Una reexpresión de la conformación de la empresa en Colombia en el marco de la relación bioregión-tecnoregión
Una reexpresión de la conformación de la empresa en Colombia en el marco de la relación bioregión-tecnoregión
LÚMINA, núm. 11, 2010
Universidad de Manizales
Recepción: 01 Junio 2010
Aprobación: 01 Julio 2010
Resumen: En la literatura especializada sobre la relación empresa y medio ambiente ha ganado predominio el tema “Sistema de Gestión Medio Ambiental” para acotar la responsabilidad y alternativa de índole técnico que la empresa ha acogido en su encuentro con la naturaleza que, de paso, busca incrementar sus ganancias. Desde una postura ecológica, la perspectiva anterior resulta incompleta e inconvenientemente, en tal sentido, la ponencia amplía los marcos de referencia socio-contextuales en los que la empresa colombiana ha fraguado sus trayectorias al son de los encuentros y desencuentros de la bioregión con la tecnoregión. Tres ámbitos conforman la estructura de la presente ponencia: el teórico-conceptual de la bioregión- tecnoregión colombiana; los modelos empresariales colombianos; y la relación empresa y medio ambiente. La conclusión a la que llega la ponencia caracterizaría a la empresa como una organización social de racionalidad rentista-extractivista.
Palabras clave: Bioregión, tecnoregión, racionalidad rentista, extractivismo, modelo de inversión diversificada, modelo mipyme, relacionamiento empresa-medio ambiente .
Abstract: In the literature on the relationship between business and environment has gained prevalence the topic “Environmental Management System” to limit the liability and alternative of a technical nature that a company has taken into his encounter with nature, which seeks to increase its profits. From an ecological view, the previous approach is incomplete and inconvenient. In this sense, this paper extends the social frameworks context in which the Colombian company has forged its paths to the rhythm of encoun ters and clashes of the bioregion with the technoregion. Three areas form the structure of this paper: the theoretical- conceptual-technoregion the Colombian bioregion; Colombian business models and the relationship between business and the environment. The conclusion reached by this paper characterizes the company as a social organization of rationality rentier and extractive.
Keywords: Bioregion, technoregion, rentier rationality, extractive, model of diversified inversion, mipyme model, Enterprise-environment relationship.
Introducción
El presente documento decanta un proceso que se inició con el trabajo “El Carácter de la empresa y la Contabilidad en la Nueva Granada del siglo XIX (1810-1890)” (Ariza, 2001), donde se caracterizaron los perfiles empresariales de la Nueva Granada en el siglo diecinueve, que posteriormente se ampliaron a los del siglo veinte enfatizando el emerger de las mipyme’s y vinculando la problemática de lo medio ambiental, lo que se documentó en la ponencia “Una evaluación a la evolución de la relación empresa-medio ambiente en Colombia” (Ariza, 2005). En el proyecto de investigación “¿Es viable la ISO 14000 para el contexto colombiano?” la anterior perspectiva constituyó uno de los ejes del mismo, originando referentes conceptuales para el documento “Una Aproximación a los perfiles ambientales de la empresa” (Ariza, León y Gómez, 2006) y para el presente trabajo.
La empresa como célula del capitalismo ha evolucionado a la par con él y cooptado a su naturaleza espacialidades en un comienzo externas a ella, como lo político, lo económico, lo cultural y recientemente la base natural. Transformada en capital y conceptualizada como medio ambiente, expresión que facilita su formalización y expresión sustitutiva de valor de cambio, así como su domesticación financiarizada. No obstante que la “empresa en el aire” nunca ha existido, su relacionamiento ecológico no ha estado presente en la mayoría de la bibliografía empresarial.
La presente ponencia busca recavar sobre dicho relacionamiento conjugado con lo político, lo económico, lo cultural y lo social, en un intento por reconstituir conceptualmente lo que denominamos trayectorias empresariales. En este sentido, dos géneros de dichas trayectorias se modelizarán en dos estructuras básicas: la inversión diversificada y la emergente mipyme.
La inversión diversificada incluye un prototipo de organización económica más en la perspectiva de proyecto de inversión rentista, que de proceso productivo, aunque, por supuesto, este último atributo también ha estado presente de manera no determinante. A lo largo de la ponencia, pero especialmente en el acápite ‘Modelos Empresariales’, se espera dar cuenta de sus incidencias en el contexto colombiano.
El modelo mipyme expresa básicamente un proyecto emergente coyuntural que aunque tiene como referente al diversificado (ello cuenta), no tiene sus condiciones, circunstancias y temporalidades, por ello se ve obligada a imprimir especificidades a su gestión, pues en ello radica en gran medida su supervivencia.
De las dos dinámicas anteriores y en la perspectiva del marco conceptual, la ponencia argumenta el relacionamiento con la base natural y deriva las consecuencias que en la actualidad lo anterior implica para la sociedad colombiana.
1. Marco conceptual
La empresa puede ser entendida como una estructura abierta (Morin, 1998), la cual se constituye como un ámbito de formación social (Vilar, 1979), estando en interacción tanto con el medio social como con el ambiental. Dada esta condición, es posible plantear que ésta, como construcción social responde a ser el resultado de diversas lógicas. Cada una de estas lógicas integran una actitud frente al medio, lo que puede ser representado a través de la configuración de unas trayectorias interpretativas. El presente documento entiende por trayectorias aquellos antecedentes históricos, políticos, administrativos y medioambientales que han tenido la capacidad de condicionar el perfil societal de la empresa, y de enmarcar sus racionalidades administrativas como expresiones dialécticas de sus mutuas interinfluencias. Pretendemos, de este modo, captar que la organización termina expresando una lógica de apropiación y transformación del territorio y del ámbito social.
Metodológicamente las trayectorias de la empresa internacional serán tomadas como un referente general que influencia grandemente las trayectorias empresariales locales, aunque de las “especificidades” de estas últimas la ponencia trata de dar cabal cuenta, más nítida y específicamente.
Para el empeño anterior y siguiendo los trazos del maestro Orlando Fals Borda, las huellas de las trayectorias empresariales se adscribirán al devenir y correlacionamiento de la bioregión y la tecnoregión. La bioregión entendida como el constructo conceptual que se conforma para responder a procesos de integración naturales-sociales de índole locales-regionales. “La bioregión debe ser entendida como el lugar que aparece como respuesta a procesos locales y regionales de desarrollo social, económico y político que vincula a las actividades vitales de producción y reproducción con los recintos en que ejecutan y de donde se derivan elementos de continuidad social y diversidad cultural (Fals Borda, 2000).
El desenvolvimiento bioregional implica entender y darle primacía a la especificidad cultural y territorial, que para comprender el rico potencial que conlleva debe propender por un relacionamiento ecológico, donde la adaptación de lo biodiverso de la base natural se acompañe de la creatividad transformadora de la concienciación social; esta perspectiva puede ayudar a comprender, por ejemplo, por qué existen diferencias tan marcadas entre algunas bioregiones como puede ser el Estado-Nación inglés y el Estado- Nación español, en el siglo XIX.
Tecnoregión: el desenvolvimiento de la modernidad fraguado en la perspectiva de la propiedad privada, del poder y del dominio le dio a la ciencia el carácter antropológico mediante el cual no sólo con sus logros se domina la naturaleza, sino que también se estructuran relaciones de poder frente a otros grupos humanos, frente a otras naciones, frente a otras personas. En este estado vivencial es frecuente que los logros exitosos de una bioregión la potencien para ejercer un tipo de relacionamiento que le depare ventajas frente a otra bioregión; a tal relacionamiento se denomina tecnoregión.
Aunque en el marco histórico en que se desenvuelve la ponencia extiende al ámbito estado-nación lo tecnoregional, su significación comparte lo nuclear de la concepción del profesor Fals Borda, como a continuación se expresa. “Por otro lado el tecnoespacio (tecnoregión) se configura por la vinculación de avances científicos, técnicos e informativos que desbordan a nivel macro los límites del territorio, dado que su vinculación se da en forma económica, comunicativa en torno a los bloques o grupos de mercado” (Fals Borda, 2000).
La organización precolombina sería nuestra referencia prístina bioregional. Su encuentro con la bioregión Reino de Castilla y Aragón (Corona Española), ilustra de qué manera la superioridad tecnológica le permitió a España, mediante la conquista, superponer una relación de dominio societizado como “Reino de Nueva Granada” que diluyó la bioregión Precolombina y que prolongó su existencia durante la colonia. En 1820, mediante el movimiento de independencia emerge la bioregión de la República de Colombia dado el énfasis independentista en que se fundó.
No obstante lo anterior, la presencia de la tecnoregión implicaba un relacionamiento más allá del domino militar-físico, en tanto expresión superestructural cultural (religioso, simbólico, comunicativo e intelectual) pervive durante mucho tiempo. Miguel Antonio Caro en defensa de la herencia española plantea que nuestra independencia viene de 1810, pero nuestra patria viene de siglos atrás… Todo lo que América posee se lo debe a España. Cultura religiosa y civilización material, eso es lo que establecieron los conquistadores, lo que nos legaron nuestros padres, lo que constituye nuestra herencia nacional que pudo ser conmovida pero no destruida por revoluciones políticas que no fueron una transformación social (Jaramillo, 1996:64).
Contemporáneos de Antonio Caro, como Juan Bautista Alberde reclamaba renovación tecnoregional y urgía por la anglosajonización de América Latina. La civilización moderna en lo que ella tiene de más valioso es un producto del mundo anglosajón en la edad de la ciencia y de la técnica (Jaramillo; 1996:56).
La ingeniería básicamente constituyó la avanzada del anclaje en el territorio colombiano del nuevo tipo de tecnoregión (técnico-económico-empresarial). Tal como lo evidencia la presencia de ingenieros con sus respectivas credenciales a ser descargadas en empresas y proyectos específicos.
Hecho | Año | Personaje |
El molino liviano de pisones | 1825 | Gregorio Baena |
Fundición de oro y plata para refinarlos | 1856 | Moore - Paashke |
El molino californiano pesado | 1881 | Hermanos Gotizy |
El molino hidráulico | 1887 | Hermanos Gotizy |
La draga flotante | 1888-90 | Franklin White |
Cianuración | 1891 | Frontino and Bolivia Company |
Uso de la dinamita | 1875 | Frontino and Bolivia Company |
Uso de la máquina a vapor | 1850 | El zancudo ICA |
Uso de las máquinas eléctricas | 1890 | Paton Mines |
Uso de las máquinas eléctricas | 1904 | Andes Mining Co. |
Uso de la Turbina Pelton | 1875 | Patomining |
Esta primera descarga tecnoregional anglosajona incrementadora de rendimientos físicos y financieros se centró en la extracción de recursos mineros y se complementó con acuerdos comerciales de importación-exportación de mucha significación en la balanza comercial colombiana.
Con lo anterior, se allanó el camino para que a la culminación de la colonización antioqueña y la destrucción masiva de biomasa que ella implicó, se acompañara de técnicas y procesos de gestión a los proyectos de monocultivo como los del tabaco-café-banano de tanta repercusión en el tejido societal colombiano a lo largo de la centuria 1860-1960, así como en las exportaciones colombianas sustentadas en el extractivismo. Por extractivismo entendemos una actitud básicamente propietaria y antagónica con la naturaleza a la que se condena hasta el exterminio o sustitución, a fin de preservar los ingresos y rendimientos financieros.
El extractivismo sustenta e implica la concurrencia de intereses entre la tecnoregión y la bioregión, en tanto permite a la primera preservar sus recursos naturales dadas las críticas a los impactos de la revolución industrial que originaron políticas preservacionistas desde el siglo XIX en Europa y los Estados Unidos, y le traslada el trabajo sucio a las bioregiones como la colombiana, a la que se le suministra la técnica que torne más eficaces los procesos alteradores del ámbito escosistémico bioregional. El comercio internacional complementará y ungirá con su eslogan de progreso la actitud extractivista.
El interrelacionamiento bioregión-tecnoregión en perspectiva ecológica extractivista, hacia fines del siglo XIX y hasta el presente se profundizará y ampliará para cubrir todo el espectro societal colombiano.
El extractivismo de recursos minerales de agotamiento de la biodiversidad (fauna, flora, agua, suelos) implicados en el monocultivo, se enlazan como vagones de materia prima e insumos a la locomotora del industrialismo de los productos manufacturados, de los productos acabados. Explotación de hierro, fabricación de loza, cerveza, productos químicos, construcciones de infraestructura y locomoción (fluvial, terrestre, ferrocarrilera). Para ello se contó con el aporte de ingenieros, arqueólogos y de otras profesiones. Destaca la figura del ingeniero Cisneros y de Agustín Codazzi, así como del aporte de capital para proyectos empresariales específicos.
Es de resaltar en este período el matiz especialísimo que cobra el relacionamiento bioregión-tecnoregión al colonizar la espacialidad académica universitaria, que conjugó el envío de jóvenes, especialmente antioqueños, a cursar estudios de carreras técnicas, lo que desembocó en la creación de la Escuela de Minas. “José María Villa, ingeniería mecánica en el Steven Institute de Nueva York, Vicente y Pastor Restrepo en París y Alemania, Francisco de Paula Muñoz en París, Tulio y Pedro Nel Ospina graduados en Berkeley, José María Escobar en París” (Poveda Ramos, 1987: 117).
Varios de estos profesionales, posteriormente, se desempañarían como profesores de la Escuela de Minas de tan profunda incidencia en el ideario pragmático de la sociedad antioqueña. El discurso de su primer director, el ingeniero Tulio Ospina, y que para el Profesor Alberto Mayor Mora, “fue el énfasis sobre un estilo de vida que teniendo como norma el cálculo racional de la conducta diaria, manifestaba ya el espíritu de la nueva sociedad que en esos años empezaba ya a configurarse en el país” (Mayor, 1994: 37). Son estas bases conceptuales del frío cálculo mercantil las que mediarán, las que orientarán desde la academia la relación humanidad-naturaleza.
Hacia 1950, probablemente impulsado por las políticas de posguerra, los decisores de Bretton Woods impulsarán el concepto de desarrollo, entendido como ‘crecimiento económico’, con lo que se propició la aceleración de los procesos de transformación dentro de un esquema de crecimiento de índole urbano sustentado en la sobreoferta de fuerza de trabajo, la sobreexplotación de recursos naturales, la contaminación ecológica. En este período, Colombia pasa de ser una bioregión campestre a una bioregión urbana, dado que en las 32 capitales de departamentos, intendencias y comisarías, se viene concentrando paulatinamente el 75% en el censo de 2005.
Este proceso de crecimiento económico, entre otras caracterizaciones, sobresale por lo concentrador y por dejar una profunda huella ecológica negativa, debido a la demanda que su población ha ejercido sobre la base biofísica y sobre los ecosistemas bióticos. Wacker Nagel calcula que la huella ecológica de una ciudad industrial es de 100 a 200 veces el área ocupada por la ciudad. Si Colombia presenta 329,474 hectáreas ocupadas por asentamientos humanos, calculando por lo bajo 50 hectáreas, su huella ecológica debería destinar 16,479,700 hectáreas al abastecimiento de sus ciudades.
Para el período de fuerte urbanismo, la industria cobrará gran importancia consolidando y acelerando cada vez más una demanda de materias primas (algodón, caña de azúcar, cereales, arroz, ajonjolí, agua de riego, grandes extensiones de suelos cultivados, etc.) que han implicado cambios en el uso de la tierra y en su contexto biosistémico; así mismo, hacen presencia modalidades de contaminación de agua, aire, desertización de suelos, acompañadas de concentraciones de residuos sólidos. Todo lo anterior, alcanza a la fecha niveles críticos que, a su vez, se interrelacionan con comportamientos consumistas y procesos de exclusión social e incrementos de pobreza, que ponen al descubierto lo inadecuado del modelo societal de la modernidad no sólo por lo económico, lo político, sino, sobre todo, por la perspectiva de la ciencia y la tecnología, al menos en el ámbito de Colombia, dado que a todo lo largo y ancho de su proceso de consolidación, implementó la visión extractivista de índole rentista y concentradora del recurso natural con fines económicos y simultáneamente connotador de efectos políticos y clasistas, pues la concentración de inmensas extensiones de territorio en pocas manos, privó de su uso y libre acceso a la mayoría, que debió soportar condiciones de servidumbre y posteriormente sufrir las condiciones del desplazamiento que conformó la reserva de la mano de obra urbana, sobre la que prosperaron políticas de estrechez laboral acordes a una visión de rentabilidad del capital, más que de su productividad.
No obstante lo anterior, la perspectiva tecnoregión-bioregión de espíritu concentrador extractivista desea aún profundizar y revestirse de matices novedosos, para lo cual su mirada se torna universal, uniconceptual y de índole financiarizada, se autodenomina globalización y por su estirpe académica se autocertifica como neoliberal de epicentro bioregional anglosajón y de relacionamiento tecno-bioregional de espíritu neocolonial.
La globalización, por tanto, puede ser entendida como el espacio de consolidación de la tecnoregión sobre la bioregión o del tecnoespacio sobre el bioespacio, en el que se propicia un proceso de desterritorialización bioregional en conjugación de la desmaterialización natural propiciada por la tecnoregión que torna tributaria a la bioregión colombiana de la capitalización de la naturaleza cuyo proceso de desmaterialización baña los nuevos tratados comerciales en los que se ‘concerta’ la relación norte-sur.
El sentido bioregional de la empresa colombiana insertó en trayectorias empresariales, cual vías procesales, el significado de la(s) forma(s) como culturalmente nos apropiamos del territorio y las significaciones que se le da a este proceso, en convivencia con lo tecnoespacial, mediados por un relacionamiento político que ha integrado y segregado, a fin de que dentro de la dinámica hegemónica del capitalismo, visualicemos nuestras especificidades, nuestras peculiaridades, nuestros rasgos y cargas de sentido.
2. Perspectiva histórico-ambiental en la conformación de los modelos de inversión diversificada y mipyme
La presente caracterización de la empresa colombiana como inversión diversificada y Mypime, primordialmente enfatiza ciertas intencionalidades que, en nuestro sentir, propician vínculos e impactos más significativos que las formalidades jurídicas y administrativas que hasta la fecha han predominado en este tipo de análisis.
De este modo, se da suma importancia a la incidencia que sobre la vida nacional ha tenido la inversión diversificada como proceso de largo alcance, por ello nos empeñamos en su reconstrucción. Por otra parte, la Mypime sólo va a tenerse en cuenta a partir de su emerger en los años 80 dentro de la larga onda desestabilizadora que en la bioregión implicó su relacionamiento con la tecnoregión en la perspectiva de la globalización. En este período la mipyme cobrará perfiles novedosos al menos como organismo de ‘sobrevivencia’.
La existencia e incluso el predominio de cualquiera de los dos modelos, no excluye la presencia simultánea del otro. Igualmente, al interior de cada uno de ellos, su evolución o transformación en sub-modelos no es lineal ni excluyente de los otros sub-modelos. Este aspecto ha de tenerse muy presente porque el énfasis en los factores diferenciadores entre un sub- modelo y otro, generalmente hacen desaparecer los factores que sobreviven tanto en organizaciones antiguas como nuevas.
2.1. Evolución de la inversión diversificada
La inversión diversificada exhibe una trayectoria que en sus casi doscientos años permite diferenciar como mínimo tres prototipos: tradicional, brucrática-tecnocrática y la integrada participativa. Cada una de ellas con una particular huella ecológica, pero compartiendo una concepción de empresa como proyecto externo de inversión rentista y una visión extractivista frente a la naturaleza.
La inversión diversificada para su primera forma, se encuentra reseñada por diversos investigadores y, en buena medida, coincide con las denominaciones de gestión o administración tradicional o procesos de “capitanes de empresa”. Su existencia se adscribe al período 1820-1930 aproximadamente. En este trabajo se plantea, recogiendo algunos planteamientos muy sugestivos de Víctor Álvarez (2002) y Fernando Urrea Giraldo (2002), la hipótesis de que la inversión diversificada permanece, hoy, en el escenario productivo nacional aunque con transformaciones significativas.
Varias razones podrían explicar la persistencia en el tiempo de esta forma de inversión. Por un lado, por estrechez de los mercados regionales, conjugado con la exuberancia que su contexto brindó a sus apropiadores, y que éstos tornaron en oportunidades de inversión, luego, el escaso monto de las fortunas de los inversores (comparado con los patrimonios de los mexicanos, peruanos y argentinos) implicó varias pequeñas actividades; finalmente, este tipo de inversión pudo ser vista como estrategia para amortiguar la incertidumbre de las inversiones.
Así, este género de inversión caracterizó en grado significativo la organización y la administración de los negocios en la Nueva Granada; en el sentido que concurren simultáneamente la atención de diversos objetos sociales en uno, o pocos propietarios que concentran, para su provecho, los recursos naturales y contribuciones sociales de amplios contextos, implicando con ello la exclusión social y el carácter cerrado de la empresa colombiana. No obstante, a lo largo de estos 184 años este perfil ha experimentado transformaciones de diversa índole que van a ser caracterizados como sub-perfiles o sub-modelos.
2.2. Modelo de la inversión diversificada tradicional
2.2.1. Lo económico, lo cultural y lo político
La empresa neogranadina emerge súbitamente en la década del treinta del siglo XIX, como una novedad urbana importada de Europa y de los Estados Unidos, que sólo podía ser asimilada por hombres cultos y pudientes. Fue más una aventura de “club” asumida colectivamente y que por la inexperiencia, en la mayoría de las ocasiones, terminó en quiebra.
Posteriormente, luego de las reformas liberales de medio siglo, resurge en diversas ciudades capitales de los Estados Neogranadinos un buen número de empresas, de índole especialmente comercial, minero y agrícola, las cuales se fueron ampliando (obras públicas, banca, textiles, alimentos, servicios públicos, e incluso urbanizaciones) en cabeza de un solo propietario o muy pocos socios. A más de concentrar el género de actividades, también se adscribieron extensas espacialidades localizadas en diversos municipios y departamentos.
La inversión diversificada en el mejor de los casos tendió a integrar el control de las distintas etapas del complejo mercantil, con lo que incrementaba la eficiencia del sistema, generaba nuevos frentes al capital acumulado y, al diversificar los riesgos en varias actividades, propendía por un equilibrio financiero del propietario; no obstante, la diversificación constituía un arma de doble filo, pues si por un lado la fragmentación del capital resultaba eficiente, lo contrario ocurría con respecto a la división de las escasas capacidades de gestión de las directivas, no sólo diferenciales sino cada vez más complejas, en más de una ocasión los riesgos generados por la menor eficiencia de la gestión empresarial resultaron nefastos para la marcha de la empresa.
La forma asociativa más difundida fue la “comandita” dado que ésta proveía al inversor -especulador- diversificado del trabajo especializado encargado de manejos técnicos, administrativos, de mayordomaje o de simple atención al público, al que generalmente sólo se le remuneraba con el porcentaje de las utilidades en caso de que las hubiese. Es de resaltar que dado el poder económico que se gestionaba al interior de estas organizaciones, su importancia adquirió un carácter social, cultural, material y simbólico que trasciende el ámbito privado y ancla a sus intereses los recursos, los servicios y los intereses públicos.
2.2.2. La perspectiva organizacional y administrativa
Aquí, la inversión diversificada es entendida como el patrón establecido de relaciones y obligaciones formales e informales entre los ámbitos (áreas, divisiones, etc.) mediados por la racionalidad material sustentado en valores culturales, religiosos y políticos.
Las inversiones diversificadas en cabeza de recias personalidades que operaron en Medellín, Barranquilla, Bogotá y Cali, no sólo consolidaron emblemáticas familias (Amador, Maneiro, Mosquera, Lloreda), sino que
caracterizaron toda una época a través del simbolismo social, cultural y político que conjugaron su expresiones empresariales; su fuerza es de tal naturaleza que signaron lo que hasta hoy constituye las cuatro ciudades más importantes de Colombia.
Por lo señalado anteriormente, la organización diversificada tomó un carácter cerrado acumulativo, concentrador y diversificado como estrategia de disminuir el riesgo y de acceder a conocimientos y destrezas en dominios y desempeños extraños o engorrosos a la propiedad. Estos procesos fueron delegados en socios (comanditarios), dándose así el tipo de dirección denominado por Weber (1997) como ‘gestión por especificación’, según el cual, los conocedores de la actividad efectúan cada una de las fases del proceso total y sólo empleaban ayudantes en aquellas partes del proceso en que se requerían o en las actividades en que no hacía falta una especialización determinada.
En varias actividades, como en el caso de la obtención del hierro, dado el desconocimiento técnico-científico de nuestro inversor diversificado, se debió acudir a extranjeros que en algunos casos oficializaron como socios y que, en términos generales, operaron no sólo dirigiendo el proceso sino, además, capacitando al personal colombiano en funciones auxiliares.
En los ámbitos productivos que requerían fuerza de trabajo para desempeños duros, la mano de obra proveniente del campo requirió formación de disciplina, tal como hábitos de horario, obediencia, comportamiento grupal, tareas rutinarias, etc., todo ello fue conformando ciertos vínculos y relacionamientos de identidad entre los propietarios y los empleados, incluso con los operarios (religiosos, políticos, incluso compadrazgos, etc.) que generaron lealtades y reconocimientos. Con el pasar del tiempo influyeron para que un obrero leal se fuese formando al interior de la organización ascendiendo en cargos, funciones (responsabilidad) y en remuneración. La experiencia fruto de la antigüedad era valorada positivamente.
Especial conjunción experimentó el relacionamiento autoridad y responsabilidades que priorizó lo primero en cabeza del propietario en cuanto decisiones estratégicas de inversión, y resaltó que la experticia científica, técnica, organizativa del comanditario orientara el proceso y relacionamiento con el trabajo.
2.2.3. La perspectiva de autoridad y responsabilidad administrativa
En esta perspectiva de la inversión diversificada se enfatizará la racionalidad que vincula responsabilidades y autoridad objetivadas en la forma de tomar decisiones y de delegar funciones.
Entre la dirección general (propietario, cuasi-propietario) y la ejecución, actuaron como intermediarios los denominados contratistas, capataces y mayordomos, encargados de hacer que los procesos se efectuasen de acuerdo a calidades y ritmos, así como a desempeños y disciplina de los operarios; por ello fue aceptado que el manejo del recurso humano fuese expresión del “don de mando” del capataz, del contratista, quien por su dominio de la actividad fundado en la experiencia del oficio, bien por persuasión o por autoritarismo, se hacía obedecer; la planificación y el cálculo racional están bastante ausentes en la práctica. No obstante, la indiferenciación de funciones hace que las tareas se desempeñasen con cierta autonomía por parte de los operarios acorde a prácticas afianzadas por la costumbre.
La siguiente figura expresa adecuadamente lo ocurrido hasta cerca de la tercera década del siglo XX, donde la inversión cubría producción agrícola, ganadera, alimentos, textiles, cervezas, comercio y servicios (banca), etc., en fin, producción de bienes de consumo final, y se centraba como propiedad familiar, o en una red de parentescos o de grupos de “distinguidos”. La denominación de sociedades anónimas no pasa de ser un formalismo jurídico, como lo evidencia Weiss (1997), ya que en la práctica son círculos cerrados.
Los elementos básicos del espíritu de los valores propios del cálculo material en que se fundaba el operar técnico, así como del relacionamiento que animaba el ejercicio del poder y don de mando en la inversión diversificada familiar queda expresada en la ilustración 2.
2.3. La inversión diversificada burocrática y tecnocrática
La organización, entendida como una estructura de relaciones sociales de dominación, es denominada por Weber (1997) como Administración, ya que sobre la base de las características y el desarrollo de la técnica y la mano de obra requerida y disponible en toda empresa se ejercen una serie de labores de organización y coordinación cuyas modalidades varían históricamente.
La concepción de la burocracia como parte de una relación de dominación y no simplemente como una estructura funcional, y del taylorismo no sólo como una tecnología o método de organización del trabajo, sino también como una ideología empresarial, se tornan necesarias para captar el sentido del cambio empresarial predominante en el período 1930-1980 en el contexto colombiano.
2.3.1. Estructura económico-política de inversión diversificada de racionalidad tecnocrática
La estructura o modelo diversificado de este período debe construirse y abstraerse a los énfasis técnicos con que la literatura predominante remarcó lo empresarial en dicho período. Así, en la década de los cuarenta es notoria en Medellín la adopción de ciertos matices novedosos de la inversión diversificada que se direcciona hacia un tipo de asociación que vincula a grupos con intereses del mismo giro económico, ya sean de la industria, el comercio y otros servicios específicos, que al asociarse (sociedades anónimas), lentamente van sustituyendo el énfasis familiar de antaño.
Este proceso dio paso a lo que se denominó el “empresarismo de empresas”, que fue el núcleo, por ejemplo, del sector de tabaco y de galletas a nivel nacional, para pasar a integrar posteriormente redes de inversión en empresas cultivadoras de la hoja de tabaco y en empresas comercializadoras del producto.
Un evento significativo se presentó en 1944, cuando se reunieron los gerentes de las principales empresas antioqueñas para crear la ANDI; ocho días después, básicamente las mismas empresas crearon el Banco Industrial Colombiano, y veinte días después crearon la Compañía Nacional de Seguros. Dándole ropaje nacional a la inversión diversificada antioqueña, ahora orientada hacia la conquista del mercado nacional.
El “sindicato antioqueño” como expresión del accionar homogéneo de un grupo de empresas paisas hizo notorio su operar para la década de los 70’s a los 80’s. Sus preocupaciones y la notoriedad de su coalición se expresan, por ejemplo, en afirmaciones de sus voceros, como que “se trataba de una política compartida para defender la “sociedad anónima” pues corría la voz de que había “oscuros intereses” para “tomarse” las empresas antioqueñas
… en efecto, hace ya dos décadas, los medios de comunicación informaron al país que Jaime Michelsen Uribe, Carlos Ardila Lulle y Julio Mario Santo Domingo como cabezas visibles de otros grupos”, habían hecho cuantiosas inversiones en empresas hasta ese entonces controladas por el capital antioqueño” (Alvarez, 2002: 215).
Esto hace referencia al avance de grupos familiares de Bogotá y Barraquilla, que empiezan a tener control sobre empresas tradicionales de Antioquia, es aceptado que esta situación concentradora implicó un proceso, cuyos inicios más sobresalientes se ubican en la ciudad de Medellín1.
2.3.2. La perspectiva organizativa y administrativa tecnocrática
En varias de estas estructuras productoras de bienes intermedios y finales se acometieron transformaciones de índole técnico y tecnológico que hicieron necesario enfatizar cambios en la producción y el control, ahora de carácter formal-económico. Objetivado en técnica mecánico-eléctrica, lo que implicaba un manejo global de la producción y del personal, mediado por una racionalidad sujeta a cálculo, medición y verificación. De esta manera, la estructura organizativa se tornaba tecno-estructural perceptible como modelo de corte vertical y de criterio racional burocrático autoritario; la acumulación centraba su razón de ser en la superioridad de tal racionalidad delegada a profesionales y esparcida en la empresa según áreas específicas con responsabilidades concretas. Como resultado de ello, esta racionalidad desprestigió la racionalidad del control tradicional que originaba parentescos y confianzas entre el patrón y los obreros y que premiaba la experiencia, con ello la tecno-burocracia se afianzaba pero obedecía la autoridad que emanaba de los propietarios. La incidencia de la tecnoregión sobre la bioregión (técnica dura- técnica blanda) es muy significativa y se vehiculó básicamente vía empresarial.
El excedente podía invertirse en la actividad originaria o en otra que el grupo considerara adecuada de anexar como la comercialización o la inversión bursátil. Esta última forma de inversión se consideraba importante pero no indispensable. Para este período fue sobresaliente la actuación de diversas ramas de la ingeniería vinculada a la empresa, pues ellos desempeñaron diversas funciones e impusieron en ellas sus criterios y sellos de “profesional”.
Entre las funciones más caracterizadoras del rol del ingeniero a nivel de dirección sobresalen: gerencia general, diseño y planificación, programación de la producción, control de la producción y manejo del personal. Sus logros más significativos, adecuar los productos a las necesidades de sus clientes o a condiciones del mercado, en algunos casos, siguiendo lineamientos de las casas matrices o aplicando licencias o franquicias.
En las medianas y pequeñas empresas, los ingenieros diseñan plantillas para matrices, adecuando fórmulas; en los departamentos de ingeniería industrial su dirección adelantaba cálculo y diseños para definir los procesos de producción y de trabajo (en las medianas y pequeñas se definen las secuencias operativas, tipos de herramientas o máquinas, materias primas, el tiempo de producción necesario, el número y tipo de trabajadores); de igual forma, en las divisiones de control de producción su dirección asume el manejo del factor humano despersonalizando el tratamiento y limitando el arbitrio de los jefes.
En Colombia, hacia los años sesenta, la inversión diversificada da un viraje en su estrategia para profundizar en sus actividades, dentro de las políticas de sustitución de importaciones. Si bien es cierto, este proceso implicó para varias empresas colombianas algún nivel de modernización a través de cambios técnico-tecnológicos (importación de maquinaria y equipo necesario para la fabricación de bienes intermedios físico-químicos, farmacéuticos, metal mecánicos y agroindustriales, junto a nuevas visiones organizativas, en otros casos), sólo se enfatizó en lo burocrático del mando profesional.
La protección de los mercados internos permitió trasladar al consumidor sobrecostos que expresaban ganancias empresariales a pesar de su baja productividad. En un buen número de empresas predominó un tipo de gestión empresarial de carácter especulativo, orientado básicamente a la negociación con entidades gubernamentales y financieras, de las que dependían las decisiones que determinaban la rentabilidad en mayor grado que la innovación y modernización empresarial (Weiss, 1997b: 151).
2.3.3. La perspectiva de autoridad y responsabilidad tecno estructural
Las características propias de la responsabilidad y la forma de entender el comando de las organizaciones por parte de nuestra tecnoestructura criolla se caracterizaba fundamentalmente por la “diferenciación de dependencias y delimitación de funciones”.
Fueron varias las empresas colombianas que al ir imprimiendo la perspectiva racionalizadora burocrática poco a poco fueron separando las áreas de actividad, delimitando dependencias y funciones; en las más grandes, con procesos de producción complejos, se crearon nuevas dependencias cuyas direcciones implicaron nuevas responsabilidades acordes a especializaciones profesionales (ingeniería, diseño, derecho, administración, contabilidad, tributaria, etc.).
Se criticaba, entonces, la mediación anticientífica de sabor subjetivo del control tradicional que impedía mediciones objetivas y organizaba “parentescos” inadecuados entre el patrón y el obrero. Poco a poco, el saber empírico y el proceder tradicional basado en la experiencia y en la antigüedad fueron degradados y abiertamente menospreciados y considerados como pasado clausurado.
2.4. Inversión diversificada integrada y participativa
La nueva fase del capital corporativo conllevó, en la década de los ochenta, a un fortalecimiento de los emporios económicos, que no sólo implicó su fortalecimiento tecnológico y organizativo, sino que hizo suya la regulación de índole global. De esta manera, viabilizó su capacidad colonizadora de los mercados, ahora diferenciados “según gustos y poderes adquisitivos de los consumidores”; a tal potencial se le llamó capacidad competitiva, en cabeza de grupos económicos atados a referentes financieros.
Para subsistir en la competencia, las empresas deben experimentar cambios según los cuales ya no se orientan por una producción masiva y estandarizada en la que se busca solamente disminuir costos en un proceso de crecimiento extensivo, sino que deben operar en un mercado cambiante con tendencias a la diferenciación y con demandas específicas y variadas altamente sensibles a la calidad en un proceso de crecimiento intensivo, en donde la ciencia y sus aplicaciones tecnológicas “constituyen la principal fuerza productiva”.
2.4.1. La estructura económico-política y cultural
El contexto del Valle del Cauca permite percibir los componentes de la actual inversión diversificada. En este contexto ha sido notoria la influencia de los grupos empresariales en la política. “Los actores en el proceso de tomas de decisiones (públicos) representan en su mayor parte los intereses privados del estrato social más alto. De esta manera, el gobierno ocupa un papel secundario en la elaboración de políticas, muchas veces en desigualdad frente al estatus de liderazgo privado de un monopolio élite (en los asuntos públicos)” (Urrea, 2002: 246).
Otra característica del empresariado vallecaucano radica en los estrechos vínculos económico-culturales establecidos con el exterior, lo que ha facilitado el asentamiento de empresas extranjeras bastante significativas desde los años 60 que facilita en la actualidad su restructuración. A partir de los años 80, el narcotráfico influenciará el ámbito empresarial y el ámbito socio-cultural en el contexto valluno. Al respecto, Fernando Urrea plantea que “debe destacarse su importancia en el dinamismo de la actividad económica vía demanda agregada en la construcción, los servicios, el aporte en la financiación de inversiones en el sector agropecuario, industrial y comercial, volcada al mercado externo” (Urrea, 2002: 252). Así, el sector financiero se constituyó, en las décadas del setenta al noventa, en motor de esta reestructuración2.
2.4.2. La mirada organizativa y administrativa
En la década de los ochenta, la adopción en Colombia de la denominada calidad total enfatizó tres aspectos: primero, en las más avanzadas, se efectuaron cambios en los procesos administrativos o productivos con carácter sistemático, abarcando la empresa en su totalidad e involucrando a proveedores y clientes; segundo, impulso de procedimientos participativos (rotación y agrupación de funciones), formación interna de trabajadores, establecimiento de círculos de calidad, entre otros; y, en tercera instancia, se implantó el control de producción y de personal mediante el cálculo y la medición de resultados. Todo lo anterior expresado en información sistematizada que, de por sí, evidencia profundización de la racionalidad tecnocrática, que refería la relación de la tecnoregión con la bioregión con base en ciencia y tecnología, vehiculado por grupos económicos, universidades e instancias corporatizadas como ISO 14000. Al parecer la relación propiedad-tecnoestructura (autoridad-responsabilidad) en la toma de decisiones, sigue privilegiando la propiedad. Aunque es notorio el incremento de la incidencia de la tecnoestructura al respecto.
También es notoria la anexión a su operar de espacios de negociación de servicios públicos o de zonas francas dado su privilegiado relacionamiento con el ámbito político.
2.4.3. La mirada de dirección y control participativo
La información como herramienta de datos fue adoptada en Colombia en los años setenta. Su uso es mejorado posteriormente al implantarse como método para gestionar información que afinó el cálculo y la medición de procesos gestionados en áreas específicas (producción, diseño, control, etc.), lo cual significó avances importantes en la gestión empresarial. En los años ochenta Tubos TB, El Tejar, El Hombre Araña, Colpartes, todas ellas en la ciudad de Bogotá, operaron con grandes alcances, vinculando esta información con la creación de indicadores de gestión (Weiss, 1997).
Fueron Colpartes y Sucar, en la década de los noventa, quienes trascendieron a la perspectiva integral de la informática como organización basada en el tratamiento del conocimiento mediante los sistemas expertos y los sistemas con base en el conocimiento.
En Sucar la información se constituyó en circuito integrado: compras, presupuesto, ventas, diseño, contabilidad, planeación e inventarios. Estaba concebida para coordinar actividades directivas, administrativas con áreas de fabricación, ensamble, distribución, almacenamiento de materias primas, partes terminadas que, hasta entonces, habían funcionado como dependencias separadas.
El proceso anterior se acompañó con la búsqueda de integración de grupos de especialistas de diversas dependencias (comités horizontales, se tendió a descentralizar y a diferenciar jerárquicamente el proceso de toma de algunas decisiones y se produjo retroalimentación de información).
Para algunos trabajadores, el cambio respecto al autoritarismo taylorista es bueno porque, al menos, sus opiniones son tenidas en cuenta. No obstante, esto está muy lejos de significar un cambio total en donde el trabajo se torna creativo, permitiendo el desarrollo personal en un medio democrático.
El interrogante en Colombia sobre el particular es concreto: ¿cómo obtener una gestión realmente participativa con políticas simultáneas de desmejoramiento salarial y de desmejoramiento de las condiciones de permanencia en la empresa (incremento de empleo temporal, despidos y desmejoras de las antiguas convenciones de trabajo, desacreditación de lo sindical). (Ver ilustración 6).
2.5. Modelo de la mipyme
La mipyme colombiana adquiere perfiles definitorios con la crisis que sobre el empleo desató la globalización y la apertura. La mortalidad de estas formas empresariales se encuentra cercana al 33% anual, pero simultáneamente un número similar o algo ligeramente superior de nuevas empresas aparecen por año.
Durante las dos últimas décadas este movimiento de influjo y reflujo ha permitido a un número de ellas aprender a sobrevivir y a acumular una experiencia organizacional que paulatinamente se ha ido enriqueciendo. Este crecimiento cualitativo puede deberse, en gran medida, a que en un alto porcentaje, en ellas ha venido operando la figura del empresario-gerente que, a diferencia del inversor diversificado, éste tiene una perspectiva productora, a partir del dominio técnico del proceso en que ha empeñado su proyecto empresarial, identificado en gran medida con su proyecto de vida. (Ver ilustración 7).
2.5.1. La mirada organizacional mipyme
En su relacionamiento interno cobra singular importancia la conjugación propiedad-liderazgo vehiculizados en un relacionamiento ejemplarizante. El gerente-empresario de las mypime’s, pondera que en el fortalecimiento de su experiencia y éxito, tres valores resultan básicos: primero, disciplina, identidad con el trabajo y voluntad; el ejemplo moral frente a sus subalternos.
El segundo factor cohesionador radica en su operar artesanal que torna valiosísima la experiencia y la voluntad de maestros-capataces y operarios, donde la experiencia incide en la escala pero simultáneamente en el respeto por el operar virtuoso; el control implica poder ejercido mediante el cálculo material implicado en la intersubjetivación de valores culturales, ideológicos, políticos, etc. Aquí, la relación autoridad-responsabilidad en la toma de decisiones privilegia al capital en la estrategia inversora y a la experticia en la coordinación del trabajo. En otro sentido, la mipyme colombiana se ve obligada a tomar como referente a la inversión diversificada y vive la incidencia tecnoregional.
2.5.2. La mirada de dirección y control
El propietario gerente concentra diversas funciones y decisiones que con el tiempo delega a la familia, originándose un direccionamiento autoritario, con un relacionamiento personalizado, en donde mediarán aproximaciones de familiaridad, compadrazgo y amistad. Estas relaciones dan cabida a una informalidad, en tanto en varias de ellas se elude la seguridad social y las prestaciones sociales.
La permanencia en la empresa y sus ascensos dependen de la relación con el jefe, pero más con el patrón. Es decir, el vínculo laboral opera en la lógica de los favores. No obstante que los vínculos de consanguinidad, familiaridad, amistad y compadrazgo son vitales en su desenvolvimiento. Con los efectos de la ley 100 en ellas se viene operando un cambio en el sentido de la afiliación de sus miembros a los regímenes de salud y de pensiones.
Por tanto, la cultura organizacional expresa un relacionamiento de jerarquía y autoridad de arriba hacia abajo, mediado por lealtades de índole personal hacia el carisma del gerente propietario que define según su criterio y talento sin consultar sus decisiones (cosecha sus éxitos). Esto ha permitido que, en la medida en que su criterio ha sido influenciado por la racionalidad del cálculo y la participación, hubiese implementado decisiones sin tener en cuenta las capacidades de sus trabajadores y las condiciones internas de la empresa. El empeño del gerente-propietario, su honestidad, su responsabilidad en las tareas son el ejemplo que él entrega para que por lealtad los demás operen en tal sentido.
3. Medio ambiente y empresa
El relacionamiento entre empresa y medioambiente en esta germinal aproximación se tratará de abordar respecto al modelo de inversión diversificada con un concepto de medio ambiente bastante naturalizado, para luego enfatizar en lo social que tal concepto de medio ambiente connota.
Esta diferenciación requiere ser manejada con cuidado debido a lo inadecuado de separar como dos cosas diferentes sociedad-naturaleza, dado que son dos caras de la misma moneda. La sociedad expresa una forma de ser de la naturaleza en su transformación y la sociedad implica una humanización de la naturaleza. En tal sentido “la naturaleza hoy no es explicable sino como producto de la acción de la sociedad sobre ella y sólo se puede aspirar a entender la sociedad a cabalidad cuando se relaciona con aquella” (Palacio, 2001: 445).
El sentido de las transformaciones ecosistémicas está relacionado con las intencionalidades de ciertas fuerzas sociales y económicas que encuentran ganancias (económicas, políticas, sociales y culturales) con dichas transformaciones.
El crecimiento demográfico, las presiones de poblamiento por la vía de satisfacción de necesidades básicas, la búsqueda de riqueza y la polarización de las contradicciones sociales, también inciden en las transformaciones del contexto (colonización, explotación minera, reformas agrarias, etc.).
Como resultado de todo este proceso, las fuerzas predominantes en Colombia apropiaron en su provecho no sólo recursos naturales (tierra, carreteras, minas, territorio) sino control social sobre la población desposeída o expropiada. Un matiz muy preponderante sobre el particular lo ha constituido el operar del terrateniente, para quien la apropiación de inmensas extensiones territoriales deforestadas como símbolo de propiedad, no tiene la impronta del bienestar social general, sino la de control social mediante la exclusión de sectores sociales necesitados del libre acceso a la tierra y sus recursos. La concentración de espacios y de opciones ha profundizado el malestar medioambiental.
3.1. La inversión diversificada tradicional y su relacionamiento ‘equilibrado’ medioambiental
Los negocios de minería, construcciones de infraestructuras y de asentamientos humanos (mercados), la constitución de haciendas agropecuarias destinadas a las ventas, los negocios de comercio, la actividad de préstamos, la constitución de bancos, etc., implicaron el uso y el agotamiento de recursos naturales (oro, bosques maderables, flora y fauna silvestre, etc.) pero, a su vez, implicaron la adición de productos transformados, agregación de nuevas especies agropecuarias (café y otras plantas, especies bovinas, equinas), entre otros. Pero como señalamos anteriormente en el acápite primero, esta inversión diversificada no sólo fue una estrategia amortiguadora del riesgo financiero, sino una forma de acumular, excluyendo y fundando con ello condiciones ciertas de acceso a servidumbre u oferta de mano de obra. Es decir, a la diferenciación de origen étnico y de abolengo (estatus social) se agrega la diferenciación económica de los patrimonios
diversificados empresariales que escenifican la nueva cultura basada en el relacionamiento incipiente patrón-servidor acorde a pautas de obediencia, disciplina, rutinas, hábitos de convivencia, etc.
Es decir, la naturaleza es vista como materia prima, como insumos; de igual forma, los peones, los operarios, los funcionarios, son percibidos como recursos indispensables para las diversas expresiones de la inversión diversificada. La naturaleza, la tierra y el trabajo son tratados como pseudo-mercancías; el valor de cambio de cierta manera los torna homogéneos.
Pero el medio ambiente cosificado y concentrado, políticamente es instrumentado como medio diferenciador de status social, como instrumento de exclusión social y, en tal sentido, pierde su ancestro comunitario y su relacionamiento con lo público y, en cambio, asumió la connotación y el sentido de riqueza patrimonial.
La corrupción político-administrativa criolla ya manifestaba sus primeros pasos en este sentido, un ejemplo de ello fueron las concesiones demasiado beneficiosas para la explotación de los bosques públicos de quina (producto exportable) obtenidos por la compañía que los explotaba y que les originaron ganancias enormes y críticas severas. Sus socios (generales de la República) fueron siempre amigos del general Mosquera.
3.2. El tránsito al déficit medio ambiental y su vínculo con la inversión diversificada tecnocrática
Hacia 1930 la decantación de la colonización antioqueña alrededor del café como eje de una economía con lineamientos ciertos, en cuanto expresadora de ciclos fijos: siembra, cultivo, cosecha y venta, adscritos al ciclo reproductor del valor de cambio (producto-inversión-ganancias), permitió la consolidación de guías de comportamientos predecibles para el Estado, los propietarios, los trabajadores, los arrendatarios, los aparceros, los labriegos, los trabajadores del agro, así como para los comerciantes proveedores de insumos y bienes de consumo. En este período, el espacio urbano desde antaño animado por el comercio cobra nuevos bríos como recinto privilegiado del industrialismo empresarial, que amplía los usos de la base natural, ahora inserta en las labores empresariales, como servicios públicos (agua, luz, aire, etc.), como insumos o materias primas directas en la confección de bienes intermedios, o de consumo final, el impulso de las obras públicas y, en general, a la construcción urbana, correlacionado lo anterior con el incremento del comercio y las transformaciones de las formas de consumo.
La presión sobre la base natural promovida por la empresa se vio amplificada por el crecimiento poblacional, la construcción de vivienda, de obras públicas, el incremento del comercio y del transporte, que significó la transformación de la base natural, sacrificio de la biodiversidad, a lo que hay que agregar los efectos de los monocultivos del campo adscrito a las necesidades de las ciudades. Todo esto en la perspectiva del nuevo extractivismo urbano-industrial anclado a lógicas de cálculo racional e interrelaciones más decididas de valor de cambio. Una inversión estratégica por parte de empresas nacionales e internacionales, de este nuevo ámbito extractivista, se concentró en la industria de los combustibles de origen fósil (carbón, petróleo, gas refinado, etc.) de incidencias profundas en la contaminación medio ambiental. Finalmente, hay que resaltar que el viejo extractivismo continuaba en vastas zonas del país y que su convivencia con el nuevo es extendería a nuevas zonas de colonización, como Caquetá, Putumayo, Guainía, Amazonas, donde la tierra fértil, la biomasa y la biodiversidad, son exterminadas para el levante de ganado.
Para 1930, en el interior del país, la apropiación concentrada de recursos naturales y la exclusión de los mismos para gran parte de la población estaba bastante avanzada. Los que quedaban por fuera del nuevo relacionamiento salarial-cafetero, afrontaban condiciones de pobreza y de dificultades de sobrevivencia. Su traslado a la ciudad no resolvía de por sí su problema de exclusión social.
Las personas que lograban empleo se constituían en demanda de alimentos, servicios, ropa, etc., rubros donde la inversión diversificada no sólo tuvo crecimiento patrimonial sino que expresó nuevos símbolos de progreso de poder y de comportamiento cultural. El cambio de la dieta alimenticia, el cambio del relacionamiento en el hogar, la mujer mano de obra, los nuevos ritmos musicales, el tránsito de la chicha a ‘Bavaria’, de las frutas en mermelada, del anonimato a las marcas en el vestier, el crecimiento de la vivienda urbana, etc., fueron modificaciones socio-ambientales promovidas por las fuerzas político-económicas en donde su agente: la empresa, desempeñó una función significativa no sólo en el ámbito económico, sino en el político, en el cultural y, como ahora evidenciamos, en la base natural. En todo este nuevo relacionamiento, en el fondo subyace el inversor diversificado usufructuando el denominado progreso de sentido y signo valor de cambio.
Paralelamente para las personas que no encontraban empleo la situación les resultaba muy adversa tanto económica como socialmente, su marginalidad los implicaba en una cadena de degradación paulatina que sólo con el correr del tiempo se evidenciaría en toda su significación.
Los intentos de reforma agraria expresan la problemática de la apropiación excluyente. El uso de este poder con contenido partidista excluyente y recalcitrante (conservador – liberal) genera la violencia de mediados de siglo, genera la réplica popular (guerrilla de diversos matices) y todo este proceso ha generado un medio ambiente social, político y económico de privilegios (exceso de patrimonio económico – natural) versus otro de precariedad y de limitaciones dado el exceso de oferta de mano de obra que lo conforma.
Los desenvolvimientos de la inversión diversificada de racionalidad tecnocrática, que a su amplia variedad de actividades agregaron la producción de bienes intermedios (físicos, químicos, farmacéuticos, metal mecánicos, etc.), conformó una base patrimonial más cuantiosa y variada (maquinaria, equipos, insumos), de tecnologías más productivas pero más impactantes del medioambiente y con procesos depredadores de los recursos naturales. El factor contaminador de aire, atmósfera, agua, acopios de basura, etc., pasó desapercibido dada la posibilidad de empleo de este operar empresarial, implicando una impronta de la ideología del crecimiento hecho sinónimo de desarrollo; esto constituyó a Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla en ámbitos migratorios penosos pero con opciones de progreso para vastos contingentes humanos que fueron poblando los alrededores de las ciudades capitales.
En este período la compañía colombiana como ensamblaje bioregional específico, orientado por un cálculo racional mediador de condiciones políticas (proteccionismo) implementó, como hemos reseñado, un extractivismo de viejo y nuevo tipo (la naturaleza como condición de producción), anclado en una tecnología de bajo perfil internacional, que le originó muy buenas utilidades al trasladar a los consumidores vía incremento de precios sus ineficiencias productivas, que no obstante le permitió dominar y usufructuar la transformación de insumos en productos.
La tecnoregión empresarial en esta fase suministró la base técnica (transformadora de insumos en productos) y la perspectiva organizacional de cálculo natural y de relacionamiento sistémico, cuyos impactos medioambientales sobre la base natural y el relacionamiento social, los conceptuó como externalidades ajenas a la empresa proveedora e implementadora, dado que en este último campo, la empresa tecnoregional también hizo presencia.
3.3. La inversión diversificada tecno-participativa de los desequilibrios socio-naturales
La inversión tecnocrática participativa complementó la racionalidad de cálculo formal, con la racionalidad de cálculo material (emotivo-axiológico diverso) (Weber, 1997), en busca de un dispositivo de organización al versátil-competitivo, que le permita sobrevivir en el mundo del capital corporativo internacional y, a la vez, en el enfrentamiento entre colaboración del personal empleado con elasticidad laboral. Es decir, la confesión abierta de que el bienestar corporativo existe al margen de los problemas generales del contexto social y natural nacional; el desempleo, los despidos laborales (privados, públicos), los empleos temporales, el amplio ejército de reserva, especialmente larvado en la precariedad de la periferia, impulsan al rebusque, que a la vez que origina magros ingresos, también alimenta modestas esperanzas de progreso (inversiones en mipymes exitosas), pero sobre todo alimenta fantasías de inusitados y rápidos progresos (narcotráfico, sicariato, cadenas de toda índole de delincuencia, los juegos de azar, etc.). Como resultante de todo este proceso, se da un medio de escasez por la contaminación y agotamiento de la propiedad de los recursos existentes, en coexistencia con un exceso de mano de obra (el desempleo alcanza cifras hasta del 20%). El discurso prevalente que ve el problema ambiental como sinónimo de contaminación y agotamiento por inadecuado manejo, aunque útil (como lo es ISO 14000), resulta demasiado estrecho para darle una salida al polvorín social-natural que conforma la vivencia medio ambiental de la sociedad colombiana.
La empresa tecno-espacial cobra singular importancia en tanto célula del neo-colonialismo global de espíritu y sabor esencialmente anglosajón. Es en su estadio corporativo donde la empresa tecno-espacial evidencia su naturaleza artificial acorde a la razón técnica-unidimensional, unilateral y contraria al operar sistémico de la naturaleza, pues se torna en un contrasentido al pretender, desde la empresa, transformar directamente a la naturaleza en dinero, cuyo significado de liquidez trasvasado en la naturaleza, llevada a sus procesos de inversión y transformación, muta en montos de derecho, cada vez más cuantiosos; en este sentido, el desarrollo sostenible connota contradicción en la solución del problema ecológico.
La empresa tecnoregional de hoy connota en sus inversores, en sus gestores, en sus consumidores, un decantado que tornó mercancía la vivencia social y cultural que facilita su visualización capitalista de la naturaleza. “Así, hay ahora una división de la naturaleza entre medios, y objetos de producción y de consumo… la naturaleza se ha convertido en capital sometido a la disciplina de los mercados financieros, los océanos, los bosques, los sistemas biológicos son ahora activos financieros… ecosistemas enteros se convierten en parte del portafolio de inversiones de una región o de varias” (O’connor, 2001: 84-85).
Esta tecno-espacialidad se nutre de la ciencia y la tecnología biotecnológica, la ciencia económica medio ambiental, de la informática, etc., producidas como mercancías por la universidad tecnoespacial empresarial. El crecimiento de la civilización en términos de tiempo no es cuestionado, pero su limitación en el espacio es aceptada secretamente, opiniones como la reducción en la ayuda al desarrollo, cero inmigración, frecuentemente se combinan con cruzadas por el proteccionismo y la movilización para la competitividad. La riqueza será restringida a las altas capacidades adquisitivas (Sachs, 1996: 26).
La bioregión presencia impotente la neocolonización virtual tecnoregional, que expropia el patrimonio económico, el patrimonio político (autonomía del Estado-Nación), el patrimonio cultural, el patrimonio natural. No en vano, en mapas norteamericanos aparece la amazonía como protectorado norteamericano. Ni en vano la moda bioempresarial colombiana es la bursatilización de la naturaleza o su transformación en biocombustibles.
3.4. La mipyme como modelo reproductor del marginalismo socioambiental
La mipyme como expresión de la marginalidad y del rebusque con ámbitos de operatividad económico local y estrechez de capital en un alto porcentaje, opera con alto grado de incertidumbre de sobrevivencia y limitadas opciones de crecimiento. La mortandad anual de un 33% les implica un medio ambiente hostil, inhóspito y problemático e incluso inadecuado para lo que ellas representan para la economía y la sociedad en general (aporte al PIB 30%), originan empleo del (66%) y constituyen cerca de un 95% de los establecimientos de comercio.
Dada la estrechez de recursos económicos con que tiene que operar la mipyme, generalmente profundiza la contaminación y el agotamiento de recursos naturales y en parte el relacionamiento social. Los recursos naturales susceptibles de uso gratuito o barato serán vinculados a la producción, sin considerar las repercusiones negativas que su consumo excesivo o su contaminación puedan acarrear.
El discurso de lo medio ambiental generalmente llegó a la empresa con la Ley 099 de 1993 y los programas educativos capacitadores. Ello ha constituido un ingrediente del relacionamiento gobierno-mipyme. Medidas como el cierre de una serie de empresas de curtiembres efectuadas en enero de 2005, seguramente originarán mucho debate y le darán sentido pragmático a nuestro trabajo, en tanto tendrá que analizarse hasta dónde y hasta cuándo puede seguirse considerando como cosas diferentes lo natural y lo social de lo medio ambiental.
El relacionamiento de convivencia artificial entre inversión diversificada mipyme puede estar ocultando la dolencia entrópica que afecta al mundo empresarial y social colombiano, caracterizado por un crecimiento permanente de la inversión diversificada aún a costa de la reproducción simple o, incluso, la extinción de la mipyme.
En la actualidad, ello debería constituir preocupación básica de la universidad pública y debería permitir cuestionar si la mipyme debe comportarse como la inversión diversificada para que un buen día llegue a ser como ella. Es decir, ¿hay que seguir las teorías foráneas que tienen en mente contextos y relacionamientos de empresas con más de 200 trabajadores, estructuras racionalmente técnicas, y amplio control y gestión de recursos?
4. Conclusiones
1. En este documento se ha intentado resaltar la íntima relación de la empresa, como red de relaciones sociales, con su entorno biótico y social. De esta manera, apreciar la evolución de las empresas implica reconocer las diferentes ‘trayectorias’ que éstas presentan en cada contexto. Así, se evidencia que la racionalidad técnica, pese a ser un factor importantísimo y vital en la consolidación de la empresa, no es el único factor ni el más determinante de su actuar. Los procesos culturales, políticos y biosistémicos de las diferentes regiones, en- marcan y determinan en buena parte los sentidos, desenvolvimientos e interrelaciones de la empresa, por lo que deben tener renovadas consideraciones.
2. La relación tecnoregión-bioregión se autoconstruye como proceso complejo de sentido extractivista-natural, de índole comercial y de doble faz: científica-consumista por la tecnoregión, exportador-rentista excluidor por la bioregión colombiana. No obstante lo anterior, no siempre la tecnoregión logra persuadir de su alto contenido civilizador. Basta recordar en la relación tecnoregión-bioregión lo bárbaro de la conquista, la colonia y el neocolonialismo, hasta llegar a la exigencia de convertir la rica biomasa, la rica biodiversidad, en biocombustibles que no sé cuántos malabarismos habrá de realizar frente a las generaciones futuras, por parte del desarrollo sostenible.
3. La relación del perfil empresarial diversificado con la base natural y con el contexto social, se ha fundamentado en un concepto y un accionar de dominación y enseñoramiento, en un ejercicio del poder. Este poder se configura desde su relacionamiento ‘equilibrado’ con el medio ambiente, ya que la exuberancia de la base natural y la alta dispersión de la densidad poblacional permitió, en un primer momento, que el devastamiento natural no se evidenciara; luego, este equilibrio transita al notorio déficit medioambiental expresado en el impacto del relacionamiento tecnocrático de la década de los 60; finalmente, llegando a la inversión tecno-participativa que torna al recurso natural en la forma de nuevo capital denominado biodiversidad patentada, que no es otra cosa que la expresión de los profundos desequilibrios socio-naturales.
4. Se hace evidente que la perspectiva extractivista-depredadora (de la base natural) del inversor diversificado nacional, ha sido estimulada por los requerimientos de insumos de la división internacional del trabajo, la cual también ha presionado por cambios de índole político. Al haber sido adoptados parcialmente tales cambios políticos, la inversión diversificada nacional ha estructurado retribuciones salariales esquilmadoras de la relación capital-trabajo con la limitación del poder de compra y de ahorro. A su vez, esto ha comprometido la calidad de vida de la mayoría de la población.
5. Las condiciones limitadas del capital y de los mercados, así como la forma excluyente del operar existente en el contexto nacional, permitieron al inversor diversificado moverse en la perspectiva rentista- especuladora, refractaria a asumir proyectos con incertidumbre en sus resultados (por ejemplo, la investigación y el cambio). La faceta de investigación y transformación social básicamente se le dejó a la tecnorregión o al Estado, por ello la división internacional del trabajo encuentra en la adopción-adaptación la especificidad mediante la cual se vehiculó la función mina-despensa de la base natural. Esta función fue asumida por el inversor diversificado, lo que le resultó benéfico financieramente.
6. El denominado problema medio ambiental es el resultado, y el encuentro del sometimiento de la multidimensionalidad de la naturaleza y del ser humano a la razón unidimensional empresarial (Martínez Echavarría, 1997). La versión más refinada de la racionalidad empresarial, es decir, la financiarización, pretende convertir en capital real lo que antes era únicamente opción, al tornar como capital “en sí mismo” al conocimiento y a la base natural, dado que los mayores valores de la existencia final patrimonial deben jalonar, en medio del proceso productivo, el incremento del valor de las acciones de las empresas que propiciaron su movilidad.
7. La búsqueda de maximización del valor de la empresa global financiarizada, explica el tratamiento parcial dado por la empresa al problema ambiental, reducido a una mejor consideración del insumo natural. Las normas, prácticas y tecnologías blandas importadas bajo el proceso de expansión de la tecnorregión, entre ellas la norma ISO 14000, expresa e implica tal limitación; su importación acrítica se puede ubicar en esta perspectiva.
8. El tránsito experimentado por la inversión diversificada (tradicional, tecno-burocrática, contemporánea, y complemetaria de la pyme) implica la permanencia de la actitud rentista-depredadora del capital y de su transformación sustentadora de un superior origen de clase y etnia, a una actitud de dependencia científica y tecnológica de futuro incierto y de consecuencias ambientales tal vez catastróficas. No obstante, ante el imperativo de supervivir, queda asimilar la crisis de biocombustibles que se aproxime, adoptando usos de energía biodegradables y perspectivas de convivencia comunitaristas.
9. Como se ha planteado, la implementación y desarrollo de criterios que permitan la consecución de objetivos de bienestar social y ambiental, debe reconocer y caracterizar adecuadamente los procesos y trayectorias de la empresa nacional y su interrelacionamiento con el medio ambiente, a fin de plantear esquemas apropiados para la transformación del tejido productivo, de manera planeada y sistémica, y no simplemente por asimilación acrítica de perspectivas y herramientas surgidas de contextos y condiciones diferentes.
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Notas