro escolar específico no siempre coinciden con las vías por las cuales se pretende lograr pericia en el uso de las TIC por parte de los estudiantes, mientras el segundo trabajo pone de relieve una carencia en los estudiantes, el análisis crítico de la información que consultan, de donde se deriva la necesidad de intervenciones didácticas dirigidas al desarrollo de esta competencia.
El tercer trabajo merece mención aparte, en primer lugar, porque es consistente con argumentos mayores acerca del carácter de la escritura como herramienta epistémica, es decir, útil para construir conocimiento, no solo para reproducirlo. Esta posibilidad también se encuentra asociada con aquellas tareas solicitadas en este caso en contextos de enseñanza universitaria en una suerte de continuum donde en un extremo se encontrarían las de tipo más reproductivo y en el otro las que generan más reflexión en quien escribe. Esta resulta ser la apuesta principal de intervención que permitió en ese contexto pasar, como el autor de ese trabajo señala, del espacio temático (sobre qué se pretende escribir) al espacio retórico (cómo decirlo en función de quienes lo van a leer).
El cuarto trabajo reporta una experiencia de carácter técnico y teórico a partir de puesta en práctica de herramientas informáticas concretas, denominadas “Espía 2.0”, “Escriba 1.0” y “Estilista 1.0” en un contexto universitario. Llama la atención cómo los autores establecen la diferencia entre la tarea de orden técnico de “manipulación, edición o producción digital de textos” y la “escritura digital” propiamente dicha, la cual implica operaciones de pensamiento y toma de decisiones de mayor nivel cognitivo. Aunque pareciera que estas herramientas, las cuales permiten dar formato a textos, integrar y sintetizar informaciones de documentos diversos y de alguna forma monitorear cuestiones de forma, se presentan como una opción para investigadores que, en palabras de los autores, deseen dar un tratamiento informático a sus textos distinto del convencional, para lo cual ofrecen distintas utilidades en términos verbales y de imagen.
El quinto trabajo muestra una investigación por demás interesante en términos del recurso empleado para generar tareas de escritura y del método para obtener los datos. Con estudiantes de educación básica se utilizaron videos y trabajo en pares para pedir una explicación sobre su contenido, mientras la indagación del investigador se sujetó a las directrices clásicas de la entrevista clínica sobre procesos en desarrollo. Esta posibilidad se puede ampliar a otros usos tales como la producción de videos explicativos por los estudiantes (alternativa que no se explora en ese trabajo) y los aprendizajes que se pueden detonar a partir de ello, en especial, sobre actividad metacognitiva , la cual sí es examinada en el trabajo mediante lo que denomina “regulación de los procesos de escritura” de los estudiantes.
Por otro lado, los tres documentos que componen la segunda parte comparten dos características comunes: el énfasis en la actividad comunicativa como eje de las prácticas de lectura y escritura digital y el papel de la cultura como influencia sobre las mismas. En este sentido, la cultura a través de los factores del contexto afecta y es afectada por la participación de las personas en los “eventos letrados”, o sea aquellos que involucran al lenguaje, en este caso, a través de medios y formas digitales.
El primero de los trabajos de esta parte – sexto de la obra en su conjunto –detalla lo sucedido en un grupo de telesecundaria de una comunidad indígena de México a quienes se asignó un “proyecto didáctico”. Los autores enfatizan en torno al proceso de escritura la diferencia entre un texto compuesto por notas y resúmenes y la integración de una monografía sobre un tema de interés basado en una problemática de la comunidad. Mediante técnicas que incluyen la observación etnográfica, se describen aspectos como la dificultad para el acceso a Internet en una zona marginada, el asombro de los estudiantes frente a este recurso, sus dificultades técnicas en el manejo del mismo y las interferencias entre su lengua materna y el español para comunicar los resultados de sus búsquedas. De manera paralela se avizoran retos para que este tipo de zonas cuenten con mejor acceso a Internet y las otras herramientas digitales, de tal manera que sea posible “democratizar la información”, reiterando la importancia de la figura docente en eso.
El séptimo y penúltimo trabajo trata acerca del aprendizaje de una lengua extranjera en línea. De inicio, una precisión clave es la que sostiene acerca de la diferencia entre el aprendizaje en el aula y el que tiene lugar fuera de ella en espacios informales, de donde se desprende a su vez la distinción entre “viejas” y “nuevas” literacidades. Utilizando como instrumento de recolección de datos la entrevista a una muestra pequeña de personas de habla española que aprenden ruso en línea, esta investigación tiene como componente de interés adicional la detección de motivos e intereses individuales asociada al uso de las prácticas lectoras digitales, así como el rastreo de los sitios web y los recursos de los que se valen predominantemente los aprendices, entre los cuales sobresalen los contenidos de varias redes sociales, así como la herramienta de la “transliteración”, la cual implica no solamente la traducción de palabras o expresiones de una lengua a otra, sino, como ofrecen distintos servicios digitales, la conversión de los signos escritos y la escucha del sonido de tales palabras y expresiones en su lengua original (en este caso, la escritura en alfabeto cirílico y la escucha del fonema en ruso).
El octavo trabajo y último de esta obra colectiva es autodefinido como “una aproximación al estado del arte” y en este sentido difiere de los demás, los cuales contienen datos empíricos obtenidos vía investigación por los autores. El autor de este trabajo también aclara que se desprende de un proyecto mayor auspiciado por una institución universitaria, cuyo objeto está conformado por tres grandes categorías que corresponden al título: “Redes sociales, literacidad e identidad(es)”. El documento concreto se centra en la red social Facebook y en las maneras en que a través de las interacciones de sus usuarios se logra una “construcción discursiva de la identidad”. Quizá este es el trabajo que más aporta a la comprensión de las prácticas de lectura y escritura digital “vernáculas”, entendidas como aquellas que son parte de la vida cotidiana de la persona y se dan de modo no institucionalizado. De acuerdo con el autor, la construcción identitaria que se logra en línea está además vinculada a narrativas que los usuarios generan para sí mismos y para los demás. Éste y otros asuntos forman parte de una perspectiva conceptual a la cual hace una breve alusión, denominada “Nuevos estudios de cultura escrita”.
En suma, la obra representa un acercamiento a variados temas relativos a la emergencia de lo digital y sus implicaciones para la educación y la cultura contemporáneas. Su lectura ofrece una especie de conjunto de “guiones de documental” que tal vez sin proponérselo los autores nos permiten mirar, sobre todo por la aproximación tan fina que logran a los sujetos y sus acciones en el marco de lo que se aprende en la escuela, pero también fuera de ella a través de las TIC. Los variados contextos en los que se realizó la indagación de las prácticas de lectura y escritura digital nos permiten en parte identificarnos con algunos roles específicos, ya sea que nos reconozcamos como usuarios de redes sociales, de dispositivos móviles, de computadoras; aprendices de habilidades informáticas, donde se incluyen “aplicaciones”, “descargas”, “podcast” o ciudadanos “inadaptados” que poco nos familiarizamos con estas nuevas posibilidades de información – a veces desinformación - y comunicación, en esta realidad que llegó para quedarse: la era digital.
Notas