RESEÑAS
ARQUEOLOGÍA Y GENEALOGÍA DE LA NOVELA EXPERIMENTAL
Gramma
Universidad del Salvador, Argentina
ISSN: 1850-0153
ISSN-e: 1850-0161
Periodicidad: Bianual
vol. 33, núm. 68, 2022
Bracamonte J.. Por una teoría desde la novela experimental argentina hasta 1980. 2021. Córdoba. Editorial de la Universidad de Córdoba. 368pp.. 978-987-707-193-1 |
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Datos de la Obra
Bracamonte, J. (2021). Por una teoría desde la novela experimental argentina hasta 1980. Córdoba: Editorial de la Universidad de Córdoba. ISBN: 978-987-707-193-1
El nuevo libro del investigador, docente y ensayista Jorge Bracamonte aborda la novela argentina en un período amplio —desde las primeras décadas del siglo xx hasta 1980— porque elige dedicarse, en particular, a la novela experimental, de ruptura o de vanguardia, que se publica en esos años.
Bracamonte investigó y escribió sobre la novela experimental en decenas de artículos académicos y en dos libros anteriores: Los códigos de la transgresión (2007) y Macedonio Fernández: Una pasión teórica (2010). De modo que el autor de este ensayo era ya un reconocido especialista cuando se propuso abordar, de manera integral, la novelística de este período central en la literatura argentina sin la intención de conformar un canon ni de definir un género literario.
La primera parte del libro, titulada «Proemio general. Asincronías y sincronías», se aboca, en el capítulo 1, a trazar una «arqueología y genealogía» sobre la teoría de la novela. Empieza por recorrer los modelos realistas y naturalistas del siglo xix para pasar a las dos primeras décadas del xx, en que se despliegan las vanguardias. En cuanto a las teorías, ya James y Conrad anunciaban una crisis del realismo a fines del siglo xix, pero Lukács seguirá escribiendo sobre la novela realista hasta mediados del siglo xx. Para él, en su lectura marxista, esta es la que mejor puede conectar el problema estético con una reflexión filosófica sobre lo histórico; en cambio, las vanguardias representan la decadencia del género. Forster, por su parte, llega a plantearse cuestiones más allá de la modalidad mimética. Empieza a comprender la importancia del tiempo, que se vuelve un componente decisivo en la construcción de la novela, puesto que el relato presenta una secuencia temporal, mientras que la trama plantea relaciones causales.
Bajtín, a su vez, es leído por Julia Kristeva como un teórico precursor de la novela vanguardista, por explicar este género como el más heterogéneo debido al plurilingüismo y el pluriestilismo que lo conforman.
Bracamonte interviene aquí, en esta genealogía teórica, para explicar que la novela de ruptura o experimental se plantea, en su ensayo, como un «plurigénero», puesto que puede abarcar muchas formas de la novela clásica al mismo tiempo que incorpora otras nuevas, en su máxima manifestación proteica.
A continuación, se recuperan los aportes de Adorno y de Jameson, ambos continuadores de la línea marxista, como Lukács, pero proclives, en cambio, a considerar también las obras de vanguardia para leer lo ideológico de una época o un escritor. Se pasa luego por las teorías de la sociología de la novela de Caillois, por Sarte y su «antinovela», por Robbe-Grillet y su «nueva novela», en la que se llegan a advertir novedosos tratamientos del tiempo y del espacio, para recalar luego en las teorías de Ítalo Calvino y de Umberto Eco, que hacen hincapié en el rol activo del lector y en cambios epistemológicos en los distintos campos del conocimiento. La idea de «obra abierta», de Eco, es decir, que toda obra se termina de realizar con la lectura, resulta fundamental para la concepción de novela experimental, y nos acerca a las teorías de Macedonio Fernández, quien Bracamonte presenta, en su ensayo, como pionero y referente insoslayable de este «plurigénero» en Latinoamérica, a pesar de que fue, en rigor, contemporáneo de Bajtín y de Lukács, e incluso murió antes que ellos.
De Marthe Robert y de René Alberes a los consagrados Barthes, Kristeva, Genette y Todorov, Bracamonte muestra las formas vanguardistas de leer y de analizar los fenómenos literarios, hasta la «Nueva Novela». El recorrido llega luego a Foucault, a Derrida, otra vez a Jameson y a Rancière, quien distingue entre mímesis orgánica (realista) y mímesis inorgánica (experimental).
El ensayo de Bracamonte pasa, en el capítulo 2, de lleno al plano latinoamericano. Se centra en las lecturas que Piglia, o su alter ego Emilio Renzi, hace de Cortázar, de Macedonio, de Puig, de Saer y de Walsh, así como de los extranjeros Faulkner, Beckett, Joyce, Fitzgerald y Hemingway. Se recuperan también las discusiones alrededor del Boom. Bracamonte escribe un apartado donde hace un contrapunto entre las ideas de Jitrik y de Piglia. En muy interesante la recuperación de las tres tradiciones que plantea Piglia en tres autores no tan centrales en el Boom: Alejo Carpentier, José María Arguedas y Macedonio Fernández. Piglia explica que Carpentier hace tradición con el realismo mágico de García Márquez y Asturias; Arguedas con la tradición del campesinado rural de Roa Bastos, Rulfo y Guimaraes Rosa; en cambio, Macedonio escribe una novela nueva, que anula la tradición anterior. Piglia vuelve, en 2016, a teorizar sobre la obra de Saer, de Puig y de Walsh como «las tres vanguardias». De esta manera, Bracamonte da cuenta de la variedad de formas y de tradiciones de la novela como «plurigénero».
Encontramos algunos pasajes sobre las teorías de Ángel Rama y de Héctor Libertella, que piensan a Latinoamérica desde adentro. Libertella llega a identificar una «tradición de la vanguardia» que permite pensar lo «nuevo» en una dinámica entre evolución y ruptura, en contra de la opresión de la mímesis.
Resulta apasionante el cierre del capítulo 2, en el que el autor hace un paneo de las distintas tradiciones que coexisten en la crítica argentina y sus círculos o subsistemas en la dinámica del sistema literario nacional.
A partir de aquí, el libro de Bracamonte se organiza en otras tres partes, cada una con sus capítulos y «altorrelieves». En ellos se busca siempre el mismo, ambicioso, pero necesario, objetivo: establecer una genealogía de la novela experimental argentina en el período establecido.
El punto de partida, como señalamos, es Macedonio Fernández y su teoría de la novela en la primera mitad del siglo xx. Pasa por las teorizaciones de Borges, la novela experimental de Cortázar y de Roger Pla, la obra de Di Benedetto y sus herencias y diferencias con Saer, la novela vanguardista transculturadora de las décadas de los años sesenta, setenta y ochenta, las obras de figuras icónicas de la novela experimental como Libertella y Aira, así como las de María Moreno y Néstor Sánchez. Y cierra, en la cuarta parte, con un análisis del Río de las congojas, de Libertad Demitrópulos, que no se ubica en el marco tradicional de la novela histórica, sino en el de la nueva novela histórica, que explora modos alternativos de narrar la historia, incluso de contar otras versiones de lo acontecido, donde la polifonía sigue siendo un recurso central para la ruptura de los discursos totalizadores del realismo y para la emergencia de alteridades antes silenciadas.
Podemos, además, observar que, a cada capítulo de este ensayo, centrado en alguna línea o etapa de la genealogía de la novela experimental, lo acompañan apartados que Bracamonte denomina «altorrelieves»: reflexiones sobre aquellos textos que se destacan dentro del enorme corpus de novelas experimentales o de ruptura que se podrían estudiar en cada época, y que, si bien no determinan un canon ni lo cierran, tienen un presencia claramente relevante por su función paradigmática en cada línea trabajada.
Para cerrar esta aproximación a una lectura posible del nuevo libro de Bracamonte y abrir la invitación a otras lecturas, las de quienes quieran ampliar sus horizontes teóricos sobre la novela experimental, no podemos dejar de señalar la estética novedosa, también de ruptura, que el autor presenta en este ensayo académico, puesto que inicia con un fragmento denominado «Mi primer breve encuentro con Macedonio» y cierra con otro, «Brevísima despedida de Macedonio Fernández», ambos productos de la escritura creativa de Bracamonte. En ellos, el autor trae ecos de toda la obra, incluso la vida, de Macedonio a partir de elementos del Adán Buenosayres, de Marechal, en un juego también experimental, que le permite mezclar los materiales de la vigilia y el sueño, la ficción y el ensayo, y así ofrecer una propuesta atractiva, con cierto disfrute lúdico, dentro de un libro académico.
Notas