RESIGNIFICACIÓN DEL RITO FUNERARIO, ANTE LA MUERTE DE UN MIEMBRO DE LA FAMILIA CAUSADA POR EL COVID-191
Cátedra: Revista Especializada en Estudios Culturales y Humanísticos
Universidad de Panamá, Panamá
ISSN: 2415-2358
ISSN-e: 2523-0115
Periodicidad: Anual
núm. 19, 2022
Recepción: 18 Enero 2022
Aprobación: 13 Marzo 2022
Resumen: La presente investigación tiene como objetivo describir el afrontamiento de los familiares y amigos cercanos ante la imposibilidad de implementar el rito del funeral de cuerpo presente ante el Covid-19. Para ello se implementa una metodología cuyo diseño de investigación es mixto, en un primer momento se genera la inmersión en el campo, con observación directa, abordándose con grupos focales para luego trabajar desde la parte no experimental transversal, a través de un cuestionario auto administrado conformado por variables socio demográficas. Resultados: se presenta vulnerabilidad familiar, buen afrontamiento ante la muerte, ira hacia una deidad, enojo con el gobierno, culpa al sector salud y adecuado manejo del estrés y terminan resignándose en la fe. Concluyendo que la población de estudio asume la muerte como un aspecto natural de la vida, pero sienten vacío emocional al no poder tocar, abrazar y despedirse del ser amado mediante la velación.
Palabras clave: afrontamiento, rito, estrés, angustia, familia.
Abstract:
The objective of this research is to describe the coping of family members and close friends in the face of the impossibility
of implementing the rite of the funeral of the body present in the face of Covid-19. For this, a methodology whose research design is mixed is implemented, at first
immersion in the field is generated, with direct observation, approaching with focus groups and then working from the non- experimental transversal part, through a self-administered questionnaire made up of by
socio-demographic variables. Results: there is family vulnerability, good
coping with death, anger towards a deity, anger with the government, blame the health
sector and proper stress management and end up resigning in faith. Concluding that; the study population assumes death as a natural aspect of life, but they feel emotional emptiness by not being able to touch, hug and say goodbye to their loved one through the vigil.
Keywords: coping, ritual, stress, anguish, family.
Introducción
Dentro de los trabajos clásicos para identificar estrategias de afrontamiento, se encuentra el de, quienes realizaron un estudio con 85 parejas encontrando tres estrategias sobre afrontamiento enfocado al problema, en donde se incluyen la confrontación, la búsqueda de soporte social y la planeación en la solución de problemas y cinco estrategias de afrontamiento dirigidas a la emoción, en donde se contempla el autocontrol, el distanciamiento, la reevaluación positiva, el escape-evitación y la aceptación de la responsabilidad. (Lazarus R. S., 1986)
El estrés forma parte de la vida de cualquier individuo, en mayor o menor medida, en el diario vivir originado por los cambios y presiones sociales a los cuales se está expuesto al no tener control, conocimiento e información clara de la situación que se afronta, siendo la respuesta que el organismo experimenta, ante el estímulo vivido de manera personal, generando un proceso de adaptación de una manera instantánea, detonado emociones alternas o simultáneas. En todo caso el estrés es una relación entre la persona y el ambiente, en la que el sujeto percibe el peligro para su bienestar, valorando los recursos del que dispone para enfrentarse a ellas. (Lazarus R. S., 1986)
Para fines de este estudio, con base en los estudios del estrés, es asimilado a partir de las condiciones o particularidades individuales de asociación en un primer momento de manera negativa, es decir, en la muerte reciente de algún ser querido, en la pérdida de trabajo, en la ruptura de una relación que no se quería terminar, en el desprendimiento de cosas materiales o en enfermedad. Reflejados en afecciones como dolor de cabeza, indigestión, dolor de cuello, dolor de espalda, infelicidad en las relaciones personales, crisis nerviosa, pánico, depresión, ansiedad e incapacidad en desempeño social y laboral.
Es importante, también considerar que una situación o hecho positivo trae consigo estrés, tales como un desmejoramiento en el estilo de vida o calidad de la misma, el adquirir nuevas responsabilidades como el nacimiento de un hijo, percibiéndolo como un estímulo que genera un reto propiciando confianza para el éxito en sus planes personales. Todo aquello que deja fuera del área de confort al individuo, es detonador de estrés. Los autores señalados con antelación mencionan el desarrollo de teorías sobre el estrés en donde se basa en una interacción cognitiva y las evaluaciones adaptativas o no adaptativas que se pueden hacer sobre la realidad. Desde esta visión, el estrés se originaría a partir de las relaciones particulares entre la persona y su entorno, por lo que se acentúan los factores psicológicos que median entre los estímulos estresores y las respuestas de estrés, (Lazarus & Folkman, 1984)
Así mismo señalan que cuando el individuo entra en contacto con un evento nuevo o cambio en el ambiente inmediato, el sujeto hace las evaluaciones en donde se involucra una serie de procesos de valoraciones cognoscitivas, a través de las cuales otorga un significado al evento, estas consecuencias pueden ser positivas o negativas en función de la asimilación del mismo y dependiendo de la personalidad y el entorno al que se enfrente
Las investigaciones que se han realizado consideran los factores psicológicos relacionados con enfermedades detonadas por el estrés en dos grandes momentos: antes de la presencia y durante el proceso. La literatura señala que ciertos estados emocionales como la depresión, pueden ser precursores de enfermedades en general, así mismo el aislamiento social, el consentimiento emocional, el soporte social, ansiedad, angustia, depresión, tristeza, enojo y violencia personal. Se trata de un proceso adaptativo y de emergencia, siendo imprescindible para la supervivencia de la persona donde este no se considera una emoción en sí mismo, sino que es el agente generador de las emociones.
Para la relación individuo-ambiente será estresante o no, según la valoración cognitiva del sujeto. Se puede afirmar que el estrés de una situación en particular estriba en cómo lo perciba cada individuo; pudiendo ser estresante para alguien y en lo absoluto no estresante para otros, se puede considerar que los términos estrés y miedo son indicadores de fases de una evolución en función de un determinado tiempo que da respuesta a la ansiedad angustia y estrés (Lazarus & Folkman, S. , 1986) .
En concordancia con otros autores se señala que el afrontamiento a esta condición tiene una representación religiosa y espiritualista en mujeres centroamericanas y mexicanas de bajo nivel cultural, cuyas familias mostraban un afrontamiento con matiz religioso. Así mismo se plantea los aspectos relevantes estudiados en las mujeres latinoamericanas tomando en cuenta estilos de afrontamiento satisfactorio, ante situaciones de estrés, que experimentan desde el hecho de su transformación física a la experiencia misma de aceptarlos y mostrarlos a la vida.
Estos cambios marcan el estilo de vida, donde las preocupaciones, así como los efectos del bienestar psicológico, tales como la autoconfianza, la estabilidad emocional, la fortaleza, la afectividad positiva y la autoestima van de la mano con la cultura, donde la espiritualidad y la religiosidad son determinantes para el manejo del afrontamiento en la mujer. Será importante considerar la personalidad, así como las condiciones y el bienestar mismo, en las familias tanto mexicanas como latinoamericanas, el matriarcado sigue prevaleciendo en las culturas donde el control de las familias de manera directa o indirecta recae en la personalidad de la mujer. Para ello bajo condiciones de enfrentar una situación de perdida, estrés, ira, enojo, pánico, generan y promueven ambientes donde se condiciona el afrontamiento familiar al mismo tiempo que su bienestar. (Kellison L. J., 2002)
Se puede afirmar entonces, que la autoconfianza, la estabilidad emocional, la fortaleza, la afectividad positiva y la autoestima pueden condicionar los niveles de bienestar en cualquier etapa del afrontamiento familiar. Donde la religiosidad es quien lo saca a flote, donde el sincretismo se hace presente al juntar y armonizar las experiencias familiares ante los sucesos al interior de la familia, detonada por la personalidad de la mujer e impregnada por la espiritualidad religiosa. Podemos, pues, considerar que la mujer que posea altos niveles de autoestima y extraversión tendrá una mayor propensión al bienestar psicológico donde la personalidad es fundamental para el manejo del afrontamiento satisfactorio a las situaciones de estrés, pérdidas, cambios entre ellas, dándole un matiz familiar al manejo de duelo familiar (Lazarus R. , 2000).
Por otro lado, aspectos como la salud física, coherencia, sentido de aceptación y amor, generan condiciones en la mujer para afrontar las demandas del medio, percibir los desafíos que lo movilizan y orientar positivamente hacia la vida, manejando satisfactoriamente el afrontamiento, la autoconfianza en la afectividad para afrontar el desafío que la ausencia o pérdida generan ajustes y proyecciones psicológicas En este sentido, Cueli afirma “la conjunción de melancolía y duelo parece justificada por el cuadro total de esos dos estados,” (Cueli, et al,. 2018, pag 69), siendo determinantes los ambientes, las influencias en las personas allegadas, en la familia, en los grupos, en la vida misma que son detonantes de este estado emocional.
Una vez que ha sido analizado este concepto de acuerdo con el autor, el duelo es la reacción ocasionada por la pérdida de una persona, cosa o situación que proporcionaba seguridad. Considerándose así el término duelo como el rechazo a la realidad vivida frente a la pérdida de una persona amada, trabajo, objeto, pérdida de un objetivo que generaba estabilidad, tranquilidad o confort trayendo consigo graves desviaciones de la conducta normal en la vida.
Es importante considerar que este cuadro carece de la perturbación del sentimiento, aún y cuando sea semejante a la melancolía, es por ello de la importancia de incluir desde la perspectiva del autor que el término melancolía, conforma características o síntomas en lo anímico por una pena, generando una profunda alteración física o emocional donde su postura será álgida ante el interés por el mundo exterior, así como la pérdida de la capacidad de amar, la inhibición de toda productividad, el simple deseo de la actividad física, así como el continuo castigo y denigración personal y una rebaja en el sentimiento exteriorizado como autorreproches y auto denigraciones o llegando al extremo del castigo físico (Cueli et al. 2018).
Desde la perspectiva de los ritos se vinculan con el interaccionismo simbólico, regularmente, las personas interactúan entre ellos a través de la espiritualidad y se proyectan como manifestaciones que interpretan la vida de la cultura y el proceder de sus habitantes. Las prácticas culturales y la espiritualidad juegan un papel fundamental. Se integran a través de códigos de identidad en las familias. Heredados generacionalmente se muestran despliegues de manifestación de fervor, los ritos familiares se han convertido en un sin fin de prácticas de apegos, aflore de emociones y comunicación, un símbolo de unidad.
Dentro de la familia, se genera andamios de roles y papeles estructurados por cada uno de los miembros o integrantes. Este modelo permite comprender la subjetividad personal a partir de la interacción social, remarcando la importancia del estudio del significado de las interacciones de los sujetos y donde las fronteras especiales son remarcadas por las prácticas y contenidos (Goffman, 2001).
En el texto, Rituales Terapéuticos y Ritos en la Familia, el autor y sus colegas describen el ritual del entierro, ejemplificando a una familia con una hija pequeña que se negaba a alimentarse al morir su hermanito, ningún miembro de la familia había tocado el tema de la muerte del bebe, se le pidió a la familia que admitieran la pérdida de modo que la niña lo comprendiera, para ello, tomaron pertenencias del hermanito y las enterraron al tiempo que le explicaban lo que había sucedido, (Imber Black, et al., 2006).
Con base en lo antes descrito se puede interpretar el ritual como el acto simbólico establecido formalmente que debe de ejecutarse de un modo determinado y en cierto orden, acompañado o no por expresiones de anécdotas vividas, de aquellos quienes formaron parte del círculo cercano en función a la experiencia vivida, entintada de emociones y compromisos donde se transmiten costumbres, valores y tradiciones, en el cual no solo la ceremonia o la representación real sino el proceso de la preparación del ritual, la experiencia y la reintegración posterior a la vida cotidiana tomando en cuenta la connotación del ritual en el que la separación es el umbral para incorporar nuevos conocimientos y experiencias. Para ello es determinante la reagrupación que las personas necesitan readaptarse, reestructurarse y conectarse con la nueva situación (Imber Black et al. 2006).
Entre las distinciones decisivas entre el ritual y la reintegración se encuentran los múltiples significados que envuelven el ritual y su símbolo, como la importancia del sobre ponerse al proceso del ritual junto con la familia, inclusive en aquellos aspectos que son de índole meramente personal cuyos aspectos del ritual se pueden considerar como elementos cerrados para dar cabida a los elementos que permiten exteriorizar el ritual, incluyendo relaciones pasadas y roles futuros.
Los cambios presentes están sustentados en tradiciones pasadas mientras que se van sumando las relaciones futuras, estas no describen roles, cultura, normas, estructuras y concepciones del mundo, elementos que moldean el ritual. Los rituales también pueden ser considerados como sistemas de intercomunicación, donde la gente encuentra apoyo para el manejo de las emociones, permitiendo facilitar la coordinación social entre familia, amigos y comunidad entre el pasado, presente y futuro, donde se encuentra la capacidad de múltiples puntos de vista así como el apoyo y contención de emociones intensas, al tiempo que permite la sintonización entre individuos y miembros de la familia o aquellos grupos de la comunidad que forman parte del proceso de cambio.
Los símbolos son fundamentales, están impregnados de significado incluso derivan de la palabra que por si sola no permite mantener la dualidad entre la estructura y el significado, partiendo del individuo para trabajar aspectos tanto en la vida familiar como en los diferentes grupos, inmersos en la sociedad. Mantener las tradiciones como lo hacen los rituales es la esencia del trabajo del duelo, aquellas personas que presentan conductas sintomáticas tienen influencia sobre la dinámica interaccional que la rodea y al mismo tiempo está fuera de control, (Imber Black, et al 2006).
Los rituales terapéuticos son diferentes de los que se presentan en la vida cotidiana, no siempre son fáciles de llegar a la red de la familia o a las tradiciones fijas, donde puede faltar la resonancia histórica intrínseca, en el cual tiene importancia el poder de la presencia del testigo por medio del uso de terapeutas, como espectadores de la filmación del video y de su observación, o tratando de editar el ritual de alguna otra manera que implique testigos.
Así mismo se describen los rituales como aquellos que trabajan en individuos sobre la conducta visualizada, para el cual el ritual es el producto de información analógica con la digital en que nuestros hemisferios son organizados por la red neuronal impregnada y de dogmas por elementos activos que entre mezcla valores, costumbres, tradiciones, experiencias, cultura en un engranaje perfecto permitiendo aflorar las emociones, generando sentimientos entremezclados, activos y frenados por reglas, símbolos y contextos, (Imber Black et al 2006).
Las neuronas, como elementos activos, logran entremezclar las reglas, de acuerdo al hemisferio que entrelaza el razonamiento verbal y analítico del cerebro izquierdo y se enlaza con el derecho, permitiendo la simultaneidad de las experiencias, pudiendo producir mayor actividad en el hemisferio derecho. Es importante considerar que en nuestro ciclo vital y cotidiano las celebraciones familiares no están establecidas en la cultura, sino, resultan ser idiosincráticas de cada familia y están basadas en lo que podrían denominarse un calendario al interior de la familia, tales como aniversarios, cumpleaños, vacaciones, celebraciones relevantes al interior del núcleo familiar.
Los rituales que se disfrutan ampliamente en un contexto cultural y en el que el entorno, la cultura y la sociedad generan las condiciones el tiempo y el espacio y símbolos de estos rituales, y sus tradiciones generan rituales, donde los terapeutas pueden hurgar, pudiéndose considerar las celebraciones familiares, la vida cotidiana, tradiciones familiares y rituales del ciclo vital familiar. (Imber Black, et al 2006).
Los individuos, las familias y los sistemas son fundamentales para la definición y redefinición de la identidad donde las reconciliaciones, la religiosidad, la perfección, la comunicación, la convivencia de las celebraciones, las creencias y pérdidas sobre todo de un miembro de la familia tales como la muerte o divorcio, se experimentan hondamente en momentos de celebración y los intentos de la familia por manejar esas pérdidas en los momentos de celebración, inadvertidamente, pueden impedir tanto la aceptación de la pérdida como la oportunidad de experimentar el apoyo y la conexión que genera la celebración.
Entonces la celebración de pérdida y congoja con frecuencia inunda y supera todo sentimiento de celebración, donde los miembros de la familia pueden estar no sincronizados mutuamente, respecto a la celebración de una pérdida, lo cual da como resultado celebraciones cargadas de tensión. Siendo importante considerar rituales con elementos tanto de pérdida como de celebración para que permita generar una sinergia de posibilidades al interior del núcleo familiar. Donde la pertenencia, curación, identidad negociación, celebración y creencias son elementos claves de los rituales para evitar o sobreponerse a las crisis familiares (Von Berthalanffy, 2006).
Entre los fundadores de la teoría del desarrollo familiar, se plantea el modelo ABC- X, que encauza el proceso de acontecimientos de respuesta a una crisis familiar, donde define el estrés familiar como una fase que surge por un desequilibrio entre la sensación de las demandas y las capacidades para hacerles frente, declara que el impacto de un estresor y su posterior crisis o adaptación es producto de un conjunto de elementos en interacción.
En consecuencia. Se crea el modelo simple ABC-X en el que: A, B, y C llamados factores: el suceso estresor, interactuando con el recurso y la familia sucesivamente producen una crisis X, la crisis familiar, donde se involucra una variación y un desequilibrio en el orden familiar e induce a destacar, que no es lo mismo la crisis y el estrés. Existen familias que soportan mejor el estrés que otras y que el estrés por sí mismo no tiene evocación negativa. Solo cuando aparecen síntomas de alteración del equilibrio familiar, y la familia se torna disfuncional, se puede hablar entonces de una crisis, al interior de la misma, de no ser atendida las alteraciones producidas darán origen a un orden alternativo y a un desequilibrio evidente a lo acostumbrado (Hill, 1986).
Diferentes tipos de afrontamiento familiar se pueden considerar importantes algunos que resultarán más efectivos para la familia y otros menos, el impacto a la asimilación y del enfrentamiento en cada uno de los familiares es en cada uno determinante en la reacción y restauración familiar. Por otra parte, el afrontamiento familiar se proyecta como la pericia de la familia para activar los recursos disponibles tanto internos como externos los cuales permitirán actuar sobre el problema inquiriendo soluciones que ayuden a neutralizar o minimizar el impacto del suceso significativo, dentro de su entorno familiar.
De estas características de afrontamiento se encuentra el adaptativo, el cual describe hechos específicos que enfrenta la familia a la situación que atraviesa el cual implica alteraciones, ajustes de roles, redefiniciones, decisiones y acciones de ayuda, para actuar ante los eventos reveladores de la vida familiar. Las palabras, los hechos, la actitud y las emociones no pasan inadvertidos en el cerebro, quien recibe el impacto de millones de estímulos por segundo y las consecuencias, son devastadoras o estimulantes para la reestructuración familiar. (Hill, 1986).
El afrontamiento adaptativo es una respuesta de grupo donde hay una conducta familiar, determinada por conformidad de ideas, pactos y disposiciones conjuntas entre los integrantes de la familia, así como el recibir soporte social. Este tipo de afrontamiento conforma un recurso favorecedor para la salud familiar, que incluye los recursos adaptativos y el sostén social. Entre los recursos adaptativos, como estrategias internas de afrontamiento adaptativo, se encuentran: el ajuste, la redefinición, la reorganización y la resolución de conflictos.
Con base en lo anterior se puede afirmar que el afrontamiento, en el sentido habitual, es un proceso dinámico que contiene diferentes dimensiones, por lo que la estrategia para el manejo del conflicto varía dependiendo de la diversidad familiar, edad, género, rol y estado anímico de salud entre otros, así como los escenarios, las dificultades y el entorno tipo suceso y contexto en que se desarrolle y cómo se comportan al interior de la familia cada uno de sus miembros, considerando la percepción de la gente cercana a ellos desde el exterior (Hill, 1986).
Desde esta perspectiva del autor las tendencias o los movimientos en la vida familiar, por ende en el comportamiento de la misma, pueden ser ubicadas en el contexto de dubitativas, tomando en cuenta los sucesos familiares como relevantes para orientar la evaluación constante en los acontecimientos de la misma, los cuales pudieran generar condiciones y afrontamiento adaptativo y esto puede conducir a una adecuada resolución de conflictos donde la familia está inserta en los diferentes roles sociales.
Desde la perspectiva de los ciclos de vida de la familia se comporta como un conjunto de factores que interactúan de manera constante, continua y de forma permanente, donde resulta interesante su estudio como una unidad en la que las diferentes personalidades que la integran le dan el toque de múltiples integraciones, al actuar mutuamente entre sí, poniendo en práctica métodos de análisis del proceso de integración, de los participantes activos, y además donde las técnicas de confrontación y la apercepción de la familia así como la observación al momento de interactuar al interior familiar resultan atrayente el manejo del estrés como resultado de las demandas y las capacidades de los integrantes o de los miembros donde el impacto de un estresor y su posterior crisis o adaptación, es producto de un conjunto de elementos en interacción, (Hill, 1986).
De acuerdo con la teoría general de sistemas para entender la vida y el comportamiento social a partir de ella, se da una explicación de los principios aplicables a los sistemas en general, sin importar su naturaleza y siendo esta teoría un medio para transferir los principios de ciertos campos a otros, para que sea más comprensible el comportamiento de los mismos. Por lo que, con base en lo anteriormente descrito, podemos considerar a la familia como un sistema donde a partir de estos principios se puede analizar. Con el fin de evitar que la teoría general de sistemas no desemboque en analogías sin sentido es importante que se consideren, los tres criterios de isomorfismo, en la familia vista como un sistema, ya que es compleja, organizada, tiene características específicas y está constituida por subsistemas en interacción mutua, siendo una estructura más compleja que solo la suma de sus partes (Von Berthalanffy, 2006).
Entre los fundadores de la teoría del desarrollo familiar, se plantea el modelo ABC- X, que encauza el proceso de acontecimientos de respuesta a una crisis familiar, donde define el estrés familiar como una fase que surge por un desequilibrio entre la sensación de las demandas y las capacidades para hacerles frente, declara que el impacto de un estresor y su posterior crisis o adaptación es producto de un conjunto de elementos en interacción.
En consecuencia. Se crea el modelo simple ABC-X en el que: A, B, y C llamados factores: el suceso estresor, interactuando con el recurso y la familia sucesivamente producen una crisis X, la crisis familiar, donde se involucra una variación y un desequilibrio en el orden familiar e induce a destacar, que no es lo mismo la crisis y el estrés. Existen familias que soportan mejor el estrés que otras y que el estrés por sí mismo no tiene evocación negativa. Solo cuando aparecen síntomas de alteración del equilibrio familiar, y la familia se torna disfuncional, se puede hablar entonces de una crisis, al interior de la misma, de no ser atendida las alteraciones producidas darán origen a un orden alternativo y a un desequilibrio evidente a lo acostumbrado (Hill, 1986).
Diferentes tipos de afrontamiento familiar se pueden considerar importantes algunos que resultarán más efectivos para la familia y otros menos, el impacto a la asimilación y del enfrentamiento en cada uno de los familiares es en cada uno determinante en la reacción y restauración familiar. Por otra parte, el afrontamiento familiar se proyecta como la pericia de la familia para activar los recursos disponibles tanto internos como externos los cuales permitirán actuar sobre el problema inquiriendo soluciones que ayuden a neutralizar o minimizar el impacto del suceso significativo, dentro de su entorno familiar.
De estas características de afrontamiento se encuentra el adaptativo, el cual describe hechos específicos que enfrenta la familia a la situación que atraviesa el cual implica alteraciones, ajustes de roles, redefiniciones, decisiones y acciones de ayuda, para actuar ante los eventos reveladores de la vida familiar. Las palabras, los hechos, la actitud y las emociones no pasan inadvertidos en el cerebro, quien recibe el impacto de millones de estímulos por segundo y las consecuencias, son devastadoras o estimulantes para la reestructuración familiar. (Hill, 1986).
El afrontamiento adaptativo es una respuesta de grupo donde hay una conducta familiar, determinada por conformidad de ideas, pactos y disposiciones conjuntas entre los integrantes de la familia, así como el recibir soporte social. Este tipo de afrontamiento conforma un recurso favorecedor para la salud familiar, que incluye los recursos adaptativos y el sostén social. Entre los recursos adaptativos, como estrategias internas de afrontamiento adaptativo, se encuentran: el ajuste, la redefinición, la reorganización y la resolución de conflictos.
Con base en lo anterior se puede afirmar que el afrontamiento, en el sentido habitual, es un proceso dinámico que contiene diferentes dimensiones, por lo que la estrategia para el manejo del conflicto varía dependiendo de la diversidad familiar, edad, género, rol y estado anímico de salud entre otros, así como los escenarios, las dificultades y el entorno tipo suceso y contexto en que se desarrolle y cómo se comportan al interior de la familia cada uno de sus miembros, considerando la percepción de la gente cercana a ellos desde el exterior (Hill, 1986).
Desde esta perspectiva del autor las tendencias o los movimientos en la vida familiar, por ende en el comportamiento de la misma, pueden ser ubicadas en el contexto de dubitativas, tomando en cuenta los sucesos familiares como relevantes para orientar la evaluación constante en los acontecimientos de la misma, los cuales pudieran generar condiciones y afrontamiento adaptativo y esto puede conducir a una adecuada resolución de conflictos donde la familia está inserta en los diferentes roles sociales.
Desde la perspectiva de los ciclos de vida de la familia se comporta como un conjunto de factores que interactúan de manera constante, continua y de forma permanente, donde resulta interesante su estudio como una unidad en la que las diferentes personalidades que la integran le dan el toque de múltiples integraciones, al actuar mutuamente entre sí, poniendo en práctica métodos de análisis del proceso de integración, de los participantes activos, y además donde las técnicas de confrontación y la apercepción de la familia así como la observación al momento de interactuar al interior familiar resultan atrayente el manejo del estrés como resultado de las demandas y las capacidades de los integrantes o de los miembros donde el impacto de un estresor y su posterior crisis o adaptación, es producto de un conjunto de elementos en interacción, (Hill, 1986).
De acuerdo con la teoría general de sistemas para entender la vida y el comportamiento social a partir de ella, se da una explicación de los principios aplicables a los sistemas en general, sin importar su naturaleza y siendo esta teoría un medio para transferir los principios de ciertos campos a otros, para que sea más comprensible el comportamiento de los mismos. Por lo que, con base en lo anteriormente descrito, podemos considerar a la familia como un sistema donde a partir de estos principios se puede analizar. Con el fin de evitar que la teoría general de sistemas no desemboque en analogías sin sentido es importante que se consideren, los tres criterios de isomorfismo, en la familia vista como un sistema, ya que es compleja, organizada, tiene características específicas y está constituida por subsistemas en interacción mutua, siendo una estructura más compleja que solo la suma de sus partes (Von Berthalanffy, 2006).
Es importante tomar en cuenta al analizar la familia, ante todo el criterio homología lógica, donde los factores causales difieren, pero las leyes respectivas son idénticas a otros sistemas interactuantes. No menos importante es el criterio la explicación, para la familia, que representa la validez que rige las condiciones y las leyes consideradas como objeto separado. Dado que la familia representa un complejo conjunto de elementos que interactúan entre sí buscando un bien común, por lo tanto, esta se comporta como un total inseparable y coherente de elementos interactuando donde no puede considerarse como la suma de las acciones de cada uno de los elementos, que la conforman, es decir que las actitudes y estilos de vida de cada uno no representan el comportamiento de la familia en general. Tomando en cuenta que la familia es un sistema abierto, las condiciones del entorno son detonantes generando alteridad dentro de esta e intercambiando entre ambos información con mutua interacción. (Von Berthalanffy, 2006).
Método
Los sujetos de estudios son integrantes de familias que experimentaron la pérdida de un familiar por Covid-19, padre, madre, hermano, hermana, primo, prima, tíos y amigos cercanos. En su mayoría son personas de clase media, media baja, hombres y mujeres; que estuvieron a la expectativa de la evolución del familiar en la clínica torre de Especialidades del Seguro Social, en la Ciudad de Torreón, Coahuila que como resultado fue el fallecimiento, esto trae consigo el no poder ver por última vez al ser querido, durante la evolución de la enfermedad, ni aun ya muerto en cuerpo entero para el último adiós, identificando todos los familiares sensación de vacío y desconcierto, pues a cambio a través de la funeraria reciben una urna con ceniza.
De acuerdo al escenario en el cual se desarrolla la investigación es meritorio aclarar que a la fecha se ha trabajado con una muestra de (n=270) con la característica de ser no probabilística de tipo intencional selectivo, se decide el trabajo de esta manera por las condiciones de sana distancia que se viven actualmente, de igual forma se trabaja, bajo un diseño mixto, tomando elementos del no experimental transversal descriptivo, capturando aspectos, situaciones, momentos, denominados variables en su máxima expresión a través de grupos focales, permite recolectar la información necesaria para responder al objetivo; describir el afrontamiento de los familiares y amigos cercanos ante la imposibilidad de implementar el ritual del funeral de cuerpo presente ante el Covid-19.
Con el fin de lograr el objetivo antes planteado se hace una descripción de la secuencia de los pasos para alcanzar dicho objetivo, se utilizan dos variables nominales y ordinal, mismas que son manejadas como escalas de medición. Para efectos de este trabajo se toma el escalamiento tipo Likert con medición de Siempre, Casi Siempre, Algunas Veces, Casi Nunca y Nunca, además de opciones emocionales derivadas de la propia investigación, documentadas en el diario de campo.
Resultados
A continuación, se presentan gráficas informativas con fines de comparación y análisis numérico de las variables sobre conocimientos de los ítems considerados. La Gráfica 1 muestra la ausencia del despido ante el cuerpo inerte, la variación entre el género femenino y masculino con relación a la emoción predominante al momento de despedirse del familiar o ser amado. Se observa la valoración solicitada en la encuesta, con la escala Likert, el rango oscila de 1 a 5, siendo el 5 el número de mayor valoración y el 1 el menor. Lo anterior evidencia lo expresado por (Imber Black, et al., 2006) en su texto, Rituales Terapéuticos y Ritos en la Familia, sobre el ritual del entierro, lo antes descrito permite observar que tanto el género masculino como el género femenino muestran una tendencia mayor hacia la frustración en la totalidad de la muestra recabada, dejando al descubierto lo importante que resulta para la familia el ritual descrito de manera simbólica establecido formalmente que debe de ejecutarse de un modo determinado y en cierto orden, donde es importante que aquellos miembros que han sido afectados celebren rito de cierre de círculos al enterrar pertenencias del familiar o ser amado y de esta manera dejar fluir las anécdotas vividas, las emociones, los recuerdos de aquellos quienes formaron parte del círculo cercano en función a la experiencia vivida.
La gráfica 2 muestra la vulnerabilidad familiar, de acuerdo con (Imber Black, et al, 2006) quien describe los problemas de la familia y los sistemas amplios, en especial de los que surgen entre y dentro de la familia y que aquejan a los miembros de esta, se presentan ideados para encararlos, predominantemente al momento de comunicarse entre familiares y amistades.
En toda familia intervienen múltiples mecanismos para manejo de problemas familiares específicos, que suelen provocar dificultades, decepciones y desesperanzas entre sus miembros y entre sistemas amplios que interactúan, con problemas específicos, en realidad terminan perpetuándolos, a causa de que no se centran en las pautas a las que no se ajusta su relación con la familia.
Los problemas entre una familia y los sistemas amplios que parecen no tener solución quizá sigan una pauta que sin ser reconocida perciben roles específicos, a todas las personas involucradas, por lo que es importante considerar que en una familia pueden presentarse problemas similares y análogas problemas para resolverlos durante varias generaciones. Para ello se hace una comparación entre los componentes géneros masculino y femenino, donde se observa la valoración solicitada en la encuesta, con la escala Likert, donde el rango oscila de 5 a 1, siendo el 5 el número de mayor valoración y el 1 el menor.
Se puede observar que el género masculino muestra una tendencia menor hacia la vulnerabilidad al momento del manejo del conflicto, así como al sentirse afectado por la situación vivida tanto en las pautas y los temas de la familia nuclear como los que han existido a lo largo de varias generaciones y que pueden afectar profundamente la interacción de la familia con los sistemas amplios. A menudo estas pautas y temas escapan de la conciencia y en algunos casos la vinculación con los sistemas externos cumplen la función de apuntalar los mitos familiares que de otro modo se originaron en la vinculación familiar anterior, y necesitan de los sistemas amplios para mantener, así evitando el cambio y el desarrollo que la familia requiere para reciclar sus interacciones, dejando claro que la función que cumplen los sistemas externos es la de promover una pseudo estabilidad en comparación al género femenino, correspondiente a la totalidad de la muestra recabada.
La gráfica 3 muestra el miedo que se experimenta por contagiarse por el Covid-19 al interior de la familia. Entendiendo que el miedo o temor es una emoción caracterizada por un sentimiento desagradable, originado por la sensación de un peligro, que desemboca en una emoción derivada de la repulsión natural a una amenaza, experimentado como pánico colectivo al interior de la familia.
Para Freud las emociones se asocian con pulsiones instintivas que se encuentran en la personalidad y el inconsciente, generándose un miedo asociado al interior de esta y proyectado hacia vecinos, amigos y compañeros, así como a los diferentes grupos sociales mostrándose como variaciones de temor. De acuerdo con Freud el miedo colectivo se produce cuando una tal multitud comienza a disgregarse y se caracteriza por el hecho de que las órdenes no son acatadas afectándose, en este caso, la autoridad familiar y atendiendo salvaguardando las individualidades generando al interior de la familia descontento, angustia y desesperación viviéndose en la plenitud del pánico u omitiendo o ignorando necesidades grupales y para nada se atiende a los demás ante la aprehensión de estímulos amenazantes, cuyas fuentes son diversas entre las cuales pueden ser psicosociales, culturales, espirituales, del cuidado de la salud (Freud S. , 1977).
Del mismo modo, se produce el pánico por la intensificación del peligro que a todos amenaza o por la ruptura de los lazos afectivos que garantizaban la cohesión de la familia y los diferentes grupos, y en este último caso, la angustia colectiva presenta múltiples analogías con la angustia neurótica. Donde se evidencia el miedo de manera marcada por parte del género masculino de sentir impotencia de protección a los miembros de la familia al momento del contagio del virus y al manejar la información con amigos y familiares.
La escala Likert, donde el rango oscila de 5 a 1, siendo el 5 el número de mayor valoración y el 1 el menor, se puede observar que el género masculino muestra una tendencia mayor en la valoración número 4 en comparación al género femenino, correspondiente a la totalidad de la muestra recabada.
La gráfica 4, muestra lo descrito por (Lazarus R. S., 1986) quienes realizaron un estudio, sobre afrontamiento enfocado al problema suscitado en el momento, en donde se incluyen la confrontación, la búsqueda de soporte social y la planeación en la solución de problemas, y para ello la presente gráfica permite evidenciar una comparación entre los géneros masculino y femenino, del afrontamiento adaptativo como una respuesta grupal, existiendo una tendencia igualmente para ambos géneros hacia una conducta familiar, determinado por conformidad donde se observa la valoración solicitada en la encuesta, con la escala Likert, donde el rango oscila del 5 al 1, siendo el 5 el número de mayor valoración y el 1 el menor,
correspondiente a la totalidad de la muestra recabada donde las estrategias de afrontamiento siguen siendo determinantes, indispensables para que las emociones permitan el autocontrol, el distanciamiento, la reevaluación positiva, el escape- evitación y la aceptación de la responsabilidad así como de lo sucedido.
La gráfica 5 sobre afloramiento de la ansiedad, estrés y angustia como respuesta emocional de los familiares ante la muerte de uno de sus miembros por causa del Covid-19, en relación con esta se muestra la comparación entre los géneros masculino y femenino muestra que la ansiedad es una de los principales motivadores de la vida, siendo productiva cuando es sobre llevadera, tolerable hace que no paralice a la persona. Es destructiva cuando produce en el hombre una confusión total y lo imposibilita para conducirse en forma inteligente, haciendo que, en situaciones extremas, la cual puede variar, pudiendo llegar a la neurosis o a la sicosis. Cuando da como resultado tensión, y esta es dolorosa, la cual lleva a las personas a generar acciones aceptables ante la sociedad como una apuesta de aceptación social.
Tomando en cuenta la gráfica actual donde se observa la valoración solicitada en la encuesta, con la escala Likert, donde el rango oscila del 5 al 1, siendo el 5 el número de mayor valoración y el 1 el menor. Se infiere que el género masculino muestra hasta un 14% del total de la población, tendencia menor en comparación al género femenino quien muestra hasta un 18% en la valoración número 3, correspondiente a la totalidad de la muestra recabada.
La gráfica 6 despliega la reacción experimentada ante el suceso del trauma generado por la ausencia del cuerpo inerte que al enfrentar la contingencia de sicosis social del Covid-19, la primera reacción de los familiares, vecinos, amigos y compañeros de diferentes roles sociales afectados es protegerse o defenderse, generándose una reacción voluntaria o involuntaria de refugio frente al acto frustrante, originado por el trauma de la ausencia del cuerpo inerte.
Se puede entender que al sofocar el efecto la reacción de este permanece conectado con el recuerdo, donde se contextualiza a partir del ultraje devuelto el cual es recordado dejando anclado siempre. De acuerdo a lo anterior lo conflictuante es la privación de reaccionar asertivamente por el hecho de experimentar emociones encontradas que paralizan las acciones, generando una situación traumática que le imposibilita liberar emociones asumiendo el sufrimiento tolerado en silencio, donde el olvido es la puerta a la superación de los recuerdos dolorosos, la influencia en la posición de la vida mentales única en cuanto a influencia consciente.
Se realiza una comparación entre los géneros masculino y femenino, donde se observa la valoración solicitada en la encuesta, con la escala Likert, donde el rango oscila del 5 al 1, siendo el 5 el número de mayor valoración y el 1 el menor. Se puede observar que hasta un 25% tanto el género masculino como el género femenino muestran una tendencia bimodal, de alto contenido traumático correspondiente a la totalidad de la muestra recabada.
La gráfica 7 muestra la resignación a través de la religión, es el paradigma de las representaciones culturales, que proviene de la aspiración humana, como la esencia del hombre. Es la aspiración de los más profundos deseos del hombre y su presencia es prueba de la fuerza interior que se relaciona con el creer y la esperanza de encontrar un refugio ante las adversidades de la naturaleza, en este sentido Freud introduce dos novedades relevantes.
Primero considera el inconsciente a la conciencia, para después dar importancia al aspecto afectivo como dimensión humana. Así mismo Freud considera a la religión como cumplidora de la función social desde el punto de vista de represión por instinto donde, la división de la sociedad en clases es un hecho cultural inevitable y considerando el análisis de la cultura la cual se origina en las relaciones del hombre con la naturaleza, entonces se puede agregar que es también un suceso normal pero no un fenómeno.
Así Freud considera que los grupos sociales como la familia no admiten con gusto la renuncia a la resignación, donde la religión tiene una doble ordenanza primeramente es la expresión del sentido de la cultura y de los deseos más profundos del ser humano y en segundo término lo que pareciera indicar que no puede erradicarse, pues expone la esencia del hombre. Por el otro, el pensar científico busca desplazar, a la religión, pues este no se basa en la visión sino en la experiencia y la observación.
Por su parte, el psicoanálisis es comprendido como el punto culminante del proceso ajeno a las confesiones religiosas al descubrir justamente el carácter imaginario de la religión y de la cultura toda. (Freud S. , 1977) En comparación entre los miembros de la familia, donde se observa la valoración solicitada en la encuesta, con la escala Likert, donde el rango oscila del 0 al 100% de resignación en la religión, siendo el 100% la mayor valoración y el 0 el menor. Se puede observar que la familia directa muestra una completa resignación en la religión, mientras que los familiares segundos y amigos tienden a una menor resignación basada en las creencias religiosas.
Conclusiones
México, es un país con una tradición ancestral en el culto a los muertos, el rito del sepelio es el acto final de la comunidad, este ritual ha trascendido el tiempo y en la actualidad las distintas culturas expresan por intermedio de ellos el amor por el ser querido, actualmente se alista a nuevos rituales mortuorios en tiempos del Covid- 19, que por lo general se celebra en la casa del fallecido. Con base a los resultados obtenidos se concluye, de acuerdo al objetivo planteado que las creencias religiosas de aquellos que han perdido un ser amado, les permite aferrarse al renacer en el amor; porque el que no ama es un homicida, desde la postura de un ser que se niega a la ausencia eterna de aquel a quien ama, ante el dolor de las madres, hijos y hermanos quienes expresan lo anterior, y aún en esta desolación de dolor, tristeza, angustia o desesperación los creyentes afirman que no hay muerte, solo amor y sostienen que el más grande amor viene del amor mismo, de quien dio la vida a todo ser vivo y da la paz y que esta es más grande que toda enfermedad y dolor.
Los resultados obtenidos permiten concluir que el afrontamiento de los familiares y amigos cercanos ante la imposibilidad de implementar el ritual del funeral de cuerpo presente ante el Covid-19 viven momentos de dolor en plenitud dentro de la sociedad, siendo la muerte quien se hace presente en los parientes como tíos, o primos que presentan un mejor afrontamiento que los padres y hermanos, pero sienten vacío emocional al no poder abrazar y despedirse del ser amado. Así mismo se concluye que los que han perdido un ser querido experimentan culpa, por faltar a sus valores, por descuidar a la persona, por lastimarla, por no haberlo hecho feliz, aunque nadie sea responsable de la felicidad del otro más que de sí misma.
Dentro de estas conclusiones se considera también la afectividad como universo de emociones y sentimientos que sirve para percibir y expresar el coraje, ante el gobierno, personal de salud y la impotencia de no poder actuar para salvar al ser querido. De acuerdo al momento histórico provocado por esta pandemia, es difícil saber que es lo normal ante el duelo, cuando las condiciones vividas han modificado la raíz de la palabra adaptándose a las condiciones actuales, la individualidad da vida a las diferencias, quienes permiten aflorar sentimientos y emociones asimilados según la experiencia vivida.
Lo anteriormente descrito permite cumplir con el objetivo al describir el afrontamiento de los familiares ante la imposibilidad de implementar el ritual del funeral de cuerpo presente generando una sinergia de superación de duelo y manejo de estrés al interior del núcleo familiar, concluyendo que una mayor unión familiar a través del manejo de valores como la integración, el respeto, la tolerancia y la puesta en práctica de actividades a manera de la oración, el diálogo, el interés verdadero por el otro, el respeto de las decisiones trascendentales en las condiciones, en relación con la salud que se viven actualmente.
Referencias
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