Artículos

Biblioteca Nacional y custodia del patrimonio

Manlio Argueta
Biblioteca Nacional de El Salvador, El Salvador

Revista de Museología Kóot

Universidad Tecnológica de El Salvador, El Salvador

ISSN-e: 2307-3942

Periodicidad: Anual

núm. 10, 2019

ramon.rivas@utec.edu.sv



Resumen: Resumen

A dos años de cumplir un siglo y medio en su función de proteger, conservar y promover el patrimonio bibliográfico de El Salvador, la Biblioteca Nacional se ha convertido en la rectora silenciosa de los lineamientos que deben seguir las pocas bibliotecas públicas que existen en el país. Es una tarea que por años ha pasado inadvertida por políticos y sociedad en general, a sabiendas de la importancia que juega este recurso intelectual para la identidad cultural de los pueblos y el conocimiento para el desarrollo humano. Conocer el interior de la biblioteca más importante del país, permite hallar una riqueza bibliográfica en historia nacional la cual compite, con desventaja, con la era digital y las nuevas tecnologías.

Palabras clave: Bibliotecas y sociedad, Conocimiento, Patrimonio cultural, Información y desarrollo.

Abstract: Abstract

Two years before its 150th. anniversary, the National Library has become a silent leader for the regulations of all public libraries in the country. As part of its work, it has complied with the duties of protecting, preserving, and promoting the bibliographic heritage of El Salvador. Its function as a regulating leader has been ignored by both politicians and society in general although they are aware of the relevance that such intellectual resource has for the cultural identity of the people and the knowledge necessary for human development. Knowing the heart of the most important library in the country allows us to find a bibliographic wealth of national history, which now has to compete in disadvantage with the digital era and the new technologies..

Keywords: Libraries and society, Knowledge, Cultural heritage, Information and development.

1. Museo del conocimiento y Alma Mater de las bibliotecas

En el 2020 la Biblioteca Nacional cumplirá 150 años de existencia. El interés del papel que juega una biblioteca amerita destacarlo, por cumplir pronto el siglo y medio de existencia. El presidente de la república de aquel entonces compró la colección nominada “Colección Lumbruschini”, llamada así porque perteneció al cardenal Luis Lambruschini, Secretario de Estado y Negocios del Papa Gregorio XVI, además de bibliotecario de la iglesia. Este dato es importantes porque viene a demostrar esa frase que me encanta repetir, del poeta Roque Dalton: No siempre hemos sido feos.

Y hay que decirlo, aunque parezca inusitado, que después de tanto tiempo aun no se tenga certeza sobre el significado de una Biblioteca Nacional, una especie de alma mater de todas las bibliotecas de un país. De modo que no es baldío ni terquedad insistir, es la custodia del patrimonio bibliográfico de una Nación, que debe evaluarse por la cantidad de investigadores que se aprovechan de su riqueza de contenidos.

Como sabemos de qué patas cojea la mesa de nuestros entornos, por los grandes vacíos de investigación, en reuniones centroamericanas, asesoradas por la Biblioteca Real de Suecia, se determinó como obligación espiritual extender su funciones a promover la lectura y el libro, es decir comenzar desde un principio: para leer, para contribuir a una formación culta por medio del libro. Cumplir metas de alfabetización más a fondo, que no solo significa saber escribir y lee: crear lectores, propuesta que de alguna manera había promovido Alberto Masferrer en 1915. Y luego hay muchas cosas que agregar respecto a una visión más ambiciosa relacionada con la aplicación de la tecnología informativa.

Pero vuelvo sobre las funciones tradicionalmente aceptadas: Recopilar las obras de todos los tiempos publicadas en El Salvador o las relacionadas con El Salvador. Clasificarlas, y mostrarlas a los lectores; y una cuarta función: Conservarlas y preservarlas en el tiempo, que noes mucho si nos comparamos con los países de Europa que tienen en sus bibliotecas el Diario de Marco Polo (1300), en Portugal; o los 95 tesis (1517) de Lutero sobre la Biblia, Alemania. Por eso para una Biblioteca Nacional no cabe hablar de libros viejos sino libros antiguos, es decir obras valiosas del patrimonio de una Nación. En cierto modo equivale a un museo del libro, con la diferencia que los objetos contenidos deben mostrarse a los investigadores y lectores.

Estas especificaciones diferencian a una Biblioteca Nacional con las Bibliotecas Públicas, con las Especializadas, Municipales, o Comunitarias y Escolares.

2. Incorporación a la era informática.

La conservación y preservación nos llevó a dar prioridad a digitalizar las obras históricas nacionales (estos son bienes públicos) que permite ofrecerlas en los formatos digitales. Y fuimos más lejos: nos incorporamos como país 7º., integrante de la Biblioteca Digital del Patrimonio Iberoamericana, alojada en la BN de España; en esta nuestro país tiene alojadas 636 obras antiguas. Casi al mismo tiempo nos incorporamos a la plataforma digital REDICCES (consorcio de universidades nacionales), donde la BN cuenta incorporadas 736 obras. Ambos alojamientos nos dan presencia por Internet en la región de Iberoamérica (incluye América Hispánica, España y Portugal), y pronto estamos haciendo gestiones para ingresar a un espacio mucho más amplio como es el Instituto Iberoamericano de Berlín, que da facilidad a acceso hacia investigadores de toda Europa.

En esta área digital El Salvador es un gran favorecido no solo por contar con un cuarto de su población en el extranjero, sino porque los compatriotas forman parte del bienestar económico, por las remesas enviadas. Y no cabe duda que ese acceso tecnológico permite a la generación nostálgica migrante facilidades de promover señales de identidad nacional a las nuevas generaciones que están creciendo fuera del territorio salvadoreño.

Agregamos algo más: dado los retrasos connaturales del desarrollo de nuestros países, con asesoría de la biblioteca Real de Suecia, creamos ABINIA Centroamericana, para darle entidad dentro de la verdadera ABINIA (Asociación de Estados Iberoamericanos para el Desarrollo de las Bibliotecas de Iberoamérica). Y en ese asocio se acordó dar prioridad al fomento y promoción del libro y la lectura, incluso extenderla a niños y niñas. Lo cual, esto último, parecía una extensión extrema de las funciones de una Biblioteca Nacional. Y no solo eso, creamos una biblioteca móvil comunitaria y le damos fortaleza a la Extensión Cultural con énfasis en jóvenes y niños.

El libro de expresión creativa, del arte literario y el científico, forman parte de nuestro ser nacional, para conocernos a nosotros mismos y de esa manera tener un mejor reconocimiento de la realidad. Es por eso que hemos hecho todos los esfuerzos para incorporarnos a la era tecnológica.

Para eso nos hemos esmerados para incorporarnos a la era informática. Doy algunas cifras que pueden reflejar una idea de su importancia, En Facebook contamos con 5.300 seguidores que se informan a diario desde sus equipos por esa plataforma digital. Y en twiter sumamos 900 personas que siguen nuestros pasos acompañando la información de la Biblioteca Nacional de El Salvador.

Esto lo hemos logrado en menos de dos años de promoción y divulgación institucional, con lo cual hemos cumplido una meta sin mayor bullicio. Inclusive superando en número de seguidores a algunos Ministerios con mayores recursos en equipos de comunicación y con más años en esa ruta tecnológica, en ese par de años avanzamos en número de seguidores

A esto se agrega las 3000 visitas mensuales a nuestro sitio: web binaes.gob. sv por el cual ofrecemos información básica de la biblioteca a los lectores que nos buscan. Con estos logros queremos comenzar la conmemoración del siglo y medio de existencia. Debo decir sobre el gran papel del equipo informático de la Biblioteca, junto las técnicas bibliotecarias; a lo que se suma trabajo fuera de tiempo laboral, para crear un Sistema de Administración Bibliotecaria, cuyo precio en el mercado tiene costos inalcanzables para nuestro presupuesto.

3. Historia, información y conocimiento universal.

En primer lugar las Bibliotecas son entidades existentes en todo el mundo, por sobre todo suceso histórico, divisiones políticas o sesgos ideológicos. Menos de una decena de países en el globo, carecen de la que se ha llamado “catedral del conocimiento”, como le llamaron los egipcios, o “república de las letras” como la llaman los chinos. Nosotros hemos enriquecido el concepto de “biblioteca en la calle”, que implica salir de las cuatro paredes y del escritorio a los espacios de usuarios que nos necesitan, con lo cual incidimos en un proceso educativo lúdico.

En Nínive (Siria) se edifica la primera biblioteca organizada más reconocida, con obras en tabletas de arcilla, hace 2700 años. Y la más famosa tiene 2300 años (la de Alejandría, Egipto, actualmente una de las más grandes y bellas del mundo). Al traspasar edades expresan la perennidad del libro y la documentación.

Con estas características específicas las bibliotecas nacionales se vuelven necesarias acompañantes de desarrollo humano. Caminan del brazo con la humanidad. Y en la era tecnológica continúan siendo fuente recreativa, informativa y de conocimiento científico global. Sin dejar de ser registro histórico de la identidad nacional, memoria colectiva de la Nación que, articulada con otras instituciones, despliega políticas de lectura y promueve el libro como un eje transversal de desarrollo.

Este gran paisaje nos lleva a pensar que una biblioteca también alfabetiza en emociones, porque contribuye a la salud mental, crea socialización familiar, sensibiliza, es fuente documental para abonar ideas propositivas, creadoras de pensamiento crítico que constituye la mejor forma de participar como sujetos


Manlio Argueta

de la democracia, y para producir sensibilidad que previene a fondo la violencia social. Y por último es referente nacional e internacional de la producción literaria y cultural de un país, medio imprescindible de información sobre el otro rostro de la otra Nación, la artística y humanística, que vienen siendo la misma Nación integrada en valores.

Esto pareciera algo nuevo, sin embargo, en El Salvador ya lo dijo un visionario sobre el desarrollo social y económico. ¿Qué fines tienen una biblioteca que va a la comunidad? Alberto Masferrer responde en su obra “Leer y Escribir” (1915): “Crea un nivel de cultura que contribuye a la democratización, a la salud y al bienestar como una realidad posible”. “Procura una extensa comunicación mental que nos vincula”. Porque de otra manera “viviremos en la anarquía de ideas y aspiraciones tirando cada quien por su lado, sin posibilidad de transformar la Nación”. Noten como el autor incluye desde aquellas épocas la salud mental, el control de las emociones. Y cuando habla de anarquía de ideas se refiere al cultivo de la convivencia como instrumento de paz.

4. Humanismo, cultura y extensión del conocimiento.

Así, una Biblioteca Nacional no es solo un repositorio de obras que ofrecen en sus recintos un libro o un documento. Significa comunicación directa que busca

humanizar la información. Y para ello entra en contacto con la vida y con los que viven en un entorno social sin diferencias o exclusiones de ningún tipo.

Y para no quedar solo en palabras, nuestra entidad nacional recibe jóvenes que no llegan solo por un libro, o una revista o un periódico; también están los que nos visitan para conocer el significado de una institución bibliográfica; además se ofrece un intercambio con los bibliotecarios para compartir historia y libertad de pensamiento. A esta área le llamamos Visitas Guiadas.

Como decía antes, contamos con otras expresiones similares: la Biblioteca Móvil que visita las comunidades de todo el país; la Sala Infantil, Sala de Usos Múltiples al servicio de quienes lo solicitan relacionado con lectura y libros, y donde se ofrecen talleres insstitucionales; todas las diversas formas de extensión cultural. Para una atención de calidad el bibliotecario debe conocer lo que quiere la persona, y por eso dialoga, conversa sobre lecturas concretas, responde consultas por todos los medios, incluso por la vía tecnológica y si son niños se realizan eventos lúdicos. La función bibliotecaria ya no se limita a entregar una obra para tomar apuntes y leerla en silencio. Se trata de contribuir a formar al presente y futuro de un ciudadano que será mejor si se prepara con la lectura ofreciéndole dinámicas de participación para la mejoría social.

Refuerzo estas ideas con palabras del filósofo y escritor español contemporáneo Fernando Savater. Es todo un planteamiento innovador sobre libros y bibliotecas. Dice Savater: educar es formar seres humanos completos, busca perpetuarlo en humanismo: “Nos hacemos humanos unos a otros, repartimos humanidad a nuestro alrededor y la recibimos de los demás”. Porque la Nación no es definida “por la tierra o sus componentes naturales”, sino que se construye “por un estado de derecho, por el respeto a una Carta Fundamental y a las leyes de un país”. De modo, continúa afirmando: debemos obligarnos a educar como si cada ciudadano fuera a ser gobernante: “La educación es lo que lucha contra esa fatalidad que hace que el pobre siempre tenga hijos pobres y que el ignorante siempre tenga hijos ignorantes”. Savater, por supuesto, se refiere a la educación por medio del libro. Debemos ver “la literatura como alegría y salvación en el arte de educar... para multiplicar nuestra alma”. Y sigue: “La persona que sabe leer, que se aficiona a la alegría de la lectura, tiene goces extraordinarios… El mundo está lleno de diversiones caras. Cuanto más inculta es una persona, más dinero necesita para pasar los fines de semana... la riqueza que nos dan los libros es real, más duradera y limpia...”

Todo esto nos hace pensar en la necesidad de apropiarnos del concepto extenso de las bibliotecas, del libro y la lectura: educan, recrean, transforman mentalidades para una sociedad emocionalmente pacífica. Significa formar en inclusión, equidad, tolerancia, solidaridad social, ética política, honestidad. Por

eso decenas de países han hecho de las bibliotecas un espacio espectacular. Difícil señalar las que más nos asombran, no solo por su arquitectura sino por sus contenidos. Por ejemplo: los ocho millones de libros de la que es ahora la biblioteca de Alejandría. O la Biblioteca Nacional de China, con 31 millones de ejemplares, la más grande de Asia, “una especie de sumun de conocimiento”. En adición estratégica las bibliotecas nacionales conservan el patrimonio bibliográfico que en algunos países pueden tener obras entre mil a dos mil años. Para la especialidad concreta de lecturas y atención a la niñez, incluyendo talleres diversos, existen las bellas y espectaculares bibliotecas públicas de Nueva York, Seattle, San Francisco, Baltimore. La Nacional de Taiwan en Taipei. Y las Bibliotecas Reales de Dinamarca y Suecia, Praga, París, Stugart, Dublin, Croacia, Portugal. Todas ellas con un sistema al servicio de la investigación científica y del bienestar humano, catedrales y repúblicas del libro. Soporte de educación emocional y desarrollo humano integrado.

Relato del autor.

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