LENTE CIENTÍFICO ESTUDIANTIL
A propósito de los 60 años de la fundación del MNOAL: la participación de Cuba1
On the occasion of the 60th anniversary of the foundation of the NAM: Cuba´s role.
Política Internacional
Instituto Superior de Relaciones Internacionales "Raúl Roa García", Cuba
ISSN: 1810-9330
ISSN-e: 2707-7330
Periodicidad: Trimestral
vol. 3, núm. 3, 2021
Recepción: 25 Abril 2021
Aprobación: 17 Mayo 2021
Resumen: Las ansias de formar un tercer bloque no alineado a pactos militares, en aras de preservar y/o lograr la paz, la cooperación y la coexistencia pacífica entre sus miembros y las grandes potencias y sus aliados, fueron los principios que incentivaron a las naciones afroasiáticas a mancomunar esfuerzos para crear una estrategia tercermundista que los representara. El Gobierno Revolucionario cubano y el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, reflejados en estos intereses, y previendo en la iniciativa un fraternal apoyo a la naciente Revolución, se sumó al proceso de diálogo y reuniones que conllevaron a la creación en 1961 del Movimiento de Países No Alineados, principal acuerdo de la Conferencia de Belgrado.
Palabras clave: Conferencia de Belgrado, Movimiento de Países No Alineados, Cuba.
Abstract: The desire to form a third bloc not aligned to military pacts, in order to preserve and/or achieve peace, cooperation and peaceful coexistence between its members and the great powers and their allies, were the principles that encouraged the Afro-Asian nations to join efforts to create a third world strategy that would represent them. The Cuban Revolutionary Government and the Cuban Ministry of Foreign Affairs, reflecting these interests, and foreseeing in the initiative a fraternal support to the nascent Revolution, joined the process of dialogue and meetings that led to the creation in 1961 of the Non-Aligned Movement, the main agreement of the Belgrade Conference.
Keywords: Non-Aligned Movement, Conference of Belgrade, Cuba.
INTRODUCCIÓN
La Guerra Fría, que tras diez años de la II Guerra Mundial, amenazaba la paz internacional y la coexistencia pacífica entre las naciones; la Asamblea General de las Naciones Unidas (AGNU) que se mostraba incapaz de asegurar los objetivos con los que había sido creada; el auge del movimiento socialista, los éxitos de las luchas anticolonialistas y el despertar de la conciencia de los pueblos que abogaban por la igualdad ante el Derecho Internacional, constituyeron las principales causas y motivaciones para la idea de la creación en Bandung de un movimiento antimperialista, de cooperación y solidaridad entre los pueblos del llamado Tercer Mundo.
Los protagonistas de la iniciativa fueron las naciones afroasiáticas, cuyos lazos se fueron gestando desde varios planos: propiamente de cooperación afroasiática, de solidaridad entre las organizaciones políticas y, por último, a nivel de jefes de Estado o de Gobierno. Esta diferenciación de actores e intereses es importante para reconocer que fueron los encuentros entre los líderes y dignatarios de naciones de diversas latitudes los que decisivamente contribuyeron a la creación en 1961 del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL), principal acuerdo de la Conferencia de Belgrado.
La Revolución Cubana, a tres años de su triunfo en 1959, experimentaba en su entorno latinoamericano un aislamiento diplomático2, auspiciado por la agresiva política del gobierno de los EE.UU., que para la fecha había impuesto un bloqueo económico, comercial y financiero, fomentaba acciones como la suspensión y posterior expulsión de la Organización de Estados Americanos (OEA), la preparación desde territorios latinoamericanos de actos de sabotajes y agresiones armadas, y campañas difamatorias en torno a los derechos humanos de los cubanos.
A 60 años de la creación del MNOAL, el presente artículo se propone como objetivo general caracterizar la participación de la delegación cubana en el proceso de diálogos y reuniones que condujo a la creación de este organismo en la Conferencia de Belgrado. Para ello, se utilizaron como principales técnicas y métodos, la investigación bibliográfica, el análisis documental y la entrevista.
DESARROLLO
Principales antecedentes de la conferencia de Belgrado
La Conferencia de Belgrado de 1961 contó con una serie de reuniones y marcaron, al decir del presidente cubano Osvaldo Dorticós (1961), “hitos señeros en la lucha por la paz, por la independencia de los pueblos y por la convivencia civilizada”.
La primera de estas reuniones “donde por vez primera se produjo alguna cristalización de la idea de la no alineación” (Archivo MINREX, 1961) a pactos militares, se desarrolló del 18 al 24 de abril de 1955 en Bandung, Indonesia. Contó con la participación de 28 naciones afroasiáticas que enunciaron los históricamente conocidos como "Diez Principios de Bandung"3 (Cubanoal, 2020):
(I) respeto de los derechos humanos fundamentales y los objetivos y principios de la Carta de las Naciones Unidas;
(II) respeto de la soberanía e integridad territorial de todas las naciones;
(III) reconocimiento de la igualdad de todas las razas y la igualdad de todas las naciones, grandes y pequeñas;
(IV) la abstención de intervenir o de interferir en los asuntos internos de otro país;
(V) el respeto del derecho a defenderse de cada nación, individual o colectivamente, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas;
(VI) A. la abstención del uso de pactos de defensa colectiva en servicio de los intereses particulares de cualquiera de las grandes potencias; B. la abstención de todo país de ejercer presiones sobre otros países;
(VII) abstenerse de realizar actos o amenazas de agresión, o de utilizar la fuerza en contra de la integridad territorial o independencia política de cualquier país;
(VIII) la solución pacífica de todos los conflictos internacionales, de conformidad con la Carta de las Naciones Unidas;
(IX) la promoción de los intereses mutuos y de la cooperación; y
(X) el respeto de la justicia y de las obligaciones internacionales.
Posteriormente, Conakry, República de Guinea, fue sede de tres conferencias de gran importancia estratégica para el territorio afroasiático. La primera de ellas se efectuó el 5 de enero de 1959, donde las países participantes -Ghana y Guinea- acordaron determinar una política común en cuestiones de defensa y formar un Consejo Económico de la Unión para emitir las respectivas monedas de los estados miembros.
La segunda reunión se desarrolló el 4 de diciembre de 1960. Contó con la asistencia de trescientos delegados de cincuenta países, entre los que se encontraban la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y la República Popular China. Se planteó el problema argelino, la situación económica de la región, la independencia afroasiática y la política agresiva de Israel que amenazaba el progreso y la seguridad del llamado Cercano Oriente.
La última de las conferencias efectuadas en Conakry en este periodo se efectuó del 20 al 27 de julio de 1960. Esta fue convocada por las mayores organizaciones sindicales de maestros del mundo en ese entonces y el Colegio Normal de Colegios Equiparados de Cuba. Asistieron delegados de más de sesenta países, en representación de los millones de educadores de todos los continentes. En este antecedente de la Reunión de Belgrado es donde por primera vez se registra la participación de una delegación cubana. Esta estuvo presidida por el entonces Ministro de Educación Armando Hart e integrada por Raúl Ferrer, Leslie Rodríguez, Eduardo Lara, Felipe González Caballero y Orlando Hechevarría Fuentes (Carreras & García; 2019).
En Casablanca, Marruecos, tuvo sede otra conferencia afroasiática del 4 al 7 de enero de 1961 que contó con la participación de ocho países. En ella se tomaron importantes resoluciones y acuerdos encaminados a lograr la liberación de territorios africanos, la liquidación del colonialismo y el neocolonialismo, la ayuda a países bajo el dominio extranjero, y la cooperación multifacética entre los estados africanos.
El 26 de abril de 1961 los presidentes de la República Árabe Unida (RAU) y Yugoslavia se dirigieron, en fecha cercana y antes de la XVI sesión de la AGNU, a celebrarse el 19 de septiembre de 1961, a los Jefes de Estado o Gobiernos de 21 países no alineados para celebrar una conferencia encaminada a “lograr la mejoría de las relaciones internacionales, la renuncia de la política de la fuerza y el arreglo constructivo de los problemas y conflictos pendientes en el mundo” (Archivo MINREX, 12 de junio de 1961). Se propuso a El Cairo para realizar la reunión preliminar de representantes de países no alineados.
Veinte países respondieron a la invitación de participar en la Reunión Preparatoria en El Cairo del 5 al 12 de junio de 1961. En representación de Latinoamérica asistieron la delegación cubana, encabezada por su Ministro de Relaciones Exteriores, Doctor Raúl Roa García, y la delegación de Brasil, en calidad de país observador.
La representación de Cuba en esta ocasión fue seleccionada para integrar en dos ocasiones el Subcomité, primero para considerar la polémica proposición de Ghana a favor de la participación en la Conferencia del Gobierno Provisional de Argelia y del Gobierno de la República del Congo; y por segunda ocasión para evaluar el óptimo lugar y fecha de la próxima conferencia. Igualmente, estuvo entre los países que propusieron el Proyecto de Agenda para la conferencia a celebrarse en Yugoslavia.
Los principios que a raíz de esta reunión preliminar se emitieron para la expedición de invitaciones a la próxima conferencia fueron: el país debería adoptar, o al menos estar a favor, de una política independiente basada en la coexistencia de los Estados con sistemas políticos y sociales diferentes; debe respaldar consistentemente los movimientos de independencia nacional; no debe ser miembro de una alianza militar bilateral concluida dentro del contexto de los conflictos entre las grandes potencias; y en caso de tener un convenio militar bilateral con una gran potencia, o ser miembro de un pacto no debe haber sido concluido dentro del contexto de los conflictos entre las Grandes Potencias (Archivo MINREX, 12 de junio de 1961).
Los criterios de membresía formulados en la Conferencia Preparatoria para la Cumbre de Belgrado demuestran que el Movimiento no fue concebido para desempeñar un papel pasivo en la política internacional, sino para formular sus propias posiciones de manera independiente, reflejando los intereses y condiciones de sus integrantes, como países militarmente débiles y económicamente subdesarrollados (Cubanoal, 2020).
Necesidad histórica del gobierno cubano de participar en iniciativas no alineadas de países tercermundistas y subdesarrollados afroasiáticos
Con el triunfo de la Revolución Cubana en enero de 1959 vendrían una serie de transformaciones sociales, económicas y políticas en el país. En el plano de la política exterior, los inicios de estos cambios podrían situarse en el nombramiento, en junio de 1959, del entonces representante permanente de Cuba en la Organización de Estados Americanos (OEA), Raúl Roa García, como Ministro de Relaciones Exteriores y la posterior creación, en diciembre del propio año, del MINREX. Desde entonces comenzó un proceso de reformulación de los principios de la diplomacia cubana con nuevos enfoques regionales y por países en función de los revolucionarios intereses del gobierno. Por primera vez, Cuba concebía una filosofía propia de las relaciones internacionales.
Roa entendía la integración de Cuba con los países tercermundistas y subdesarrollados, unidos por arraigados matices históricos -África, Asia y América Latina-, como una valiosa estrategia, dirigida, fundamentalmente, a incrementar la influencia internacional cubana.
La Revolución Cubana tenía plena conciencia de que su destino estaba mancomunado al de los pueblos de América Latina, Asia y África: “¿Qué es la historia de Cuba sino la historia de América Latina, qué es la historia de América Latina sino la historia de Asia, África y Oceanía, y qué es la historia de estos pueblos sino la historia de la explotación más despiadada y cruel del imperialismo en el mundo entero?” (Roa, 1966).
Sin embargo, de los 51 países que en 1959 mantenían relaciones diplomáticas con Cuba, solo el de la República Árabe Unida (hoy Egipto) pertenecía a África y diez a Asia y Medio Oriente (República China, Japón, India, Filipinas, Ceilán -hoy Sri Lanka-, Turquía, Pakistán, Líbano, Israel y Arabia Saudita4).
En su entorno latinoamericano, Cuba experimentaba un aislamiento diplomático, motivado fundamentalmente, por la influencia de la política hostil estadounidense en las cancillerías de los países vecinos. Al respecto, Roa (1966) expresó:
No puede ser más evidente el contraste. En tanto en la Conferencia de Bandung, los gobiernos independientes de Asia y África planteaban la urgencia de avivar la lucha antimperialista y anticolonialista y la necesidad de unir y solidificar cada vez más los intereses y aspiraciones de sus pueblos, la gran mayoría de los gobiernos de América Latina, a contrapelo de los intereses y aspiraciones de sus pueblos, constituían una recua del imperialismo yanqui dentro y fuera de la OEA, ya convertida en un Ministerio de Colonias del Departamento de Estado norteamericano.
En este contexto, la integración a iniciativas no alineadas de países tercermundistas y subdesarrollados afroasiáticos constituyó una prioridad de la política exterior cubana, que tuvo en esta etapa como colofón la participación en la Conferencia de Belgrado.
Participación cubana en la Conferencia de Belgrado
La Conferencia de Belgrado se celebró del 1ro. al 6 de septiembre de 1961 en el Palacio de la Asamblea Popular de la Federación Yugoslava, hoy República de Serbia. Contó con la participación de 300 delegados de 25 países (Asia) Afganistán, Arabia, Birmania, Cambodia, Ceilán, India, Indonesia, Irak, Líbano y Nepal; (África) Etiopía, Ghana, Guinea, Mali, Marruecos, Somalia, Sudán, Túnez, RAU, Yemen y Argelia; y (América) Cuba, Bolivia y Ecuador, estos dos últimos en calidad de observadores5. (Archivo MINREX, 1961):
La Conferencia incluía en su agenda (Archivo del MINREX, 1961):
(I) Intercambio de puntos de vista sobre la situación internacional;
(II) Establecimiento y fortalecimiento de la paz y seguridad internacionales;
(III) Problema del desarrollo económico desigual, fomento de la cooperación económica internacional y de la cooperación técnica;
(IV) Otros asuntos;
(V) Resolución de la Conferencia.
Tras las intervenciones del presidente de la República Federal de Yugoslavia, Josip Broz Tito, el presidente de Indonesia Ahmed Sukarno y el presidente de Ghana, Kwame Nkruman, el presidente cubano Dr. Osvaldo Dorticós Torrado expuso el 2 de septiembre la posición oficial de Cuba.
Al decir de Dorticós (1961), Cuba asistía a esta conferencia “a reiterar sus puntos de vistas proclamados en múltiples foros, y esencialmente, ante las Naciones Unidas”.
Según fuentes originales archivadas en el Centro de Gestión Documental del MINREX, el primer objetivo, considerado como “esencial”, que se trazó la política exterior cubana en este foro, manifestaba la proyección antimperialista de la Revolución Cubana:
Lograr el apoyo de los países afroasiáticos en condenar al imperialismo norteamericano en su política sistemática de agresiones de todo tipo contra Cuba (Archivo MINREX, 1961).
Entre los objetivos que respondían a los intereses propios del país se encontraban: desenmascarar la hipócrita política norteamericana; pronunciarse en contra del establecimiento de bases militares en territorios extranjeros y el compromiso de los países concurrentes de plantear dicho tema en la agenda del XIX Periodo de Sesiones de la ONU; lograr apoyo para la lucha por la devolución de la base naval estadounidense en Guantánamo; rechazar la agresión económica, acciones subversivas y violaciones del espacio aéreo y naval a Cuba que llevaba a cabo el gobierno de EE.UU.; y proyectarse en favor de una negociación con la nación norteamericana y los países de América Latina en un plano de igualdad.
Los objetivos de proyección internacionalista fueron: proclamar la igualdad de las naciones para lograr una verdadera coexistencia pacífica; condenar la práctica de todas las formas de discriminación racial y los regímenes colonialistas, así como obtener respaldo para los movimientos de liberación nacional en países aún colonizados; condenar la injerencia imperialista en Argelia y el apartheid en la República Sudafricana; abogar por la restitución de la RP de China en la AGNU y por el cumplimiento de los acuerdos de reunificación de Vietnam y Corea; proclamar el arreglo pacífico de las controversias internacionales; y el derecho de las naciones de disponer de sus riquezas independientemente de su régimen de propiedad (Archivo MINREX, 1961).
En correspondencia con estos objetivos, el presidente cubano en su discurso exhortó a la conferencia a “entrarle a la verdad con la manga al codo”, como diría José Martí, o sea, a “que más que formulaciones generales se consideran los problemas concretos”. Aconsejó hacer énfasis en la autodeterminación de los pueblos, para lo que era necesario valorar el cumplimiento de la declaración de la ONU acerca del fin del colonialismo en todas sus formas y manifestaciones, ya que las potencias coloniales en vez de cumplir con dicho acuerdo, profundizaban aún más las formas de explotación y sometimiento a sus colonias.
Alertó a los países recientemente liberados y a los que ya lo eran, pero, que al igual que los primeros, manifestaban condiciones visibles de subdesarrollo. Con la certeza aportada por experiencias de la historia de Cuba, Dorticós explicó los métodos que el imperialismo utiliza para someter a estos pueblos pobres y subindustrializados.
A través de la pretendida asistencia económica que deforma el desarrollo nacional y establece condiciones políticas, o mediante la obligación que se impone a los nuevos países de formar parte de bloques militares, o a través del establecimiento de bases estratégicas en los mismos emergen las odiosas formas del neocolonialismo (Dorticós, 1961).
Remarcó que contra el imperialismo existen no solo en los países afroasiáticos, sino también en los latinoamericanos y caribeños, por lo que la preocupación de esta conferencia deberá extenderse a esa región. Este planteamiento es muestra de la franca proyección latinoamericanista de la política exterior cubana, aun cuando las relaciones diplomáticas con estas naciones no eran las más favorables.
Dorticós Torrado enfatizó en la necesidad del desarme general y completo, el cese de las pruebas termo-nucleares y la eliminación de las situaciones conflictivas que constituyen focos de peligro bélico. Propuso también destinar los recursos empleados en la carrera armamentista para financiar el desarrollo de los países subindustrializados.
Tras referirse a la ilegal permanencia de la base naval de Guantánamo en territorio cubano, Dorticós planteó que “para garantizar la paz es necesario, antes que nada, aceptar el principio de la coexistencia pacífica entre los estados con diferentes sistemas sociales y políticos” (Dorticós, 1961) y ejemplificó como en el caso de Cuba no han sido respetados sus derechos a ser independiente y soberana. Resaltó la actitud heroica del pueblo cubano ante la invasión imperialista estadounidense y las enseñanzas que estas victorias han legado a Cuba y al mundo.
Reafirmó la disposición del archipiélago de “propiciar y aceptar de manera expresa la mediación amigable de varios gobiernos de América Latina para que exploraran las posibilidades de honrosas y dignas negociaciones con el Gobierno de los Estados Unidos” (Dorticós, 1961), a la que este último ha respondido negando toda posible negociación y oponiéndose a los pueblos amigos que reconozcan la autodeterminación del pueblo cubano.
Con respecto a la ONU, Dorticós expresó que “la actual estructura no es adecuada a los fines de la Carta Fundamental de la Organización” (Dorticós, 1961) y cuestionó la neutralidad y capacidad de esta organización para cumplir con los objetivos con que fue creada. Se pronunció además a favor del traslado de la sede de la ONU para evitar la coacción y el soborno que significa su residencia en los EE.UU.
Finalmente, transmitió su certeza en los resultados de esta Conferencia en el cumplimiento de sus principios. “Creemos que esta reunión puede ser útil y contribuir con los nobles empeños de la lucha por la paz, contra el colonialismo y contra el imperialismo” (Dorticós, 1961).
Belgrado en ROA
Como se ha explicado anteriormente, la fecha de concertación de la Conferencia de Belgrado se concibió buscando anteceder la XVI sesión de la AGNU. Fue este el escenario en el que Raúl Roa, en representación de la delegación cubana, hizo valer los principios postulados en la Conferencia de Belgrado.
Durante la sección del 10 de octubre de 1961, Roa, en su discurso conocido como “Posición de Cuba ante la situación internacional”, comenzó con una felicitación a la ONU por reconocer los derechos de África a tener un representante en este foro y un mensaje de solidaridad a la contundente respuesta del pueblo de Túnez ante la agresión imperialista, lo que demuestra el impacto que tuvo la Conferencia de Belgrado en la fraternización de los lazos de solidaridad de Cuba con África y Asia.
Luego ratificó, como lo hiciera en su momento el presidente Osvaldo Dorticós, la concepción revolucionaria de la política exterior cubana de respeto a la autodeterminación de los pueblos, disfrute de la soberanía, principio de no intervención, igualdad soberana de los Estados y coexistencia pacífica independientemente del sistema político y social (Roa, 1977). Se manifestó a favor del desarme nuclear general y completo, como única vía para evitar la guerra y rechazó la obstaculización por parte de los EE.UU. de resolver este tema que consideró como el “más importante y urgente” de esta cita.
Planteó que Cuba consideraba como una “necesidad irremplazable” el hecho de llegar a un acuerdo en aras de lograr la paz y la seguridad internacionales. En cumplimiento a uno de los acuerdos de la Conferencia de Jefes de Estado o de Gobierno de Países No Alineados efectuada en Belgrado, propuso la participación de los representantes de los estados miembros de este movimiento en la elaboración del tratado sobre desarme.
Con respecto a la base naval en Guantánamo afirmó que la Conferencia de Belgrado, o sea, los veinticinco países miembros, habían reconocido el derecho inalienable del pueblo cubano a reivindicar esa porción de su territorio nacional.
Raúl Roa aprovechó el escenario más propicio, por ser la ONU la mayor organización mundial, para enarbolar el término de la no alineación unida, como un nuevo mecanismo de defensa y protección de los pueblos más desposeídos.
Poco después, el 19 de octubre de 1961, Roa, durante una entrevista que le realizaran en el programa televisivo Ante la Prensa, explicó la actuación cubana en la Conferencia de Belgrado. Refiriéndose al impacto que tuvo para la humanidad este paso de avance expresó:
A mi juicio, la conferencia efectuada en Belgrado tiene una importancia extraordinaria en cuanto a que fue, por un lado, la expresión de los cambios reales que se han operado en la estructura de la vida internacional, y, de otra parte, la adopción de posiciones beligerantes sobre temas capitales de esa misma situación internacional (Roa, 19 de octubre de 1961).
CONCLUSIONES
El MNOAL, principal acuerdo de la Conferencia de Belgrado, fue una iniciativa pionera de integración en países subdesarrollados, resultado de un largo proceso de diálogos y reuniones entre disímiles y numéricamente variables gobiernos afroasiáticos.
La naciente Revolución Cubana, que experimentaba sustanciales cambios en la proyección de su política exterior, se sumó a la iniciativa en aras de ampliar su actividad diplomática en estas regiones -con las que compartía intereses y arraigadas raíces históricas-, y a su vez, mitigar el aislamiento diplomático que experimentaba en su entorno latinoamericano y deplorar al imperialismo yanqui.
Las delegaciones cubanas participantes en tres de las siete reuniones expuestas en este artículo, asumieron una posición activa ante las negociaciones, con una narrativa esencialmente antimperialista, anticolonialista, antirracista, de solidaridad, cooperación, en favor de la coexistencia pacífica y el derecho a la autodeterminación de las naciones.
De ahí que pueda afirmarse que Cuba logró cumplir los objetivos que se había propuesto en la Conferencia de Belgrado y que su participación en esta representó una victoria diplomática para el gobierno cubano, pues como reconoce Raúl Roa, no solo fue expresión de la proactividad del llamado Tercer Mundo ante una situación internacional que no le favorecía, sino que significó el reconocimiento y respaldo de estas naciones afroasiáticas al sistema político-económico cubano, que, en ese entonces, recién se declaraba de corte socialista.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Notas