DOSSIER: LITERATURAS RESILIENTES. RELATOS DE RESISTENCIA POLÍTICA, SOCIAL Y ECOLÓGICA/ RESILIENT LITERATURES. STORIES OF POLITICAL, SOCIAL AND ECOLOGICAL RESISTANCE
Recepción: 04 agosto 2024
Aprobación: 27 agosto 2024
Resumen: Aproximación a la novela Degüello (2019), de Gabriela Massuh, a partir de alternativas propias del pensamiento decolonial para, mediante el análisis de la obra, inferir lineamientos que posibiliten la reflexión en torno a la resiliencia y/o resistencia frente al totalitarismo tematizado en parte de la literatura argentina reciente del siglo xxi.
Palabras clave: decolonización, Massuh, Degüello, totalitarismo, literatura argentina.
Abstract: Approach to the novel Degüello (2019), by Gabriela Massuh, based on alternative alternatives typical of decolonial thought in order to, through the analysis of the work, infer guidelines that enable reflection on resilience and/or resistance in the face of totalitarianism thematized in part of recent Argentine literature of the 21st century.
Keywords: decolonization, Massuh, Degüello, totalitarianism, Argentine literature.
Solo ganaremos la batalla cuando podamos decir, con confianza, no solo que las cosas solían ser distintas en el pasado, sino que pueden ser diferentes también en el futuro. (Fisher, 2021, p. 170)
Un corpus nutrido de literatura especulativa argentina manifiesta una serie de conceptos recurrentes, entre ellos, política, subjetividad y derecho. Se tematizan Estados totalitarios que imponen formas monológicas de ejercer la política sobre sujetos desubjetivados a través de la eliminación progresiva de sus derechos ciudadanos.
Esto no es nuevo; por ejemplo, en 2006, a partir de una selección de novelas producidas entre 1985 y 1999, Fernando Reati ya insiste en la identificación de una problemática habitual: el control interpretado desde la teoría del Foucault de Vigilar y castigar (1975), por un lado, y el aparentemente irreversible establecimiento del neoliberalismo mesiánico y de la globalización homogeneizante, como última fase de la modernidad todavía en curso (Mignolo y Tlostanova, 2006), que producen desintegración de tejidos sociales y precarización de condiciones en las que viven los individuos y las comunidades de las que ellos forman parte, por el otro lado.
No obstante, desde aquel estudio de Reati hasta hoy, se han acentuado los cuestionamientos literarios sobre el control y el poder. Hallamos escenarios donde emergen expresiones de totalitarismos. Este es el caso puntual de novela Degüello (2019), de Gabriela Massuh, oriunda de Tucumán (1951), como también lo detectaron mis colegas de panel en las viii Jornadas de Literatura Argentina en la Universidad del Salvador, abocadas a las obras siguientes: María Laura Pérez Gras, a La infancia del mundo (2023), de Michel Nieva; Lucía Feuillet, a Las indignas (2023), de Agustina Bazterrica; Jéssica Sessarego, a La reina del Paraguay (2024), de Nicolás Colfer. Acaso la presencia del totalitarismo sea un aspecto propio de la literatura especulativa, reconocible de manera previa a su concreción posterior en los cauces de la utopía, de la distopía o de la fusión de ambos.
En esta oportunidad, abordo cómo aparece esa idea de Estado totalitario en la novela de Massuh, porque entiendo que puede ser un dispositivo fértil para pensar la Nueva Narrativa Argentina Especulativa[2]. Antes de seguir, consigno un breve resumen de la trama de este texto publicado en 2019: el personaje principal tiene una amiga, la coprotagonista, y esa amistad es uno de los hechos más consistentes en lo que respecta a resistencias ante un avance neoliberal a ultranza, en un país apocalíptico, militarizado hasta la descomposición, desbordado de cemento e inundado por el polietileno, en un tiempo a destiempo, donde el Gobierno pretende efectuar una tercera fundación de Buenos Aires sin importarle las consecuencias de estos fenómenos (Massuh, 2019, p. 205). El protagonista, apodado el Topo, nació en la villa Veinte; es hermafrodita, amante de la poesía y trabaja como prostituto. Ella, María, es una académica especialista en Letras, madre solitaria de un hijo que vive en Alemania[3]. Al inicio de la obra y en programa literario de policial, María se entera de que asesinan a Santiago Olavarría Peña Menéndez, arquitecto director de participación ciudadana en la Secretaría de Hábitat e Inclusión de la Ciudad de Buenos Aires, autoproclamado Sarmiento del presente (Massuh, 2019, p. 207), con la espada, con la pluma y con la palabra (Massuh, 2019, p. 208). Él, junto con un intendente «calvo de manos temblorosas y pelo en pecho», que remite a Horacio Rodríguez Larreta (Massuh, 2019, p. 202), y con un «asesor presidencial ecuatoriano conocido por sus veleidades filosóficas y su pelo teñido de negro azul lustroso» (Massuh, 2019, p. 203), que alude a Jaime Durán Barba, quiere transformar la metrópolis porteña en un simulacro de «Dubái o de Qatar, modelos de gestión global de ciudades, paradigmas de la nueva conquista del desierto del siglo xxi» (Massuh, 2019, p. 207).
A partir del asesinato, la trama se consolida e inician los avatares, entre ellos, un viaje que hace el Topo por el continente hasta la Reserva Comunal Amarakaeri, en la amazonía peruana, un recorrido que podría interpretar como un bildungsroman ancestral o viaje del héroe deconlonial, donde aparecen, al descubierto, los estragos de los programas de «interculturalidad», nacidos junto con la Conquista, tal como sostiene Quijano (1992)[4]. En la novela de Massuh, esa calificación imprecisa acerca de lo vivido por los pueblos nativos desde aquel entonces [«interculturalidad»] ha devenido más en destrucción y en dominación cultural que en interrelación y en enriquecimiento mutuo. Lejos de una coexistencia simétrica y armoniosa, se hace evidente un epistemicidio, caracterizado como el rechazo hacia lo autóctono por considerarse atrasado con respecto a los dictados del capitalismo globalizado. Y el principal efecto de esto consiste en convertir nuestros países subdesarrollados en «garajes», como propone Valencia (2010), del resto del mundo, enclaves de «civilibarbarie», en términos de Drucaroff (2011), «una Gran Aldea donde todo cumple con su orden peculiar» (Massuh, 2019, p. 119) e impera la ley del «sálvese quien pueda».
Esta crítica atraviesa la Nueva Narrativa Argentina Especulativa desde la obra temprana Plop (2002). Se relaciona con la problematización, desde América Latina, del progreso concebido como mera asunción de condiciones impuestas por un logos primermundista, bajo una retórica de la «salvación», que, en estas latitudes, se manifiesta, sobre todo, en 1) la precarización de las condiciones de vida, 2) el desmembramiento de los lazos sociales, y 3) la conexión de ambos fenómenos vinculados con la renuncia al bien común, aspectos tematizados con abundancia en diversos pasajes de Degüello (2019).
Al presente de la narración, el mercantilismo llega hasta tal punto que se alquila la Casa de Gobierno para fiestas privadas de acuerdo con la libre demanda (Massuh, 2019, p. 141). Los parques enrejados no dan abasto para albergar a los indigentes que aumentan día tras día. Las escuelas no tienen cupo. Y solo subsisten tres hospitales en la Ciudad de Buenos Aires, uno de ellos, nada más ni nada menos que de veintiséis pisos, pero donde los ascensores no funcionan; su construcción se había entregado, poco antes, a grupos económicos extranjeros, que levantaron la torre luego de que el Estado les vendiera los predios de otros seis hospitales, con los edificios incluidos, para montar «parques verdes» y construir centros comerciales con foodtrucks gourmet.
En este escenario, se sobrexplota la naturaleza primero, se la sanitiza después y, posteriormente, se la vuelve a sobrexplotar para abastecer de materia prima al mercado internacional. Se trata de «renovadas campañas al desierto» (Massuh, 2019, p. 93), como pretende Santiago Olavarría Peña Menéndez, eso que, a pesar de la publicidad estatal, denuncia «un par de locos, los mismos de siempre, gente sin trabajo incapaz de gozar las bonanzas del progreso y de la prosperidad que conlleva la existencia moderna», según la voz narradora de Degüello al parodiar «los medios adictos [al poder], que son todos los medios» (Massuh, 2019, p. 117). Similar es lo que sucede con la concesión de tierras tras un pedido de un préstamo al FMI, que, para ser financiado, el Estado resarce a quienes colocan su dinero en bonos con edificios públicos (Massuh, 2019, p. 141), tal como pasó, en el siglo xix, con quienes compraron rifas en la Sociedad Rural Argentina para respaldar la campaña de Roca a cambio de tierras conquistadas (Ortiz, 1974).
Por su parte, tanto la mencionada sobrexplotación de la naturaleza como la propia concepción de historia que vehiculiza la narración no son cíclicas, porque los actos irreversibles se van sedimentando, y el devenir histórico adopta más una forma espiralada que circular: en un momento, el Topo le pregunta a María si recuerda «cuando la gente debía pasar a la clandestinidad», apuntando hacia la dictadura de 1976, porque dice que él, ahora, acaba «de pasar a la clandestinidad», pero las circunstancias no son las mismas (Massuh, 2019, p. 122). En tanto, un médico judío (le da empleo a una vecina del Topo, Lola, como empleada doméstica, labor que ejerce de día, mientras que, de noche, se prostituye; gracias a la intervención de ella, este doctor asiste al Topo en su transición genérica) se exilia porque no tolera la violencia reinante y elige Berlín como destino; desde allá describe el hallazgo de setenta y un cadáveres en el acoplado de un camión abandonado (presumiblemente, inmigrantes estafados), y pasa a comparar a la Argentina con la Alemania nazi, un paralelo reiterado, y agrega: «La historia se repite» (Massuh, 2019, p. 144). Sin embargo, como sostuve al inicio del párrafo, la historia no se repite, lo cual nos coloca delante de una de las propiedades más distintivas de la Nueva Narrativa Argentina Especulativa: la ruptura del sentido de la historia comprendida de manera lineal, ya transitada en años anteriores, que, en la actualidad, recobra una centralidad plena. «El cataclismo del progreso. El “Ángelus Novus” de Benjamin, ¿te acordás?» (Massuh, 2019, p. 126).
Ahora bien, el totalitarismo que indico cobra mayor sentido al pensar los Estados que lo practican como instituciones omniinclusivas porque permean en todos los ámbitos de la acción humana mediante la posesión del monopolio ideológico para condicionar el comportamiento de los hombres. Por eso, el ejercicio de su poder político no tiene límites. Guiados por valores absolutos, los Estados totalitarios se oponen a una visión pluralista del mundo, según Arendt (1974). Esto conlleva la presentación de cualquier acuerdo social como un estado crítico de «excepción» (Agamben, 2003), donde la ciudadanía y los derechos individuales se pueden disminuir, reemplazar y, también, rechazar.
En todos los casos, el estado de excepción marca un umbral en el cual la lógica y la praxis se desdibujan una a la otra y una violencia pura, carente de logos, demanda la realización de una enunciación sin ninguna referencia real. (Agamben, 2003, p. 40)
La razón única es la mercantil de la violencia del capitalismo avanzado, que funda territorios donde solo importa la rentabilidad económica, como afirma Valencia (2010) y se enfatiza en Degüello (2019).
Se trata de un «agobiante lenguaje urbano monolítico hecho de aluminio barato, cemento, basura cero, marketing de plástico premium encadenado a la nada», dice María, y añade, citando la adjetivación de Góngora: «ese es hoy nuestro lenguaje descaminado, enfermo y peregrino» (Massuh, 2019, p. 125), «lenguaje de voces únicas, lenguaje del tedio y la abnegación, lenguaje de cemento sobre árboles muertos» (Massuh, 2019, p. 208).
«Cuando la verdad se convierte en monólogo es porque ya no queda nada» (Massuh, 2019, p. 94). ¿Y qué pasa cuando los miembros de una comunidad son preparados para destruir su mundo en nombre de la defensa de una verdad maciza, sin porosidad? «La realidad fáctica del totalitarismo en nuestro mundo actual consiste en que cualquier mal es posible e incluso puede ser justificado racionalmente por personas bien intencionadas» (Massuh, 2019, p. 94), de acuerdo con una cita directa de Arendt dentro de la novela. ¿Qué sucede entonces? Los hombres no solo cometen crímenes, sino que, además, pueden hacerlo sin reflexionar acerca de sus alcances.
En esta dirección, tal vez resulten pertinentes estas palabras: «Construían altares para quemar a sus hijos en holocausto a Moloch, cosa que yo no les ordené ni les dije, y que ni siquiera me pasó por la mente» (Massuh, 2019, pp. 193-194), un fragmento bíblico que aparece en Degüello, tomado de Jeremías (32, 35). Y cabe ponerlo en relación con un proverbio latino también tomado de la obra en cuestión, que, en español, significa lo siguiente: «Errar es humano, pero persistir en el error es diabólico» (traducción propia). Citas que entran en diálogo directo con el colonialismo y sus consecuencias.
Como formula Arendt (1974), no alcanza con proclamar un acta de derechos humanos; se debe contar con un territorio claramente definido que brinde la oportunidad de aparecer en la esfera pública, descubrirse ante los demás, expresar intereses y preocupaciones frente a visiones de mundo alternas. (Descolonizar el ser y el conocimiento es como caminar en dirección de otro mundo, es creer en otro mundo posible —y no en modernidades alternativas— [Mignolo y Tlostanova, 2006]). El mundo será un mundo en el que muchos otros podrán coexistir. Esta es la única garantía que puede asegurarles a los hombres su derecho a existir, a ser ellos mismos, a protestar, a estar vinculados a una comunidad. Se trata de crear un espacio que asegure «el derecho a tener derechos» (Arendt, 1974, p. 375) o, como sugiere el título de esta presentación, hacer del presente un pasado para el futuro en tanto acto voluntario que tienda hacia al bien común, desde los bordes de la centralidad de Occidente.
Referencias
Agamben, G. (2003). Estado de excepción. Homo Sacer ii. Pre-textos.
Arendt, H. (1974). Los orígenes del totalitarismo. Taurus.
Drucaroff, E. (2011). Los prisioneros de la torre. Política, relatos y jóvenes en la postdictadura. Emecé.
Fisher, M. (2021). K-Punk. Volumen iii. Caja negra.
Jameson, F. (2013). El posmodernismo o la lógica cultural del capitalismo avanzado. La Marca.
Massuh, G. (2019). Degüello. Adriana Hidalgo.
Mignolo, W. (2002). Historias locales / diseños globales. Colonialidad, conocimientos subalternos y pensamiento fronterizo. Akal.
Mignolo, W. y Tlostanova, M. (2006). Habitar los dos lados de la frontera/teorizar en el cuerpo de esa experiencia. Revista Ixchel, 1, 1-22.
Ortiz, R. M. (1974). La conquista del desierto. Historia económica de la Argentina (174-179). Plus Ultra.
Quijano, A. (1992). Colonialidad y Modernidad/Racionalidad. Perú Indígena, 13(29), 11-20. https://www.lavaca.org/wp-content/uploads/2016/04/quijano.pdf
Reati, F. (2006). Postales del porvenir. La literatura de anticipación en la Argentina neoliberal (1985-1999). Biblos.
Valencia, S. (2010). Capitalismo gore. Melusina.
Žižek, S. (2012). Viviendo en el final de los tiempos. Akal.
Notas