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Fragmentos latinoamericanos en el discurso anarquista en Chile: intertextualidad transnacional en la prensa ácrata local (1898-1912)
Latin American fragments in the Anarchist Discourse in Chile: Transnational Intertextuality in the Local Libertarian Press (1898-1912)
Avances del Cesor, vol. 21, núm. 31, 2024
Universidad Nacional de Rosario

Dossier

Avances del Cesor
Universidad Nacional de Rosario, Argentina
ISSN: 1514-3899
ISSN-e: 2422-6580
Periodicidad: Semestral
vol. 21, núm. 31, 2024

Recepción: 29 abril 2023

Aprobación: 10 junio 2024

Publicación: 05 diciembre 2024

Resumen: Entre fines del s. XIX e inicios del s. XX, el movimiento anarquista de Chile formó parte de los circuitos transnacionales de circulación de ideas y, sin embargo, prácticamente no se han estudiado sus conexiones internacionales. El presente artículo se propone analizar las prácticas intertextuales de los periódicos ácratas de Chile (1898-1912), cuyas fuentes las constituyen escritores y publicaciones de América Latina, con el fin de ponderar el rol de los referentes latinoamericanos en la construcción del discurso ácrata local. Para el análisis, se distinguen tres niveles: la circulación de noticias sobre América Latina, la reproducción de textos doctrinarios y la reproducción de textos literarios. Los resultados muestran, en concordancia con los tres niveles de análisis, tres tipos diferentes de prácticas textuales que tienden a visibilizar las raíces latinoamericanas del anarquismo local y, sin embargo, refuerzan aspectos más bien universalistas del internacionalismo.

Palabras clave: Prensa anarquista, Intertextualidad, Transnacionalismo, Chile, América Latina.

Abstract: Between the end of the 19th century and the beginning of the 20th century, the anarchist movement in Chile was part of the transnational circulation of ideas. However, its international connections have practically not been studied. This article aims to analyze the intertextual practices of the anarchist newspapers of Chile (1898-1912), whose sources are Latin American writers and publications, in order to ponder the role of Latin American referents in the construction of local anarchist discourse. For the analysis, three levels are distinguished: the circulation of news about Latin America, the reproduction of doctrinal texts and the reproduction of literary texts. The results show, in accordance with the three levels of analysis, three different types of textual practices that tend to make visible the Latin American roots of local anarchism, but to also reinforce rather universalist aspects of internationalism.

Keywords: Anarchist Press, Intertextuality, Transnationalism, Chile, Latin America.

Introducción

Desde el ocaso del siglo XIX comenzaron a circular en Chile, cada vez con mayor asiduidad, periódicos editados en Santiago y otras ciudades del país por grupos locales de trabajadores ilustrados que reivindicaban el anarquismo. Hasta mediados de la segunda década del nuevo siglo, y a pesar del reflujo que le significó al movimiento popular –y a los grupos anarquistas en particular– la matanza obrera de la Escuela Santa María de Iquique en 1907, alrededor de cincuenta publicaciones ácratas vieron la luz en territorio chileno, las que fueron acompañadas con la proliferación de agrupaciones libertarias y sociedades de resistencia, protagonistas de diversas huelgas y revueltas (Muñoz, 2013). Si bien los colectivos anarquistas de Chile mantuvieron definiciones poco claras y/o eclécticas respecto a la doctrina en sus primeros años, así como una ambigua diferenciación orgánica respecto de otros grupos socialistas (Grez, 2007), desde un comienzo se nutrieron del contacto con sus pares en el exterior, especialmente en Argentina, desde donde recibían periódicos, libros y folletos. La expansión finisecular de los servicios postales estatales chilenos y, sobre todo, argentinos, junto con los acuerdos entre ambos países sobre la reducción e incluso eliminación de los costos de acarreo de correspondencia, periódicos, revistas y libros, permitieron un explosivo y generalizado aumento del intercambio epistolar y del envío de prensa escrita y otras publicaciones desde Argentina, cuya capital se consolidaba entonces como el “punto nodal de la distribución de impresos” a nivel regional (Caimari, 2020). Esta infraestructura comunicacional constituyó, en palabras de Lila Caimari, “la condición de posibilidad” para la circulación de ideas a través de la cordillera de Los Andes, lo que resultó particularmente provechoso para los grupos editores libertarios chilenos.

En este marco, el presente trabajo se propone explorar el discurso periodístico anarquista buscando incorporar nuevos elementos de análisis al estudio de la historia del anarquismo en Chile, especialmente en el campo de la cultura política anarquista (Godoy, 2016). En efecto, los periódicos pueden considerarse soportes impresos fundamentales para la cultura ácrata, pues la lectura tuvo un rol principal en la constitución del sujeto militante (Litvak, 1981).

Sin más, el surgimiento del movimiento libertario en Latinoamérica se ha asociado a una “intensa labor educativa, cultural, literaria, periodística y propagandística” (Andreu, Fraysse y Golluscio, 1990, p. 9), difundida por periódicos, folletos y otras publicaciones que contribuyeron a la formación de una contracultura libertaria cuyo rasgo más sobresaliente fue su orientación ideológica. Esta incluyó una “literatura de urgencia” que, a pesar de su carácter revolucionario, se mantuvo anclada al canon y la retórica tradicionales del arte burgués (Andreu, Fraysse y Golluscio, 1990). Para Juan Suriano (2008), de hecho, el carácter sentimental y melodramático de la literatura anarquista argentina la acercaba más a la literatura comercial que a una propuesta contracultural, aunque también es cierto que, a inicios del siglo XX, la cultura ácrata logró vincularse con escritores cercanos al modernismo y a la vida bohemia, lo que posibilitó la adhesión de intelectuales heterodoxos que ampliaron los márgenes de la producción artística y literaria en las publicaciones libertarias.

Para el caso chileno, Manuel Lagos (2018) sostiene la tesis de la construcción ácrata de un proyecto cultural alternativo al hegemónico fundado más bien en una identidad y en valores libertarios que buscaron establecer una nueva moral y “vivir la anarquía” en espacios de sociabilidad cotidiana. Este proyecto se basó principalmente en el “autodidactismo”, siendo la utilización de la lectura, tanto colectiva como individual, “la vía más recurrida por anarquistas para su autoformación” (p. 219). Sergio Grez (2012) añade a los “dispositivos de resistencia cultural” y contradiscursos ácratas las producciones literarias, inspiradas en su función político-pedagógica más que en aspiraciones estéticas, aun cuando las tendencias de moda no les fueron del todo ajenas. Además, este proyecto contrahegemónico logró sumar algunas voces contestatarias, pues las iniciativas culturales mantuvieron cierta continuidad con la “regeneración del pueblo” de carácter ilustrado, por un lado, y se cruzaron con las inquietudes de sectores medios e intelectuales, incluyendo la bohemia santiaguina y porteña, por otro (Grez, 2007).

En esta construcción del proyecto cultural anarquista, la circulación de ideas y las redes de intercambio resultaron cruciales. En el ámbito literario, los grupos socialistas chilenos del cambio de siglo ya mantenían vínculos con la amplia red del modernismo literario latinoamericano, y especialmente con intelectuales argentinos, gracias a las revistas que el peruano Mario Centore publicó en Chile y a la correspondencia que el activista libertario Alejandro Escobar y Carvallo mantuvo con escritores y editores del continente (Fernández, 2020). Estas redes internacionales también incluyeron vínculos políticos con José Ingenieros y Leopoldo Lugones y con varias publicaciones socialistas y revolucionarias de España, Brasil, Argentina y Perú, las que se ampliaron sucesivamente con los intercambios entre los anarquistas locales y los periódicos bonaerenses La Protesta Humana y El Rebelde, entre otros, así como con los contactos de Escobar y Carvallo con Alberto Ghiraldo y Alejandro Sux.[1]

El principal efecto de estas redes fue la circulación de prensa socialista y anarquista extranjera en Chile. Ya en 1897 la recepción de folletos, libros y periódicos provenientes de Europa y sobre todo de Argentina colaboraron con la circulación de las ideas socialistas en el país, aun cuando su recepción tuvo una interpretación más bien laxa en términos teóricos y produjo un pensamiento socialista heterogéneo (Fernández, 2020). De todas formas, fueron estos procesos de recepción los que llevaron al grupo del periódico socialista La Tromba (Santiago, 1898) a decantar por el socialismo libertario, opción que se reforzó luego gracias a los discursos y prácticas llegados desde Argentina, Brasil, Uruguay, Perú y Europa a través de periódicos, folletos, libros e inmigrantes (Grez, 2007). De aquí el interés por las formas de recepción de dichos discursos, pues prácticamente desde su gestación el anarquismo local se interesó por los acontecimientos y debates en el campo internacional, lo que condujo a que las publicaciones locales incluyeran muchas reproducciones y traducciones provenientes de la prensa ácrata foránea, eventual indicador de que el internacionalismo no habría constituido exclusivamente un contenido doctrinario explícito, sino también una práctica textual.

Para Ivanna Margarucci y Eduardo Godoy (2019), a propósito de su análisis de las vinculaciones entre anarquistas de Bolivia, Chile y Argentina en el primer cuarto del siglo XX, el internacionalismo proletario constituyó el ideario que acompañó a esa red de intercambio ideológico y de apoyo mutuo, aunque también es cierto que, como en el caso brasileño, este tipo de redes han fomentado luchas de carácter étnico-nacional que permitirían hablar de un “transnacionalismo práctico” (Santos, 2020), mientras que, por el contrario, experiencias transnacionales igualmente han empujado a algunos activistas a abandonar el anarquismo y alinearse con el nacionalismo, como en el caso de Juan Carulla (Sánchez, 2018). De todas formas, en los escasos análisis sobre la dimensión transnacional del anarquismo local no se han abordado aún las relaciones textuales inherentes a la circulación de ideas, que es donde intenta situarse el presente trabajo, las cuales se estima pertinente problematizar a partir de la relación del internacionalismo con la dimensión regional latinoamericana, dado el gran influjo del anarquismo argentino sobre el chileno. Un giro de este tipo es el que realiza Laura Fernández (2017) en su estudio sobre el periódico anarcofeminista Nuestra Tribuna de Buenos Aires (1922-1925), cambiando el tradicional interés en los lazos con Europa hacia los lazos con los países latinoamericanos, principalmente por la constatación de la intensidad de esos vínculos.

En cualquier caso, esta influencia se entiende en el marco de un “complejo sistema de relaciones entre los anarquismos del Cono Sur” (Margarucci y Godoy, 2019, p. 282), cuyos flujos tuvieron múltiples direcciones y formaron parte de un transnacionalismo policéntrico (Godoy, 2018). En este sentido, las diversas escalas de conexiones transfronterizas se entrelazaron generando una “red internacional de redes” que permitió integrar, por ejemplo, a Los Andes con el Atlántico (Margarucci y Godoy, 2020). Esta perspectiva permite situar, entonces, la pregunta por el rol de las relaciones regionales y continentales en la formación de los discursos ácratas locales y, en particular, en la prensa libertaria y sus prácticas textuales, abriendo camino al examen del rol de lo latinoamericano en la construcción del sentido de pertenencia internacionalista de los anarquistas de Chile a partir del análisis de las referencias intertextuales en la prensa local.

El presente trabajo, por tanto, se enmarca en un interés más amplio por la dimensión discursiva del anarquismo chileno y las expresiones político-culturales emanadas de las modalidades de circulación de ideas (soportes) y los significados que movilizaron. Esta temática es lo que, de alguna u otra forma, se problematiza con la noción de “circuito editorial anarquista” de carácter transnacional en el análisis de la producción y circulación de libros y folletos (Cunha, 2019; Migueláñez, 2019). Se estima que esta perspectiva resulta útil también para el estudio de la prensa ácrata, en tanto supone incorporar el transnacionalismo al análisis de las prácticas libertarias de producción textual. Para el estudio específico de la prensa, no obstante, se propone identificar los números individuales de cada periódico como “unidades discursivas o textuales relativas”, en las que se expresan diversas prácticas textuales (editoriales) que mantienen una relación recíproca en su interior. De esta forma, se entiende el discurso de la prensa anarquista como un texto que, mirado en su globalidad, utiliza diversos recursos textuales, incluyendo la inclusión de elementos discursivos provenientes de otras publicaciones.

En este marco, la concepción transnacional de la intertextualidad se vincula estrechamente con la noción de recepción, cuyos alcances ya han sido bien desarrollados por Horacio Tarcus (2013) en su análisis de las vicisitudes de la interpretación de Marx en Argentina, en el que releva el papel de los agentes de la recepción, que cumplen con el doble rol de lectores y difusores y, por tanto, son quienes diseccionan y seleccionan los textos de la recepción. De aquí que los agentes de la prensa anarquista deban entenderse como lectores-editores de ideas libertarias en circulación transnacional, las cuales, a diferencia de las de Marx, no tuvieron un cuerpo de producción original sistemático ni una única fuente, lo que volvió su recepción inherentemente diversa, plural, abierta e incluso contradictoria, además de sujeta a una amplia y compleja cadena de intertextualidades.

En síntesis, el objetivo del artículo es analizar las prácticas intertextuales presentes en los periódicos anarquistas editados en Chile entre 1898 y 1912,[2] cuyas fuentes las constituyen escritores y publicaciones de América Latina, con el fin de ponderar el rol de los referentes latinoamericanos en la construcción del discurso ácrata local. Con este objeto, se consideran tres niveles de análisis: circulación de noticias e informaciones relativas a la región, reproducción de textos literarios y reproducción de textos doctrinarios. De esta forma, se exploran vías para entender, en su globalidad, los vínculos textuales significativos de la prensa ácrata de Chile con América Latina, tanto en lo referente a las prácticas políticas como al imaginario internacionalista, en el marco de un estudio de más largo aliento que debiera incluir las correspondencias y el intercambio de material impreso. Por esta razón, y a contrapelo —aunque consciente— de la advertencia de Laura Fernández (2013) respecto a que un análisis descriptivo de la prensa “atenta contra la riqueza del objeto analizado”, perdiendo de vista “la importancia del periódico en la construcción de la identidad libertaria” (p. 87), se estima necesario iniciar con un examen de la prensa ácrata entendiéndola como “soporte” de la circulación de ideas, una especie de “análisis intertextual formal” que, en un momento sucesivo, permita abordar con mayor propiedad las relaciones significativas de sus contenidos. Así, más que un análisis intertextual desde el punto de vista propiamente metodológico, se utiliza la intertextualidad como una categoría de análisis referida a una práctica discursiva concreta que permite situar algunos rasgos formales (textuales) de la presencia latinoamericana en los periódicos libertarios de Chile.

El material utilizado en este estudio está constituido por el conjunto de los periódicos editados por grupos anarquistas y publicados en Chile entre 1898 y 1912, independiente de su periodicidad y/o longevidad, compuesto por 19 títulos, en su gran mayoría aparecidos en Santiago pero que también incluyen publicaciones de Valparaíso, Iquique, Antofagasta, Punta Arenas, Pozo Almonte y Estación Dolores. La mayoría de los números han sido recogidos en la Hemeroteca de la Biblioteca Nacional de Chile (Santiago) y el resto en la colección de periódicos del International Institute of Social History (Amsterdam). Para el análisis, por su parte, no se consideran todos los elementos textuales provenientes de fuentes latinoamericanas, sino solo aquellas relativas a noticias regionales y reproducciones de textos (doctrinarios y literarios), quedando fuera comentarios, correspondencia u otros materiales que, siendo del todo relevantes, requerirían de un análisis diferenciado y, si se quiere, “extratextual”.

Intertextualidad y transnacionalismo en el estudio del anarquismo

En el campo de estudio consagrado a la historia del anarquismo latinoamericano, la idea de intertextualidad ha sido utilizada para problematizar, por distintas vías, aspectos diversos de la política y la cultura ácratas. Con este concepto se han analizado algunas obras de Florencio Sánchez, ya sea identificando sus relaciones intertextuales con el teatro francés en la búsqueda de universalidad (Giustacchini, 1993), así como las “negociaciones textuales” que matizan su carácter contracultural y las sitúan como literatura de alta visibilidad (Golluscio, 2004). También se han observado los nexos discursivos del anarquismo con el imaginario cristiano y la Biblia (Delhom y Attala, 2014), particularmente la resignificación libertaria de la textualidad bíblica en algunos escritos de Alberto Ghiraldo, cuyo discurso escatológico y mesiánico funcionaría como estrategia de enunciación para transmitir conceptos (Olalla, 2014), además de la utilización de la noción de redención e imágenes bíblicas en la obra cumbre del poeta José Domingo Gómez Rojas (Santini, 2014). El mismo Delhom (2014) analiza escritos de Rafael Barrett, Ricardo Flores Magón y Manuel González Prada, destacando que la riqueza y flexibilidad semántica propias de su uso de la intertextualidad bíblica les permitiría legitimar y anclar culturalmente, aunque de maneras diversas, un “contradiscurso”. En lecturas relativas a las implicancias políticas, históricas y culturales de la intertextualidad en el mundo libertario, Nadia Ledesma (2012) utiliza la noción de “puentes intertextuales” para referir a la circulación de ideas y reconfiguraciones locales de los discursos anarquistas sobre el control de la natalidad entre Argentina y España. Por su parte, un estudio sobre la trayectoria de la Federación Anarquista Uruguaya (FAU) incorpora la intertextualidad para analizar, de forma “situada”, la producción teórica del anarquismo local a partir del diálogo con las fuentes doctrinales, lo que permitiría explicar el sincretismo teórico de esta federación (López, 2019).

Sin tematizar directamente la intertextualidad, los trabajos de Laura Fernández (2013, 2017) han abordado las relaciones discursivas considerando la prensa ácrata como objeto de estudio. A partir de la noción de diálogo de Mijail Bajtín (1990), la autora considera el conjunto de la prensa anarquista argentina como un “concierto de voces heterogéneas propiciado por el modo de enunciación libertaria y sus prácticas editoriales” (Fernández, 2013, p. 70) que adquiriría una condición polifónica gracias a la re-citación de la doctrina, práctica significativa para la producción de subjetividad (identidad) ácrata. Las propias prácticas discursivas impedirían la monologización, mientras que la re-citación, referida a la intencionalidad detrás de los recortes, transcripciones, reediciones y traducciones de fragmentos de obras mayores, implicaría un diálogo con la doctrina, de por sí polifónico, que supondría la aparición de voces que cuestionan, reinterpretan y/o amplían sus significaciones. Un trabajo complementario es el que realiza al analizar el periódico anarco-feminista Nuestra Tribuna (1922-1925), en el cual aborda el rol del periódico como soporte de las redes transnacionales, centrándose en los vínculos establecidos con varios países latinoamericanos (Fernández, 2017). Estos vínculos se analizan a partir de notas temáticas sobre las autoras latinoamericanas incluidas en el periódico, así como de transcripciones desde periódicos, folletos y libros que dan cuenta del bagaje y las preferencias de las editoras, poniendo especial énfasis en los intercambios y diálogos latinoamericanos.

El conjunto de estos estudios, además de mostrar diversas lecturas sobre algunos procesos político-culturales del anarquismo latinoamericano, exhiben la versatilidad de la noción de intertextualidad en el análisis de la circulación de ideas en las prácticas discursivas ácratas, aunque también develan la laxitud con la que ha sido utilizada. Probablemente esto sea resultado del creciente interés que han generado en la historiografía los variados fenómenos del lenguaje desde el “giro lingüístico”, incluyendo la producción de discursos y textos, el papel de los lectores y su “horizonte de expectativas” en la construcción del significado y, en consecuencia, la recepción (Burke, 2019). A pesar de esto, una delimitación clara de los fenómenos lingüísticos de estudio y una operativización adecuada del concepto de intertextualidad permitirían alcanzar una mayor profundidad en el análisis de aspectos específicos de las interacciones comunicativas.

En términos amplios, la intertextualidad supone que “todo texto se construye como mosaico de citas, todo texto es absorción y transformación de otro texto” (Kristeva, 1981, p. 190). Para Gerard Genette (1989), en cambio, la intertextualidad tendría un sentido más restrictivo y, si se quiere, explícito, en cuanto consideraría la presencia directa de un texto en otro, como la cita, el plagio y la alusión. Junto a esta categoría, el autor incluye otras cuatro, entre ellas la metatextualidad, referida a la relación crítica de un texto respecto a otro sin mencionarlo, y la hipertextualidad, referida a un texto derivado de uno anterior a partir de una transformación simple o de una imitación. Las cinco categorías de Genette se entrelazan recíprocamente en el estudio de los textos y forman parte de lo que designa más ampliamente como transtextualidad. Por su parte, el lingüista ruso Bajtín (1990) sostiene que “todo enunciado es un eslabón en la cadena, muy complejamente organizada, de otros enunciados” (p. 258), entendiendo por enunciados las “unidades reales de la comunicación discursiva” delimitadas por el cambio de sujetos discursivos. Así, considerando que todo enunciado se caracteriza por dirigirse a los participantes en la comunicación discursiva y ser potencialmente contestado, se construye no solo en función de enunciados anteriores sino que también en vista de la respuesta. Finalmente, Rolland Barthes (1994) sostiene que en todo texto convergen diversas escrituras situadas en un espacio de múltiples dimensiones, mientras que ningún texto es, en rigor, original, pues todo escritor no hace más que mezclar y contrastar escrituras. De esta forma, “el texto es un tejido de citas provenientes de los mil focos de la cultura” (p. 69) y, en consecuencia, no tiene un solo sentido. En efecto, los textos no tienen estructura, sino posibilidades de estructuración a partir de códigos culturales (o conocimientos culturales acumulados), los cuales se “trenzan” en la escritura y, de esta forma, le otorgan el carácter plural al texto (Barthes, 2011).

En cierto sentido, esta “apertura” del texto, subyacente a la noción barthesiana de la pluralidad, se podría vincular con la idea de la ambivalencia de la escritura presente en el dialoguismo bajtiano, la cual supone la interacción entre escritor, lector y corpus anterior de textos, lo que constituiría la intertextualidad (Kristeva, 1981). Lo relevante aquí es que tanto la ambivalencia como la pluralidad del texto suponen un rol activo del lector. Este no es solo consumidor de un texto, sino su productor, en tanto que la lectura le permite reconocer la pluralidad del texto y su carácter abierto y “reversible” (Barthes, 2011), al vincular sus propios universos culturales a la producción de significados, lo que vuelve el propio ejercicio de la lectura en plural (Barthes, 1994). En otras palabras, el “intertexto discursivo” resultaría inteligible a partir del “intertexto lector”, relativo a los conocimientos y experiencias de este último, lo que marca la interdependencia entre ambas intertextualidades (Mendoza, 2003).

Es precisamente la relación del lector con el texto, la cual constituye un acto y no una mera actitud pasiva, la base de la idea de recepción. Si bien se entiende que la recepción responde a un “horizonte de expectativas” del lector, también es cierto que en los procesos de recepción la figura de los mediadores (culturales) desempeña un rol esencial, en tanto las recepciones varían de un contexto cultural a otro, así como de acuerdo con las diferencias histórico-temporales, y requieren de agentes que faciliten la “traducción cultural” de las obras (Chevrel, 2009). En este marco, Horacio Tarcus (2013) ofrece un modelo de análisis que sitúa la recepción como uno de los cuatro momentos que constituirían los procesos de circulación de ideas, entendiéndola como la “difusión de un cuerpo de ideas en un campo de producción diverso del original desde el punto de vista del sujeto receptor” (p. 31), lo que requeriría estudiar las condiciones en las que dichas ideas son adoptadas en un medio histórico-cultural concreto, preocupándose por los medios, sujetos, rutas e intereses detrás de este proceso, así como de los agentes que intermedian en esos procesos.

El análisis intertextual de la prensa ácrata adquiere particular relevancia al considerar la circulación de ideas anarquistas más allá de las fronteras nacionales. En efecto, el anarquismo ha sido concebido como el primer y más difundido movimiento transnacional organizado desde abajo (Moya, 2015). Este carácter, basado en diásporas migratorias y movilidad de activistas y reforzado por la prensa libertaria, permitió que su doctrina y sus prácticas político-culturales se difundieran a nivel global (Hirsch y Van der Walt, 2010), así como aseguró su sostenibilidad en el tiempo, como muestra Davide Turcato (2007) para el caso italiano, en tanto sus retrocesos en ciertos contextos nacionales —generalmente a causa de la represión— generaban su reactivación y reestructuración en otros territorios. Se ha sostenido que esta capacidad de generación de redes y circulación de personas e ideas fue posible gracias al desarrollo de las tecnologías propias de la modernización capitalista industrial (Anderson, 2008; Moya, 2015), al tiempo que el anarquismo, como movimiento político, se vinculó íntimamente con la modernidad, la Ilustración y el surgimiento del movimiento obrero, por lo que su origen se halla estrechamente enlazado a la Europa de mediados del siglo XIX (Taibo, 2018).

Constance Bantman y Bert Altena (2017) se han referido a esta amplia perspectiva de análisis como el “giro transnacional”, el cual ha apuntado a superar las limitaciones de los enfoques nacionales en los análisis del movimiento libertario (Van der Walt, 2016). No obstante, con el tiempo la perspectiva transnacional ha mostrado ciertas dificultades en el estudio del anarquismo, especialmente en lo concerniente a la elección y combinación de las escalas de análisis, por lo que se ha vuelto primordial reconocer el anarquismo como un movimiento individualizado y basado en redes multiescalares que funcionan como vectores de comunicación gracias a la acción de go-betweens o mediadores (Bantman y Altena, 2017). Estas redes fueron clave para la difusión de la palabra escrita, principalmente a través de la circulación de libros, revistas y periódicos, mientras estos últimos resultaron fundamentales para la materialización de las redes de contacto a un nivel transnacional, pues se distribuyeron fuera de los países de edición, publicaron correspondencias hacia y desde el exterior y las sedes de sus equipos editores funcionaron como centros amplios de propaganda (Turcato, 2007).

El análisis transnacional del movimiento anarquista, no obstante, ha tendido a dejar en un segundo plano el impacto de los procesos de recepción en la constitución de idearios anarquistas locales. A pesar de que, según Steven Hirsch y Lucien Van der Walt (2010), el anarquismo tuvo más importancia en el Este y en el Sur que en el Norte y el Oeste, ha existido poco interés en examinar las visiones del anarquismo sobre la raza, la nación y el imperialismo, así como en su vinculación con luchas anticoloniales (Bantman y Altena, 2017), aun cuando se ha revelado la apertura del anarquismo hacia las reivindicaciones nacionales antiimperialistas y sus conexiones con algunos movimientos independentistas (Anderson, 2008). En efecto, si bien se ha hablado de la existencia de “anarquismos híbridos” para señalar las reinterpretaciones locales del anarquismo europeo, tampoco se han abordado los resabios coloniales de la doctrina anarquista, la cual, no obstante su vocación internacionalista, mantuvo su fe en el progreso y la modernidad, suponiendo así la superioridad de la civilización occidental (Taibo, 2018).

En el estudio del caso latinoamericano se ha planteado que la difusión europea del anarquismo obtuvo un relativo éxito gracias a la persistente exclusión de los sectores populares en la construcción del Estado y la nación, ante lo cual el movimiento ácrata se constituyó como un espacio de resistencia (Laforcade, 2015). Para lograrlo, los anarquistas impulsaron la conformación de solidaridades locales, regionales y transnacionales que colaboraran con la recreación de prácticas y significados contraculturales arraigados en los ideales internacionalistas, lo que se tradujo en la construcción de una serie de redes regionales conectadas de forma “multisituada” y convirtió al transnacionalismo en la estructura del movimiento anarquista de América Latina (Laforcade y Shaffer, 2015). En este marco, la región del Río de La Plata ha adquirido mayor visibilidad como “red de redes” del anarquismo latinoamericano, es decir, como un nodo fundamental en la articulación entre las redes europeas y aquellas del resto de América Latina (Margarucci, 2020). No obstante, la persistencia de la predilección geográfica y la continuidad temática en el campo de estudio lleva a Ivanna Margarucci (2020) a sostener que el “giro transnacional” ha sido “incompleto”, lo que debería superarse incluyendo en el análisis los espacios geográficos aún en blanco y sus conexiones con las redes regionales.

Circulación de noticias sobre América Latina en la prensa libertaria de Chile

Prácticamente la totalidad de los numerosos medios de prensa anarquista que aparecieron en Chile antes de 1912 –en su mayoría limitados a unos pocos números– muestran en sus páginas un notable interés por el desarrollo del movimiento ácrata en el exterior. Esto queda de manifiesto con la gran cantidad de noticias que publicaron sobre acontecimientos relativos al anarquismo y el movimiento obrero en distintos países del orbe, especialmente Argentina, España y Francia, y en menor medida también Inglaterra, Italia, Estados Unidos, Bélgica, Uruguay, Brasil y Rusia, por señalar algunos. Si bien no resulta claro si se trató de reproducciones textuales de informaciones o de “reelaboraciones” de los editores ni cuáles fueron sus fuentes concretas –se asume, no obstante, en su mayoría provenían de periódicos anarquistas extranjeros–, lo relevante es que se no se trata de hechos sino de textos, los cuales representaron fragmentariamente acontecimientos acaecidos fuera del país.

En los primeros periódicos libertarios aparecidos en Chile, la mirada hacia América Latina se concentró en los acontecimientos que tenían lugar en el Río de La Plata. La Luz (Santiago, 1901-1903) refirió a mítines y acciones represivas en Buenos Aires y Mendoza entre 1901 y 1902, y ya en su primer número mencionaba una huelga en Montevideo,[3] además de publicar un manifiesto del Partido Socialista argentino llamando a una manifestación contra una eventual guerra con Chile.[4] Por su parte, El Ácrata (Santiago, 1900-1901) informaba sobre la Casa del Pueblo bonaerense,[5] mientras La Campaña (Santiago, 1899-1902) se refería a huelgas, reuniones, conferencias y el desarrollo del movimiento obrero en algunas ciudades de Argentina y en Montevideo, comunicando, entre otras cosas, el fallecimiento del ensayista libertario argentino Emilio Arana.[6] También La Ajitación (Santiago, 1901-1903) informaba sobre varias ciudades de Argentina, además de referirse en alguna ocasión a Montevideo, São Paulo y Cuba, y reportó los pormenores del Segundo y Tercer Congreso de la Federación Obrera Argentina (FOA).[7]

En esta época, la explosión de la huelga general en Argentina en noviembre de 1902, a la que siguió la dictación de la Ley de Residencia y un período de cruda represión en contra del movimiento anarquista, ocupó a gran parte de la prensa libertaria local. La Ajitación incluyó una extensa relación sobre las movilizaciones –especialmente en Buenos Aires y Rosario– y la sucesiva represión del movimiento obrero, y más tarde se refirió a la publicación del número único La Voz del Destierro, editado en São Paulo por los exiliados de Argentina, y a la liberación de cinco compañeros casi un año después de la huelga.[8]

Entre fines de 1903 y mediados de 1908 prácticamente no hubo noticias sobre América Latina, con la sola excepción del periódico El Alba (Santiago, 1905-1906), que a fines de 1906 comunicaba una serie de huelgas de distintos gremios en Buenos Aires, Tandil, Rosario y Córdoba.[9] A pesar de que la prensa anarquista del período revela intercambio de materiales y correspondencias con el exterior, además de otras prácticas intertextuales “transregionales”, no aparecen nuevas informaciones relativas al extranjero. Probablemente esto se haya debido a la eventual reducción de grupos redactores a causa de los fallecimientos, viajes y virajes ideológicos de varios destacados activistas (Grez, 2007), lo que también habría afectado la continuidad de los periódicos, idea que no puede plantearse más allá de una hipótesis. En cualquier caso, hasta aquí queda claro el interés de los grupos anarquistas de Chile particularmente por el desarrollo del movimiento libertario y obrero argentino, al que reconocieron como un “referente textual” que se consolidaba como una de las fuerzas revolucionarias con mayor proyección en todo el continente y cuya cercanía física y política permitía proyectarla como una alternativa política popular real para el país.

Si bien hacia el fin de la década comienza a reconocerse el desarrollo del movimiento ácrata en otros rincones del continente, la Argentina continuó a acaparar la atención de los medios libertarios locales. La Protesta (Santiago, 1908-1912) se refirió a la huelga de 1909 en Buenos Aires[10] y también Luz y Vida (Antofagasta, 1908-1915) entregó una detallada relación de la huelga porteña.[11] Más tarde, ambos se refirieron a las vicisitudes en torno a la celebración del Centenario argentino, y mientras La Protesta publicó una nota al respecto, Luz y Vida editó un suplemento de una página sobre los hechos.[12] De igual forma, los dos medios de prensa se refirieron al atentado del Teatro Colón cuestionando la adjudicación de su autoría a activistas libertarios.[13]

Al permanente seguimiento de los sucesos del Río de la Plata —además de las habituales informaciones sobre Europa—, particularmente Luz y Vida suma progresivamente su interés por el desarrollo de acontecimientos relativos a la agitación popular, el movimiento obrero y el anarquismo en otros rincones del continente, especialmente Perú y México, además de algunas referencias a Cuba, Brasil, Paraguay y Costa Rica.[14] Este “giro” queda mucho más claro en los periódicos libertarios que aparecieron en Santiago desde 1912, puntualmente El Productor (1912-1913) y La Batalla (1912-1916). Si bien en el primero de ellos es evidente la permanente y prioritaria preocupación por los sucesos argentinos, se incorpora un marcado interés por el desarrollo del movimiento obrero en Perú y en México. La explosión de la revolución mexicana, de hecho, tuvo una importante repercusión en los medios de prensa libertarios locales, los cuales, además de informar sobre el desarrollo del movimiento revolucionario, comentaron los acontecimientos y llamaron a la solidaridad en la región chilena.[15]

Reproducciones de textos doctrinarios

Dado que gran parte de los textos doctrinarios y comentarios políticos publicados en la prensa libertaria local no identificaban su autoría o eran firmados con nombres de fantasía, el reconocimiento de su origen, así como el tipo y la magnitud de intervenciones textuales de los editores, se vuelve una tarea que sobrepasa las posibilidades de esta investigación. No obstante, algunas de estas contribuciones indicaron sus fuentes, lo que permite distinguir un número considerable de reproducciones provenientes de publicaciones anarquistas y revolucionarias de América Latina. Ejemplo de ello son dos artículos aparecidos en La Protesta Humana de Buenos Aires transcritos en El Ácrata de Santiago y un artículo de El Amigo del Pueblo de Montevideo reproducido en La Luz de Santiago, así como artículos publicados por Tierra de La Habana, El Obrero de Montevideo y el bonaerense La Internacional que aparecieron en los periódicos anarquistas de Estación Dolores, El Obrero Libre (1904) y La Ajitación (1905).[16] El Alba de Santiago, por su parte, publicó un artículo de El Hambriento de Lima y otro de El Ferrocarrilero de Montevideo, mientras que La Protesta de Santiago reprodujo un texto tomado de Luz al Soldado de Buenos Aires y La Batalla un artículo de El Manifiesto de la capital argentina.[17]

En rigor, más que discusiones propiamente doctrinarias, las que se limitan a solo una de las reproducciones referidas, estos textos constituían reflexiones más bien libres sobre las condiciones de vida y de lucha de los sectores populares, así como comentarios a hechos históricos. No obstante, se estima analíticamente pertinente considerarlos conjuntamente, pues representan diversas lecturas de los ejes del pensamiento ácrata de la época. De esta forma, es posible incluir bajo esta categoría igualmente algunos manifiestos y documentos redactados por asociaciones obreras y libertarias latinoamericanas que aludían a algunos elementos que formaban parte del debate doctrinario anarquista. Entre ellos se incluye el acta de acuerdo entre el Gremio de Obreros Panaderos de La Habana y los industriales del ramo con el que se daba cierre a un conflicto huelguístico, publicado por El Alba en 1906;[18] un manifiesto de los anarquistas de Lima llamando a no emigrar a Chile luego de la matanza de la Escuela Santa María de Iquique aparecido en La Protesta de Santiago,[19] y la reproducción en ese mismo periódico de una comunicación del año 1911 firmada por la Confederación Obrera Regional Argentina, sindicalista revolucionaria y rival de la FORA, que exhortaba a la solidaridad con el pueblo argentino que sufría la dura represión del gobierno.[20]

En cualquier caso, se estima que los textos doctrinarios más relevantes son aquellos producidos por los intelectuales más reconocidos del movimiento anarquista, los cuales tuvieron un espacio principal en la prensa libertaria. Aun cuando en este ámbito son predominantes los escritos de las figuras más connotadas del anarquismo europeo, la presencia de reconocidos autores latinoamericanos no es menor. Para el período 1898-1912, se identificaron veinticinco textos doctrinarios producidos en América Latina, con un abrumador predominio de aquellos de origen argentino, publicados en catorce periódicos locales y debidos a la pluma de dieciséis autores (Tabla 1).

Tabla 1
Textos doctrinarios de origen latinoamericano publicados en la prensa anarquista de Chile (1899-1912) ordenadas por autor

Elaboración propia a partir de los periódicos anarquistas publicados en Chile entre 1898 y 1912.

Entre los aspectos significativos que ofrece este listado, se observa que al menos la mitad de los autores son de origen europeo avecindados en países latinoamericanos, lo que resulta lógico si se considera la composición étnico-nacional de los activistas del movimiento en Argentina. Más elocuente, no obstante, es que solo uno de los textos de Rafael Barrett tematice explícitamente el territorio latinoamericano y que, además, este escrito sea incluido hacia el final del período de estudio, precisamente cuando el anarquismo local inicia su apertura hacia la particularidad de la realidad regional.[21] Por lo demás, las temáticas sociológicas y los debates propiamente doctrinarios parecen dominar el cuadro, junto a textos relativos a la identidad propiamente anarquista, a la épica revolucionaria y a algunas temáticas caras a los libertarios, como el antipatriotismo, el antimilitarismo y el sindicalismo.

Reproducciones de textos literarios

En los periódicos ácratas editados en Chile, la presencia de piezas literarias, especialmente poéticas, tuvo siempre un lugar reservado. Esto permitió que varios activistas y colaboradores locales de la prensa anarquista publicaran sus creaciones, pero también que se les otorgara espacio a escritores extranjeros vinculados al imaginario libertario, aunque no exclusivamente. Lo interesante de esto es que, a diferencia del predominio de escritores europeos entre los textos doctrinarios, la gran mayoría de los autores cuya literatura apareció publicada en los órganos libertarios fueron principalmente de origen latinoamericano. Seguramente el sentido de pertenencia lingüística, junto al marcado desarrollo de las tendencias modernistas en la creación latinoamericana de la época, abrieron camino para que su presencia resultara dominante en este medio. En el trabajo de edición, resulta mucho más limitada la acción de los equipos de los periódicos, aunque esto no quita que efectivamente se realizaran selecciones y/o “recortes” de ciertas piezas literarias, lo que en sí mismo supondría una intervención textual y, por tanto, una reelaboración de los textos. No obstante, se entiende que en este tipo de escritura la capacidad de intervenir directamente los textos es menor.

Un aspecto interesante relativo a la inclusión de textos y fragmentos literarios en los periódicos ácratas es que los creadores libertarios no fueron los únicos en aparecer en sus páginas de los periódicos libertarios de Chile. A pesar de las importantes divergencias del mundo anarquista con otras corrientes del pensamiento, y más allá de ciertas ambigüedades que persistieron en algunas definiciones ideológicas en el seno del anarquismo, en el ámbito literario hubo mayor apertura a incluir un abanico ideológicamente más amplio de escritores. Ejemplo de ello es que en el periódico proto-anarquista La Tromba, junto a un poema de Leopoldo Lugones, entonces socialista revolucionario, apareció “Numen” de Rubén Darío, además de unos fragmentos poéticos del peruano José Santos Chocano.[22] De todos modos, la mayor parte de las piezas literarias publicadas en la prensa ácrata chilena fueron obra de escritores anarquistas, entre los cuales los mayores protagonistas fueron los argentinos Alberto Ghiraldo y José de Maturana, cuyos poemas aparecieron permanentemente en las páginas de los periódicos libertarios durante el período de nuestro interés, incluyendo varias reproducciones del poema “Chicago” del primero y de “Canción de la miseria” del segundo.[23]

Tabla 2
Obras literarias de origen latinoamericano publicadas en la prensa anarquista de Chile (1900-1912) ordenadas por autor

Elaboración propia a partir de periódicos anarquistas publicados en Chile entre 1898 y 1912.

De acuerdo con la Tabla 2, son veinticuatro las piezas literarias de origen latinoamericano que aparecieron publicadas entre 1898 y 1912 en la prensa anarquista de Chile. Asimismo, son once los autores publicados, solo dos de origen europeo y sin presencia de mujeres, mientras que aparecen al menos tres literatos sin filiación anarquista, además de tres uruguayos y un peruano que ayudan a contrapesar el dominio de autores argentinos. De estas 24 obras, 22 corresponden a poemas, y de los cinco que se publican más de una vez en periódicos diferentes, dos corresponden a autores no-anarquistas.

En términos temáticos, más allá de las distintas sensibilidades creativas, estas obras abordan de manera amplia las desgracias y gestas obreras, la emancipación del pueblo y ensoñaciones sobre la revolución social y la sociedad ideal. De alguna u otra forma, estos temas tienden a converger con aquellos abordados en los textos doctrinarios, aunque con una apelación a la sensibilidad popular más que al ejercicio reflexivo, así como con la perspectiva de los autores no anarquistas, en tanto estos últimos, desde posiciones ideológicas distintas, desarrollaban en sus textos críticas al sistema social y político y alabanzas a la lucha proletaria.

Prácticas textuales, intertextualidad e internacionalismo latinoamericano en la prensa anarquista de Chile: Conclusiones preliminares

El examen de los periódicos anarquistas publicados en Chile hasta 1912 se ha enfocado en tres niveles que permiten describir las relaciones intertextuales que la prensa ácrata local mantuvo con la producción textual latinoamericana en el marco de la circulación transnacional de ideas en torno al mundo libertario del Chile de inicios del siglo XX. Este análisis se ha limitado a considerar solo los aspectos formales de dichas relaciones intertextuales —entendiendo que los periódicos constituyen el soporte material y textual de la circulación de ideas—, con el objeto de identificar algunos rasgos específicos relativos a los mecanismos y las modalidades de las prácticas textuales que permitieron el despliegue del discurso anarquista.

Un primer elemento que resulta importante destacar se refiere a las prácticas textuales propiamente tal. Al respecto, se ha podido observar que a cada uno de los tres niveles de análisis utilizados corresponde una práctica textual concreta diferente de las otras dos. El nivel de la circulación de noticias se vincularía a una práctica de hipertextualidad (Genette, 1989), en tanto sugeriría una transformación de los contenidos originales a partir de la reescritura de sus contenidos originales (hipotexto), cuyas fuentes, por lo demás, resultan desconocidas. Las reproducciones de textos doctrinarios y textos literarios, si bien comparten el esquema de la intertextualidad al estilo Genette (1989), es decir, el de la citación textual, muestran profundas diferencias en sus características: mientras los textos doctrinarios incluyen un mayor número de autores, de los cuales la mitad son de origen europeo aunque radicados en América Latina, los segundos son menos autores y en su mayoría son de origen latinoamericano, con varios que, por lo demás, no provienen de Argentina, a diferencia de los latinoamericanos del otro grupo. Este rasgo resulta particularmente importante en el marco del análisis que aquí se propone.

Un segundo elemento se relaciona con la noción de “cadena de enunciados” de Bajtín (1990), en cuanto esta idea permitiría viabilizar, al menos teóricamente, un análisis como el aquí propuesto, en el sentido de considerar el conjunto de la prensa anarquista de Chile como interrelacionada en términos textuales. Esto permite justificar la búsqueda de una mirada más global sobre el objeto de estudio –aunque también es cierto que esta perspectiva podría resultar igualmente útil para un análisis de los enunciados de un solo número, o bien para analizar incluso el conjunto de la prensa de una red transnacional. Probablemente un análisis amplio de este tipo podría dificultarse al considerar “redes multisituadas” (Laforcade & Scahffer, 2015) o una “red de redes” (Margarucci, 2020), pero incluso en este caso, calibrando adecuadamente la escala de análisis, podría ser posible pasar del análisis textual de ideas que circulan en redes transnacionales acotadas al examen de flujos más complejos que consideren, por ejemplo, las múltiples direcciones y circuitos que siguieron los poemas de Ghiraldo por todo el continente.

Una tercera cuestión que se abre es la idea de pluralidad del texto (Barthes, 2011), en cuanto los escritos reproducidos en la prensa ácrata resultan abiertos y con múltiples posibilidades de significación para sus lectores, en función de sus propios referentes culturales. No obstante, también es cierto que el propio transcriptor ya ha realizado una “interpretación” (selección y/o recorte) del texto antes de difundirlo, teniendo como marco una “cultura obrera ilustrada” que le permite hacer la “traducción” y que, eventualmente, le permitirá convertirse en un mediador cultural capaz de facilitar la circulación de ideas mediadas o ya adaptadas a sus contextos culturales e históricos (Chevrel, 2009; Tarcus, 2013).

Finalmente, hay un cuarto punto que resulta relevante respecto al tema aquí abordado, y se refiere a la eventual tensión que se observa entre las reproducciones de textos doctrinarios y textos literarios. Dado que los primeros presentan una importante presencia de anarquistas europeos avecindados en América Latina, aparece la noción de los “resabios coloniales” del anarquismo (Taibo, 2018), en cuanto el sujeto europeo occidental presentaría mejores condiciones para la reelaboración y difusión de la doctrina, en contraste con quienes podrían “solo” transmitir valores estéticos y emocionales a partir de la literatura. En cualquier caso, y más allá de esta aparente contradicción, precisamente esta veta literaria del anarquismo, muy cercana al modernismo latinoamericano, es la que le otorgaba cierta particularidad a la construcción del proyecto libertario regional y, por tanto, podría leerse como la base de un eventual “anarquismo híbrido” (Taibo, 2018) que lograría reinterpretar la doctrina buscando adaptarse a las condiciones del escenario histórico-cultural de actuación política. De todas maneras, la base discursiva de los textos del intertexto muestran una significativa ausencia de temáticas o referentes propiamente latinoamericanos, apareciendo de forma mucho más nítida aquellos que apuntan a rasgos más bien universalistas del internacionalismo.

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Notas

1 Escobar y Carvallo, A. (1959). Chile a fines del siglo XIX. Occidente, XIV, 119, pp. 5-16. Biblioteca Nacional de Chile (BNCh); Escobar y Carvallo, A. (1959). Inquietudes políticas y gremiales a comienzos de siglo. Occidente, XIV, 120, pp. 5-16. BNCh. Véase también Grez (2007).
2 El período de estudio se extiende desde los “inicios” del anarquismo en Chile, con la publicación de El Rebelde en Santiago, hasta 1912, año que abre un crecimiento sostenido del activismo anarquista (Grez, 2007).
3 Movimiento social (5 de noviembre de 1901). La Luz, p. 4. BNCh.
4 Ecos de un mítin (4 de enero de 1902). La Luz, p. 2.
5 Movimiento revolucionario (1 de marzo de 1900). El Ácrata. BNCh.
6 Se fueron... (Segunda semana de agosto de 1901). La Campaña. BNCh.
7 Crónica social (21 de junio de 1902); Movimiento social (21 de julio de 1903). La Ajitación. International Institute of Social History (IISH), Ámsterdam.
8 Movimiento social (10 de diciembre de 1902; (3 de febrero de 1903). La Ajitación; (10 de septiembre de 1903). La Ajitación.
9 Huelgas de ultra-cordillera (29 de diciembre de 1906). El Alba, p. 4. IISH.
10 Espíndola (Junio de 1909). En Bueno [sic] Aires. La huelga general. La Protesta. IISH. Meses después, el periódico se referiría también al ajusticiamiento del general Ramón Falcón. Véase Parias, L. de (diciembre de 1909). El fin de Falcón. La Protesta, p. 1. IISH.
11 La huelga de Buenos Aires. (Julio de 1909). Luz y Vida. IISH.
12 L. de Parias (Julio de 1901). El Centenario Arjentino. La Protesta. IISH; El Centenario Arjentino. Cómo lo celebró el gobierno del terror (29 de mayo de 1910). Luz y Vida, Suplemento.
13 El atentado del teatro Colón de Buenos Aires (Julio de 1910). La Protesta; Ecos. Una farsa indigna (Agosto de 1910). Luz y Vida.
14 Véase, por ejemplo, Movimiento obrero (Julio de 1911; agosto de 1911; octubre de 1911). Luz y Vida.
15 Véase, por ejemplo, Del extranjero (septiembre de 1912). El Productor. BNCh; Dantón. (diciembre de 1912). Crónica internacional. El Productor; Acción social. Crónicas del país y del extranjero. (Segunda quincena de enero de 1913). La Batalla. BNCh.
16 Víctimas i verdugos (15 de septiembre de 1900). El Ácrata, p. 1. BNCh; El comunismo anarquista (18 de octubre de 1900), El Ácrata, pp. 1-2; Discurso elocuente de un vagabundo (22 de noviembre de 1901). La Luz, p. 4. BNCh; ¡¡Cobardes!! (20 de mayo de 1904). El Obrero Libre, p. 3. BNCh; Escucha, obrero (9 de septiembre de 1905). La Ajitación, p. 1; Ejecución del duque Serjio (26 de octubre de 1905). La Ajitación, pp. 1-3.
17 Trabajo i holganza (Segunda quincena de mayo de 1906). El Alba, p. 3. IISH; Estadística fúnebre. Lo que cuesta la guerra (Segunda quincena de agosto de 1908). La Protesta, p. 4; Las carretas (Primera quincena de diciembre de 1912). La Batalla.
18 Bases de condiciones por las que se han de rejir los industriales de panaderías que abajo firman i el Gremio de Obreros Panaderos de La Habana. (Primera quincena de abril de 1906). El Alba, p. 7.
19 La hecatombe de Iquique. Al proletariado mundial (diciembre de 1908). La Protesta, p. 2.
20 Desde Buenos Aires. Confederación O. R. Arjentina (Mayo de 1911). La Protesta, p. 2.
21 Debe considerarse, en cualquier caso, que los textos de Barrett comienzan a vincularse más intensamente con el anarquismo sólo después de su muerte en 1910. Agradezco al revisor anónimo que realizó esta observación.
22 Lugones, L. (Segunda semana de marzo de 1898). Serpentina. La Tromba, p. 5. BNCh; Darío, R. (Segunda semana de marzo de 1898). Numen. La Tromba, p. 5; Chocano, J. S. (6 de marzo de 1898). Fragmentos. La Tromba, p. 3.
23 El poema de José de Maturana, “Canción de la miseria”, publicado originalmente en El Sol de Buenos Aires, apareció también en El Carpintero de Santiago (Segunda quincena de febrero de 1905) (Andreu, Fraysse y Golluscio, 1990, p.192).


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