Dossier

La izquierda española frente al golpe de Estado en Chile y la Revolución de los Claveles: el caso de los marcos interpretativos de LC y ORT

The Spanish left in the face of the coup d'état in Chile and the Carnation Revolution: the case of the interpretative frameworks of LC and ORT

Miguel Alejandro Pérez Cabrera *
Universidad de Santiago de Compostela, España

Relaciones Internacionales

Universidad Nacional de La Plata, Argentina

ISSN: 1515-3371

ISSN-e: 2314-2766

Periodicidad: Semestral

vol. 33, núm. 67, 2024

revista@iri.edu.ar

Recepción: 25 agosto 2024

Aprobación: 27 octubre 2024



DOI: https://doi.org/10.24215/23142766e198

Como citar este artículo: Pérez Cabrera, M. A. (2024). La izquierda española frente al golpe de Estado en Chile y la Revolución de los Claveles: el caso de los marcos interpretativos de LC y ORT. Relaciones Internacionales, 33(67), 198, https://doi.org/10.24215/23142766e198

Resumen: Este artículo pretende identificar el impacto que tuvieron en los marcos interpretativos de la Organización Revolucionaria de Trabajadores y la Liga Comunista tanto el golpe de Estado del 11 de septiembre en Chile como la Revolución de los Claveles en Portugal a través de sus órganos de prensa. Se trató de hacer un seguimiento a la evolución de estos marcos desde 1972 hasta 1976 con la intención de identificar su impacto en los procesos competitivos de la izquierda antifranquista de la Transición.

Palabras clave: ORT, LC, Transición española, Revolución de los Claveles, UP, Izquierda española.

Abstract: This article aims to identify the impact that both the September 11 coup d'état in Chile and the Carnation Revolution in Portugal had on the interpretative frameworks of the Organización Revolucionaria de Trabajadores and the Liga Comunista through their press bodies. The aim was to follow the evolution of these frameworks from 1972 to 1976 so as to identify their impact on the competitive processes of the anti-Francoist left during the Transition.

Keywords: ORT, LC, Spanish Transition, Carnation Revolution, UP, Spanish Left.

1. Introducción

La década de los setenta fue un periodo de profundos cambios en el terreno político articulado por la Guerra Fría. Quizás el ejemplo más significativo de esto son precisamente los dos eventos que nos traen aquí, por un lado, la caída violenta del gobierno de la Unidad Popular de Allende en Chile en 1973, la “Vía Chilena al socialismo” caracterizado por el transito pacífico al sistema socialista. Por el otro, en 1974 el derrumbamiento inmediato del Estado Novo, la dictadura más longeva de las llamadas “dictaduras mediterráneas”, que tensionó profundamente a la vieja Europa, donde la palabra “revolución” comenzaba a ser disonante.

En esta breve horquilla de tiempo se sucedían dos cambios que terminarían anunciando la antesala de importantes procesos transformativos influidos profundamente por el eco de estas experiencias. En este sentido, es innegable que tanto las sangrientas imágenes del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 como la conmovedora unión del clavel y el fusil del 25 de abril de 1974 tuvieron un importante impacto en el imaginario social del mundo occidental. Como es evidente, esto fue especialmente relevante para aquellos que vieron en estos procesos ejemplos teóricos y prácticos que adaptar para su aplicación a sus propios contextos políticos y sociales.

Los estudios que insertan al Tardo Franquismo y la transición en este contexto son abundantes y variados, pero generalmente adolecen de una excesiva concreción en el evento estudiado. Los efectos del golpe de Estado en Chile del 11 de septiembre de 1973 en España cuentan con una importante producción temática (Aguad y González, 2021; de Urquijo y del Alcázar, 2023; Gutiérrez, 2011; Romero, 2009; Vázquez, 2022). Así pues, destacamos la tesis doctoral de María José Uzal (2008) en la que se vertebra una doble perspectiva sobre las relaciones hispano-chilenas; por un lado, atendiendo a la perspectiva diplomática y; por el otro lado, al impacto social a través de los órganos de prensa españoles. En la misma línea, Juan Gustavo Olguín (2020) publicó una tesis centrada en la intelectualidad de izquierdas española frente a la “Vía Chilena” y el golpe de Estado del 11 de septiembre. En ambos casos, existe un esfuerzo por seguir el impacto de este evento en el contexto social y cultural español, sirviendo como obras más o menos generalistas. Así mismo, en lo que respecta al impacto sobre la izquierda española destacamos una importante batería de trabajos fundamentalmente centrados en el análisis de los órganos de prensa vinculados a los partidos hegemónicos PCE[1] y el PSOE[2] (Bustos González y Díaz Aguad, 2022; Erice, 2023; Marchant Veloz, 2023, 2023; Sanz-Gavillon, 2018; Uzal, 2019).

En lo que a la Revolución de los Claveles se refiere, los trabajos de Sánchez Cervelló (1995) y de Lemus López (2001) realizan un acercamiento temático completo sobre el impacto del proceso portugués en la transición española que ha servido como base para la realización de trabajos específicos (González Sáez, 2016; Varela, 2015; Vinatea, 2015). Así como para los trabajos que ponen el foco particularmente en el impacto sobre la izquierda española y que se aproximan a las formaciones hegemónicas antes mencionadas (González Robles, 2015; Navarro, 2018) o las divergencias y las corrientes radicales que se alejan de estas formaciones (Abad García, 2022; Carrillo-Linares, 2010; Giner, 2007; Navarro, 2015).

De esta revisión bibliográfica desprendemos dos reflexiones. En primer lugar, los trabajos planteados en torno al tema reconocen una transición española condicionada por el contexto internacional en el que se desarrolla. De esta manera, se analiza el impacto de estos sucesos particulares en las transformaciones políticas que sufren las distintas fuerzas políticas del antifranquismo. Sin embargo, también se evidencia cierta incapacidad para integrar ambos sucesos en un mismo plano explicativo. Es decir, se acepta que ambos tuvieron un impacto ideológico concreto en las fuerzas políticas españolas, pero son abordados de forma aislada.

De esta forma, múltiples trabajos publicados en torno a la evolución del PCE integran una perspectiva transnacional que enriquece sus interpretaciones. Algunos de estos se vertebran a través de la caída de la UP[3] como factor explicativo para la reafirmación de las tesis eurocomunistas del partido (Andrade, 2015, p. 95; Carmen y Pere, 2016, p. 121; González Robles, 2015; Marchant Veloz, 2023, pp. 65-67); otros encuentran la radicalización del proceso político luso y la necesidad de distanciarse del PCP[4] como un aspecto clave para explicar su moderación (Navarro, 2015; Nistal González, 2011, pp. 99-103; Treglia, 2015, p. 18). Aunque estos trabajos suponen un importante esfuerzo por integrar la dimensión transnacional en la evolución ideológica del partido, la especificidad con la que estos sucesos son tratados termina por dificultar su encuadre en un análisis general al disociarlos de su propio contexto. De esta manera, el análisis concreto de ambos sucesos termina por divorciarlos tanto al uno del otro, como del propio marco en el que se desarrollan. Así pues, no podemos entender la ambigüedad discursiva del PCE frente al PCP (González Robles, 2015, p. 157), sin la doble presión que supuso la propaganda anticomunista del régimen tras la caída de Spínola (Sánchez Cervelló, 1995, p. 307) y las críticas desde el izquierdismo a la vía parlamentaria tras el 11 de septiembre de 1973 (Erice, 2023, p. 74).

En segundo lugar, esta misma desconexión contextual se aprecia en la centralidad que adquieren los grandes partidos de la izquierda española, en detrimento de corrientes alternativas, minoritarias o regionales. Las investigaciones en torno a estas fuerzas políticas “derrotadas” se han consolidado recientemente, generando una rica bibliografía al respecto[5]. Sin embargo, los trabajos que abordan en algún sentido la relación entre estas corrientes y los sucesos que aquí tratamos adolecen igualmente de una cierta desvinculación entre ambos (Abad García, 2022; Andújar y Martínez, 2011; Giner, 2007; Olguín, 2020).

Ahora bien, consideramos que el trabajo planteado por Francisco Erice (2023) centrado en el impacto del golpe de Estado chileno en España, consigue aterrizar el tema integrándolo de forma precisa en su contexto político y social. Así pues, entiende que el fracaso de la UP y las sangrientas repercusiones del golpe de Estado se van a instalar en la sociedad española en general y en la militancia de izquierdas en particular; operando en la pugna ideológica como argumento empírico y, al mismo tiempo, como prisma a través del cual teorizar su futuro. Es así como su trabajo recoge claramente las críticas del izquierdismo al “Pacto por la Libertad” del PCE, pero también establece un puente entre Chile y Portugal a través de la concepción del ejército en el imaginario de las organizaciones de izquierda (2023, pp. 73-74, 75-77).

Este trabajo se aproxima a los marcos interpretativos de la extrema izquierda en España como elementos que nos permiten integrar ambos eventos entre sí y, a su vez, en el contexto político español. Así pues, seguimos el esquema planteado por Zald (1999) y entendemos que las organizaciones estudiadas parten de unos marcos referenciales propios de su “stock cultural” para dar sentido a estos eventos; pero estos también son construidos y significados en un proceso de confrontación de marcos. En este caso, a diferencia de lo planteado para el PCE (Gutiérrez, 2011, p. 12; Sanz-Gavillon, 2018, p. 64; Vázquez, 2022, p. 278) la extrema izquierda desarrolló marcos que atienden al proceso competitivo dentro del movimiento antifranquista. Por tanto, están orientados a cuestionar las estrategias, alianzas y marcos planteados por la formación hegemónica. De esta manera, la repercusión internacional de estos eventos llevó a su integración como símbolos y argumentos dentro del proceso competitivo de la izquierda española. De modo que no solo permitieron proyectar esperanzas sobre determinadas estrategias rupturistas y construir espacios ideológicos afines (Carrillo-Linares, 2010, p. 182), sino también miedos, traumas y derrotas que fueron representados en los órganos de prensa partidaria. Esto es algo que se puede apreciar en distintos contextos del ámbito europeo, como demuestra la IS[6] británica y su reserva inicial ante la posibilidad de una nueva “Chilean nightmare” en Portugal, que dio paso a la organización de viajes a Lisboa para la elaboración de reportajes y establecer vínculos orgánicos con el PRP[7] (McGrogan, 2017, pp. 650-651); o el peregrinaje político de la extrema izquierda francesa, insertos en el contexto de efervescencia política abierta en mayo de 1968, y la sentencia “cést le Chili au bout de l´autoroute du sud”, una proyección de la tragedia chilena sobre la revolución en curso (Pereira, 2003).

En este caso, hemos seleccionado los órganos de prensa de LC[8] (Combate) y la ORT[9] (En Lucha) entre 1972 y 1976 como objeto de estudio para comparar la evolución de los marcos interpretativos de dos organizaciones pertenecientes a distintas tradiciones políticas de la extrema izquierda. El marco temporal no sólo integra los dos acontecimientos trabajados, sino que también coincide con el periodo hegemónico del PCE; la consolidación del “eurocomunismo” y el giro estratégico del partido hacia la el “Pacto por la Libertad” y las “Juntas Democráticas” (Andrade, 2015, pp. 59-62). Esto significó, por un lado, identificar a la “burguesía” y a ciertos sectores del capitalismo como posibles aliados en la conquista de la democracia y, por el otro, la constitución de plataformas políticas unitarias que aglomeraban partidos fuera del espectro de la izquierda. De esta manera, los marcos interpretativos de la extrema izquierda buscaron responder e invalidar este giro estratégico atendiendo a su condición de “radicales” dentro del movimiento.

En este sentido, ambas organizaciones tienen su origen en un proceso de radicalización política de las formaciones de base españolas durante la década de los sesenta, estando marcadas por el auge de los conflictos sindicales y estudiantiles que alumbró las CCOO[10] y el sindicalismo estudiantil, así como por la escalada represiva desde el Estado franquista. Esta reorganización del movimiento obrero y civil contra la dictadura se inserta en un contexto internacional definido por la revitalización del ethos revolucionario con el triunfo de la Revolución Cubana y los debates dentro del campo socialista a raíz del desprestigio del PCUS[11] que dieron pie a la formación de los partidos marxistas-leninistas adscritos a la corriente maoísta. De esta manera, no es baladí que ambas organizaciones surjan a raíz de la radicalización de sus formaciones matrices iniciado al calor de los conflictos obreros de 1970 y se integren en las corrientes de la extrema izquierdas que jugaron un papel destacado durante el mayo del 68, desprendiéndose de la política de conciliación nacional del PCE. Este trabajo, por lo tanto, hace hincapié en el papel que jugó la dimensión internacional y los procesos transnacionales en los repertorios de acción y procesos enmarcadores construidos por las organizaciones no estatales para su propio contexto político y social.

2. La ORT: del radicalismo a la moderación

La ORT adoptó una postura crítica con el proceso chileno en mayo de 1972 y lo encuadró en lo que entiende como un marco de retroceso de la capacidad ofensiva imperialista. En este sentido, la supervivencia del gobierno de Allende fue asociado a un momento de debilidad del imperialismo que impidió una reacción frente a su gobierno. Sin embargo, esta misma situación no impidió que se organizaran los preparativos para el derrocamiento del presidente, como indican refiriéndose al caso de la ITT[12] («El Resurgimiento de la Lucha de Masas en los Países Imperialistas», 1972). Esta postura dio cierta continuidad a las lecturas realizadas al golpe de Estado efectuado en Bolivia el mismo año, en ellas hizo una severa crítica a la confianza puesta sobre el ejército y la falta de una organización que sirva de vanguardia obrera (Benjamín, 1972). Estas dos publicaciones van a marcar la línea interpretativa fundamental de la ORT a lo largo de 1973. Así pues, establece un marco interpretativo que rechaza la confianza en el ejército o, aplicado al marco español, la neutralidad de este; identifica la existencia de una alianza sólida entre las “oligarquías” y el imperialismo haciendo imposible cualquier pacto interclasista; y, finalmente, la apuesta clara y constante por una organización de la clase obrera que sirva de vanguardia revolucionaria.

Este marco interpretativo, sirvió para conectar la experiencia chilena con los procesos políticos españoles a través de la dependencia imperialista: “el levantamiento fascista en Chile ha tenido un padrino, el imperialismo yanqui, del cual la oligarquía española depende militarmente”. De esta forma, la descomposición del Estado fascista se encuadra en un contexto tanto de “lucha de los pueblos de España como por el avance del movimiento revolucionario y progresista en todo el mundo”, siendo la reacción chilena una expresión de los intereses oligárquicos vinculados al imperialismo mundial. En España, estos intereses se expresarían a través de la tendencia conservacionista y aperturista del régimen, atendiendo a un mismo interés de clase en torno recomposición del Estado fascista. Por lo tanto, el “Pacto por la Libertad”, respondería a un pacto con una oligarquía “falsamente opuesta a la dictadura franquista” (Editorial, 1973b, p,2). En esta línea, continuó la crítica a la estrategia del PCE:

El Ejército ha cumplido una vez más con su función de último recurso de las clases dominantes para mantener o recuperar su situación de privilegios. Si los tres años de la experiencia chilena habían permitido que algunos soñaran sobre una supuesta neutralidad del aparato de las Fuerzas Armadas, práctica viva de la lucha de clases se ha encargado de despertarles… Los revisionistas carrillistas de nuestro país son de esta clase de gente que sigue pensado en la vía pacífica como mejor y único camino de la revolución (Pozas, 1973, p. 12)

La caída de UP reforzó las tesis izquierdistas críticas con la deriva eurocomunista del PCE. Así pues, la falta de decisión en el gobierno chileno sería consecuencia de “las vacilaciones propias de las clases pequeñoburguesas” (Pozas, 1973, p.12) y una negación de la “la pretendida neutralidad de su aparato estatal” (Pozas, 1973, p. 13) y la posibilidad de su conquista pacífica. El marco paralelo llegó a responder al distanciamiento de los eurocomunistas respecto a la vía chilena aludiendo a las “diferencias materiales” entre España y Chile, señalando sus paralelismos a través de una lectura colonial de las relaciones hispano-estadounidenses («Ante la Visita de Kissinger: Fuera Yanquis de España», 1973). Al tiempo que acentuaron su rechazo a la “vía pacífica” posicionándola como cómplice al facilitar la actuación imperialista mediante el abandono de la lucha armada (Blázquez, 1973, pp. 19-20) y señalaba el marcado carácter de clase dentro del ejército “Allá en Chile jamás un soldado es general, ningún marino ha sido almirante” («Chile: Bajo el Terrorismo Fascistas», 1974, p. 13). En este sentido, Los análisis derivados de la caída de la UP responden, por lo tanto, a un proceso competitivo en el que la ORT busca crear un marco interpretativo que responda a los postulados estratégicos del PCE.

3. El cambio de postura de 1974

Aunque no dedican ningún número especial a seguir la Revolución de los Claveles, tal y como propone Navarro (2018) tras el 25 de abril de 1974 las líneas interpretativas de la organización parecen cambiar considerablemente. Aunque en primera instancia se mantiene el distanciamiento con el PCE y su proyecto de plataforma política, la desconfianza en el ejército y el obrerismo de la organización comenzaron a remitir planteando la necesidad de establecer un “Frente Popular” frente a la oligarquía:

Las reivindicaciones que la incorporación a la lucha de los más diversos sectores de las masas están poniendo sobre el tapete tienen en común el estar en contradicción con la dominación de los grandes capitalistas, banqueros, terratenientes e imperialista en nuestro país. Hoy la unidad del pueblo se puede y se debe dar, no solo en torno a los objetivos antifascistas sino también en torno a las reivindicaciones anti oligárquicas y antiimperialistas. Los partidarios de la victoria completa sobre el fascismo hemos de procurar que así sea (Editorial, 1974b, p.2).

Esta estrategia derivó de una perspectiva optimista ante la caída del régimen que se justificó tanto en el incremento de las luchas obreras, como en los propios acontecimientos de Portugal. En este caso, aceptaron la existencia de una división dentro de “la oligarquía” y la contemplaron como una oportunidad para conseguir la ruptura («El Fascismo a la Deriva», 1974). En este sentido, parecen integrar en cierta medida el discurso propuesto por el PCE respecto a la división de “la derecha”, pero mantienen una opción “rupturista” en base a la significación del 25 de abril como símbolo de las clases populares alimentadas contra la dictadura portuguesa («El Pueblo es el Verdadero Protagonista: por una Jornada de Lucha en Euskadi», 1974, p. 1) como alternativa verdadera revolucionaria frente al reformismo oligárquico:

Auténtico horror tiene el grueso de la oligarquía a verse obligada a cambiar su forma de dominación, su régimen político. Si el caso de Grecia se lo mitiga, el de Portugal se lo aumento. Por eso hoy prefieren optar por recomponer el fascismo, hacerlo “evolucionar”. Por eso la oposición de sustituirlo por una democracia burguesa le parece la “aventura y el “caos” («España Bajo el Fascismo», 1974)

Así pues, la estrategia pasaría por conseguir una unidad amplia de fuerzas antifascistas, incorporando por lo tanto a las clases medias, pero bajo la dirección de una vanguardia obrera. Este giro se produjo en torno al concepto “pueblo” compuesto por “obreros, estudiantes, campesinos, profesionales y demás componentes de las clases populares…”, haciéndose extensivo a “cristianos antifascistas, vecinos de las barriadas…” (Comité Central de la Organización Revolucionaria de Trabajadores, 1974, p. 3). Pese a esta reformulación de posturas hacía una propuesta rupturista amplia mantuvo una postura crítica a la política de pactos

En un esfuerzo de atraer a la oligarquía a la Junta Democrática les dice que su pacto es por lo menos hasta ahí, como quién les promete un pacto mucho más duradero, hoy contra el fascismo, mañana contra la revolución democrático popular, hoy por ti mañana por mí. Esta es una garantía que la oligarquía quisiera tener para decidirse por un régimen burgués (Editorial, 1974c, p.5).

Aunque, la atención por el proceso portugués disminuye en la documentación consultada llama la atención su reflexión sobre las elecciones lusas del 25 de abril de 1976 en la que trataron brevemente la caída del V gobierno provisional[13], manteniendo una postura crítica con el PCP considerado “social-imperialista”. Esta lectura, parece responder directamente al contexto político español puesto que los resultados obtenidos por el PCP en dichas elecciones se presentan como una evidencia de la efectividad del modelo “rupturista” pues:

… las elecciones han evidenciado que las fuerzas de la revolución portuguesa no se encuentran definitivamente derrotadas, y que su resurgir puede producirse, antes o después, pero no en un momento necesariamente lejano. Esto es, el golpe derechista del 25 de noviembre no logró poner fin al proceso revolucionario portugués (Núñez, 1976).

De igual manera, destacamos dos matices de interés que contrastan con lo observado en sus artículos dedicados a Chile. Por un lado, el final del V gobierno se produciría a raíz del desgaste del gobierno, no por una injerencia externa, y estaría causada por “elementos del viejo régimen” dentro del Estado. Por otro lado, el ejército dejaría de ser un “instrumento” para la reacción, contemplando ahora la existencia de una oficialidad progresista y unos “soldados revolucionarios” dentro del MFA[14] (Núñez, 1976).

La lectura que realizó la organización sobre el final del proceso portugués demuestra, por lo tanto, la evolución de sus marcos interpretativos. En este punto, es difícil determinar hasta qué punto se debe a una influencia directa del proceso portugués o deriva de las dinámicas políticas de la transición. Sin embargo, no deja de ser un cuadro analítico que sintetiza los cambios y continuidades de posturas con reflejo en el contexto español. Así, las críticas a la “ruptura pactada” plantean los peligros de mantener los instrumentos represivos del Estado fascista y de un aventurismo militar que “malograría la posibilidad de derrocar el fascismo por medios pacíficos” («“La Ruptura Pactada” alienta la vida del Fascismo y Prepara el Machacamiento de la Revolución (p.3)», 1976). Por lo tanto, los marcos interpretativos de la organización parecen haberse aproximado a los del PCE a lo largo de 1974.

4. La Liga Comunista (LC): El Frente Populismo como Arma de la Reacción- El caso chileno

El caso de la LC estuvo principalmente determinado por una postura profundamente crítica a lo que denominaron como “los frentes populares”. Estos se definen como alianzas entre las direcciones obreras, identificadas como “Estalinistas”, con la burguesía capitalista para controlar el empuje de la clase obrera. En este sentido, la Liga Comunista elaboró unos marcos interpretativos que definieron una crisis global del sistema capitalista y del imperialismo gracias al “despertar de las masas” a nivel mundial («Declaración del CC sobre la Crisis de LCR», 1973, pp. 1-3). En esta línea, los “Estados obreros burocráticos” y los Estados capitalistas colaboran con el objetivo de aplastar a la clase obrera

Mientras la burguesía se arma hasta los dientes y avanza camino del golpe militar-fascista y de la guerra civil, el frentepopulismo desarma política y militarmente a las masas, creando ilusiones de que es posible evitar la guerra civil mediante política de claudicación y concesiones. Todo lo contrario, la burguesía cuenta con esa política para aplastar a un proletariado traicionado y desarmado. Cómplices de tal traición son los “partidos hermanos” que, como el PCE (de Santiago Carrillo) … (Editorial, 1973a, p.6)

La figura del Frente Popular fue una constante en los análisis de la LC, sirviendo como elemento vinculante entre distintos periodos históricos (Editorial, 1973a, p. 5) y contextos estatales que lo definían como estrategia “fracasada” (Aguilar, 1974b). Los ejemplos de Frentes Populares discurren desde la España de 1936, pasando por la Rusia de Kerensky, la Francia de De Gaulle, el Chile de Allende y, posteriormente, los sucesivos gobiernos provisionales portugueses desde 1974 hasta 1976 (Comité de Redacción de Combate, 1974, pp. 34-36). Con esta construcción simbólica se cuestionó la posición hegemónica del PCE a través del cuestionamiento del “Pacto por la Libertad” y las plataformas unitarias de la oposición[15]. Estas estrategias fueron presentadas como esfuerzos por construir alianzas con la burguesía, en el marco de la “descomposición del régimen”, que preservaran el orden capitalista. En esta línea, proponen un “Frente Único” que componga un bloque clasista para el enfrentamiento con la burguesía y rehuir de los “cantos de sirena” del PCE (Comité de Redacción de Combate, 1973, p. 12).

De igual manera, las aspiraciones de “neutralidad” del ejército español son constantemente invalidadas a través de la experiencia chilena. En este sentido, el 11 de septiembre permitió identificar a la institución militar como “el último recurso del gran capital” y permitió establecer paralelismos con el stock cultural de la izquierda española a través de la idea de un “nuevo 18 de julio”. Por tanto, el “Frente Popular” permitía proyectar reacciones similares en distintos contextos que, según la organización, ensayaban esta estrategia. Este esquema permitía cuestionar las reflexiones de los partidos eurocomunista que desvincularon sus estrategias políticas del fracaso chileno. Así pues, entendían que en Europa “los poderes del capital” son incluso mayores y, por lo tanto, las consecuencias del Frente Popular podrían acelerarse (Buró Político de la Liga Comunista, 1973).

Como en España en 1939, a lado de Pinochet no había “ni un ejército poderoso, ni el apoyo popular” […] Pero Pinochet ha contado- como contó Franco- con un aliado al otro lado de la trinchera: la política de colaboración de clase de las direcciones estalinistas y socialdemócratas bajo la UP. Esta ha llevado al proletariado chileno a la derrota cuando la capacidad de iniciativa y la voluntad de victoria del proletariado habían creado las condiciones para la victoria (Sánchez, 1973, p.24)

El análisis del 11 de septiembre profundizó su crítica a la estrategia seguida por los partidos comunistas europeos y desacreditó la vía pacífica hacia el socialismo, encuadrándose con el derrocamiento del gobierno progresista de Guatemala y la sucesión de golpes de estados en el Cono Sur. De esta forma, entendían que la estrategia del Frente Popular terminaría por orientar las coaliciones hacia los intereses del capital en ella representado. Sus lecturas desmitifican la figura de Allende y el proceso chileno a través de la crítica al control de los sectores obreros radicalizados, la ausencia de un proyecto verdaderamente transformador y la incongruencia en sus medidas (Sánchez, 1973, pp. 21-25).

Es más, la caída de Allende muestra la vaciedad de las pretensiones del PC de que es necesario llevar una política reformista para ganar a la pequeña burguesía y hacerla un aliado del proletariado. Fue precisamente la negativa del gobierno de la UP a lanzarse a reorganizar la economía de forma decisiva sobre una base socialista lo que permitió levantar a la pequeña burguesía contra los obreros (Sánchez, 1973, p.25).

Por otro lado, la reacción en Chile fue encuadrada en una maniobra defensiva impulsada por el gran capital en colaboración con los Estados obreros burocráticos. Estos últimos participarían en la derrota del proletariado impulsando estrategias como las organizaciones guerrilleras o la vía pacífica, cuando no directamente manteniendo relaciones diplomáticas con dictaduras de corte fascista («Contra la Santa Alianza Apiñada en Torno a la Tumba de Carrero: la Burguesía Española y Mundial, las Burocracias», 1974). Vemos aquí que los marcos interpretativos de la LC se insertan en los debates tácticos y simbólicos de la izquierda tras el agotamiento del modelo foquista, el desprestigio de la URSS y de la vía pacífica al socialismo.

No obstante, el caso chileno también permitió plantear medidas que eviten un golpe reaccionario. Así pues, en el artículo dedicado a la muerte de Carrero Blanco no solo se puso en duda el ala aperturista del régimen, sino que también permitió plantear medidas económicas y políticas basadas en sus propias lecturas del golpe de Estado. De esta manera, consideraban que la “Santa Alianza” reaccionaria no tenía suficiente fuerza para impulsar un “golpe decisivo contra las masas como el reciente de Chile” en España, siguiendo el marco de recorte de capacidad represiva generado por las masas (Sánchez, 1973, p. 17). Para evitar la movilización de la extrema derecha se proponía debilitar la influencia del capital a través de expropiaciones, imponer el control obrero en las industrias y el monopolio estatal sobre el comercio. Así como la disolución del “arma decisiva de la burguesía”, organizando comités de soldados que bloquearan la acción reaccionaria del ejército y la ruptura de los pactos de clase (Sánchez, 1973, pp. 20-21).

La LC a comienzos de 1974 había construido unos marcos interpretativos que identificaban no solo un acelerado proceso de descomposición del Estado franquista, sino también el debilitamiento general del sistema capitalista y de los Estados burocráticos a través de la competencia interimperialista (Sanchez, 1976, pp. 36-38). En este sentido, pese a lo que ellos identificaron como un recrudecimiento de la actividad represiva en el mundo, también permitía darle forma a la debilidad del Estado franquista a través del contexto internacional y contraponerse a la posición estratégica del PCE con medidas concretas.

5. La Revolución de los Claveles, el triunfo de la Reacción:

La Revolución de los Claveles tuvo un seguimiento intenso y cercano por parte de la LC que llegó a incorporar artículos firmados desde Lisboa. Sin embargo, su postura frente al 25 de abril mantuvo el escepticismo respecto al ejército y la percepción de un retroceso general del capital, cuestionando el papel de Spínola y el ejército en el derrocamiento de la dictadura militar.

La iniciativa del derrocamiento del salazarismo no correspondió al Ejército colonial, ni mucho menos a generales reaccionarios como Spínola, las luchas de liberación, el enfrentamiento directo del Ejército con las masas (en el marco del descontento social en Portugal) llevaron al ejército al borde de la descomposición, y en una maniobra defensiva desesperada, respaldado por la burguesía, el Ejército ejecutó el desplazamiento de la dictadura (Aguilar, 1974a, p. 12).

Ahora bien, los marcos interpretativos planteados para el caso chileno se proyectaron también para dar explicación a los procesos políticos del país luso. Así pues, aunque la intención inicial de los golpistas sería la de generar un cambio de estructura política que mantuviera la dominación capitalista, el marco de crisis general del sistema habría conseguido desbordar dicho proceso forzando a recurrir a un nuevo Frente Popular. En este caso, la LC identificó a la Junta de Salvação Nacional (JNS) como la representación de los intereses de la burguesía entendiendo que sus objetivos pasaban por impulsar una salida neocolonial al conflicto colonial; mantener las estructuras represivas salazaristas, preparando una futura reacción; y retrasar las elecciones permitiendo la reconstrucción de los poderes del capital en Portugal. Estos marcos interpretativos están construidos a través de distintos ejemplos históricos o sucesos internacionales, es así como la figura “bonapartista” de Spínola correspondería a un intento de crear un nuevo “De Gaulle” (Aguilar, 1974b, pp. 14-15); Israel, Vietnam, Rodhesia e Irlanda serían distintas posibles salidas para el conflicto colonial (Aguilar, 1974b, pp. 19-20); y la colaboración del PCP y PS[16] responderían a modelos previamente ensayados para la conservación el capital:

El gran capital prepara los pasos que dar a continuación, que son, según las circunstancias, un golpe fascista, militar o militar-fascista que aplaste al proletariado (FP español 1936, UP chilena en 1973, Indonesia en 1965), o bien un reforzamiento de los partidos de la derecha de tipo clásico, la división de fuerzas obreras y el arrinconamiento de todas ellas (Blanco, 1974, p.18)

En esta línea, los paralelismos se establecieron también a través de la sanción de las organizaciones obreras al ejército burgués como “vigilante” de la democracia (Aguilar, 1974b, pp. 22-23) que fue entendida como un intento de confundir a las masas haciéndolas confiar en la burguesía.

Pese a la postura crítica que adoptó la LC, consideró que la Revolución de los Claveles representaba un cambio de la balanza a favor de las masas obreras y generaba un nuevo despertar de los obreros en España al demostrar la posibilidad de desgastar las estructuras del régimen. Así mismo, permitía entender que la división del régimen franquista respondía a dos estrategias para mantener el sistema, por un lado, la línea dura apostaría por un golpe de estado militar. Por el otro lado, una línea que a través de un Frente Popular buscaría contener a las masas para reorganizar a la derecha. De esta manera, las Juntas Democráticas del PCE fueron significadas como un esfuerzo consciente por atraer a este último sector de la burguesía erigiéndose como “contenedoras” del movimiento obrero (Editorial, 1974a).

El mes de septiembre de 1975, pese a la caída de Spínola, las posturas críticas de la organización se mantuvieron. En este caso, planteaban que la política de alianzas del PCE impedía la solidaridad proletaria y permitía que España sirviera como base para la reacción portuguesa confundiendo al proletariado español (Editorial Internacional, 1974, pp. 12-13). En este sentido, los acontecimientos en Portugal sirvieron para cuestionar el carácter transformador de las propuestas del PCE y lo posicionaban como colaborador tanto del capital en España como de la reacción lusa. De esta manera, mientras que la caída de Spínola servía como lección de “cómo se pueden sacrificar rostros” para conservar los intereses del capital, los ejemplos de Chile y la II República cuestionaban la legalización de los partidos políticos que permitieron la reorganización de la derecha, siendo ejemplos carácter de clase del ejército burgués (Aguirre, 1974, pp. 31, 33)

La Asamblea Constituyente portuguesa y el pacto de los partidos obreros con el MFA fueron interpretados como una “capitulación” a los intereses de la burguesía, considerando que permitían la continuidad de las estructuras represivas del estado salazarista. En consecuencia, tanto el ejército portugués como el PDC[17] y el CDS[18] fueron representados a través de Chile como referencia, advirtiendo que los primeros se pondrían de parte del fascismo mientras que los segundos serían el reflejo de la DC que dio pie al fascismo (Figueras, 1975, pp. 14-13). Sin embargo, tras la intentona golpista de 11 de marzo de 1975 empezaron a considerar que la unidad de la clase obrera había conseguido “proletarizar” a importantes sectores de la tropa acelerando la “descomposición” del sistema.

La línea abierta tras el mes de abril de 1975 se orientó a denunciar las medidas “antiobreras” y antidemocráticas adoptadas por el Consejo de la Revolución en colaboración con los principales partidos obreros, siendo el caso de la prohibición de formaciones izquierdistas (Ferrer, 1975a) o el cierre del diario “República” (E.A, 1975, pp. 12-13). De esta manera, la Asamblea Nacional Popular sería identificada como un instrumento del MFA, y por tanto de la clase capitalista, para diluir la actuación obrera (Buró Político de la Liga Comunista, 1975, p. 21). Así pues, para la LC la complicidad de los partidos obreros con el MFA y la división entre el PCP y el PS crearían las condiciones para la vía golpista ensayada en Chile y la recomposición de la derecha como movimiento de masas durante el Verão Quente (Ferrer, 1975b, pp. 21-22). Por lo tanto, la caída del V gobierno y el ascenso del Grupo dos Nove supondría la aceleración del recorte de libertades y una imposición de la jerarquía militar en la sociedad, consecuencia de la legitimación del PCP al MFA (Ferrer, 1975c, pp. 14-15) y que, en realidad, habría marcado todo el proceso.

El VI gobierno provisional se abordó, en un primer momento, desde una perspectiva optimista que ponía énfasis en la “descomposición de la disciplina”, pese a la aceleración represiva del Estado (Ferrer, 1975d, pp. 15-16). Esta perspectiva se alimentó de la quema de la embajada española en Portugal, que permitía trazar un marco de solidaridad transnacional con el proletariado español (Rocha, 1975, pp. 4-5), y las convocatorias autoorganizadas de trabajadores y soldados («La organización autónoma de los trabajadores, el campesinado y la tropa», 1975). Así mismo, el reconocimiento del PCE al VI gobierno provisional les permitió proyectarlo como un partido cómplice (Ferrer, 1975e) ante el recorte de libertades en Portugal («Portugal: los casos de O´Seculo y Radio Renascença», 1975). Siguiendo este marco de “descomposición de la disciplina” el golpe de Estado del 25 de noviembre de 1975 fue presentado como una sublevación de la tropa de Tanços contra las medidas del VI gobierno y el fracaso de esta se relacionó con la complicidad de los partidos obreros con los moderados en el gobierno (Ferrer, 1975f).

Esto marcó un giro discursivo que incidió en el carácter represivo del VI gobierno provisional a través de su proceso de “normalización” (Ferrer, 1976) y que acentuó sus posturas de ruptura con el MFA para la formación de un Frente Único («Frente a la Renovación del Pacto: Ruptura con el MFA», 1976; «La Única Vía: Romper con el MFA», 1976) frente a la desaceleración del proceso revolucionario. Finalmente, tras la constitución de una democracia liberal bajo tutelaje militar, se produjo una reformulación negativa de la totalidad del proceso revolucionario que incluyó la propia intentona de noviembre siendo calificada de ahora de “izquierdista” (J.S, 1976). En este sentido, el resultado de las elecciones del 25 de abril de 1976 planteó una serie de ataques a los “demócratas” (P.R, 1976; Tovas, 1976) de los partidos obreros que permitieron el fortalecimiento de la derecha y traicionaron el voto obrero pactando con la burguesía y el ejército (Hernández, 1976).

6. Conclusiones:

Los marcos interpretativos de la LC y la ORT respondieron a un proceso de competición dentro de la izquierda española, en un contexto nacional e internacional que generó expectativas sobre la caída del régimen y del sistema capitalista. Los eventos analizados se convierten en argumentos que invalidan la estrategia política de la formación hegemónica dentro del movimiento en favor de sus propias propuestas construidas para aprovechar la oportunidad política que interpretaban. Esto es un elemento común hasta 1974 siendo ambas formaciones especialmente críticas con la política de “pactos de clases”. De igual manera, ambas organizaciones crearon marcos de análisis que buscan unificar los contextos de España y Chile, respondiendo a los esfuerzos del PCE por desvincularse de las traumáticas imágenes del 11 de septiembre. En adicción, tanto la ORT como la LC relacionan la existencia de la UP con una coyuntura favorable en el marco de las movilizaciones de los setenta y las luchas del Tercer Mundo, lo que se expresó a través de una lectura optimista que engloba al propio marco de revitalización del movimiento huelguista en España.

Ahora bien, la ORT matizó sus posicionamientos respecto a las plataformas unitarias y acercó posiciones con el PCE tras el 25 de abril, mientras que la LC profundizó en su línea de Frente Único y sus críticas a las formaciones unitarias. Esta evolución se hace especialmente evidente en sus interpretaciones respecto a las elecciones del 25 de abril de 1976 en las que la ORT identificó una validación del modelo rupturista y una victoria para el PCP. Por otro lado, la LC las entendió como una derrota que confirmaba el fracaso de los frentes populares y los pactos con la burguesía. La diferenciada significación del cierre del proceso portugués marcó las líneas estratégicas y políticas de ambas organizaciones durante la transición, influyendo parcialmente en la deriva integracionista de la ORT y a la sectarización que llevó a la LC a su práctica disolución y reintegración a la LCR en 1978.

El último aspecto que buscamos valorar es la postura frente al ejército. Ambas organizaciones instan a desconfiar del ejército en tanto institución garante del orden burgués. Esta postura se acentuó tras el golpe de Estado en Chile que invalidaba la posibilidad de un “ejército neutral” a la que aspiraba el PCE en su modelo de ruptura. En el caso de la ORT, tras la actuación del ejército portugués el 25 de abril de 1974 y del MFA, los llevaron a matizar la institución militar como un cuerpo complejo con sectores “progresistas”. Sin embargo, el rechazo por parte de la LC es una constante en el periodo analizado y se reforzó a través de sus lecturas del proceso portugués, entendiéndoles como “contenedores” de las masas y relacionando los avances de la revolución con la descomposición de la institución. Ahora bien, ambas organizaciones van a posicionar en sus marcos interpretativos “al soldado” y la “tropa” como figuras autónomas respecto a la institución militar y susceptibles a servir como aliados en su proyecto político, especialmente tras la experiencia portuguesa. Por lo tanto, aunque estas organizaciones plantearon las diferencias entre el ejército español y portugués, el proceso portugués reforzó la estrategia de politización de la tropa para la disolución de las fuerzas represivas del Estado franquista.

En términos generales, observamos que el contexto internacional va a enriquecer los marcos interpretativos del antifranquismo proporcionando un “stock” cultural a través del cual confrontar estrategias rupturistas. El contexto internacional permitió la proyección material de sus análisis, convirtiéndose en la base argumental del proceso competitivo dentro de la izquierda antifranquista. Si bien estos marcos se construyen en base a referencias propias de sus culturas políticas, las organizaciones resignifican estratégicamente determinados eventos internacionales que se convierten en símbolos referenciales dentro de sus modelos de análisis. Así pues, el “frenpopulismo” de LC es un ejemplo significativo de “construcción” de un marco interpretativo que estratégicamente permitía generar “argumentos” frente a la estrategia política del PCE. La significación de la UP, los gobiernos provisionales y las Juntas Democráticas como fenómenos comunes permitía generar paralelismos que sugerían el fracaso de la estrategia rupturista de cara a favorecer el “Frente Único”.

De igual manera, el auge de las luchas en el Tercer Mundo dotó a la ORT de unos marcos caracterizados por la validación de la línea de masas y la guerra popular prolongada como una forma de anteponerse al imperialismo que, según sus lecturas, también imperaba en España. La caída de la UP dio, por lo tanto, validez a las tesis revolucionarias y a la significación del ejército como instrumento de la burguesía. Sin embargo, la transformación progresiva de la ORT también ejemplifica cómo estos eventos tuvieron impacto en las estrategias políticas de las organizaciones dando validez práctica a determinados modelos estratégicos, como fueron las plataformas políticas unitarias ensayadas en Portugal. En este caso, los marcos interpretativos se orientaron a justificar un viraje estratégico radical como fue la aproximación de ORT a las plataformas unitarias de la transición en base a los “éxitos” del modelo de ruptura portugués incluso tras la “normalización” del Grupo dos Nove y la desaceleración revolucionaria.

Plantear la serie de factores que condicionaron la diferente evolución entre ambas organizaciones requiere de un análisis amplio de la cultura, la ideología y los marcos interpretativos (Zald, 1999, p. 371) del antifranquismo y del PCE, en tanto formación hegemónica dentro del movimiento, que escapa de las dimensiones de este artículo. A pesar de esto, nos permite reflexionar en torno a dos puntos fundamentales. El primero de ellos es que en estos procesos de confrontación la corriente hegemónica dentro del movimiento dominó los temas, símbolos, los espacios de punga y el lenguaje del debate a través de su mayor implantación en el movimiento antifranquista. En este caso, los marcos interpretativos de ambas organizaciones se “contaminan” de la corriente dominante a través de su confrontación. Esto no conlleva un cambio ideológico en los partidos, como es el caso de la ORT que, pese a su integración en las plataformas democráticas, mantuvo sus posturas maoístas y estrategias de ruptura. Tampoco fue el caso de LC que reforzó su distanciamiento respecto a la corriente hegemónica a través de la contraposición de su estrategia política, concluyendo en la fracasada línea de boicot electoral y la acelerada descomposición de la formación. Sin embargo, ambas organizaciones despliegan sus marcos como “respuestas” y críticas a la corriente dominante siendo esta última la que define los temas centrales “ejército”, “democracia”, “ruptura”, “huelga general”, “pacto entre clases”, etc. Esto nos lleva al segundo punto, la diferencia fundamental entre la ORT y la LC es que mientras la ORT estuvo condicionada por el aislamiento político e ideológico, la LC se encuadró en una estructura política e ideológica internacional que reforzaba y validaba sus marcos de análisis frente a la dominación discursiva del PCE. Es posible que este componente de integración en una red de significados mayor terminara por perfilar el distinto desarrollo estratégico de las organizaciones y, por extensión, la dispar evolución de marcos interpretativos.

En definitiva, tanto el golpe de Estado del 11 septiembre como la Revolución de los Claveles fueron eventos con una gran repercusión social que plantearon la posibilidad de una “ruptura cultural” también dentro del movimiento antifranquista. Tanto la ORT como la LC los incorporaron en unos marcos interpretativos que cuestionaban la hegemonía del PCE y sus estrategias, lo que los llevó a representarlos a través de análisis negativos o positivos atendiendo a este proceso de confrontación.

7. Bibliografía

Abad García, E. (2022). Vecinos y camaradas. Portugal en el imaginario colectivo del leninismo español. Ayer. Revista de Historia Contemporánea, 125(1), 267-294. https://doi.org/10.55509/ayer/125-2022-11

Aguad, A. D. y González, R. B. (2021). La prensa española y las elecciones presidenciales en Chile de 1970: entre el Tardofranquismo y la Guerra Fría. Revista de Izquierdas, 50, 1-23.

Aguilar, P. (1974a, julio). El fin de una dictadura. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 23, 8-14.

Aguilar, P. (1974b, julio). Las tareas del proletariado portugués. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 23, 14-29.

Aguirre, P. (1974, diciembre). El garrote de arias. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 25, 26-34.

Andrade, J. A. A. (2015). El PCE y el PSOE en (la) transición: la evolución ideológica de la izquierda durante el proceso de cambio político (2.. ed.). Siglo XX.

Andújar, F. E. y Martínez, C. G. (2011). Jóvenes y rebeldes: el idealismo efímero de la extrema izquierda. En R. Q. Quirosa-Cheyrouze y Muñoz, L. C. Navarro Pérez y M. Fernández Amador (Eds.), Las organizaciones políticas. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Almería.

Ante la visita de Kissinger: fuera yanquis de España. (1973, diciembre). En Lucha, 14, 6-7.

Benjamín, P. (1972, enero). Bolivia: la palabra de los militares. En Lucha, 1, 20-26.

Blanco, H. (1974, julio). El PC portugués guardián del capitalismo. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 23, 30-31.

Blázquez, R. (1973, diciembre). La lucha por la hegemonía entre las dos superpotencias. En Lucha, 14, 19-21.

Buró Político de la Liga Comunista. (1973, septiembre). Chile: ¿Nuevo 18 de julio? Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 17, 1-5, 14.

Buró Político de la Liga Comunista. (1975, junio 12). Por la independencia de clase, ruptura con el MFA. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 32, 20-21, 19.

Bustos González, R. y Díaz Aguad, A. (2022). 11 de septiembre de 1973: La prensa española y el golpe de estado en Chile. Revista Paginas, 14(35). http://hdl.handle.net/2133/24190

Carmen, M. y Pere, Y. (2016). El PCE y la democracia. En M. Carmen y Y. Pere (Eds.), Las izquierdas en tiempos de transición (pp. 115-141). Universitat de València.

Carrillo-Linares, A. (2010). Entre el universo simbólico y el mundo real: contactos y recepciones clandestinas de la extrema izquierda hispano-lusa en torno al 25 de abril. En E. Lemus López, F. Rosas y R. Varela (Eds.), El fin de las dictaduras ibéricas (1974-1978). Fundación Pública Andaluza Centro de Estudios Andaluces.

Chile: bajo el terrorismo fascistas. (1974, enero). En Lucha, 1, 13.

Comité Central de la Organización Revolucionaria de Trabajadores. (1974, octubre). Todo el pueblo unido en la ofensiva de Lucha. En Lucha, 11, 1-4.

Comité de Redacción de Combate. (1973, octubre). Construir el partido sobre la base del "programa de Transición. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 18, 11-20.

Comité de Redacción de Combate. (1974, julio). La política del Frente Popular. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 23, 33-36.

Contra la santa alianza apiñada en torno a la tumba de Carrero: la burguesía española y mundial, las burocracias. (1974, enero). Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 21, 12-23.

Contreras, R. (2014). La Liga Comunista (1972-1977). En M. Caussa y R. Martínez i Muntada, Historia de la Liga Comunista Revolucionaria (1970-1991). La Oveja Roja.

de Urquijo, I. y del Alcázar, J. (2023). El impacto político y cultural del golpe y su influencia en Europa. En G. C. Aranda Bustamante y M. A. López Zapico (Eds.), Resonancias de un golpe: Chile 50 años (1.. ed., pp. 82-104). Los libros de la Catarata.

Declaración del CC sobre la crisis de LCR. (1973, enero). Combate: Órgano de la Liga Comunista Revolucionaria. Organización simpatizante de la IV Internacional, 11.

E.A. (12 de junio de 1975). El episodio de «República»: políticas de división. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 31, 12-14.

Editorial. (1973a, agosto). Chile: revolución y contrarrevolución. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 16, 1-5.

Editorial. (1 de octubre de 1973b). España: a la luz de Chile. En Lucha, 12, 1-2.

Editorial. (1974a, septiembre). La sucesión de los asesinatos. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 24, 3-14.

Editorial. (1974b, agosto). La unidad del pueblo es hoy posible y cada día más. En Lucha, 10, 1-3.

Editorial. (1974c, noviembre). Una lección de Santiago Carrillo. En Lucha, 25, 5.

Editorial Internacional. (1974, diciembre). Solidaridad con el pueblo portugués. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 25, 12-13.

El fascismo a la deriva. (1974, junio). En Lucha, 8, 1-2.

El pueblo es el verdadero protagonista: Por una jornada de lucha en Euskadi. (1974, noviembre). En Lucha, 14, 1-2.

El resurgimiento de la lucha de masas en los países imperialistas. (1972, mayo). En Lucha, 5, 20.

Erice, F. (2023). El espejo de chile: lecturas e influencias de la Unidad Popular en el comunismo español. En G. C. Aranda Bustamante y M. A. López Zapico (Eds.), Resonancias de un golpe: Chile 50 años (1.. ed., pp. 61-82). Los libros de la Catarata.

España bajo el fascismo. (26 de noviembre de 1974). En lucha, 15, 7.

Ferrer, F. (10 de mayo de 1975a). Tras las elecciones la lucha de clases continua. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 29, 18-17.

Ferrer, F. (20 de agosto de 1975b). Frente a la reacción que avanza, solidaridad con el proletariado y el pueblo portugués. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 33, 21-24.

Ferrer, F. (13 de septiembre de 1975c). Ni Vasco, ni los Nueve: control democrático del ejército. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 34, 14-13.

Ferrer, F. (6 de octubre de 1975d). Frente al VI gobierno provisional burgués: gobierno obrero y campesino. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 35, 15-16.

Ferrer, F. (22 de noviembre de 1975e). Apoyo del partido comunista de España al VI gobierno. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 37, 13.

Ferrer, F. (13 de diciembre de 1975f). Los últimos acontecimientos significados y perspectivas. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 38, 18-17.

Ferrer, F. (7 de enero de 1976). Organizar la resistencia de masas contra el VI Gobierno. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 39, 13.

Figueras, A. (7 de marzo de 1975). ¿Qué asamblea constituyente? Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 27, 26-34.

Frente a la renovación del pacto: ruptura con el MFA. (18 de febrero de 1976). Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 42, 11.

Giner, J. C. i. (2007). La izquierda de la izquierda. Un estudio de antropología política en España y Portugal. Papeles del CEIC, 1. https://doi.org/10.1387/pceic.12199

González Robles, O. (2015). PSOE y PCE ante la Revolución de los Claveles. En J. C. Colomer Rubio, J. Esteve Martí y M. Ibáñez Domingo (Coords.), Ayer y hoy. Debates, historiografía y didáctica de la Historia (pp. 156-160). Universitat de València.

González Sáez, J. M. (2016). Repercusión de la Revolución de los Claveles en España: libros publicados en 1974. En J. Sánchez Cervelló y A. Reig Tapia (Coords.), Transiciones en el Mundo Contemporáneo (pp. 241-259). Publicacions Universitat Rovira i Virgili.

Gutiérrez, C. L. G. (2011). La reacción de España ante el golpe militar en Chile. Naveg@mérica.Revista electrónica de la Asociación Española de Americanistas, 6. https://revistas.um.es/navegamerica/article/view/124451

Hernández, C. (14 de abril de 1976). Portugal. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 55, 14.

J.S. (14 de abril de 1976). Portugal. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 46, 14.

La organización autónoma de los trabajadores, el campesinado y la tropa. (2 de noviembre de 1975). Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 36, 11-13.

«La Ruptura Pactada» alienta la vida del fascismo y prepara el machacamiento de la revolución (p.3). (24 de abril de 1976). En Lucha, 95, 3.

La temida por algunos. (3 de mayo de 1976). Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 47, 14.

La única vía: Romper con el MFA. (3 de marzo de 1976). Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 43, 14.

Lemus López, E. (2001). En Hamelin: La transición española más allá de la frontera. Septem.

Marchant Veloz, P. (2023). La Unidad Popular chilena y el comunismo español: análisis, solidaridad y lecciones políticas (1970-1973). Historia Crítica, 90, 51-73. https://doi.org/10.7440/histcrit90.2023.03

Martin García, O. J. (2015). ‘The End of the Carnival’: The UK and the Carnation Revolution in Portugal. Contemporary British History, 29(2), 199-221. https://doi.org/10.1080/13619462.2014.970392

Navarro, G. S. (2015). El proceso revolucionario portugués y la oposición española: El PCE en la encrucijada. En J. C. Colomer Rubio, J. Esteve Martí, y M. Ibáñez Domingo (Coords.), Ayer y hoy. Debates, historiografía y didáctica de la Historia (pp. 178-184). Universitat de València.

Navarro, G. S. (2018). El proceso revolucionario portugués: ¿Un modelo a seguir para «la izquierda de la izquierda» española? Acta Hispanica, 1, 51-65. https://doi.org/10.14232/actahisp.2018.0.51-66

Nistal González, F. (2011). El papel del Partido Comunista de España en la transición democrática española. [Tesis de Doctorado, Universidad de San Pablo]. http://hdl.handle.net/10637/7597

Núñez, A. (1976, mayo). Un traspiés para la oligarquía portuguesa. En Lucha, 94, 6.

Olguín, J. G. N. (2020). El campo intelectual ante el acontecimiento histórico. La vía chilena al socialismo y la izquierda intelectual española en la transición (1970-1982). [Tesis de Doctorado, Universidad de Cádiz]. http://hdl.handle.net/10498/24727

Pereira, V. (2003). Pélegrinaje au Portugal révolutionnaire: Les intellectuels français et la révolution des Œillets. En A. Dulphy y Y. Léonard, De la dictature à la démocratie: Voies ibériques (pp. 241-257). P. Lang.

Pozas, R. (1 de octubre de 1973). La lección de Chile. En Lucha, 12, 12-13.

P.R (22 de noviembre de 1975). Portugal: Los casos de O´Seculo y Radio Renascença. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 37, 15.

Rocha, J. (6 de octubre de 1975). solidaridad internacional sin precedentes. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 35, 4-5.

Romero, H. G. O. (2009). Los actores no gubernamentales españoles ante el régimen militar de Augusto Pinochet (1973-1990): apoyo a la democratización y defensa de los derechos humanos [Tesis de Doctorado, Universidad Complutense de Madrid]. https://hdl.handle.net/20.500.14352/48702

Sánchez Cervelló, J. (1995). La revolución portuguesa y su influencia en la transición española, 1961-1976. Nerea.

Sánchez, J. (1976, marzo). Panorama internacional: ¿La era de la escasez? Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 22, 31-37, 5.

Sánchez, R. (1973, octubre). Lecciones de la derrota chilena. Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 18, 18-28.

Sanz-Gavillon, D. A. C. (2018). Chile como referente político y cultural de la España antifranquista: proceso de identificación ecos y paralelismo en la revista Triunfo (1964-1980). Revista de Historia Social y de las Mentalidades, 22(1), 47-74.

Tovas, J. (16 de junio de 1976). ¿Un presidente militar? Combate: Órgano de la Liga Comunista. Organización simpatizante de la IV Internacional, 50, 14.

Treglia, E. (2013). Izquierda comunista y cambio político: El caso de la ORT. Ayer, 92, 47-71. https://www.jstor.org/stable/23530145

Treglia, E. (2015). El PCE y el movimiento comunista internacional (1969-1977). Cuadernos de Historia Contemporánea, 37, 225-255. https://doi.org/10.5209/rev_CHCO.2015.v37.50993

Uzal, M. J. H. (2008). Los mil días hispano-chilenos 1970-1973 [Tesis de Doctorado, Universidad Autónoma de Madrid]. http://hdl.handle.net/10486/1352

Uzal, M. J. H. (2019). El antifranquismo y la vía chilena al socialismo, 1970-1973. Ayer, 116(4), 243-275. https://doi.org/10.55509/ayer/116-2019-10

Varela, R. (2015). Portugal y España, 1974-1978: ¿una unidad histórica? Ayer, 99, 23-47. https://www.jstor.org/stable/24759438

Vázquez, P. F. (2022). Relaciones hispano-chilenas durante la transición española (1975-1982): sociedad civil y mecanismos de solidaridad. Ayer. Revista de Historia Contemporánea, 126(2), 271-299. https://doi.org/10.55509/ayer/818

Vinatea Elorrieta, J. (2015). La Revolución de los Claveles y su influencia en la política internacional: La Revolución de los Claveles en las transiciones a la democracia. [Tesis de Maestría, Universidad de Cantabria].

Zald, M. N. (1999). Cultura, ideología y creación de marcos estratégicos. En D. McAdam, J. D. McCarthy y M. N. Zald (Eds.), Movimientos sociales, perspectivas comparadas: oportunidades políticas, estructuras de movilización y marcos interpretativos culturales (pp. 369-389). Istmo.

Notas

1 Partido Comunista de España
2 Partido Socialista Obrero Español
3 Unidad Popular
4 Partido Comunista Português
5 Destacamos algunos trabajos recientes centrados en estas expresiones alternativas de la izquierda, entiendo esto como la izquierda radical y ortodoxa, durante la Transición: Fundación Salvador Seguí-Madrid (Ed.). (2018). Las otras protagonistas de la Transición: Izquierda Radical y movilizaciones sociales. Editorial Descontrol.; Muntada, M. i. (2016). La Izquierda Revolucionaria en Tiempos de Cambio Político: Algunas Consideraciones Generales y una Experiencia Particular. En M. Carmen & Y. Pere (Eds.), Las Izquierdas en Tiempos de Transición (pp. 115-141). Universitat de València; Abad García, E. (2022). A contracorriente. Las disidencias ortodoxas en el comunismo español (1968-1989). Universitat de València.
6 International Socialist
7 Partido Revolucionario do Proletariado
8 Liga Comunista fue una organización de corte Troskysta que surge como escisión de la LCR en 1972 con motivo de divergencias en el papel que deberían jugar dentro de las Comisiones Obreras contando con unos doscientos militantes y representación en distintas regiones españolas en 1973 y desarrollando un papel activo en las movilizaciones obreras de la década. Su principal apuesta se basó en el “Programa de Transición” que planteó la construcción de un partido obrero a través de la confrontación de clases. Ambas organizaciones estuvieron a su vez integradas en la IV Internacional, así como en los debates que se producían en su interior (Contreras, 2014, pp. 76-80).
9 Organización Revolucionaria de Trabajadores tiene su origen en el cristianismo de base de la Asociación Sindical de Trabajadores que a finales de 1970 comienzó un proceso de radicalización que le llevó a adoptar postulados maoístas en 1972, tras una serie de importantes escisiones de militancia. Estuvieron marcados por los concetos de “línea de masas” que resaltaba el protagonismo del “pueblo” y su papel creador y “la lucha ideológica entre líneas” que fomentó el sectarismo frente al “revisionismo”. También contaron con importantes núcleos sindicales dentro de las Comisiones Obreras de Navarra, Madrid y Huelva, convirtiéndose en una de las organizaciones maoístas más importantes a nivel estatal (Treglia, 2013, pp. 49-51)
10 Comisiones Obreras
11 Partido Comunista de la Unión Soviética
12 International Telephone & Telegraph
13 Compuesto por el Partido Comunista Portugués y una facción del Movimento das Forças Armadas
14 Movimento das Forças Armadas
15 Junta Democrática (1974), Plataforma de Convergencia (1975) y Coordina Democrática (1976)
16 Partido Socialista
17 Partido da Democracia Cristã
18 Partido do Centro Democrático Social

Notas de autor

* Graduado en Historia por la Universidad de La Laguna, Máster Interuniversitario de Historia Contemporánea por la Universidade de Santiago de Compostela y doctorando en el equipo de HistAmerica de la USC.

Información adicional

Como citar este artículo: Pérez Cabrera, M. A. (2024). La izquierda española frente al golpe de Estado en Chile y la Revolución de los Claveles: el caso de los marcos interpretativos de LC y ORT. Relaciones Internacionales, 33(67), 198, https://doi.org/10.24215/23142766e198

Modelo de publicación sin fines de lucro para conservar la naturaleza académica y abierta de la comunicación científica
HTML generado a partir de XML-JATS4R