EL MITO DE LOS PRÓCERES. LA VERDADERA HISTORIA DE LA SEPARACIÓN DE PANAMÁ DE COLOMBIA

Vilma Chiriboga
Universidad de Panamá, Panamá

Cátedra: Revista Especializada en Estudios Culturales y Humanísticos

Universidad de Panamá, Panamá

ISSN: 2415-2358

ISSN-e: 2523-0115

Periodicidad: Anual

núm. 20, 2023

abdielarleyrodriguez@hotmail.com

Recepción: 24 Enero 2023

Aprobación: 14 Marzo 2023



DOI: https://doi.org/10.48204/j.catedra.n23.a4201

Resumen: Reseña la obra “El mito de los próceres. La verdadera historia de la separación de Panamá de Colombia”, del sociólogo Olmedo Beluche, la cual propone una revisión crítica de la historiografía panameña respecto a los acontecimientos de 1903, así como a todo el siglo XIX, en el cual fuimos parte del estado colombiano.

Palabras clave: separación, independencia, federalismo, liberalismo, imperialismo.

Abstract: Review the work “The myth of the heroes. The true history of the separation of Panama from Colombia", by the sociologist Olmedo Beluche, which proposes a critical review of Panamanian historiography regarding the events of 1903, as well as the entire 19th century, in which we were part of the Colombian state.

Keywords: separation, independence, federalism, liberalism, imperialism.

EL MITO DE LOS PRÓCERES. LA VERDADERA HISTORIA DE LA SEPARACIÓN DE PANAMÁ DE COLOMBIA

El objetivo de la reseña del libro El Mito de los próceres, la verdadera historia de la separación de Panamá de Colombia, del autor Olmedo Beluche (2021), es realizar algunas reflexiones en torno al contenido de la obra; una obra producto de una investigación donde se discute, de manera crítica, la producción historiográfica en relación con los procesos de la separación de Panamá de Colombia al presentar un giro epistémico en torno a las narrativas contadas desde la visión de la historia oficial.

“En virtud de las consideraciones expuestas, el Consejo Municipal del Distrito de Panamá, fiel intérprete de los sentimientos de sus representados, declara en forma solemne, que los pueblos en su jurisdicción se separan desde hoy y para lo sucesivo de Colombia, para formar con las demás poblaciones del Departamento de Panamá, que acepten la separación y se les unan, el Estado de Panamá, a fin de constituir una república con gobierno independiente, democrático, representativo y responsable, que propenda a la felicidad de los nativos y de los demás habitantes del territorio del Istmo” (Fragmento del Acta de Independencia del Istmo).

Distrito de Panamá, fiel intérprete de los sentimientos de sus representados, declara en forma solemne, que los pueblos en su jurisdicción se separan desde hoy y para lo sucesivo de Colombia, para formar con las demás poblaciones del Departamento de Panamá, que acepten la separación y se les unan, el Estado de Panamá, a fin de constituir una república con gobierno independiente, democrático, representativo y responsable, que propenda a la felicidad de los nativos y de los demás habitantes del territorio del Istmo” (Fragmento del Acta de Independencia del Istmo).

Una historia dedicada a la exaltación de héroes culturales o héroes “civilizadores” conectados con hombres, generalmente de color blanco vinculados con el poder económico, social, político cuyos relatos son escritos, en su mayoría, por las “élites simbólicas” con la intencionalidad de legitimar sistemas políticos. Estos sistemas se caracterizan -en gran parte- por violencias epistémicas, desigualdades sociales, raciales y de género, tanto en Panamá como a lo largo de América Latina. Además, de ser una historia que adolece de contenidos adecuados para despertar en el lector la curiosidad y el deseo de profundizar en la temática y de esa forma realizar el ejercicio de razonar y pensar holísticamente. Dice Marcelo Pakman en la presentación de un libro de Edgar Morin

“…el conocimiento científico fue concebido durante mucho tiempo, y aún lo es a menudo, como teniendo por misión la de disipar la aparente complejidad de los fenómenos, a fin de revelar el orden simple al que obedecen” (Morin, 1990).

En nuestro país, la separación de Panamá de Colombia, el 3 de noviembre de 1903, representó para esta nación una fase decisiva en la formulación de relatos oficiales que, en su mayoría, buscaban crear un sentimiento colectivo de identificación con los capitales culturales de los grupos de poder. Un discurso basado en la configuración de la idea de un Estado y de una nación homogénea, caracterizado por la supremacía de ciertos grupos y la exclusión de otros del imaginario nacional. Creados, generalmente, a través de la manipulación de fuentes, con la finalidad de legitimar un proyecto de nación en consonancia con las ideas de raza, género y clase social imperante en los grupos de poder tanto en las redes nacionales y transnacionales.

La construcción y reconstrucción de la historia desde esta perspectiva, es decir de una idea romántica de nación (Ritter, 2008) ha contribuido a crear sociedades desiguales a nivel interno de Panamá, puesto que son narrativas elaborados sobre la base de políticas excluyentes, tendientes a legitimar, entre otros aspectos, un modelo económico basado en el transitismo y una sociedad definida como católica por los grupos en el poder.

En ese sentido, el libro escrito por Olmedo Beluche (Beluche, 2021) sociólogo de formación, es valioso porque no solo hace una lectura de otros archivos, otros referentes históricos invisibilizados, entre estos (El país creado Por Wall Street: La Historia no contada de Panamá, de Ovidio Díaz (Díaz-Espino, 2003), Panamá, del tratado Herrán-Hay al tratado Hay-Bunau Varilla: historia crítica del atraco yanqui mal llamado en Colombia la pérdida de Panamá, y en Panamá, nuestra independencia de Colombia, del autor Oscar Terán (1976); sino de fuentes citadas por la historia oficial (El Estado Federal de Panamá de Justo Arosemena (1855), La jornada del día 3 de Noviembre de 1903 y sus antecedentes de Ismael Ortega (1931).

Justo Arosemena, al referirse al movimiento de 1840 anotó que:

“aun entónces no se trató sino de un sistema federal, sin romper del todo con la Nueva Granada… Así lo aconsejó a la Convención el coronel Tomás Herrera, jefe superior nombrado, en su mensaje de 1º de marzo, i así se hizo por la lei fundamental, cuyos artículos principales voi a trascribir…Art. 2º. Si la organización que se diere la Nueva Granada fuese federal i conveniente a los intereses de los pueblos del Istmo, este formará un Estado de la Federación & único” (Arosemena, 1982).

Además, de ser fuentes examinados a través de la utilización del método denominado marxismo. Un método, empleado por el autor, para detrás del acontecimiento en sí, los intereses de clases y grupos específicos; siendo precisamente este tema el eje articulador de su obra al visibilizar el carácter de clase en el fondo del proyecto separatista de 1903.

En el libro Beluche narra de forma minuciosa las contradicciones presentes en los movimientos de 1830, 1831 y 1840. Del movimiento del 1830 destaca:

…el reclamo de los comerciantes istmeños, no de una separación, sino la queja de que al separarse las provincias del sur (Ecuador y Perú) se habían afectado las relaciones mercantiles de Panamá, ya que éstas eran sus mercados naturales, no así las provincias del centro (Bogotá). Este tipo de reclamo mercantil es la tónica real de las clases dominantes en el Istmo, no la construcción de una nación independiente.

Respecto al movimiento de 1840, anota lo siguiente:

Cada élite local abogaba por sus intereses, procurando que la máquina del Estado se inclinara en su favor. Así lo hizo la burguesía panameña igual que la de otras regiones...Agreguemos que el arrabal y el interior, al igual que hoy, no compartía los mismos intereses que dicha burguesía comercial. En reiteradas ocasiones se le opuso.

Lo valioso de estas narrativas consisten en mostrar una historia en movimiento, más allá de los simples hechos y evidencia, a la vez, la capacidad de establecer relaciones explicativas entre actores sociales.

La argumentación presentada por Beluche (2021) en relación con los acontecimientos referidos, adquieren valor al facilitar al lector una aproximación más holística de los procesos históricos, una mejor comprensión de la realidad social y una mayor conexión con el desarrollo del pensamiento complejo de la cual Edgar Morín señala:

…que surge allí donde el pensamiento simplificador falla; pero integra en sí misma todo aquello que pone orden, claridad, distinción, precisión en el conocimiento”… Este paradigma, que controla la aventura del pensamiento occidental desde el siglo XV11, ha permitido, sin duda, los enormes progresos del conocimiento científico y de la reflexión filosófica; sus consecuencias nocivas ulteriores no se comienzan a revelar hasta el siglo XX (1994, 29-30).

El libro, al mismo tiempo, plantea preguntas y nos interpela sobre si ¿Realmente había unanimidad en torno a un proyecto nacional?, ¿El plan de los comerciantes era el de “todos” o existían sectores opuestos?, ¿Dónde yacían los conflictos de clase en la historia de la «de la “nación” panameña»? Como observamos, es una obra cuyo contenido conecta al individuo con otros individuos y en otros tiempos y espacios, propicia nuevas discusiones, nuevas problemáticas y reflexiones, llama a indagar con mayor profundidad sobre la Historia de Panamá. Obliga a repensar el papel a desempeñar en nuestras sociedades como académicos, historiadores, sociólogos y, asimismo, sobre la producción y circulación de saberes que absolutizan los datos, la necesidad de interconectarla la Historia con otras disciplinas y otros espacios.

F. Braudel dice al respecto:

“Desearía que las ciencias sociales dejaran provisionalmente de discutir tanto sobre sus fronteras recíprocas, sobre lo que es o no es ciencia social, sobre lo que es o no estructura. Que intentan más bien trazar, a través de nuestras investigaciones, las líneas si la hubiere que pudieran orientar la investigación colectiva y también los temas que permitieron alcanzar una primera convergencia” (Braudel, 1979).

A huir de la enseñanza de la tradicional historia inmóvil, convencional, chauvinista y jalonada de figuras heroicas, a sistematizar la diversidad del tiempo social, de las temporalidades diferenciales en la Historia. Temporalidades esenciales para la producción de conocimientos (Braudel, 1979) una puerta poco transitada por la mayoría de los cientistas sociales, donde es imposible dividir el tiempo en fragmentos artificialmente homogéneos, tal como dice March Bloch:

“En verdad no es fácil imaginar una ciencia, cualquiera que sea, que pueda hacer abstracción del tiempo. Sin embargo, para muchas de ellas, que por convención lo dividen en fragmentos artificialmente homogéneos, el tiempo no representa más que una medida. Realidad concreta y viva, entregada a la irreversibilidad de su impulso, el tiempo de la historia, por el contrario, es el plasma mismo donde están sumergidos los fenómenos y es como el lugar de su inteligibilidad…Ahora bien, este tiempo verdadero es, por naturaleza, un continuo. También es cambio perpetuo” (Bloch, 2001).

Fragmentos que dificultan ir desentrampando una serie de nudos para buscar detrás de cada acontecimiento o de los acontecimientos los vínculos entre redes políticas y de clases tanto a nivel local y global.

El libro devela la necesidad de una revisión en torno a cómo hemos construido y reconstruido las narrativas de la Historia panameña, sobre todo en relación con los llamados intentos separatistas, al ofrecer otras miradas esenciales para una comprensión más compleja de estos sucesos. Centra su atención en los conflictos de intereses políticos subyacentes -motivados por intereses económicos- los cuales produjeron “guerras civiles entre: bolivaristas y santanderistas, entre liberales y conservadores, entre federalistas y centralistas, entre librecambistas y proteccionistas, es decir ofrece información sobre cómo se fueron entrelazando una serie de factores que evidenciaron el deseo de los istmeños de administrar sus propios recursos, sobre todo la posición geográfica.

Este ejercicio intelectual de deconstrucción de narrativas realizadas por el autor, sobre la Historia de Panamá es significativo, porque precisamente esos relatos contados por la Historia oficial “representan dispositivos irreprimibles de arquetipos que influyen en la conducta y la imaginación de las generaciones posteriores” al contribuir, por ejemplo, a afianzar en el imaginario colectivo normas para a hacer parecer como natural el orden social establecido; un orden tendiente a la justificación de ciertas posturas ideológicas y políticas de la actualidad. Dice Enrique Florescano en su obra La Función Social de la Historia lo siguiente:

“En la medida en que el historiador puso mayor cuidado en la crítica y selección de sus fuentes, mejoró sus métodos de análisis y adquirió las técnicas de las ciencias y las disciplinas humanistas, en esa misma medida se transformó en un impugnador de las concepciones del desarrollo histórico fundada en los mitos, la religión, los héroes providenciales, los nacionalismos…” (Florescano, 1994).

El libro está estructurado en veintiún capítulos con sus respectivos prólogos. El capítulo XX titulado “Diez argumentos comunes contra la verdadera historia de 1903” es de suma importancia por lo didáctico y profundo del contenido, y al igual que los otros, pone al descubierto hechos omitidos por la historia oficial. Es un capítulo en la cual se sintetiza y contra argumenta de manera magistral los mitos o creencias existente en nuestros baúles culturales sobre las cuales se ha cimentado la construcción de la República, donde los intereses de los sectores dominantes imaginan a la nación, al Estado desde “la monocultura de la escala dominante con una de sus vertientes que es el universalismo, es decir, la creencia que toda idea es válida independientemente del contexto en que ocurre” tal como lo plantea Boaventura Sousa (2006) en Renovar la teoría crítica y reinventar la emancipación social.

Estos mitos de acuerdo con Beluche son: No hubo intervención norteamericana, hubo intervención pero la idea de la separación fue de José Agustín Arango, no hubo sobornos en Panamá, no hay evidencias de un negociado con las acciones del Canal Francés (Díaz-Espino, 2003), Cromwell no intervino porque dejo plantado a Amador, todas las independencias han recibido apoyo extranjero, Panamá ya era una nación diferenciada de Colombia que intentó separarse en repetidas ocasiones, todos los istmeños anhelaban la separación, Colombia oprimía y explotaba a Panamá, igual gracias a los próceres somos independientes.

Particularmente, sobre el mito de la no intervención estadounidense en el movimiento de Separación de Panamá de Colombia escribe Beluche:

Si uno lee los libros de texto utilizados en nuestras escuelas, no encuentra ninguna participación norteamericana en el acontecimiento. La versión de J.B. Sosa y E. Arce (Compendio de historia de Panamá), primera historia oficial, salvo una rápida mención del Sr. Shaler (“amigo de la separación”) en Colón, y del acorazado Nashville que “hizo desembarcar una fuerza… para proteger la salida del tren… y los intereses y vidas de los extranjeros de aquella localidad”, pareciera que Estados Unidos no tuvo mucho que ver con la separación de Panamá de Colombia del 3 de noviembre de 1903.

Lo escrito por el autor en relación con el mito de la no intervención estadounidense en el movimiento de Separación de Panamá de Colombia es fundamental porque la historia panameña del siglo XX, y en específico el surgimiento de la República no se entiende sin explicar el contexto político de Estados Unidos a finales de los siglos X1X e inicios del XX. Un contexto político caracterizado por su expansión extracontinental, el deseo de dominar los mares y la necesidad de construir una vía acuática. Para concretar estos proyectos Panamá, por su posición estratégica, pasa a ser de vital importancia en la estrategia geopolítica estadounidense.

Mahan dice:

“La grandeza comercial de Holanda se debió no solo á su flota marítima sino también á las numerosas y tranquilas vías acuáticas que daban acceso tan fácil como barato á su interior y al de Alemania… La segunda observación estriba en la situación geográfica de Estados Unidos respecto á un Canal que atraviese la América Central. Si llegara á abrirse alguno, cumpliéndose las esperanzas de los constructores, el Mar Caribe cambiaría completamente de aspecto, convirtiéndose de punto final de viaje-como lo es ahora-y sitio exclusivo de tráfico local, ó á lo sumo de trasbordo para una travesía imperfecta y discontinua, en una de las grandes vías comerciales del mundo, á lo largo de la cual habría un gran movimiento comercial, que traería cerca de nuestras costas los intereses de las obras grandes naciones europeas” (Mahan, 1901).

De allí que, explicar la Separación de Panamá de Colombia de 1903, obviando la intervención estadounidense, sería algo así como intentar explicar los Sucesos del 9 de enero desconectado de la antigua Zona del Canal. Desarticular estos mitos no significa según Beluche carecer de un pasado heroico y orgullo nacional, y agrega al respecto:

El heroísmo y lo poco de “independencia” aún existente no lo obtuvimos de los gestores del 3 de noviembre, sino de los verdaderos próceres que dieron su lucha, su sangre y su vida: los soldados de Coto de 1921, los trabajadores del Movimiento Inquilinario de 1925, la juventud de 1947, de 1958 y 59, y sobre todo los Mártires de 1964. A ellos debemos homenajear.

De allí la necesidad, desde nuestro punto de vista, de deconstruir estos mitos y otros, puesto que facilitan al lector conocimientos para aprender a pensar históricamente, a tener conciencia histórica lo cual implica entre otros aspectos: la necesidad de formular preguntas, evitar la simple transmisión memorística de hechos descontextualizados pues distorsionan el valor del saber histórico, no ver los contenidos históricos confinados dentro de las perspectivas nacionales cuando los mismos se desbordan por encima de las fronteras nacionales, analizar los sucesos históricos no como productos finitos y cerrados; sino como parte de un largo proceso inacabado, comprender el concepto de cambio y tiempo como un fenómeno gradual, aprender a significar el pasado, interpretándolo desde una perspectiva histórica multicausal y multitemporal, a problematizar los hechos.

“La conciencia histórica no es simplemente la noción de que el tiempo pasa, sino el conocimiento de que, en ese tiempo que pasa, pasan cosas. Mi conciencia histórica no reside simplemente en saber que yo he ido pasando por distintas edades, sino en saber que durante esas edades sucedieron múltiples hechos que configuran mi realidad actual. Gracias a estas dos dimensiones de la conciencia histórica (que captan la forma y el contenido de la experiencia temporal) podemos orientarnos en el tiempo y dar sentido a la realidad. La realidad tiene un sentido -desde esta perspectiva concreta- porque no es una arbitrariedad, sino que es fruto de un proceso histórica. Mi presente tiene sentido, es explicable, dentro de una trama vital (historia)”, Sánchez-Marcos, citado por Bellatti (Bellati, 2018).

Beluche (2021), al problematizar los hechos referentes a la separación de Panamá de Colombia, lo realiza en los términos expresados por Enrique Florescano (Florescano, 1994) cuando expone que el problema de quienes hacen historia no es si debemos emitir juicios morales o no, sino hacerlo con responsabilidad, es decir, contrastando datos, hechos empíricos con teoría tal como se evidencia en la obra El Mito de los Héroes, la Verdadera Historia de la Separación de Panamá de Colombia, una obra cuyo contenido representa la construcción de una historia “emancipadora”, en sus dimensiones políticas, teóricas y epistemológicas, al develar las falacias en las interpretaciones relacionadas con los procesos conectados con la Separación de Panamá de Colombia, el 3 de noviembre de 1903.

No se trata de justificar posturas; sino de entender algo sin dejarse llevar por las pasiones e intereses individuales o de grupos. El problema de la distorsión de los hechos históricos, y así lo expresa Beluche, se debe en gran medida al paradigma presente en la modernidad capitalista, donde Estados naciones utilizan la historia de manera ideológica, falsificándola, idealizando a los héroes representativos de la clase dirigente, ignorando los hechos y las personas que no sirven a ese objetivo manipulador, señala el autor. A estas afirmaciones, añadimos la dificultad que crea las narrativas construidas desde este enfoque en el fortalecimiento de una conciencia histórica, de una cultura histórica pues no ofrecen las herramientas cognitivas para interpretar y darle significado a la relación entre el pasado y el presente.

En definitiva, el libro es un aporte valioso, desde la perspectiva de la Sociología de la Historia, al dar cuenta de la compleja red del tejido social imperante a lo largo del siglo X1X y su vinculación con la Separación de Panamá de Colombia. Es una obra reveladora de informaciones no evidenciadas por la Historia oficial que despiertan en el lector el interés por “cuestionar el barniz de aparente normalidad que se intenta imponer desde el poder (Thompson, 1987).

Referencias bibliográficas

Arosemena, J. (1982). El Estado federal. Panamá: EUPAN.

Bellati, I. (2018). La comprensión de la historia y la construcción de las identidad social y cultural en futuros maestros. Barcelona: Universitat de Barcelona.

Beluche, O. (2021). El mito de los próceres. La verdadera historia de la separación de Panamá de Colombia. Bogotá: Antónima.

Bloch, M. (2001). Apología para la Historia o el oficio del historiador. México: Fondo de Cultura Económica.

Braudel, F. (1979). La larga duración en la historia y las ciencias sociales. Madrid: Alianza editorial.

Díaz-Espino, O. (2003). El país creado por Wall Street: la historia no contada de Panamá. Colombia: Planeta.

Florescano, E. (1994). La función social del historiador. Texto de la conferencia dictada en la escuela de Historia de la Universidad Michoacana. Michoacán. Obtenido de file:///C:/Users/SOCIOLOGIA/Downloads/Dialnet-LaFuncionSocialD elHistoriador-5219368.pdf

Mahan, A. (1901). Influencia del poder naval en la historia 1660-1783. Ferrol: Imprenta El Correo Gallego.

Morin, E. (1990). Introducción al pensamiento complejo. Buenos Aires: Gedisa editorial. Obtenido de https://norberto2016.files.wordpress.com/2016/10/morinedgar_introduccion-al-pensamiento-complejo_parte1.pdf

Ritter, L. P. (2008). Filosofía de la nación romántica. Seis ensayos sobre el pensamiento intelectual y filosófico en Panamá. Panamá: Editorial Mariano Arosemena.

Thompson, E. (1987). Nuestras libertades y nuestras vidas. Barcelona: Crítica D. L.

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