Dossier Temático
Recepción: 23 julio 2025
Aprobación: 29 septiembre 2025

CÓMO CITAR: Brarda, A. N. (2025). Los archivos de arquitectura como espacios de resguardo de la memoria de Rosario. A&P Continuidad, 12(23). https://doi.org/10.35305/23626097v12i23.543
Resumen:
Este trabajo presenta diversas experiencias de rescate, preservación e interpretación de archivos de profesionales de la arquitectura de la ciudad de Rosario, desarrolladas con un doble propósito: contribuir a la conservación de documentos históricos y fomentar su uso con fines académicos y sociales. A través del ordenamiento, digitalización y análisis de planos, fotografías y otros documentos, se profundizó en el conocimiento de los procesos históricos de construcción urbana y en una lectura más crítica del patrimonio arquitectónico local. Estas fuentes, lejos de ser simples registros técnicos, fueron abordadas como testimonios culturales que invitan a reflexionar sobre las intenciones, significados y contextos que dieron origen a las obras construidas.
Desde el enfoque pedagógico, estas experiencias se incorporaron al Taller de Historia de la Arquitectura como una práctica innovadora que articuló docencia e investigación. La participación de docentes y estudiantes en el análisis de los archivos favoreció la producción de saberes colectivos y promovió una actitud crítica frente a la historia edilicia de Rosario. Este enfoque propició un modelo de enseñanza más horizontal, colaborativo y comprometido con los desafíos contemporáneos. Finalmente, la incorporación del patrimonio documental a la formación académica fortaleció el vínculo entre universidad, conocimiento y comunidad, resignificando el pasado como una herramienta clave en la construcción de identidades compartidas.
Palabras clave: archivos de arquitectura, conservación documental, patrimonio arquitectónico.
Abstract:
This work presents various experiences in the rescue, preservation, and interpretation of archives that belong to architecture professionals of Rosario city. These efforts were carried out with a dual purpose: to contribute to the conservation of historical documents and to promote their use for academic and social goals. Through the organization, digitization, and analysis of plans, photographs, and other documents, a deeper insight of the historical processes of urban development was achieved and a more critical reading of the local architectural heritage was encouraged. Far from being mere technical records, these sources were approached as cultural testimonies leading to the reflection on the intentions, meanings, and contexts that gave rise to the built works.
From a pedagogical standpoint, these experiences were incorporated into the Architectural History studio as an innovative practice that combined teaching and research. The participation of faculty and students in the analysis of the archives fostered the production of collective knowledge and promoted a critical attitude toward the architectural history of Rosario. This approach encouraged a more horizontal, collaborative model of teaching committed to contemporary challenges. Finally, the inclusion of documentary heritage in academic training strengthened the link between university, knowledge, and community re-signifying the past as a key tool for building shared identities.
Keywords: architectural archives, documentary preservation, architectural heritage.
La importancia de los archivos de arquitectura
Los bienes culturales forman parte inseparable de la sociedad que les dio origen y constituyen la base de la memoria histórica de cada nación. En este sentido, conocer, interpretar y difundir los significados culturales, así como los valores históricos y estéticos de las obras arquitectónicas, no puede abordarse únicamente desde una perspectiva material.
La arquitectura, como disciplina proyectual y práctica social, se apoya en múltiples formas de registro: planos, maquetas, fotografías, croquis, memorias descriptivas, reglamentaciones, correspondencias, entre otros. Estos documentos, reunidos en archivos, constituyen una base fundamental para el estudio histórico, la preservación patrimonial, la investigación académica y la práctica profesional.
Sin embargo, más allá de su función documental, los archivos de arquitectura son también lugares de producción epistemológica: en ellos se define qué se conserva, cómo se ordena y quién puede acceder a ese conocimiento.
Desde una mirada foucaultiana, el archivo no es un simple depósito de documentos, sino un sistema de reglas que posibilita ciertos discursos y excluye otros (Foucault, 1969). En arquitectura, esto implica que los archivos no son neutros, sino dispositivos que configuran el conocimiento disciplinar según relaciones de poder, normas y contextos históricos.
Derrida (1995) agrega que archivar responde a un deseo no neutro, lo que permite pensar críticamente qué prácticas o estilos se conservan. Estos archivos combinan técnica y simbolismo: no solo documentan, sino que construyen memoria urbana y disciplinar, influyendo en procesos de patrimonialización, enseñanza y legitimación de discursos arquitectónicos.
En el contexto latinoamericano, donde la fragilidad institucional acentúa las tensiones entre memoria y olvido, los archivos adquieren un rol clave en la configuración del conocimiento urbano. En ciudades como Rosario, estos dispositivos permiten analizar qué capas históricas se preservan y cuáles se pierden.
Una mirada crítica revela tensiones epistemológicas vinculadas a la selección, la autoría, la accesibilidad y la materialidad. Ya que posibilita el reconocimiento de qué narrativas se conservan y quién las legitima, dado que generalmente se refuerzan las jerarquías disciplinares y se excluyen saberes colectivos o informales. Además, las formas de acceso pueden ser desiguales y las transformaciones digitales impactan en cómo se organiza y comprende el conocimiento arquitectónico. Así, los archivos no son neutros, sino herramientas activas que seleccionan, jerarquizan y condicionan los modos de pensar, enseñar y proyectar la ciudad.
Asimismo, desde la perspectiva del investigador en historia de la arquitectura, resulta fundamental contar con diversos tipos de documentación que permitan realizar análisis críticos, comprender contextos históricos y reconstruir procesos. Por ello, son esenciales las acciones de rescate y reconstrucción de documentos, testimonios, restos edilicios, dibujos, planos, pinturas y fotografías. Estos materiales constituyen fuentes clave para profundizar el conocimiento del patrimonio construido.
A nivel internacional, documentos como la Carta de Venecia (1964) y las Normas de Quito (1967) marcaron el inicio de una conciencia global sobre la necesidad de una conservación más respetuosa del patrimonio. Esta visión fue formalizada en 1972 con la Convención de la UNESCO sobre la Protección del Patrimonio Cultural y Natural, comprometiendo a los Estados miembros a identificar, proteger, conservar y transmitir ese patrimonio a las futuras generaciones. La Convención también destacó la necesidad de implementar medidas jurídicas, técnicas y administrativas, muchas de las cuales siguen pendientes en diversos países.
Un avance significativo ocurrió en 1987 con la adopción de la Carta de Conservación y Restauración, que amplió el concepto de patrimonio cultural, incluyendo materiales bibliográficos y documentales. Esta carta reemplazó el término monumento por manufactura histórica y estableció criterios específicos de conservación en su Anexo F. (International Council of Museums, 1987).
En línea con esta perspectiva, la UNESCO ha sostenido que el patrimonio documental mundial pertenece a toda la humanidad, por lo que debe ser preservado, protegido y accesible a todos. En 1992, creó el Programa Memoria del Mundo, que respondió a la preocupación por el deterioro del patrimonio documental y a las limitaciones de acceso. En 2012, este programa impulsó la Declaración de Vancouver (UNESCO/UBC), que instó a los Estados a preservar archivos mediante procesos de digitalización.
En Argentina, la legislación sigue siendo fragmentaria y carece de una política articulada sobre archivos. La Ley Nacional Nº 15.930/1961, que regula el funcionamiento del Archivo General de la Nación, aún no ha sido plenamente reglamentada. Por su parte, la Ley N.º 25.197/1999 sobre el Registro Nacional de Bienes Culturales reconoce la necesidad de proteger documentos de archivo, pero su aplicación ha sido limitada y con escaso respaldo presupuestario.
La debilidad normativa se traduce en la falta de instrumentos eficaces para actuar sobre bienes patrimoniales en riesgo, especialmente los archivos de arquitectura, históricamente sin tutela específica. Salvo excepciones como el Centro de Documentación e Investigación de la Arquitectura Pública (CeDIAP), muchos archivos de estudios se conservan solo mientras tienen valor operativo para obras. Perdida esa función, suelen deteriorarse o ser descartados.
Con una lógica propia, responden a necesidades profesionales concretas. Pensados como herramientas de trabajo, su preservación depende de decisiones familiares o institucionales, más ligadas a la memoria afectiva que al acceso público. Su destrucción, progresiva y silenciosa, obedece a la falta de espacio y al escaso reconocimiento patrimonial.
En este contexto, es frecuente que los objetos históricos y fondos de archivo no reciban el mismo cuidado que las obras de arte. Sin embargo, en las últimas décadas, los enfoques más contemporáneos de conservación han puesto el acento en la prevención del deterioro a través de planes a largo plazo, más que en intervenciones de restauración.
Por lo dicho, cabe preguntarse: ¿para qué sirven los archivos de arquitectura? La respuesta es clara: estos documentos constituyen parte fundamental de la memoria urbana y profesional. Reconocerlos como bienes patrimoniales es hoy una tarea necesaria e impostergable.
En muchos casos, los edificios históricos en uso han sido transformados hasta volverse irreconocibles. Por ello, antes de cualquier intervención es imprescindible contar con estudios que valoren sus dimensiones históricas, culturales y arquitectónicas. En la ciudad de Rosario, numerosos edificios y sitios se encuentran en riesgo de perder su autenticidad, debido a múltiples factores: el deterioro físico, el cambio de uso, o la presión inmobiliaria. Frente a este panorama, el ámbito universitario se presenta como un espacio privilegiado para debatir y formular estrategias que aborden estos desafíos desde una mirada técnica, legal, social y cultural.
En este sentido, los archivos de estudios de arquitectura, si bien no han sido concebidos para su consulta pública, contienen una riqueza documental única. Su digitalización y puesta en valor no sólo garantizan su preservación, sino que los transforman en recursos activos para la investigación, la docencia y la gestión patrimonial.
La pérdida de estos en Rosario ha sido constante, en parte por la falta de políticas públicas integrales. Esta situación exige acciones urgentes, ya que se trata de una pérdida muchas veces irreversible.
Por otro lado, la investigación en historia de la arquitectura requiere no sólo de la observación directa de los inmuebles, sino también de fuentes documentales primarias. Aunque las fuentes secundarias –como libros y publicaciones– siguen siendo fundamentales, el acceso a documentos inéditos permite elaborar nuevas hipótesis e interpretaciones. En este campo, la distinción entre tipos de fuentes no siempre es clara, pero su valor complementario es innegable.
En los archivos locales no solo se encuentran planos, sino también numerosas fotografías de obras en proceso o terminadas. Esto nos ha invitado a reflexionar también sobre la fotografía como documento histórico y su relevancia en la construcción de conocimiento.
Desde sus orígenes en el siglo XIX, la fotografía ha desempeñado un papel central como medio de registro. A pesar del surgimiento de tecnologías como el cine o lo digital, conserva su lugar privilegiado. Su uso fue diverso, desde el arte hasta la industria, y su capacidad de representar con mayor precisión que el dibujo consolidó su estatus documental.
Autores como John Berger (1995) señalan que la fotografía fue concebida en un contexto positivista, lo que favoreció su percepción como una forma de objetividad mecánica. Sin embargo, esa objetividad fue rápidamente cuestionada: como sostiene Susan Sontag (2006), la imagen fotográfica no reproduce fielmente la realidad, sino que representa una porción del mundo atravesada por la mirada del fotógrafo. Su valor simbólico y emocional es clave: puesto que fotografiar también es un acto de apropiación.
Para la construcción de la historia de la arquitectura, planos y fotografías no son sólo ilustraciones, sino fuentes con lenguaje propio. Algunos documentos gráficos muestran ideas no construidas, variantes de diseño o transformaciones posteriores. Su análisis por lo tanto requiere una lectura crítica, que articule forma, técnica y contexto.
Para el estudio de los archivos locales, fue necesario revisar estas categorías analíticas, especialmente en las series fotográficas, considerando su composición, estilo y percepción visual en relación con el contexto sociohistórico.
Asimismo, debe reconocerse que estos archivos responden a identidades particulares. Fueron generados por individuos o equipos con intereses y lógicas propias. En muchos casos, su preservación es accidental o personal. Sin embargo, su valor trasciende lo privado.
En particular, las tradiciones historiográficas como las de América Latina han privilegiado los modelos europeos, marginando aquellas producciones difíciles de clasificar. Los casos argentinos –y particularmente los de Rosario– han sido frecuentemente ignorados por no encajar en los marcos teóricos dominantes.
Por eso, acceder a documentación gráfica inédita no solo implica su análisis, sino también su conversión en fondos activos, accesibles y socialmente significativos. Ningún proyecto serio de rescate documental puede prescindir de una planificación integral que contemple la accesibilidad, la difusión, y el uso de herramientas tecnológicas y pedagógicas para su valorización colectiva.
En Rosario, se han registrado algunos trabajos de investigación sobre arquitectos de la ciudad como Ermete De Lorenzi (Rigotti et al, 2003)[1], Hilarión Hernández Larguía y Juan Manuel Newton (Moliné et al, 1993)[2] o sobre la familia Micheletti (Bragagnolo, 2001)[3]. Sin embargo, actualmente no existen iniciativas institucionales significativas orientadas al rescate sistemático de los archivos de arquitectura local. Tampoco se cuenta con el apoyo de fundaciones o instituciones culturales privadas para tales fines.
En este sentido, el presente escrito pretende dar cuenta de los avances realizados, por una parte, en el rescate y la preservación documental de distintos archivos de Rosario a través de su proceso de digitalización –una tarea no abordada hasta el momento por las investigaciones anteriormente mencionadas–, y por otra, en la reconstrucción de la historia de la producción edilicia de estos profesionales.
Además, estos trabajos han servido como un valioso aporte al trabajo académico en las aulas, al poner a disposición de docentes y estudiantes nuevas fuentes primarias digitalizadas que permiten abordar de manera crítica y contextualizada el estudio de la arquitectura local.
Los archivos de arquitectura y su aporte a la enseñanza de la Historia de la Arquitectura de la ciudad de Rosario
A partir de la hipótesis de que los archivos arquitectónicos no son meros registros técnicos de valor histórico, sino que pueden resignificarse como herramientas pedagógicas y culturales activas, capaces de enriquecer los procesos de enseñanza-aprendizaje, se propuso su incorporación para el uso en el espacio áulico. Esta estrategia busca fomentar una comprensión crítica del patrimonio urbano y fortalecer los vínculos entre universidad, sociedad y memoria colectiva. El uso de archivos en la formación académica permite así construir saberes más reflexivos, situados y participativos, que interpelen la historia arquitectónica desde nuevas perspectivas interpretativas.
Por lo dicho es que el equipo de trabajo del Taller de Historia de la Arquitectura[4] de la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño (FAPyD) de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), bajo nuestra dirección inició una serie de experiencias áulicas con archivos de arquitectura locales.
En el Plan de Estudios 2008, la FAPyD-UNR estableció la implementación de la estructura de taller para todas las asignaturas, entendiendo este modelo como una asociación de cátedras orientadas al desarrollo de experiencias integrales de enseñanza-aprendizaje.
En el marco de esta unidad académica, existen cinco talleres dedicados a la enseñanza de la historia. Si bien todos abordan un mismo arco temporal –desde el siglo XV hasta principios del XXI–, cada uno define su propio recorte teórico-metodológico, de acuerdo con los objetivos establecidos por el Plan de Estudios.
En particular, en el Taller de Historia de la Arquitectura que aquí nos ocupa, se concibe su abordaje desde una perspectiva pedagógica, como un sistema específico de enseñanza-aprendizaje: un espacio de elaboración, transformación y producción colectiva de conocimientos, donde se aprende haciendo. Este modelo promueve el intercambio de ideas, opiniones y modos de hacer, guiados por los objetivos comunes definidos en el Plan General del taller. En este espacio, los docentes no brindan respuestas únicas ni definitivas; cada tarea representa una oportunidad para investigar, pensar y construir saberes.
Es importante destacar que la Historia de la Arquitectura no se aborda como un corpus cerrado que los estudiantes deban memorizar o reproducir. Por el contrario, los contenidos pueden variar año a año, según los intereses del grupo, con el fin de estimular el juicio analítico, la reflexión crítica y la formulación de nuevas hipótesis interpretativas.
El taller está conformado por tres asignaturas troncales –Historia de la Arquitectura I, II y III–, además de materias optativas. Estas configuran una secuencia progresiva de aprendizajes conceptuales, metodológicos y proyectuales, con fuerte impronta investigativa. Se prioriza el estudio de la arquitectura de la ciudad de Rosario en articulación con el contexto argentino e internacional. En este sentido, se propone un análisis sincrónico de distintos períodos históricos, seguido por reflexiones diacrónicas sobre los procesos que atraviesan los objetos de estudio.
La estrategia didáctica parte entonces del reconocimiento de casos locales, puesto que, como bien señala Litwin (2001), los casos son situaciones reales complejas que promueven el análisis interdisciplinario y enriquecen la comprensión.
Esta perspectiva no implica simplemente una suma de materias, sino una lógica pedagógica interna, flexible y dinámica, caracterizada por la rotación e intercambio de docentes. Esta modalidad favorece la renovación de prácticas y el fortalecimiento del proceso formativo, promoviendo la participación de todos los actores involucrados. A su vez, el taller se constituye como un espacio abierto al debate sobre problemas y temáticas urbano-arquitectónicas, propiciando el intercambio entre asignaturas y niveles. Esta dinámica amplía los márgenes de la tarea educativa, generando vínculos con otras cátedras y con el entorno social y cultural.
El estudio de la producción arquitectónica de Rosario permite a los estudiantes vincular los contenidos teóricos con su experiencia cotidiana, favoreciendo un aprendizaje más contextualizado y significativo. Al trabajar con obras locales poco abordadas por la historiografía tradicional, se impulsa una participación en la construcción del conocimiento, desarrollando habilidades críticas, investigativas y metodológicas. Esta práctica fortalece la formación académica, promueve el compromiso con el entorno, y contribuye a la valorización del patrimonio y a la construcción de una identidad profesional arraigada en su realidad urbana.
Este enfoque, además, brinda herramientas para que los estudiantes se integren a las actividades complementarias de investigación del taller, generando nuevos conocimientos que retroalimentan la práctica educativa. Asimismo, fomenta el interés por los métodos propios de la investigación disciplinar e incentiva su participación en estos procesos.
Cabe señalar que este equipo docente desarrolla, desde hace tiempo, investigaciones centradas en el rescate de archivos de arquitectura local, las cuales serán caracterizadas más adelante. Dichas investigaciones, que incluyen la participación de estudiantes, permiten transferir al aula los resultados obtenidos, enriqueciendo el proceso de enseñanza-aprendizaje y consolidando el vínculo entre docencia e investigación. De igual modo, han aportado a los docentes una comprensión más profunda y contextualizada de la producción arquitectónica de la ciudad, permitiéndoles actualizar y enriquecer los contenidos académicos con casos concretos, relevantes y poco explorados. A su vez, han fortalecido la integración entre investigación y enseñanza, promoviendo una práctica pedagógica crítica, situada y en constante renovación, que potencia la construcción colectiva del conocimiento junto a los estudiantes.
Casos de archivos de arquitectura local
Como se señaló en párrafos anteriores, el equipo docente del Taller de Historia de la Arquitectura ha llevado adelante, en distintas etapas, una serie de investigaciones orientadas al rescate y puesta en valor de archivos de profesionales locales.
Archivos documentales de estudios de arquitectura rosarinos. Su rescate y puesta en valor. Parte I (2017-2021)
En una primera etapa[5], se trabajó con el archivo del estudio de los arquitectos Hilarión Hernández Larguía (Buenos Aires, 1892 – Rosario, 1978) y Juan Manuel Newton (Buenos Aires, 1889 – Rosario, 1961), producido entre las décadas de 1920 y 1950. Este fondo documental, conservado en su mayoría, permitió acceder a la planimetría de una amplia cantidad de obras desarrolladas por el estudio. La digitalización del material tuvo un doble propósito: asegurar su preservación y, al mismo tiempo, facilitar su difusión, habilitando nuevas posibilidades para su análisis e interpretación.
Estos profesionales se formaron en la Escuela de Arquitectura de Buenos Aires, Hernández Larguía y Newton recibieron una educación de base clásica, fuertemente influenciada por la tradición académica francesa del siglo XVIII. Sin embargo, esta sólida educación no limitó su apertura a nuevas ideas. Su método proyectual inicialmente seguía los lineamientos del modelo Beaux-Arts, centrado en la lógica compositiva y el desarrollo riguroso del diseño. Sin embargo, esta base académica no impidió su búsqueda de nuevas ideas acordes a los cambios de época. Esta aproximación se reflejó en sus obras, que combinan el clasicismo académico con elementos propios de movimientos modernos como el art decó, el funcionalismo y el racionalismo como se puede evidenciar en el conjunto de viviendas del pasaje Monroe (Ov. Lagos al 1700).
Un aspecto relevante es la biblioteca personal de Hernández Larguía, que evidencia su compromiso con el pensamiento arquitectónico de la época. Incluye textos internacionales, muchos en alemán, algunos traducidos por su entorno familiar, lo que refuerza una práctica atenta al debate global y en diálogo con el mundo.
Dado el volumen del archivo, la investigación se centró en un recorte que permitiera un análisis profundo del estudio Hernández Larguía y Newton, enfocándose en su producción edilicia de las décadas de 1920 y 1930. Se abordaron obras del Banco Edificador Rosarino, edificios de renta, viviendas y edificios públicos, destacando el Museo Castagnino como obra emblemática.


A partir del trabajo de recuperación del archivo, fue posible desarrollar una mirada más integral sobre la figura de don Hilarión Hernández Larguía, no solo en su rol como arquitecto, sino también como un destacado gestor cultural de su tiempo. El análisis permitió profundizar en sus múltiples facetas: su activa participación en el ámbito de la enseñanza, su rol como difusor del arte local, su presencia en publicaciones especializadas y su compromiso con diversas instituciones, entre ellas el Colegio Libre de Estudios Superiores.
En paralelo, se abordó el estudio del contexto inmediato en el que se desarrollaba su práctica profesional. Se investigaron aspectos clave del ambiente del estudio, incluyendo el espacio físico de trabajo, la dinámica cotidiana, la interacción con visitantes y las tertulias que allí se realizaban, las cuales revelan una intensa vida intelectual y cultural.
Además, se identificaron los colaboradores que integraban el equipo, así como el perfil de los clientes y la red de profesionales que frecuentaban el estudio. Entre ellos se destacan figuras como José (Pepe) Micheletti, Víctor Dellarole (suegro de Flavio Bella), Delfo y Marcelo Castagnino, Juan Trilla, Guillermo Ortiz de Guinea Paretto y Juan Manuel Vila Ortiz, entre otros. Esta red de vínculos permite comprender mejor las condiciones en las que se gestaron muchas de las obras y proyectos, así como el modo en que el estudio articulaba relaciones profesionales, culturales y sociales en la ciudad.
Archivos documentales de estudios de arquitectura rosarinos, su rescate y puesta en valor. Parte II (2021-2022)
En esta segunda etapa de investigación[6], nos propusimos profundizar en el estudio de fuentes primarias vinculadas a la producción arquitectónica en Rosario durante las décadas de 1960 y 1970, un período históricamente poco explorado dentro de los estudios del patrimonio local.
El objetivo principal fue poner en valor este acervo documental, facilitar su acceso a la comunidad académica –estudiantes, docentes e investigadores– y, al mismo tiempo, promover su conservación y la generación de nuevas interpretaciones críticas sobre esta etapa de la arquitectura en la ciudad. Con este propósito, se llevaron a cabo tareas de ordenamiento, clasificación y digitalización de archivos pertenecientes a dos estudios rosarinos: el del arquitecto Juan Carlos Spirandelli y el del arquitecto Hermes Sosa.
Archivo del arquitecto Juan Carlos Spirandelli
La trayectoria profesional de Juan Carlos Spirandelli (1943-2017) se inscribe en una sólida tradición empresarial y técnica de carácter familiar. En 1925, su padre, el ingeniero Juan F. Spirandelli, fundó una de las constructoras más activas en el desarrollo edilicio de Rosario durante la primera mitad del siglo XX. Junto al arquitecto Carlos Spirandelli, trabajaron en la ejecución de proyectos propios y de terceros, colaborando con destacados profesionales de la ciudad, como Tito y José Micheletti y Ermete De Lorenzi.
En 1962, la constructora adoptó la denominación Ing. Spirandelli Construcciones S.C.A., y hacia 1965 se fundó, vinculada a esta, una oficina dedicada específicamente al diseño arquitectónico. En ese marco, se conformó el estudio Spirandelli & Asociados, dirigido por Juan Carlos Spirandelli –egresado de la Escuela de Arquitectura de la Facultad de Ciencias Matemáticas de la Universidad del Litoral (FCMUL) en 1964– junto a la arquitecta Isabel Betty de Santa Cruz. El estudio alcanzó una proyección significativa a nivel local, regional y nacional, desarrollando proyectos de diversas escalas para clientes tanto públicos como privados.
Entre el material recuperado del archivo Spirandelli, se encuentran anteproyectos, planos, acuarelas, fotografías, testimonios familiares y documentación relevante sobre una de sus primeras obras de impacto: el edificio Farallón, ubicado en la intersección de las calles Sargento Cabral y Urquiza, proyectado en colaboración con el arquitecto José Erquicia. Esta obra introdujo en Rosario un nuevo lenguaje formal y material vinculado a los principios del movimiento moderno, superando la fragmentación de las unidades habitacionales tradicionales y consolidando la verticalidad de la torre como elemento compositivo dominante.
Inaugurado en 1965, el edificio Farallón se implantó estratégicamente junto a la antigua Aduana, los almacenes Pinasco y el edificio Bel Air, en un entorno cargado de referencias históricas. Con sus 70 metros de altura, no solo superó la cota máxima permitida en ese momento en la ciudad, sino que también incorporó elementos significativos del paisaje urbano circundante, interpretándolos desde una perspectiva contemporánea.


El proyecto del Farallón se destaca por el uso poco convencional del lote y por una implantación que lo hace sobresalir dentro de su entorno inmediato, tanto por su forma como por su altura y estructura independiente. Estas características lo convierten en un verdadero hito urbano. En esta obra se materializan con claridad los ideales de modernidad y progreso que, desde entonces, marcarían la línea conceptual de gran parte de la producción de Juan Carlos Spirandelli.
El edificio se consolidó rápidamente como un punto de referencia en el paisaje de Rosario, anticipando una serie de transformaciones significativas que se producirían en el frente ribereño en los años posteriores.
La extensa trayectoria del estudio Spirandelli & Asociados, desarrollada a lo largo de más de cuatro décadas, dificulta una periodización precisa. Su producción fue diversa tanto en escala como en tipología, abarcando desde viviendas individuales hasta proyectos de gran envergadura. Entre las obras más representativas de sus primeros años se destaca la Escuela Nacional de Comercio Pablo A. Pizzurno, ubicada en Melincué, proyectada en 1968 a pedido de la Asociación Cooperadora Escolar e inaugurada parcialmente en 1981. En este proyecto colaboraron también los arquitectos H. Brunel, R. Motkoski y D. Powell.
A lo largo de su historia, el estudio continuó desarrollando proyectos edilicios educativos en Rosario y en distintas localidades de la región, como Arroyo Seco, Villa Cañás, Rufino y San Nicolás. Durante la década de 1970, su producción incluyó numerosos edificios de propiedad horizontal y conjuntos de viviendas individuales, especialmente en Rosario y Capitán Bermúdez. En los años 80, su actividad se orientó principalmente hacia programas vinculados al comercio y las finanzas. Ya en la década de 1990, el estudio abordó proyectos de gran escala, aunque mantuvo en paralelo la construcción de varias viviendas unifamiliares.
Archivo del arquitecto Hermes Sosa
El archivo del arquitecto Hermes Sosa (Santa Fe, 1930 – Rosario, 2009) ofrece una perspectiva complementaria a la de Spirandelli, enfocándose en problemáticas sociales y en la arquitectura como herramienta de transformación. Entre 1964 y 1966, Sosa dirigió el Equipo de Estudio de la Vivienda (EEV) en la Universidad Nacional de Rosario, y posteriormente ocupó el cargo de director de la Escuela de Arquitectura y Planeamiento.
El material recuperado de su archivo está compuesto principalmente por fotografías de viajes y registros vinculados al desarrollo de la vivienda popular, lo que ha resultado clave para comprender su enfoque proyectual y su compromiso con las problemáticas sociales de su tiempo.
Una de sus iniciativas más relevantes en la década de 1960 fue el diseño de un prototipo de vivienda popular, desarrollado por encargo de la Secretaría de la Vivienda de la Nación. Aún se conservan dos unidades construidas, ubicadas en el ingreso al campus de la Universidad Nacional de Rosario, en la intersección de Berutti y Riobamba. Cada unidad, de 8.40 m x 5 m, está apareada por la medianera y cubierta por tres bóvedas. El programa incluía un núcleo húmedo (con cocina, baño y lavadero), un comedor con posibilidad de subdivisión en dos dormitorios y una galería que permite futuras ampliaciones. Este prototipo sintetiza una búsqueda de soluciones habitacionales flexibles, eficientes y accesibles, en línea con las preocupaciones socioarquitectónicas que caracterizaron la obra de Sosa.


La construcción de las viviendas combinó el uso de materiales tradicionales con criterios de organización propios de la lógica industrial, priorizando la repetición de procesos constructivos con el fin de reducir costos y optimizar el uso de recursos. Por ejemplo, los pisos se realizaban a partir del vibrado de la losa de fundación, seguido de un alisado final con cinta de fieltro. Los muros se ejecutaban en dos etapas –de carga y de cierre– y contaban con una cámara de aire que elimina la necesidad de incorporar una aislación hidráulica convencional. Los cielorrasos, por su parte, se resolvían con bóvedas de ladrillo de juntas rasadas, mientras que los revestimientos en zonas húmedas se hacían con cemento alisado, lo cual reforzaba la búsqueda de soluciones económicas, durables y sencillas.
Desde el punto de vista formal, estas viviendas remiten a la Casa Jaoul (1954–1956) de Le Corbusier, tanto por su lenguaje arquitectónico como por su tratamiento material: cuerpos simples de ladrillo pintado de blanco, techos abovedados y una síntesis entre lo industrial y lo artesanal, entre los ideales de la modernidad arquitectónica y las posibilidades expresivas de los materiales tradicionales.
Las ideas proyectuales e investigaciones teóricas de Hermes Sosa no se limitaron a experiencias aisladas, sino que encontraron aplicación concreta en diversos conjuntos habitacionales construidos en ciudades como Curuzú Cuatiá, Santo Tomé, Goya (Corrientes), Resistencia (Chaco), Ezeiza y Chascomús (Buenos Aires), y Cañada de Gómez (Santa Fe), entre otras.
En síntesis, la revisión crítica de las fuentes primarias y el análisis de la producción desarrollada por los estudios de Juan Carlos Spirandelli y Hermes Sosa han permitido profundizar la lectura del panorama arquitectónico de Rosario y la región durante las décadas de 1960 y 1970. Esta lectura se configura a partir de los valores, intereses y enfoques particulares de ambos autores, y aporta claves para repensar el período desde una perspectiva más compleja y situada.
Ingenieros y arquitectos: hacedores de la ciudad de Rosario
El objetivo de este proyecto de investigación (2023-2026)[7] también incluye de rescatar y poner en valor el archivo documental de la empresa constructora de la familia Micheletti, cuyo legado constituye un testimonio significativo del proceso de urbanización y modernización de la ciudad de Rosario.
Desde mediados del siglo XIX, Rosario experimentó profundas transformaciones impulsadas por una modernización productiva que incidió directamente en su desarrollo urbano. La ciudad creció de forma acelerada, aunque con un alto grado de precariedad edilicia. Este fenómeno se vio acompañado por un fuerte aumento poblacional: de aproximadamente 3.000 habitantes en 1850, Rosario pasó a tener 9.000 en 1860 y alcanzó los 23.000 en 1870, triplicando su población cada década. Este crecimiento desmesurado hizo evidente la necesidad de profesionales dedicados a la construcción y, especialmente, al desarrollo de infraestructuras de transporte y servicios urbanos.
En este contexto, hacia fines del siglo XIX, comenzaron a consolidarse en Rosario diversas sociedades familiares de origen italiano, que jugaron un papel clave en el proceso de construcción de la urbe. Entre ellas, se destacan empresas como Candia y Cía., Taiana y Pascuale, Italo Meliga, A. Maspoli y, de manera muy significativa, la familia Micheletti.
El ingeniero Antonio Micheletti, al instalarse en Rosario hacia 1890, fundó una empresa constructora de carácter familiar que, con continuidad intergeneracional, aún hoy se encuentra en actividad. El archivo documental de dicha empresa –objeto de esta línea de investigación– constituye un valioso repositorio que reúne proyectos institucionales, religiosos, residenciales y de diversa índole, además de fotografías, libros de actas y registros de remodelaciones. Como parte del trabajo desarrollado, se ha avanzado en la digitalización de una porción relevante del fondo documental correspondiente a la producción realizada entre 1920 y 1930.
Entre las construcciones más destacadas ejecutadas por la empresa Micheletti se encuentran tanto edificios de uso público como privado, entre ellos: Sede Social del Círculo de Obreros Rosario (Entre Ríos 1200), Policlínico San José (Presidente Roca 2400), Asilo de Huérfanos (Laprida y Cerrito), Edificio y ex teatro Odeón (Mitre 700), Anexo del Banco Nación (San Martín 700), Estación del Ferrocarril Santa Fe (Cafferata y Santa Fe), Capilla del Colegio Nuestra Señora de la Misericordia (Oroño 900), Tribuna Popular del Hipódromo, Edificio de Rentas (Entre Ríos y Av. Belgrano), Imprenta Ferrazini S.A.L. Urquiza y Dorrego), Centro de Unión Dependiente (Paraguay 700), entre otros. Este conjunto de obras refleja no sólo la diversidad tipológica abordada, sino también su contribución sostenida a la construcción del paisaje urbano rosarino a lo largo del siglo XX.



Estos edificios dan cuenta de dos etapas arquitectónicas claramente diferenciadas: por un lado, los proyectos realizados durante la década de 1920, marcados por un lenguaje academicista predominante en la ciudad; por otro, los desarrollos de los años 30, que incorporan las primeras manifestaciones de la arquitectura moderna.
La versatilidad proyectual de la empresa Micheletti se evidenció en su capacidad para adaptarse a los cambios sociales, técnicos y estéticos de cada época, demostrando una respuesta efectiva a una sociedad en constante transformación. A lo largo del tiempo, el análisis de sus trabajos revela las dinámicas existentes entre comitentes, constructoras y mercado, permitiendo así reconstruir, a partir de su legado, una parte significativa del desarrollo urbano de Rosario.
De este modo, el rescate, estudio y puesta en valor del archivo de la familia Micheletti no sólo recupera una memoria profesional, sino que también reconoce a esta familia como auténticos constructores y protagonistas en la conformación de la ciudad.
Materiales y métodos
El trabajo adoptó un enfoque cualitativo y exploratorio, con fuerte anclaje en el análisis documental, el trabajo de archivo y la práctica pedagógica reflexiva. La metodología combinó técnicas propias de la investigación histórica con dinámicas de aprendizaje activo y colaborativo, permitiendo una articulación efectiva entre docencia, investigación y extensión universitaria.
Se llevaron a cabo distintas instancias de relevamiento, rescate, ordenamiento y digitalización de documentos arquitectónicos (planos, fotografías, legajos y expedientes, etc.) pertenecientes a diversos profesionales de la ciudad de Rosario.
Este proceso implicó un abordaje riguroso, desarrollado en varias etapas sucesivas que permitieron organizar y sistematizar el tratamiento del material documental. En primer lugar, se procedió al rescate de archivos provenientes de estudios de arquitectura locales, acompañado de un diagnóstico del estado de conservación de los documentos. A partir de allí, se identificaron las piezas más relevantes, se realizaron tareas iniciales de limpieza y un relevamiento general de los contenidos. Esto permitió ajustar los planes de trabajo en función de las necesidades específicas detectadas durante la intervención.
Posteriormente, se diseñó una planilla de registro adaptada a la diversidad documental encontrada. Esta herramienta fue modificada progresivamente conforme se avanzaba en los distintos proyectos, lo que facilitó una clasificación más precisa y funcional del material. Luego, se llevó a cabo la digitalización de los documentos, con el objetivo de asegurar su conservación y posibilitar su utilización en formato digital. Para ello, se estructuró un sistema que permite tanto la gestión interna como la consulta externa de los archivos, optimizando así su accesibilidad.
En esta línea, se confeccionaron dos tipos de fichas: una destinada al trabajo interno en red, orientada a la carga, registro y control por parte del equipo técnico, y otra dirigida al acceso institucional desde la Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño de la Universidad Nacional de Rosario (FAPyD-UNR). Este proceso se complementó con una exhaustiva búsqueda de planos originales en el Archivo Municipal de Rosario, lo que enriqueció significativamente el corpus documental disponible.
Finalmente, se desarrollaron trabajos de análisis e interpretación sobre la documentación recuperada, con el propósito de generar materiales orientados a su publicación en diversos formatos. Estos aportes no solo buscan contribuir a la construcción de la historia de la arquitectura local, sino también a su incorporación en la enseñanza académica. En este sentido, se integraron las fuentes primarias recuperadas en el Taller de Historia de la Arquitectura de la FAPyD-UNR, lo que permitió su aprovechamiento pedagógico. Esta incorporación se tradujo en actividades que incluyeron lectura crítica de documentos, análisis contextual, elaboración de hipótesis interpretativas por parte de los estudiantes, producción de reflexiones escritas, presentaciones orales, debates colectivos en el aula y evaluaciones cualitativas. Este enfoque favoreció una lectura crítica y situada del pasado arquitectónico local, al tiempo que promovió el desarrollo de competencias investigativas en el ámbito académico.
La metodología combinó técnicas propias de la investigación histórica con dinámicas propias del aprendizaje activo y colaborativo. Entre ellas se destacan: clasificación y análisis de archivos gráficos; sistematización de datos y fichas técnicas; discusiones y debates colectivos en el aula; producción de reflexiones escritas y presentaciones orales; evaluaciones cualitativas de la experiencia didáctica.
Esto permitió articular docencia, investigación y extensión universitaria, generando un espacio de producción de conocimiento que, además de recuperar y conservar material patrimonial, promovió una lectura crítica y situada del pasado arquitectónico local.
Conclusiones
Los trabajos de rescate documental e interpretación tuvieron como doble propósito contribuir a la conservación de archivos arquitectónicos con valor patrimonial en Rosario y promover su uso con fines académicos y sociales. El objetivo no fue solo preservar documentos valiosos, sino también habilitar nuevas instancias de reflexión sobre las obras construidas y los procesos que les dieron origen.
El ordenamiento, digitalización y análisis de archivos gráficos –planos, fotografías y documentos– permitió avanzar en el reconocimiento de los procesos históricos de construcción urbana y del patrimonio arquitectónico local.
Desde esta perspectiva, las obras gráficas adquirieron un carácter significativo. Lejos de ser simples registros técnicos, exigieron una participación del observador: invitaron a decodificar mensajes, comprender intenciones y descubrir significados ocultos. Su estudio posibilitó una lectura más crítica de la Historia de la Arquitectura local, promoviendo nuevas interpretaciones del pasado construido.
La indagación sobre el patrimonio documental también tuvo impactos pedagógicos. El proceso integró a docentes investigadores y estudiantes en un espacio común de producción de conocimiento, reflexión y debate. En el Taller de Historia de la Arquitectura, las tareas no buscaron respuestas cerradas, sino habilitar preguntas e hipótesis en un entorno colaborativo.
Estas actividades no solo despertaron el interés por los métodos de investigación disciplinar, sino que también impulsaron la generación de nuevos saberes, retroalimentando la práctica docente. El taller, como dispositivo pedagógico innovador, logró articular recursos, tiempos y acciones desde una lógica compleja, favoreciendo la formación de profesionales más críticos y preparados para los desafíos contemporáneos.
En síntesis, incorporar fuentes primarias a la enseñanza e investigación enriqueció la comprensión de nuestra historia urbana y fortaleció el vínculo entre universidad, conocimiento y comunidad.
El patrimonio documental, como testimonio significativo de una época, constituye un puente entre pasado y presente. Su preservación no es solo un acto técnico, sino una tarea cultural clave para construir identidades colectivas. Como señala Borges en El Aleph (1974): “todo lenguaje es un alfabeto de símbolos cuyo ejercicio remite a un pasado que los interlocutores comparten” (p. 45).
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Notas
Notas de autor
Roles de autoría: 1. Administración del proyecto; 2. Adquisición de fondos; 3. Análisis formal; 4. Conceptualización; 5. Curaduría de datos; 6. Escritura - revisión y edición; 7. Investigación; 8. Metodología; 9. Recursos; 10. Redacción - borrador original; 12. Supervisión; 13. Validación; 14. Visualización
abrarda@gmail.com
Información adicional
CÓMO CITAR: Brarda, A. N. (2025). Los archivos de arquitectura como espacios de resguardo de la memoria de Rosario. A&P Continuidad, 12(23). https://doi.org/10.35305/23626097v12i23.543
Enlace alternativo
https://www.ayp.fapyd.unr.edu.ar/index.php/ayp/article/view/543 (html)

