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Sobre: Deshacer la vida. Dimensión y experiencia en la escritura biográfica, Julia Musitano y Carlos Surghi (Comps.). Eduvin, 2023.
El taco en la brea, núm. 20, e0168, 2024
Universidad Nacional del Litoral

Apuntes

El taco en la brea
Universidad Nacional del Litoral, Argentina
ISSN: 2362-4191
Periodicidad: Semestral
núm. 20, e0168, 2024

Para citar este artículo:: Dolzani, F. (2024). Sobre: Deshacer la vida. Dimensión y experiencia en la escritura biográfica, de Julia Musitano y Carlos Surghi (Comps.). El taco en la brea, (19) (junio‒noviembre). Santa Fe, Argentina: UNL. e0168 DOI: 10.14409/eltaco.10.20.e0168

Musitano Julia, Surghi Carlos. Eduvin. 2023. Argentina. Eduvin. 228pp.. 978-987-1100-68-2

La escritura biográfica implica trabajar sobre la silueta de una ausencia. Una vida cuyo diseño se monta en un gesto de recuperación y desapropiación: el de quien escribe esa vida, el biógrafo que con las manos de su escritura, en una búsqueda incesante, aspira a construir, a narrar, a ese otro sujeto fantasmático, el biografiado. Este libro compilado por Julia Musitano y Carlos Surghi busca abordar ese vaivén. Reflexionar sobre lo que se pone en juego en un acto de escritura cuyo propósito y hazaña es el de querer asir la vida de un otro que se escapa, y que sin embargo el biógrafo insiste en capturar. En este sentido, la escritura biográfica pareciera sostenerse en el ejercicio de una obstinación: la que trata de captar y hacer presente en la escritura ya no solo la silueta, sino la vida misma de un sujeto.

«¿Cómo se escribe un vida?» se interrogan Surghi y Musitano en el texto que señala la apertura de estas páginas; para rápidamente adelantar que «tal pregunta supone también una experiencia de la forma capaz de contarla» (12). Deshacer la vida. Dimensión y experiencia en la escritura biográfica, tal cual su título indica, es un libro que busca tramar una reflexión sobre esa experiencia, la que cifra la escritura biográfica cuando la vida del otro se vuelve un objeto al cual darle forma. Pero antes que ponderar las normas de un género, a partir de la diversidad de artículos que lo componen, el libro pone sobre la mesa una mirada prismática sobre lo biográfico, en cuyo centro encontramos una insistencia común: la que sostiene que toda biografía es, al fin y al cabo, una empresa en la que solo puede embarcarse un lector. Pero no cualquier lector, sino aquel que desea extender su lectura en una escritura que insiste en traer al sujeto leído, aunando su figura en un relato donde vida y obra se intersectan, y poder, así, seguir proyectando su experiencia ahora desde la propia palabra: «Entre la naturaleza intratable de la vida y la subjetividad del biógrafo, el límite de la biografía se vuelve dimensión de la experiencia de contar» (13).

Sobre ese límite en el que se sitúa la dimensión de una experiencia siempre escurridiza, quienes escriben este libro doblan la apuesta de su ejercicio de obstinación, porque ¿no es sino eso mismo lo que sostienen los trabajos críticos de quienes optan por estudiar escritos biográficos? ¿No es una obstinación la búsqueda por captar cómo la vida de un sujeto puede preservarse o construirse cuando es dada a un otro para ser escrita? ¿Trabajar con esos restos inasibles de la vida en la escritura no implica un ejercicio de fascinación y obstinación, el mismo que impulsa el hacer del biógrafo cuando escribe a su biografiado?

Haciendo frente a esa encrucijada, el libro se organiza en tres partes que de distintas maneras aspiran a «delinear la biografía como género específico, en los cruces entre biografía y archivo, vida y documento, y, desde ya, el vínculo entre biógrafo y biografiado» (11). La primera parte, «Los héroes de una vida perdida», se hace eco de las preguntas aquí formuladas para poner en escena esa fascinación y esa obstinación que atraviesa la relación del biógrafo con su objeto, pero también, vale decir, la de quienes exponen en este libro sus trabajos. En este sentido, Silvio Mattoni estudia la fascinación de André Maurois cuando escribe En busca de Marcel Proust, y nos muestra cómo diseñar una biografía significa poner en juego una lectura de La recherche y los sentidos allí desplegados. La fascinación de Maurois se proyecta asimismo en el propio Mattoni, quien admite que estudiar la biografía de Proust es resistirse a abandonar la experiencia de lectura que suscita un autor amado. En esto mismo insiste Carlos Surghi cuando indaga en algunas biografías de la literatura inglesa para exponer cómo la obstinación de la escritura biográfica radica no solo en un trabajo con los restos, sino, ante todo, en su intento por captar ya no una vida, sino su singularidad. Su genialidad. Lo que la distingue de la multitud y la vuelve biografiable. Es allí donde se exhibe la hazaña del biógrafo, el ejercicio detectivesco mediante el cual consigue distinguir aquellas vidas cuya cotidianeidad adquieren rasgos épicos. Y si de misterios y detectives se trata, los trabajos de Carina Blixen y Candelaria Olmos, cada una a su modo, se esfuerzan por desentrañar cómo la vida de un escritor puede ser construida a partir de voces y relatos que lo mitifican y visibilizan (o invisibilizan) de manera singular. Por lo que explorar los archivos y los estudios críticos mediante los que se montan los relatos vitales puede servir de ocasión para resituar la mirada y abrir otra arista desde el cual narrar a un sujeto.

El segundo apartado, «La vida de los otros», enfatiza esta última línea en una serie de estudios sobre escritos biográficos contemporáneos. El trabajo de Judith Podlubne indaga en el perfil biográfico que Mariana Enríquez construye sobre Silvina Ocampo recuperando los aspectos melodramáticos que atravesaron las narraciones de su vida. Por su parte, Nora Avaro, en su estudio sobre el Mastronardi de Miguel Ángel Petrecca, muestra los modos en que el género biográfico apuesta a la construcción de un retrato, dando a ver no solo una mirada sobre la vida del poeta entrerriano, sino también sobre las miradas que testimonian esa vida. Las otras miradas que permiten su (re)construcción. Porque como anota anteriormente Podlubne, un biógrafo escribe siempre en conversación (129), en conjunto con otras voces y saberes ya dados. Ahora bien, la conversación misma puede ser parte de una escritura biográfica cuando lo que se apunta es a hacer hablar al sujeto para que éste pueda narrarse. Y tal aspecto es el que observa Patricio Fontana en su análisis de Nacía para ser breve, la entrevista en la cual María Elena Walsh repasa su vida ante Gabriela Massuh. La palabra habilitada por la amistad y el afecto concede la intimidad necesaria para que la vida pueda narrarse ante los demás en un ejercicio de colaboración. Uno que no solo pone en escena al sujeto biografiado sino, también, al propio biógrafo.

De este modo, la afectividad entre biógrafo y biografiado toma mayor relevancia al punto de tornarse central en el tercer y último apartado, donde Julia Musitano define la biografía como un encuentro amoroso entre ambos sujetos (182). Asimismo, dicho encuentro es posible de leerse a lo largo del libro en distintas dimensiones. En esta sección en particular, lo amoroso se proyecta no solo como una perspectiva analítica desde la cual Musitano estudia la biografía que Rafael Gumucio escribe sobre Nicanor Parra, sino también en el encuentro del crítico con su objeto de estudio. Los últimos capítulos trazan, así, un desplazamiento. El estudio de Musitano sobre Gumucio abre paso a una entrevista donde crítica y biógrafo se encuentran para conversar sobre la biografía como experiencia de escritura. Y gana peso, de este modo, una metarreflexión donde el biógrafo piensa sobre su propio hacer. De esta manera, obstinada y amorosa, la escritura de Deshacer la vida cede lugar a múltiples voces para culminar con un ensayo donde quien en un texto fue objeto de estudio toma, finalmente, la palabra. El escrito de Rafael Gumucio presenta la vida y la escritura a partir de una imagen final: la de las manos que en otro tiempo unos sujetos marcaron sobre las paredes de una caverna para decir «yo estuve aquí». A las siluetas de esas manos anónimas fueron sumándose otras, que al mismo tiempo que dejaban sus huellas trataban de decir la historia de las primeras. En tal sentido, escribir una biografía es escribir el encuentro de dichas manos con unas siluetas ajenas y (re)construir allí la historia de ese encuentro. Escribir crítica sobre biografías, tal cual este libro lo muestra, es sumar manos a esa historia de siluetas. Manos que intentan, entre la fascinación y la obstinación, desentrañar cómo allí, en lo que queda de esos trazos, la vida prevalece todavía.

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Para citar este artículo:: Dolzani, F. (2024). Sobre: Deshacer la vida. Dimensión y experiencia en la escritura biográfica, de Julia Musitano y Carlos Surghi (Comps.). El taco en la brea, (19) (junio‒noviembre). Santa Fe, Argentina: UNL. e0168 DOI: 10.14409/eltaco.10.20.e0168



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