MITOS ACERCA DE MOZART : QUÉ CREER Y QUÉ NO CREER
Myths about Mozart: What to Believe and What Not to Believe
Centros: Revista Científica Universitaria
Universidad de Panamá, Panamá
ISSN: 2953-3007
ISSN-e: 2304-604X
Periodicidad: Semestral
vol. 13, núm. 2, 2024
Recepción: 08 Marzo 2024
Aprobación: 07 Junio 2024
Resumen:
Wolfgang Mozart es uno de los compositores más populares y gustados de la historia de la música. Su biografía es atractiva pues desde niño desplegó su genio a lo largo y ancho de Europa tanto como ejecutante y como compositor, encontrando su propia voz a una edad en que la mayoría de los compositores todavía están en su etapa de aprendiz. Mozart dominó el arte de composición musical con gran maestría, produciendo obras con un gusto exquisito. Precisamente porque sus obras son tan atractivas es que surge un deseo por conocer al hombre que las creó. De modo que la biografía de este compositor también ha despertado mucho interés entre los amantes de la música. Este interés se incrementa y toma dimensiones de intriga debido a las circunstancias misteriosas en torno a su muerte, pues aún se desconoce cuál fue su causa real. La intriga es mayor cuando se toma en cuenta que él tan solo tenía 35 años cuando falleció. Las condiciones peculiares que se dieron en torno a su muerte han dado lugar a muchas especulaciones que a su vez ocasionaron el surgimiento de historias ficticias sobre el compositor. Asimismo, debido a lo atractivo de un genio tan joven y dado a que nunca ocupó posiciones eminentes, que era lo usual de la época para los compositores de prestigio, también aparecieron mitos fantasiosos sobre su vida. Desmintiendo los mitos acerca de Mozart y exponiendo los hechos históricos, se puede tener una perspectiva mejor de su vida.
Palabras clave: Mozart, biografía, compositor, historia de la música, periodo clásico de la música.
Abstract: Wolfgang Mozart is one of the most popular and liked composers in the history of music. His biography is attractive because since he was a child he displayed his genius throughout Europe both as a performer and as a composer, finding his own voice at an age when most composers are still in their apprentice stage. Mozart mastered the art of musical composition with great command, producing works infused with exquisite taste. It is precisely because his works are so beautiful that a desire arises to know about the man who created them. Thus, the biography of this composer has also stimulated great interest among music lovers. This interest increases and takes on dimensions of intrigue due to the mysterious circumstances surrounding his death, since its real cause remains unknown. The intrigue is greater considering that he was only 35 years old when he died. The uncharacteristic conditions surrounding his death have given rise to much speculation, which in turn has led to the emergence of fictitious stories about the composer. Likewise, due to the appeal of such a young genius and given that he never held eminent posts, which was usual at the time for prestigious composers, fanciful myths also appeared around his life. By debunking the myths about Mozart and presenting the historical facts, a better perspective on his life can be obtained.
Keywords: Mozart, biography, composer, music history, classical period in music.
Introducción
Mozart, nacido en Salzburgo el 27 de enero de 1756 y muerto el 5 de diciembre de 1791, ha sido objeto de una gran cantidad de cuentos, historias y leyendas exageradas surgidas en el siglo XIX, principalmente después de publicada su primera gran biografía: W.A. Mozart por Otto Jahn, quien era arqueólogo, filólogo y escritor sobre arte y música.
El hecho de que su biografía real está llena de eventos excepcionalmente interesantes aumentó el deseo de oír cosas cada vez más emocionantes e intrigantes sobre él y así inflar una imagen que llene de empatía a quienes las escuchen. El interés de la sociedad del romanticismo en identificarse con sus héroes y de lamentarse de sus infortunios hizo que creciera una ola gigantesca de imprecisiones biográficas de los mismos. Así nace la imagen del compositor solitario, incomprendido, abandonado y rechazado por su entorno, cuyos contemporáneos no tuvieron la capacidad de reconocer su genialidad o apreciar el enorme talento que entre ellos habitaba. Como consecuencia, éste se vio en la necesidad de pasar penurias económicas, condición que lo condenó a vivir una vida miserable y su reconocimiento sólo se da años después de muerto.
Tales historias se dan principalmente por la falta de información documentada y en la inmensa mayoría de los casos son falsas; así que, con el mero propósito de llenar los espacios, se inventan situaciones que satisfagan la fantasía de los interesados exagerando acontecimientos reales los cuales producen imágenes distorsionadas o simplemente se inventan hechos que nunca se dieron.
Si bien es cierto que ocasionalmente los compositores pasaron tiempos difíciles, en algunos casos han sido prolongados, también es cierto que tal situación no es en nada diferente al común de las personas de oficios y profesiones de otra índole en el pasado y ciertamente en el presente.
En el caso de Mozart, por un tiempo existió una disminución de información en sus últimos 10 años en comparación con los años anteriores de su vida. La razón obedece en parte a que después de la muerte de su padre, la cantidad correspondencia del compositor es casi nula pues la gente con la que él se asociaba comúnmente vivía en Viena, ciudad donde radicaba. No existe duda de su genialidad, la cual ha sido legendaria, tal como lo señala Ingram (2013), la vida de Mozart en su adolescencia estuvo marcada de honores y de hechos prodigiosos demostrando una capacidad excepcional. Asimismo, Greeberg (2011) coincide en esta apreciación al señalar a Mozart como un niño prodigio extraordinario, tocando el clavecín y el violín a los cuatro años, componiendo danzas a los cinco años y realizando giras por Europa a los seis años.
En febrero de 1785, Leopoldo Mozart (el padre de Wolfang) visitó a su hijo en Viena. Un día se reunió un grupo de amigos músicos del joven compositor en su apartamento para leer una serie de cuartetos que recientemente había terminado. Robbins Landon (2006), describe cómo Leopoldo en una carta a su hija menciona que el gran compositor Franz Joseph Haydn estaba presente y al acercársele le expresó “Te debo decir que tu hijo es el mejor compositor que yo jamás haya conocido, tanto en persona como por reputación; él tiene gusto, y lo que es más, posee el más profundo conocimiento de composición”. (p. 125).
Es de esperar que un genio de esta talla, que cobró dimensiones internacionales, sea tema de conversación en su entorno. Con toda seguridad, una
gran cantidad de anécdotas, veraces y falsas, se contaban por doquier. Sus conciertos públicos, donde frecuentemente Mozart desplegaba su talento y creatividad por medio de prodigiosas improvisaciones, causaban gran sensación a los asistentes, los cuales posteriormente comentaban lo que habían presenciado y lo daban a conocer a quienes no asistieron. Así, mito y realidad se fueron mezclando hasta que, eventualmente, tomaron el carácter leyenda, la cual aumentó vertiginosamente después de su fallecimiento. Si se toma en cuenta que el compositor del Salzburgo murió a la temprana edad de 35 años, se puede apreciar el hecho de que este escenario constituyó un terreno fértil para el surgimiento de mitos fantásticos en torno a este extraordinario compositor.
Desarrollo
A continuación, desarrollamos ocho fascinantes mitos en la vida de Mozart:
Mito 1: Nombre
El certificado de bautizo se lee de la siguiente manera: Johannes Chrysostomus Wolfgangus Theophilus Mozart. En su confirmación le añadieron Sigismundus. En casa, su familia le decía Wörferl de cariño o simplemente Wolfgang. El Theophilus posteriormente se convirtió en Gottlieb por traducción al alemán. Contrario a la creencia popular, Amadeus nunca fue su nombre. La pregunta que surge inmediatamente entonces es ¿de dónde salió el Amadeus?
Resulta ser que Gottlieb en alemán significa “amor de Dios.” Theophilus, por su lado, viene del griego para el mismo significado. Hay que tener presente las diferentes formas que tiene este nombre en diferentes idiomas. Su forma en latín es
Amadeus, en italiano es Amadeo y en francés, Amadè. El nombre en español sería Amado.
El propio Mozart firmaba sus primeras obras como J.G. Mozart (refiriéndose a Johannes Gottlieb Mozart). Posteriormente, al alcanzar madurez, él prefería utilizar la versión francesa, Amadè, o la versión abreviada, W.A. Mozart, al firmar sus composiciones. Sin embargo, no es necesario sustentar que el uso de Amadeus está plasmado en la comunidad musical moderna y en el público en general pues tanto a nivel popular como erudito el uso de Amadeus es el corriente: Wofgang Amadeus Mozart.
Tanto músicos ejecutantes como académicos e incluso libros de historia de la música y hasta algunas biografías dan por sentado que Amadeus es el nombre utilizado por el compositor austriaco. Adicionalmente, los sellos disqueros en la comercialización de las grabaciones de la música de Mozart emplean el romantizado nombre y hasta los programas de mano para conciertos y recitales también hacen uso de este. En este respecto, Braunbehrens (1989) manifiesta:
La musicología ha seguido las leyes del mercado inclusive en lo concerniente al nombre de Mozart, y en contra de su mejor juicio aún retiene el romántico “Amadeus” –una mancha que marca aún la más reciente edición completa de las obras de Mozart. Mozart nunca se llamó a sí mismo ‘Amadeus’ pero siempre usó Amadè (o Amadeo), en un intento de traducir su nombre de bautizo (p. 3).
En algún momento del siglo XIX, comenzaron a llamarle Wolfgang Amadeus, pero se desconoce la razón. Lo cierto es que Mozart tenía una personalidad jovial y escribió unas cuantas cartas cómicas en donde firmaba Wolfgangus Amadeus Mozartus o, si estaba en de humor húngaro, Mozarty; pero en serio era Wolfang Amadè Mozart o simplemente W.A. Mozart. Para Greenberg (2011), es irónico que, de manera contradictoria, una gran cantidad de biografías y libros de historia de la música actualmente presentan al compositor como Wolfgang Amadeus, pero estas mismas fuentes, al citar sus cartas, escriben la firma real, Wolfgang Amadè Mozart.
Mito 2: Padre Explotador
Es de conocimiento popular que el talento excepcional de Mozart se manifestó desde una edad muy temprana. En 1761, a sus 5 años comenzó su carrera internacional, pues acompañado de su familia salió en su primera gira de conciertos, en la cual partieron de su ciudad natal, Salzburgo, y llegaron hasta Múnich. Apenas el año anterior, Mozart había comenzado a tomar clases de clavecín (teclado) con su padre, Leopoldo. A la edad de 6 años, el niño ya estaba en capacidad de tocar el violín en tríos y cuartetos con las amistades de su papá. Downs (1992) menciona el afán por parte del padre en comenzar la carrera de su hijo desde temprano. “Leopold Mozart decidió iniciar una serie de giras por Europa que difundirían el nombre de Mozart por todas partes. Estos viajes iniciaron al niño Wolfgang en el camino para convertirse en el viajero cosmopolita, que se siente cómodo en todas partes”. (p. 263).
A lo largo de su niñez, Mozart realizó constantes giras de concierto organizadas por su papá, donde visitó más de ochenta ciudades europeas. Las giras eran auspiciadas por la corte de Salzburgo, la cual para este tiempo estaba regida por el conde arzobispo Sigismund von Schrattenbach (fue en honor al conde
arzobispo que le añadieron su nombre a Wofgang en su confirmación), quien fue de gran apoyo a la familia Mozart.
Esta situación ocasionó en ciertos círculos contemporáneos críticas severas a Leopoldo sosteniendo que él lucró explotando a sus hijos cuando niños, sobre todo a Wolgang. La verdad es que el pequeño se convirtió en una fuente económica significativa para la familia, pero era el papá quien manejaba las finanzas.
Leopoldo era estricto en cuanto a la disciplina de su hijo y no dudaba en imponer su autoridad a tal grado que aun Mozart siendo adulto, se desvivía por agradar a su padre. La acusación toma mayor fuerza cuando se considera el hecho que su padre no aprobaba el que Mozart, de 25 años, decidiera irse a vivir en Viena. Aun así, Mozart se mudó, desafiando por primera vez los deseos de su padre, quien en represalia desheredó al joven.
No obstante, este infortunado incidente, es importante poner los hechos en perspectiva puesto que, al momento del confrontamiento, Mozart ya era un adulto. Cuando niño, aunque su padre era severo, las relaciones entre ambos fluían como es de esperarse en el entorno de la época. El argumento del padre explotador es inadecuado porque deja por fuera una serie de consideraciones necesarias para poder aplicar una evaluación justa de la situación.
Existe una serie de hechos atenuantes que cambian la perspectiva del problema. Si bien es cierto que Leopoldo, habiendo descubierto el talento de su hijo, quiso exponerlo para darle a conocer y aceptó dinero por las presentaciones, también es cierto e importante destacar que al pequeño Mozart nunca le faltó nada en lo absoluto. Leopoldo era todo para su hijo: valet, confidente, maestro, agente, etcétera. Además, de niño, Mozart tenía una salud muy frágil, padeciendo de una
cantidad de enfermedades como fiebre escarlata, paperas, viruela y otras. Su papá nunca escatimó costo para darle la mejor atención posible entre médicos y medicinas. Siempre se esmeró para que el niño se recobrara de sus quebrantos de salud.
Mito 3: Pobre
la
Éste tal vez es el mayor mito que se tiene del compositor salzburgués, Mozart vivió pobre a lo largo de su vida. Ésta es una verdad romantizada de la realidad basada en la exageración de una situación que el compositor atravesó casi al final de su vida.
Mozart se independizó de su padre cuando decidió vivir en Viena permanentemente. Viena era la capital del imperio Habsburgo y el joven compositor de Salzburgo vivió allí los últimos diez años de su vida, de 1781 a 1791.
Rice (2013) proporciona el contexto que el joven compositor encontró a su llegada:
El 16 de marzo de 1781, Mozart llegó a Viena. Las condiciones musicales que él encontró eran muy parecidas aquellas con las que estaba familiarizado desde sus visitas de niñez. La corte de Habsburgo dominaba la vida musical. El Burgtheater y el Kärntnertor [teatros locales], bajo la supervisión de oficiales de la corte y del propio emperador seguían siendo los principales teatros de Viena y, como tales, eran centros de actividad musical. Viena
continuaba atrayendo a músicos jóvenes y ambiciosos para componer, presentarse, y establecerse ahí. (p. 200).
El joven maestro tenía una obstinada actitud de vivir en Viena. En Inglaterra y en Praga lo amaban. Las obras cuyos estrenos fracasaban en Viena tenían un éxito rotuno en Praga. Sobre este tema Pestelli (1999) sostiene que:
Se le abre una nueva perspectiva en Praga, ciudad animada por un espíritu de competencia con Viena. En Praga, donde tiene amigos y admiradores, Mozart obtiene los mayores éxitos de sus últimos años: en la temporada 1786-1787 Las Bodas de Fígaro entusiasman al público, y en 1787, el Don Giovanni obtiene un gran triunfo en su estreno (p. 137).
Mozart no logró adquirir una posición en ninguna corte ni trabajó para un aristócrata; la oportunidad nunca se dio. Para ganarse la vida, él se dedicaba a enseñar a tocar teclado, a componer por encargos y a dar conciertos. Muy hábilmente, el joven maestro diseñó un sistema que consistía en una temporada anual de conciertos donde los miembros de la clase alta se suscribían pagando una suma fijada. Estos conciertos por suscripción representaron una fuente de ingresos sustancial y segura para el genial pianista-compositor.
La razón por la que se cree que Mozart era pobre se debe a que, en efecto, él atravesó un periodo económico muy difícil el cual se debió a varios factores. Él quiso componer una ópera basada en el segundo drama de una trilogía creada por el dramaturgo francés Pierre Beaumarchais, la presentación del cual fue prohibida pues su contenido ridiculizaba a la clase aristócrata de París. Mozart había
anunciado que estaba en proceso de componer la obra, lo que incomodó a la clase aristócrata de Viena. El resultado fue Las Bodas de Fígaro en 1786, una obra de arte magistral en lo que ópera se refiere, pero su estreno vienés fue un gran fracaso. El público aristócrata se sintió ofendido con la obra, seguramente debido al prejuicio existente por la obra teatral, y en consecuencia dejó de apoyar a Mozart.
Al respecto, Méndez (2002) comenta:
Sin lugar a duda, la primera obra maestra del género [ópera bufa] compuesta por Mozart fue Bodas de Fígaro, basada en la comedia homónima de Beaumarchais, adaptada por Lorenzo da Ponte y estrenada en el Teatro Nacional de Viena el 1. de marzo de 1786. El músico tuvo que desafiar numerosos escollos durante su composición. Dos compositores rivales: Righini y Salieri se reparten el favor del público y procuran monopolizar la escena vienesa; el emperador no aprecia mucho las dotes musicales de Mozart y, para colmo, el texto escogido es considerado subversivo: el comediógrafo Beaumarchais había satirizado en su teatro a la aristocracia ociosa y libertina y sus piezas estaban censuradas en Francia por revolucionarias (p. 20).
El compositor dependía casi exclusivamente de la clase aristócrata para generar dinero para su subsistencia. Los conciertos por subscripción se afectaron enormemente y se quedó con muy pocos alumnos, pues eran los hijos e hijas de los nobles y aristócratas los que representaban la mayor cantidad. Esto ocasionó
que las finanzas de Mozart se fueran a pique; él había mordido la mano que lo alimentaba. Incluso se cree que él también era apostador y cayó en manos de usureros.
En este sentido, Burkholder (2010) argumenta que:
Los Mozart siempre tuvieron suficiente dinero para contratar una criada y vestirse apropiadamente a su posición social, y aunque Mozart dio menos conciertos, aparentemente por elección propia, los ingresos por publicaciones, su salario y las óperas y otros encargos siguieron siendo buenos. Los problemas no parecen residir en el lado de los ingresos de la ecuación, sino en la incapacidad de Mozart para administrar sus gastos, como atestigua su hermana Nannerl (p. 553).
Es correcto decir que Mozart murió sin reservas económicas. Como gastaba sin medida, tenía que pedir prestado constantemente. Es significativo el hecho que unos cuantos años después de su muerte, su música se popularizó como nunca. Si hubiera vivido más, muy probablemente habría tenido mucho dinero, pero ése no fue su destino. Downs (1992) sostiene que las finanzas de Mozart se estaban recuperando en los últimos meses de su vida. El que las finanzas de Mozart al final de su vida iban en aumento se puede verificar con el hecho de que Constanze enriqueció con el legado de su esposo.
Solomon (1995) provee algunos detalles al respecto:
Durante varios años ella montó presentaciones benéficas adicionales, en Graz, Linz, Dresde, Leipzig y Berlín, cerrando nuevamente en Praga el 15 de noviembre de 1797. Sus ganancias le permitieron prestar a Josepha Duschek la enorme suma de 3,500 florines al 6% de interés en 1797 y dejar la considerable fortuna de 27,191 florines en efectivo al momento de su muerte (...) Así, la familia de Mozart obtuvo prosperidad en la ola de entusiasmo sin precedentes que comenzó poco después de su muerte (p. 499).
Mito 4: Rivalidad y Envenenado por Salieri
Antonio Salieri, quien había llegado a Viena en 1766, 15 años antes que Mozart, fue nombrado director del teatro y compositor de ópera italiana en la corte de Viena en 1774 a la edad de 24 años. En 1778, fue maestro de capilla de la corte. En ese entonces, Viena contaba con una tradición musical elevada donde una gran cantidad de compositores prestigiosos había hecho de la ciudad la capital musical de Europa.
Es común la creencia de que Salieri era un composiitor sin talento pero es iluso pretender que alguien incompetente llegara a tener la posición que él obtuvo, lo que desmantela la postura de que él era musicalmente mediocre. En realidad, Salieri fue un excelente compositor, posteriormente él incluso fue maestro de Beethoven, Schubert y Liszt, compositores que lideraron el movimiento musical romántico del siglo XIX. Lo que sucede es que nosotros hoy en día sabemos que definitivamente Mozart era superior y parece injusto que él no haya tenido la posición de compositor imperial.
Ahora, estas posiciones demandaban moverse acérrimamente en el ámbito político. Mozart no era tan político como Salieri y aunque éste sí sentía admiración por el talento de su joven colega, no estaba dispuesto, como es de esperarse, a simplemente cederle su cargo, que conllevaba una buena remuneración económica. Más bien por el contrario, hizo lo posible por bloquear los intentos de Mozart para obtener una posición importante en la corte pues lógicamente se sentía amenazado.
Lang (1997) apoya este particular con su comentario.
Este hábil músico [Salieri] fue incluso acusado de envenenar a Mozart, un hecho que puede ser tan poco fundamentado como el supuesto asesinato de Cambert por parte de Lully. No cabe duda, sin embargo, de la malévola interferencia de Salieri con el éxito de sus colegas austriacos. Su excelente maestría musical le llevó a concentrar su malicia en Mozart, cuyo lamentable destino se debió en gran medida a las maquinaciones del italiano (p. 669).
Como lo expresa Zaslaw (1989);
En Viena ya había dos compositores de primer nivel, Salieri y Mozart, ambos experimentados en la composición de ópera italiana, seria y cómica. Joseph prefería a Salieri, un compositor que conocía personalmente desde hacía diecisiete años, pero tenía la sofisticación musical para apreciar también al
recién llegado y la generosidad para apoyarlo con encargos y, a partir de 1788, con un salario de la corte (p. 152).
Al morir el emperador Joseph II, lo sucedió Leopold II y Salieri, tal vez pensando que no contaba con la buena voluntad del nuevo emperador, renunció a su puesto de director de la ópera italiana, pero mantuvo el de maestro de capilla. La renuncia voluntaria de Salieri destruye la posibilidad de que él haya tenido motivos para asesinar a Mozart, ya que ambos estaban en la misma situación, asediados por el nuevo emperador.
Además, la teoría del envenenamiento está descartada. Dos de los más competentes doctores de Viena, el Dr. Thomas Franz Closset y el Dr. Matthias von Sallaba, nunca consideraron (ni su esposa) que Mozart fue envenenado. Uno de los médicos (Dr. Closset) hizo estudios acerca de sobredosis de mercurio y el otro (Dr. Sallaba) era especialista en toxicología forense.
El problema con Salieri en lo que la posteridad respecta fue que estaba en el momento equivocado, en el lugar equivocado (debido a la presencia de Mozart) y para su desventaja, perdió la razón al final de su vida, algo que alimentaría la calumnia de que estaba atormentado por haber asesinado al gran compositor. En efecto, fue rival de Mozart, pero lo cierto es que admiraba su música y después de muerto éste, ayudó a su hijo de varias maneras y dirigió un gran concierto en su memoria.
Mito 5: Réquiem
La última obra que Mozart compuso fue Requiem, la misa para los difuntos. Por prácticamente más de un siglo no se sabía la razón por la que él lo escribió. Mozart componía casi que exclusivamente por encargo, pero por mucho tiempo no se tenía conocimiento si alguien había encargado esta obra. La trama se complica por el hecho de que el genial compositor murió sin terminar dicha composición, lo que rodea la historia del Requiem con un aura de misterio pues no faltó quien sugiriera que Mozart estaba escribiendo su propia pieza fúnebre.
Pero hay más, a todo esto, se suma un personaje misterioso que llegaba de noche vestido de negro a tocar la puerta del compositor, le daba dinero y lo presionaba para terminar la obra. En el proceso, Mozart enfermó sin recuperarse y falleció el 5 de diciembre de 1791 a la 1:00 a.m., un par de meses antes de su cumpleaños número 36.
De esta manera surgió la leyenda de que el visitante tenebroso era un mensajero del más allá y que el réquiem lo estaba escribiendo era para él mismo, pues estaba seguro de que lo habían envenenado. Según algunos, se trataba de un compositor rival queriendo matar de miedo al enfermo Mozart. En la película Amadeus, era Salieri disfrazado quien le llevaba el dinero mientras lo envenenaba.
La verdad se vino a descubrir en el siglo XX tras investigaciones musicológicas. La obra en realidad había sido encargada por el conde Franz von Walsegg-Stuppach, quien tenía la costumbre de contratar en secreto a compositores para que escriban obras de música de cámara nuevas y luego presentarlas en público, diciendo que eran de su creación.
Davenport (1995) proporciona la información y la contextualiza:
Había en Viena cierto Conde Walsegg quien tenía un deseo fantástico de ser conocido como compositor. Él podía tocar el chelo, pero jamás había escrito nada. Así que adoptó la costumbre de ubicar a todos los compositores más pobres y mejores y enviarles encargos anónimos de trabajo. Les pagaba bien y luego hacía que las obras se presenten en su casa como si fueran sus propias composiciones. Este réquiem iba a ser su composición en memoria de su recién fallecida esposa. El hombre alto y gris era su mayordomo, Leitgeb (p. 360).
De modo que el conde contrató a Mozart para que componga un réquiem en honor a su esposa, Anna, quien había fallecido a principios de 1791 y siguiendo su constumbre, pretendía hacer pasar el Requiem como una composición suya, Mozart accedió en guardar el secreto. El misterioso personaje vestido de negro era Franz Anton Leitgeb, mayordomo del conde y le llevaba al compositor adelantos (abonos) secretamente para mantener oculta la identidad de su patrón. Después de morir Mozart, el Requiem lo terminó su alumno Franz Xaver Süsmayr. Misterio resuelto.
Mito 6: Entierro de Indigente
Se desconoce la verdadera causa de la muerte de Mozart. Tal vez fue la suma de muchos factores. Lo más que se puede especular dada la descripción de los síntomas es que se trató de un fallo renal. Como lo señala Ingram (2002), “las posibles causas de su muerte han sido ampliamente tratadas por diferentes biógrafos, especialistas y médicos, pero aún no se ha logrado llegar a una decisión definitiva y son todavía en materia de mucha especulación”. (p. 236).
Por otro lado, suena escandaloso que el gran compositor haya sido enterrado en una fosa común. Este tipo de creencias se ven tipificadas en declaraciones como la de Rowley (1992), mencionando que “Mozart, que pasó siempre graves dificultades económicas, fue enterrado en una fosa común para pobres”. (p. 168).
Lamentablemente, no existen registros confiables ni reportes de testigos oculares de su entierro, pero parece que a lo sumo fue dos días después de su fallecimiento en horas de la tarde y en medio de un temporal desfavorable. Las honras fúnebres se dieron alrededor de las 3:00 p.m. y menos de veinte personas asistieron.
Esta triste situación alimentó el mito de que Mozart era pobre y ha causado muchas críticas severas, sobre todo por el hecho de que ni siquiera Constanze estuvo presente en el entierro de su esposo. Pero otra vez, un poco de contexto es necesario para tener una perspectiva adecuada de lo sucedido, pues existen razones suficientes que explican estos acontecimientos.
Braunbehrens (1989) afirma que los entierros en una fosa común eran perfectamente normales en la época en Viena, es más era lo que establecía la ley. Estos entierros eran un requisito legal para todos los vieneses excepto para aquellos de noble cuna o miembros de la aristocracia. La regla respecto a las fosas comunes era de cuatro adultos y dos niños por tumba; se depositaban en las mismas en orden de llegada. Vemos entonces, que el entierro de Mozart no fue nada diferente a la práctica común para personas de su estrato social y carece de significado en cuanto a su situación económica.
Mito 7: Teorías de Conspiración
Debido a la prematura y trágica muerte de Mozart ante una enfermedad desconocida, rápidamente surgieron rumores y teorías de conspiración que buscaban ofrecer explicaciones de su muerte inusual. Una de estas teorías involucra una conspiración de judíos-romanos y existe otra involucrando a masones-católicos. Pero a continuación abordaremos brevemente la teoría que afirma la existencia de una conspiración por parte de la masonería vienesa.
Mozart se unió a la masonería el 15 de diciembre de 1784 en la logia Zur Wohltätigkeit (Beneficencia). Él honestamente quería convertirse en un masón debido a su creencia personal en el mejoramiento de la raza humana a través de la auto-perfección. La masonería proveía entrenamiento del ser, de la humanidad práctica, y de la tolerancia. La masonería no era un reemplazo a la creencia religiosa, más bien era vista como una forma práctica de la fe cristiana que no se oponía de ninguna manera a la iglesia. Para unirse a una logia masona, los candidatos debían someterse a un rito de iniciación complejo, lleno de simbolismos y secreto. El secretismo es un principio fundamental en la masonería, no sólo en sus ritos de iniciación, sino en todo su sistema.
Típicamente, las logias masonas eran exclusivamente para hombres y no se sabía con exactitud el número de sus miembros, entre los cuales se incluían personalidades poderosas e influyentes en la sociedad. Mozart se asoció con Josef Emmanuel Schikaneder, quien era un popular actor, cantante y director de teatro; y a quien había conocido desde Salzburgo en 1780. Shikaneder se unió a los masones en 1787, pero fue expulsado un tiempo después por mala conducta. Ambos, el compositor y el actor se unieron en 1791 y produjeron La Flauta Mágica (Schikaneder escribió el libreto y Mozart compuso la música). Esta ópera es una fantasía llena de rituales de iniciación masónica bajo el disfraz de un cuento de
hadas cuyo estreno se efectuó el 30 de septiembre con gran aceptación del público de clase trabajadora.
Hay que notar que Mozart murió solo unos meses después bajo “condiciones sospechosas,” lo que llevó a muchos a acusar a los masones de haber asesinado al compositor prodigioso por venganza debido a que había revelado secretos de la masonería en su obra. Ahora, para que funcione esta teoría, el método empleado para el crimen tiene que ser envenenamiento; pero como se ha expuesto en el mito #4, esto queda descartado ya que los médicos especialistas que trataron a Mozart en su lecho de muerte no consideraron esta opción. De haber sido éste el caso, seguramente por lo menos uno de los doctores lo hubiera sospechado, pero no fue así.
Pero existe otro argumento significativo que desacredita este mito. Schikaneder fue quien escribió el libreto de la obra. Él es tan responsable como Mozart, si no más que él, de la su producción pública donde supuestamente dio a conocer los secretos masones. Además, a diferencia del Mozart, Schikaneder no gozaba del favor de los masones; sin embargo, él vivió hasta 1812, aunque empobrecido y con problemas mentales, no hubo condiciones que puedan despertar suspicacias sobre su defunción. Por consiguiente, la teoría de conspiración por parte de los masones queda descartada
Mito 8: Olvidado al Morir
Nuestro último mito para exponer es la falsa creencia de que Mozart, el fenomenal compositor de Salzburgo, quien era incomprendido por sus contemporáneos quienes no apreciaron lo que tenían, fue olvidado al momento de su muerte. Este mito va vinculado con la creencia que vivió pobre (mito #3) por lo
que tuvo un entierro de indigente (mito #6) y un poco con el misterio de la composición del Requiem (mito #5), porque el misterioso visitante le daba dinero en un momento de crisis económica.
Esta acusación provoca mayor empatía con el compositor pues produce lástima, por un lado, e indignación por la falta de reconocimiento merecido, por otro. Pero, como se ha podido comprobar al desarrollar los mitos anteriores, la acusación pierde fuerza en vista de los hechos. La verdad es que Wolfgang Mozart fue muy popular en vida y su muerte no pasó desapercibida. Examinemos las evidencias que apoyan esta declaración.
Esta acusación provoca mayor empatía con el compositor pues produce lástima, por un lado, e indignación por la falta de reconocimiento merecido, por otro. Pero, como se ha podido comprobar al desarrollar los mitos anteriores, la acusación pierde fuerza en vista de los hechos. La verdad es que Wolfgang Mozart fue muy popular en vida y su muerte no pasó desapercibida. Examinemos las evidencias que apoyan esta declaración.
El Wiener Zeitung (el periódico de Viena) publicó que Mozart murió la noche del 4-5 de diciembre, luego menciona su niñez y sus viajes, finalmente elogia su talento. También menciona que sus obras son admiradas por doquier como prueba de su grandeza y termina lamentando la irreparable pérdida.
Ciertamente toda Viena lo lloró y se realizó un servicio fúnebre extenso en la gran catedral a la semana siguiente. Braunbehrens (1989) dice que “la muerte de Mozart fue anunciada en muchos periódicos de Europa. En Praga le hicieron un servicio fúnebre al cual asistieron 4,000 personas”. (p. 419). Entonces, vemos que difícilmente Mozart fue olvidado al morir.
Conclusiones
A manera de conclusión, mencionaremos que Mozart tiene una biografía fascinante, llena de situaciones excepcionales. Al sumarle la genialidad compositiva que demostró desde su niñez, es imposible evitar el quedar asombrados ante su extraordinario talento. Precisamente estas son las condiciones adecuadas para que
surjan leyendas que narran situaciones exageradas enalteciendo a este prestigioso compositor.
Lamentablemente, estas leyendas y mitos nos alejan de la persona real. Mozart era un ser humano expuesto a los problemas que cualquier persona viviendo en una sociedad tiene. Debido a que su padre tomaba todas las decisiones acerca de su vida hasta que él tuvo 25 años, el joven compositor virtuoso no desarrolló las destrezas adecuadas para lidiar con la gente. A él le gustaba la adulación desde niño, él entendía su talento, pero siempre estaba dispuesto a agradar a los demás, sin embargo, no entendía por qué las personas no eran recíprocas con él. Aparentemente no comprendía muy bien cómo funcionaba la sociedad. No obstante, a diferencia del común de las personas, él era un genio extraordinario.
El enfoque de los mitos alrededor de Mozart también desvía la vista de aspectos maravillosos que él tenía debido a su genialidad. Por mencionar sólo uno, Mozart tenía la habilidad singular de componer obras en su mente. Cuando él escribía música, simplemente decía que la estaba “copiando” lo que ya había compuesto en su cabeza. Prueba de ello es que sus manuscritos están prácticamente libres de borrones y tachones. Otros compositores tenían que tachar y rayar papel pentagrama haciendo correcciones constantemente, Beethoven incluso escribía en las paredes, pero los manuscritos de Mozart están notoriamente limpios. Es más, él decía que componía más de una pieza a la vez en su cerebro sin confundir una con otra. Esto es como comparar una computadora que en su disco duro tiene guardado diferentes archivos separados, pero en este caso, estaban en la memoria del maestro.
¡Mitos a un lado, Wofgang A. Mozart fue un compositor sin comparación!
Referencias Bibliográficas
Braunbehrens, V. (1989). Mozart in Vienna, 1781-1791. Grove Weidenfeld.
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