Editorial

CÓMO CITAR: Passaro, A. M.; Collado, A. M. y Nascentes Cabral, M. C. (2025). El archivo en evidencia. A&P Continuidad, 12(23). https://doi.org/10.35305/23626097v12i23.548
La condición colonial de los territorios americanos a partir de finales del siglo XV y sostenida durante más de tres siglos hizo que, tanto sus instituciones de enseñanza superior, como sus producciones culturales y los documentos generados por la propia vida social, política y económica, fueran controlados con rigidez por las respectivas metrópolis (España, Francia y Portugal), un control que fue ejercido tanto por la Iglesia cuanto por las coronas correspondientes. La imprenta resultó también fuertemente controlada, o prohibida en el caso del actual territorio brasilero.
Llegado el período independiente, durante el siglo XIX, América sufrió la afluencia de científicos, arqueólogos o estudiosos de diversas disciplinas que se adentraban en territorios que les resultaban exóticos y, bajo la excusa del estudio y la investigación, registraban las riquezas existentes y, en muchos casos, desmontaban documentos y/o tesoros escondidos que eran enviados a museos de Europa. Este violento saqueo y expatriación de bienes culturales se dio en un momento en que los principales museos europeos estaban en auge, cuando Europa se mostraba ávida por consumir testimonios de las culturas coloniales, reproduciendo en otra clave el modelo de dominación anterior. El conocimiento de las culturas y su patrimonio se mantenía controlado y expuesto desde una visión eurocéntrica.
El siglo XXI nos encuentra en una situación que podría asimilarse a la descripta para el siglo XIX: en un momento en que los archivos están en expansión, científicos y estudiosos contemporáneos financiados por grandes archivos internacionales, recogen documentos para expatriarlos violentamente hacia sus sedes, gesto que en muchas ocasiones es apoyado y hasta promovido por profesionales locales.
Este número de A&P Continuidad tiende a poner en evidencia la importancia de los archivos de arquitectura y urbanismo en América Latina como un espacio primordial de nuestro hacer como investigadores sobre el tema. Interesa descifrar los acontecimientos desde el interior del propio archivo, cuestionar decisiones y directrices, abordar la problemática de la continuidad temporal, y principalmente, levantar el discurso decolonialista para saber posicionarnos frente al saqueo cultural.
El atractivo por este tipo de archivo es un fenómeno cuya expansión se dio a partir de los años 60 del siglo XX: desde entonces, han surgido muchas controversias en torno a la constitución y gestión de las colecciones. Así, los paradigmas epistemológicos contemporáneos nos llevan a repensar las discusiones anteriores sobre la taxonomía y funcionalidad de los archivos y a introducir la interpretación y la historicidad del archivo como factores ineludibles.
Se pretendió enfocar el problema no sólo desde el punto de vista del investigador, sino también del de los arquitectos y urbanistas que asumen las funciones de gestores, administradores y colaboradores en los procesos internos de los archivos. En términos de escala, esta actuación puede tratar de un único ítem documental, de una serie, de varias series, de un fondo o de un conjunto de fondos.
La investigación en archivos de arquitectura y urbanismo es ardua y lenta y no posee un corte objetivo o definitivo, dependiendo de sus intérpretes y de su tiempo. Si la investigación es sobre un autor, generalmente implica el entendimiento de un personaje, un estudio o un equipo técnico, productores del fondo, donde la privacidad de sus actos se torna vulnerable. Si la investigación es sobre obras, pasa por desenmarañar los proyectos, enfocándose en las series, dosieres y analizando resultados, recorridos y diferencias.
Es en ese momento cuando surgen los intérpretes y sus vivencias al abordar un proceso documental exhaustivo, invisible, que pasa desapercibido para el lector común. Se analizan 400 dibujos de un proyecto y solo se utilizan 20 para una exposición y, finalmente, ocho para la elaboración de un artículo. ¡Un volumen entrópico de conocimiento, de tiempo y de trabajo que se va desvaneciendo a medida que se avanza hacia el producto final!
Los intérpretes y sus vivencias producen relatos riquísimos, revelan tesoros, mapean lagunas, finalizan procesos y encuentran el documento que faltaba, o “ese documento” que, como dijo un investigador muy emocionado: “tiene el potencial de cambiar toda la historia de la arquitectura moderna del mundo”. Estos intérpretes son de fundamental importancia al costurar relaciones cruzadas, presentar evidencias, examinar bibliografías y cartografiar diferentes narrativas. La vivencia en estos archivos va más allá del artículo publicado, del libro o de la exposición; impacta al archivo en su propio interior, permite especular un nuevo recorrido, un esclarecimiento en la catalogación, que puede llevar a un reordenamiento y entendimiento de las diferentes fases procesuales.
Desde nuestra posición de editores invitados, pretendimos que este número sirviera para discutir las prácticas, reflexiones y experiencias a partir de la vivencia interna en los archivos. El objetivo general es problematizar las cuestiones relativas al archivo como lugar de reflexión y para la construcción de temáticas e investigaciones de este campo de conocimiento. Procuramos contemplar la discusión sobre archivos de diferentes escalas, naturalezas institucionales y aspectos culturales, a fin de promover la divulgación y comprensión de los mismos en el ámbito de América Latina. Se trata de reflexionar sobre la naturaleza de las colecciones, las diversas prácticas institucionales internas y las misiones de los archivos de arquitectura y urbanismo.
Al convocar a investigadores para que aportaran a la construcción de este número de A&P Continuidad, propusimos retornar a ciertas cuestiones de origen. ¿Cuál es el objeto de la colección? ¿A quién se destina? ¿Cuál es su relación con el espacio? ¿Cómo se comunica con el público? Considerábamos que las propuestas debían presentar un resumen reducido del (los) archivo(s) en discusión, sin atenerse solo a los aspectos pragmáticos de las vivencias internas. No debía tratarse de la presentación descriptiva de las prácticas internas, sino de la reflexión sobre el papel contemporáneo del archivo de arquitectura y urbanismo a partir de dichas prácticas.
Los archivos de arquitectura y urbanismo tuvieron una evidencia tardía principalmente en América Latina donde la realidad transita entre la precariedad y su inexistencia como nos anuncia el distinguido investigador en historia de la arquitectura y el urbanismo, el arquitecto Ramón Gutiérrez, en su esfuerzo por montar el CEDODAL, iniciativa que comenta en la entrevista con Adriana Collado. Él mismo, junto a Graciela M. Viñuales, creó el Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana en la ciudad de Buenos Aires en el año de 1995. El archivo llegó a abarcar 45.000 libros y revistas del continente y un peso documental de 30.000 fotografías y diversos fondos de arquitectos en papel. Gutiérrez destaca que los primeros archivos, en América Latina, estaban enfocados a los hechos narrativos históricos y en escasa medida involucraban los proyectos, con sus planos y otros documentos. También remarca que, en los inicios de este proceso, existía una mirada eminentemente europea que cambió a partir de mediados del siglo XX, cuando América Latina estableció una propia identidad, vinculada a lo moderno, en su arquitectura.
La curaduría de lo que existe en el acervo es un tema relevante. Desde la idea de celebrar lo que tenemos es como Gutiérrez califica el inicio de la creación de su acervo, con el cuidado de no transformarlo en un depósito de documentos. El proceso de selección aquí es algo delicado. ¿Qué dejar de lado y qué mantener?, considerando distancias temporales y personajes heterogéneos.
La pregunta sobre si es relevante determinado proyecto o documento nos persigue: la decisión incluirá/implicará pensar en un tiempo presente y otro futuro. La pregunta más pertinente sería: ¿cuándo será relevante?, o ¿para quién será relevante? Para la primera pregunta la respuesta es bastante difícil porque puede evocar un tiempo futuro, muy lejano, tal vez post mortem al de los propios curadores; la segunda engloba personajes disciplinas y tendencias.
El archivologista pensará en la integridad del conjunto, el conservador en técnicas y soportes, para el historiador se anteponen los hechos históricos, para el arquitecto el valor proyectual dentro de los alcances de los distanciamientos históricos, si es que eso posible. La idea de la totalidad del fondo también es cuestionada por Gutiérrez, proponiendo lo que él llama “fondo abierto” en el cual es posible agregar al fondo documentos posteriores, inclusive fotocopias de originales que quedaron con la familia, en la oficina, o con cruzamientos de otros fondos.
Louise Noelle una gran historiadora de la arquitectura mexicana y latinoamericana, en su entrevista con María Cristina Cabral, relata la migración de los archivos mexicanos hacia Texas, dada una cierta proximidad entre ambos países, sumado al hecho de que muchos arquitectos mexicanos fueron llamados a dar clases en los Estados Unidos de Norte América. También lamenta que la venta de archivos a Austin se haga con el único objetivo del lucro personal. Pero apunta que en este momento hay diversas universidades mexicanas que están comenzando a montar sus propios archivos con el fin de fortalecer la memoria y la cultura mexicana en el campo de la arquitectura y el urbanismo. De manera particular, reflexiona sobre la importante pérdida que, para México, representa la ida del archivo de Luis Barragán a Suiza, tema que también abordará Hugo Segawa; allí, son enormes las dificultades que deben sortear los investigadores, que ven su trabajo pautado por los caprichos de sus actuales guardadores.
En su texto master para este número de A&P Continuidad, Hugo Segawa, destacado historiador de la arquitectura de Brasil y de Latinoamérica nos ofrece un recorrido histórico demostrando de qué manera los dibujos de arquitectura fueron valorizados paulatinamente por el público de museos y galerías de arte, algo que el autor remonta a la década de 1970, cuyo ápice fue la exposición Latín America in Construction, realizada en el MOMA de Nueva York en 2015.
Nuestras exposiciones de América Latina sobre América Latina son para reflexionar y exhibir hechos locales, movimientos, entender un momento de nuestra historia. Las exposiciones en Europa y Estados Unidos sobre América Latina son algo así como un zoológico arquitectónico observando el animal dominado y enjaulado, donde desde una cultura eurocentrista se observa lo “inmundo”, aquello que está fuera del mundo como lo define Corvalán Espíndola (2014). Somos consumidos como diversión desde un punto de vista de lo exótico.
Segawa cita al crítico de arquitectura británico Rowan Moore quien insinúa impunemente que una de las funciones de la exposición Latin America in Construction en el MOMA era la de extender el imperio de colecciones de la institución. Mediante un recorrido sobre las más importantes instituciones de guardia de documentos de arquitectura y urbanismo Segawa aclara cómo estos nuevos imperios coloniales amplían sus colecciones a partir de nuestros tesoros, situación que a largo plazo lleva a un cierto opacamiento de la memoria y de la historia. Ejemplifica esta afirmación con el caso del archivo de Luis Barragán, cuyo acceso es dificultado por parte de sus actuales guardianes en Suiza, lo que nos llevó a una disminución notable de libros y artículos sobre este descollante arquitecto, salvo unos pocos con visiones limitantes por una óptica eurocentrista.
En el conjunto de artículos, el texto de Analía Brarda, producido desde su rol de titular de un Taller de Historia de la Arquitectura de la FAPyD UNR, advierte sobre la necesaria “mirada crítica” para el abordaje del archivo, mirada que permita desenmascarar ciertas estrategias epistemológicas relativas a relevancia de autoría, criterios de selección, materialidad de los documentos, formas de acceso, etc., que se pueden manejar para ocultar o legitimar determinados relatos en el marco de la disciplina. Claramente coincidimos con su afirmación acerca de que “los archivos no son neutros, sino herramientas activas que seleccionan, jerarquizan y condicionan”.
En relación con lo que anticipa desde el título, Brarda expone su experiencia académica, centrada en entender a los archivos de arquitectura como “espacios de resguardo de la memoria” (rosarina, en este caso), y despliega distintas iniciativas de recuperación y valoración de archivos de profesionales destacados de la ciudad de Rosario, que fueron abordados en distintas etapas: como el del Estudio Hernández Larguía y Newton, el del arquitecto Juan Carlos Spirandelli, el del arquitecto Hermes Sosa o el de la Empresa Micheletti; todos se constituyeron en instancias de producción de conocimiento a la vez que de motivación positiva hacia el patrimonio, en los estudiantes que las desarrollaban.
Gabriela de Souza Pascoal y Tomás Urgal de Castro nos presentan un trabajo documental realizado sobre el fondo del arquitecto brasileño Marcos Konder Netto, cuyo archivo fue donado en 2020 al Núcleo de Pesquisa e Documentação (NPD) de la Faculdade de Arquitetura e Urbanismo de la Universidade Federal do Rio de Janeiro. La tarea pudo llevarse a cabo merced al patrocinio de la Fundación Getty, que aportó recursos para la contratación del equipo técnico interdisciplinario requerido para lograr una sistematización ejemplar de los documentos recibidos.
Los autores exponen, además de los pormenores de la labor técnico-científica realizada en el marco del NPD, una reflexión interesante sobre el hecho de que el caso trabajado es una demostración del alto valor de los archivos personales de arquitectos como fuentes para la investigación. Son fondos que, en general, contienen no sólo los documentos de la propia producción del arquitecto, sino otros registros atinentes a las relaciones del mismo con su época y con el medio en que desarrolló su tarea, lo que amplía la mirada y aporta a la construcción de un saber histórico sobre un determinado momento y lugar.
El artículo de Carolina Kogan reflexiona sobre su experiencia como directora del LabDA, Laboratorio de Documentos de Arquitectura de la Universidad Nacional de San Martín, Buenos Aires, explicando cómo, en un principio, las actividades se centraron en la digitalización documental (realizadas sobre el fondo Eduardo Leston, aún bajo la guardia de su productor), pero más adelante se expandió notablemente. Con el tiempo, el LabDA recibió el riquísimo fondo Juan Molina y Vedia además de la colección bibliográfica de la arquitecta Lala Méndez Mosquera, lo que implicó en un entendimiento de acciones multidisciplinares para las complejas tareas de documentación.
Una actitud que nos preocupa como detentores de acervos es la afirmación que apunta Kogan cuando revela: muchos son los arquitectos o estudios que se han vuelto curadores de sus propios archivos. Esta actitud atemporal nuevamente coloca el valor individual sobre el institucional. Atemporal, porque no está pensada a largo plazo, el arquitecto no piensa en que sus hijos (probablemente no arquitectos) o los hijos de sus hijos, resulten obligados (o no) a custodiar documentos que probablemente, 50 o 100 años después, sin entender su importancia, ni la importancia de ellos para la cultura local, nacional o internacional, se transformen a largo plazo en un engorro. Kogan resalta actitudes de instituciones universitarias como la Dirección de Archivos de Arquitectura y Diseño Argentinos (DAR) de la UBA, y el archivo de Arquitectura de la Universidad Torcuato Di Tella, como acciones acertadas.
Eleonora Leicht, desde el Instituto de Estudios Territoriales y Urbanos de la FADU de la Universidad de la República, Montevideo, expone de manera pormenorizada los avatares de la sinuosa búsqueda que, como investigadora en el campo de la historia de la planificación urbana reciente, debió encarar para lograr conformar un cuerpo documental sobre el caso del Plan Montevideo de 1998. Entre los muchos factores que obstaculizaban ese objetivo, no fue menor el hecho de que el plan se desarrollara en un momento de transición entre el dibujo analógico y el digital, con la diversidad de formatos que eso implicaba y la rápida obsolescencia de algunos soportes; debía sumarse también la natural dispersión generada por las diferentes dinámicas de las instituciones intervinientes, o por la diversidad de profesionales que participaron, coincidentes en el objeto pero disciplinar y geográficamente dispersos.
Leicht entiende que el objetivo inicial puede considerarse cumplido: “el corpus documental del Plan está localizable, disponible y completo hasta donde ha sido posible, ordenado e hilvanado”; pero a esto le agrega una reflexión sustancial, y es que el aporte de su trabajo es lo que consiguió desde la “interpretación calificada” de esos materiales, estableciendo las relaciones que le aportaron consistencia historiográfica y, en definitiva, lograr que el plan sea entendido como construcción de sentido.
Desde su larga experiencia como docente, investigadora y coordinadora del antes citado CEDODAL, Patricia Méndez parte de entender a los archivos desde la sugerente definición de “infraestructuras culturales activas en la producción de conocimiento disciplinar”; desde esa convicción analizará las transformaciones no solo de funcionamiento sino fundamentalmente epistemológicas que pudo relevar en tres importantes archivos de arquitectura de la ciudad de Buenos Aires: el Archivo Histórico de la Sociedad Central de Arquitectos, la Dirección de Archivos de Arquitectura y Diseño Argentinos de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires y el Centro de Documentación de Arquitectura Latinoamericana, de cuyo equipo de coordinación forma parte.
A partir de un minucioso análisis de actividades, dinámicas operativas, temas, etc., llega a encontrar una coincidencia en el desarrollo de “prácticas situadas” hacia el interior de los referidos archivos. Para cerrar su artículo Méndez resalta las claras evidencias de una transformación con rasgos de “paradigmática” en cada uno de los archivos estudiados, destacando que además de mudar del repositorio pasivo al ente dinámico e integral, han asumido también un rol de “mediadores de conocimiento” y de mayor apertura a los investigadores. Y, lo que es más importante aún, han generado lógicas de funcionamiento que se asocian a lo que la autora entiende como “prácticas situadas” ya que sus acciones y proyectos surgen de la propia condición y de su articulación con un contexto que les da sentido.
El artículo de Graciela Moretti, profesora, investigadora y directora del Instituto de Historia y Patrimonio de la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad de Mendoza, expone una investigación sobre las fuentes primarias de dos relevantes arquitectos mendocinos, Daniel Ramos Correas y Juan Augusto Brugiavini, activos en distintos períodos del siglo XX y cuyos fondos fueron donados a la facultad por sus familiares, ya que ambos habían sido profesores de dicha casa de estudios. Dado que ambos arquitectos estuvieron vinculados a diversas instituciones en sus largas trayectorias, vínculos que se constituyeron en espacios laborales alternativos a sus respectivos estudios profesionales, uno de los principales retos de la investigación fue afrontar la dispersión del material, frente al objetivo de lograr una lectura integral de la obra de cada uno.
Además de relatar el cuidadoso proceso de sistematización e interpretación aplicado a los materiales recibidos, Moretti concluye en los logros obtenidos remarcando el haber conseguido perfilar “el universo integral de cada autor”, así como echar luz sobre aspectos poco conocidos de sus respectivas obras y verificar cómo volcaban su experiencia profesional en la tarea docente. Destaca también como un objetivo cumplido con la investigación, el de la transferencia de conocimiento a la sociedad mendocina mediante exposiciones, charlas y visitas guiadas a las obras, promoviendo acercamientos y sensibilizando a la población acerca de ambas figuras.
El trabajo de Terreno, Córdoba y Chicar desde la Universidad Blas Pascal de Córdoba, Argentina, presenta las inquietudes surgidas entre los investigadores a partir de la donación del archivo del reconocido arquitecto cordobés José Ignacio “Togo” Díaz a dicha universidad. Exponen de qué manera un trabajo de investigación fue transformándose en un archivo institucional debido a las necesidades en acciones de documentación, así como también la divulgación del archivo a partir de una plataforma. Interesa marcar la perspectiva de trabajo asumida por el equipo, que se orientó desde la idea de que el archivo no podía entenderse como un “depósito neutral”, sino que se debía afrontar como un campo dinámico “donde se disputan sentidos de la arquitectura” en vinculación con las polémicas de la historiografía reciente.
Finalmente, el artículo de Julia Cavalcante, doctoranda en Arquitectura por el Programa de Pós-Graduação em Arquitetura e Urbanismo da Universidade Federal do Rio de Janeiro, nos presenta las relaciones del archivo del artista plástico brasileño Tunga con la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) y el proyecto de la Ciudad Abierta a finales de los años 1960. El referido archivo presenta un corpus muy diverso. La autora reflexiona sobre el problema epistemológico de la identificación de arquitectura en un archivo de arte, y en otro sentido, cómo el archivo revela al artista y a las redes que lo rodean.
En el grupo de los ensayos, el de Laura Cesio y Elina Rodríguez Massobrio de Montevideo, Uruguay, quienes investigan desde el Departamento de Documentación e Información (DDI) del Instituto de Historia de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de la República, nos ofrece un título para la reflexión: “El archivo como espacio en construcción”. Se trata de un archivo único en su tipo vinculado a una institución pública. El DDI se consolida a lo largo de tiempo, desde 1950, como el más importante archivo de AU del Uruguay y las autoras describen acciones de documentación, investigación y divulgación sobre este archivo. También comentan estrategias público privado para la consolidación del archivo a lo largo del tiempo.
Cesio y Rodríguez Massobrio nos ofrecen un relato con un distanciamiento temporal por el cual citan y valorizan las acciones cotidianas del pasado que resultaron en el espacio presente. Describen así las primeras donaciones al archivo (cuando este todavía no era un archivo) y cómo la suma de estas acciones derivó, a largo plazo, en el centro de documentación más importante del Uruguay. También explican de qué manera el archivo, una vez consolidado como tal, comenzó a profesionalizarse. Sin dudas, es un relato desarrollado a lo largo del tiempo y con diversos personajes, bastante alentador para aquellos docentes e investigadores de Universidades de América Latina, que están comenzando a organizar documentos.
El ensayo de Jaime Francisco Reyes Gil, Francisca Oñate Oyaneder y Natalia Duimovic Tapia desde Valparaíso (Chile) nos relata acciones desde el Archivo Histórico José Vial Armstrong de la Escuela de Arquitectura y Diseño de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. José Vial Armstrong fue uno de los fundadores de la escuela, y fue el fundador del archivo que en principio recogió algunos fondos de arquitectos, para después incorporar ochocientos cuadernos llamados de Bitácora, los cuales registran los dibujos del día a día de los estudiantes de la escuela. El trabajo nos ofrece un relato de investigación sobre estos cuadernos.
El ensayo de Vhal Alessandro del Solar desde Lima, Perú, aborda las acciones realizadas dentro del taller de investigación enfocado en archivos de arquitectura dentro del Archivo de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica del Perú realizado sobre el arquitecto Héctor Velarde durante un curso de verano del año 2025. Solar nos presenta las discusiones metodológicas realizadas desde dentro de una disciplina.
El número 23 de A&P Continuidad recoge numerosos testimonios que reúnen preocupaciones comunes de distintos archivos latinoamericanos. En Argentina, Brasil, Chile, Perú, Uruguay, México, se detecta una necesidad urgente de su existencia, entender su problemática, discutirlos y en un acto de resistencia dar respuestas para salir de la precariedad.
Un trabajo de concientización entre las diferentes disciplinas que actúan en los archivos y entre los propios archivos es una realidad necesaria. Brasil creó la Rede Brasileña de Archivos de Arquitectura y Urbanismo, un lugar común donde se discuten y se proponen soluciones para problemas recurrentes. También una mirada más activa por parte de las universidades y de los colegios o consejos donde estos arquitectos actuaron sería muy bienvenida. Rosario ciudad de A&P Continuidad o Santa Fe, su matriz, aún no tienen su archivo de arquitectura y urbanismo constituido. Se hace urgente impulsar políticamente esta demanda, las generaciones futuras lo agradecerán.
Ni los archivos mexicanos de Barragán y Candela, ni los brasileños de Lucio Costa y Paulo Mendes da Rocha, ni los argentinos de Amancio William y Jorge Ferrari Hardoy “se encuentran entre nosotros”.
Un camino posible es el de declararlos patrimonios nacionales y gestionar su retorno. Otro camino más consistente es el de tratar de saldar nuestras propias deudas institucionales, las que ocasionaron que esos archivos partieran y, una vez conseguido este objetivo, realizar la tarea de concretar y consolidar una Red de Archivos Latinoamericanos de Arquitectura y Urbanismo.
Segawa relaciona diversos pedidos de devoluciones para que los tesoros vuelvan a sus países de origen, marcando el hecho paradójico de que el acta de nacimiento de la Capital de Brasil, la propuesta original del Plano Piloto de Brasilia, del arquitecto Lucio Costa, se encuentre en Portugal.
Referencias bibliográficas
Corvalán Espíndola, J. (2014). Un fin del Mundo. Fragmento de El libro Negro. Rita, (1), 40-43.
Notas de autor
https://orcid.org/0000-0002-5121-4573
andrespassaro@fau.ufrj.br
acollado48@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0002-6997-2284
mariacristinacabral@fau.ufrj.br
Información adicional
CÓMO CITAR: Passaro, A. M.; Collado, A. M. y Nascentes Cabral, M. C. (2025). El archivo en evidencia. A&P Continuidad, 12(23). https://doi.org/10.35305/23626097v12i23.548
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