Dossier temático
Recepción: 29 Febrero 2024
Aprobación: 17 Mayo 2024
CÓMO CITAR: Álvarez Álvarez, D. y De la Iglesia Santamaría, M. A. (2024). El proyecto arquitectónico contemporáneo en paisajes arqueológicos de Castilla y León. A&P Continuidad, 11(20), doi: https://doi.org/10.35305/23626097v11i20.462
Resumen: El LAB.PAP Laboratorio de Paisaje Arquitectónico, Patrimonial y Cultural es un Grupo de Investigación Reconocido de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de la Universidad de Valladolid. Está integrado por profesores arquitectos cuyo trabajo es la realización de proyectos de intervención en los paisajes patrimoniales de Castilla y León, con especial dedicación a los paisajes arqueológicos, elaborando para ello una metodología específica y unos mecanismos personales, fruto de la larga experiencia. A lo largo de los últimos años se ha ocupado de proyectos en lugares tan emblemáticos como la ciudad romana de Colonia Clunia Sulpicia en Burgos, la ciudad celtíbero-romana de Tiermes en Soria, el Paisaje Cultural de Las Médulas en León, así como en villas y calzadas romanas. El objetivo de sus proyectos y actuaciones es hacer visible un patrimonio muy rico, pero de una gran fragilidad, para su conservación e investigación y también para hacerlo más comprensible para el turismo cultural de calidad.
Palabras clave: proyecto arquitectónico, paisajes arqueológicos, Castilla y León, LAB.PAP.
Abstract: LAB.PAP -Laboratory of Architectural, Heritage and Cultural Landscaping- is a recognized Research Group of the Higher Technical School of Architecture of the University of Valladolid. Its members are architecture professors who carry out intervention projects in the heritage landscapes of Castilla and León; they are specially focused on archaeological landscapes. As a result of their longstanding experience, they developed a specific methodology and personal mechanisms. Throughout the last few years, this research group worked on projects related to emblematic places such as the Roman city of Colonia Clunia Sulpicia in Burgos, the Celtiberian-Roman city of Tiermes in Soria, the Cultural Landscape of Las Médulas in León, and, Roman villas and roads. LAB.PAP’s projects and actions seek not only to highlight a very rich but fragile heritage when dealing with its conservation and research but also to make it more comprehensible for quality cultural tourism.
Keywords: architectural project, archaeological landscapes, Castilla and León, LAB.PAP.
Introducción
“La arquitectura no tiene obligación de ordenar el mundo, sino de hacerlo visible” (Navarro Baldeweg, 2002)
Castilla y León es la región más grande de España y de la Unión Europea, y una de las que más patrimonio cultural atesora, un recurso turístico de primer orden. En su amplio territorio se conservan vestigios de todas las épocas, con obras de gran valor como sus trece catedrales o itinerarios culturales como el Camino de Santiago. Algunos de los paisajes patrimoniales con mayor presencia son los yacimientos arqueológicos, un rico repertorio que complementa la larga lista de monumentos convencionales. Sin embargo, se trata de un patrimonio sensible y frágil, por lo que su recuperación representa no pocas dificultades, lo que obliga a un profundo conocimiento y al desarrollo de una metodología y de unos mecanismos innovadores a la hora de intervenir en él.
El LAB.PAP Laboratorio de Paisaje Arquitectónico, Patrimonial y Cultural[1] de la Universidad de Valladolid desarrolla una importante tarea en la aplicación de una metodología de proyecto arquitectónico a la intervención en paisajes patrimoniales (Álvarez, 2015b), especialmente arqueológicos, colaborando con instituciones como la Junta de Castilla y León, diputaciones, ayuntamientos y fundaciones. El argumento principal es hacer visible el resto arqueológico mediante el proyecto, mejorando su comprensión y su accesibilidad, en sentido universal, consiguiendo recuperar elementos de gran valor cultural (Álvarez, 2023). Las intervenciones del Laboratorio se apoyan en una labor investigadora de innovación que va de la teoría al proyecto sin solución de continuidad, teniendo al paisaje como argumento principal, mediante el estudio de los lugares y un análisis detallado de los elementos arquitectónicos, para comprender su situación y valorar las capacidades de mejora a través del proyecto.
Mediante una revisión crítica de una selección de proyectos realizados en diferentes lugares arqueológicos podemos desgranar la trayectoria del Laboratorio, así como su aportación a la creación de un modelo de paisaje patrimonial en Castilla y León (Álvarez y De la Iglesia, 2017).
La ciudad romana de Colonia Clunia Sulpicia, Burgos
Frente a lo que sabemos del resto de ciudades romanas que fueron capital de Convento Jurídico de la Hispania Tarraconense durante el siglo I d. C. (De la Iglesia y Tuset, 2022), las fuentes escritas que hablan de Clunia aportan poca información respecto a su fundación. Además, por múltiples razones, la Clunia romana no se perpetuó en el tiempo como sucedió con otras ciudades, lo que permite estudiar sus restos inalterados debido a la ausencia de ocupaciones sucesivas. Se trata de una información de gran valor documental para comprender el funcionamiento de este tipo de ciudades administrativas. La ausencia de continuidad en el tiempo convierte a Clunia en un excelente laboratorio destinado por completo a su estudio, valorización y aprovechamiento turístico y cultural (De la Iglesia, 2017).
En 1996 se elaboró un Plan Director[2], encargado por la Junta de Castilla y León, que estableció las bases del futuro de Clunia y marcó las líneas de actuación en el yacimiento, con el objetivo de conciliar la investigación y la protección, así como la difusión, gestión y explotación del mismo para usos turísticos. La Diputación de Burgos, propietaria del yacimiento, organizó y desarrolló sus intervenciones en los siguientes años de acuerdo con el plan, dando un enfoque unitario que fundiera las diferentes líneas de investigación producidas por las distintas disciplinas que intervienen en el yacimiento, en especial la arquitectura y la arqueología (con Miguel Ángel de la Iglesia, arquitecto, y Francesc Tuset, arqueólogo, como codirectores científicos del yacimiento[3]), interpretando así, la ciudad romana desde una metodología más innovadora (De la Iglesia, Álvarez y Tuset, 2017).
Por un lado, el plan pretendía revisar el material obtenido en el yacimiento para estudiarlo desde una nueva metodología, recreando el contexto histórico mediante la reconstrucción científica de arquitecturas y espacios urbanos, a partir de un punto de vista actualizado del mundo romano (De la Iglesia y Tuset, 2013). Por otro lado, buscaba construir un nuevo contexto que permitiera conservar los restos del pasado, no sólo en su condición material, sino como soporte de una rica información, para su transmisión a los visitantes del yacimiento de toda condición (De la Iglesia y Tuset, 2011).
En paralelo, el plan planteaba las intervenciones arquitectónicas necesarias para adecuar el yacimiento para la visita turística y cultural, así como permitir y facilitar las tareas de investigación, persiguiendo tres objetivos concretos:
1. La consolidación de un Área de recepción en la entrada del yacimiento, junto a la Casa de Investigadores, contando con un Laboratorio de Materiales e Investigación y un Aula Arqueológica.
2. La ordenación y puesta en valor de la zona central del yacimiento, con las Termas, el Foro y la Casa Taracena.
3. La excavación y restauración del Teatro romano, cuyas ruinas apenas eran reconocibles en el terreno.
El Laboratorio de Materiales proponía la recomposición de un alzado arquitectónico en la ladera del cerro, englobando la antigua residencia de investigadores, junto con el Aula. Fue diseñado como un prisma cerrado que guarda los materiales exhumados del yacimiento, su volumetría contrasta deliberadamente con el perfil rocoso del cerro.
El Aula Arqueológica[4] se proyectó como un pabellón, una estructura arquitectónica que contiene tres estancias y un espacio exterior bajo una cubierta común. Este espacio se concibió como una calle interior que se abre hacia fuera en dos puntos, un balcón que se asoma al paisaje y una gran ventana que lo enmarca, incorporándolo al contenido expositivo, aportando una fuerte carga poética y emocional, mediante una total integración con el lugar arqueológico. El edificio se convierte en una analogía topográfica que toma como referencia el perfil del cerro que aparece detrás: la cornisa se remata en la roca-pabellón, construyendo una alegoría de paisaje arquitectónico que genera un diálogo entre lo natural y lo artificial (De la Iglesia, 2017).
En la parte central del yacimiento se llevó a cabo una intervención en las Termas y se creó un nuevo sistema de recorridos que señalan la traza no excavada de las manzanas del centro de la ciudad, cumpliendo así un doble cometido.
A caballo entre la zona de acceso y la parte alta del cerro se encuentra, apoyado en la pendiente de un barranco, el teatro, una magnifica construcción de época flavia. Su excavación y restauración se llevó a cabo en varias fases a lo largo de más de veinte años, y ha supuesto un ejercicio de equilibrio entre lo que se conoce de su forma arquitectónica original y el carácter evocador de la ruina, intensificado por su presencia en el paisaje actual. Las fases de intervención se han realizado de manera coordinada con los trabajos de excavación, atendiendo a dos cuestiones fundamentales. Por un lado, se han reconstruido los elementos necesarios para permitir una lectura del teatro, garantizando la estabilidad y conservación de los restos materiales, siguiendo siempre los principios de respeto fijados en la legislación de patrimonio, como la diferenciación de lo nuevo frente a lo original, o su condición de reversibilidad, y atendiendo a la coherencia constructiva entre las partes. Por otro, se asume la nueva condición que el resto arqueológico ha adquirido en el paisaje y su valoración desde nuestra cultura contemporánea (De la Iglesia, 2016). En época romana, desde el interior del teatro no se podía ver el paisaje, pues su arquitectura era cerrada y centraba la atención del espectador en la magnífica fachada de la escena y en las representaciones de los actores (De la Iglesia y Tuset, 2010). Sin embargo, al contemplar los fragmentos del teatro descubrimos un aspecto novedoso en la interesante relación que se produce entre los restos del pasado y el paisaje, de manera que la intervención arquitectónica llevada a cabo respeta esta condición y la intensifica, considerándola una de las características más destacadas del conjunto arquitectónico en la actualidad (Fig. 1).
Las primeras actuaciones llevadas a cabo permitieron recuperar el perfil del talud del teatro y algunas de las escaleras de acceso. En 2010 se completó una primera intervención, realizada por el Laboratorio, que buscaba la recuperación parcial para la realización de espectáculos, para lo cual se recompusieron parte de las gradas mediante tierra y tablones de madera, y se redefinió toda la cavea alta, que había desaparecido, mediante gaviones y relleno de tierra. La forma definitiva del teatro se recuperó con una gran pasarela curva que señala el borde de la galería superior original, además de servir como un elemento para la accesibilidad de personas con algún tipo de discapacidad, uno de los logros más importantes de la actuación.
En 2016, el Laboratorio, con Francesc Tuset, elaboró el Plan Integral de investigación, conservación, intervención y transferencia del Parque y Paisaje Arqueológico de la Ciudad Romana de Clunia, que relanzó el yacimiento y le acabó de dar una dimensión paisajística y territorial. Como resultado de este plan se han impulsado nuevas acciones, incluyendo una segunda intervención en el teatro, paralizada años atrás por la crisis económica, que se concluyó en 2020. Se procedió a completar la escena, recomponiendo la superficie del espacio para los actores e incorporando elementos arquitectónicos suficientes para poder comprender la composición de la fachada escénica y poder recuperar el teatro como lugar de espectáculos eventuales, haciéndolo compatible con la visita turística. En la parte posterior de la escena, aprovechando la necesidad de proteger el subterráneo excavado, se habilitó un espacio en forma de anticuario en donde exponer los restos materiales procedentes de la excavación, a la manera de los antiguos almacenes de sitio. Este espacio incluye camerinos conectados con la parte posterior de la escena y permite que en las representaciones los actores entren en escena por las puertas originales del Teatro romano (Álvarez y De la Iglesia, 2021). La posibilidad de recuperar el espacio para espectáculos supuso un reto, dado que se hacía necesario encontrar un lógico equilibrio entre la conservación de la imagen y la autenticidad de los retos y el cumplimiento con unas necesidades técnicas mínimas (Fig. 2). Consideramos que el reto se resolvió con éxito y el Teatro romano de Clunia vuelve a albergar representaciones escénicas como en el pasado, para disfrute de los espectadores actuales, ampliando así el valor cultural del yacimiento (De la Iglesia, Álvarez y Zelli, 2017).
Otra de las acciones emprendidas a partir del plan es la creación de un nuevo itinerario por el interior del yacimiento que convierta al teatro en un elemento de puerta e inicio del recorrido, como probablemente sucedía en la ciudad romana. Este itinerario permite articular todos los restos del yacimiento hasta llegar al Foro, que también está siendo objeto de proyecto para su recuperación completa y mejorar así la visita cultural.
La ciudad celtíbero-romana de Tiermes, Soria
Durante las guerras celtibéricas, Roma envió en varias ocasiones, sin éxito, a su ejército contra los arévacos, una de las tribus celtíberas más guerreras, cuyas ciudades, especialmente Numancia y Tiermes, fueron inexpugnables durante mucho tiempo. El estrato rocoso formado por areniscas rojas que sirve de base a la ciudad de Tiermes permitió, ya en época celtibérica, la construcción de viviendas rupestres o semirrupestres adaptadas al clima extremo soriano, que se han conservado en buen estado junto a edificaciones romanas posteriores realizadas mediante muros de sillería y/o mampostería. Al periodo romano corresponden la mayor parte de los restos arqueológicos: la Casa del Acueducto, el Graderío, el Acueducto excavado, la Muralla Tardo-imperial, el Foro, etc.
Tiermes, a pesar de su apariencia natural, es el resultado de la acumulación de acciones antrópicas, llevadas a cabo en múltiples períodos de actividad, que han dado lugar a un paisaje arquitectónico extraordinario de difícil lectura.
En 2007 la Junta de Castilla y León decidió iniciar una nueva etapa en los trabajos de conservación de Tiermes, mediante una metodología integradora que trataba de que las actuaciones fueran mucho más allá de la mera consolidación y puesta en valor de los restos arqueológicos de interés, proponiendo su plena inserción en el paisaje del yacimiento. Para este fin se creó Tiermes Laboratorio Cultural (De la Iglesia, 2015), una estructura en la que participaban el Laboratorio de Paisaje Arquitectónico, Patrimonial y Cultural de la Universidad de Valladolid, la Unidad de Arqueología de la IE Universidad y los Servicios Centrales y Territoriales de Soria de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León. Se planificaron así una serie de acciones desde el entendimiento del yacimiento como un paisaje cultural complejo, un palimpsesto con un gran número de capas y una amplia variedad de lecturas e interpretaciones en el que se debía atender por igual modo a la naturaleza del terreno, a los elementos vegetales y a los elementos arquitectónicos para mejor apreciación (Rodríguez, 2019). Mediante diferentes intervenciones se pretendía que el visitante, en su recorrido por el yacimiento, fuera capaz de percibir y entender la complejidad y excepcionalidad del lugar.
Los primeros trabajos realizados fueron de emergencia para atender el deterioro que presentaban los restos excavados y no debidamente protegidos del yacimiento (De la Iglesia, 2009), lo que permitió probar con éxito la correcta integración y coordinación de los equipos de investigación en la nueva estructura (Álvarez, De la Iglesia, Pérez, Illarregui, Zelli y Arribas, 2013).
El primer conjunto de intervenciones tuvo como objeto la consolidación y recuperación del Foro Romano, realizada en 2011, especialmente en las partes más dañadas, planteando la concepción del conjunto como un paisaje arquitectónico, entendido en toda su amplitud, desde el lugar hasta el espacio, los elementos, los recorridos, poniendo especial interés en definir en el sitio una nueva sensibilidad en el modo de ver y entender las ruinas (Fig. 3).
Sobre los restos consolidados se implantó un nuevo sistema de itinerarios accesibles que permite, junto con una serie de pasarelas, reforzar la geometría del foro y hacerlo visible y comprensible como centro de la ciudad romana en inicio del recorrido actual, de manera que el proyecto contemporáneo se pone al servicio de la arquitectura antigua. Todo ello posibilitó recuperar al completo la traza del foro y ampliar su imponente presencia en el paisaje (Rodríguez Fernández, 2019).
Como continuación de la recuperación del foro se acometieron una serie de actuaciones orientadas a permitir la visita al yacimiento en su parte suroeste. Por un lado, se desarrollaron actuaciones para la recuperación, protección y puesta en valor del Conjunto Rupestre del Foro y la Casa del Acueducto y por otro se planteó una nueva estrategia basada en la creación de sistemas de recorridos en forma de clusters o racimos que permitieran una articulación flexible y amplia de los recorridos (De la Iglesia y Martínez, 2018).
Este nuevo sistema pretende que el espectador actual comprenda el sentido de los restos que contempla, desmontando la idea de que Tiermes era una ciudad rupestre, por tener parte de sus construcciones excavadas en la roca. Es importante que se entienda que la roca que vemos hoy no se percibía de este modo en la antigüedad, ya que toda ella fue tallada en su momento para ubicar viviendas, calles y otras estructuras urbanas, por lo que lo que hoy se contempla es un resto material escaso de una arquitectura que, ocultando la propia roca, se manifestaba sobre ella.
Este fue uno de los argumentos principales desarrollado por el Laboratorio en el proyecto de recuperación de la Casa del Acueducto, una estructura arquitectónica de gran entidad que se asoma a la cornisa sur de la roca de Tiermes. En la intervención se recuperó el acceso original mediante una escalera nueva, realizada en acero oxidado, colocada sobre los restos de la antigua y se redefinió formalmente uno de los atrios mediante un elemento arquitectónico que permite la creación de un plano horizontal que se convierte en un excepcional mirador sobre el paisaje (Rodríguez, 2019). De esta manera, con poca intervención arquitectónica se consigue recuperar la forma básica de la casa y se permite una visita cómoda y comprensible (Fig. 4). Como complemento a estas intervenciones se ha llevado a cabo en 2018 una actuación en la parte exterior del acueducto en su ramal sur y se ha realizado en 2023 la restauración de un tramo de la Muralla Tardoimperial.
Villas romanas en el paisaje
El territorio de Castilla y León constituye uno de los más ricos en vestigios de la presencia humana en la península ibérica desde los tiempos más remotos hasta nuestros días. La conservación de la actividad agrícola y ganadera en gran parte de la región y la baja densidad de población han permitido la preservación de muchos de los restos del pasado, lo que permite estudiar y proteger gran parte de este legado. La presencia en el tiempo de la cultura romana no sólo queda reflejada en los grandes yacimientos de núcleos urbanos, propios de los primeros siglos de nuestra era, sino también en la presencia de los restos de grandes villas alejadas de dichos núcleos, restos arqueológicos que documentan con precisión la vida en la región de los últimos siglos del imperio romano. La aparición de dichos vestigios y su consecuente excavación y documentación ha hecho necesaria la construcción de equipamientos que no sólo sirvan como protección, sino que también permitan su visita y comprensión. Este es el caso de las villas romanas de Santa Cruz en Baños de Valdearados, Burgos, y de El Vergel en San Pedro del Arroyo, Ávila, dos espléndidos ejemplos de este tipo de asentamientos, que conservan un importante conjunto de mosaicos.
El primer proyecto de intervención en la Villa romana de Santa Cruz[5] fue realizado en 1994 por los arquitectos Darío Álvarez, Miguel Ángel de la Iglesia y Josefina González, y tenía por objeto hacer visitables los mosaicos de la villa, que había sido excavada en la década de 1970. El encargo consistía en proteger mediante unas cubiertas los mosaicos, una vez restaurados y recolocados en su ubicación original[6]; la propuesta debía tener un cierto carácter provisional, a la espera de ampliar la excavación de la villa en toda su extensión (Fig. 5).
El proyecto optó por definir, mediante la construcción de unos pabellones de madera, un espacio museístico restringido a los ámbitos con mosaico, ampliable a medida que se encontraran otras dependencias, incorporándose así al paisaje agrícola circundante como construcciones atemporales. Esta decisión provocó una reflexión sobre el verdadero problema de la arquitectura vinculada a un paisaje cultural. No se trataba sólo de dar respuestas a unas necesidades de protección, el verdadero reto era hacerlo configurando un nuevo lugar, colocando en un paisaje, inalterado durante tantos años, una nueva arquitectura que lo modificaba. Como si de una esclusa temporal se tratara, los pabellones marcaban la puerta de acceso a una parte de la historia del lugar perdida durante siglos y descubierta por casualidad. Con el paso del tiempo los pabellones se incorporaron al paisaje y la villa no se volvió a excavar, generando la necesidad de dotar a las construcciones un carácter más definitivo.
En 2015 el Laboratorio[7] llevó a cabo otra intervención con el objeto de actualizar la imagen de la arquitectura de la villa, saneando y garantizando la durabilidad de los materiales e incorporando al edificio una nueva visibilidad desde los accesos, nuevos elementos de reconocimiento y de información museística, dando un renovado impulso a la villa romana en el territorio patrimonial.
La Villa romana de El Vergel presenta un importante valor por la propia estructura de implantación arquitectónica y por los ricos mosaicos que alberga, la mayoría de ellos bastante completos, aunque en un delicado estado de conservación, destacando uno dedicado al mito de Meleagro en perfecto estado.
En las excavaciones llevadas a cabo durante varios años se habían detectado restos exteriores a la construcción, pertenecientes al sistema de la villa, lo que permitía recomponer un interesante paisaje patrimonial en toda el área, pensado para un mejor uso cultural. En este sentido, el proyecto pretendía ser modélico en la relación con el entorno, entendiendo la villa como parte de un paisaje complejo y de gran valor. Se daba el caso de que, sobre los restos de la villa romana se había construido la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol y el cementerio, componiendo un conjunto patrimonial de gran interés en las afueras de la población de San Pedro del Arroyo.
La intervención del Laboratorio proponía la creación de un sistema arquitectónico flexible y que se pudiera desarrollar por fases que ante todo trata de proteger y conservar los restos, especialmente el conjunto de mosaicos, además de permitir su musealización y visita.
La actuación llevada a cabo es sensible a la relación de los restos arqueológicos con el entorno cultural y paisajístico. Por esta razón, se optó por un sistema mixto de estructuras abiertas y cerradas. Las cerradas, a modo de pabellones, permiten proteger con total seguridad los ricos mosaicos, mientras que el sistema de pasarelas abiertas permite contemplar los restos murarios de la villa y su relación con el paisaje agrícola circundante, lo que plantea una visión didáctica que atraviesa el espacio y el tiempo (Fig. 6). La opción de un edificio completo, cerrado al exterior, negaría esa relación, convertido en un museo, frente a esta opción en la que el conjunto se plantea como un paisaje arquitectónico que incide en el valor cultural del territorio.
Se han realizado varias fases del proyecto entre 2016 y 2022. Primero se construyó el sistema de pasarelas, apoyando sobre las trincheras de los muros de la villa, completamente saqueados, un sistema de muros prefabricados de hormigón que sirvieran con posterioridad como apoyo de las estructuras de los pabellones de protección de los mosaicos que se deberían construir por fases. Estos se concibieron como cajas semitransparentes con una membrana de vidrio impreso translúcido al interior y celosías de chapa microperforada al exterior. De esta forma se mantiene una cierta relación con el paisaje del entorno cuando se atraviesan los espacios con los mosaicos y a su vez desde el exterior, especialmente de noche, se aprecia la transparencia de los edificios que contiene los mosaicos fundiendo así paisaje exterior y paisaje interior. Posteriormente, se realizó una recomposición parcial de las trazas de los muros, para mejor información, a la espera de que, en el futuro, se continúe el proyecto construyendo nuevos pabellones para la protección, restauración y contemplación de los mosaicos[8].
Itinerarios romanos en el paisaje contemporáneo
El paisaje de Castilla y León está atravesado por una extensa red de antiguas vías romanas, un sistema de gran valor patrimonial, pero de difícil conservación para convertirlo en un recurso turístico. El Laboratorio ha tenido oportunidad de plantear diversas estrategias para recuperar y poner en valor algunos de estos valiosos restos de infraestructuras del pasado (Fernández, 2020).
En 2013 el Laboratorio realizó un importante trabajo de integración paisajística y patrimonial en el STP Iter Plata[9], un ambicioso proyecto en forma de plan director que ponía en valor todo el itinerario de las vías romanas que conectaban Emérita Augusta (Mérida) con Astúrica Augusta (Astorga), un itinerario de 263 kilómetros que atraviesa las provincias de Salamanca, Zamora y León (Álvarez y De la Iglesia, 2013). A lo largo de los siglos ha sido un eje de conexión fundamental en la zona oeste de la península, con significación en el territorio, pero sin impacto turístico por la coincidencia con el Camino del Sur del Camino de Santiago, con mayor presencia y difusión.
Iter Plata sintetiza los argumentos principales del Laboratorio y los proyecta en un amplio paisaje, haciendo que sea reconocible y visible, aprovechando todos los elementos a su alcance, algunos de las propias calzadas romana, como los miliarios, y otros aportados por el paso del tiempo y el desarrollo de los lugares rurales, con un gran valor cultural.
El plan recoge todos los elementos de valor patrimonial, cultural y paisajístico del recorrido y crea un nuevo sistema de información y de señalización diseñado de manera específica como modelo Iter Plata[10]. La estrategia fundamental se apoya en la creación, a lo largo de todo el itinerario, de aulas al aire libre (Fig. 7) de planteamiento novedoso, que se alejan del modelo tradicional de aula divulgativa y toman el paisaje como soporte para la creación de espacios culturales de varios kilómetros. Permiten la realización de recorridos puntuales sin necesidad de completar todo itinerario de la antigua calzada, con lo que se favorece el objetivo turístico cultural. De este modo, se propusieron el Aula de la Calzada, el Aula de los Miliarios, el Aula de los Puentes, el Aula del Ferrocarril, entre otras muchas, siempre aprovechando los elementos de valor presentes en el paisaje que ayudan a estructurar un nuevo sistema y a resignificar el existente (Álvarez, 2015a).
Se han realizado algunas de estas, mediante intervenciones mínimas que consiguen una gran efectividad, con miradores, zonas de descanso y contemplación, elementos de señalización, todo un repertorio elaborado y puesto al servicio del viajero y del turista cultural, deteniéndose no solo en los restos sino en el valor inmenso de un paisaje humanizado convertido en paisaje cultural (Fernández, 2020).
En 2022 el Laboratorio llevó a cabo otra importante experiencia en este campo, una intervención en la calzada romana de Numancia a Uxama, en la provincia de Soria, afectada en un largo tramo por la construcción de la Autovía del Duero. En un trayecto de varios kilómetros se han creado diversos puntos destinados a conocer de cerca la composición de la antigua vía romana, muy bien conservada, en los que se han ubicado pabellones abiertos, realizados en hormigón, para contener una extensa información de los lugares. El punto más singular es el corte que la autovía ha creado sobre la calzada en un tramo de doscientos cincuenta metros, generando así una separación insalvable; para establecer una relación entre los dos bordes de la calzada romana se han realizado unos grandes miradores de contención sobre los taludes de la autovía (Fig. 8), coronados por unas grandes ventanas de hormigón que enmarcan el paisaje y que establecen una relación visual entre sí, recomponiendo la calzada desparecida y creando un conjunto comprensible (Álvarez, De la Iglesia, Fernández y Rodríguez, 2022).
El Paisaje Cultural de Las Médulas
Uno de los lugares más excepcionales en los que ha trabajado el Laboratorio es el Paisaje Cultural de Las Médulas en León, una antigua explotación minera de oro de época romana, en la que se empleó el sistema de la ruina montium, tal y como lo llamó el historiador Plinio que hacia el 70-72 d.C. hizo un informe detallado de la explotación y de la actividad llevada a cabo. Mediante un complejo sistema de canales excavados en la roca, con más de 800 kilómetros de longitud, los romanos llevaban agua desde puntos lejanos a la explotación para inyectarla en las montañas y provocar su colapso, con el correspondiente arrastre de los materiales y el posterior lavado del oro. El proceso, que hoy consideraríamos un desastre ecológico de enorme magnitud, provocó el movimiento de unos 500 millones de m3 de tierra y dejó un paisaje desolado de tierra rojiza que el tiempo y la naturaleza (espléndidos castaños centenarios) han convertido en un paisaje de una extraordinaria belleza que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997[11].
La acumulación de estériles, producto del lavado del oro, provocó el taponamiento del valle, cerrando la salida de los arroyos y creando el Lago de Carucedo, al borde del cual se ubica la Domus Romana de Pedreiras de Lago, una construcción de grandes dimensiones que bien pudiera haber sido la casa de contratación de la explotación minera. El proyecto de intervención realizado por el Laboratorio en 2018 parte de la necesidad de hacer visible y visitable el único resto arquitectónico de la presencia romana en Las Médulas. El primer problema era la situación ligeramente elevada del yacimiento sobre la carretera local que bordea el lago y que, a buen seguro, ha destruido parte de la construcción romana. Por esta razón se creó un paseo totalmente accesible de ancho continuo que se inicia con una rampa encastrada en el terreno que se convierte en un paseo perimetral que bordea la domus y permite un recorrido cómodo para todo tipo de visitantes. Los muros romanos se consolidan y se nivelan mediante un ligero recrecido para conseguir una mejor lectura de la casa. En una de las estancias se encuentran restos de estucos que se protegen mediante un pequeño pabellón realizado con chapa ondulada microperforada –que varía su opacidad dependiendo de la posición del espectador y de la luz solar– en el que finaliza el paseo perimetral. La operación construye un paisaje arquitectónico en el que se consigue un gran resultado formal con muy pocas acciones y un bajo coste, todo ello al servicio de la mejora cultural, así como de un diálogo estrecho con el paisaje del lago (Fig. 9).
Sobre los restos de la casa se había construido en el siglo XX un horno de cal que todavía se mantiene con una rampa de acceso que oculta parte de la construcción no excavada; en el futuro se prevé intervenir en esa parte para incorporarla y aprovechar la rampa de subida de las piedras para crear un mirador sobre la casa y sobre el paisaje del lago.
El territorio de Las Médulas se halla poblado por numerosos castros prerromanos, habitados en su día mayoritariamente por tribus astures que trabajaban en la explotación minera. Uno de los ejemplos más interesantes es el Castro Peña del Hombre. Situado a 1.441 metros de altitud, ocupa un lugar privilegiado en un paisaje de una gran belleza en los Montes Aquilianos y presenta una factura de organización urbana muy adelantada para su tiempo, con calles transversales y viviendas construidas en torno a patios.
La intervención realizada en 2021 por el Laboratorio se basa en la creación de un sistema lineal que atraviesa el castro con una doble función: servir de acceso a la parte excavada y recuperada para realizar la visita y funcionar como una necesaria espina dorsal para facilitar las posteriores excavaciones y procesos de recuperación del Castro. Este camino lleva a la zona que primero se ha excavado, y se remata en una estructura ligera a modo de plataforma-mirador que permite acceder cómodamente a uno de los callejones y de varias viviendas que se han restaurado, consiguiendo un alto grado de accesibilidad. El conjunto terminado visibiliza al máximo los restos arqueológicos y hace más comprensible la antigua población astur (Fig. 10).
En la actualidad el Laboratorio está realizando en el territorio de Las Médulas una operación singular, promovida por un ayuntamiento de la zona, de recuperación de un tramo de uno de los canales romanos con un sentido plenamente didáctico, de cara a ampliar la oferta cultural más allá de los límites de la explotación minera, lo que representa una idea de futuro para un lugar tan especial.
El Jardín de Sefarad
La construcción en 2012 de un colector en la zona norte de la ciudad de Ávila descubrió la existencia del antiguo cementerio judío medieval, que había sido expoliado tras la expulsión de los judíos a finales del siglo XV por los Reyes Católicos, permaneciendo oculto bajo tierra, sin evidencias, durante más de cinco siglos. La instalación de la infraestructura no se detuvo y obligó a la exhumación de más de cien tumbas, con la consiguiente consternación de la comunidad hebrea nacional e internacional, lo que llevó a la realización de una operación muy delicada de recuperación de la memoria por parte del Laboratorio.
La intervención tenía dos objetivos: restituir los restos humanos de las tumbas en el mismo lugar y crear un paisaje conmemorativo del cementerio, dado que la totalidad de las tumbas seguían estando ocultas bajo la tierra. La propuesta se orientó a la creación de un paisaje en diálogo entre el pasado y el presente, llamado Jardín de Sefarad[12], respetando los criterios marcados por los asesores de la comunidad hebrea. Para ello se parte del muro exterior de las antiguas huertas del convento de la Encarnación, probablemente construido en parte con piedra expoliada del cementerio. Tras el muro se asoma la ciudad histórica de Ávila, con las murallas, la catedral y otros elementos que existían en el tiempo del cementerio, por lo tanto, se trataba de establecer un vínculo espacio temporal, utilizando para ello una técnica muy efectiva, la del shakkei, empleada en los jardines japoneses, que consiste en tomar prestado el paisaje exterior (en este caso la propia ciudad) e incorporarlo al interior (el jardín conmemorativo) (Fig. 11).
El paisaje se ordenó mediante dos miradores realizados con bloques de granito de grandes dimensiones ubicados al norte y al oeste, creando un sistema de coordenadas teóricas en cuya intersección se ubicó el túmulo que vuelve a contener los restos humanos de las tumbas expoliadas (Álvarez y De la Iglesia, 2014). El túmulo, a la manera de fosas lineales, se realizó siguiendo muy respetuosamente todas las indicaciones de la tradición hebrea y de los especialistas que, como queda dicho, guiaron la operación. Unas líneas de granito insertadas en el suelo de tierra orientan al espectador hacia elementos representativos de la ciudad antigua, las murallas, la Catedral o la Basílica de San Vicente. En los miradores y en algunas de las losas y estelas se colocaron dos palabras en hebreo que sitúan al espectador: Sefarad, la tierra, y Ávila, el horizonte.
El paisaje final presenta un carácter metafísico. La construcción del colector creó una fisura temporal que recuperó la presencia del cementerio y sirvió como argumento de proyecto para ampliar el concepto y permitir la relación entre los diversos tiempos, creando un palimpsesto con varias capas de memoria (Álvarez, 2017). Natan Sznaider, uno de los máximos especialistas de la memoria judía, lo definió acertadamente como “imagen de la desolación y recuerdo de la ausencia”[13].
Método, proyecto y memoria
La revisión de esta selección de proyectos realizados en paisajes arqueológicos de Castilla y León permite una aproximación al método desarrollado por el Laboratorio, basado en el conocimiento de los lugares y de su historia, junto con una visión netamente arquitectónica de los restos arqueológicos. El proyecto es, en sí mismo, una investigación que se adecúa en función de los lugares en los que se trabaja y que se pone al servicio de la memoria de los diferentes sitios y de su mejor comprensión para el espectador actual. Los proyectos no se plantean como meros procesos de restauración, sino como verdaderas intervenciones arquitectónicas, con todo lo que el término plantea, y pretenden dotar de sentido a fragmentos construidos que, en muchas ocasiones, no lo tienen a la vista del espectador contemporáneo. No se trata de ejercicios ensimismados al uso, en modo alguno, sino de estrategias arquitectónicas que permiten la inserción de nuevos elementos para obtener una mayor visibilidad de los restos del pasado, manteniendo su huella, a menudo difícil de entender por parte del visitante no especializado. La intervención arquitectónica completa y, sobre todo, explica el resto arqueológico y desvela su memoria acumulada a lo largo del tiempo, mediante una intervención mínima que pretende conseguir el mayor resultado posible, siempre en función de los objetivos perseguidos. De esta manera podemos ver la diferencia entre la intervención en el Teatro de Clunia para permitir al espectador reconocer las formas desaparecidas y posibilitar la representación teatral contemporánea, y la intervención en el Castro Peña del Hombre que inserta un elemento que permite una visita cómoda, además de facilitar la tarea de las futuras excavaciones arqueológicas. En ambos casos, el resultado es siempre la recuperación de un paisaje arqueológico con el objetivo de que sea disfrutado por un turismo cultural de calidad, ayudando a la preservación de fragmentos muy valiosos de la memoria del pasado, entendidos desde el presente y proyectados hacia el futuro.
Agradecimientos
PID2020-118216RB-I00. Accesibilidad y diseño inclusivo en paisajes patrimoniales. Análisis, estrategias de actuación y modelos de diseño de información. ACCEDIPPAT. Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España
A todas las personas que pertenecen, han pertenecido o han colaborado en algún momento con el Laboratorio de Paisaje Arquitectónico, Patrimonial y Cultural en la realización de los proyectos de intervención en el patrimonio cultural que se detallan en este artículo por su inestimable aportación a nuestro trabajo.
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Notas
Notas de autor
Roles del autor: Administración del proyecto; Adquisición de fondos; Análisis formal; Conceptualización; Curaduría de datos; Escritura - revisión y edición; Investigación; Metodología; Recursos; Redacción - borrador original; Software; Supervisión; Validación; Visualización
ORCID: 0000-0002-2586-2294
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Información adicional
CÓMO CITAR: Álvarez Álvarez, D. y De
la Iglesia Santamaría, M. A. (2024). El proyecto arquitectónico contemporáneo
en paisajes arqueológicos de Castilla y León. A&P Continuidad, 11(20),
doi: https://doi.org/10.35305/23626097v11i20.462
Enlace alternativo
https://www.ayp.fapyd.unr.edu.ar/index.php/ayp/article/view/462 (html)