LOS ORÍGENES DE LA DOCTRINA MONROE Y LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD POLÍTICA ESTADOUNIDENSE

Laysa Reid
Universidad de Panamá., Panamá

Cátedra: Revista Especializada en Estudios Culturales y Humanísticos

Universidad de Panamá, Panamá

ISSN: 2415-2358

ISSN-e: 2523-0115

Periodicidad: Anual

núm. 20, 2023

abdielarleyrodriguez@hotmail.com

Recepción: 03 Marzo 2023

Aprobación: 12 Mayo 2023



DOI: https://doi.org/10.48204/j.catedra.n23.a4185

Resumen: El estudio de las doctrinas como medio para establecer la influencia en las mentalidades colectivas, nos permite comprender la complejidad y evolución dentro de la construcción política, económica, social y cultural de nuestras sociedades. Tal es el caso de la doctrina Monroe, la cual ha sido analizada durante décadas. Fue presentada por el quinto presidente de Estados Unidos James Monroe, en su discurso ante el congreso en 1823. Sin embargo, no era considerado en ese momento como un instrumento para articular la política expansionista. Sin embargo, a partir del siglo XX se tomará como elemento clave para su política exterior. Para Marín (1982) “fue el primer paso ideológico con el cual Estados Unidos se enfrentaron a los ingleses” (p. 120). De igual manera coinciden distintos autores sobre la importancia de esta doctrina. Por esta razón se convierte en un referente para el análisis de su vida política. En el marco del bicentenario de la doctrina Monroe, el propósito de este artículo es revisar las conexiones entre la construcción de la identidad política y los antecedentes de la doctrina Monroe. El principal aporte de este es la vinculación entre la construcción de la Identidad política estadounidense y los sucesos que dieron origen a la doctrina Monroe.

Palabras clave: ideología, identidad política y doctrina Monroe.

Abstract: The study of the Doctrines as a means to establish the influence on collective mentalities allows us to understand the complexity and evolution within the political, economic, social and cultural construction of our societies. Such is the case of The Monroe Doctrine, which has been analyzed for decades. It was presented by the fifth president of the United States, James Monroe, in his address to Congress in 1823. However, it was not considered at that time as an instrument to articulate expansionist policy. However, from the 20th century it will be taken as a key element for its foreign policy. For Marín (1982) “it was the first ideological step with which the United States faced the British” (p.120). Likewise, different authors agree on the importance of this Doctrine. For this reason it becomes a reference for the analysis of his political life. In the framework of the bicentennial of the Monroe Doctrine. The purpose of this article is based on reviewing the connections between the construction of political identity and the background of the Monroe Doctrine. The main contribution of this is the link between the construction of the American political identity and the events that gave rise to the Monroe Doctrine.

Keywords: ideology, political identity and Monroe doctrine.

Introducción

La doctrina Monroe ha sido estudiada a través de los años debido a que permite evaluar la política exterior estadounidense. Esta ideología se ha convertido en la pieza clave que ha sustentado su proceder. Aunque al momento en que el presidente James Monroe presenta su discurso ante el congreso en 1823 no era considerado como parte de un instrumento político. Sin embargo, a partir del siglo XX se tomará como elemento clave para su política exterior. Para Marín (1982)

“fue el primer paso ideológico con el cual los Estados Unidos se enfrentaron a los ingleses” (p.120).

De igual manera coinciden distintos autores sobre la importancia de esta doctrina. Por esta razón se convierte en un referente para el análisis de su vida política. A pesar de ser un país que ha mantenido su hegemonía, no se escapa de las particularidades y asimetrías que forman parte de su desarrollo durante su organización como Estado. A lo largo de los años las investigaciones se han volcado hacia la conceptualización de la doctrina, y su evolución. Las cuales asocian la doctrina como un instructivo, el cual explica las acciones de Estados Unidos en América Latina, Europa y Asia.

En el marco del bicentenario del surgimiento de la doctrina Monroe, este trabajo tiene por objetivo reflexionar en torno a las conexiones entre la construcción de la identidad política y los antecedentes de la doctrina Monroe, explicado que ha sido decisiva en su conformación nacional y su proyección internacional. La metodología empleada para realizar este trabajo fue la revisión de fuentes documentales, las cuales se organizaron en dos partes. En la primera, se buscó distintas fuentes relacionadas con el origen y antecedente de la doctrina Monroe. En la segunda fase, se indagó sobre material relacionado con la construcción de la identidad política, además de revisar estudios de casos sobre temáticas distintas, pero relacionadas al tema.

Antecedentes de la doctrina Monroe

Es importante considerar la situación que estaba confrontando el Nuevo Mundo, el cual estuvo durante las primeras dos décadas del siglo XIX, en conflicto con sus colonizadores. Sin embargo, las potencias europeas, a su vez, se encontraban en pugnas entre ellas provocando que esta situación afectara las relaciones comerciales entre Europa y el continente americano.

Hasta la fecha, la doctrina Monroe se ha considerado parte del cimiento de la política exterior de Estados Unidos. Según Guerra (1964) su función era

“proteger a las Repúblicas del Sur de Río Grande, siendo su fin más primitivo es la seguridad de Estados Unidos” (p.157).

Pero tiene sus antecedentes en la visión de la clase dominante, la cual tenía un claro proyecto de expansión. Tal fue el caso de Thomas Jefferson, cuando el 25 de enero de 1786 consideraba que la confederación debía asimilar las colonias españolas. Sin dejar de lado sus instintos de preservación, según Guerra (1964), el objetivo era

“mantener la prenda ambicionada en manos del débil, hasta el momento oportuno de tomarla” (pp. 158-159).

Podemos señalar cuatro hechos fundamentales que originan el surgimiento de la doctrina Monroe. En primer lugar, cuando se produce el incidente de Nootka Sound entre españoles y británicos en 1790, siendo neutrales ante el suceso. El segundo caso fue la retrocesión de la Louisiana, donde Jefferson busca evitarlo a toda costa. Otro caso fue la toma de la Florida occidental. En última instancia su interés por Cuba en 1822. Sin embargo, no se logra realizar por el evidente temor hacia Gran Bretaña. Según Guerra es un error la creencia de que la doctrina se proclamó para contener a la Santa Alianza y la actitud del Zar en los asuntos de la costa americana. Para el autor mencionado, el verdadero objetivo de esta era el choque entre Estados Unidos y la Gran Bretaña por Cuba entre 1822 y 1823. Él se apoya en parte en la opinión que ofrece Jefferson, citado en Ediciones MINCI (2018):

“Cuba sería la adición más interesante que podría hacerse a nuestro sistema de Estados. El dominio que esta isla con el promontorio de la Florida nos daría sobre el golfo de México y sobre los estados y el istmo que la ciñen, así como sobre los territorios cuyos ríos desaguan en él, colmaría la medida de nuestro bienestar” (p.7).

Por otro lado, el entonces ministro de asuntos exteriores de Gran Bretaña George Canning, estaba seguro de que las colonias no volverían a España. Sin embargo, se encontraba frente al siguiente panorama: Su país tenía dos frentes de lucha. Uno en Europa contra la Santa Alianza y los franceses. El otro era en América. Ante la iniciativa de Canning de que los dos países hicieran una declaración conjunta en donde se comprometiera a no tomar territorios en el Nuevo Mundo, Los Estados Unidos decide hacer una declaración unilateral en donde reconoce que las colonias americanas no retornarían a España. El reconocimiento como Estado independiente era cuestión de tiempo, no iba a ser un obstáculo en sí.

Lo que buscaba Gran Bretaña era mantener el equilibrio de poderes. Sin embargo, al no tomar la decisión de reconocer los distintos movimientos de independencia en Hispanoamérica, le dio paso expedito a los Estados Unidos para ganar terreno y hacer su propia declaración. El canciller Canning lo que buscaba era neutralizar las intenciones de Estados Unidos de obtener nuevos territorios en América. Esta situación va a motivar que Monroe presente su propia declaración ante el congreso.

Los principios de la doctrina Monroe provocan discrepancias entre algunos autores, debido a que hay posturas que convergen en dos principios y otras en tres. Aunque nuestro caso no es establecer la cantidad de principios que se contemplan, ni los corolarios que han surgido. Desde el punto de vista de Preston se desdoblan en dos postulados. El primero se enfoca en el principio de no colonización.

El segundo la denominada doctrina de las dos esferas y la advertencia a Europa de que se mantenga dentro de su propia esfera que va de la mano con América Latina y una nueva política (Preston, 1964, p.345). Además, analiza otros autores como es el caso de Webster, que niega que Canning merece reconocimiento sobre la redacción de la doctrina Monroe. Sin embargo, podemos destacar aspectos dignos de considerar en el caso de Canning, dado que su postura buscaba la inclusión de ambos países. Es importante recalcar que al momento que el presidente James Monroe presenta su declaración lo realiza unilateralmente, estudiando la conveniencia de adoptar una posición más audaz frente a la independencia hispanoamericana.

Para Guerra (1964) citando a Canning

“el mejor remedio para combatir el monroísmo y anularlo era brindarle a los estados hispanoamericanos la oportunidad de mantener estrechas y amistosas relaciones con Inglaterra” (p.180).

Recordemos que Adams cuando era secretario de Estado, no creía en la amenaza de la Santa Alianza y que las colonias no regresarían a España.

Por otro lado, Perkins descubrió que había sido Monroe quien decidió que el problema de Sudamérica fuese analizado en el mensaje. La contribución de Adams radica en

“la clara división que el mensaje establece entre el Viejo Mundo y el Nuevo” (p.352).

La participación de Adams y Richard Rush, se refleja en la primera parte y la de Jefferson y Monroe, en la segunda. Sin embargo, según Perkins

“el pronunciamiento de Monroe el 2 de diciembre no residía en la proposición de Canning, sino en la gravedad de la situación en lo referente a América Latina” (p.350).

En el trabajo realizado por Pantaleón García explica el contexto en el cual surge la doctrina, cuyo objetivo fue explicar los orígenes de la doctrina Monroe, sus propósitos y la evolución de esta a partir de la década del 40 del siglo XIX y a comienzos del XX. El mismo propone tres principios sobre el pronunciamiento de Monroe, entre ellos la no colonización, las dos esferas de influencia y la no intervención de los europeos.

Aportando que otros autores, como Harold Molineu, considera un cuarto principio que es la no transferencia de territorios. Dentro de los orígenes de la doctrina está su asociación al “panfleto del Common Sense de Thomas Paine de 1776”. El principio de no colonización había empezado a orquestarse desde la firma del tratado Adams-Onis en 1819, cuando logran la renuncia de España al norte de los 42 grados de latitud logrando que Oregón y las Floridas del este y oeste quedaran dentro del territorio de los Estados Unidos. El segundo evento fue el decreto imperial del zar Alejandro.

En el caso del segundo principio de las dos esferas de influencia; asegura García (2019), se trata de “una tesis aislacionista” (p.59). Esta postura proviene de la época colonial, cuando aún los Estados Unidos eran las trece colonias. Esto se explica en su postura en el Tratado anglo–francés de Whitehall de 1686. García (2019) citando a Leopold, decía que:

“una guerra entre las colonias ubicadas en el América no llevaría automáticamente a hostilidades en Europa y que, a la inversa, conflictos armados europeos no conducirían de inmediato a enfrentamientos bélicos en las Américas” (p.59).

Otro hecho que explica este comportamiento es el discurso de despedida de George Washington de 1796. En ese discurso el presidente

“aconsejaba mantener una política exterior independiente” (García, 2019, p.59).

En el caso de Adams, sostenía que él hace una diferencia de los sistemas políticos de Europa y de América, argumento que fue presentado por Monroe en su discurso presidencial. Estos sucesos van a ser el sustento de su principio aislacionista.

El tercer principio es el de la no intervención, cuyo caldo de cultivo es producto de la preocupación de las acciones de la Santa Alianza. Es a partir del 16 de agosto de 1823, cuando Canning inició conversaciones con Rush para proponerle una declaración conjunta. Sin embargo, Estados Unidos, luego de analizarla, la mayoría de sus dirigentes pensaron que no eran conveniente firmar un documento que les podía amarrar las manos en el futuro. Luego Monroe, en la declaración del 2 de diciembre de 1823, introduce el principio de la no intervención. Por eso Monroe, según García (2019) señaló que:

“su gobierno no podía ver con indiferencia la intervención de cualquier potencia europea en este hemisferio, para negar la libertad a los pueblos que con tanto sacrificio la han obtenido” (p.65).

Sin embargo, considero que los orígenes de la doctrina Monroe, con el paso de los años, han sido llevados a un reduccionismo, ya que en la mayoría de los documentos que mencionan el discurso de James Monroe, resaltan a John Quincy Adams como figura medular en la construcción de este, dejando de lado la participación de otros actores como Rush, Thomas Jefferson e inclusive al mismo presidente, al considerar que su papel se basó sólo en la lectura del discurso ante el congreso.

La Construcción de la identidad política y los arquitectos de la doctrina Monroe

Al revisar los términos identidad, ideología y política se definen de forma distinta. Sin embargo, los mismos se llegan a entrelazar en este trabajo que estamos desarrollando. Trayendo a colación el concepto de las identidades, para Bolaños (2007).

“Son una construcción social que la persona adquiere, reproduce y legitima. Son una elaboración inteligente del sujeto que, a lo largo de su existencia, irá modelando y quizá cambiando, gracias a la exposición que mantenga con la sociedad, la cultura, el lenguaje y los discursos que dotan de sentido a una identidad en particular” (p. 423).

Estas se convierten en marcos mentales dinámicos; debido a los cambios constantes producto de su entorno.

La doctrina Monroe según Marín (1982),

“fue el primer paso ideológico con el cual Estados Unidos se enfrentaron a los ingleses; siempre con el propósito de hacer caer a América Latina bajo su predominio y desplazar a Gran Bretaña (p.120).

Esa ideología forma parte de este proceso de construcción, debido a que las ideologías según Dijik citado por Moreno (2015)

“son cognitivas, esto es, incluyen objetos mentales constituyéndose en la base axiomática de “sistemas de creencias”, donde estas se tornan en marcos de representación y acción para aquellos grupos que son capaces de llevar más allá los intereses del grupo” (p.45).

Mientras la identidad política, según Almada (2015)

“se construye en torno a dos relaciones: la que se construye con las instituciones políticas y gubernamentales y la que se da entre diferentes grupos que conviven en una sociedad” (p. 127).

En ese sentido, podemos entender que las ideologías se convierten en esquemas de representación que a su vez están cargadas de emociones, valores y creencias que conducen a la acción, facilitando la vía para que un grupo logre conseguir sus intereses. De esta forma se abre paso a la construcción de la identidad política, y son concebidas como elementos que articulan grupos dominantes en el resto de la sociedad, permitiendo que se trace la ruta para su ejecución.

Según Baquero (2010)

“El concepto de Identidad política tiene adherido en sí mismo, una importante cantidad de elementos culturales en torno a los mecanismos de identificación de una comunidad construida” (p.117).

Es decir que, se considera que la construcción de la identidad política radica en sistemas de representaciones de valores que van a la acción a través de grupos dominantes. Podemos asegurar que la forma en la cual las élites estadounidenses articulan su visión cargada de intereses políticos, económicos y sociales van ligadas a principios éticos y religiosos que dan origen a esa construcción de identidad.

En ese orden de ideas podemos señalar algunos momentos concretos que fueron parte importante de esa construcción de la identidad política fundamentada en los antecedentes y el origen de la Doctrina Monroe. En primera instancia la influencia del Common Sense de Paine en 1776. Como señala Ferreiro (2019)

“la publicación llegó en el momento más apropiado: su llamada a la independencia, que habría podido parecer disparatada solo unas semanas antes, fue impulsada de forma involuntaria por la propia acusación del rey en el mismo sentido” (p. XXI).

Por otra parte, tenemos el caso de los planteamientos realizados por George Washington el 17 de septiembre de 1796 en su discurso de despedida donde recomienda una política exterior independiente. De acuerdo con Aya (2006).

“Europa tiene particulares intereses que no nos conciernen en manera alguna o que nos tocan muy de lejos. De ahí el que se vea envuelta en disputas frecuentes que son esencialmente ajenas a nosotros. Sería, pues, imprudente mezclarnos en las vicisitudes de su política o entrar en las alternativas y choques inherentes a su amistad o enemistad sin tener nosotros un interés directo… ¿Por qué unir nuestros destinos a los de cualquiera parte de Europa, comprometiendo nuestra paz y prosperidad en las redes de las rivalidades, intereses y caprichos europeos? Nuestra política debe consistir en retraernos de alianzas permanentes hasta donde seamos libres de hacerlo, sin que por esto patrocine yo la infidelidad a los tratados existentes” (p. 144).

Estas ideas influyen en la posterior redacción de la doctrina. En otros términos, se protege los intereses del pueblo americano, evitando a toda costa ponerse en riesgo o que los lleven a tomar decisiones que puedan comprometer la seguridad del país. También se puede agregar el discurso sobre la Política Interamericana en 1796, cuando Jefferson, señalado por Martínez, sostenía (2015)

“Nuestra Confederación debe ser considerada como el núcleo del cual saldrán los pobladores del Norte y del Sur de las Américas”, pues Jefferson consideraba que los Estados Unidos debían absorber las colonias españolas “pedazo a pedazo” (p.67).

Por otro lado, la figura de John Quincy Adams fue parte elemental con su ideología. Él mismo empezó a proyectarse desde el siglo XIX cuando realiza su oración en Plymouth durante 1802, indicando la gracia y grandeza que tenían como pueblos.

Rathbun (2005)

“Hace casi un siglo, una de esas mentes singulares a quienes les ha sido dado discernir la grandeza futura desde sus principios básicos, al contemplar la situación de este continente pronunció con vena de inspiración poética “La estrella del imperio emprende su ruta hacia el Occidente.” Unámonos todos en súplicas ardientes con el fundador de naciones y constructor de mundos para que lo que antes fue profecía pueda continuar desarrollándose como historia, que las esperanzas más caras para la raza humana no se extingan en la desilusión y que el último imperio demuestre ser el más noble de todos” (p.4).

El estar desde temprano participando activamente en la administración del Estado facilita que Adams influencie activamente al grupo dominante. Según nos señala Aya (2005)

“Adams había sido el único federalista del Senado que aprobó la adquisición de Luisiana por Jefferson. Como uno de los negociadores en Ghent en 1814, protegió enérgicamente los derechos de pesca de Estados Unidos en Terranova y Labrador al tiempo que se oponía a cualquier discriminación en contra de las mercancías, o los derechos marítimos de Estados Unidos. Como ministro plenipotenciario en Gran Bretaña entre 1815 y 1817” (pp.36-37).

La redacción del discurso de James Monroe está concatenada con la situación histórica y geopolítica de ese momento, donde el presidente esboza los principios que van a ser la base de la política exterior estadounidense. A continuación, presentamos un fragmento que está citado en Filosofía.org (2006)

“En las discusiones a que ha dado lugar este interés y en los acuerdos con que pueden terminar, se ha juzgado la ocasión propicia para afirmar, como un principio que afecta a los derechos e intereses de los Estados Unidos, que los continentes americanos, por la condición de libres e independientes que han adquirido y mantienen, no deben en lo adelante ser considerados como objetos de una colonización futura por ninguna potencia europea…

Se afirmó al comienzo de la última sesión que se hacía entonces un gran esfuerzo en España y Portugal para mejorar la condición de los pueblos de esos países, y que parecía que este se conducía con extraordinaria moderación. Apenas necesita mencionarse que los resultados han sido muy diferentes de lo que se había anticipado entonces. De lo sucedido en esa parte del mundo, con la cual tenemos tanto intercambio y de la cual derivamos nuestro origen, hemos sido siempre ansiosos e interesados observadores. Los ciudadanos de Estados Unidos abrigamos los más amistosos sentimientos en favor de la libertad y felicidad de los pueblos en ese lado del Atlántico. En las guerras de las potencias europeas por asuntos de su incumbencia nunca hemos tomado parte, ni comporta a nuestra política el hacerlo. Solo cuando se invaden nuestros derechos o sean amenazados seriamente responderemos a las injurias o prepararemos nuestra defensa”.

Resultados

Este trabajo no es un trabajo exhaustivo sobre la temática. Pero podemos inferir que la Construcción de la identidad política estadounidense y la doctrina Monroe se llega a desarrollar través de la clase influyente con la ayuda de los medios impresos, que recogieron oraciones, discursos y opiniones. A grandes rasgos señalamos dos grandes momentos. El primero, cuando apenas eran una confederación y posteriormente con la obtención de su Independencia en 1776. Aunque la doctrina es presentada ante el Congreso en 1823, serán años después que se va a utilizar como base para su política expansionista, demostrando el papel preponderante de la misma.

Conclusión

La identidad política es un proceso dinámico, el cual se articula tomando en cuenta las subjetividades de un grupo dominante. Reflexionando sobre los diferentes sucesos que permiten que se originen las bases de la doctrina Monroe como la influencia del panfleto redactado por Thomas Paine en 1776 Common Sense, la postura en el Tratado anglo-francés de Whitehall de 1686, la neutralidad con la que actuaron en el incidente de Nootsa Sound entre españoles y británicos en 1790, el discurso de despedida del presidente Washington el 1796, la retrocesión de la Louisiana, donde Jefferson busca evitarlo a toda costa. Todos ellos orquestan la construcción de la identidad política estadounidense que es dibujada y desdibujada por sus actores.

Coincidimos con planteamientos de Cleland (1923) cuando dice:

“No one can say dogmatically what the Doctrine includes, or even within what hard and fast limits its principals shall apply; for both its contents and its interpretation change with every generation.

The document, however, to wich the doctrine owes its name and is wich it received its first official statement, was the message wich president James Monroe sent to Congress on December 2, 1823” (p. 14).

Estamos convencidos que la construcción de la Identidad política estadounidense goza de complejidades que no pretendemos reducir en nuestro trabajo, pero en éste se visibiliza como una doctrina se convirtió en parte fundamental en la construcción de su identidad. Esto lo que demuestra ampliamente es que la espera paciente siempre ha sido parte importante de la política interna y externa, de los Estados Unidos.

Referencias

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