

RESEÑAS
ELSA CECILIA COLLAZO: UN ENSAYO SOBRE ESPACIOS PERCEPTUALES Y ARTE POÉTICA
Elsa Cecilia Collazo: an Essay on Perceptual Spaces and Poetical Art
Gramma
Universidad del Salvador, Argentina
ISSN: 1850-0153
ISSN-e: 1850-0161
Periodicidad: Bianual
vol. 34, núm. 71, 2023
| Collazo C. E.. De las trazas, trozos —sobre escribir—. 2023. Buenos Aires. Ediciones La Yunta. 978-987-3800-38-2 |
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Datos de la Obra
Collazo, C. E. (2023). De las trazas, trozos —sobre escribir—. Buenos Aires: Ediciones La Yunta. ISBN: 978-987-3800-38-2
La autora de este libro, Cecilia Elsa Collazo, es poeta y psicoanalista, con amplia trayectoria en ambas disciplinas. Este texto es un ensayo en el sentido más literal del término, tal como lo expusiera el creador de dicho género, Montaigne: «… el único fin que me he propuesto con él es doméstico y privado… Así, lector, soy yo mismo la materia de mi libro… Adiós, pues. Desde Montaigne, a 12 de junio de 1580» (2007, p. 44). Y en esa dirección la autora se expone como materia de su libro, sinceramente (pp. 50, 62, 74, 104). Pero no es una autobiografía. En el ensayo, se expone el mundo, los temas disciplinares, pero no al modo de la memoria académica, en la cual la vida del autor es neutra, ni como una exposición rapsódica, de textos inspirados. En el texto la autora dialoga, tiene numerosos interlocutores —tanto de su campo profesional como de poetas—, y esto funge de materia de su libro al narrar su ingreso en la literatura, desde la escucha infantil de cuentos hasta el ejercicio implacable de la poesía, como cuando señala que «[e]sas vivencias en lo real, hicieron mi pluma dura, áspera, despiadada por los acontecimientos vividos...» (2023, p. 75).
En el texto se pueden encontrar tres temas a ver.
En primer lugar, la autora entreteje sus reflexiones del acto de escritura con el psicoanálisis. Estas reflexiones se hallan en todo el texto, pero especialmente en la sección «De la pasión por la poesía en el psicoanálisis» (pp. 65-85); allí se parte de la siguiente cuestión: «La pregunta que se hace este texto es qué anima la pasión por la poesía en el psicoanálisis de Lacan, es sólo un embellecimiento o cumple una función fructífera en aquel» (2023, p. 65). Emplea un poema de Hugo Gola como elemento de entrada al tema:
Aquello que no se puede
aquello que no es posible
aquello que nadie puede
precisamente
[…]
que no puede nadie
ni hoy
ni nunca (2023, p. 69).
Así la autora avanza una posible respuesta a la cuestión que abre su reflexión: «La poesía hace lo que la interpretación sitúa. Allí donde hay que saber hacer con lo que no se sabe, se inventa una manera, con letras, con palabras, con versos o poemas, con sentidos, ritmos o sonidos, al modo de poner en acto el uso de la bella herramienta…» (2023, p. 72), para exponer que…
He encontrado invenciones gloriosas de seres que conozco, con arte, con destreza o astucia, que nos muestran un saber hacer con lo más oscuro que se tiene con el dolor. Lo que se escribe lleva en sí mismo lo vivido, lo construido, lo amado, lo frustrado, y los modos de cada quien para expresarle en una necesidad de decir de decirse (2023, p. 73-74).
Claramente en su estudio, la respuesta se decanta por la segunda opción expuesta.
En segundo lugar, aparece lo que podemos llamar la cuestión más medular del texto: concebir un espacio no óptico para la poesía. No se trata de negar la visualidad, que reconoce al señalar que «[l]a poesía… es escópica por donde se la mire…» (2023, p. 30). Pero, al mismo tiempo, el texto tiene un ingente trabajo para concebir otros espacios y razones, al lado del espacio óptico y la razón visual (que, en la modernidad, se instala por defecto como la razón excluyente de todo saber). Pero ya la declaración de esa búsqueda del espacio háptico, en el cual la distancia y la perspectiva del espacio óptico se trocan en inmediatez y presencia íntegra, aparece, en los primeros párrafos, «[e]n el grano de arena está el secreto… La poesía es ese grano de arena montado sobre la cosa, sobre la nada… Resuena el grano sobre lo real… y se acerca templado como una caricia que raspa. Si no raspa, no es poesía» (2023, p. 17). Lo áspero es inmediato, está, no se puede desplazar sin perder el contacto, acompaña la corporeidad plena de la percepción, que no solo es pasiva, sino que convoca a la acción cuando aparece la danza Butó como un paradigma de la encarnación de las palabras:
El Butó no es una danza cualquiera, ubica antes del baile la luz donde precisará la sombra que el cuerpo proyecta… Se parte de la idea de que cada sujeto, tiene una oscuridad en su espíritu que lo avasalla y lo encarcela… Encuentra en la sombra, un Otro cuerpo, tal vez, un Otro goce, no conversa a través del cuerpo, sino que aquella habla por sí sola… (2023, pp. 55-56).
Y también el espacio acústico, que se mienta en las jitanjáforas o «juego sin sentido, pero con gran valor sonoro y rítmico, en la resonancia de sus sílabas…» (2023, p. 28), la resonancia sonora, un concepto que aparece por doquier en el texto, ya que la escritura poética «[n]o es narración, es sonoridad. No es sentido, es sonido» (2023, p. 14).
De ese modo, el texto expone una exploración de los diversos espacios —óptico, acústico, háptico— que concurren, simultáneamente, en la conformación de esa actividad poética que tiene como punto focal el cuerpo vivido y sus dimensiones.
En tercer lugar, lo que parece ser una reflexión original. Mucho se ha escrito y se escribirá sobre la creación poética, sobre el gestar o producir eso que deviene poema. Pero menos sobre la corrección poética, sobre lo que sucede cuando el poeta recibe las pruebas de galera para corregir, mas no mucho (el karma de todos los editores, no tocar la caja ya maquetada). Allí el poeta deviene lector de sí mismo, pero con una extrañeza distinta que el lector externo. Y por ello «… viene la corrección, que hace filigrana de una piedra sin pulido, para tratar su brutalidad y hacer de allá una belleza que dice y no dice...» (2023, p. 102).
El texto se presenta como un material que puede atraer tanto a psicoanalistas, como a poetas y a teóricos de la literatura y la creación. El libro tiene un hermoso arte de tapa, una edición cuidada y algo que los lectores con poca agudeza visual (como quien escribe estas líneas) tenemos que agradecer: una maqueta generosa en espacios interlineales.
Referencias Bibliográficas
Montaigne, M. (2007). Los ensayos (según la edición de 1595 de Marie de Gournay). Barcelona: Editorial Acantilado.
Notas

