Estudios
Lo que necesita este país es más internacionalistas: el recurso a la serie animada Los Simpson para la enseñanza del derecho internacional
This country needs more internationalists: using the animated series “The Simpsons” to teach international law
Relaciones Internacionales
Universidad Nacional de La Plata, Argentina
ISSN: 1515-3371
ISSN-e: 2314-2766
Periodicidad: Semestral
vol. 30, núm. 61, 2021
Recepción: 08 Enero 2021
Aprobación: 18 Mayo 2021
Publicación: 08 Septiembre 2021
Cómo citar este artículo:: Godio, L. M. A. y Pezzano, L. (2021). Lo que necesita este país es más internacionalistas: el recurso a la serie animada “Los Simpson” para la enseñanza del derecho internacional. Relaciones Internacionales, 30 (61), 119. https://doi.org/10.24215/23142766e119
Resumen: El artículo propone analizar la utilización de la conocida serie animada de televisión Los Simpson como instrumento multifuncional para el diseño de nuevas estrategias metodológicas dedicadas a la enseñanza del derecho internacional. Sobre la base de que su empleo con fines pedagógicos en otras disciplinas ha sido bien documentada –y dado el impacto en la cultura popular de nuestro país que ha marcado a varias generaciones de estudiantes–, la propuesta plantea que la riqueza de la trama de Los Simpson abunda en ejemplos que permiten acercar a los estudiantes a las más diversas cuestiones abordadas en el derecho internacional público, así como desarrollar actividades íntegramente centradas en torno a episodios de la serie, de las que se aporta un caso concreto.
Palabras clave: Metodología de la enseñanza, derecho internacional público, cultura popular, LosSimpson.
Abstract: This paper aims at discussing the use of the well-known animated television series The Simpsons as a multifunctional instrument for the design of new methodological strategies to teach international law. Given that its use for pedagogical purposes in other disciplines has been well documented –and since its impact on our country's popular culture has marked several generations of students–, this proposal suggests that the richness in The Simpsons’ plot provides lots of examples that bring students closer to the most diverse issues addressed in public international law. The series also allows for the development of activities entirely focused on some of its episodes, from which a specific case is provided.
Keywords: Teaching methodologies, Public International Law, popular culture, The Simpsons.
1. Introducción
Uno de los mayores desafíos actuales de la docencia –al cual no escapa el nivel universitario de grado– consiste en atraer la atención de los estudiantes y su dificultad se incrementa particularmente en las ciencias jurídicas, un ámbito en el cual las estrategias pedagógicas de las universidades argentinas poseen una impronta de tradición formalista, con escasa atención en otras ciencias sociales y baja profesionalización del rol docente, debido a la preocupación marginal que presentaban estos aspectos –posiblemente esta afirmación se deba a que la enseñanza tradicional ha formado al abogado para un estilo de litigio en el que las normas constituyen la justa respuesta a todas las preguntas (Böhmer, 2003: 18)– al punto de provocar que los docentes reproduzcan, en general, el mismo estilo pedagógico recibido durante su etapa de alumnos universitarios (Bergoglio, 2006: 109), caracterizado principalmente por la “clase magistral” y la orientación de la enseñanza basada en libros y no en el derecho como experiencia de interacción social (Fucito, 2000: 94 y 336).
Esta configuración metodológica-pedagógica, fuertemente arraigada en la enseñanza del derecho –no aplicable exclusivamente a las universidades argentinas, sino también a establecimientos latinoamericanos donde el desarrollo de cursos enteros se organiza, predominantemente, alrededor de clases monologadas, en las que el profesor deriva y elabora comentarios aclaratorios, argumentativos e interpretativos con una gran formación teórica– dificulta la introducción de estrategias innovadoras y alternativas orientadas a la participación activa y “a partir” del estudiante (Lista, 2006: 256-257).
Lo anterior ha permitido que especialistas en educación concluyan en la prevalencia “de un estilo de pensamiento jurídico fuertemente formalista (…) [que] ha impregnado, durante mucho tiempo, planes y programas de estudio, textos y estilos de trabajo jurídico” (Bergoglio, 2006: 122).
Ante este cuadro de situación es que los docentes deben recurrir a estrategias pedagógicas tendientes a establecer puentes y vínculos con los estudiantes de leyes, a fin de incrementar la efectividad de sus clases y lograr, como resultado, una adecuada elaboración y transmisión de conocimiento que supere el clásico proceso de enseñanza-aprendizaje. Aquí es donde la utilización de la cultura popular habilita al debate y razonamiento conjunto orientado hacia una “construcción compartida de conocimiento”, generado a partir de supuestos iniciales de carácter no-jurídicos y en un ámbito o espacio en el cual el estudiante se sienta protagonista y confiado para intervenir en una dinámica que, de presentarse de otro modo, le resultaría más dificultosa.
En ese sentido, pensamos que la utilización de alternativas metodológicas que aprovechen la cultura popular –en particular, películas y series de televisión (re)conocidas por los estudiantes– para vincularla a los contenidos propios de una asignatura, como el derecho internacional público, puede resultar beneficioso para la enseñanza y fijación del conocimiento por parte de los estudiantes.
En efecto, se ha advertido la existencia de una íntima relación entre las leyes, los abogados y la cultura popular, donde esta última transmite a un público –que generalmente ignora los asuntos jurídicos– información distorsionada respecto de las normas aplicables a un supuesto imaginario, excepto en los contados casos de individuos que siguen la actividad judicial, administrativa y legislativa (Ho, 2003: 275) que, en su adaptación local en Argentina, podría contar con un equivalente en el Boletín Oficial. En idéntico sentido, Keslowtiz afirma que la cultura popular impacta, habitualmente, en el desarrollo de áreas específicas de las normas jurídicas debido a la influencia que ejercen en la población, a pesar de contar con representaciones inexactas y la tendencia de los legisladores –como también, de eventuales operadores judiciales en sistemas comparados– para complacer la voluntad de sus electores (Keslowtiz, 2008: 2788).
No creemos –como tal vez podría prejuzgarse– que el diseño de esta estrategia constituya una banalización o un menoscabo en la jerarquía y contenidos de una materia tan importante como es el derecho internacional público. Por el contrario, se trata de una forma de lograr transmitir conocimiento a través de las propias emociones y vivencias, para de este modo acercar a los estudiantes a los textos jurídicos.
Es así que nos proponemos analizar la utilización de una producción animada de televisión en particular, una verdadera herramienta de la cultura popular y cuya notoria difusión resulta de difícil omisión: la conocida serie animada de televisión Los Simpson, un verdadero instrumento multifuncional para el diseño de nuevas estrategias metodológicas dedicadas a la enseñanza del derecho internacional[1].
Para ello cabe preguntarnos ¿por qué Los Simpson? Su utilización con fines pedagógico-sociales ha sido documentada y su éxito, analizado en establecimientos de educación media de Alemania (Terrell, 2014/2015: 6-7) y EE.UU., dos culturas claramente diferentes entre sí, al punto que se llegó a considerar la serie animada como un complemento filosófico de enseñanza que enfatiza el uso de la imaginación aplicado a la observación de la vida cotidiana, fomentando una mayor comprensión de los estudiantes en general e incentivando la discusión crítica y efectiva, para luego utilizar ese conocimiento más allá del aula (Scanlan & Feinberg, 2000: 127).
La siguiente pregunta es ¿es posible utilizar a Los Simpson para enseñar exitosamente derecho internacional público? En las siguientes líneas expondremos los distintos argumentos que permiten dar respuesta a ambos interrogantes para, posteriormente, concluir respecto de su validez didáctica y aportar algunas reflexiones adicionales.
2. La serie animada Los Simpson como herramienta didáctica y su carácter multifuncional
Los episodios de Los Simpson –aunque podríamos incluir referencias a la serie Futurama y la más reciente creación de Matt Groening (Des)Encanto[2]– cuentan con una gran cantidad de sátiras situaciones basadas en hechos históricos o hipotéticos con una cuota de posibilidad, aunque ello no significa que sean correctos desde el rigor académico, jurídico, matemático, científico, médico, propiamente histórico o cualquiera sea la disciplina que pueda dar respuestas a sus imprecisiones[3]. Sin embargo, su éxito radica en la comedia diseñada con el objeto de mostrar un espejo de nuestra sociedad e incluso de nosotros mismos.
Por esta razón se explica parte de su referencia permanente por más de una generación. La serie ha llegado, incluso, a ser utilizada como parte de las consideraciones para resolver un caso judicial en los EE.UU., que mereció posteriores y elogiosos comentarios en prestigiosas publicaciones académicas (Keslowitz, 2008: 2821-2822). Es por ello que nuestro convencimiento para elegir a la familia amarilla de Springfield como metodología de enseñanza se encuentra justificado independientemente de los gustos personales, al margen del fanatismo de quienes escribimos estas líneas. En suma, lo anterior no resulta casual y existen, al menos, tres motivos que justifican nuestra utilización didáctica para transmitir conceptos del derecho internacional.
El primero es que, en sus más de tres décadas de emisión, a través de treinta y dos temporadas y más de setecientos episodios[4], han cubierto una innumerable variedad de tópicos[5], muchos de ellos de directo interés para el derecho internacional y que resultan de utilidad para referirse, a título ejemplificativo, a temas centrales de nuestra asignatura, como: el fundamento de los privilegios e inmunidades diplomáticos, el estatus jurídico de los locales de la misión diplomática y el concepto superado de la extraterritorialidad[6]; la Organización de las Naciones Unidas[7]; la Corte Internacional de Justicia[8]; las excepciones a la aplicación espacial en materia de tratados[9]; el derecho del mar respecto de la jurisdicción en la zona económica exclusiva (en adelante, “ZEE”) y en la alta mar[10]; la clasificación de los buques públicos[11]; el régimen jurídico aplicable a las estructuras e islas artificiales en el mar[12]; y la remoción de restos náufragos y la protección del medio marino[13], para mencionar solo algunos[14].
A la enumeración anterior es posible agregar que dos de ellos poseen gran interés para los profesores y estudiantes argentinos, ya que refieren a aspectos que tratan la denominada Cuestión Malvinas. Desafortunadamente, ambos episodios merecen comentarios, los que trataremos según el orden cronológico de su aparición.
La primera referencia aparece durante pocos segundos en un “especial de horror” que nos sitúa en una pesadilla de Lisa. La historia se inicia en Marruecos, donde Homero encuentra una tienda que vende una “mano de mono muy antigua” con el poder de conceder deseos a sus dueños, pero a costa de una desgracia. Como es de prever Homero, adquiere el objeto. Cuando Lisa expresa su deseo, pide por “la paz mundial” –un pedido egoísta, según Homero. La primera imagen inmediata es un anuncio con una clara imagen de referencia a la O.N.U., donde un representante del Reino Unido se disculpa con su par argentino, quien le responde “ya habrá tiempo de recuperarnos”[15].
La situación pasaría desapercibida de no ser porque en el episodio en inglés advertimos que, textualmente, el primer funcionario expresa “Sorry about the Falklands” (perdón por las Malvinas) al tiempo que el argentino responde “Oh, forget it. We knew they were yours” (Oh, olvídalo. Nosotros sabíamos que eran suyas). Se trata, sin duda, de una utilización lamentable de la disputa de soberanía para intentar legitimar el reclamo del Reino Unido a través de la reiteración de la versión difundida por su Foreign Office y sintetizada por Graham Pascoe y Peter Pepper en su folleto del año 2008, “Más allá de la historia oficial. La verdadera historia de las Falklands/Malvinas”. Estas estrategias, como bien señalan Kohen y Rodríguez, se tratan de argumentos y supuestos “hechos” que contradicen de manera flagrante las posiciones adoptadas por la potencia colonial a lo largo de la disputa de soberanía y constituyen un intento de reescribir la historia (Kohen & Rodríguez, 2015: 19)[16].
La segunda referencia a la Cuestión Malvinas consta de unos pocos segundos en el episodio titulado “El heredero de Burns”. En una de las visitas que hace Bart a la casa del Sr. Burns, el niño expresa su deseo de cenar una pizza entregada por Krusty (el payaso) en persona. Cuando llega el pedido, Bart le pregunta a su héroe cómo es posible aquella situación cuando, al mismo tiempo, se emitía su propio programa “en vivo” y la respuesta del payaso fue, simplemente, que se trataba de un viejo programa grabado y que nadie lo advertía. Inmediatamente, la antigua transmisión proyecta un momento en el cual Krusty deja de hacer malabares para leer un comunicado y afirma “(…) niños no se alarmen, tomaron las Islas Malvinas, repito, han tomado las Islas Malvinas… Las Islas Malvinas están aquí, cerca de la costa de Argentina…”[17].
Más allá de la inexactitud del comentario, ya que las Malvinas son argentinas y su expresión bienintencionada no expresaría preocupación, lo cierto es que el capítulo en inglés original utiliza –nuevamente– la expresión “invasión”, una palabra bastante menos que feliz, aunque al menos se reconoce que son islas “en disputa”. Textualmente, el diálogo de Krusty afirma “(…) children, remain calm. The Falkland Islands have just been invaded. I repeat, the Falklands have just been invaded! The disputed islands lie here, off the coast of Argentina” (niños, mantengan la calma. Las Islas Falkland/Malvinas acaban de ser invadidas. Repito, ¡las Malvinas acaban de ser invadidas! Las disputadas islas se encuentran aquí, frente a la costa de Argentina).
Asimismo, también podemos advertir la presencia de temas generales susceptibles de una mirada jurídica y política internacional en materia de derechos humanos[18], medio ambiente[19], uso de la fuerza[20], terrorismo[21], desarme[22], las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial[23], las formas de adquisición de territorio[24] y hasta el puntapié para discutir contextos que rodearon las negociaciones durante la denominada Guerra Fría[25], para mencionar algunos.
De este modo, la diversidad y riqueza de los acontecimientos narrados en cada uno de los episodios[26], potenciados por la periódica difusión durante jornadas maratónicas –tanto en canales de aire como en sistema de cable pago, que fomenta la repetición textual de diálogos y la eternidad de situaciones desarrolladas en aquellos– transforman a la serie en una herramienta muy rica, que permite su utilización reiterada, sin tener que variar de instrumento según el contenido.
Lo anterior tiene fundamento directo en la opinión de Eikmeier, por cuanto afirma que Los Simpson poseen el mayor potencial de la historia televisiva para vincular literatura y conocimiento, debido a su ubicación histórica en horario estelar y ser la serie de mayor duración de todos los tiempos, al punto que los estudiantes que no miran regularmente el programa están familiarizados con sus personajes principales y aquellos que se reconocen fanáticos pueden describir vívidamente los personajes y las líneas argumentales. En cuanto a su masividad, la autora señala que, después de todo, estos personajes han influido culturalmente desde principios de la década de 1990 (Eikmeier, 2008: 77-78).
La última idea constituye el eslabón necesario para llegar al segundo motivo: el profundo impacto cultural que ha causado la serie –particularmente en las generaciones más jóvenes– al punto que sólo uno de cada cuatro estadounidenses puede recordar más de una de las cinco libertades garantizadas por la Primera Enmienda, mientras que más de la mitad de los encuestados puede nombrar, al menos, a dos miembros de la familia Simpson (Devins, 2007: 1335). Idéntico llamado de atención realiza Chris Turner en una de las principales obras dedicadas al análisis de este verdadero fenómeno bajo el título Planet Simpson y cuyo subtítulo puede traducirse de la siguiente manera: “Cómo una obra maestra de los dibujos animados documentó una Era y definió una generación”. Turner define la serie como “una fuerza cultural que, en algunos aspectos es más poderosa que el rock & roll” y sacudió al mundo (Turner, 2004: 10).
En el particular caso de los televidentes argentinos, especialmente aquellos nacidos desde la década de 1970, la hipótesis de Turner fue incluso comprobada hasta por los propios creadores de la serie. Se trata de uno de los países en los que mayor impacto ha causado[27], país en donde el fanatismo se expresa en merchandising y distintos productos publicitarios, manifestaciones artísticas e innumerables referencias directas e indirectas que pretenden demostrar la posibilidad de vincular la serie con, absolutamente, casi cualquier tema.
Al respecto, se ha afirmado con razón que Los Simpson se están convirtiendo en una fuente cultural reconocible para la evaluación de cambiantes tendencias políticas, sociales y religiosas de distintos Estados, a tal punto que los especialistas en estos estudios se dedican a analizar la relevancia social de la serie (Felmate, 2013: 223).
Este impacto y popularidad de la serie resultan de mucha utilidad pedagógica en el aula, atento a la facilidad con la que es posible recurrir a la memoria cultural de los estudiantes sin tener que acudir a la proyección de los fragmentos de la serie animada vinculados a los contenidos –necesaria en otros casos–, a partir de lo cual se superan las habituales dificultades o deficiencia de los recursos tecnológicos disponibles para las clases presenciales en las universidades.
Finalmente, el tercer motivo es el que justifica el carácter multifuncional de la serie y su aplicación como herramienta, ya que “funciona en muchos niveles”[28] a partir de la exteriorización de una frase o referencia al episodio concreto, sin desconocer que en ocasiones es necesario formular una breve explicación o contextualización adicional del ejemplo a utilizar. En nuestra experiencia podemos afirmar que, en general –y en pocos segundos, sin importar la institución educativa–, es posible obtener prácticamente el recuerdo unánime y la total atención del auditorio.
Para clarificar esta cuestión, la referencia a un episodio o circunstancia desarrollada de la serie puede funcionar como simple disparador de debates, tales como: 1) la mención a las Naciones Unidas y al cambio de representación de la Federación de Rusia/URSS en la emisión titulada “Mi querido Capitán Simpson”[29]; o como elemento que ayude a comprender un determinado concepto al analizarse la superada teoría de la extraterritorialidad y la posterior codificación de los privilegios e inmunidades diplomáticos en la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas de 1961[30], según se puede apreciar en el capítulo “Bart contra Australia”[31], o bien como objeto de un análisis más complejo, que es lo que desarrollaremos a continuación.
3. El recurso a Los Simpson para explicar el régimen jurídico de la alta mar: un test exitoso
Entre las numerosas transmisiones de Los Simpson que resultan aptas para la enseñanza del derecho internacional, hemos seleccionado un episodio que –por su extensión– permite formular un amplio desarrollo de los contenidos e incluso –si se lo propone como actividad– organizar toda una clase a su alrededor. Asimismo, como se verá, se trata de un ejemplo que ha sido utilizado por ambos autores con resultado exitoso en universidades ubicadas en la provincia de Córdoba y en la Ciudad de Buenos Aires.
Se trata del episodio titulado “La familia Mansión”, perteneciente a la temporada 11 de la serie. La historia se inicia a raíz de un estudio médico que debe realizarse el Sr. Burns en la Clínica Mayo, en Minnesota, y que le exige dejar su mansión al cuidado de Homero Simpson y su familia. Naturalmente, la situación provoca que Homero comience a vivir como un millonario y que, para ostentarlo, invite a sus amigos a una fiesta organizada en el yate de Burns, el Gone Fission. Este hecho es alimentado por el cantinero Moe, quien informa a Homero que no podía venderle cerveza hasta las 14:00 horas, ya que era día domingo –y Burns regresaba al día siguiente–, a menos que fueran a “aguas internacionales, el océano situado a 19 kilómetros de la costa”, una zona que el propio Homero interpreta como “alta mar”.
Al alejarse más allá del mar territorial de los EE.UU. –hecho señalado por unas boyas flotantes y carteles que así lo anuncian en el episodio–, Homero afirma encontrarse en “aguas internacionales” y la caracteriza como “el lugar que la ley olvidó”.
Las situaciones hilarantes en alta mar no se hacen esperar e incluyen numerosos sucesos absurdos como fiestas, corridas de toros, ajustes mafiosos, transmisiones de partidos con “consentimiento oral no expresado por escrito”, el matrimonio de un individuo con un rumiante, utilización de fuegos de artificios ilegales y peleas de monos armados con elementos cortantes, ya que, tal como afirma Bart, en esta zona “se puede hacer de todo”. Los sucesos decantan, como no podía ser de otra manera, en la abrupta interrupción de la fiesta por parte de un ataque de piratas provenientes de Hong-Kong.
No creemos necesario profundizar más, ya que el internacionalista avezado en la asignatura –y en Los Simpson– puede advertir claramente la utilidad del episodio para el explicar los conceptos de un punto trascendental de la asignatura: el régimen jurídico de la alta mar. En su contenido, el capítulo incluye una sutil caracterización de ésta como un lugar no sujeto a la jurisdicción estatal –el “lugar que la ley olvidó”, según Homero, como señalamos anteriormente–, aunque también se refiere a la realización de prácticas prohibidas, como las emisiones no autorizadas[32] (ilustradas por la presencia de un buque que retransmite los partidos de béisbol de las Ligas Mayores[33]); y la propia piratería, según la definición dispuesta en el artículo 101 de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982[34].
La riqueza en contenido del episodio permite así dedicar al tema una clase, estructurada en tres secciones:
Sobre esta experiencia es necesario señalar que no sólo posee un singular éxito como actividad, sino que ha generado el aporte espontáneo de los estudiantes al referenciar otras escenas, reflexiones y recuerdos sobre los episodios que, en definitiva, corroboran nuestra afirmación inicial conforme la cual la técnica propuesta permite también a los alumnos asociar contenidos propios del derecho internacional a su propio acervo cultural “simpsoniano”.
4. Consideraciones finales
Durante el desarrollo del presente trabajo hemos identificado y demostrado la conveniencia de utilizar referencias de la cultura popular masiva como herramienta didáctica idónea para la enseñanza del derecho internacional. En ese sentido la serie animada Los Simpson constituye un uso justificado en la implementación de un diseño alternativo metodológico que funciona como un “disparador” efectivo para la síntesis de lecturas obligatorias, el debate y otras estrategias colaborativas, cuya implementación permite reflexionar más allá de los límites espacio-temporales del aula convencional y –además, cuestión no es menor– permitir la confección de un diseño de clase realmente orientado a partir de la participación del alumno con un elevado nivel de retroalimentación (feedback), prácticamente garantizado.
Por otra parte, a partir de los fundamentos teóricos esbozados y la experiencia práctica de testeo exitosa –tanto en condiciones experimentales, como de aplicación de campo–, hemos demostrado que técnica propuesta constituye una alternativa metodológica viable para la enseñanza del derecho internacional. Esto, por supuesto, no significa que nuestras ideas garanticen un escenario áulico con un 100% de éxito para todos los estudiantes, debido a la presencia de algunos alumnos que no son fanáticos de Los Simpsons. Sin embargo, la práctica omnipresencia de la serie animada en la vida cotidiana permite simplemente, como se sostuvo durante el desarrollo del trabajo, evocar la memoria de los estudiantes para obtener un resultado en promedio más que positivo.
Incluso pensamos que el desarrollo ulterior de esta técnica, a partir de su difusión entre colegas y profundizando su uso, puede redundar en la elaboración de un programa completo de clases vinculadas a temas tratados por Los Simpson e incentivar actividades extracurriculares, como talleres o seminarios destinados no solamente a utilizar el recurso instrumentalmente como vía de transmisión de contenidos, sino también a estimular un análisis crítico de las tramas y los personajes desde la mirada del derecho internacional.
Se ha dicho que Los Simpson contienen al menos un ejemplo para cada situación de la vida, tal como ocurre con las inquietantes preguntas que recibimos los profesores en cada curso, como “lo que nos enseñan, ¿sirve para algo en la vida real?” o la clásica “¿podría repetir la pregunta? No estaba escuchando” y que Matt Groening supo señalar en uno de sus textos (Groening, 1993: 15). Del mismo modo, puede ocurrir que hayamos omitido involuntariamente algunos episodios, aunque confiamos en que nuestros lectores y alumnos, sin duda fanáticos de esta serie –que invita a una “repetición de visualización” para repasar los episodios con el fin de recoger referencias omitidas anteriormente– nos señalen aquellas que resulten pertinentes a este trabajo. Sin embargo, creemos que hemos realizado una labor suficiente para demostrar que el derecho internacional público posee numerosas referencias en la serie, las que, entendemos, justifican ampliamente la utilización de la estrategia propuesta.
Finalmente, resta señalar que la referencia al título de nuestro trabajo no constituye más que un homenaje al ficticio abogado Lionel Hutz y su conocida frase: “(…) lo que más necesita este país es más abogados. ¿Te imaginas al mundo sin abogados?”. Habitualmente, la interpretación cultural de las palabras de Hutz giran en rededor de la avidez y el pleito litigioso que peyorativamente comprende al personaje, pero lo cierto es que también podría considerarse como un mensaje hacia nuestros contemporáneos y afirmar que toda sociedad saludable –o armoniosa, si evocamos la misma imagen del abogado Hutz– requiere que sus ciudadanos conozcan, entiendan y respeten la Ley, por lo que todos debemos tener una cuota del arte de abogar por lo justo y velar por ello o bien, de no ser esto posible, conformarse con ocho dólares la hora, dos paletas del refrigerador y una jaula vieja, porque, al fin y al cabo, somos una amenaza.
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Notas
Notas de autor
Nota de los autores: para referirnos a los episodios de la serie, utilizaremos el título fiel a la denominación con la cual se le conoce en América Latina, con la aclaración de su original en inglés y entre paréntesis. Ante cualquier duda –y recuerden que sólo podéis hacer tres preguntas– nuestro contacto es luciano.pezzano@unc.edu.ar / leopoldogodio@derecho.uba.ar, esperamos haberles iluminado.
Información adicional
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