Entrevistas
Recepción: 15 Enero 2023
Aprobación: 18 Enero 2023
Enlace de YouTube https://youtu.be/dBD3lFEhv3I
玉虫色に光る蛍たち ~篠原誠二のレンズの向こうに写る広島~1
Naku na mushiwakaruru koi wahoshi ni sae
¡No lloren, insectos!igual que las estrellaslos amantes se separan.
Fuente: Kiku-jo
En el imaginario occidental, Hiroshima remite a una ciudad devastada por las bombas atómicas, a la destrucción masiva y su sufrimiento. En la novela La tumba de las luciérnagas (1967), escrita por Akiyuki Nosaka2 y en su adaptación al anime, producido por Studio Ghibli (Takahata, 1988), se presentan los más descarnados horrores de los ataques aéreos de 1945 sobre Japón, a través de las vivencias de los hermanos Seita y Setsuko, quienes, a pesar de perderlo todo, emprenden un viaje hacia la esperanza.
La historia está inspirada en las vivencias del propio escritor, así como en fotografías y narraciones orales de la gran cantidad de niños que, al quedar huérfanos, eran los únicos responsables de trasladar los cuerpos de sus familiares fallecidos a los cementerios. A los niños pequeños los amarraban con una cinta a la espalda y así los trasladaban. Sobre este hecho, hay un retrato sórdido que ha circulado alrededor del mundo en el que un niño de aproximadamente seis años lleva a cuestas el cadáver de su hermano menor.
Las fotografías de Seiji Shinohara parecen interrogar esta imagen y darle la vuelta, pues su mirada no es ese Hiroshima, sino aquel lugar que no coincide con nuestro imaginario, revestido de grandes portones, con ofrendas budistas entre los callejones, detalles arquitectónicos de los santuarios sintoístas, caminos empedrados, árboles de cerezos reflejados en los ríos y anuncios cotidianos que insinúan calles habitadas, vívidas… dejando fuera del encuadre a cualquier silueta o individuo. Nos presenta fotografías en blanco y negro que aluden, sin duda, a la esperanza que los hermanos buscaron en la tumba de las luciérnagas.
Estas imágenes nos inspiraron para titular la entrevista “La iridiscencia de las luciérnagas”, pues la sensibilidad de Shinohara nos muestra, con una agudeza experimental, la belleza de un Hiroshima que también existe y que por el peso de los acontecimientos ha sido negada. Son los pasos cuya mirada crea en cada rincón y que su memoria visual filtra hacia el observador; es la posibilidad de que el bebé de la fotografía y su hermano tengan un futuro. La base de sus pasos visuales se convierte así en una metáfora: la de la esperanza. La esperanza no solo del niño que llevó a su hermano al cementerio, sino también la de que en algún rincón de la ciudad el niño viva al lado de su hermanita, como Seita y Setsuko; que los dolores se hayan vuelto acaso la estética de un recuerdo que, más que lacerar, aleccione. Estas imágenes, que nos gustaría llamarles tornasoladas, con sus claroscuros como susurros del pasado, están destinadas a transformar los espantos de la guerra, a hacer visible el significado de la palabra “nankurunaisa”, con el tiempo todo se arregla. Es la iridiscencia de una luciérnaga que ilumina a esta Hiroshima que, como Suzaku, el ave fénix nipón, renace bajo las cenizas para brillar y alcanzar la inmortalidad.
Bibliografía
Nosaka, Akiyuki (1999). La tumba de las luciérnagas. Barcelona: Acantilado.
Takahata, Isao (director) (1988). La tumba de las luciérnagas [película]. Japón: Studio Ghibli.
Notas
Notas de autor
Declaración de intereses
Enlace alternativo
https://encartes.mx/gutierrez-alvarado-garnica-entrevista-shinohara-fotografo-hiroshima/ (html)
https://youtu.be/dBD3lFEhv3I (html)