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Paisajes subexpuestos. Narraciones y proyectos para dos territorios frágiles de Italia Central
Underexposed landscapes. Narratives and projects for two fragile territories of Central Italy
A&P continuidad, vol. 11, núm. 20, pp. 134-143, 2024
Universidad Nacional de Rosario

Ensayos

A&P continuidad
Universidad Nacional de Rosario, Argentina
ISSN: 2362-6089
ISSN-e: 2362-6097
Periodicidad: Semestral
vol. 11, núm. 20, 2024

Recepción: 26 Febrero 2024

Aprobación: 28 Mayo 2024

CÓMO CITAR: Toppetti, F. (2024). Paisajes subexpuestos. Narraciones y proyectos para dos territorios frágiles de Italia Central. A&P Continuidad, 11(20), doi: https://doi.org/10.35305/23626097v11i20.477

Resumen: El ensayo presenta críticamente dos proyectos de escala territorial confeccionados en tiempos distintos pero agrupados bajo un enfoque común. El razonamiento parte de la noción de restauración propuesta por Franco Purini que capta la atención de la comunidad científica al inicio de los años noventa, según la cual, el paisaje históricamente conformado necesita, luego de los daños provocados por la modernidad, de una operación de renovatio, capaz de empujar más allá de la conservación. Una posición que abre espacios de reflexión fértiles y generativos, incluso en relación a la dimensión operativa del proyecto.

La mirada analítica, inclusiva, transversal respecto de las disciplinas, que hemos adoptado en la confección de los proyectos, está informada por un único objetivo sintético que todo lo une. Esto hace referencia a la posibilidad, a partir de la recapitulación selectiva de la filogenia, de prefigurar mediante directrices, correcciones y acciones (materiales e inmateriales), escenarios distintos respecto del presente y de la proyección evolutiva de un territorio dado. Redefiniendo materiales, pesos, medidas y relaciones entre las partes, valorizando niveles ocultos o frustrados del palimpsesto, es posible reconstruir una armadura territorial capaz de proponer órdenes futuros, compatibles con las reglas de la longue durée que han actuado en la conformación de territorios, resultado contingente de la estratificación y de la sedimentación de los signos.

Palabras clave: territorio histórico, paisaje cultural, palimpsesto, proyecto.

Abstract: The essay critically presents two territorial scale projects prepared at different times but grouped under a common approach. The reasoning starts from the notion of restoration proposed by Franco Purini that captured the attention of the scientific community at the beginning of the nineties, according to which, the historically shaped landscape needs, after the damage caused by modernity, a restoration operation. renovatio, capable of pushing beyond conservation. A position that opens fertile and generative spaces for reflection, even in relation to the operational dimension of the project.

The analytical, inclusive, transversal view of the disciplines that we have adopted in the preparation of the projects is informed by a single synthetic objective that unites everything. This refers to the possibility, based on the selective recapitulation of the phylogeny, of prefiguring through guidelines, corrections and actions (material and immaterial), different scenarios with respect to the present and the evolutionary projection of a given territory. By redefining materials, weights, measures and relationships between the parts, valuing hidden or frustrated levels of the palimpsest, it is possible to reconstruct a territorial framework capable of proposing future orders, compatible with the rules of the longue durée that have acted in the formation of territories, as a result contingent of the stratification and sedimentation of signs.

Keywords: historical territory, cultural landscape, palimpsest, project.

En 1991 Franco Purini, en un buen artículo publicado en uno de esos ejemplares dobles de Casabella que todos nosotros (en cuanto monográficos) añoramos y cíclicamente desempolvamos, daba una interpretación original de la cuestión del paisaje italiano que vale la pena retomar brevemente en algunos pasajes fundamentales[1]. A distancia de más de treinta años, puedo hacerlo agregando algunas aclaraciones, aún confirmando mi sustancial acuerdo con un enfoque que enmarca el gran teatro del paisaje en términos estructuralmente arquitectónicos y por lo tanto formales. Diré rápidamente que distanciarnos hoy de los verdes generosos que “se interesan por la salud pero no por el arte" (Purini, 1991, p. 43) e inexplicablemente no se dan cuenta de su desintegración, no puede significar sustituir la ecología por la estética, ambos aspectos necesariamente coincidentes en el presente.

Según la tesis de Purini el paisaje italiano habría alcanzado su imagen definitiva en el Settecento: estoy de acuerdo a condición de superponer al concepto absoluto de precisión aquel relativo de perfección. Las porciones de paisaje que son objeto de nuestros estudios son una confirmación de ello y sin embargo, la perfección, objeto de la contemplación y a menudo también de representaciones, ha sufrido transfiguraciones a nivel físico morfológico y alteraciones con respecto al sentido y al significado de los lugares, hasta el punto de redefinir también su imagen y su imaginario.

El otro pasaje de la exposición que pretendo asumir desde una perspectiva crítica refiere al tema de la belleza perdida –acompañada del nacimiento de “una estética de la destrucción que se nutre de un amor desviado por lo pintoresco, reducido al desorden absoluto” (p. 42)– en relación a las acciones a desarrollar para recuperar las cualidades y las características históricamente consolidadas. La noción de restauración, interpretada como renovatio (p. 44) y presentada en aquella ocasión como alternativa a la conservación parecía abrir espacios de reflexión fértiles y generativos incluso en relación a la dimensión operativa. Se trata, sin embargo, de una propuesta que, asumida al pie de la letra y aplicada según aquella lógica simplificadora del realismo en liquidación, ha virado –por un lado– en la dirección de la renaturalización, –por el otro– hacia el restablecimiento, proponiendo a menudo pacificados paisajes de retorno frutos de soluciones basadas en la negación de la estratificación histórica reciente, incapaces de aprovechar las oportunidades y estímulos positivos del ser contemporáneos.

Para disgregar aquel lugar común donde convergen posiciones ambientalistas y patrimoniales, que tienden de hecho a asociar el paisaje a la conservación, alimentando los temores en referencia a la acción conformadora del proyecto, es necesario poner a punto estrategias de intervención capaces de conjugar tutela e innovación en base a un equilibrio y una medida funcionales, en primer lugar, a la elevación de la calidad en su conjunto. Sólo de este modo será posible devolver al país, a Europa y al mundo entero, aquella imagen extraordinaria de riqueza, vital e imperfecta, que es el retrato de una tierra besada por la fortuna, habitada, construida, cultivada y cuidada.

Es preciso aclarar que la mirada analítica, inclusiva, necesariamente transversal respecto a las disciplinas, que hemos adoptado para confeccionar los proyectos que tengo la intención de presentar, está informada por un único objetivo sintético que todo lo une. Se trata de la posibilidad, a partir de la recapitulación selectiva de la filogenia, de prefigurar mediante directrices, correcciones y acciones (materiales e inmateriales), escenarios distintos del presente y de la proyección evolutiva de un territorio dado, de otra manera, darwinísticamente, confiada a aquel desorden-orden con el cual se suceden los eventos (naturales o antrópicos), en ausencia de una programación. Redefiniendo materiales, pesos, medidas y relaciones entre las partes, valorizando niveles ocultos y frustrados del palimpsesto, es posible reconstruir una armadura territorial capaz de sustanciar órdenes futuros compatibles con las reglas de la longue durée que han actuado en la conformación de territorios, resultado contingente de la estratificación y de la sedimentación de los signos.

Un parque para el Altiplano de las Rocas en Abruzzo

El primer proyecto refiere a la realización de un parque multifuncional que atraviesa longitudinalmente el Altiplano de las Rocas, un paisaje marginal, extraordinario y subexpuesto, localizado en Abruzzo no lejos de la capital de la provincia, L’Aquila. Se trata de una propuesta que persigue el objetivo principal de restituir centralidad y funcionalidad a este extraordinario paisaje que, de otro modo, estaría en riesgo de abandono a partir del retorno de prácticas agronómicas tradicionales. La ocasión nos fue brindada mediante un acuerdo entre las administraciones comunales del territorio y el Departamento de Arquitectura y Proyecto de la Sapienza, Universidad de Roma, suscripto luego del terremoto del 2009[2], que ha involucrado a las áreas internas del departamento de L’Aquila, para la elaboración de Planes de Reconstrucción de las comunas de la llamada Área homogénea de la nieve, que corresponde sustancialmente al altiplano y a la corona de montes que lo delimitan.


Figura 1
Planimetría general del proyecto del parque del Altiplano de las Rocas. Autores: Fabrizio Toppetti con la colaboración de Eliana Strano.
Fuente: Topetti (2014).


Figura 2
Vista del conjunto del proyecto para el parque del Altiplano de las Rocas. Autores: Fabrizio Toppetti con la colaboración de Eliana Strano.
Fuente: Topetti (2014).

El altiplano tiene una superficie equivalente a 3.015 hectáreas y una altitud comprendida entre 1.250 y 1.400 metros sobre el nivel del mar; está formado por dos sectores primarios conectados por un estrangulamiento central. Se trata de un ambiente aislado caracterizado por una elevada pobreza pedológica y por un clima rígido. Justamente considerando sus especificidades, a partir de la extraordinaria potencia icónica del escenario natural, es recurso contextual de importancia primaria, compartido al menos desde el plano administrativo, sin embargo, subestimado y abandonado. Se presta, por lo tanto, a una interpretación proyectual que lo identifique como sujeto activo en la regeneración y no como soporte indiferente para acciones transformadoras.

La propuesta parte de la convicción de que los seis centros históricos Ovindoli, Rocca di Mezzo, Rocca di Cambio, Rovere, Lucoli e Terranera, junto a su territorio de referencia (menos de tres mil habitantes en total) puedan beneficiarse no sólo de las necesarias y prioritarias (pero no suficientes) intervenciones de reconstrucción, sino también de un programa integral de valorización de un bien común constituido precisamente por el altiplano y por sus peculiaridades, superando una lógica de campanario.

Los estudios preliminares individualizan la huella de hondonada, el alma sensible y blanda, de un territorio duro y hostil, como ámbito de proyecto operativo. Se trata de una superficie de 600 hectáreas, aproximadamente el 20 % de la extensión total, en un 85 % sometida a callejón hidrogeológico. Descuido, abandono e improductividad de los suelos facilitan la adquisición, incluso en un escenario de presumible fragmentación de las propiedades.

Los objetivos primarios son la salvaguarda, el cuidado y la regeneración del sistema de valles que es repensado como un parque: un ámbito de disfrute tutelado y protegido, caracterizado por una renaturalización controlada, débilmente equipado e infraestructurado.

Los principales fenómenos que han interesado e interesan al altiplano son dos: el flujo migratorio que inicia a fines del Ottocento y la afirmación de un alcance turístico-receptivo que desde el boom económico hasta hoy ha evolucionado con una modificación de la demanda. Desde el veraneo al turismo alternativo low-cost, al agroturismo, a las casas de fin de semana en los llamados pueblos. La despoblación es un hecho estructural y no coyuntural, sólo en una pequeña parte podrá ser resarcido por un contramovimiento orientado hacia un habitar sano y sostenible; la nueva demanda turística –de la cual no se esperan grandes performances– para crecer requiere de una adecuación de la oferta.

Para valorizar y catalizar las tendencias en acto es necesario un proyecto ambicioso que recoja y represente estos fermentos en un espacio físico capaz de promover nuevos usos, de proponer una imagen atractiva y de regenerar y sistematizar las energías presentes.

De la observación atenta de las dinámicas recientes emerge un dato relevante sobre el cual es importante detenerse. En 1988 el gran éxodo ha finalizado, se produjo un decrecimiento fisiológico más lento. Sin embargo, delante de una relativa estabilidad demográfica, se registra una sensible reducción de la actividad agrícola: si en el 1988 las hectáreas cultivadas son 980 (un poco menos de un tercio del altiplano), en el 2012 se reducen a 230. Aun considerando un margen fisiológico de error en el relevamiento, la disminución es ampliamente superior a los dos tercios y evidentemente no está ligada al éxodo. Por lo tanto, considerando el crecimiento en la demanda y el interés por el producto local, apuntando a un rehabitar consciente y activo incluso de números mínimos, es atendible recuperar para la producción, una parte de estas 750 hectáreas abandonadas en los últimos 24 años, proponiendo una organización de los suelos y del trabajo diferentes.

El proyecto por lo tanto mira a la realización de un parque agronaturalístico multifuncional dedicado al disfrute y al tiempo libre, con una vocación didáctica y en parte también experimental-productiva. Los objetivos de seguridad, conectados a la correcta gestión y mantenimiento del territorio, se conjugan con la renaturalización y el reequilibrio controlado de la biodiversidad, con el retorno de prácticas agronómicas simples y con la valorización del gran teatro natural del altiplano.

Se trata de apostar por una economía de la ecología como factor impulsor de un proceso progresivo de reterritorialización responsable, del que el parque pueda constituir el catalizador: espacio factible, evidencia tangible, figura simbólica de un posible y ansiado renacimiento.

El orden morfológico propuesto es una referencia tendencial respecto de la cual las dinámicas contingentes podrán producir desechos más o menos significativos. De este enfoque, derivan dos indicaciones operativas: cuando en mayor medida el diseño contiene el germen adecuado de la temporalidad, más capaz es de interpretar correctamente el ecosistema al cual se refiere, y cuanto más acompaña las líneas de fuerza presentes, mayor será la posibilidad de éxito. El concepto de realización, entendido como cumplimiento de la obra, deja espacio a una visión de continuidad y el esfuerzo que se concentra en la fase de inicio se reabsorbe lentamente dentro de los ciclos naturales y los ritmos del trabajo. La idea es poner a punto un marco de base y predisponer las condiciones para una evolución continua y progresiva compatible con el enfoque deseado.

En el interior de un área natural se prevé poner en acto estrategias de estímulo y acompañamiento de los procesos naturales, capaces de regenerar antiguos ecotipos y favorecer la biodiversidad. Con el transcurrir del tiempo se debería reformular un ecosistema equilibrado capaz de recuperar y reforzar brazos de vegetación nativa, hoy en crisis. Sobre las áreas a cultivar, luego de las operaciones preliminares de modelización de planos y la realización de los drenajes se prevé poner en acto mecanismos de utilización inspirados en los modelos de usos cívicos con concesiones temporarias de subdivisión respecto de los habitantes que podrán ser regulados a través de un consorcio a régimen variable para la gestión de elaboración y comercialización de los productos: desde la cebada, a la lenteja, a la papa de siembra. En el caso de que los suelos permanecieran sin cultivar o parcialmente sin cultivar, será el espectáculo natural de las estaciones aquel que les otorgue una identidad mutable e igualmente interesante.

En esta visión la huella de un alma blanda del altiplano se vuelve un multiplicador de naturalidad y, al mismo tiempo, un atractor anómalo y potente. Un singular y atípico lugar central, por posición y por rol, constantemente presente desde el punto de vista perceptivo, indicador de una renovada vitalidad, fuente de equilibrio y de bienestar para la comunidad en su conjunto.

Un parque fluvial para la baja Umbria

El segundo proyecto abarca un ámbito territorial relativamente homogéneo que se extiende por veintinueve kilómetros en línea recta a lo largo del río Nera, principal afluente del Tevere en el cual confluye debajo de Orte, aproximadamente a cincuenta kilómetros al norte de Roma. Se trata de un trabajo de investigación desarrollado recientemente en el interior del Departamento de la Sapienza, citado más arriba[3].


Figura 3
Vista del conjunto del bajo Valle del Nera.
Fuente: Toppetti (2022), volumen que presenta los resultados de un trabajo de investigación desarrollado entre 2019 y 2022 (Responsable científico Fabrizio Toppetti, grupo de trabajo Edoardo Currà, Pisana Posocco, Federico di Cosmo, Cecilia Battistini et al).


Figura 4
Planimetría general del proyecto para el parque del bajo Valle del Nera.
Fuente: Toppetti (2022).

Se trata de la parte final del Valle del Nera que no tiene mucho que ver con el espacio majestuoso al cual nos referimos nombrando a la Valnerina. Esta comienza precisamente donde las sombras de las cadenas montañosas que la encierran se abren al espacio dilatado, que a su vez está definido por la cuenca de Terni. Un espacio limitado por la Cascada delle Marmore y por el lago Piediluco al este, que encuentra su pivot central de referencia en el malecón de roca calcárea de Narni, que luego de las cañadas estrechas se abre nuevamente hacia la pequeña ciudad de Orte construida sobre un estrato toboso que vigila la confluencia con el Tevere y, por un lado, abre hacia la Tuscia, por el otro, demarcando el Soratte alcanza idealmente Roma, siendo a esta altura, nuevamente con Purini, la puerta norte del área metropolitana de la capital. “El valle entre Narni y Terni es el espectáculo más bello que se pueda imaginar. El Nera zigzaguea con sus meandros y los bosquecitos aquí y allá lo hacen parecer un gran jardín encerrado todo alrededor de las montañas” (Volkmann, 1770-1771). Son palabras de Johan Jacob Volkmann, escritor alemán perteneciente a la segunda mitad del Settecento, autor de una guía de Italia en tres volúmenes en ese entonces muy difundida. A nosotros nos parece imposible superponer estas impresiones a aquello que vemos hoy: un paisaje intenso pero desconectado, híbrido y heterogéneo. Y sin embargo su voz no se encuentra aislada. Todos los grandes viajeros del Grand Tour que lo han atravesado para alcanzar la Cascada delle Marmore hasta la mitad del siglo XIX, devuelven idénticas sugestiones[4].

Sólo atesorando estas descripciones y excavando más allá de la superficie es posible interceptar en este territorio riquísimo, pero fuertemente caracterizado (algunas veces comprobado) por signos duros de la modernidad, valores que difícilmente se encuentran en otro lado. El trabajo tiene la ambición de llevarlos al presente, sin nostalgia alguna por el pasado, a lo sumo con la mirada dirigida hacia el futuro, para proponer narraciones inéditas, más ricas y complejas, precisamente porque se encuentran impregnadas con las transformaciones inducidas por la modernización.

El objetivo es delinear un sistema de relaciones a gran escala, capaz de hacer emerger caracteres contemporáneos, no sólo pertenecientes a lo nuevo en sí sino como resultado de superposiciones y reinterpretaciones recientes que han revelado nuevas potencialidades, midiéndose o contraponiéndose con fenómenos conformadores lentos, de antiguo origen y larga duración. Adquieren significado de esta manera los montajes entre materiales distintos, naturales y antrópicos, dispuestos sobre un único plano secuencial: las metas aún persistentes entre núcleos urbanos de antigua implantación, de cumbre, de cima, de media ladera; las relaciones entre las torres medievales y los campanarios y las chimeneas (ya en desuso) de las instalaciones de la primer industrialización; las tensiones entre la arqueología, la arqueología industrial, el sistema ambiental y las áreas productivas, entre la retícula hidrográfica y los dispositivos para el aprovechamiento de las aguas, entre los centros históricos los barrios obreros y las nuevas centralidades fundadas sobre los trazados romanos de las dos bifurcaciones de la vía Flaminia.

La cuenca hidrográfica del río Nera está constituida por un conjunto de paisajes muy variado. La alta Valnerina, un área interna escasamente accesible, es ampliamente reconocida y celebrada, mientras la parte que desde la Cascada llega a la confluencia con el Tevere, menos marginal y en desventaja en términos de desarrollo económico, a pesar de las descripciones del Ottocento, es más bien poco reconocida. Las razones son inmediatamente evidentes a aquel que, con un mínimo de experiencia, se disponga a abrir los mapas. El territorio que al oeste de Terni se distiende en una llanura reparada y protegida y con la excepción solamente de las Cañadas de Narni llega hasta Orte, goza de una centralidad natural, consolidada en época romana con la realización de la vía Flaminia, que precisamente aquí se bifurca para reconectarse en el norte, cerca de Bevagna. La posición central, la conformación geomorfológica y los recursos hídricos han favorecido la infraestructura, la industrialización y la urbanización en la época moderna. Es un destino común a todos los territorios fáciles sobre los cuales en poco más de cien años –desde la mitad del Ottocento al final del Novecento– han ocurrido transformaciones muy relevantes, sobre el plano cuantitativo y cualitativo, con una aceleración progresiva creciente, que ha sufrido un compás de espera sólo a inicios del nuevo milenio. Estas modificaciones, interpretadas a menudo con el filtro de una estética romántica-burguesa, se han asociado habitualmente con el signo negativo de la pérdida de una presunta integridad original: lo que en realidad es cierto pero inevitable. Este comportamiento ha llevado a liquidar las intervenciones recientes como errores y a desconocer la nueva fisonomía emergente, fruto de la contaminación de un territorio que estaba cambiando.

Esto ha sucedido también en la cuenca ternana y en su entorno, una porción de terreno en la cual el depósito de los signos de su historia se presenta como un yacimiento riquísimo cubierto por aquel sutilísimo velo constituido por el último layer –a simple vista mucho más presente que los otros– de un palimpsesto con una consistencia más bien profunda y radicada.

Para comprender plenamente las potencialidades frustradas de este paisaje compuesto, como se decía al inicio, vale la pena referirse a las impresiones de los viajeros del Ottocento que si bien viciadas de esperanzas preconstituidas respecto de las maravillas, naturales anticuarias y artísticas de nuestro país, son en su conjunto una referencia imprescindible y en este caso unánimemente convergente. Aquello que sorprende en los relatos no es tanto la maravilla por los lugares únicos, es el sentido de entusiasta estupor respecto del paisaje en su conjunto: si Goethe habla de las Cañadas de Narni como lugares estupendos caracterizados por valles y precipicios, vecindades y lejanías, desde varias partes se aprecia el esplendor solar del espléndido valle del Ternano asimilado a un paraíso perdido de Abbé Jérôme Richard o aún más al jardín del Edén de Pierre Brussel, protegido por la corona de alturas alrededor que favorece la fertilidad de la tierra y el clima templado

Se trata de descripciones, a menudo apoyadas por representaciones, lejanas de la realidad actual, pero que constituyen un imaginario potente, y que es posible evocar mediante un proyecto sensible y atento, donde las condiciones permiten poner en relación con aquello que ha sucedido después. Naturalmente abandonando aquella suposición inicial que actúa como condicionamiento cultural: esto permite leer las transformaciones recientes como evoluciones (algunas veces extremas y excesivas) de una vocación antigua, reconduciéndolas hacia el ámbito de la continuidad del habitar, incluso si algunas veces nos aparecen como forcejeos respecto al orden natural de las cosas.

Por otra parte, el destino de este territorio estaba signado ya desde la antigüedad: se sabe que la Cascada delle Marmore es obra de los romanos que, con su inteligencia técnica, por orden del cónsul Manio Curio Dentato, desviaron el curso del Velino, que en el origen del Nera formaba un pantano estancado e insalubre, dirigiéndolo hacia la pared sobre la cual con un desnivel total de 165 metros alcanza el valle. La fuerza irrefrenable del agua, por lo tanto, es históricamente la razón de ser del desarrollo que luego de la primera industrialización, concentrada en los lugares de la producción de energía, ha tenido su momento más próspero.

La idea general es sistematizar los recursos existentes, desde los ámbitos de mayor naturalidad a aquellos agrícolas, hasta la presencia de centros, edificios, construcciones, conjuntos, con valor monumental e histórico testimonial, desde las construcciones de arqueología industrial a los asentamientos todavía hoy activos, reconfigurando un territorio actualmente discontinuo y fragmentado, con el objetivo de hacer emerger las potencialidades hasta ahora representadas mediante la definición de un conjunto de acciones guiadas en primer lugar por la redefinición de la continuidad declinada sobre los diferentes registros: ecológico, morfológico, espacial, temporal, funcional.

La definición de una dimensión paisajística integral para este sector del valle del Nera puede representar un marco común de referencia, un horizonte a seguir, un dispositivo proyectual y de gestión capaz de direccionar y coordinar políticas y acciones con resultados materiales e inmateriales. La recuperación de una matriz ecomorfológica del territorio, basada en primer lugar en las invariables geotopográficas que delinean la fisonomía del territorio y en la continuidad física de las estructuras materiales, constituye la premisa teórica de la propuesta. No hay dudas, por ejemplo, de que la Cascada delle Marmore no puede constituir un episodio aislado, sino más bien una parada con valor natural en una secuencia narrativa que se articula a lo largo del recorrido del río. ¿Cómo se llega? ¿Qué hay al inicio y qué hay después? Son preguntas que implican una nueva modalidad de enfoque incluso en términos de gestión de flujos turísticos, que supera el concepto romántico y espectacular limitado a la vista bella –hoy declinado en la forma más bien pobre y comprimida del tour organizado– privilegiando recorridos, atravesamientos e itinerarios de tipo extensivo.

Con la definición de ámbitos específicos de atención contenidos en la propuesta de parque fluvial se entiende alinear el ordenamiento del territorio con aquella que es la efectiva percepción y disfrute del paisaje y del ambiente por parte de los habitantes y de los visitantes, poniendo a la luz también las disonancias respecto de la subdivisión administrativa del territorio. Desde el punto de vista paisajístico, es evidente de hecho que el ámbito de la cuenca de Terni, inscripto entre los puntos focales de la Rocca Albornoziana de Narni y de la Cascada delle Marmore, al oeste y al este, y entre el frente de los montes Martani y de las colinas hacia el Rietino, al norte y al sur, constituye verdaderamente un sistema unitario que orienta los dos municipios principales de Terni y Narni hacia un horizonte común. Las efectivas relaciones de tipo socioeconómico que unen a los dos centros, uno de valle, el otro de monte, en su respectiva complementariedad histórica-tipológica y funcional, refuerzan ulteriormente esta orientación. Por el otro lado, la ciudad de Narni, representa ella misma una divisoria de aguas importante, un elemento de pivot entre el paisaje abierto de la llanura y los cañones estrechos del río que luego se distienden repentinamente hacia el Lazio, en correspondencia con la confluencia con el Tevere.

En síntesis, el proyecto pretende desarrollar un rol de mise en paysage, de reequilibrio territorial, explicitando y reanudando los caracteres y los valores de los singulares tramos del río, mediante la atribución en esta primera fase, de una serie de códigos simbólicos, normotipos y calotipos, a los lugares que constelan el curso del Nera. Estos últimos pueden ser reagrupados en clases homogéneas de paisajes tales para definir sistemas espaciales y funcionales continuos al mismo interior, eliminando pausas e intervalos importantes, pero también entre ellos integrados, según un modelo de parque estratificado y multinivel que mediante las premisas del proyecto pueda hacer de la heterogeneidad y de la riqueza los verdaderos puntos de fuerza

Para hacer síntesis

Resulta difícil sacar conclusiones finales de la presentación de los trabajos arriba ilustrados respecto de los objetivos expresados en la premisa. Intentaré hacerlo refiriéndome a dos aspectos: el primero considera la relación entre conservación y restauración del paisaje; el segundo involucra la cuestión de la renaturalización. En ambos casos de estudio eran estos los objetivos que nuestros interlocutores, institucionales y no, pretendían conseguir, objetivos que a menudo constituyen el horizonte de sentido hacia los cuales se orientan los pedidos a aquellos que se ocupan del proyecto de paisaje. Se trata de una perspectiva miope y aparentemente tranquilizadora que sin embargo expresa una falta de confianza en el proyecto como dispositivo capaz de mejorar el estado de las cosas.

Evidentemente, los contextos son muy diferentes como lo son también las propuestas proyectuales pero el aspecto que las engloba es el intento de superar este nivel mínimo abriendo horizontes y escenarios de lo posible y empujando además la dimensión prefigurativa-proyectual en la dirección de una reinvención de paisajes que, en el estado actual no expresan valores adecuados a un potencial altísimo sobre el cual de todos modos pueden contar. Una reinvención por lo tanto capaz de extraer lo extraordinario de lo ordinario, la medida del desorden, lo cualitativo de lo cuantitativo, la predisposición al habitar de peligrosos fenómenos de abandono.

Bibliografía

Brilli, A. y Neri, S. (2011). La Flaminia. La calle que busca el mar. Castello, Italia: Edimond.

Purini, F. (1991). Un país sin paisaje. Casabella, (575-576), 40-47.

Toppetti, F. (2014). La huella ecotónica. Un parque para el alma blanda del altiplano de las Rocas. En L. Caravaggi (ed.); La montaña resiliente. Seguridad, cohesión y vitalidad en la reconstrucción de los territorios abruzzeses. (pp. 207-223). Macerata, Italia: Quodlibet.

Toppetti, F. (ed) (2022). Alrededor del agua. Narraciones y proyecto para el territorio del Nera entre Marmore y Orte. Macerata, Italia: Quodlibet.

Volkmann, J. J. (1770-1771). Historische-kritischen Nachrichten von Italien. Leipzig, Alemania: Caspar Fritsch.

Notas

[1] El texto retoma sintéticamente algunas reflexiones contenidas en los volúmenes y algunos artículos que han sido publicados luego de las investigaciones proyectuales objeto de la presente contribución. Para una profundización de los temas tratados véanse en particular Toppetti (2014), artículo que ilustra el primer proyecto y, Toppetti (2022), volumen que presenta de manera exhaustiva los resultados de la investigación sobre el territorio en estudio, de la cual surge el segundo proyecto.
[2] El responsable científico de la convención es Lucina Caravaggi. El proyecto presentado ha sido redactado por Fabrizio Toppetti con la colaboración gráfica de Eliana Strano.
[3] El responsable científico es Fabrizio Toppetti, el grupo está compuesto por Edoardo Currà, Pisana Posocco, Federico di Cosmo, Cecilia Battistini et. al.
[4] Para un panorama sintético pero exhaustivo sobre este tema Brilli y Neri (2011), en particular los capítulos: “Desde Roma a Terni sobre la calle Flaminia” (pp. 35-40) y “Cuando la Flaminia atravesaba el valle del Edén” (pp. 41-45).

Notas de autor

(*) Fabrizio Toppetti. Arquitecto, PhD. Es profesor ordinario de Composición Arquitectónica y Urbana, en la Sapienza, Universidad de Roma. Es director del Máster en Proyecto Arquitectónico para la recuperación de los edificios históricos y de los espacios públicos. Es miembro del Colegio de docentes del Doctorado en Paisaje y Ambiente, del Consejo Directivo de la Asociación Nacional Centros Histórico-Artísticos, del Consejo Científico de Reseña de Arquitectura y Urbanismo, y del Comité Científico de la red DHTL. Sus trabajos han sido publicados y han obtenido premios y reconocimientos incluso en el campo internacional. Su libro Arquitectura en el presente. Lo moderno incluye lo contemporáneo fue traducido al español y publicado por la editorial Infinito en el 2019.

ORCID: 0000-0001-8728-8235

Información adicional

CÓMO CITAR: Toppetti, F. (2024). Paisajes subexpuestos. Narraciones y proyectos para dos territorios frágiles de Italia Central. A&P Continuidad, 11(20), doi: https://doi.org/10.35305/23626097v11i20.477

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