El texto “Colonización y descolonización en Ruanda: del reino Tutsi a la República Hutu” escrito por la historiadora argentina Silvia Alejandra Perazzo se suma de manera grata a los aportes valiosos desde la academia latinoamericana a los estudios africanos.

En la búsqueda de las identidades de los dos grupos étnicos más importantes del país de la Mil Colinas – hutu en mayoría y tutsi-, Silvia nos presenta de manera amena y didáctica un texto que nos introduce en la riqueza de la historia de Ruanda y sus pueblos. Así nos aleja de la visión occidental que solo presenta al país en los sucesos más oscuros y tristes de su historia.

El texto se estructura en cinco capítulos recorriendo la historia ruandesa desde el periodo precolonial hasta la independencia. En el primer capítulo, la autora hace un repaso vibrante del mundo precolonial de los reinos de Ruanda y sus reyes tutsis a través de los legados de la tradición oral, retocando la riqueza de un pasado, evitando simplificaciones y buscando explicaciones profundas -desde lo identitario- a las complejidades étnicas y al devenir histórico de un país.

En esta primera parte del libro se desmonta la idea de la ahistoricidad del continente africano- muy presentes en las tesis de Hegel sobre la región- antes del impacto colonial europeo. Y pone a la luz la trascendencia de la tradición oral como una fuente histórica en el rico camino africano. Todo lo anterior, es sustentado en el trabajo excelso de Vansina y sus aportes de las tradiciones orales fundamentalmente de la región interlacustre del continente.

En el segundo capítulo se aborda el impacto colonial pasando en un primer momento por las dinámicas alemanas, para dar continuidad a la marca colonial en el tercer capítulo, pero a partir de los cambios que se dan después de la Primera Guerra Mundial en el escenario africano y que lleva al mandato belga. En estos capítulos entrelazados se deja patente el impacto de la huella colonial tanto en los ámbitos económicos, sociales, culturales, identitarios y políticos.

En términos identitarios, la colonización- como bien lo explica Silvia en el texto- profundiza las diferencias étnicas de hutu y tutsi bajo el manto del racismo y la violencia. A esto se suma, la sobreexplotación colonial, los despojos territoriales, las pugnas, los intereses y las alianzas coloniales que explican las dificultades y los desafíos que tienen que enfrentan los ruandeses en el arduo camino a la independencia en un escenario tenso de Guerra fría. Todo lo anterior, llevará a un camino difícil en adelante para los ruandeses a partir de la mano dura de los hutu.

Así el cuarto capítulo aborda el proceso de descolonización desde la revolución hutu. En esta parte, se precisa el origen y desarrollo de ésta, por un lado y, por otra, la mediación de las Naciones Unidas que en vez de aliviar entorpece el proceso facilitando bajo el manto democrático y el bono demográfico de los hutu su llegada al poder sin contrapeso alguno.

De esta manera, en el quinto capítulo titulado “revolución e Independencia” se explican los estragos del proceso de descolonización que llega a la independencia con el total poder de los hutu. Comenzada la vida independiente ruandesa con fuertes tensiones étnicas desde lo político, derivó en una intensa polarización social, éxodos de exiliados y refugiados -fundamentalmente tutsi- y fuerte violencia política. La represión, la persecución y la segregación fueron sellos de los poderes hutu haciendo difícil conciliar ideales de unidad y de construcción nacional. En palabras de Silvia: “La independencia no solo marcó el final del dominio europeo, sino que marcó el final de la esencia de Ruanda; de aquí en adelante- y hasta el presente-la historia del país no será «la Historia de sus reyes», sino la historia de sus identidades y sus enfrentamientos”.

Finalmente, la obra cierra con un epílogo que va dirigido a puntualizar las ideas más importantes del recorrido histórico de Ruanda que se presenta en el texto. Una idea fuerza que me gustaría retomar de mano de la autora es la que sigue: “La etnicidad en Ruanda fue utilizada por los tutsi más conservadores para defender sus privilegios y por el poder hutu para obtener, conservar y monopolizar el poder. Pero la formación de estas identidades fue un proceso largo, que se dio durante siglos y que culminó en una «racialización» de una sociedad que históricamente había sido elitista. En efecto, la «conciencia de ser tutsi» es mucho más antigua que la «conciencia de la «condición» de hutu» […] “La conciencia de ser hutu se manifestará más tarde al compás de los procesos de exclusión que giraron en torno que giraron el torno al ganado, la posesión de la tierra, la servidumbre y las oportunidades políticas y económicas […] A su tiempo, armará su propia retórica y sus propios mitos en torno a la exclusión y a la consecuente revolución [….] Ambas identidades se volvieron ‹absolutos›, excluyentes, supremacistas. La violencia fue el resultado de las tensiones entre ellas [….] La manipulación de la identidad y la utilización de la violencia se pusieron al servicio de objetivos de poder que para los tutsi significaba recuperarlo y para los hutu obtenerlo”. Lo anterior, explica nítidamente el tenso tejido social ruandés que deriva en su historia política.

Esta obra, refleja la importancia y la necesidad de adentrarnos en las historias de los pueblos para comprender sus procesos y dar justicia a sus gentes. Por eso, hay que destacar, además, que todo este recorrido histórico que se realiza en el libro está sustentado de una rigurosa revisión de fuentes ruandesas y europeas que no solo le dan soporte a la investigación, sino que ha dado como resultado esta obra novedosa y de excelencia.

No cabe dudas, de que el texto contribuye a la visibilización, diversificación y a la suma de los aportes de los estudios africanos en el espacio latinoamericano académico. Siendo una lectura obligada para los estudiosos de la región y material bibliográfico necesario para los estudiantes universitarios.