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El Perú como proyecto. La Agrupación Espacio en el proceso de modernización del Perú
Sharif Samir Kahatt Navarrete
Sharif Samir Kahatt Navarrete
El Perú como proyecto. La Agrupación Espacio en el proceso de modernización del Perú
Peru as a project. Agrupación Espacio and the modernization process in Peru
A&P continuidad, vol. 6, núm. 11, 2019
Universidad Nacional de Rosario
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Resumen: La Agrupación Espacio fue un motor en la transformación de la cultura peruana, aglutinando arquitectos, artistas e intelectuales en la renovación cultural desde finales de la década de 1940. En la década siguiente, consolidó su presencia pública como un grupo de importantes profesionales. En el año 1955 se detuvieron las reuniones formales como agrupación con proyectos coordinados, sin embargo, siguieron reunidos en distintas actividades y proyectos, así como en la escuela de arquitectura, organizaciones culturales y partidos políticos, dando batallas en distintos frentes para el desarrollo social y cultural del país. Durante los años sesenta se convirtieron en expertos en diversos temas alrededor del diseño y la gestión del territorio, pasando por la arquitectura, el urbanismo, la planificación, la conservación del patrimonio cultural y edificado, las artes plásticas y la gobernanza ciudadana. Este texto pone en valor estos trabajos e intenta revelar el proyecto de transformación y desarrollo social que llevaron adelante en tan variados campos de acción.

Palabras clave: modernidad, arquitectura moderna peruana, vanguardia, política.

Abstract: Agrupación Espacio was a Peruvian cultural transformation driver which brought together architects, artists and intellectuals for attaining this renewal at the end of the 1940s. Throughout the following years, this group of important professionals strengthened their public scope. They ceased to meet formally for coordinated projects in 1955. Nevertheless, all of them stayed engaged in different activities, initiatives and projects for the school of architecture, cultural organizations and political parties. They fought for achieving different goals leading to the social and cultural development of the country. In the 1960s they became experts in various topics related to territory design and planning through architecture, urban planning, cultural heritage conservation, plastic arts and citizen governance. This essay focuses on their works and attempts to show a project of transformation and social development involving a wide range of action fields.

Keywords: modernity, Peruvian modern architecture, avant-garde, politics.

Carátula del artículo

Ensayos

El Perú como proyecto. La Agrupación Espacio en el proceso de modernización del Perú

Peru as a project. Agrupación Espacio and the modernization process in Peru

Sharif Samir Kahatt Navarrete(*)
Pontificia Universidad Católica del Perú, Perú
A&P continuidad
Universidad Nacional de Rosario, Argentina
ISSN: 2362-6097
ISSN-e: 2362-6089
Periodicidad: Semestral
vol. 6, núm. 11, 2019

Recepción: 10 Julio 2019

Aprobación: 19 Septiembre 2019


Cómo citar: Kahatt Navarrete, S. S. (2019). El Perú como proyecto. A&P Continuidad, 6(11), 122-133. https://doi.org/10.35305/23626097v6i11.238

Creo que el intelectual comprometido es una de las piedras angulares de la realidad histórica de cada país. Siempre he creído que, en sociedades que están en formación como las nuestras, es un deber ayudar a que las cosas se aclaren (Szyszlo, 2017).

El Perú se encuentra desde hace décadas en un permanente proceso de modernización (proyecto) en el que se fueron concretando muchos cambios dirigidos al mismo objetivo: la consecución de la modernidad como condición nacional. Desde mediados de la década de 1940 y hasta casi finales del siglo XX, un grupo de arquitectos, unidos bajo el nombre de Agrupación Espacio, fue trascendente para el desarrollo nacional de la cultura, las artes, la arquitectura e incluso la política del país.

Como colectivo, la Agrupación Espacio significó una punta de lanza para la transformación de la cultura peruana, aglutinando arquitectos, artistas e intelectuales en la renovación de las artes, ya regularmente desde el final de los 40. Durante los años siguientes, consolidó su presencia pública como agrupación de importantes profesionales. En el año 1955 se detuvieron las reuniones formales como grupo con proyectos coordinados; sin embargo, todos ellos siguieron coincidiendo en distintas actividades y proyectos, así como en la escuela de arquitectura, organizaciones culturales y partidos políticos, dando batallas en distintos frentes.

Durante los años 60 se transformaron en expertos en diversos temas alrededor del diseño y la gestión del territorio, pasando por la arquitectura, el urbanismo, la planificación, la conservación del patrimonio cultural y edificado, las artes plásticas, la gobernanza ciudadana, entre otros. Esto se hace notorio durante la crisis social que tiene el país a partir del terremoto de Ancash de 1970. Este sismo afectó a toda la costa peruana ocasionando miles de muertos y millones de damnificados. Además, la ciudad de Yungay –y gran parte de su población– desapareció, y tuvo que ser nuevamente fundada, razón por la cual llamaron a varios integrantes del disuelto grupo Espacio para desarrollar esta importante obra.

Fue a través de la Comisión de Reconstrucción y Rehabilitación de la Zona Afectada (CRYRZA), que los planes, proyectos y acciones para los afectados les permiteron trabajar juntos. Unos años más tarde, varios de ellos se unieron para la redacción y firma de la Carta de Machu Picchu reclamando una modernidad propia. Un último episodio de estos vaivenes políticos y culturales fue la participación de Luis Miró Quesada y Szyszlo en el Movimiento Libertad liderado por Mario Vargas Llosa para las elecciones nacionales 1990.

La historia de la cultura, la arquitectura y la política peruanas han pasado por alto muchas de las acciones que se rescatan en este trabajo. Su objetivo no es solo poner en valor el trabajo de este grupo de arquitectos, sino sobre todo revelar el proyecto de transformación y desarrollo social que lo atraviesa y que los impulsa a incursionar en campos tan diversos. La atención se extiende desde el germen de este proyecto, que situamos en las primeras actividades artísticas y culturales, hasta sus derivas en los últimos impulsos de activismo político.


Figura 1.
Portada interior del libro de Luis Miró Quesada, Espacio en el tiempo. La arquitectura como fenómeno cultural
Compañía de Impresiones y Publicidad, Lima, 1945.


Figura 2.
“Expresión de principios de la Agrupación Espacio”
Edición de junio de El Arquitecto Peruano, 1947. Originalmente publicado en el diario El Comercio, el 15 de mayo de 1947.

Vanguardia: formación y proyecto de la Agrupación Espacio

Como la mayoría de los grupos de vanguardia europea, a los que admiraban y de los que se consideraban continuadores, la Agrupación Espacio inició su manifiesto declarando que “el hombre es un producto de su tiempo” y los “tiempos han cambiado hacia una nueva era” (Espacio, 1947). Esta proclama presentaba a la arquitectura como un factor clave en la evolución humana y un signo del progreso del hombre, y podía encontrar ejemplos del nuevo hombre en el trabajo de arquitectos como Le Corbusier, Gropius, Mies, Niemeyer, Neutra, Wright, entre otros.

La fundación de Agrupación Espacio se produjo el 15 de mayo de 1947 con la publicación de este manifiesto en el Diario El Comercio de Lima y, pocas semanas después, en el número de junio de la revista El Arquitecto Peruano. Sus bases culturales estaban puestas en la modernidad europea y norteamericana de entreguerras, y la arquitectura y el urbanismo desarrollados en las principales ciudades de Alemania, Francia y Estados Unidos. Si bien los textos principales reconocidos por los jóvenes estudiantes y arquitectos eran Hacia una arquitectura de Le Corbusier y Espacio en el tiempo de Luis Miró Quesada, su bagaje intelectual era muy amplio y sus referentes intelectuales sobrepasaban la arquitectura y las artes plásticas para abarcar la literatura, la poesía, el teatro, la música y la filosofía. Tenían una visión completa del desarrollo intelectual del hombre moderno y lo hicieron ver desde las primeras actividades que siguieron a su manifiesto (Kahatt, 2010, pp.87-90).

La Agrupación Espacio aglutinó, además del grupo inicial de arquitectos, a otros jóvenes intelectuales que compartían su interés por “el avance de la cultura contemporánea”. Su ambición por el saber en lo relativo a las expresiones artísticas del hombre moderno los reunía en asociaciones informales que, poco a poco, se fueron consolidando en esta agrupación que, como ha mencionado Adolfo Córdova (2006), “no era un bloque sólido de ideas doctrinales”, sino simplemente, una reunión de intereses similares, cada uno con sus ideas1. Sobre la aparición de Espacio se han escrito algunos textos (Martuccelli, 2000; Kahatt, 2010; Ludeña, 2003), pero todavía no se ha puesto en perspectiva histórica esa coherencia intelectual que hizo de las diversas acciones emprendidas, eslabones encadenados por un interés común por varias décadas: la modernización y el desarrollo del país en todos sus aspectos.

Los integrantes de Espacio se fueron sumando progresivamente a la vida pública y cultural del Perú: en lo relativo a sus actividades profesionales, por ejemplo, contribuyeron en las oficinas de vivienda y urbanismo del Estado, que acababan de ser fundadas por el arquitecto Fernando Belaúnde. También aportaron como docentes del Departamento de Arquitectura en la Escuela Nacional de Ingenieros. Así, hacia 1949, la mayoría de los arquitectos de Espacio trabajaban en la Corporación Nacional de Vivienda (CNV) y la Oficina Nacional de Planeamiento y Urbanismo (ONPU), y con ello, tenían no solo la convicción ideológica de cambiar el país, sino las herramientas concretas –los planes de vivienda y los planes reguladores de ciudades– para acelerar y consolidar su proceso de modernización.


Figura 3.
Carta de la Agrupación Espacio a Le Corbusier. 3 de julio de 1947, dirigida a la Embajada Francesa en Colombia y firmada por Córdova, Williams y Pérez-Barreto.
Archivo de la Fundación Le Corbusier.


Figura 4.
Portadas de las revistas Espacio números 1, 6, 7, 9-10, 1949-51.
Archivo Museo de Arte de Lima (MALI).

Profesionales: ideas y acciones de Espacio (1947-1955)

En octubre de 1947 se realizó el Congreso Panamericano de Arquitectos entre las ciudades de Lima y el Cuzco. Sirvió para consolidar las ideas sobre la responsabilidad de la arquitectura (no la ingeniería) en relación al bienestar de las ciudades y su futuro desarrollo. Como se publica en la revista El Arquitecto Peruano:

Más vasto es nuestro ideal: aspiramos a hacer de nuestro continente un gran laboratorio del planeamiento, sin fronteras para el saber y la virtud, donde se encuentre la fórmula salvadora, que nos permita llegar unidos –no en desigual carrera– a la ansiada meta de bienestar social y cultura que pueden y deben alcanzar nuestros pueblos (Belaúnde, 1947).

El trabajo de Belaúnde, Morales Macchiavello y Miró Quesada en la organización del evento, que logró convocar a ministros de gobierno, hizo hincapié en los temas que ellos promovían: vivienda y planes urbanos. Ese discurso fue muy importante para establecer un buen arranque en la implementación de la legislación urbanística de 1946 (propuesta por Belaúnde) que principalmente generaba el marco estatal para las oficinas de los planes urbanos, la creación de centros de esparcimiento popular, la legislación de la propiedad horizontal y la oficina para el plan de vivienda estatal. Este último, bajo el nombre del Plan de Vivienda del Gobierno Peruano, se publicó en septiembre de 1945 en el número 98 de la revista El Arquitecto Peruano (junto al reporte de la visita de Richard Neutra) y constituyó la mejor manifestación cultural de la transformación sociopolítica, económica y, en definitiva, urbana, que sufrió el Perú y especialmente Lima, en esos años.

De esas cuatro iniciativas asociadas a las recomendaciones que había hecho Walter Gropius en 1943 (Gropius y Wagner, 1943, pp. 75-82), las más trascendentes para el desarrollo nacional –y donde más importante fue la participación de los miembros de Espacio– fueron la Oficina Nacional de Planeamiento y Urbanismo (ONPU) dirigida por Luis Dorich (1947-1967), y la Corporación Nacional de Vivienda (CNV) que tuvo a Santiago Agurto como Jefe de Proyectos (1948-1960). En esos años se produjo el Plan Piloto de Lima y se construyeron las unidades vecinales de Matute, Rímac y Mirones en Lima y varias otras junto a diversos agrupamientos de vivienda en todo el país, catalizando una modernización acelerada. Ambos arquitectos coincidían en las aulas de la Escuela de Arquitectura de la ENI y aunaban sus esfuerzos para el desarrollo coordinado de una ciudad que crecía formal e informalmente en forma acelerada.


Figura 5.
“Dinámica propuesta”, Plan Piloto de Lima (1947-1949)
Luis Dorich (Director). Oficina Nacional de Planeamiento Urbano (ONPU). Plan Piloto de Lima, Empresa Gráfica T. Scheuch, 1949, p. 30.

El núcleo de Espacio estaba constituido por los arquitectos Adolfo Córdova, Luis Dorich, Luis Miró Quesada, Carlos Williams, Santiago Agurto, Samuel Barreto, Mario Bianco, Javier Cayo, Eduardo Neira. Estos, junto al grupo del Instituto de Urbanismo como Fernando Belaúnde y Luis Ortiz de Zevallos, Morales Macchiavello, el propio Dorich, y la revista El Arquitecto Peruano (dirigida por Belaúnde), unidos con a otros profesores de la ENI e intelectuales amigos personales de estos jóvenes activistas, cambiaron el modo en que se percibían los problemas urbanos de Lima.

Este grupo de integrantes de Espacio, ya había asumido entonces que esos problemas eran de la arquitectura en toda su dimensión, es decir, parte del trabajo disciplinar en el que se comparten batallas con otras prácticas sociales e ingenieriles que, en su conjunto, debían servir activamente a los ciudadanos para alcanzar un mejor nivel de vida. Fueron ellos también quienes, con esa mirada moderna sobre la ciudad, se preocuparon por su planeamiento y por entender las estructuras de crecimiento urbano.

Estas preocupaciones salieron rápidamente a debate entre los profesionales y políticos. Desde sus ensayos de la sección “Colabora la Agrupación Espacio” en el Diario El Comercio y la edición de los números de la propia revista Espacio entre 1949-1951, los artículos fueron preparando el terreno social y cultural para los cambios que se venían dando en las prácticas artísticas y arquitectónicas, introducidas poco a poco en el medio nacional. En estos espacios editoriales también se debatían y difundían ideas sobre las demás expresiones plásticas y artísticas donde colaboraban Blanca Varela, Abelardo Oquendo, Celsa Garrido Lecca, Emilio Herman, Enrique Iturriaga, entre otros. En el número inaugural de la revista producida por Espacio, en su primera página junto a la foto de Le Corbusier y una nota al poeta César Vallejo, se puede leer bajo el título de “Posición”:

El mundo de hoy está dividido en dos fracciones: la de los individuos que se esfuerzan por mantener los viejos sistemas y órdenes de la vida, y la de los hombres que luchan por la vida nueva. […] ¡Estamos en la lucha! (Espacio, 1949, p. 1).

Claramente, estos profesionales representaban la vida nueva, el mundo nuevo. Unos años más tarde, muchos de ellos serían parte de la creación del Instituto de Arte Contemporáneo (IAC), del partido político Movimiento Social Progresista, y también del Instituto de Estudios Peruanos, iniciativas todas con una clara vocación de desarrollo cultural, social y político del país. Estos intereses se pusieron en práctica en los proyectos de las unidades vecinales construidas entre 1946 y 1955, así como durante el desarrollo del Plan Piloto de Lima entre 1947 y 1950, fecha en que se lo dio por terminado. Aunque este plan contó con varias buenas ideas para el transporte y la densificación de vivienda y servicios, resultó impracticable por la falta de dominio sobre la tierra y los intereses particulares de los terratenientes limeños (Kahatt, 2010, pp. 100-107).

Los planes propuestos inicialmente en la campaña para diputado por Lima de Fernando Belaúnde fueron llevados a cabo por los jóvenes arquitectos de Espacio en distintos despachos del Estado. Tanto ellos como otros arquitectos modernos que no eran parte activa de Espacio –Belaúnde, Guillermo Payet, Enrique Seoane por citar algunos– coincidían en sus intereses al momento de realizar las obras y las políticas para la modernización del país, en particular respecto a enfrentar el gran déficit de vivienda mediante unidades vecinales y agrupamientos proyectados para la CNV, así como en el diseño de las sedes para instituciones del Estado.


Figura 6.
Santiago Agurto, arquitecto (Corporación Nacional de la Vivienda). Detalle de cluster de la Unidad Vecinal de Matute, Lima, 1950-1953.
Fotografía de 1955. Archivo del Servicio Aerofotográfico Nacional.

Profesionales intelectuales: disolución y encuentros de Espacio 1955-1970

A mediados de la década de 1950, en el contexto del inicio de la crisis de la vivienda, agudizada por la avalancha de invasiones urbanas de Lima norte en busca de acceso a la vida urbana moderna, muchos de los arquitectos de la Agrupación Espacio –que además eran los profesionales de la CNV y la ONPU, así como profesores de la recién creada Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Artes de la Universidad Nacional de Ingeniería (FAUA-UNI)–, empezaron a cuestionar seriamente la capacidad de la arquitectura para una verdadera transformación social, y a pensar en nuevos puntos para su agenda, así como intervenir en actividades políticas.

Lo paradójico era que, mientras en 1955 se alcanzaba en el país el apogeo de la construcción de unidades vecinales, unidades escolares, grandes hospitales y edificios para las oficinas del Estado y nuevas sedes ministeriales, es decir a medida que se fortalecía el proyecto de modernización, crecía exponencialmente la vivienda informal en Lima y otras ciudades, haciendo de las invasiones o barriadas la nueva forma de urbanización masiva y popular. Esta incongruencia ponía en evidencia las falencias del proyecto moderno. Los barrios marginales de Lima pasaron de tener cerca de 6.000 habitantes –1% aprox. de la población en 1940– a más de 120.000 habitantes en 1955, representando cerca del 10% de la población (Calderón, 2003, pp. 375-389).


Figura 7.
Ciudad de Dios, 1954-1958 en obra con la invasión del mismo nombre al fondo, en Surco, Lima. Santiago Agurto y Manuel Valega arquitectos (Corporación Nacional de la Vivienda).
Fotografía de 1957. Archivo del Servicio Aerofotográfico Nacional.

En oposición a la visión de Belaúnde de los años 40 que consideraba a las barriadas como un “cáncer urbano”, las oficinas del Estado y los arquitectos de la CNV entendieron el fenómeno de las invasiones como una solución a la crisis de vivienda. En base al conocimiento de las experiencias previas del planeamiento de Puerto Rico –del cual circulaba un manual de vivienda de mediados de 1940– fue en la Corporación Nacional de la Vivienda bajo la dirección de Santiago Agurto y Manuel Valega donde se experimentó con la idea de los lotes-y-servicios, dada la urgencia de la invasión de Ciudad de Dios2 en la periferia sur de Lima en 19543.

Al poco tiempo, al ver que las invasiones seguían sucediendo en las periferias de Lima, el gobierno convocó a un grupo de trabajo interdisciplinar, liderado por el arquitecto Adolfo Córdova. Este grupo inició sus trabajos en 1956 y presentó su informe en 1957, haciéndose público en 1958 bajo el nombre de Informe sobre la vivienda en el Perú de la Comisión para la Reforma Agraria y la Vivienda (CRAV). En la comisión trabajó el antropólogo José Matos Mar en la investigación de las barriadas de Lima, y tuvo entre uno de sus asesores al arquitecto y urbanista Eduardo Neyra, ambos relacionados a Espacio (CRAV, 1958).

La estrategia de viviendas incremental autoconstruidas fue bautizada por la CRAV como vivienda elemental (CRAV, 1958, p. 66). Este concepto de vivienda incremental por autoconstrucción se convertiría en la línea de trabajo de la CVN y otras oficinas del Estado. La CRAV lo definía como parte de un proceso evolutivo natural y perfecto para el desarrollo progresivo de la sociedad4. En este informe se desenvuelve la propuesta urbana y arquitectónica de autoconstrucción ya experimentada en Ciudad de Dios, del concurso La casa barata (organizado en Lima por La revista El Arquitecto Peruano y el Diario la Prensa entre junio y julio de 1954) y los núcleos.


Figura 8.
Perspectiva del Centro Cívico de Lima, 1966. Adolfo Córdova, Carlos Williams, Jacques Crousse, José García Bryce, Miguel Ángel Llona, Guillermo Málaga, Oswaldo Núñez, Simón Ortiz, Jorge Páez, Ricardo Pérez León.
Archivo de Arquitectura PUCP.

El gobierno tomó estas recomendaciones y las incorporó a la Ley 13.517 de febrero de 1961 donde, por una parte, se reconocen todos los barrios marginales existentes y, por otra, se prohíben nuevos asentamientos informales, es decir, las nuevas urbanizaciones populares serían formales únicamente si seguían las recomendaciones estipuladas en la ley. Desde su introducción, la ley tuvo una visión positivista de la barriada como solución al problema de la vivienda popular a través de la organización de invasiones y el apoyo a la autoconstrucción. Enfatiza la naturaleza del poblador como “trabajador” y “su espíritu de ayuda recíproca” y menciona su organización para la autoayuda y autoconstrucción (Ley 13.517, 1961).

Tras la salida de Agurto de la jefatura de proyectos de la CNV durante el gobierno de Prado (1956-1962), y bajo la dirección de Javier Cayo, se terminaron y desarrollaron distintas variantes en varios proyectos de urbanizaciones populares de interés social (UPIS) que fue la forma oficial de urbanización para la vivienda colectiva estatal. No obstante, las urbanizaciones informales originadas por invasiones y ventas informales de lotes seguían en aumento, generando una ciudad horizontal, poco densa y sin servicios ni equipamiento en la periferia norte, este y sur de Lima. Para el año 1961, se estimaba una población de 316.426 habitantes en barriadas, que se acercaba al 17% de la población de la capital (Calderón, 2003, pp. 375-389)5. Por ello, pese a haber logrado la consolidación de la arquitectura moderna en todas las esferas del país (políticas, gubernamentales, educativas y sociales), en el aspecto de urbanización y vivienda, las obras habían resultado insuficientes frente a la gran demanda y la pobreza que ostentaban las masas que migraban a las ciudades de la costa y principalmente a Lima.

Esta situación de éxito y frustración simultánea fue socavando el entusiasmo del grupo Espacio, pero también los animó a emprender nuevas aventuras políticas y culturales en paralelo. Mientras las reuniones conjuntas dejaron de ocurrir, se iniciaron otros encuentros para constituir el Instituto de Arte Contemporáneo (IAC) en 1955, al tiempo que decidían incursionar en la política constituyendo el Movimiento Social Progresista (MSP) en 1956.

La creación del IAC buscó, exitosamente, ser vehículo para el desarrollo del arte y la cultura moderna. Como señalara Fernando de Szyszlo, uno de sus principales miembros, el IAC fue el centro de reunión de la cultura artística de Lima durante varias décadas, en sus distintos locales (Szyszlo, 2017, p. 79). La galería del IAC albergaba exposiciones de importantes artistas latinoamericanos, pero sobre todo reunía en sus eventos a los arquitectos, intelectuales y otros agentes de la cultura moderna peruana en un solo espacio de forma regular, convirtiéndose en un catalizador de la transformación cultural6.

En cuanto al MSP, fue constituido por varios miembros de Espacio junto a otros intelectuales que fueron directamente a la política para implementar lo que no se podía desde la disciplina, las aulas, las acciones aisladas o los discursos ideológico-culturales de corte artístico. Santiago Agurto, Carlos Williams, Adolfo Córdova, Eduardo Neira junto a los hermanos Salazar Bondy, Matos Mar y otros intelectuales conformaron la izquierda intelectual peruana moderna de mediados de 1950 (Tuesta, 1998)7. Más adelante, como parte de ese mismo esfuerzo, algunos de estos intelectuales entre los que destacan colaboradores y amigos de Espacio –como los hermanos Salazar Bondy y su principal promotor, José Matos Mar–, fundaron en 1964 el Instituto de Estudios Peruanos con el objetivo de realizar investigaciones y propuestas para el desarrollo del país, coherentes con el creciente interés en el aporte de las ciencias sociales.

La Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Artes (FAUA) de la UNI siguió siendo un punto de encuentro para Espacio. La educación de los nuevos profesionales fue otro aspecto fundamental que marcó el compromiso de la agrupación. Desde los años 60, Santiago Agurto, Luis Miró Quesada, Adolfo Córdova y Carlos Williams se sucedieron en la dirección de la escuela en la culminación de un proceso de cambio que ellos mismos habían iniciado a mediados de 1940. Este proceso no solo había implicado la transformación de una profesión que se dedicaba hasta entonces a la composición de fachadas de edificios representativos, sino la conformación de nuevos jóvenes arquitectos comprometidos con su realidad social, activos en la cultura y la política nacional (Martuccelli, 2012).

Como profesionales, varios de los integrantes tuvieron roles importantes en las oficinas de vivienda y urbanismo del Estado y también desarrollaron proyectos públicos importantes para la ciudad y la sociedad, obteniendo reconocimiento a través de distintos premios. En 1954, Miró Quesada recibió el Premio Chavín de Fomento a la Cultura por el Edificio de Radio El Sol en el centro de Lima; en 1957, Santiago Agurto obtuvo el mismo reconocimiento por el Complejo de Huampaní; en 1959, Adolfo Córdova y Carlos Williams recibieron este premio por los Edificios de la Fuerza Aérea del Perú en Chiclayo, y el Premio Tecnoquímica de 1963 por la Escuela Naval del Callao. Por esos años, Córdova y Williams fueron parte del equipo ganador de Centro Cívico de Lima (1966) y desarrollaron proyectos para unidades vecinales en Piura y Tacna (1956-58). Miró Quesada y Williams junto a Oswaldo Nuñez fueron uno de los equipos seleccionados nacionales en el concurso de PREVI para construir un cluster; así como Miró Quesada y Agurto fueron parte del equipo que proyectó el Conjunto Palomino en Lima (1966). Estos reconocimientos los convirtieron en personas influyentes en las decisiones sobre arquitectura, urbanismo y planificación. Sus opiniones, en tanto profesionales respetados, fueron convirtiéndose en la de expertos en temas relacionados a las ciudades y su desarrollo y, por ello, llamados ante la emergencia social del terremoto del departamento de Ancash.

Expertos comprometidos: el terremoto y el último manifiesto 1971-1978

El 31 de mayo de 1970 se produjo uno de los terremotos más devastadores para el Perú del siglo XX, el terremoto de Ancash. Al constatar la destrucción de la infraestructura en muchas ciudades del interior del país, el gobierno militar del general Juan Velasco creó la Comisión de Reconstrucción y Rehabilitación de la Zona Afectada (CRYRZA) para que de manera autónoma y multisectorial pueda planear la reconstrucción e implementarla. Nuevamente, los integrantes de Espacio aparecieron en escena, esta vez como expertos para dirigir este gran reto nacional. Santiago Agurto fue el director general de la Comisión y Adolfo Córdova fue inicialmente Coordinador de los Planes Reguladores y de vivienda y luego Coordinador General, mientras que Carlos Williams y Luis Miró Quesada trabajaron como consultores externos para desarrollar los proyectos.

El número de víctimas fue de 50 mil muertos, 20 mil desaparecidos y 150 mil heridos y más de un millón de viviendas afectadas en el país, según el informe de la comisión (CRYRZA, 1971). La mayor mortalidad se debió a la gran avalancha que siguió al terremoto y que sepultó completamente al pueblo de Yungay. Los arquitectos e ingenieros liderados por la oficina de Williams (Bustamante, Willians y Asociados) elaboraron un Plan Regulador Urbano para las familias sobrevivientes en una nueva localidad cercana. Igualmente, para todas las ciudades de la costa afectadas se determinó un nuevo programa de vivienda que establecía condiciones de habitabilidad y materiales de construcción, donde participaron los arquitectos de Espacio8, y donde además se incorporó la oficina PREVI, dirigida por Peter Land9, a través del proyecto PP-4 en las poblaciones del departamento de Ancash, Casma y Catac, en base a la idea de lotes-y-servicios y autoconstrucción (INVI, 1979).

Unos años más tarde, y luego de absorber estas experiencias y la realidad social de las ciudades en el Perú y Latinoamérica, los arquitectos de Espacio promovieron la redacción de la Carta de Machu Picchu como último manifiesto moderno, colofón del esfuerzo de los CIAM y revisión crítica a la Carta de Atenas. En este texto se definen los problemas prioritarios para corregir los problemas urbanos de entonces: la expansión de las ciudades, el tráfico rodado, la degradación de las áreas centrales y el déficit de vivienda, entre otros. La carta se redactó a lo largo de 1977 y se firmó en diciembre durante la celebración del XII Congreso de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA) en las ciudades de Lima y Cuzco10, organizado por los arquitectos Santiago Agurto, Luis Miró Quesada y un equipo de trabajo en un esfuerzo extraordinario por la cantidad y calidad de los participantes nacionales e internacionales (Kahatt 2017, pp. 80-85).

El documento intenta reaccionar propositivamente frente a la crisis urbana, energética, ecológica y social en todo el mundo y propone ideas para reconducir el rol de la arquitectura en el desarrollo urbano y social internacional luego del colapso del modelo económico del desarrollismo de posguerra y la crisis energética de 1973. En términos generales, la Carta de Machu Picchu no solo constituyó la autocrítica a una visión idealista y romántica, sino que recogió y coaguló el aprendizaje de la imprevisibilidad y la apertura participativa y formal de esos años inciertos.

La carta presenta once puntos11 relacionados con la arquitectura en todas sus dimensiones, desde el paisaje urbano y sus efectos sociales y culturales a las formas modernas de la construcción (Carta Machu Picchu, 2017, p. 86-97). El texto expone sus principios sentando las bases de la arquitectura como práctica social, técnica y artística. En relación con la vivienda, la carta la define como el elemento más importante que conforma las ciudades y que por ello no debería ser un elemento de comercialización ni especulación, sino un instrumento de desarrollo social. Para ello propone idear soluciones que permitan la participación del usuario y elementos prefabricados para simplificar procesos y abaratar sus costos.

Luego de varios meses de correspondencia entre los organizadores peruanos e internacionales (principalmente Miró Quesada, Agurto, Bruno Zevi, Dorn McGrath, George Collins, Jorge Gluslberg) se acordó el texto final firmado por los participantes en las alturas del Machu Picchu el 12 de diciembre de 1977. Este escrito quedó como texto base para presentarse en la siguiente reunión del UIA a celebrarse en México DF en 1978 cuando sería firmado por José Luis Sert, Oscar Niemeyer, Jerzy Soltan y otros arquitectos claves en los CIAM que habían inspirado el compromiso con la modernización cultural y social del país12.


Figura 9.
Lectura de la Carta de Machu Picchu, 12 de diciembre de 1977. Santiago Agurto y Luis Miró Quesada en primera fila escuchan atentos.
Archivo Machu Picchu Charter Special Collection, Graduate School of Design, Universidad de Harvard.

Crisis y activismo: la década perdida y el Movimiento Libertad 1979-1990

Luego de más de una década de dictadura militar, en su última fase con el Gral. Morales Bermúdez, Perú entra en un periodo de preparación para regresar a la democracia con la asamblea constituyente de 1979. En efecto, esta redactó la nueva constitución que entraría en vigor en 1980 junto a la vuelta al gobierno por elecciones generales del arquitecto Belaúnde. Este gobierno no fue particularmente audaz en generar nuevas políticas urbanas para el desborde popular que venía sucediendo en esos años, tanto a nivel urbano, como a nivel político y social administrativo. Asimismo, los niveles de informalidad en lo relativo a la creación de trabajo, el comercio y la vivienda se consolidaron fuera del marco legal del Estado (Matos Mar, 1984)13.

En la segunda mitad de los años 1980, durante el gobierno de Alan García (1985-90) el país pasó por el peor momento de su historia republicana. El mal manejo y sus políticas económicas nacionales e internacionales llevaron al país a la bancarrota. La hiperinflación, la fragmentación y violencia social, el terrorismo y la informalidad en todos los ámbitos de la vida social del país destruyeron todas las estructuras del Estado, acabando con la clase media del país, y sumergiendo a la gran mayoría en la pobreza y la miseria. Entre las políticas económicas que más críticas recibió de parte del sector privado estuvo el intento de estatización del sistema bancario nacional que despertó un activismo social de derechas, el Movimiento Libertad liderado por el escritor Mario Vargas Llosa, y apoyado por Luis Miró Quesada y Fernando de Szyszlo, entre otros intelectuales de país (Gonzales y Samamé, 1991, p. 34)14. Esta última aventura de los integrantes de Espacio, que de manera pendular habían recurrido a la política como herramienta, debe ser comprendida como último intento de cambiar las condiciones aun paupérrimas de vida de muchos peruanos.

La campaña fue dura y crispada, dejando a Vargas Llosa fuera en segunda vuelta a manos de un desconocido, el ingeniero Alberto Fujimori (Vargas Llosa, 1993/2018, pp. 605-675). Con esta derrota en la que habían participado distintos arquitectos, intelectuales liberales, independientes y de derecha cercanos a los miembros de Espacio, se cerraba medio siglo de iniciativas de cambio social a través de sus distintas actividades culturales, políticas y de activismo ciudadano, siempre unidas por el hilo del proyecto de modernización del Estado, que implícitamente estaba enunciado en el manifiesto de 1947 y que —conscientemente o no— tuvieron la posibilidad de desarrollar como vanguardistas, profesionales y expertos durante las siguientes décadas.

La Agrupación Espacio: de vanguardistas a expertos

La aparición de la Agrupación Espacio en la vida cultural primero, y en la vida política después dentro de distintas agrupaciones, pasando por varios aspectos de la vida profesional y ciudadana, se ha destacado en la historia reciente. Pasaron de ser un grupo vanguardista comprometido con la transformación social, a una agrupación de profesionales reconocidos y, finalmente, a ser considerados como expertos nacionales tanto por su dedicación, interés y capacidad, como por sus conocimientos y experiencia en diversos temas urbanos, artísticos y sociales. Tal fue el caso de los intelectuales Fernando de Szyszlo y Sebastián Salazar Bondy, y de los arquitectos Adolfo Córdova, Luis Miró Quesada, Santiago Agurto, entre otros.

Este trabajo reconoce y contextualiza las primeras actividades artísticas y culturales como el germen de un proyecto que los llevó a realizar acciones de transformación social en variados campos, al igual que visibiliza y conecta los impulsos del activismo político y profesional que se dieron luego de su disolución como agrupación. Más que tensión, a través de este grupo, vemos cómo los distintos roles —vanguardista, profesional, experto— pueden ser ocupados en distintos modos y escenarios. En este caso, los miembros de Espacio actuaron tanto en la academia, la prensa, las oficinas del Estado como desde oficinas privadas. Más que sobre objetivos, las discusiones internas tuvieron que ver con las estrategias adecuadas, las cuales fueron variando con el contexto político y también con su grado de reconocimiento por el medio para poder alcanzar sus objetivos.

De allí que los trabajos realizados (de forma individual o grupal), desde proyectos de agrupaciones de vivienda a planes de infraestructura, se pueden entender como parte de un gran proyecto de construcción de país. Producto de una sociedad en crecimiento, sentaron las bases para el desarrollo urbano y la consolidación de distintos campos profesionales. Los miembros de Espacio fueron principalmente arquitectos polifacéticos —aunque también participaron otras profesiones como artistas, periodistas, ingenieros, sociólogos, humanistas—, y se unieron para poder desarrollar sus ideales más allá de las competencias disciplinares. Unidos o dispersos, incidieron en variados campos culturales en búsqueda de la modernidad como condición nacional a lo largo de la segunda mitad del siglo XX •

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Cómo citar: Kahatt Navarrete, S. S. (2019). El Perú como proyecto. A&P Continuidad, 6(11), 122-133. https://doi.org/10.35305/23626097v6i11.238

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Notas
Notas
1- Entrevista personal con Adolfo Córdova, Lima, junio 2006.
2- La invasión llamada Ciudad de Dios se realizó la noche del 24 de diciembre de 1954 en las tierras eriazas de la Hacienda San Juan de Surco, al sur de Lima. Esta invasión, se proyectó para ser movida al proyecto de lotes-y-servicios realizado por la CNV llamado también Ciudad de Dios y que luego de varias ampliaciones de urbanización dio origen al distrito de San Juan de Miraflores.
3- La idea de proveer lotes-y-servicios mínimos tiene su origen en el trabajo de las oficinas instaladas por el gobierno norteamericano en Puerto Rico para promover el desarrollo en la cual participaron varios arquitectos y urbanistas. Entre ellos, Jacob Crane, quien definió el término de aided self-help o autoayuda asistida (Bromley, 2003, p. 273).
4- “Se entiende por vivienda elemental a la construcción hecha como primera etapa de un plano susceptible de desarrollo por etapas, hasta convertirse en una vivienda normal, proporcionada a las necesidades de la familia. Dicha vivienda elemental debe ser construida con materiales técnicamente aceptables, servicios sanitarios y estar ubicada dentro de un vecindario saludable” (CRAV, 1958, p. 66).
5- El mismo autor refiere que en 1970 había 83 barriadas, con 761.755 habitantes en barrios marginales, esto es, el 25% de la población en Lima; en 1976 existían 82 barriadas con 1.113.000 habitantes de barrios marginales, es decir el 27% de la población capitalina.
6- En la década de 1970 entró en un lapso de silencio. A mediados de la década 1990 se reactivó y en el 2013 se inauguró como el Museo de Arte Contemporáneo de Lima, MAC, como se le conoce hoy en día.
7- El analista político Fernando Tuesta (1998) ha escrito que el MSP era un movimiento crítico de izquierda, “de fértil producción ideológica, pero sin capacidad para organizar a las masas urbanas y campesinas”.
8- Adolfo Córdova fue el coordinador de vivienda y planes reguladores para las ciudades de Barranca, Casma, Pativilca, Recuay, Carhuaz, Caraz, Huarmey, Yungay y Huaraz.
9- Mientras el concurso internacional de vivienda PREVI Lima (PP1) se encontraba en pleno desarrollo, Peter Land y su equipo de la oficina PREVI se dirigieron al departamento de Ancash, particularmente a las ciudades de Casma (en la costa) y Catac (en la sierra) para plantear proyectos como respuesta, que han sido publicados en PREVI-PP4.
10- El congreso fue organizado en Lima por los arquitectos Fernando Belaúnde, Luis Miró Quesada, Santiago Agurto, Héctor Velarde, Carlos Morales Machiavello, Guillermo Payet, y contó con el apoyo de la Universidad Federico Villarreal.
11- Ciudad y Región; El crecimiento urbano; Concepto de Sector, Vivienda; Transporte en las ciudades; Disponibilidad del Suelo Urbano; Recursos Naturales y Ornamentación Ambiental; Preservación y Defensa de los Valores Culturales y Patrimonio Histórico-Monumental; Tecnología; Implementación; Diseño Urbano y Arquitectónico.
12- En el archivo Machu Picchu Charter Collection, del Special Collections Department del Harvard Graduate School of Design se encuentra abundante material sobre la preparación y celebración del congreso. Ver MPC SC, Box 1.
13- Cabe destacar que José Matos Mar escribe precisamente el libro sobre desborde popular en esos años durante el gobierno de Belaúnde, publicándose por el Instituto de Estudios Peruanos en 1984 durante su último año de gobierno.
14- De acuerdo con Gonzáles de Olarte y Samamé (1991), el intento de estatización, “trajo por los suelos los intentos de concertación con el sector empresarial y resucitó a la alicaída derecha, que impulsó la creación del Movimiento Libertad”. La estatización no llegó a ser efectiva, aunque marcó un antes y un después en el gobierno de García.
Notas de autor
(*) Sharif Samir Kahatt Navarrete. Arquitecto urbanista. Profesor Principal de la Pontificia Universidad Católica del Perú y socio de K+M Arquitectura y Urbanismo. Es magíster en Diseño Urbano por la Universidad de Harvard y Doctor en Arquitectura por la Universidad Politécnica de Cataluña. Ha dado clases, conferencias y ha publicados artículos en distintos países. Desarrolla proyectos urbanos y de arquitectura en distintas ciudades del Perú.

skahatt@pucp.edu.pe


Figura 1.
Portada interior del libro de Luis Miró Quesada, Espacio en el tiempo. La arquitectura como fenómeno cultural
Compañía de Impresiones y Publicidad, Lima, 1945.

Figura 2.
“Expresión de principios de la Agrupación Espacio”
Edición de junio de El Arquitecto Peruano, 1947. Originalmente publicado en el diario El Comercio, el 15 de mayo de 1947.

Figura 3.
Carta de la Agrupación Espacio a Le Corbusier. 3 de julio de 1947, dirigida a la Embajada Francesa en Colombia y firmada por Córdova, Williams y Pérez-Barreto.
Archivo de la Fundación Le Corbusier.

Figura 4.
Portadas de las revistas Espacio números 1, 6, 7, 9-10, 1949-51.
Archivo Museo de Arte de Lima (MALI).

Figura 5.
“Dinámica propuesta”, Plan Piloto de Lima (1947-1949)
Luis Dorich (Director). Oficina Nacional de Planeamiento Urbano (ONPU). Plan Piloto de Lima, Empresa Gráfica T. Scheuch, 1949, p. 30.

Figura 6.
Santiago Agurto, arquitecto (Corporación Nacional de la Vivienda). Detalle de cluster de la Unidad Vecinal de Matute, Lima, 1950-1953.
Fotografía de 1955. Archivo del Servicio Aerofotográfico Nacional.

Figura 7.
Ciudad de Dios, 1954-1958 en obra con la invasión del mismo nombre al fondo, en Surco, Lima. Santiago Agurto y Manuel Valega arquitectos (Corporación Nacional de la Vivienda).
Fotografía de 1957. Archivo del Servicio Aerofotográfico Nacional.

Figura 8.
Perspectiva del Centro Cívico de Lima, 1966. Adolfo Córdova, Carlos Williams, Jacques Crousse, José García Bryce, Miguel Ángel Llona, Guillermo Málaga, Oswaldo Núñez, Simón Ortiz, Jorge Páez, Ricardo Pérez León.
Archivo de Arquitectura PUCP.

Figura 9.
Lectura de la Carta de Machu Picchu, 12 de diciembre de 1977. Santiago Agurto y Luis Miró Quesada en primera fila escuchan atentos.
Archivo Machu Picchu Charter Special Collection, Graduate School of Design, Universidad de Harvard.
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