Experiencias
Recepción: 19 febrero 2024
Aprobación: 21 septiembre 2024
Cómo citar / citation: Ameglio, P., Fracchia, M., Glower, A. y Castillo, R. (2025). Epistemología de construcción de paz y noviolencia: una investigación social en la UNAM sobre asambleas y paros. Estudios de la Paz y el Conflicto, Revista Latinoamericana, Volumen 6, Número 11, 131-149. https://doi.org/10.5377/rlpc.v6i11.19033.
Resumen: Describimos y analizamos, desde una mirada de la epistemología de paz y de la resistencia civil noviolenta, un proceso de investigación social realizada por estudiantes y profesores de la facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (FFyL), en la Ciudad de México, que se aplicó a la comunidad estudiantil, entre agosto del 2022 y septiembre del 2023, acerca de qué pensaba la comunidad estudiantil respecto a las tradicionales formas de representación estudiantil que operaban (asambleas y paros para el cumplimiento de pliegos petitorios) y qué sugerencias ofrecían para dinamizar y avanzar en las demandas y organización estudiantil. El objetivo fue ofrecer ejes conceptuales y operativos de cómo en la academia es posible construir colectivamente dispositivos de investigación y conocimiento noviolentos, que puedan ser desarrollados para la formación de los jóvenes activistas sociales que además, permiten ejercer formas legítimas y científicas de presión hacia las autoridades o grupos de poder involucrados en las conflictividades internas, en la búsqueda conjunta de soluciones.
Palabras clave: Noviolencia, epistemología, construcción de paz, investigación, UNAM estudiantes, paros.
Abstract: We describe and analyze, from a perspective of the epistemology of peace and nonviolent civil resistance, a process of social research carried out by students and professors of the Faculty of Philosophy and Letters of the UNAM (FFyL), in Mexico City, which was applied to the student community, between August 2022 and September 2023, about what the student community thought regarding the traditional forms of student representation and struggle that operated (assemblies and strikes for the fulfillment of petitions), and what suggestions they offered to energize and advance demands and student organization. The objective was to offer conceptual and operational axes of how in the academy it is possible to collectively build nonviolent research and knowledge devices, which can be developed for the training of young social activists that also allow exercising legitimate and scientific forms of pressure on the authorities. or power groups involved in internal conflicts, in the joint search for solutions.
Keywords: Nonviolence, epistemology, peacebuilding, research, UNAM students, strikes.
Resumo: Descrevemos e analisamos, desde a perspectiva da epistemologia da paz e da resistência civil não violenta, um processo de pesquisa social realizado por estudantes e professores da Faculdade de Filosofia e Letras da UNAM (FFyL), na Cidade do México, que foi aplicado à comunidade estudantil, entre agosto de 2022 e setembro de 2023, sobre o que a comunidade estudantil pensava a respeito das formas tradicionais de representação estudantil que funcionavam (assembléias e greves para cumprimento de petições) e quais sugestões elas ofereciam para dinamizar e avançar demandas e organização estudantil. O objetivo foi oferecer eixos conceituais e operacionais de como na academia é possível construir coletivamente mecanismos não violentos de pesquisa e conhecimento, que possam ser desenvolvidos para a formação de jovens ativistas sociais que permitam também exercer formas legítimas e científicas de pressão sobre as autoridades ou grupos de poder envolvidos em conflitos internos, na busca conjunta de soluções.
Palavras-chave: Não-violência, epistemologia, construção da paz, pesquisa, UNAM estudantes, greve.
EXTENDED ABSTRACT
A group of students from the Bachelor's Degree in Intercultural Development and Management, studying the subjects of Culture of Peace and Nonviolence I and II, when reflecting on the social conflict that existed in the faculty, decided to intervene in it in order to get more directly involved in the construction of peace and justice in the space where they spent at least half of their day, and due to situations that also directly affected their gender identity, carrying out collective exploratory research that would allow them to learn more about the different forms of student struggle and organization and their role in the mobilization processes within the faculty, specifically during two semesters: 2023-1 (August-November) and 2023-2 (January-May).
Likewise, 7 student strikes were carried out during the semesters 2023-1 and 2023-2 - of approximately two days each -, which constitutes a form of radical nonviolent struggle, within the field of non-cooperation, and which merits causes proportional to this intensity of the student social struggle. In the dynamics of the Culture of Peace and Nonviolence class, an attempt was made collectively and continuously to reflect and clarify what were the proportional, central and strongest demands that justified the strikes, starting with the second one. It was always made clear that no one was against strikes as a form of nonviolent social struggle that had achieved so many rights for the human species - especially since the 11th century - but rather that the aim was to raise awareness that the mechanical reiteration of this type of radical action in its confrontation could lead to its trivialization, and consequent loss of effectiveness. This collective discussion -strong and open- generated the need to build a better "principle of reality" about the student struggle in the faculty, through social research, for example. The professor -and the team of the Peace and Nonviolence collective of the faculty- had a lot of previous experience in this regard, in how to build social research about some type of violence, which could be transformed into a tool of scientific knowledge and nonviolent moral force to achieve changes in this regard with that identity and in that space.
We describe and analyze, from a perspective of the epistemology of peace and nonviolent civil resistance, a process of social research carried out by students and professors of the Faculty of Philosophy and Letters of the UNAM (FFyL), in Mexico City, which was applied to the student community, between August 2022 and September 2023, about what the student community thought regarding the traditional forms of student representation and struggle that operated (assemblies and strikes for the fulfillment of petitions), and what suggestions they offered to energize and advance demands and student organization. The objective was to offer conceptual and operational axes of how in the academy it is possible to collectively build nonviolent research and knowledge devices, which can be developed for the training of young social activists that also allow exercising legitimate and scientific forms of pressure on the authorities. or power groups involved in internal conflicts, in the joint search for solutions.
1. NOVIOLENCIA, INVESTIGACIÓN E IDENTIDADES
En este artículo nos proponemos describir y analizar, desde una mirada de la epistemología de paz y de la resistencia civil noviolenta, un proceso de investigación social colectiva entre estudiantes y profesores de la facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (FFyL), en la Ciudad de México, aplicado a la comunidad estudiantil, acaecido entre agosto del 2022 y septiembre del 2023 (Ameglio, Glower, Grehe, Pacheco, Cruz, Ashley, Rascón, Soto, Vivas, Muñoz, Vázquez, Fracchia, Gerónimo, Ruiz, Salazar, Castillo y Romero, 2023) a lo largo de dos semestres escolares completos. Las materias que articularon y desataron este proceso de construcción de conocimiento, reflexión y acción noviolenta, fueron “Cultura de Paz y Noviolencia I y II”, interdisciplinarias, de la licenciatura en Desarrollo y Gestión Interculturales de dicha facultad, a la cual pertenecen los estudiantes involucrados y el maestro Pietro Ameglio, titular de esas materias.
El objetivo de narrar y reflexionar esta experiencia original, no es para ser imitada ni tomada como ningún tipo de modelo, sino para ofrecer ejes conceptuales y operativos de cómo en la academia es posible construir colectivamente instrumentos o dispositivos de investigación y conocimiento noviolentos, que puedan ser desarrollados para la formación de los jóvenes activistas sociales y para ejercer formas legítimas y científicas de presión hacia las autoridades o grupos de poder involucrados en las conflictividades internas. O sea, muestra que es posible construir objetos materiales y formar cuerpos dedicados a la construcción de paz en esos espacios educativos.
Como contexto general, resulta importante considerar que el semestre iniciado en agosto del 2022 fue el primero totalmente presencial en la UNAM, después de la toma y de la pandemia COVID, por lo que para una cantidad importante de estudiantes muy jóvenes de los primeros semestres fue su primera experiencia de encuentro corporal con sus iguales para construir conocimientos en los cursos, y también para experimentar formas de luchas estudiantiles, que no conocían aún en lo universitario, y tal vez algunos, tenían dicha experiencia en sus preparatorias. Estos no fueron elementos menores, pues la energía y ganas de luchar de los jóvenes siempre necesitan formas sociales de expresión y canalización.
La facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, ha sido históricamente un bastión central de las resistencias sociales y civiles estudiantiles del país, y de América Latina, mismas en las que hemos participado como profesores y como estudiantes. En los primeros meses del primer curso, los estudiantes del curso comentaban que otros compañeros de preparatorias y otras facultades de la UNAM, les decían que “si Filos se levantaba en paro, toda la UNAM se levantaría”, lo que lógicamente generaba una gran presión moral y material.
Una de las formas de lucha y organización más utilizadas por los estudiantes han sido las asambleas abiertas y los paros activos -a veces rutinarios, mecánicos y hasta vistos como “fetiches” mesiánicos-, que muchas veces se han convertido en tomas cerradas: el 4 de noviembre del 2019, un paro inicial duró 12 horas y se convirtió, sin ninguna asamblea o consulta comunitaria, por parte de grupos feministas radicalizadas, en una toma que duró cinco meses y acabó el 15 de abril del 2020, sólo porque la amenaza del COVID fue inminente. O sea, se pasó de una acción comunitaria de no-cooperación (paro) a una acción de encierro encabezada por un grupo muy menor de desobediencia civil (toma). Este proceso de lucha social, que en un inicio fue muy necesario -y seguido por muchas otras facultades y preparatorias de la UNAM- contra la violencia de género en la institución, ya había logrado la mayoría de sus objetivos en las primeras semanas, y varios otros objetivos se debían consensar y negociar posteriormente en mesas plurales de paristas, estudiantes, profesores, trabajadores y autoridades de todos los niveles. Sin embargo, la toma se prolongó meses creando una enorme fractura en el tejido social y comunitario de la facultad, que hasta hoy cuesta remontar.
Ante esta experiencia de toma del 2019-20, que nos tocó en forma muy directa e indirecta, reflexionamos que debíamos evitar, en agosto del 2022, caer en una espiral violenta de la lucha social que no conduciría a ningún logro importante y resquebrajaría más aún el apenas frágil tejido social comunitario que se estaba reconstruyendo. El problema epistémico y moral no era si “paro sí o paro no”, sino que hubiera al menos una causa proporcional y valiosa que justificara el paro como acción radical de resistencia civil noviolenta. Son claves en la táctica y estrategia de la resistencia civil la proporción y relación de acciones entre la espiral de la violencia y la de la noviolencia, si no se caería fácilmente en la provocación violenta o en la simulación cómplice, siendo ambas actitudes correspondientes a una identidad moral débil.
En este sentido, logramos construir en el curso, donde había muchos líderes estudiantiles muy valiosos -sea de las asambleas que de los paros-, un estado de reflexión colectiva a partir de construir una “ruptura intelectual, epistémica y moral” básica con la pregunta que se instaló en el grupo reiterada y lentamente: “Digan una razón o causa que justifique el paro”. Hubo 7 paros entre los dos semestres -sobre todo por razones de violencia de género, y sólo en el primer paro de agosto del 2022, el grupo pudo contestar que la causa relacional y proporcional del paro era la construcción por parte de la dirección de la facultad de un “baño neutro”. Habiéndose logrado, sin mayor presión a la autoridad, este objetivo, ya no fue posible contestar a la pregunta de inicio respecto a los siguientes paros. Ante esta situación, y ver que comenzaba a crecer un ambiente de fuerte polarización en la facultad, con enfrentamientos entre dos grupos -autoridades y paristas-, ambos muy pequeños en relación a la población total (10 mil estudiantes) y la existencia de pliegos petitorios de muchas páginas con diferentes niveles de demandas, inalcanzables aún en el tiempo medio, comenzamos a tomar conciencia que ese proceso de conflictividad podía fácilmente derivarse hacia una toma indefinida (los paristas le llamaban “paro indefinido”), que nuevamente desprocesaría la organización, unión y construcción de conocimiento en la facultad.
En palabras de los propios estudiantes investigadores: “Desde la reapertura de nuestro centro de enseñanza advertimos con preocupación la repetición y el agotamiento en las formas de lucha que se han llevado a cabo en la Facultad: la fragmentación de la comunidad y un desgaste de las formas organizativas, es esta la razón por la que hemos desarrollado el presente avance exploratorio” (Ameglio et al., 2023, p.1).
Así, a iniciativa de los mismos estudiantes de la clase en una asamblea de su colegio, se decidió emprender una investigación social que consultaría a una parte importante de la comunidad su opinión acerca de la organización, las asambleas y los paros. Se trató así de construir colectivamente un objeto empírico y material: el cuestionario o “papeleta” a aplicar, así como un Informe final de la investigación), mismo que fue aplicado durante los meses de mayo y junio del 2023. Este pudiera constituirse también, en un segundo momento, en una herramienta de la noviolencia para buscar “desnudar la verdad” (Gandhi) del estado de las cosas comunitarias mayoritarias respecto a la actual conflictividad social. (En el pasado ya habíamos tenido experiencias diferentes acerca de esta construcción epistémica y de lucha social noviolenta en diversos temas como acerca de los hechos de violencia en la UNAM (Ameglio et al., 2018). Se trataba de crear una “ruptura” entre los dos bandos más enfrentados e involucrar al grueso de la comunidad, acerca de las más convenientes y consensadas formas de organización y lucha estudiantil que propusieran. Otro aspecto clave, desde la resistencia noviolenta, de esta investigación social, una vez acabada, fue presentarla directamente para discusión de los resultados a las partes enfrentadas, a través de un foro abierto y público en la facultad empezando este semestre (7 de septiembre de 2023) y socializar el texto o infografías en todas las redes y espacios posibles. Se intentó así evitar así algún proceso de lucha social, en este semestre, que pudiera caer en alguna acción no consensada por la mayoría de la comunidad estudiantil. Se trató de activar una “frontera epistémica y moral” en la comunidad, que pueda confrontar desde la razón, la legitimidad, la ciencia y un “principio de realidad” mayoritario, una toma de decisiones impuesta y violenta.
La investigación social y científica se basó en la construcción de “datos” (pruebas) que, como bien afirma Piaget, son los que permiten que “la discusión y la reflexión, es decir la cooperación en el campo del pensamiento, superen cada vez más la afirmación sin pruebas y el egocentrismo intelectual” (egocentrismo o infantilismo social) (Piaget, 1985, p.37). Así, para confrontar discusiones estériles -sin pruebas- basadas en el “empirismo lógico”, donde impone su voluntad quien tiene concentración de poder, se busca -desde la epistemología noviolenta- construir una reflexión y tomar acuerdos desde principios objetivos de realidad e igualación. Un aspecto clave como “herramienta y táctica” noviolenta, fue respetar totalmente la textualidad de las respuestas a los cuestionarios aplicados, y colocarla en forma central, para que ninguna de las partes nos pudiera acusar de favorecer a un bando o a una ideología.
Un aspecto también central de este proceso anual, ha sido la formación de los estudiantes involucrados, quienes han ampliado mucho su conocimiento en todo sentido -teórico y práctico- acerca de la investigación y la lucha social: primero tomando conciencia de un poder que la reflexión y el método científico podía darles, y luego decidiendo usar ese poder para construir justicia y paz en la comunidad.
2. AVANCE EXPLORATORIO: UN “PRINCIPIO DE REALIDAD” EMPÍRICO
2.1 Perspectiva teórica-metodológica
Este estudio exploratorio se planteó la construcción de un “principio de realidad” lo más objetivo y empírico posible, acerca de las reflexiones y percepciones de nuestra comunidad de la facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, acerca de la conflictividad social que la atraviesa en los dos semestres de 2023. Desde nuestra concepción socio y psicogenética de que no hay individuo sin sociedad ni viceversa, sino que la sociedad es un sistema de relaciones sociales históricas y en movimiento (Piaget,1975; Elias, 1989), somos conscientes que cada acción realizada por cualquiera de los miembros de una comunidad impacta a ésta y viceversa. Esta investigación sobre Representatividad, Organización y Formas de Lucha Estudiantil en la FFyL acerca del conjunto de esas relaciones en torno a las acciones de lucha en 2023, se llevó a cabo con una metodología mixta. En abril y mayo del 2023, el equipo aplicó el cuestionario construido, al 10% de los estudiantes (855), del sistema escolarizado y del SUA, logrando esa representación en cada una de las 15 licenciaturas. Dicho cuestionario abordó algunos aspectos sociodemográficos de los estudiantes y de sus condiciones de vida que hemos supuesto que impactarían en sus formas de organización; sus opiniones sobre la asamblea estudiantil y el paro y les solicitamos sugerencias sobre formas de organización, participación y acción alternativas que construyeran comunidad. Para procesar los datos obtenidos diseñamos las bases de datos en Excel y en el Statistical Package for Social Sciences (SPSS) y con el plan de análisis colectivo, construimos las codificaciones, desde las frecuencias simples y nuestra perspectiva teórica. Estas bases constan de 75 variables. La investigación constituye una aproximación empírica y algo más objetiva que simples opiniones, además de que ha sido una manera colectiva de involucrarnos en forma concreta, a partir de un eje clave en nuestra facultad y carreras: crear conocimiento acerca de un conflicto social que nos atraviesa y nos transforma en actores sociales activos hacia una mejor construcción comunitaria de justicia, paz y noviolencia.
2.2 Perfil sociodemográfico del estudiantado sondeado
La gran mayoría de los estudiantes encuestados tenían entre 18 y 22 años, seguidos por los de 23 a 30 años y más; tres cuartas partes cursaban en el sistema escolarizado; y el restante cuarto, en el SUA; un tercio cursaban el 2º semestre y la mitad, los demás semestres pares mientras 7 de cada diez estudiantes pertenecían a los colegios de Pedagogía, Letras Hispánicas, Geografía, Filosofía e Historia aunque estuvieron representadas todas las demás carreras (Letras Clásicas, Literatura dramática y teatro, Estudios Latinoamericanos, Bibliotecología, Letras inglesas, Letras francesas, Letras italianas, Desarrollo y Gestión Interculturales, Letras alemanas y Letras portuguesas).
Respecto al género, 6 de cada 10 encuestados fueron mujeres, 3 de cada 10, hombres y 1 no binaries u otro.
Más de la mitad de los encuestados no trabajaba mientras que un tercio si lo hacía. Respecto al tiempo empleado de transporte de su residencia a la universidad, 8 de cada 10 estudiantes tardaban más de una hora.
2.3 Organización estudiantil en la facultad
Al respecto se buscaba indagar acerca de dos conceptos claves en toda forma organizativa: la legitimidad de su “representatividad”, y la capacidad de inclusión social, que inicia con la “escucha”. En el esquema de la construcción de paz y la lucha social noviolenta, estos dos conceptos se encuadran dentro de la variable de la “fuerza moral”, aspecto central para esta cultura y lucha social.
Parte de la raíz del conflicto y la lucha actual tiene que ver con el desafío de avanzar y construir mejores formas de organización estudiantil para lograr que caminen los procesos comunitarios de justicia, paz, equidad, mejoras académicas y de infraestructura, presentes en los Pliegos Petitorios.
Así la gran mayoría, 7 de cada 10 estudiantes (573, 67%) no se sienten representades ni escuchades con los métodos de organización estudiantil que existen actualmente. A su vez, sólo 2 de cada 10 sí se sienten representades y escuchades en dichas formas (190, 22%)
Además, el 94% de los estudiantes no pertenecía a un grupo organizado ni dentro ni fuera de la facultad y para informarse acerca de la comunidad, recurrían preferentemente a las redes sociales (1 de cada 5 estudiantes), y un tercio recurría asimismo a compañeres y comunicados oficiales.
2.4 Asambleas
La principal forma de participación, toma de decisiones y organización masiva actual -e histórica- en la facultad son las Asambleas. Este eje nos permitió conocer mejor la magnitud y calidad de la participación, discusión colectiva y el compromiso estudiantil.
La asistencia a las asambleas ha sido alta, y casi igual en ambos semestres estudiados: 2 de 3 estudiantes de la población encuestada (533, 62%) asistió por lo menos a una asamblea en este semestre 2023-1, mientras que la otra tercera parte (36%) no asistió a ninguna.
¿Cuál ha sido la participación estudiantil en las asambleas?
A pesar de la gran asistencia, casi 3 de 4 (72%) de les estudiantes encuestades nunca ha hablado en la asamblea; un 20% lo ha hecho pocas veces, y sólo un 3% habla la mayoría de las veces o siempre.
Como complemento en el tema de la participación -“meter el cuerpo”- buscamos explorar el nivel de la permanencia en las asambleas: la mayoría de les estudiantes -4 de 10 (331, 38.6%)- permanecen 2 horas en las asambleas, mientras que sólo 1 de cada 10 (96, 11%) permanece durante toda la asamblea (que dura no menos de 5 horas); a su vez, 3 de cada 10 estudiantes permanecen menos de una hora en las asambleas (242, 28%). Vemos así que no sólo hay un problema en la participación, sino también en la permanencia durante este tipo de acción organizativa estudiantil.
¿Por qué participan-hablan o no en las asambleas?
Decidimos entonces profundizar en las causas acerca de la poca participación, para lo cual construimos en discusiones colectivas una serie de categorías y pre-codificaciones a partir de las respuestas de les estudiantes. Dentro de cada categoría, pondremos alguna frase textual del estudiantado (base de la fuerza moral y epistémica de esta investigación):
Asimismo, hay otro grupo significativo de estudiantes que “no habla” porque: “no asiste” (111; 13%), porque les da “pena” o se identifican como personas “neurodivergentes” con dificultades para expresarse en la asamblea (111;13%); o porque prefiere “agilizar la asamblea" (90; 11%), por “desinterés” (69, 8%), o por “falta de información” (62, 7%).
Finalmente, de los que sí respondieron, el 97 % de les encuestades “no habla” en las asambleas, lo cual evidencia que esta ha sido una estrategia que no genera confianza para la participación plural y manifestación de diversas opiniones (tabla 1).
¿Qué tanto conocen les estudiantes las demandas del Pliego Petitorio?
En el primer semestre del conflicto (agosto-septiembre) se construyó un pliego petitorio muy amplio de la lucha estudiantil, a partir de las asambleas, con demandas de todo tipo, con prioridades y temporalidades muy diferentes. Quisimos entonces indagar acerca de la participación, información y consenso general acerca del pliego:
Así, poco menos de 1 de cada 10 estudiantes encuestades asegura conocer todas las demandas (68, 8%), mientras que tres de cuatro estudiantes dicen conocer sólo algunas (637, 74%). El resto de les estudiantes expresó no conocer ninguna demanda del pliego actual (122, 14%).
Profundizando acerca del consenso: mientras que al menos la mitad del estudiantado (459, 54%) no está satisfecha con las resoluciones de las asambleas, 3 de cada 10 estudiantes sí dicen estar satisfeches.
2.5 Paros
La principal forma de acción estudiantil en cuanto a “radicalidad” de la resistencia civil y las consecuencias para la lucha social y el tejido social comunitario, ha sido históricamente el paro, y en el pasado -en forma similar, aunque no son lo mismo- la huelga. Las preguntas sólo tienen que ver con el paro que, en los dos semestres estudiados, como hemos señalado más arriba, se realizaron al menos 7 veces, por un promedio de 2 a 3 días cada vez. De ninguna manera se pretendió indagar acerca de la aceptación o no de la lucha social en la facultad o la legitimidad y necesidad de las demandas del pliego petitorio. Sólo se buscó reflexionar acerca de las formas más convenientes y efectivas -táctica y estratégicamente- usadas en esta conflictividad y lucha social.
El paro es una acción que entra -teórica y prácticamente- en la categoría de las acciones de no-cooperación dentro la construcción de paz y la resistencia civil noviolenta, en cuanto se “deja de co-operar” en algún aspecto con el adversario o sus fuentes de poder, con el fin de romper la “normalización” de una injusticia o reducir el poder que el adversario acumula a partir de nuestra “colaboración” (consciente o no) u “obediencia”. Se ha tratado históricamente de una forma de lucha ejemplar y sumamente necesaria para el avance de la especie humana, en todos los continentes, en la conquista de los derechos.
Un dato interesante que emergió del estudio, al respecto, fue que durante el semestre pasado (2022-2) sólo una tercera parte de la población (259, 30%) encuestada votó en las asambleas a favor de un paro de actividades, mientras que las dos terceras partes restantes (575, 67%) dijeron no haber votado a favor del paro. O sea, aproximadamente el doble de estudiantes votó en contra del paro, con relación a los que votaron a favor.
En contraste, durante el siguiente semestre (2023-1: enero-junio) aumentó casi en un 20% más el grupo de estudiantes encuestados que no votó a favor de un paro de actividades en asambleas: 8 de a 10 estudiantes (711, 83%). A su vez, en este segundo semestre, un 14% de los estudiantes encuestados votó a favor de un paro en la asamblea, mientras el semestre pasado estos estudiantes habían representado un 30% del total sondeado.
Estos datos resultan interesantes respecto a la medición del grado de aceptación comunitaria de esta forma de acción, que es la que más involucra y afecta a todes. Nos colocan ante la pregunta reiterada en la reflexión colectiva de la clase y la investigación -en palabras de los propios estudiantes- acerca de ¿cómo y cuándo se votan los paros en las asambleas? La respuesta amplia por parte de les estudiantes ha sido casi siempre: se vota al final de la asamblea luego de largas horas y cuando quedan muy pocas personas, que son parte en su mayoría de los grupos que apoyan el paro y lideran la mesa de las asambleas (gráfica 1).
Quisimos entonces conocer acerca del volumen y calidad de la participación estudiantil durante el paro, para sostenerlo y potenciarlo:
Así, del total de la población estudiantil sondeada, sólo el 11% (97 estudiantes) ha participado activamente (“metido el cuerpo”) en al menos un paro. Es decir: 9 de cada 10 estudiantes no ha participado con alguna actividad en los días de paro, aún si votaron a favor del paro (en el semestre 2022-2 votaron a favor 3 de cada 10 estudiantes: 30% del total sondeado; mientras en el semestre 2023-1 votaron a favor la mitad de quienes lo habían hecho en el semestre anterior: 14%).
Profundizando más ahora respecto a la conveniencia de los paros, preguntamos acerca de ¿qué tan efectivos han sido los paros para lograr las demandas?
Para la mitad de les estudiantes encuestados (424, 49.5%), el paro no ha sido una forma efectiva para lograr las demandas del pliego petitorio; mientras que para 4 de 10 estudiantes sí ha sido una forma efectiva para lograr las demandas (347, 40.5%).
Es interesante relacionar y comparar este dato con el de la votación a favor y en contra del paro durante los dos últimos semestres: el 63% votó en contra del paro en el semestre pasado (Gráfica 2) y el 83% votó en contra en este semestre (Gráfica 3). Una amplia mayoría votó en contra en ambos semestres, pero un 40% sí consideró que el paro era una forma efectiva para lograr las demandas.
Cabría entonces preguntarse si considerar al paro relativamente efectivo para lograr las demandas del pliego, tiene que ver con una práctica, a veces, de “rutinización mecánica de los paros” o con no conocer otras formas alternativas de lucha que pudieran ser igualmente o más efectivas, tal vez con un menor costo para el tejido social comunitario, en relación a su polarización o construcción de conocimiento y de justicia con paz.
Las respuestas del estudiantado, apuntan a un análisis de la acción directa como forma de lucha y de resolución de las peticiones estudiantiles:
Un tercio del estudiantado (257, 30%) consideraron al paro como una “herramienta que no beneficia a la comunidad” en el cumplimiento de las demandas del pliego petitorio: “porque se cierran a establecer diálogo”, “porque no se toma en cuenta todas las voces” y porque “no suelen ser bien organizados para lograr sus propósitos”
A su vez, uno de cada cinco estudiantes (22%) afirmaron que el paro era una herramienta eficaz para exigir solución a las demandas del pliego petitorio, porque visibilizaba las problemáticas y ejercía presión en las autoridades para que las resolvieran (“presión y visibilización”). En esta misma línea de reconocimiento a la eficacia del paro, tenemos al 7% del estudiantado que refiere a “movilizaciones del pasado” y los logros que se obtuvieron con el paro, en una lógica de que como sirvió en ese contexto también será útil en el actual de la facultad (¿una “rutinización mecánica” de las tácticas de lucha social?). En contraste, un 5% creía que el paro era una “herramienta desgastada” porque “ha perdido efectividad por su uso continuo” y “se ha desgastado la forma de protesta”.
A continuación, ahondando en las formas mejores de resistencia civil noviolenta estudiantil, exploramos acerca de ¿qué otras formas de lucha sugieres además del paro?
La mitad de los estudiantes propusieron otras acciones, tuvimos 437 propuestas (51% del total sondeado), lo que consideramos como el total a analizar, sin tomar en cuenta los que no respondieron (418, 49%).
Las categorías construidas colectivamente de las acciones propuestas fueron:
La mitad de les estudiantes (50%) que sugirieron alternativas de lucha al paro, señaló la importancia de considerar formas en las cuales llegar al “diálogo y la negociación”, entre alumnes, maestres, administratives: “abrir círculos/mesas de discusión entre estudiantes y profesores para escuchar ambas partes y abrirnos a nuevas alternativas para mejorar”.
En segundo lugar, un tercio de la comunidad estudiantil mencionó las “marchas y protestas” (129, 30%), como una sugerencia de otra forma de lucha a considerar. Les estudiantes mencionaron que les parecía importante realizar protestas en las inmediaciones de la facultad y de manera más directa hacia directivos tanto de la FFyL, como de Rectoría: “protestas y demandas activas”, “marchas, asambleas, comunicación directa”.
Asimismo, un 12% de les alumnes -uno de cada 10- propusieron como otra manera de lucha las “Acciones creativas y culturales”, como formas que permiten un mejor acercamiento a la comunidad estudiantil. Les estudiantes mencionan la importancia de generar talleres: “clases, talleres, eventos culturales en la FFyL”.
Sólo un 6% consideró al paro en las instalaciones como una única forma de lucha, haciendo referencia principalmente a paro activo y paros simbólicos. Y otra minoría (2%) de estudiantes consideran que era importante “denunciar”.
En este punto de las alternativas en la lucha social, nos pareció importante profundizar en los argumentos y experiencias considerados para sugerir otras formas de lucha, además o en lugar del paro: ¿por qué son necesarias estas otras formas de lucha estudiantil?
Aquí también contestaron aproximadamente la mitad de los estudiantes (470, 55%), y también tomamos a esta población como una totalidad para este análisis. Las categorías que se crearon a partir de las respuestas, son:
Lo que pudimos notar en la mayoría de las respuestas era la necesidad de ser escuchades y atendides como parte de un sector importante que conforma a la institución: les estudiantes. Es por ello que se hace mención a que sólo generando presión es que se escucha, sentimiento compartido por 54 personas de 385 que contestaron así a esta pregunta, representando el 14% de la población que respondió que “el paro es efectivo”.
2.6 Acciones alternativas de construcción comunitaria.
El objetivo propuesto desde la construcción de esta investigación, iba más allá de reflexionar sobre las asambleas y los paros como formas de lucha muy necesarias y legítimas, sino que buscaba explorar y reflexionar colectivamente también otras acciones que ayudaran -desde la cultura de paz y la noviolencia- a construir un tejido social y comunitario con más escucha activa, diálogo, justicia y horizontalidad.
Se mencionó una gran diversidad de propuestas, lo que muestra un deseo de mayor participación e involucramiento, por parte de les estudiantes. Las categorías resultantes consensadas colectivamente fueron: 1) Mayor Diálogo, Escucha y Respeto; 2) Mejorar la Comunicación, la Información y la Difusión; 3) Aumentar la Organización y la Participación Activa (organización y mejoras en la facultad, asambleas, demandas académicas); 4) Impulsar el Activismo Estudiantil (semana autogestiva y votaciones, paros, acciones directas, asambleas, denuncias); 5) No Respondió, no sé.
Dos tercios (556, 65%) de les estudiantes dieron sugerencias de acciones que ayuden a cumplir necesidades, construir diálogo y comunidad en la facultad. Tomaremos entonces, igual que en la parte anterior acerca de las formas alternativas de lucha al paro, estas respuestas como la totalidad a analizar, dejando de lado les que no respondieron.
Del total de les estudiantes que han realizado alguna sugerencia, un tercio (197, 35%,) señaló la necesidad de potenciar la “Escucha”, teniendo Empatía y Respeto entre los integrantes de la comunidad (estudiantes, docentes, administrativos, directivos, ya sea por colegios, entre colegios): “aprender a escuchar y respetar las opiniones de todos”; Sugirieron también llevar a cabo diversas formas de “Diálogo” que involucren a toda la comunidad (“diálogo entre profesores, alumnos y directivos”.
Un cuarto del alumnado ofreció otras sugerencias que se refirieron a la “Organización y la Participación” en las diversas actividades de la comunidad (132, 24%): “fomentar la unidad entre la comunidad”; “buzones para conocer las necesidades de todos los miembros de la comunidad”, “monitorear el trabajo de directivos”, “resolver conflictos para construir la paz”, “elaborar pliegos concisos y claros”.
En tercer lugar, propusieron el “Impulso del Activismo Estudiantil” (124, 22%). Estas propuestas se refieren a la realización de las diversas formas de asambleas (estudiantiles, de colegios, por carrera, con representantes, que sean permanentes), y además “agilizar y mejorar la dinámica de asambleas por colegio y la asamblea general”.
Finalmente, han sugerido de manera más general que invitaban a que se mejoraran los canales de “Información, Comunicación y Difusión” en toda la comunidad (103, 19%,): “uso de recursos digitales para mayor comunicación”, “crear un medio oficial de comunicación por el cual se den a conocer las propuestas y resoluciones”, “boletines mensuales sobre los problemas de la facultad” (tabla 2).
3. CONCLUSIONES
Después de la “toma indefinida” de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM durante noviembre del 2019 y abril del 2020 -sólo levantada por el riesgo del Covid-, por grupos sobre todo del “feminismo anarquista insurreccional” para combatir las violencias de género existentes, sumada a dos años del aislamiento provocado por la pandemia de COVID y el posterior regreso a clases, parecía predominar la sensación compartida de que las formas de representación, organización y acción directa estudiantil que operaban ya no tenían el mismo ímpetu que antes. A su vez, entre agosto del 2022 y mayo del 2023, se registraron en esa facultad 7 jornadas de paros -organizadas no siempre por estudiantes de la facultad-, entre 2 y 3 días cada una, sin que existieran -en palabras de los propios estudiantes- en la mayoría de ellos causas proporcionales a ese tipo de acción noviolenta, que corresponde a un alto nivel de lucha social. Ante la posibilidad de que pudiera repetirse un proceso de lucha social que construyera un nuevo “encierro” -a partir de una “toma indefinida” de la facultad-, y otra vez una posible fractura de su tejido social comunitario, decidimos -con estudiantes de la clase de “Cultura de paz y noviolencia” y maestras invitadas al proyecto- investigar qué pensaba al respecto la comunidad estudiantil, y qué sugerencias ofrecían para dinamizar y avanzar en las demandas legítimas y organización estudiantil.
Decidimos “caminar preguntando”, como marca uno de los siete principios zapatistas, y no caer en pre-juicios, estigmatizaciones o ideologizaciones mesiánicas de cualquier política o tipo de acción. Este enfoque intelectual-epistémico-moral lo retomamos de experiencias anteriores y de la construcción de paz noviolenta, pues se trataba sí de construir un conocimiento objetivo de un proceso de lucha social en el que nuestros cuerpos estaban atravesados, pero también de una forma de acción directa de carácter epistémico hacia las partes involucradas en el conflicto y hacia el resto de la comunidad afectada, directa o indirectamente. Era por tanto reflexión y acción, acción y reflexión, con un análisis cualitativo y cuantitativo intercalados. Y también estaba el objetivo una invitación a la comunidad a realizar una toma de conciencia y diálogo colectivo, una auto-reflexión y auto-crítica, en aras a potenciar cualitativa y cuantitativamente las formas legítimas de lucha y los objetivos de las demandas.
Para ello, diseñamos y aplicamos -en abril y mayo del 2023- un sondeo al 10% de los estudiantes de dicha facultad, es decir, interrogamos a 855 estudiantes (76% del sistema escolarizado y 24% del Sistema de Universidad Abierta-SUA), buscando también abarcar el 10% al interior de cada una de las 15 carreras. Concebimos a la comunidad estudiantil como un entramado de relaciones sociales, que pudimos visualizar en la base de datos construida para vaciar las respuestas de los cuestionarios, sistematizarlas y analizarlas. La unidad de registro compuesta por los estudiantes encuestados y vaciada en una base de datos contó al final aproximadamente con 75 variables.
Partimos de indagar algunos datos sociodemográficos de la población estudiantil y de algunas de las condiciones de sus vidas, que supusimos que influirían en sus formas de organización y en su percepción en torno a la representación estudiantil existente. Para empezar, la gran mayoría de los estudiantes encuestados rondaba entre los 18 y 22 años, cursaba el sistema escolarizado, principalmente el segundo semestre, 6 de cada 10 eran mujeres. Casi ninguno pertenecía a alguna organización y el modo predominante de información era a través de las redes sociales.
A partir de allí, abordamos sus opiniones en torno a las asambleas y los paros (sus principales formas de organización y lucha social), y les pedimos sugerencias acerca de formas alternativas de representación y de cómo construir comunidad en la FFyL. El objetivo tenía que ver con conocer hasta dónde las formas más comunes de organización y “acción radical y contundente” estudiantil -como las denominan en ocasiones-, eran eficaces para fomentar una participación comunitaria considerable, y luego para lograr las demandas del Pliego Petitorio. O, por el contrario, causaban un agotamiento y desprocesamiento en estos aspectos. Para ello, decidimos separar en el análisis la forma de acción organizativa -de un nivel noviolento primario- como eran las asambleas, de la otra forma de acción noviolenta más radicalizada, situada en el nivel de la no-cooperación, de la ruptura de la normalización y simulación del “dar clases como si no pasara nada”. En ambas formas de lucha social -de niveles muy diferentes- exploramos la participación, el consenso y el involucramiento, como medidas de su legitimidad y efectividad.
El nivel de involucramiento estudiantil se buscó medirlo, primero, por la asistencia a las asambleas que tenían un promedio de duración de no menos de 4 horas, eran aproximadamente quincenales -durante dos semestres- y acudían a ellas también personas no escolarizadas en la facultad -con edades mayores-, pertenecientes a algunas organizaciones estudiantiles de diverso tipo. También es importante resaltar en estas dinámicas, que las votaciones resolutivas, sobre todo de los siguientes paros, se realizaban al final de la asamblea cuando estaban presentes muy pocas personas. En este sentido, casi dos tercios de los estudiantes encuestados había asistido por lo menos una vez a la asamblea estudiantil durante los dos semestres observados. Nos preguntamos luego, si asistencia era sinónimo de participación directa, qué correlación existía entre ambas acciones diferentes, y encontramos que 3 de cada 4 estudiantes nunca habló en una asamblea. ¿Por qué? Adujeron que por existir allí un “ambiente hostil”, o porque “no se animaban a hablar en público, por pena, neurodivergencia, desinterés o falta de información”.
A su vez, dentro de la exploración de este aspecto de la participación primaria estudiantil en un proceso de lucha social dentro de su facultad, encontramos que sólo 1 de cada 10 conocía todas las demandas del Pliego Petitorio -era larguísimo con temporalidades muy diferentes en las implementaciones, y centrado en combatir la violencia de género y cambios en la infraestructura-, aunque 3 de 4 estudiantes sí conocían algunas pocas demandas principales.
La siguiente etapa de la investigación apuntaba directamente a la forma de acción noviolenta privilegiada -por experiencia histórica estudiantil y logros concretos-, que era el Paro, en cuanto a su consenso, involucramiento y resultados. Lo primero que nos llamó la atención fue respecto al nivel de consenso y participación: la gran mayoría de los encuestados no votó a favor del paro (dos tercios en 2022-2 y 83% en 2023-I lo rechazaron); y asimismo sólo el 11% de ese estudiantado participó activamente “metiendo el cuerpo” noviolentamente en tareas y actividades del paro.
Profundizando en el análisis y experiencia estudiantiles -muchos de ellos con vivencias de paros en sus Preparatorias-, la mitad de los estudiantes no consideraba el paro como un instrumento efectivo para lograr las demandas del Pliego, mientras que 41% consideraba que sí era efectivo como forma de lucha, debido a que visibilizaba las problemáticas y ejercía presión en las autoridades. Nos cuestionamos entonces en el equipo investigador, si ¿se recurría al paro por rutina o por no saber qué formas alternativas de lucha proponer que lograran responder a las problemáticas estudiantiles? También, está presente aquí otro punto de investigación futura, igualmente importante, aunque más “inobservada socialmente” como es la interrogante acerca de ¿por qué quienes no avalan los paros -por las razones que sean- no intentan otras iniciativas de algún tipo de diálogo o acción que cuestione y ayude a encontrar alternativas, y aceptan pasivamente en “obediencia ciega” que otros “tomen su cuerpo” y reflexión?
Para ello, quisimos profundizar en las sugerencias acerca de otras formas de lucha social: la mayoría de los estudiantes propusieron formas alternativas al paro, como: el diálogo y negociaciones entre ellos, maestros y administrativos; marchas y protestas; acciones creativas y culturales; fomentar la unidad y la inclusión; una mayor información interna en redes.
En cuanto a la práctica y teoría de la construcción de paz y la noviolencia, la experiencia de años nos ha demostrado que la investigación social es una herramienta importante para construir objetos materiales con suficiente fuerza moral y material para lograr que las partes en conflicto tomen conciencia de sus posturas, que puedan construir el necesario consenso social comunitario respecto a las formas de la lucha social que logren involucrar y articular lo más ampliamente al tejido social comunitario, y para lograr avanzar en el cumplimiento de la justicia en las demandas legítimas planteadas. El rigor científico de la investigación social -cuantitativa y cualitativa, y basada en el respeto de la textualidad de las respuestas estudiantiles- nos permiten evitar el “empirismo lógico” o la ideologización en las disputas, y centrarnos en los datos objetivos planteados, a partir de una mayoría de opiniones mucho mayor a la representatividad que ostentan las partes enfrentadas.
De ahí que los resultados de esta investigación social fueron devueltos en el siguiente semestre (2023-2), en un Foro Público en el Aula Magna de la facultad, y en redes sociales a toda la comunidad. Allí se discutieron ampliamente los resultados e hipótesis de la investigación, bajo una mesa coordinada por los propios estudiantes investigadores, fue un ejercicio comunitario a partir de dos valores centrales de la paz y la noviolencia: la “co-operación entre iguales”. Acordándose dar seguimiento e impulsar acciones alternativas propuestas en el Estudio y el Foro.
También se discutió hasta dónde una acción directa noviolenta como son los paros, con características muy específicas y particulares, debe evitarse de ser banalizarla y normalizarla.
En la epistemología que intentamos construir colectivamente entre estudiantes y profesores en la facultad, este ejercicio corresponde también a una forma de “aprender colectivamente a luchar mejor” y a construir mejores “condiciones de lucha noviolenta”, dos categorías con mucho fondo y prioridad en la construcción de paz. Y se vio que esa seguidilla de paros durante un año sin saber bien las causas -al menos 7 de 3 días cada uno- había terminado desarticulando, agotando, hartando a la organización estudiantil, a la integración comunitaria y generado más encono en el tejido social de la facultad. Sin que se diera, por otro lado, un mayor empoderamiento estudiantil ni la emergencia de nuevos sujetos o liderazgos individuales y sociales en la facultad.
Se recalcó continuamente, que el objetivo de la investigación y el Foro, no era para nada evitar o desacreditar los paros o asambleas, sino, por el contrario, eficientarlos en su poderío y fuerza, en su implementación y en el involucramiento estudiantil activo, pero cuando fueran realmente efectivos y útiles para lograr las demandas, y no que se cayera en banalizaciones y mecanicismo rutinarios sin reflexión colectiva e histórica.
Como complemento, según comentábamos al inicio de las Conclusiones, instrumentamos la parte de la “acción noviolenta” denominada en principio “investigación social”, pero que en su otro aspecto se trató de una acción directa noviolenta con características de “presión intelectual-epistémica-moral” y “mediación social” entre los bandos en conflicto. Los estudiantes del equipo investigador entregaron directamente -sin los profesores- el estudio a la máxima autoridad de la facultad y a los grupos directamente involucrados en la organización de las asambleas, paros y pliego petitorio, con el objetivo que se pueda a futuro socializar y discutir en torno a los “observables sociales” encontrados, que permitan la construcción de paz y noviolencia en el tejido social comunitario, una mayor participación comunitaria, antes de decidir qué otro tipo de acciones y demandas se volverán a impulsar.
Es de resaltar que en los dos semestres siguientes (agosto 2023-julio 2024) no ha habido otros paros en la facultad, sí algunas asambleas, claramente por muy distintas razones internas y externas. No es un tema menor, pues muestra -en parte- que se ha privilegiado, por la comunidad y partes involucradas en el conflicto la reflexión más colectiva y participativa, la negociación, y que también las autoridades han respondido positivamente a muchas demandas. Se demuestra así que cualquier instrumento comunitario investigativo académicos y de acción noviolenta de paz es útil a construir colectivamente conocimiento, reflexión, toma de conciencia, mejores condiciones de convivencialidad y respeto mutuo entre iguales.
4. REFERENCIAS
Ameglio, P., Glower, A., Grehe, A., Pacheco, A., Cruz, D., Ashley, D., Rascón, F., Soto, J., Vivas, J., Muñoz, K., Vázquez, M., Fracchia, M., Gerónimo, O., Ruiz,P., Salazar, P., Castillo, R. y Romero, R. (2023). Investigación exploratoria: Representatividad, organización y formas de lucha social del estudiantado en la facultad de Filosofía y letras-UNAM (agosto 2022-junio 2023). Academia. https://www.academia.edu/107876538/Sondeo_Organizac_y_LS_FFyL_15_sept_2023_Version_Final
Ameglio, P., Fracchia, M., Durán, M., Romero, R., Alfaro, Y., Santiago, A. y Rosales. D. (2018). Avance exploratorio sobre los “Hechos de violencia en la Facultad de Filosofía y Letras”- UNAM (enero 2017-febrero 2018). http://ru.ffyl.UNAM.mx/handle/10391/7464
Elias, N. (1989). El proceso de la civilización. Investigaciones sociogenéticas y psicogenéticas. Fondo de Cultura Económica.
Piaget, J. (1985). El criterio moral en el niño. Roca.
Piaget, J. (1975). Introducción a la Epistemología Genética. Paidós.
Notas de autor
Información adicional
Cómo citar / citation: Ameglio, P., Fracchia, M., Glower, A. y Castillo, R. (2025). Epistemología de construcción de paz y noviolencia: una investigación social en la UNAM sobre asambleas y paros. Estudios de la Paz y el Conflicto, Revista Latinoamericana, Volumen 6, Número 11, 131-149. https://doi.org/10.5377/rlpc.v6i11.19033.