DOSSIER
DIÁLOGO ENTRE MARÍA ROSA LOJO (ARGENTINA) Y NORMAN CHEADLE (CANADÁ). PRESENTACIÓN DE LA TRADUCCIÓN ACADÉMICA DEL LIBRO LAS LIBRES DEL SUR
Gramma
Universidad del Salvador, Argentina
ISSN: 1850-0153
ISSN-e: 1850-0161
Periodicidad: Bianual
vol. 33, núm. 68, 2022
Recepción: 05 Noviembre 2021
Aprobación: 15 Febrero 2022
Resumen: Este trabajo es una reescritura del diálogo que mantuvieron Norman Cheadle (Professor Emeritus, Laurentian University, Canadá) y María Rosa Lojo (CONICET/USAL) sobre la traducción al inglés de la obra Las libres del Sur: una novela sobre Victoria Ocampo (Lojo, 2004). En esta entrevista, se abordan las dificultades propias de realizar una traducción del español al inglés, teniendo en cuenta las diferencias culturales entre ambos idiomas y el trabajo de investigación que requiere una traducción académica.
Palabras clave: Ocampo, Traducción, SUR, Investigación.
Abstract: This work is a rewriting of the dialogue between Norman Cheadle (Professor Emeritus, Laurentian University, Canada) and María Rosa Lojo (CONICET/USAL) on the English translation of the novel Las libres del Sur: una novela sobre Victoria Ocampo (Lojo, 2004). This interview addresses the difficulties of translating from Spanish to English, taking into account the cultural differences between both languages and the research work that an academic translation requires.
Keywords: Ocampo, Translation, SUR, Investigation.
Presentación de los Autores
Norman Cheadle es profesor emérito de Laurentian University, Ontario, Canadá. En 1996 se doctoró en Estudios Hispánicos en McGill University, Canadá.
Se subraya su labor en la traducción de importantes novelas de la literatura argentina. Una de ellas es la obra de María Rosa Lojo, Las libres del Sur (2004), publicada como Free Women in the Pampas, en noviembre del 2021. Cheadle también llevó a cabo la traducción de la novela Adán Buenosayres (1948), de Leopoldo Marcehal, la cual se dio a conocer en el año 2014 bajo el título Adam Buenosayres: A Critical Edition. Ambas traducciones fueron editadas por McGill-Queen’s University Press.
Norman Cheadle se ha dedicado intensamente a la investigación de la obra de Leopoldo Marechal. Entre los trabajos realizados sobre este autor, se pueden citar The Ironic Apocalypse in the Novels of Leopoldo Marechal (2000) y su participación en el libro El retorno de Leopoldo Marechal (2018), editado por Claudia Hammerschmidt, con el capítulo «La apuesta escritural marechaliana de Carlos Gamerro». Sobresale también su colaboración en el libro Leopoldo Marechal y el canon del siglo xxi (2017), editado por María Rosa Lojo y por Enzo Cárcano, en el que se incluye el artículo titulado «A la sombra del Coloso del Norte. Adán en Estados Unidos». En cuanto a sus artículos científicos más recientes, se distinguen «Don Ecuménico: nuevas consideraciones sobre un complicado “bicho alado”» (2019), CELEHIS. Revista del Centro de Letras Hispanoamericanas, y «“La Titania” de Marechal revisitada» (2020), un estudio sobre Adán Buenosayres publicado en la revista de literatura hispanoamericana Cuadernos del Hipogrifo.
Respecto a su labor de investigación en torno a la obra de María Rosa Lojo, se destaca la presentación de «Memoria y teología de la liberación en Todos éramos hijos, de María Rosa Lojo», realizada en la Universidad de Ottawa, en 2018. Cheadle ya había dado a conocer, en 2016, una investigación sobre esta misma novela en «Religión y revolución: la teología de la liberación revisitada en Todos éramos hijos», expuesta en la Universidad de Calgary. Entre sus contribuciones más recientes, cabe mencionar «El concepto de viaje en la obra de María Rosa Lojo» (2019), presentado en el Congreso de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad de British Columbia.
La doctora María Rosa Lojo cuenta con una importante trayectoria en el ámbito de la investigación; en el CONICET logró alcanzar la categoría de Investigadora Principal. También se desempeña como directora del CECLA (Centro de Ediciones y Estudios Críticos de Literatura Argentina) de la Universidad del Salvador y de varias colecciones en la editorial Corregidor. Su producción académica suma siete libros de investigación, tres ediciones críticas y más de doscientos trabajos entre artículos publicados en revistas especializadas, capítulos de libros y actas de congresos.
En cuanto a su obra como escritora, María Rosa Lojo logra, a través de determinados elementos discursivos, difuminar el límite existente entre la categoría de texto académico y la de texto literario. En esta línea, se encuentran varias de sus producciones narrativas. Incluso se pueden tender puentes entre sus investigaciones académicas y su producción literaria.
Lojo centró gran parte de su indagación académica en los hermanos Lucio V. Mansilla y Eduarda Mansilla; como punto de partida, se puede mencionar La «barbarie» en la narrativa argentina (siglo xix) (1994). Destacó la figura del primero en artículos y libros; incluso es el protagonista de su novela La pasión de los nómades (1994). Sin embargo, tal vez el más novedoso aporte de su labor es haberle otorgado un espacio protagónico de reconocimiento a la escritura de Eduarda Mansilla dentro del canon argentino; a ella le dedicó la novela Una mujer de fin de siglo (1999).
Desde 1996, María Rosa Lojo coordina grupos de investigación en la Universidad del Salvador; parte de sus integrantes han sido y son también investigadores del CONICET. En el marco del Proyecto de Investigación Plurianual del CONICET, n.° 5878, (2006-2010), titulado «Los hermanos Mansilla: edición de textos inéditos u olvidados», se reeditó (por primera vez en formato académico) la novela de Eduarda Mansilla Lucía Miranda. Novela histórica (1860), publicada por Iberoamericana-Vervuert (2007) y se dio a conocer el Diario de viaje a Oriente (1850-1851) y otras crónicas del viaje oriental (2012), de Lucio V. Mansilla, este en la colección «Ediciones Académicas de Literatura Argentina siglos xix y xx», fundada y dirigida por Lojo y codirigida por Jorge Bracamonte.
En su producción narrativa, María Rosa Lojo propone una nueva mirada sobre la historia, en particular a través de la perspectiva de las mujeres, habitualmente dejada al margen. Ejemplo de esto son las novelas La princesa federal (1998) y Finisterre (2005), que pueden enmarcarse dentro de la ficción histórica. La primera retoma los años del gobierno de Rosas a través de la figura de su hija Manuela, exiliada en Londres; en la segunda obra mencionada, Rosalind representa a las cautivas innominadas que, silenciosamente, formaron parte de la construcción de la identidad nacional. Esta novela, además, presenta otro de los grandes temas de la creación de Lojo: el contrapunto y la conversación que se produce entre lo español y lo argentino.
El origen gallego de la escritora y la búsqueda de sus raíces también conforman una de las vertientes de su producción ensayística, tal como lo demuestran los numerosos artículos publicados, en gallego y en español, sobre la tierra de sus padres y la problemática del exilio y el encontrarse entre dos culturas. Al respecto se puede mencionar el libro realizado por María Rosa Lojo en conjunto con el historiador doctor Ruy Farías y la doctora Marina L. Guidotti, en el que se llevó a cabo una pormenorizada recuperación de la presencia gallega en la Argentina: Los «gallegos» en el imaginario argentino. Literatura, sainete, prensa (2008). Esta investigación contribuyó a matizar la visión que se tenía sobre la colectividad, especialmente los rasgos negativos del estereotipo gallego rioplatense, a través del rescate de figuras valoradas por la honradez, la bondad, el compromiso y el amor por la tierra de acogida.
Otra de las investigaciones a la que María Rosa Lojo ha dedicado y sigue dedicando años de trabajo se relaciona con la figura de Victoria Ocampo[1]. Ella es una de las protagonistas de su novela Las libres del Sur (2004), que se despliega en el fervor intelectual de los años veinte. En este contexto, Carmen Brey, una joven universitaria gallega que llega a la Argentina en busca de su hermano, será contratada por Victoria Ocampo; esto le dará la posibilidad de presenciar los inicios del recorrido de esta mujer, que llega a convertirse en una referente del mundo cultural latinoamericano. En la obra, no solamente se encuentra retratada una época, sino también una variada galería de personajes de la literatura y el pensamiento: Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal, Rabindranath Tagore, María Rosa Oliver, Hermann von Keyserling y Waldo Frank, entre otros.
Esta novela, que ya había sido editada en italiano[2], fue recientemente traducida al inglés por el doctor Norman Cheadle. Su lanzamiento en la editorial de la Universidad McGill, de Canadá, motivó una entrevista en el marco de la reunión académica «A 90 años de la fundación de SUR. Jornada conmemorativa». En la reescritura presentada a continuación, la autora de la novela y su traductor darán cuenta del esfuerzo que se esconde detrás del proceso de traducir un texto y del exhaustivo trabajo de colaboración entre las dos partes.
Daniela Monaco y Rosina Pallotti [DM y RP].—Como sabemos, María Rosa Lojo es una escritora consagrada, que ha recibido numerosos premios, entre ellos, varios a la trayectoria literaria[3]. Últimamente, se le ha otorgado la Medalla Homero[4]. Entonces, quisiéramos comenzar preguntándole a Norman: ¿ya había leído a María Rosa Lojo?, ¿qué fue lo que más le interesó? ¿cómo fue que tomó la decisión de traducirla?
Norman Cheadle [NC].—María Rosa y yo nos conocemos desde hace mucho tiempo por nuestro interés en la figura de Leopoldo Marechal. Ella es una de las grandes críticas marechalianas de la Argentina. Hace mucho tiempo, había leído esta novela, Las libres del Sur, pero no por mi interés en Victoria Ocampo, sino por la figuración de Borges y de Marechal como personajes menores en la novela. Es muy interesante observar la manera en que esos dos grandes escritores aparecen como figuras casi cómicas, como gemelos disfuncionales, en una novela sobre mujeres; es interesante y gracioso.
Algunos años después, cuando me propusieron armar un curso sobre la mujer en América Latina, pensé: «¿qué puedo poner en la lista de lecturas?» y, en ese momento, me acordé de esta novela, porque me parece que es un texto perfecto para la enseñanza, principalmente por su cualidad ensayística. Además, no deja de ser una novela muy divertida, así que resulta ideal para atraer el interés de los estudiantes que recién se inician en la literatura hispanoamericana. Cabe aclarar que este curso había que hacerlo en inglés, por lo que busqué una traducción de la novela y no la encontré, pese a que otras de sus obras sí están traducidas a este idioma. Entonces se me ocurrió hacerla, pensé que sería un buen proyecto para cerrar mi carrera, ya que me encontraba cerca del momento de jubilarme. Además, no solo sería un lindo trabajo para llevar a cabo, sino también uno muy útil para los profesores de estudios sobre la mujer, estudios latinoamericanos, estudios argentinos.
[DM y RP].—Entonces se podría decir que conoció a María Rosa como crítica y luego la descubrió como novelista con esta obra dedicada a la figura de Victoria Ocampo. En general, ¿tiene interés en la narrativa de mujeres?
NC.—A pesar de mi gran admiración por muchas mujeres escritoras, Silvina Ocampo, en primer lugar, nunca tuve un interés especial por el género «escritura de mujer». Gracias a la tarea que involucra una traducción, fui aprendiendo mucho sobre el tema. Siempre digo que la traducción es la manera más eficaz para llevar a cabo una investigación. Traducir es una forma de investigar porque implica una lectura minuciosa.
[DM y RP].—En cuanto a este tema, María Rosa, ¿qué podría comentarnos sobre su experiencia con la traducción realizada por Norman? Especialmente, porque ustedes se conocen hace tiempo y porque su obra ya ha sido volcada a varios idiomas. ¿Qué se siente al trabajar mano a mano con el traductor?
María Rosa Lojo [MRL].—Norman no solo es un muy buen scholar, sino un gran especialista en literatura argentina. Justamente por ese motivo, la correspondencia que entablamos mientras él traducía esta novela fue una de las experiencias intelectuales más enriquecedoras de mi vida. Norman dice que fue un descubrimiento y un aprendizaje para él, pero también lo fue para mí. Si bien he sido traducida a varios idiomas, algunos son muy lejanos de nuestro mundo cultural, como el tailandés o el búlgaro, en este caso, mi participación fue mucho más activa, porque se trataba de una lengua occidental que conozco. Algo similar sucedió cuando tradujeron mis obras al francés y al italiano, son lenguas más «cercanas» lingüísticamente. El inglés me resulta bastante familiar porque lo estudié desde niña (incluso me he atrevido a verter en español textos poéticos originalmente en inglés). Gracias a esto pude tener un intercambio muy interesante con Norman y colaborar con el proceso de la traducción, pese a que nos comunicamos solo mediante correo electrónico; nunca nos vimos personalmente durante todo el tiempo que Norman consagró a la novela. Creo que hemos logrado cooperar de este modo porque la traducción fue publicada por una gran editorial universitaria, cuyo objetivo primario, al igual que el del traductor, no fue solamente vender el libro. No había plazos apremiantes ni urgencias comerciales. Esto permitió que pudiéramos demorarnos el tiempo necesario como para que el resultado fuera excelente.
Acompañar a Norman fue maravilloso. Su traducción es una verdadera artesanía y una obra de arte. Realmente es así. Hasta me pude dar cuenta de errores o de inconsistencias dentro de mi novela a raíz de reflexiones de él.
[DM y RP].—El proceso de traducción es complejo y requiere un gran trabajo en equipo. María Rosa, usted menciona la importancia de la comunicación entre las dos partes, ¿cómo llevaron todo adelante?
MRL.—Con Norman podríamos armar un libro sobre el intercambio que se dio entre nosotros a partir de su traducción, por las consultas que surgían. Yo le enviaba a Norman fotografías de cosas que él no identificaba. Por ejemplo, el moño de muaré, él me preguntaba si el moño era un chignon[5]. Entonces, tenía que explicarle que se trataba de un adorno, similar al que se usaba en la época de Rosas, como el que llevaba Encarnación Ezcurra en la cabeza, y le mandaba una foto; así fuimos avanzando. Yo aprendía también. Los zapatos que usa Carmen Brey en la novela se llaman «Guillermina», gracias a Norman, supe que, en el mundo anglosajón, se los denomina Mary Janes. Conversamos desde estos detalles mínimos hasta cuestiones más profundas, como problemas filosóficos y teológicos. Para mí fue una experiencia llena de descubrimientos, ya que, como comenté previamente, incluso pude notar algunas fallas en mi texto gracias a las preguntas de Norman. Los buenos traductores no solo vuelven a escribir las obras, sino que, en cierto punto, las mejoran.
Además, la versión de Norman tiene una introducción académica muy importante, no es una traducción común. El prólogo requirió una ardua tarea de investigación literaria y cultural y una gran cantidad de notas.
[DM y RP].—Claro, la traducción implica un esfuerzo y un estudio muy importantes: preguntar por cada palabra, por su significado o por qué se le da un determinado uso. Podemos decir que se lleva adelante un proceso de investigación que funciona casi como una pesquisa. Nos gustaría saber, a raíz de lo que nos comentó María Rosa, ¿cuáles fueron las mayores dificultades que presentó esta versión?
NC.—Yo creo que cada texto, cada autor presenta dificultades. Yo me tendí una trampa a mí mismo cuando empecé la traducción de María Rosa, porque pensé: «¿Será fácil?». El texto tiene un lenguaje tan diáfano, tan falto de complicaciones, en comparación con Marechal, que es más complicado. Y no es así, es difícil. Toda traducción es difícil, porque, para captar el tono, captar las particularidades de cada autor, hay que reinventar. Por eso lleva muchísimo tiempo. Aquello que parece fácil de leer, no necesariamente lo es al momento de traducir.
MRL.—Tampoco fue fácil de escribir, ese es el tema. Un propósito que siempre tengo es que la lectura parezca fácil, que sea algo diáfano para leer, pero es lo que más cuesta escribir.
NC.—Lidio con eso siempre. Es un tema muy interesante, la traducción, en efecto, lleva a la reflexión.
[DM y RP].—Siguiendo con la cuestión de la traducción, queríamos consultarles por el título de la obra, que, en la versión inglesa, lleva el nombre de Free Women in The Pampas. ¿Por qué motivo tomaron esta decisión, la de mantener un título diferente en la traducción? ¿Por qué esta referencia a las pampas?
NC.—Yo no quería cambiar el título, porque me encanta el original. Desconocía el episodio histórico de los libres del sur, tuve que investigar. Es un título genial que resignifica esa frase los libres del sur. El término «sur» tiene un gran peso en la cultura argentina. En Canadá sucede algo similar con la palabra «norte», que es casi análoga a «sur». Ambas tienen el mismo significado, se trata de términos que son casi un mito, casi un concepto trascendental. Es un paralelo que me encanta. Como la publicación se iba a hacer en América del Norte, se tuvo en cuenta la situación del gran vecino del sur, los Estados Unidos. Cuando allí se hace referencia al término South, se entiende Alabama, Georgia, los estados del sur de esa nación. Para un canadiense, en cambio, no es así, pero sí lo es en los Estados Unidos. Por este motivo, nos obligaron a cambiar el título. Una de las opciones que yo tenía era Free Women of the South, pero esto les hacía pensar en las Southern belles, de la literatura de Faulkner. Entonces, tuvimos que encontrar otros títulos. Al principio me resistí a esto de las «pampas», porque muchos, en América del Norte, cuando escuchan una palabra como «pampa», que no saben exactamente qué significa, piensan enseguida en el trópico, y no tiene nada que ver con eso. Yo temía que conllevara malentendidos, pero, finalmente, quedamos con ese título. Por este motivo, puse mucha atención en la introducción para explicar toda esta cuestión, comentar sobre los equívocos de «sur», y justificar el título original, que es muy importante para comprender el libro.
[DM y RP].—Y usted, María Rosa, ¿estuvo de acuerdo con esta modificación? ¿Lo conversaron?
MRL.—Lo charlamos, porque, como se trata de una editorial universitaria, esta traducción pasó por dos referatos. Una de las sugerencias de estos referatos era la de ponerle al texto Las amazonas de las pampas. Eso sí lo discutimos, y los dos estuvimos de acuerdo en que no íbamos a hacerlo. De ninguna manera íbamos a aceptarlo, porque las amazonas tienen una connotación guerrera, que no tiene que ver con estos personajes; estas son mujeres que quieren ocupar un lugar de pares con los hombres en un campo intelectual, pero no quieren destruir a nadie y, mucho menos, viven como amazonas. Era muy sensacionalista y no nos gustó, así que ese lo negamos y quedó como título posible Free Women in The Pampas.
[DM y RP].—Norman refirió que uno de los motivos de su acercamiento a Las libres del Sur fue el hecho de que Marechal y Borges aparecieran como personajes menores allí. Me gustaría preguntarle, Norman, al momento de la traducción al inglés, ¿tuvo en cuenta o en mente el inglés de Borges de las entrevistas, por ejemplo, que siempre fue considerado literario y, quizás, arcaizante?
NC.—Tuve en cuenta, sobre todo, al primer Borges, que es joven. En efecto, hay una parte en que puse una nota al pie, donde se cita un poema de Luna de enfrente. Borges, con el paso del tiempo, quiso cambiar sus poemas para que fueran más acordes con su autoimagen de hombre maduro, se desdijo de sus entusiasmos juveniles de los años veinte, de su fascinación por el arrabal, por lo popular. Entonces, cuando me encontré con la traducción oficial inglesa de un poema suyo de Luna de enfrente, me di cuenta de que había cambiado bastante el tono del poema en la versión inglesa, o sea, era una traducción muy eficaz, pero era otro poema. De modo que yo traduje de forma más literal, aunque no tan poética, el significado del poema original, explicando qué había pasado con Borges en el ínterin desde su juventud hasta su madurez. Hay varias notas sobre Borges en el curso del libro porque siempre tiene algo divertido que decir, ya sea sobre Tagore o sobre Baudelaire. Borges es inagotable.
[DM y RP].—Y usted, María Rosa, teniendo en cuenta que se dedicó a estudiar como académica la literatura de estos autores, ¿podría contarnos cómo fue el proceso de construcción de sus voces[6]en Las libres del Sur?
MRL.—Eso fue un gran desafío, justamente uno de los mayores de la novela: cómo hacer aparecer a personajes, que conocemos solamente como eminencias literarias, en la vida cotidiana y en sus pasiones humanas, demasiado humanas; cómo representarlos cuando todavía no eran eminencias literarias, porque ni Borges ni Marechal eran célebres en aquella época, sino que eran jóvenes poetas con muy pocos lectores y no tenían una vida ejemplar. Lo que ocurre es que ahora hemos caído en una especie de idolatría de algunas grandes figuras, Borges en particular. Y Borges fue joven, enamoradizo, se emborrachó cuando era joven, andaba por los arrabales, es un poco lo que se cuenta en el Adán Buenosayres y también en la biografía premiada de María Esther Vázquez. Hubo gente a la que le gustó y que le divirtió muchísimo la imagen de un Borges joven e incorrecto en mi novela; pero también hubo quien no la aceptó o la consideró ultrajante, como si la genialidad de Borges implicara también ejemplaridad en todas sus conductas y desde siempre. Creo que, en realidad, él mismo era un humorista. Fue bastante irreverente, capaz de burlarse de todo el mundo, en especial de las personalidades más conspicuas y solemnes. Daba la nota con inteligencia, con ironía, con gracia, pero marcaba siempre una diferencia, una transgresión. A mí me gustó rescatar a ese Borges en particular.
[DM y RP].—¿Y qué nos podría contar sobre los demás personajes?
MRL.— Keyserling daba por sí mismo ya para la parodia por lo que conocemos a través de su obra o lo que sabemos de él, como su ataque narcisista tremendo en respuesta a que Victoria no le hizo caso. A ella no le interesó Keyserling como hombre, y eso él no lo pudo digerir, tuvo que recurrir a Jung[7] para psicoanalizarse y soportar la decepción que le produjo no ser elegido por Victoria. El personaje solo ya era un plato servido para dedicarle una parodia, que fue una de las partes de la novela que más me divirtió escribir. Yo creo que soy de las pocas personas en la Argentina que realmente leyeron a Keyserling, no hay tantas. Hay mucha gente que habla de Keyserling, pero muy pocos que lo hayan leído. Es un pensador olvidado, a veces ni siquiera lo consideran un pensador, lo que es injusto también. Victoria no era tan ciega, Keyserling no era un idiota, por algo ella ve talento en él. Keyserling influyó en el ensayo y en la literatura argentinos. Fue un influyente en un sentido positivo y negativo, provocó debates, generó todo un movimiento en la intelligentsia nacional de la época.
Ortega y Gasset no me resultó complicado porque su estilo literario es muy conversacional en algunos aspectos. Tengo una sintonía particular con él, porque es un escritor ameno, un filósofo que piensa de manera amena y hospitalaria para el lector. Entonces, no era tan difícil representarlo hablando.
Otros personajes aparecen de manera fugaz. Roberto Arlt figura en un encuentro con Carmen Brey en los Amigos del Arte. También está, mucho más desarrollado, Waldo Frank. A todos tuve que imaginarlos a partir de sus libros, que leí escrupulosamente, también de anécdotas narradas por otros, de biografías.
En suma, la novela me llevó mucho tiempo de preparación y de escritura, pero siguió siendo siempre un proceso de gran interés, muy apasionante para mí.
[DM y RP].—A raíz de lo que comenta, nos gustaría preguntarle: ¿cuál fue una de las mayores dificultades que encontró en el proceso de creación de estos personajes que son tan reconocidos como académicos?
MRL.—El problema que yo enfrentaba era la tentación de presentarlos como si estuvieran dando cátedra siempre. Finalmente, fue a la inversa: tratar de llevarlos desde los libros, que sí tuve que conocer bien, al mundo cotidiano.
[DM y RP].—Quisiéramos retomar un poco lo comentado sobre la figura de Keyserling. Esta vez la pregunta es para Norman: ¿podría contarnos un poco sobre el estudio que realizó en torno a él?
NC.—Yo aprendí muchísimo más de lo que sabía sobre Keyserling durante la traducción de la novela. Me di cuenta, en un momento dado, de que Keyserling, en efecto, está aludido, o yo creo que está aludido, en esa feroz sátira que Marechal hace de Victoria Ocampo en el episodio de Adán Buenosayres, donde ella aparece como Titania. Es muy incómoda la ferocidad de esa sátira, pero leyéndolo de nuevo, después de conocer mejor la historia de Keyserling y de Victoria Ocampo, me di cuenta de que es él, y no solo Victoria, quien está aludido muy fuertemente. Y eso cambia la lectura de Titania. Es más, se suprimió la primera versión que Marechal hizo de la sátira, que era supuestamente aún más feroz, pero esto también le quitó mucho de lo artístico, del juego retórico que había realizado con las ideas sobre Keyserling y de Victoria Ocampo. Así que yo creo que fue una pérdida, y vale la pena volver sobre esa sátira, en vez de leerla como simplemente misógina.
[DM y RP].—En la traducción del texto es destacable su excelencia estilística. Queríamos saber, María Rosa, ¿cómo fue el intercambio entre ustedes durante el proceso de traducción para lograr este resultado?
MRL.—Hubo muchos momentos de consulta, de deliberación en cuanto a la manera de traducir mejor. Por ejemplo, conversamos sobre la imagen de Drieu, que es uno de los personajes de la novela, de la última parte del libro. Debemos recordar que nos encontramos en una época, en un contexto en que estamos frente a novedosas obras de arte vanguardistas, y Drieu está tratado como una obra también. Es muy exacta la captación que ha hecho Norman de esa idea que tuve al describirlo, porque también lo traté a Drieu como si fuera un cuadro vanguardista. Quisiera presentar este fragmento de la novela, para que Norman luego nos acerque su traducción y podamos ver el trabajo realizado:
En el piso de la duquesa de Dato, sobre la Avenue de la Bourdonnais, las paredes eran blancas y altas, irreprochablemente desnudas. Contra esa blancura, Victoria Ocampo pudo admirar la belleza incorrecta de algunas novedosas obras de arte: Dos Miro, dos Dali, un Drieu. El Drieu era, a decir verdad, una obra viva: el objeto y su autor, enfundados en un solo cuerpo largo, duro, delgado. Los brazos de ese cuerpo solían ejercitarse en la natación y el remo. Los dedos de las manos, huesudos y gruesos en los nudillos como los ojos ciegos de una raíz, habían matado con fusil y con pistola; también escribían, con un fulgor nítido y seco, ficciones que eran casi una forma de la confesión. Pero Madame Ocampo aún no sabía nada de eso. Por dos o tres horas su vecino de mesa le pareció, ante todo, un playboy de la literatura, un dandy que ostentaba su camisa azul, sus gemelos y la raya impecable del pantalón con tanto desenfado como su charla cínica sobre asuntos —incomprensibles para ella— de política local. Ostentaba también, como descuidado complemento de esas ropas perfectas, una cabeza irregular, angulosa y masculina, hecha de ojos azules con párpados pesados, frente alta y excesiva, labios carnosos diseñados para la burla y el cigarrillo, pelo rubio estirado y aplastado a fuerza de fijador (2004, p. 189).
[DM y RP].—Entonces, ahora le preguntamos a usted, Norman, ¿qué nos puede comentar sobre el proceso de traducción de este fragmento en particular?
NC.—Primero, quisiera comentarles que me encontré con una gran dificultad en el ritmo de la prosa, fue difícil replicar ese ritmo en inglés. Así que tuve que reorganizar un poco los elementos, sobre todo al final del párrafo, como verán en el fragmento que voy a leer:
In the apartment of the Duchess of Dato, on the Avenue de la Bourdonnais, the walls were high and white, impeccably bare. Against that sheer white background, Victoria could marvel at the unorthodox beauty of several innovative artworks: two by Miro, a Dali, and one Drieu. The Drieu was actually alive: art object and author were bundled together in a single body, long, hard, and lean. The strong arms were regularly exercised by swimming and rowing. The hands had fingers thick and gnarled at the knuckles like blind eyes on tree roots; they had killed with rifle and pistol; they also wrote, in a neat, dry script, brilliant fictions that were almost a form of confession. But Madame Ocampo knew nothing of that yet. For the two or three hours she spent beside him at table, she saw a literary playboy, a dandy who flaunted his blue shirt, cuff-links, and impeccably creased trousers with the same aplomb as his cynical commentary on local politics —matters incomprehensible to her. He also flaunted, as a nonchalant complement to his natty attire, an angular masculine head whose irregular construction combined heavily —lidded blue eyes, and excessively high forehead, slicked— back blond hair, and fleshy lips —cigarette dangling rakish— expressly designed for mockery (2021, p. 128).
[DM y RP].—Es muy interesante la traducción que se hace del fragmento. Nos comentaba que fue complejo para usted traducir el ritmo de la escritura de María Rosa. Además de esto, ¿cuál fue el mayor desafío que le presentó?
NC.—Retomo lo que decía previamente. Se trata de una prosa tersa, diáfana y, sin embargo, posee matices de parodia, de sátira, de poesía, y hay que captar esos tintes. No siempre esas cosas pasan fácilmente a otra lengua sin ajustar lo que está dentro de la frase. A veces requiere cambiar el orden de las palabras o incluso de las imágenes. Es un desafío constante. Como señalaba antes, lo que se lee fácilmente, al analizarlo, se vuelve mucho más complicado, mucho más complejo. Esos tintes de poesía, parodia, y todo envuelto en una fructuosa prosa, lo convierten en un desafío. Parece mentira, pero así es. No hubo grandes dificultades, aparte de eso, del tono. Las cuestiones menores las resolvimos los dos bastante fácilmente.
[DM y RP].—Y en su caso, María Rosa, ¿qué destacaría como lo más interesante o enriquecedor de este proceso de traducción?
MRL.—Bueno, por mi lado, voy a confirmar lo que dijo Norman: tengo un ideal estético que él captó y que se me reveló leyendo en mis años de formación a Garcilaso de la Vega, con su concepto del arte natural. El arte natural es un oxímoron, pero para mí es la forma del arte. Parafraseando a Martín Fierro, se trata de «las coplas que parece que salen como agua de manantial». Es todo mentira, es un gran artificio el que hay que emplear para escribir de esa manera natural. Para mí, la forma suprema del arte: lograr que algo parezca natural, implica una tremenda depuración de la escritura. Lo mismo deberá hacer mi traductor. Cuando escribo, estoy muy atenta a la imagen y a la música de las palabras. Y eso se replica para los traductores. Como dije, siempre los buenos traductores son cocreadores.
Por un lado, lo que más me enriqueció fue esa forma de abordar la obra por parte de Norman, la manera en que logró ver mis textos desde adentro. Verlos y reproducirlos en otra lengua, con el espíritu de esa otra lengua, pero sin que dejaran de ser los míos. Y son de él también. Eso me pareció un logro extraordinario, que puedo captar porque el inglés es una lengua, como ya mencioné, que conozco, aunque nunca como mi traductor. Pero tengo una idea, lo puedo leer, lo puedo valorar. Y me gustó muchísimo.
Por otro lado, el intercambio intelectual continuó, porque los dos, como académicos, hemos indagado sobre los mismos asuntos muchas veces, sobre esa época, la década de 1920, sobre Borges y Marechal. Por ejemplo, su descubrimiento de Titania como una posible parodia de Keyserling a mí no se me había ocurrido. Yo siempre lo había tomado como una parte desagradable y misógina, aunque está hecha con arte. Y, sin embargo, cuando leí el artículo de Norman sobre Keyserling y Titania, me pareció realmente iluminador, otra forma de pensar las cosas. Esa fue una de las tantas recompensas de toda esa aplicación tan minuciosa, tan en equipo. Creo que es la traducción más intensa de las que he tenido, porque pude participar más activamente.
[DM y RP].—Podemos concluir, por todo lo que nos comentaron, que, sin duda, es necesario el trabajo en equipo para llevar adelante una tarea así. En el libro publicado, Norman, incluyó a María Rosa en los agradecimientos de la traducción, ¿podría contarnos un poco sobre esto?
NC.—En efecto, María Rosa es la primera persona que reconozco en los agradecimientos, en the acknowledgements, de este libro, porque ella colaboró, contribuyó muchísimo a la traducción. Los traductores dicen que los autores muertos son tiranos, y María Rosa es todo lo contrario, está muy viva y es muy generosa con su tiempo y con su ayuda. Incluso ha dejado a mi criterio ciertas decisiones. Quisiera compartir con ustedes la primera frase de mis acknowledgements en inglés:
In translating María Rosa Lojo’s novel Las libres del Sur, I have benefitted immensely from the generous and unstinting collaboration of the author herself. Our continual and often far —reaching discussions by email have inspired and fostered a clearer understanding and rendering of the text.
[«En la traducción de la novela de María Rosa Lojo Las libres del Sur me he visto beneficiado inmensamente de la generosidad e incansable colaboración de la autora. Nuestras continuas discusiones, generalmente de amplio alcance, han inspirado y fomentado un claro entendimiento e interpretación del texto»].
[DM y RP].—Creemos que, en ese reconocimiento, se puede observar la comunicación constante que mantuvieron entre ustedes y el enorme trabajo en equipo que implicó llegar a la traducción de esta gran novela. Gracias a ambos por participar de esta entrevista.
Referencias Bibliográficas
Cheadle, N. (2000). The Ironic Apocalypse in the Novels of Leopoldo Marechal. Londres: Támesis Books.
Cheadle, N. (2016, junio). «Religión y revolución: la teología de la liberación revisitada en Todos éramos hijos, de María Rosa Lojo». Trabajo presentado en Congress of the Humanities and Social Sciences. Calgary: Universidad de Calgary.
Cheadle, N. (2017). «A la sombra del Coloso del Norte. Adán en Estados Unidos». Lojo, M. R. y E. Cárcano (eds.). Leopoldo Marechal y el canon del siglo xxi. Pamplona: Ediciones Universidad de Navarra (EUNSA).
Cheadle, N. (2018, marzo). Memory and Liberation Theology in María Rosa Lojo’s Todos éramos hijos (2014). Ottawa: Universidad de Ottawa.
Cheadle, N. (2018). «La apuesta escritural marechaliana de Carlos Gamerro». Claudia Hammerschmidt (ed.). El retorno de Leopoldo Marechal. La recepción secreta de un ‘poeta depuesto’ en la literatura argentina de los siglos xx y xxi (2018). Potsdam/Londres: INOLAS Publishers.
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Notas